Cervatillo
Hay veces
en que el mejor juez
es la inocencia de un niño
Capítulo XI
James
Severus Snape estaba sentado en el sillón de la sala del departamento de Sirius. Harry estaba sentado sobre un colorido tapete, jugando con un par de peluches que Sirius le obsequió, ajeno al mundo. Yo estaba sentado en el sillón de enfrente. El silencio en la sala era sumamente incómodo, ninguno de los dos sabía cómo comenzar.
—Potter…
—Snape…—dijimos al mismo tiempo, sólo para volver a quedarnos en silencio.
Tomé aire profundamente antes de empezar a decir lo que rondaba en mi mente desde hace unos meses.
—Nunca debí interponerme entre ustedes.—dije finalmente, mirando mis manos fijamente—
—¿Qué?—Snape sonaba sorprendido—
—Lily y tú. —Levanté la mirada al decirlo. —Estaba celoso, ¿de acuerdo?—La mirada de latente ira hizo que me apresurara con mi disculpa— Quería la atención de Lily sólo para mí, y en función de eso, cometí errores, muchos, uno tras otro. Abrí los ojos esa noche de luna llena en sexto año…
Severus
Las palabras de Potter me cayeron como un balde de agua helada. ¿Celoso? ¿De mí? ¿Él? ¿En serio? Sentía la ira aumentar con lo que decía.
—…y me di cuenta que habíamos- había llegado demasiado lejos.
—¿No me digas?—espeté, a dos segundos de hechizarlo—
Chasqueó la lengua antes de contestar —No te quería muerto, ¿vale? Ni a ti ni a Remus…—su tono de voz bajó, al igual que su mirada. ¿Qué está viendo para poner esa expresión en su rostro?
Seguí su mirada y vi al niño Potter de pie, halando la pernera de mi pantalón y mirándome con ojos abiertos y expresivos, y su otro puñito metido firmemente un su boca brillante de baba.
El niño extendió sus manitas hacia mí tan pronto que notó que lo miraba. Busqué con la mirada a Potter padre, sin saber qué hacer ahora.
—Adelante, Snape. Parece que quiere que lo cargues. —dijo mirándome fijamente, como si me desafiara negarle algo a su hijo.
Resignado, tomé al niño en brazos, entonces sucedió algo que no esperaba: Potter hijo puso su mano llena de baba sobre mi nariz y reía alegremente, seguido pronto por Potter padre.
—¿Qué es tan gracioso? Agarra a tu engendro.—Intenté darle el niño, pero este se aferró a mí y sus risas dieron paso al llanto.—¿Y ahora qué? —Me desesperé, a lo que Potter padre sólo atinó a reírse más.
—Lo siento, Snape, me parece que Harry acaba de “adoptarte” cómo su adulto favorito. Lo hizo con todos, primero con Lily, luego conmigo, Remus y Sirius también se vieron envueltos en eso; todos pasaron por el mismo proceso.—dijo con una sonrisa apenada tan pronto como dejó de reír—
—¿Ah sí? ¿Acaso a ti también te llenaron la nariz de baba?—Ante su asentimiento, me sorprendí.
—Y no querrá soltarte por los próximos días. —añadio—
Fin del capítulo
¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas!
Regalo de Año Nuevo, mis remolachas.
¡Travesura realizada! ¡Ave semidioses!
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