Gracias, mi bruja.
Lo recuerdo...como si fuera ayer.
¡De hoy no pasa! ¡Le diré a Nami lo que siento por ella! Nada ni nadie lo va a impedir. Pero, ¿por qué estoy sudando tanto? No es para tanto. Solo es una maldita confesión.
La cocina, donde solo encontré al ero-cook, el baño, donde Brook me lanzó un cubo de agua a la cabeza, no me pregunten el por qué...nada. No la encuentro por ningún sitio. ¿Dónde estará esa dichosa mujer?
-Espadachín-san, si busca a navegante-san está donde los mandarinos.
-Gracias Robin.-¿cómo sabe que la estoy buscando?
Es igual. Vamos a lo que importa. Subí las escaleras que conectaban el comedor con los mandarinos y ahí estaba. Recogiendo las mandarinas. Cortó otra y la dejó en el cesto que era sujetado por...por mi capitán.
Hablaban animadamente y reían. Luffy dejó la cesta en el suelo, se acercó a Nami, dejó su sombrero sobre la cabeza de Nami y besó su frente.
Llegué tarde. Ella quiere a Luffy. Por mucho que me duela debo respetarlo. Es mi capitán. No debo dejar que unos simples sentimientos me dominen y conspiren contra él.
Salí de ahí. Ni hacía falta que se diesen cuenta de que yo había ido ahí. No ahora. No era el momento. Deshice el camino y volví a toparme con Robin.
-¿Cómo fue?
-Me perdí y llegué tarde, para no variar.-fue lo que le contesté.
Que bien se estaba sin sentimientos, sin enamorarse de nadie. ¿Por qué me desviaría de mi meta? Ahora solo he de pensar en vencer a Mihawk. Nada de distracciones. Entrenar y entrenar. Eso he de hacer. Todavía me queda un largo camino por recorrer.
Tonto, grandisimo tonto. El amor no sirve para nada. Solo para abrir una herida que nunca se cerrará.
Nami solo es noches de pasión, ni amor ni nada.
Como veníamos haciendo desde hace meses, Nami venía a mi camarote después de que todo el mundo se acostase y al que le tocase guardia estuviese ya en el nido del cuervo.
-Hoy estabas distraído. ¿Te pasa algo?
-No es nada mujer.-le doy la espalda.
-¿Qué me querías decir en la tarde?
-Nada mujer. Vamos a dormir.
-De eso nada. Explícate.
-¿Por qué sigues con esta extraña relación que tenemos si a tí te gusta otro? ¿Si a tí te gusta Luffy?
-¿Luffy? No me gusta Luffy. Para mí es como mi hermano mayor.
-¿Hermano mayor?
-Sí, hermano mayor. Estás raro Zo...-sonríe.-¿Estás celoso?
-¿Yo? ¿Celoso? N-no.-miro para otro lado.
-Sí lo estás. ¿Por qué? Yo pensaba que no me querías.-se abraza a mi espalda.
Me giré y la encaré. Ahora o nunca. Sino se lo digo ya no tendré oportunidad. Respiré hondo y la miré a los ojos.
-Creo que hace dos años dejé bastante claros mis sentimientos hacia tí, pero en ese entonces no sabía con certeza lo que sentía por tí. Ahora lo sé.-me mira con más interés.-No te quiero, y tampoco te amo.-antes de que ella pudiese decir y/o hacer algo, la agarré de la cintura y puse un dedo encima de su boca para que guardase silencio.-No siento hacia tí nada de eso porque no existe palabra capaz de expresar lo que siento por tí.
Los ojos de Nami se iluminaron. Aunque no la viese bien podía oír que sollozaba. Mierda, la he cagado.
-O-Oye. ¿He hecho algo mal?-me besa.-No te entiendo.
-Luffy no es la persona a la que quiero. Eres tú.
-Pensaba que no me querías ver desde lo que pasó antes de separarnos.
-Durante estos dos años intenté olvidarte, pero cuanto más pensaba en tí más quería volver a verte. Al final me centré más en tí que en el entrenamiento.
-Nami, ¿quieres ser mi mujer?
-Sí quiero Roronoa Zoro.
-¿En qué piensas?
-¿Ya te despertaste?
Sonrío mirando por la ventana. Ya han pasado años, tres en concreto, desde aquella noche, pero jamás la olvidaré. Serví dos copas de vino y me acerqué a la cama donde Nami descansaba. Le tendí una copa que ella aceptó gustosamente. Brindamos y reímos.
Ya hace tiempo que nos mudamos a vivir aquí, en Cocoyashi. Nami dejó las copas vacías en la mesita de noche. Me abrazó, acto que le correspondí. Vaya, el primer gesto amable que me ofrece en horas. ¿Ya se le ha pasado el mal genio?
Bueno, no se lo echo en cara. La noche y la tarde anterior las pasó en vela por los fuertes dolores que sentía. Alrededor de las 3:00 a.m pudo descansar por fin de su ardua tarea mientras yo me quedaba fascinado del increíble...no. De los increíbles regalos que me había dado mi mujer.
Nami cayó dormida a los pocos minutos de que le confirmase de que todo estaba bien, que no tenía de que preocuparse. Yo, mientras, aprovechaba y les daba las buenas noticias a mis antiguos compañeros del Sunny go, empezando por mi exasperante capitán.
-Lo siento.-susurra somnolienta.
-No fue culpa tuya.-beso su cabeza.-Nunca podré terminar de darte las gracias.
-¿Quieres dejarlo ya?-levanta la cabeza para mirarme.-Con ésta llevas ya cinco veces en el día.
-¿Te molesta?-la acerco más a mí.
Unos agudos llantos nos alertaron y nos hicieron ver que no estábamos solos. Nami río mientras yo bufaba. Sacó el genio de su madre. En cualquier caso, será mejor dormirla a no ser que despierte a alguien más. Me levanté y me dirigí a la cuna.
-No soy la única que odia eso de tí.
-Ja ja, muy graciosa.
Me asomé a la cuna dónde dos pequeños bebés estaban acostados. Una peliverde y una pelirroja. Mis dos hijas de apenas cuatro horas de nacidas. Mika lloraba con todas sus fuerzas, a diferencia de Midori. Y yo que pensaba que hoy sería un día tranquilo.
-Ya Mika.-la alzo con cuidado de no hacerle daño.
Cogí una de las dos mantas que había en la cuna y dejé a mi pequeña pelirroja tumbada sobre mi brazo izquierdo.
Su cuerpo es tan pequeño y frágil. Su mano, que agarraba mi camisa, era diminuta. Apoyé su brazo en mi mano. Más pequeño que mi mano. ¿Cómo se les puede querer tanto a personas a las que hasta hace unas horas no conocías?
Juro que casi rompo a llorar al ver como el médico se las entregaba a Nami. Primero a mi pequeña pelirroja, Mika, y luego a mi pequeña peliverde, Midori.
-Felicidades señora Roronoa. Es una niña.-oigo al entrar a la habitación.
A paso lento, pero firme, me acerco a la cama donde mi mujer estaba tumbada llevando a cabo su último esfuerzo. Otro llanto llenó la habitación sumándose al primero. ¿D-Dos?
-Y aquí está la otra pequeña.
Ahora sí que había llegado junto con Nami, toda sudada por el esfuerzo, pero en su cara se podía reflejar una expresión de orgullo. Orgullo de haber podido aguantar y de ver a las pequeñas criaturas que habían estado habitando en su interior por casi nueve meses.
-Mika, Midori.-me arrodillo en el suelo para contemplarlas de una manera más cómoda.
-Mis niñas, bienvenidas.-dice Nami llorando de alegría.
Ahora me percato de que Nami está exhausta por el esfuerzo. Nami me miró y me dedicó una gran sonrisa. Sonreí nervioso. A diferencia de Nami, yo nunca tuve una familia que me quisiese. Yo estaba solo.
Localicé la cuna con las mantas dentro suyo. Las cogí y las llevé con Nami. Primero elevé a Midori. La envolví en la manta y la acosté en la cuna. Después alcé a Mika, quién lloraba sin motivo alguno. Pero nada más dejarla junto con su hermana se quedó tranquila y cayó dormida al igual que ella.
-Gracias Nami. Muchas gracias.-la abrazo.
-Estoy bien Zoro, y ellas también. Eso es lo que importa.-me seca una lágrima que inconscientemente resbalaba por mi mejilla.-Ahora estamos con ellas, con nuestras pequeñas.
Tapé a Mika con la manta y la acuné. No sirvió de nada, solo para que llorase todavía más fuerte haciéndome dudar de si le hacía daño o no.
Nami reía y reía sin parar. Si es tan fácil que lo haga ella. Yo siempre he sido un patán para estas cosas. A los llantos de Mika se le sumaron los de Midori. No sé si reír o llorar.
-Vale, vale. Dame a Mika y a Midori.-se rinde Nami al ver que no era capaz de dormirlas.
Dejé a Mika en los brazos de Nami para después ir a por Midori y repetir el mismo proceso que había hecho antes con su hermana. Nami apenas tardó un minuto en conseguir que no llorasen. Suspiré resignado. Me rindo.
Me tiré en la cama y me acosté al lado de Nami. Solo ella sabe cómo las ha conseguido dormir y, a decir verdad, lo envidio. Ella tiene una conexión especial con ellas. Según nos había explicado Chopper meses atrás los latidos de la madre tranquilizan al bebé.
-No he hecho nada del otro mundo. ¿No te has dado cuenta de que no son capaces de dormir sin la otra?-me pregunta tendiéndolas en la cama y tapándolas con la fina sábana de color crema.
Era verdad. Mika fue la primera en nacer y hasta que no estuvo junto con Midori no se durmió por completo. Pasar tantos meses juntas las ha hecho inseparables. Midori se acomodaba al lado de Mika y pronto se durmieron de nuevo. Ya veremos cuanto nos dura la tranquilidad.
-Son preciosas.
-Al igual que su madre.
-¡Zooorooo! ¡Naaamiii!-entra nuestro ruidoso capitán seguido de toda la tripulación, como no, despertando a mis hijas.
-Cierra ese agujero que tienes por boca.-lo golpeo hasta hartarme.
Nami acomodó las almohadas que tenía en su espalda para poder quedarse más o menos sentada en la cama. Cargó a Midori, cargó a Mika, y las durmió. Todos se quedaron estufactos al ver como Nami llevaba dos pequeños bebés en brazos.
No me extraña, ellos se esperaban, al igual que Nami y yo, que solo venía uno, no dos.
Miraron a Chopper quien solo mostraba una sonrisa nerviosa al saber en qué estaban pensando.
Robin y Franky me felicitaron. Dos niñatas de papá en un día. ¿Quién lo iba a decir?
-Felicidades por las gemelas.-dice Brook.
-En realidad son mellizas. Las gemelas son idénticas.-explica Chopper.
-¡¿Dos?!-exclama Luffy recuperado de la paliza suplicando a Nami para cargar a una de las dos.
Nami le extendió a Mika y Luffy sujetó su diminuto cuerpo con su mano derecha mientras que sujetaba su cabeza con su mano izquierda.
-Shishishi, es Nami en versión bebé. ¿Podré jugar con ellas?
-Por encima de mi cadáver.-respondemos Nami y yo a la vez.
-Mooo. No es justo.
-¡Nami-swaaan! ¡Te he preparado unos pinchos de frutas recubiertas de chocolate para que te recuperes y puedas alimentar a estas dos pequeñas Nami-swan!
-Arigato Sanji-kun.-responde nerviosa ante los alagos del ero-cook.
Alcé a mis dos hijas y las acosté en la cuna para que las pudiesen ver mejor y no atosigasen tanto a Nami para ver a las pequeñas. Las acosté de una en una y ellas se aproximaron la una a la otra. Mika se estiró y acabó agarrando la mano de Midori.
-Mis dos chiquitinas se dan la mano.-dice Nami enternecida.
-A dormir Mika.-le digo a mi pequeña dándole el chupete.
-Midori es la mayor.-afirma Usopp convencido.
Nami negó con la cabeza riendo. Se sentó en la cama y miró a nuestras niñas dormir. Río para si.
-Mika, nuestra pequeña gruñona, es la mayor.
Entre risas, llantos y alguna que otra escena, que será mejor no contar, pasamos la tarde con nuestros antiguos nakama hasta las tantas de la noche. Echo en falta mis días como pirata, luchando y navegando por el mar a bordo del Sunny go.
Pero la piratería ya no es para nosotros. Ya cumplimos nuestros sueños, nada nos impide tener una vida "normal" en tierra firme. Cada uno vivimos en nuestros pueblos natales, pero seguimos en contacto, seguimos viéndonos.
Nada me ataba a mi isla, así que le concedí el capricho a mi mujer de venir a vivir aquí, a Cocoyashi. Y aquí estamos tres años después. Viviendo juntos en nuestra casa con nuestras dos hijas recién nacidas.
Mientras ne acostaba en la cama, miraba a Nami quien tarareaba una canción de cuna para dormir a Mika y a Midori después de haberles dado de comer. Otra bella imagen que guardaré por siempre en un pequeño rincón de mi memoria.
-Midori es tú, pero en chica.-me dice Nami tendiendo a las bebés en la cama.-Es tan dormilona, tan...tú.
-Sí. No hay duda de quién ha salido a quién.
Midori se despertaba poco a poco. No me extraña. Con este calor debe de ser difícil dormir. Los oscuros ojos de Midori se clavaron en los míos hipnotizándome. Es yo, pero en niña.
-Hola mi pequeña.-beso su manita.-Mal momento para despertarte.-le doy el chupete y la arropo.
Nami miraba la escena sonriente. Mika agarró el dedo de su madre. Quiere mimos antes de dormir. Mimos que Nami le concedió.
Acostado en la cama junto con mi mujer y mis hijas. Una bella escena, sin lugar a dudas. Besé la frente de mis hijas dándoles las buenas noches y Nami repitió el mismo proceso pero con el beso en la mejilla.
Nos miramos y nos dimos las buenas noches a la vez seguido de un corto beso.
De nuevo, gracias, mi bruja.
Ya veis. Aquí un pequeño one-shot de ZoroxNami. Este era un proyecto que al principio había pensado desarrollar como fanfic normal, pero creo que queda bien así en plan one-shot.
He estado un poco desaparecida esta semana. He estado mala y sin ganas de escribir, pero ya he vuelto y os traigo este mini proyecto de ZoNa.
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