CAPÍTULO 64

RONALD

Estar encerrado en este cuarto me está volviendo loco. Llevo ocho días sin poder salir y peor aún, sin poder caminar normal.

Debo casi arrastrarme con un bastón que me ofrecieron porque me negué a usar una silla de ruedas —no estoy inválido para usar esas cosas—, cada que trato de apoyar el pie, el dolor es casi que agonizante, pero puedo resistir. He resistido a peores cosas y aquí sigo.

Quiero que me den salida y estoy dispuesto a firmar mi salida por voluntad propia, pero conociendo a mi mujer, se negara a que lo haga y me retendrá aquí todo el tiempo que sea posible.

—¿Lo encontraste? —hablo con Evans en cuanto ingresa a la habitación.

—Está siendo casi imposible, el hombre se escondió muy bien.

Debo encontrar a André antes de que pueda salir del país y regresar a su ratonera —aunque no creo que sobreviva en cuanto llegue a Inglaterra— debo ser yo quien acabe con él y así liberar esta pesadez de mi pecho.

No estaré tranquilo hasta verlo muerto.

—Alguno de los hombres que estaban trabajando con Charlas debe saber su paradero —es casi lógico, ya que Charles siempre recalcó que le entregaría mi mujer a André.

—Estamos interrogando a algunos, pero está siendo difícil —confiesa —y tu mujer quiere saber todo.

No puedo evitar sonreír. Es demasiado terca, pero no quiero que se involucre en esto.

—¿Qué ha preguntado?

—Dirás que no ha preguntado — pone los ojos en blanco mientras se come una de las manzanas que trajo mi madre —no lo tomes a mal, me gusta trabajar con ella, tiene una mente brillante, pero hace demasiadas preguntas.

—Responde a todas, no le ocultes nada excepto la búsqueda de André, no quiero que se dé cuenta de que este también estuvo involucrado en mi secuestro y menos las cosas que le iban a hacer si la llegaban a encontrar.

—Eso hago, desvió las preguntas sobre los dos hombres que tenemos en la bodega, le he dicho que son ladrones.

—Dudo que se crea algo como eso, pero sigue así y dame toda la información que consigas, quiero acabar con él antes de que inicie el nuevo año.

—Solo tienes dos días para eso, no creo que lo encontremos, pero haré lo posible e imposible.

Dicho esto, abandona la habitación y yo me dispongo a hacer una llamada. Ahora que estoy relativamente mejor, quiero darle las gracias al ruso y encargar un regalo para mi mujer, ya que en navidad no le pude dar nada, aunque ella me dio una mamada gloriosa.

—No creí que en el infierno tuvieran teléfonos —escucho la voz del ruso junto a una estruendosa risa de niño.

—Tengo prioridades, soy el diablo en mi propio infierno —no sé si logré escucharme, parece estar concentrado con su hijo.

—Bueno, es una ventaja por crear nuestro propio infierno. ¿A qué se debe la llamada de un muerto? —sus palabras carecen de humor.

—Siempre hay que ser agradecidos, no se sabe en qué momento vuelva a necesitar otro favor.

—Mis favores son caros y no los doy solo por un agradecimiento —remarca lo que tengo claro, pues yo tampoco doy favores tan fácilmente y esto lo aprendí en este mundo en el que nací y me forme.

—Pero no está de más reservar uno y más si es del hombre más temido en los últimos tiempos.

—Fue un placer contribuir en tu rescate y aunque tu mujer haya utilizado el favor que le prometí, estás en deuda conmigo y algún día volveré a reclamar ese favor —por esto es que no debes confiar en los rusos, son unas ratas que persiguen sus intereses.

—Si ese es el caso, el favor de mi mujer debe estar intacto y yo no les deberá nada, recuerda quién les ayudó a deshacerse de los culpables de la muerte de tu familia.

—Siempre estaré agradecido con tu mujer, salvó a mi hijo y heredero de la mafia roja.

—Me encargaré de instruir a mi mujer para que cobre ese favor muy bien.

—Y yo de instruir a mi hijo para que sea un buen esposo con tu hija.

Ya ha asegurado dos veces que mis hijos tendrán algún tipo de relación con sus mocosos, pero esto jamás. Nunca. De ninguna manera sucederá.

—Sigue soñando.

—Te dejo, tu yerno necesita explicación sobre algo.

El muy idiota no me da tiempo de responder porque me cuelga. Ja. Están equivocados si piensan que Isabella o yo permitiremos algo así.

No pude llamar para el regalo de mi rubia, pero es que lo que dijo el ruso me puso de malas y eso que no tengo hijos —aún—, pero él se escucha tan convincente, no obstante, está loco si cree que mis futuros hijos llegaran a escoger a los suyos. Me niego ahora y cuando los tengan.

Ellos nunca tendrán pareja. Bueno, cuando tengan unos cincuenta años.

—Pareces inquieto —no había notado a mi mujer hasta que hablo —tengo buenas noticias para ti, bueno, para los dos.

—¿Vas a darme una mamada de fin de año? —me acerco arrastrando el bastón y a la vez mi pie vendado hacia ella. Con solo verla se me olvida toda la mierda que dijo el ruso y la preocupación de no encontrar al imbécil de André.

—Mejor aún, podré... —dirige su mirada hacia la puerta. Se asegura de que nadie pueda entrar como la vez que me hizo sentir bien como ella le dice a sus mamadas gloriosas —podemos pasar año nuevo en nuestra casa y nuestra cama.

—La mejor noticia que me han dado el día de hoy —suelto un largo suspiro antes de besarla.

Por fin saldré de este diminuto cuarto y podré regresar a mi casa junto a mi mujer. Podré dormir a su lado y despertar junto a ella y lo mejor. Puedo follarla con total tranquilidad.

—Pero la salida te la darán mañana en la mañana porque deben hacerte unos exámenes para verificar que estás bien.

—Yo estoy bien, lo único que necesito es regresar a nuestra casa.

—Solo una noche más —asegura.

—¿Te quedarás esta noche conmigo? —Lleva dos noches sin quedarse porque debe resolver algunas cosas de la empresa y asegurarse de que la mercancía que sigue llegando sea la que se ha encargado.

Intente persuadir que descansará, pero ella quiere seguir trabajando, dejando todo en orden para cuando yo retome mi puesto.

—Sí, así que debes hacer espacio en esa diminuta camilla —no es nada diminuta, pero mi cuerpo la abarca casi toda —porque voy a acurrucarme contigo toda la noche.

—¿Quieres que hagamos algo más? —aunque insista mil veces más, sé cuál es su respuesta.

No puedo follarla como quiero porque tiene miedo de lastimarme. Así que solo me hace sentir bien con sus mamadas mágicas.

—Aparte de descansar... —la comisura de sus labios se eleva en una media sonrisa antes de que pueda continuar —no, solo quiero descansar al lado de mi esposo.

☙❧

El regreso a la mansión es sin duda de lo mejor que me ha pasado estos últimos días. Dormí más de lo normal y todo fue gracias a la comodidad de mi cama y al calor de mi mujer.

Para hoy tenemos la cena de fin de año y antes de que esto suceda quiero recibir los avances que tiene Evans sobre el paradero de André y odio que no tengan buenas noticias o su paradero exacto porque eso significa que tendré que comunicarme con su padre y ofrecerle algo para que me ayude a dar con su paradero.

—Voy a encontrarme con Marga durante el tiempo que estés con Evans —la rubia aún no se ha dado cuenta de que estoy en la cacería de André y quiero que siga siendo así.

—Liam te acompañará —digo antes de apoderarme de sus labios en un tierno beso —no te separes de él.

—Ya el peligro pasó —me sonríe antes de alejarse —pero seré una buena mujer y haré todo lo que me pidas.

—Ya lo eres. Eres la mejor mujer que alguien pueda tener y por eso siempre creeré que soy un jodido con suerte.

—¡Ayyy! —retrocede los pasos que dio y me besa antes de volver a hablar —mi osito es tan tierno.

—Escríbeme cuando te encuentres con tu amiga —Le doy un último beso antes de verla salir de mi oficina.

Es tan hermosa y estoy tan jodidamente enamorado de ella.

Ahora mismo se ve más radiante y sonriente. Las ojeras en su rostro han desaparecido y sus ojos ya no tiene aquella tristeza que reflejaban cuando la sorprendí en el hospital.

—Tu mujer da miedo y nunca me cansaré de decirlo —Evans toma asiento en cuanto ingresa a la oficina —¿crees que me amenazó?

—No da miedo —bueno, cuando se enoja realmente asusta.

—Me dijo, si lo haces esforzarse demasiado té lo haré pagar —imita la voz de mi mujer y oculta la risa que esto me produce —te haré matar gente de manera sangrienta y he descubierto que odias eso.

—Solo descubrió tu debilidad y la está usando en tu contra —aseguro, Evans nunca ha torturado y cuando me ve haciéndolo su cuerpo se torna pálido y siempre corre a vomitar con una verdadera nena —aún no entiendo como obtuviste esa debilidad.

—No es debilidad, ustedes son unos putos sangrientos y mira que tu mujer está por superarte.

—Quiero verla en acción —ignoro su insulto y, por el contrario, imagino a mi mujer practicando las mejores torturas.

—Hay fotos de lo que le hizo a Antón y Charles.

—Y apenas me lo dices.

—Estabas en el hospital y ella no quería preocuparte —menciona —los hombres tuvieron una muerte rápida, pero dolorosa de eso estoy seguro.

—Muéstrame las fotos —exijo.

Sin objetar saca un sobre gris y de él salen varias fotos, las cuales se esparcen por toda la mesita que está en nuestro centro.

Analizo una por una y me estremezco cada vez que agarro una diferente. Mi mujer cobró mi venganza y me siento tan feliz de como lo hizo. Los hijos de puta sufrieron y las imágenes que veo me aseguran que fue algo doloroso.

Sus cuerpos están desnudos, cubiertos de sangre y llenos de heridas.

—¿Ella tuvo miedo? —es lo primero que sale de mí cuando dejo las fotos en la mesa.

—No dudo, bueno, solo un instante, pero no duró. Fue fuerte e hizo todo como lo hubieras hecho tú.

—Estoy tan orgulloso de ella, no hay palabras para describirlo.

—Se nota.

Después de un rato cambiamos el tema de conversación por lo que realmente vino a verme y es sobre el paradero de André. Ese que aún desconocemos.

—Creo que es mejor contactarnos con el señor Harry —propone Evans.

—Quería evitar esa gente a toda costa, no quiero relacionarme con ellos, pero al ver que está siendo difícil encontrar a la maldita rata de André, es lo mejor que puedo hacer.

—Hay algo que encontré, creo que puede ayudarnos —le hago una señal para que continua —André parece ser hijo ilegítimo, por esa razón no es el heredero de Harry, entonces imagino que el motivo que lo hizo unirse a Charles fue que este le ayudaría a acabar con su padre y hermano.

—Hay que ser muy estúpido o estar muy desesperado para hacer lo que hizo André, cuestiono, yo no haría tanto por nada. Ahora sabe que va a morir y no hay quien lo salve.

—Entonces me pondré en contacto con Harry —Evans se pone de pie al decir aquellas palabras.

—No, yo lo haré —lo detengo —terminaré este año junto a mi familia y luego me pondré en contacto con Harry.

—Mucho mejor, no creo que ese viejo bastardo quiera hablar con un simple soldado —remarca estas últimas palabras.

—No eres un simple soldado y lo sabes —quiero disculparme con él por toda la mierda que lo he hecho pasar, pero soy un puto terco que no es capaz de hacerlo, por el contrario, digo —eres mi cuñado y eso te hace parte de la familia.

Debo aceptar que este idiota está con mi hermana por mucho que me disguste.

—Entonces, ¿hermanos?

—Vete a la mierda —espetó.

Nuestra discusión se ve interrumpida por la llegada de Arno. Terminamos algunas cosas pendientes de los negocios y me despido de ellos, ya que mi mujer regresó y debemos estar listos para recibir a mi familia para la cena de fin de año.

Al subir a la habitación debo pedirle ayuda a Isabella, por el hecho de que me es difícil bañarme teniendo uno de mis pies y mano vendada, «debo insistir en que me quiten esta mierda».

—¿Hasta que hora se quedarán mis padres? —pregunto mientras ella lava mi cabello —no quiero que estén toda la noche.

—Solo estarán durante la cena, también estará tu hermana con Evans y vendrán mis amigos —a estos últimos los menciona con preocupación.

—Pueden venir todos los que quieran —le recuerdo —todo el que te haga feliz, puede estar aquí, pero quiero que la última hora de la noche la pasemos los dos, solos.

Quiero recibir mi primer año junto a ella, sentados en alguna parte de nuestra casa que nos permita divisar el cielo.

Asiente con su cabeza y termina de lavar mi cabello para dejarme solo un momento.

☙❧

Encabezar la mesa me hace ver a cada una de las personas que nos rodean y agradezco silenciosamente a mi mujer por reunirlos a todos porque seguramente si ella no estuviera aquí, yo estaría trabajando como cualquier otro día.

—Te hemos comprado un regalo —las palabras de mi madre me sacan de mis pensamientos.

—No deben molestarse en darme cosas —menciono, pero la mirada de ella está dirigida a otra persona.

—No te compre nada a ti, ya me queda claro que no quieres nada —me dedica una fugaz mirada y luego mira nuevamente a mi mujer —le compre algo a Isabella.

—Oh. No debió molestarse, de verdad —sé lo mucho que le incomoda a Isabella recibir cosas de otras personas.

Es la típica persona que le gusta dar, pero no recibir.

—No sabes que te compre y ya dices que no debo molestarme —regaña mi madre poniendo los ojos en blanco.

—Yo en tu lugar aceptaría el regalo, mira que mi madre no suele regalar nada —asegura Anja, pero mi madre es todo lo contrario a eso.

Ignorando las palabras de Anja, mi rubia le da total atención a mi madre y espera lo que sea que ella le haya comprado.

—Bueno, en realidad no lo compré —revela mi madre —es algo que tengo hace muchos años.

Desliza una caja de terciopelo azul oscura la cual Isabella recoge al instante —nunca antes la había visto— mi mujer la abre y por un momento todos hacen silencio mientras mi madre mira expectante la reacción de mi mujer.

—No puedo aceptar esto —cierra la caja y la vuelve a deslizar para que esta llegue nuevamente a manos de mi madre.

—Claro que puedes, este es un regalo que me hizo la madre de Carl y ahora yo se lo hago a la esposa de mi hijo —dicho esto puedo imaginar que le ha dado mi madre a Isabella.

La pulsera que mi abuela le dio en su primer aniversario. Una hermosa pulsera de oro blanco cubierta por diamantes. Sé lo especial que es esta para mi madre y que ella se la esté regalando a Isabella me hace sentir satisfecho.

—Entonces la debería tener Anja, es un regalo muy valioso.

—En lo que a mí respecta, ya me dieron mi regalo y estoy maravillada con él —alega mi hermana al instante.

—Tan valioso como tú y por eso para mí es un honor que lo tengas —los ojos de Isabella se humedecen al escuchar las palabras de mi madre —la señora Richter estaría muy orgullosa de ti y de que lleves esto.

—Estoy seguro de ellos —ahora es el turno de mi padre —mi madre siempre fue muy selectiva y si te viera se alegraría de que estés con su nieto.

—Siento pena al recibirla y creo no merecerla —dice estas palabras en un susurro.

—Mereces este y más —declaro dándole ánimos para que pueda recibir la pulsera.

—Muchas gracias, señora Kristin.

Isabella se levanta y camina hacia mi madre para envolverla en un acogedor abrazo.

Terminamos nuestra cena y nos despedimos de las personas que nos acompañaron, ya que le pedí a la rubia que nadie se quedara porque quería pasar esta noche junto a ella, solos los dos.

—Por fin solos —rodeo su cintura con mis brazos.

—No tan solos, hay hombres afuera —señala la ventana donde se ve uno de los hombres que custodia los alrededores.

Ignorando lo que me dijo le pido.

—Ponte algo cómodo y abrígate porque vamos a estar en la terraza.

Tal como se lo pido a ella, yo también lo hago. Ambos nos ponemos pantalones de chándal y chaquetas que nos cubrirán del frío de la noche.

Agarro dos botellas de vino junto a dos copas y nos dirigimos a la terraza donde Blanca nos dejó algo arreglado.

—Esto es hermoso —dice al ver las luces del lugar.

—No más hermoso que tú.

Nos ponemos cómodos y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura mientras le susurro.

—Feliz primer inicio de años juntos, dulzura.

—Feliz primer inicio de año, mi amor —repite mis palabras —por muchos años más recibiendo año juntos y de esta manera.

Le doy un casto beso mientras la observo y joder, no me cansaré de decirlo.

Soy un jodido con suerte.



NOTA DEL AUTOR 

Por favor lean las notas que después se pierden de mucho, (como no saber que tenemos grupo de lectoras donde hablamos hasta por los codos). 

Algunos saben por qué no pude subir los dos capítulos hoy, pero el domingo actualizo nuevamente, así que tienen tiempo para llenar este capítulo de comentarios. 

Estamos a pocos capítulos de decirle adiós a la rubia y su osito, pero los encontraremos metidos en otros libros. 

Recuerda que con tu voto y comentario estás apoyando el libro.


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