CAPÍTULO 57

RONALD

Un dolor que nunca antes había sentido recorre todo mi cuerpo. No puedo ponerme de pie por más que lo intente, algo sostiene mis manos en el aire y no puedo abrir mis ojos.

Trato de recordar dónde estoy y que ha pasado en las últimas horas, pero la realidad me golpea el culo y me hace saber que posiblemente tenga unas horas de vida —posiblemente sean minutos o ya esté muerto— no creo que Charles sea tan idiota al dejarme vivo por más tiempo.

—Veo que estás despertando —su maldita voz se escucha lejana.

Necesito abrir los ojos. Mirar dónde estoy, quiénes me rodean y si es posible saber si es de día o de noche.

—Sobrino —hay un atisbo de alegría en su voz y ¡Dios! Cuánto desearía poder acercarme y borrar esa alegría y posible sonrisa que tenga.

Hago el mayor esfuerzo por levantarme, pero el dolor en mi pierna es insoportable y a eso le sumo el crujido que surgió de mi pie derecho. Además.

—Nos hubiéramos ahorrado tanto, pero eres el doble de terco que tu padre y muy, pero muy poco racional.

—Yo... —intento hablar, pero algo en mi boca me lo impide. ¿Agua, saliva e incluso sangre? Pero no sé qué es.

—¿Te estás ahogando? —unos pasos se acercan y hago lo posible para poder abrir mis ojos en este momento —al parecer mis chicos te hirieron un poco más de lo debido, tal vez tus costillas estén rotas y tu boca aún llena de sangre.

Mierda. La poca luz del lugar me encandila los ojos, lo cual me hace cerrar nuevamente los ojos.

—Se siente tan bien saber qué fue tan fácil llegar a ti.

—Tú... —Escupo a un lado de dónde estoy. Abro los ojos y efectivamente es sangre lo que hay en mi boca.

—Parece que mis chicos te cortaron la lengua, pero estoy seguro de que ahí la tienes, por ahora.

—No te conviene tenerme vivo —susurro, pero estoy seguro de que me ha escuchado.

—Sí que me conviene, bueno... —su sombra tapa la poca luz que me llegaba a la cara, lo cual hace que pueda abrir bien mis ojos —no estarás por mucho tiempo vivo.

Lo miro a los ojos para sonreírle, a pesar del estado en el que estoy no puedo demostrarle miedo porque eso le aumentará el orgullo.

—No te conviene, tus ratas callejeras no serán suficiente para destruirme.

—Siempre tan insolente, estás a punto de morir y no te rindes.

—¿Ante ti? —escupo sus zapatos, los cuales se manchan con la sangre que sale de mi boca —ni muerto me rendiría.

—Yo sé ante qué te rendirás —sugiere con una sonrisa en su rostro.

—Te lo dije, ante ti ni muerto.

Su zapato aterriza en el costado izquierdo de mi cuerpo, lo cual me hace gritar del dolor que se produjo y se instaló en esa parte.

—¿Sabes algo? —pregunta, pero no con intensión de escuchar mi respuesta —hay algo que el estúpido de mi hijo tiene en común contigo.

—¿Cuál de todos? —le sonrió a pesar del dolor que siento.

—El idiota que te trajo a mí, mi único bastardo como lo llamas.

—No nos parecemos en nada, de eso estoy seguro.

—Él te reveló mi ubicación por la seguridad de su familia —se inclina ante mí y sostiene mi barbilla para que nuestras miradas se conecten.

—¡Eres un hijo de puta!

—Ahí está, esa puta te cogió las pelotas y te doblegó —sin importarme que pueda pasar, escupo su rostro e intento soltarme de las cadenas que sujetan mis manos.

—Te mataré, lo juro que lo haré y vas a sufrir Charles y si no quieres que eso suceda deberías correr o matarme en este instante.

Sigo retorciendo mis manos logrando herirlas más porque soltarme de aquí será difícil, «seguramente mis hombros terminen dislocados antes de soltarme».

—No estás en posición de amenazarme, porque de nada servirá —veo cómo limpia su rostro con un pañuelo que sacó de uno de sus bolsillos —voy a dejarte un rato con mis chicos, seguramente tu orgullo e insolencia disminuyan.

Cuando Charles sale entran dos hombres que doblan mi tamaño —unos jodidos animales— nunca antes los había visto, pero seguramente ellos a mí sí.

Uno de ellos se acerca hacia una de las paredes y toca algo que hace que las cadenas dónde estoy sujetado empiecen a elevarse llevando mi cuerpo con ellas.

—Mierda —siseó cuando un nuevo crujido suena, pero este viene de uno de mis hombros.

Necesito salir de aquí a como dé lugar, no puedo morir.

No hoy.

No en manos de mi tío.

Además, tengo una hermosa mujer que me está esperando.

Soporto cada golpe que le dan a mi cuerpo y trato de resistir lo más que puedo.

—Eres muy resistente —habla uno de mis agresores.

—Golpeas como niña —miento. Estos hombres saben dónde dar para generar dolor.

—¿Debería intentar con el bate? —pregunta.

Mierda. No. Suficiente tengo con sus manos de gorila, si agregan algún material posiblemente me maten.

—Deberías soltarme, así te enseño como golpear —sugiero.

—¿Eso quieres?

Joder. Lo deseo.

Aunque, ¿Puedo pelear si me sueltan? No lo creo, mi cuerpo está demasiado débil.

—Deberían dejar de hablar con él —entra un hombre que viste completamente de negro, pero reconozco su voz.

No menciono palabra alguna cuando se acerca. Maldito perro, debí saberlo.

—Ronald —me saluda con una sonrisa —cuanto desee este momento, no sabes todo lo que he trabajado.

Analizó todos sus movimientos, su rostro y su hablar y me cuestiono cómo no supe que era él. Todo este tiempo tuve al enemigo a mi lado, poniendo la seguridad de mi mujer en sus manos.

—¿Estás sorprendido? Yo lo estoy por ti —veo cómo se acerca a una pequeña mesa.

Todo indicaba que era él, de los hombres más cercanos a mí. El que nunca estaba cuando ocurría algo o siempre se salvaba.

—Te felicito, eres un gran actor —digo.

—Realmente fue difícil —confiesa —pero logré lo que quería.

—¿Lo que querías tú o Charles? —Mi voz suena áspera, pero llena de enojo.

—Ambos, él me contó sus planes y todo se acomodaba a lo que yo quería.

—Poder.

—No, jefe. Quiero la muerte, matar y vengar la muerte de mi padre, eso es todo —explica.

—No tuve que ver con la muerte de tu padre, murió por la causa —le recuerdo.

—Murió porque tu padre lo abandonó.

—¿Qué tengo que ver yo en eso?

—Mucho, tú eres el hijo del hombre que asesinó a mi padre, tuve que trabajar para la familia que me privó a mí de tener eso, una familia.

—Entonces tú me matas y mi tío toma todo mi poder.

—Y André se queda con tu mujer —completa —fascinante.

Cada vez que mencionan a Isabella en esta mierda algo dentro de mí se revuelve y desea acabar con todos y todo lo que quiera hacerle daño, pero en esta posición no puedo hacer nada.

¿Esperar un milagro? Como si eso existiera.

—Imagínate lo que sentí cuando te encontré en el bosque, fue satisfactorio que confiaras en mí y que al final haya sido yo quien te golpeó y te trajo aquí.

Creí que le habían disparado, pero aquí está. Vivo como siempre y con una sonrisa que casi nunca lleva en su rostro.

—¿Recuerdas las fotos de tu mujer? Yo las tomé esa noche —arrastra un bate mientras se acerca a mí lentamente —quise acercarme y tocarla, disfrutar un poco de lo que te vuelve loco, pero no podía arriesgar tanto por un coño.

—Eres un hijo de puta.

Isabella estuvo en lo cierto, nunca le gustó Antón y siempre sospechaba de él.

Debí escucharla, pero el debí, no existe en este momento.

—Tal vez la tome antes que André, la puta que escogiste se ve deliciosa —el brillo que tiene sus ojos es perverso.

—Juro que, aunque esté muerto, volveré y te haré pagar si la lastimas —aseguro, no sé cómo. Pero volveré de la muerte y los haré pagar. A cada uno de ellos.

—Veamos si puedes después de esto.

Golpea varias veces el mismo costado de mi cuerpo con el bate, lo cual hace crujir ese lugar y estoy seguro de que tengo la mayoría de mis huesos rotos.

—No puedes matarlo, Charles no ha dado la orden.

Todo a mi alrededor se oscurece y pierdo el conocimiento nuevamente.

☙❧

El dolor de antes desapareció y ahora es como si todo hubiese sido un sueño, pero ese pensamiento se esfumó cuando vi a mi tío frente a mí.

—Creí que habías muerto —dice al levantarse de la silla donde estaba.

—Para que eso suceda tienes que hacer más que enviar a tus gorilas y al perro traicionero a golpearme.

—Sigues de terco.

—Y tú de imbécil, debiste matarme —agradezco en silencio que no lo haya hecho.

—Tranquilo que eso pasara después que firmes algunos papeles y me reconozcas a mí como el futuro jefe de todos los negocios de la mafia alemana.

—¡Sigue soñando, maldito perro!

—Negociemos.

—Con basura como tú no se hacen esas cosas.

Hace un movimiento con su cabeza y un hombre se acerca y retira una vía intravenosa que no sabía que tenía.

—Ahora imitas mis métodos de tortura —sonrió, que me haya medicado y curado algunas de mis heridas son una ventaja para mí.

—Te daré dos cosas si haces lo que digo.

—Para qué negociar si con mi muerte puedes obtener todo.

—Quiero hacerlo justo.

—Ufff, secuestrarme y torturarme —ironizo —demasiado justo.

—Elimino el trato con André y dejo a tu mujer fuera de esto, pero debes cederme todas las empresas legales —propone. Sabe que con mi muerte no podrá obtener esas empresas. No de una manera legal.

—¿Cuánto llevo aquí?

—Cuatro días.

Mierda. Es suficiente para que mi mujer entre en crisis y crea que algo me ha sucedido.

—Si lo rechazó, ¿qué pasa?

—Yo mismo le entrego esa puta a André y me quedo con todo.

—Sabes que no será fácil quedarse con los negocios legales, mi familia tiene el poder de ello.

—Anja es muy joven e inexperta, los accionistas votarán por alguno de mis hijos.

—Mi padre aún puede volver —manifiesto.

—No te preocupes por mi hermano, podrá perdonarme.

—Lo dudo.

—Tres horas con mis chicos y cambiarás de opinión —se aleja, pero se detiene en la puerta —o lo siguiente será un vídeo de tu mujer siendo follada por alguno de mis chicos, tal vez Antón, parece que la desea. bueno, todos aquí lo hacemos.

—Intenta tocarle un cabello a mi mujer, intenta siquiera acercarte a ella.

—Ya me acerqué a ella.

Me remuevo en la puta silla y logro reventar una de las cuerdas que tenía alrededor de mi mano, pero no sirvió de nada, ya que al ponerme de pie caí de rodillas.

—Espectacular verte de rodillas ante mí.

—No deberías sentirte victorioso hasta que yo esté bajo tierra, incluso así podría regresar por ti y duplicar lo que me estás haciendo.

—Guarda tus palabras hasta que tengas una buena respuesta para mí, de lo contrario seguiré enviando a mis chicos a divertirse contigo —gira para poder mirarme —disfrutan golpeando tu cuerpo.

Veo entrar a los hombres que me han estado golpeando junto a Antón —este último trae una gran sonrisa en su rostro— joder, debo volver a aguantar los goles de estos gorilas sumados con los de Antón.

—¿Puedes omitir mi rostro? —pregunto —no creo que le parezca muy atractivo a mi mujer si me ve así.

Ignoran mis palabras, pero no mi cuerpo. Los golpes inician y los siento más que los anteriores, «Charles no me dejó recuperar bien», bueno, yo también hubiera hecho lo mismo.

—Tu mujer ahora ve atractivo a otra persona —escupe Antón —ahora está follando con otro hombre en tu cama, es realmente fácil esa chica.

—¿Eso crees tú? —balanceo mi cabeza hacia un lado para poder mirarlo a los ojos —mi mujer conoce la lealtad, algo de lo que careces tú.

Yo sé cuál es la clase de mujer con la que me case y estoy más que seguro que Isabella no me haría algo así. Al contrario, esa mujer cavaría cada hueco para encontrarme y matarme ella misma por preocuparla.

Una sonrisa se expande en mis labios de solo imaginarla completamente enojada caminando hacia mí para asegurarse que estoy bien y luego darme una paliza. Así es mi mujer.

—Este tipo está loco —menciona uno de los gorilas al verme sonreír —¿Quién en su sano juicio ríe mientras lo muelen a golpe?

Esta vez resisto más sus golpes y no caigo en la inconsciencia —tal vez sea por la medicación que me proporcionó Chales—, sus golpes fueron igual o más fuertes que los anteriores, pero algo o, mejor dicho, alguien me mantuvo fuerte, consciente y atento.

—¿Ya recapacitaste? —entra Charles mientras que sus dos gorilas abandonan el lugar.

—Aún sigo creyendo que te mataré —ratificó —y créeme que lo disfrutaré.

—Bueno, no me dejas otra opción, tal vez mostrándote a tu mujer aceptes.

Trato de permanecer tranquilo, no le demuestro que sus palabras me carcomen, porque nada ganaré con ello.

—Tal vez unos golpes más en la cabeza le ayuden —propone Antón —así agilizamos todo.

—Seguramente —escupo la sangre que se acumula en mi boca.

Con un último intento me pongo de pie y estos me observan mientras lo hago. Doy dos pasos hacia donde está parado Charles, pero antes de poder llegar Antón me detiene. Una de sus manos rodea mi cuello, mientras que la otra presiona algo filoso en la parte baja de mi abdomen.

—Buscando lugares que pueden causar mucho dolor, pero que no me maten rápido —respiro profundo.

—¿Recuerdas que me lo enseñaste?

Siento una nueva presión, pero esta vez en mi pierna que parecía estar sana.

—Cada vez que te niegues, enterraré esto en tu cuerpo —pone el pequeño cuchillo en mi rostro.

—Entonces no te detengas.

Me dejo caer al piso porque mis piernas no están respondiendo de la manera adecuada y no me esforzaré demasiado en esto.

—Firma los papeles, con eso dejarás de sufrir —asegura Charles.

—mátame.

No me mates, no aún.

—Firma el maldito papel.

—mátame —le repito.

Antón sostiene una de mis manos con pinzas que reconozco al instante.

—Si quitas alguno de mis dedos no podré firmar —Antón retira las pinzas tras el asentimiento de Charles.

Charles hace el ademán de salir, pero se detiene ante mis palabras.

—Si sales nuevamente ten seguro que cuando vuelvas te mataré, no sé cómo lo haga, pero voy a matarte Charles.


NOTA DEL AUTOR 

Les quedo debiendo dos capítulos, pero es que ya es muy tarde y realmente me demoro demasiado en editarlos, posiblemente esta semana los publique, (todo dependiendo el tiempo que tenga libre). 

¿Cómo que no saben qué favor va a reclamar Isabella? 

Alguien va a morir y no sabemos quién. Prendan las velas para que no sea Ronald. 

Comenten porfis. :) 

Recuerden que por Instagram les ando dejando spoiler al igual que en Twitter. (en todas mis redes me encuentran como Leidygm18). También hablo mucho con alguno de ustedes por allí.

Recuerda que con tu voto y comentario estás apoyando el libro.

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