CAPÍTULO 52
RONALD
Parte de la noche me la pasé follando con mi mujer y lo necesitaba. Juro. Juro que necesitaba esto como necesito respirar. La dejé de lado durante casi tres semanas mientras hallaba a mi tío y las personas que han estado detrás de todo lo que está pasando sin darme cuenta de que la estaba alejando y olvidando lo bien que se siente estar con ella de esa manera.
Es pasada la medianoche y no quiero alejarme en este momento, quiero grabarme su cuerpo, su rostro y hasta su forma de respirar antes de seguir con mi trabajo.
Toda la tarde estuve arreglando algunos asuntos de las empresas legales mientras mi mujer me observaba atentamente, aunque aseguró estar leyendo un libro el cual se encontraba al revés.
—"Debo hablar contigo".
Un mensaje de Arno me toma por sorpresa, es el más interesado en que descanse, pero es quien me escribe a esta hora.
—"Dame unos minutos".
Acarició el rostro de la rubia antes de salir de la cama. Me pongo un pantalón de chándal y una camiseta para poder bajar a mi oficina y hablar con Arno.
Si me ha escrito a esta hora debe ser que las cosas no van nada bien y no han podido dar con el paradero de André —en este momento me preocupa más ese imbécil que mi tío—, el idiota aseguró llevarse a mi mujer y lo creí, creí en ese momento que venía hacia la mansión y yo no iba a estar para protegerla de él.
—Espero sean noticias agradables —me siento en mi silla y le indico a él que haga lo mismo.
—No sé si están sean buenas o malas noticias —empieza hablar mientras lo escucho atentamente— ¿recuerdas que creíste reconocer una voz?
El hombre que se atrevió a insultar a mi mujer. Quien aseguró su muerte con solo mencionar la palabra zorra.
—¿Qué pasó con él?
—Es Axel —revela— creímos que aún estaba en Estados Unidos, llevaba muchos años allí, pero seguramente su padre lo trajo.
Así que Charles está trayendo a su familia, cree que con eso va a lograr sustituir y montar a uno de sus ineptos en mi puesto.
—Lo raro aquí es, ¿cómo logró André trabajar con Charles?
La misma pregunta me la he hecho. Nosotros los alemanes nunca hemos trabajado de la mano con los capos de Inglaterra. Recuerdo que el último negocio que tuvimos fue una mierda y desde ese entonces cortamos lazos. Si André está aquí es porque le ofrecieron algo, algo que puede revivir sus territorios y a él volverlo capó o la cabeza principal.
—Llevemos a Axel a uno de los depósitos del sur. Haz que los chicos traten con él por un tiempo hasta que yo llegue —tecleo algunas cosas en mi teléfono antes de terminar— no lo maten, lo quiero vivo porque yo terminaré con él.
—Ronald —su mirada inquietante me hace saber lo que va a decir.
—Sabes que nadie puede desobedecer mis órdenes, soy superior en este momento y quien da las ordenes —digo sin más.
—Es tu familia —recuerda. Sé la norma, pero esa norma desaparece cuando se trata de Charles.
—Ellos no lo son, además si ellos no respetan las normas, ¿por qué debo de hacerlo yo?
Se supone que no se debe tocar a la familia, pero Charles está haciendo todo lo contrario. Quiere asesinarme y darle a mi mujer a un imbécil.
—Lo buscaremos y lo llevaremos al sur, cuando esté allí te avisaré —sabe perfectamente que tengo la razón, por ese motivo no se inmuta a decir algo más.
—¿Algo sobre donde se está quedando André? —Este es otro que ha encontrado un muy buen escondite, pero no será por mucho tiempo.
—Está alejado de la ciudad, sus correos dejaron de llegar y su teléfono no pudo ser interceptado —responde— pero Evans está buscando una nueva forma de interceptar su móvil.
—ruso, ¿Qué ha dicho sobre el hijo secuestrado?
—Si lo tienen, es un niño de doce años que tomaron hasta que André devuelva una mercancía que robó a los rusos, el hermano de Novikov se está encargando porque él aún sigue con su hija en el hospital.
—Hablaré con él cuando amanezca —le pediré algo y con eso saldaré el favor que me deben por los israelíes.
—¿Algo más que deba hacer? —pregunta antes de ponerse de pie.
—Duplica la seguridad en la casa, no puedo arriesgarme.
—Formaré tres turnos, cada turno con quince hombres —habla.
—Ninguno puede ingresar a la casa, repartelos en los jardines y en los alrededores, si es posible pon cinco hombres más a custodiar por fuera de la mansión y que cualquier cosa sospechosa, por mínima que sea, me lo informen.
Hasta ahora la confianza hacia Arno no se ha visto dudosa, todo lo que le pido lo hace al pie de la letra y no duda ni un instante.
Arno abandona la habitación y yo reanudo mi conversación con Evans, quien hasta el momento no ha mostrado sospechas sobre estar trabajando con mi tío, aunque aún hay alguien que lo vigila, no puedo tener la guardia baja y menos en este momento.
—"Pon localizadores en todos los teléfonos de Cristal".
Aunque mi prima siempre se ha mostrado leal a esta parte de la familia, no quiero arriesgarme a que Charles la convenza y al final termine siendo quien me traicione.
—"También quiero micrófonos en las casas de Carlos y Volker por si mi tío llega a comunicarse con ellos".
—"Puedo instalar mini cámaras en algunas partes de las casas, puedes manejarlas desde tu teléfono".
Es de las mejores cosas que ha propuesto hasta el momento.
—"Por último, haz que uno de tus chicos ponga un rastreador en el carro de Cristal y uno de mis autos".
Con esto último finalizó los mensajes con Evans y regreso a la habitación donde Isabella sigue dormida. La cobija ahora se encuentra a mitad de sus piernas, revelando su hermoso cuerpo desnudo y verla así solo me hace imaginar cómo sería con un pequeño bulto en su barriga, con algo nuestro creciendo dentro de ella.
Si le pido que deje las pastillas, ¿lo haría? En la fiesta me dijo que había oportunidad de ser padres, aunque recalco que no sería ahora y pensándolo mejor, estaría mejor, ya que nos encontramos en una situación bastante peligrosa.
Me retiro la camisa y me acuesto junto a ella, pasando uno de mis brazos debajo de su cabeza y el otro por su cintura, haciendo que su cuerpo quede junto al mío.
—Mi dulce esposa —susurro antes de besar sus labios para al final dejarme acoger por el sueño.
Mis sueños se han vuelto rutinarios. Todo es oscuridad y un grito agudo que implora piedad, pero yo se la niego porque acaba de cometer algo que me derrumba, me deja sin sentidos y hace que el aire abandone mis pulmones.
Un pequeño cuerpo está tendido en un mugriento piso y solo logro ver su cabellera. Un cabello largo y alborotado, pero qué manera un color que solo se lo he visto a una persona.
—Isabella —me despierto rápidamente con el nombre de mi esposa en los labios y con su mirada fija en mí.
¿Cuánto lleva observándome?
—¿Estabas soñando conmigo? —Ojalá eso fuera un sueño, es una pesadilla que está en mí desde nuestra boda.
No respondo su pregunta, por el contrario, me levanto rápidamente, y me dirijo al baño. Debo lavarme el rostro y entender que es una pesadilla que jamás permitiré que se haga realidad.
—Estás muy tenso. ¿Algo te preocupa? —la rubia se acerca posicionándose frente a mí.
—Hay muchas cosas que me preocupan, pero con solo mirarte desaparecen —la atraigo hacia mí y le doy un beso suave.
—¿Pensaste en lo que te dije ayer? —pregunta al separarse.
No. No pensé en eso y no hay duda en cuál es mi respuesta, ella no podrá salir de esta casa si no es conmigo, así que tendrá que elegir.
—Iré contigo —sus ojos se abren por la sorpresa.
—No, no puedes ir conmigo.
—¿Por qué? —quería salir, le estoy dando una opción, pero al parecer la va a rechazar.
—Debo comprar algo y no lo puedes saber —se muerde el labio y deseo ser yo quien lo haga.
—Tienes dos opciones, voy contigo o no vas —le planteó.
Lo piensa por unos segundos aún con su labio inferior entre sus dientes.
—Estás arruinado mis planes, pero es la mejor opción, no quiero que tus chicos hagan mis compras —revela.
—¿Estoy arruinado tus planes? —la levanto y la dejo sobre el lavamanos —¿Qué tan importante son esos planes?
—Muy importantes, como no te alcanzas a imaginar —me sonríe de una manera sutil y a la vez lujuriosa.
—Te acompañaré a hacer tus compras, luego me acompañaras a la empresa y regresaremos a casa —le propongo y ella asiente de inmediato.
Cuando desayunamos nos duchamos juntos y luego me toca dejarla sola de nuevo. Toda la tarde arregló algunos envíos de las armas que llegaron hace unos días y arreglo algunas cuentas con Cristal.
Toda mi tarde se va así, llena de trabajo legal e ilegal, pero algo bueno saco de esto. Axel ha sido débil y ha revelado gran información para mi beneficio como el porqué André está trabajando con ellos.
Resulta que charles le prometió una ruta en mi país y aseguro darle el mando de la mitad de Inglaterra con el asesinato de su padre —¿Por qué André quiere deshacerse de su padre? No me interesa—, y al parecer también investigó el pasado de mi mujer porque se la ofreció como una garantía, pero con la condición que el mismísimo André debía obtenerla.
¿Brutos? No hay más que ellos. Unas cuantas llamadas a Inglaterra y pondré sobre aviso los planes de André y seguramente su hermano ilegítimo que tanto menosprecia sea el siguiente al mando y no él.
—Que no lo maten, aún no ha revelado lo más importante —le pido a Arno mientras conduce hacia la mansión —necesito el paradero de Charles, con eso resolveré muchas cosas.
Cuando llego a la mansión, Isabella aún se encuentra en la sala viendo televisión y en cuanto me ve se pone de pie y camina hacia mí con una impresionante alegría.
Que bien se siente llegar a casa y que te reciban de esa manera. Ahora imagino que sean unos pequeños pasos que se acerquen a mí de manera rápida.
Quiero ser padre.
—Hoy cocine con Blanca y te guarde un poco —me arrastra hacia la cocina y hace que me siente en un taburete mientras ella calienta algo en el horno.
—Entonces debe estar delicioso —puede parecer exageración, pero cuando Isabella cocina la comida tiene un sabor especial y único, lo cual me hace desear comer el resto de mi vida lo que ella prepare.
—Cocine pollo, sé que te encanta —coloca sobre la mesa un plato con una porción de pollo, espárragos gratinados y papas con queso.
¡Jesús! Es la mujer perfecta.
—Quiero que te lo comas todo y si quieres más tengo una reserva —se sienta junto a mí mientras me ve comer lo que ella preparó con sus preciosas manos.
Cuando termino mi cena subimos a nuestra habitación donde hablamos un rato para después dejarnos llevar por el sueño y lo agotado que nos pudo dejar el día.
☙❧
Llevo dos horas detrás de la rubia, hemos ingresado a tantas tiendas como sea posible y de todas salimos con las manos vacías. Nada le gusta o al parecer ninguna tienda tiene lo que busca y hasta el momento no sé qué busca exactamente.
Cuando nos levantamos, tuvimos la misma rutina de estos últimos días, nos aseamos un poco y luego desayunamos. Luego de la ducha y vestirnos ella se quedó en la habitación y yo bajé a realizar algunas llamadas. Después nos dirigimos hasta el centro comercial donde ya llevamos más de dos horas.
—Puedo apostar que al final no vas a encontrar lo que buscas —me acomodo en el sofá de la tienda en la que estamos.
—Lo que busco es algo especial y poco común —menciona mientras desaparece con una mujer.
Treinta minutos tarda en regresar a mí. Las compras de las mujeres son desesperantes y demoradas. Se acerca con una enorme sonrisa en los labios, lo cual me confirma que acaba de encontrar lo que buscaba.
Gracias Dios.
—¿Lo conseguiste? —pregunto lo evidente cuando llega a mí.
—Más que eso, conseguí dos —sonríe— estoy realmente feliz.
—¿Feliz?
—Como no te imaginas, ahora deberíamos ir a almorzar, muero de hambre.
Abandonamos la tienda y nos dirigimos a un pequeño restaurante donde estoy seguro, disfrutará la comida y la porción de pastel de fresas —estas últimas semanas no he sido yo quien se lo lleve a casa, pero tengo a alguien que lo hace llegar cada noche— las carnes marinadas son la especialidad de este lugar.
Isabella pide un filete de carne salteado en mantequilla junto a una ensalada francesa, yo por mi parte pido camarones salteados y para tomar pedimos un vino blanco.
Nuestro almuerzo se divide en charlas y atención a nuestros platos. Un momento de paz, siento que estos tres días he estado más cerca a mi mujer y realmente lo necesitaba. Cuando Isabella termina su postre nos dirigimos al auto para ir a la empresa como se lo había dicho.
Mis planes se ven interferidos cuando recibo un mensaje de Arno sobre la situación en la mansión.
—"Los chicos atraparon a dos hombres merodeando por la mansión".
—"A las bodegas del sur de inmediato".
Le respondo a Arno.
—"¿La mansión es segura en este momento?".
—"Revisamos todo el perímetro y no hay peligro en el momento".
En este momento no sé qué pueda pasar en la noche o mañana, así que tomo una decisión rápida. Nos mudaremos a la cabaña hasta que todo el peligro disminuya.
NOTA DEL AUTOR
Dos capítulos porque ustedes lo escogieron. ¿Qué estaba comprando Isabella?
Odio actualizar tan tarde porque los ojos me duelen y la vista se me pone borrosa, ni las gafas me funcionan, pero como mujer luchadora, solo tengo este horario libre.
Espero disfruten estos dos capítulos que aunque cortos, ame escribirlos.
La parte de los Spoiler que subí a Twitter se avecinan, así que agárrese de algo. :'(
Recuerda que con tu voto y comentario estás apoyando el libro.
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