CAPÍTULO 18
ISABELLA
Cuando me lo dijo no le creí. ¿Cómo creerle a una persona que te dijo que era demasiado egoísta para dejarte ir?
Cuando salió de la habitación sin decir una palabra, entendí que sí, que ahora estaba siendo libre de él. Pero algo en mí no lo quería, no quería irse, quería quedarse aquí y estar junto a él, contarle todos mis miedos y que me ayude en todo lo que necesito.
Pero mi parte racional me insiste en que no puedo quedarme. Que si me quedo mi padre se saldrá nuevamente con la suya, que recibirá dinero por un matrimonio donde él considera que voy a ser infeliz.
La noche llegó y la casa está más silenciosa que de costumbre. Baje a la cocina con la intención de encontrarme con Ronald como siempre lo hago, pero lo único que encontré fue a Blanca, por lo que vi estaba preparando la cena.
—¡Hola! —saludo cuando me acerco a ella.
—Señorita —responde.
Blanca me recuerda mucho a mi nana, la misma vestimenta y esos ojos llenos de amor.
Pienso por un rato, pero al final hago la pregunta que tengo desde que entré a la cocina y no lo vi.
—¿Sabes dónde está Ronald? —ella sonríe al mirarme.
—No sé donde está, pero posiblemente no regrese hoy a casa —respondió ella.
¿Por qué me preocupa si era lo que quería? Además, no es la primera vez que no viene a casa, pero sí es la primera vez para mí sabiendo que es un mafioso.
Estoy siendo paranoica porque el único pensamiento que tengo en mi mente es que posiblemente esté en una de sus guerras o lo hayan matado.
Con ese pensamiento me dormí, posiblemente sea el más absurdo que he tenido desde que estoy aquí, o desde que supe que un mafioso «y no cualquiera» es el que maneja toda esta ciudad y posiblemente gran parte del país.
Me desperté gracias a un fuerte sonido que tal parece viene de la parte de abajo. La luz entra por en medio de las cortinas y deduzco que ya amaneció.
Según lo que he observado, dentro de la casa no pueden estar los hombres de Ronald, por lo que se me hace raro el ruido. No creo que Blanca haga tanto ruido.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto al hombre, nunca me ha generado una pizca de confianza.
—El jefe me envió por unas cosas —dice mientras sigue buscando, no sé qué.
—¿Dónde está él?
—En la oficina —responde sin mirarme.
—¿Pasó la noche allí?
¿Y si pasó la noche con la jirafa?
—No lo sé, yo estuve toda la noche haciendo guardia aquí.
No le pregunto nada más, su humor y mi desconfianza no ayuda en nada, además presiento que estuvo toda la noche con su amiga y posiblemente saciando su deseo carnal.
Así pasaron cinco días, no llego a casa, no llamó y lo único que supe era que estaba en su oficina. ¿Pero quién se queda cinco días metido en una oficina? Desconfíe de lo que estuviera haciendo, pero me regañe mentalmente, no debería importarme lo que estuviera o con quien lo estuviera haciendo.
Cinco días donde mi única compañía fue mi peludo y el diablo de Eike. Como la casa estaba sola decidí darle de comer a ese diablo, con mucho miedo me acerqué y le di de comer. De cerca era más grande de lo que parecía.
Acaricie su lomo y parece gustarle porque no hizo ningún intento de atacarme, «supongo que ahora somos amigos».
Desde hace cinco días no hablo con mis amigos, pero la traición fue tanta que me es imposible atender sus llamadas o responder uno de sus mensajes.
Marga y José sabían de los negocios turbios de Ronald, pero nunca dijeron nada, me lo ocultaron.
—¡Oh por Dios! —corro hacia la puerta llevando mis manos a la boca.
Nunca lo había visto en ese estado, tiene mucha sangre, no lleva sus zapatos y lo sostienen dos de sus empleados.
—No es muy grave, pero ya era hora que viniera a casa —habla Evans al ver mi rostro de miedo.
—¿Nada? —pregunto alterada —está lleno de sangre y se sostiene porque ustedes lo llevan.
—Considero que ha estado en peores condiciones —habla nuevamente el amigo.
Camino detrás de ellos, necesito saber que está bien y que esa sangre no es suya. Lo suben hasta su habitación y lo dejan en la cama.
—Debemos llamar a un médico —digo mientras intento quitarle la camisa.
—Barbie, lo único que necesita ese hombre es un baño con agua fría y dormir por algunas horas —dice mientras se dirige a la puerta.
—Primero, sabes mi jodido nombre y segundo, ¿vas a dejarme sola con esto? —digo impaciente.
—Primero, para mí siempre serás la barbie —sonríe al decir eso —segundo, no quiero verle la polla a mi amigo, así que te lo encargo a ti.
Al decir eso sale de la habitación, dejándome con un Ronald ensangrentado y muy ebrio al parecer. Termino de quitar su camisa y su pantalón, lo dejo en la cama mientras voy al baño y pongo a llenar la bañera.
—Eres un jodido narcisista inconsciente —digo cuando intentó levantarlo.
—Rubia —me mira y sonríe.
Jodida sonrisa tan perfecta.
Si me preguntan cómo hice para traer a Ronald hasta el baño y meterlo a la bañera no sabría que responder, simplemente llegamos hasta aquí.
La única prenda que lleva encima es su bóxer, deseé tanto quitarlos y descubrir que hay bajo ellos, pero no pude, sus heridas se llevaron toda mi atención y mi curiosidad quedó en segundo plano.
—Quédate quieto.
—Te ves tan real —sigue con sus delirios de que solo soy producto de su imaginación.
—Quisiera saber cuanto bebiste para que estés en este grado de inconsciencia.
—¡oh! Rubia, quisiera que todo esto fuera real —dice —me gustas tanto, ¡joder!
Eso me dejó sin palabras. Yo le gusto, no solo me quiere por lo que obtendrá de papá, Ronald siente algo por mí. Sus palabras se repiten una y otra vez -me gustas tanto-.
☙❧
Luego de que subí de la cocina y reírme un poco de la cara que puso Ronald al llamarlo alemán. Me di una ducha y me puse ropa deportiva, quería salir un rato a algún parque con los dos perros y pensar un rato en lo que pasó anoche.
Seguramente Ronald está en su oficina o en su habitación, ya que no lo vi cuando salí con los perros.
Coincidencia, maldición o mal día. No sé cuál, de las tres, pero cuando iba saliendo del jardín iba entrando la jirafa por la puerta principal.
No me alcanzó a ver porque estaba lejos de ella, pero por desgracia yo sí pude verla. Dude en mi salida, pero ya había sacado a los perros y no quería pelear tan temprano, así que obligue a mis pies a caminar y seguir los planes que ya tenía.
Mi cabeza era un manojo de pensamientos y el más constante era que la jirafa había llegado a tener algo íntimo con Ronald y eso me jode la mente, ya que a este punto estoy segura de que él me gusta y no quiero que esté cerca de ella porque sus intenciones son claras.
—ustedes qué dices, ¿nos devolvemos y le dañamos el momento a ese par? —le hablo a los perros esperando una respuesta que jamás llego.
Para no verme tan evidente me siento por unos minutos en una de las bancas que hay cerca de la casa y hablo un rato con los perros, «claro está, sin obtener respuesta».
Me pongo de pie y agarró al peludo entre mis brazos mientras intento arrastrar a Eike que no quiso moverse.
—Si caminas te prometo que te daré carne, ahora por favor colabórame —le insisto, pero el perro parece no escucharme.
Bajo a Ron y me acerco a Eike y lo acarició —ayúdame esta vez.
Camina detrás de Ron y presiento que estaba celoso porque llevaba al cachorro en mis brazos.
Nos demoramos menos en llegar a casa y posiblemente sea porque me tocó correr para alcanzar a los perros. Ellos entran a la casa y yo detrás de ellos, más agitada de lo normal —parece que corrí un maratón—.
Me quedo parada en la entrada y no soy capaz de decir una palabra o hacer que mi cuerpo se mueva hasta que veo a uno de los hombres acercarse al perro.
—No —hablo cuando noto sus intenciones —no le hagan nada.
Eike se le lanzó a Greta e hizo que la jirafa cayera y se diera un golpe fuerte. Uno de los hombres se acercó con un arma al perro.
Seguía apuntándole hasta que escuche la voz de Ronald. Le hablo fuerte a su empleado, eso sonó más a regaño.
—Ese diablo casi me mata, te había dicho que tenías que deshacerte de él —habla Greta mientras se pone de pie.
—De la que voy a tener que deshacer es de ti, te había dicho algo y no lo cumpliste.
La conversación se está poniendo personal.
—Sé lo que me dijiste, por eso estoy aquí. Vine a disculparme con la niña —dice.
—Sabes que tiene un nombre y no es ninguna niña —dice Ronald con enojo.
—Bueno, vine a disculparme con tu prometida.
Al parecer no estuve mucho tiempo por fuera, ya que este par no se había visto y lo agradezco, mi mente había formado miles de escenas donde todas terminaban con ellos follando en el escritorio caoba de su oficina.
—No te veo haciendo lo que dices.
—Vine a disculparme contigo, no quería que pasara todo eso, pero estaba un tanto ebria, por eso actúe de ese modo —las disculpas más falsas que he escuchado.
—Tú y tus falsas disculpas se pueden ir al carajo —Ronald sonríe al escucharme.
—Te lo dije, es una niña que no sabe cuando las cosas son serias —habla ella.
—Sé muy bien cuando algo es serio y cuando algo es falso como tu cara y tus disculpas —pasó por su lado para sujetar las correas de los perros y salgo con ellos.
Grosera, posiblemente, pero ella no me cae bien, detesto cada centímetro de ella al igual que su presencia. Desearía no volverla a ver y mucho menos aquí en la casa.
Me quedé por un rato con los perros en el jardín, quería estar aquí hasta que Greta se fuera y mis pensamientos se volvieran racionales. Porque no está bien que desee que ella no venga a esta casa sabiendo que no es mía y pronto no estaré más aquí.
Estoy siendo tan egoísta como todos los que me rodean. No quiero que él esté con Greta, pero tampoco quiero estar con él.
—Si sigues así destruirás mi jardín —me habla Ronald desde atrás.
—Dijiste que esta era mi casa —respondo, aunque él nunca dijo algo así.
—Y lo seguirá siendo hasta que decidas regresar.
¿Por qué no me desmintió? Solo dijo algo con lo que hizo dar una voltereta a mi corazón.
Me giré con la intención de mirar ese azul profundo y oscuro de sus ojos, pero así como llegó se marchó.
Tengo el viaje a rusia para decidir que quiero y que le pediré, debo estar segura de irme y si me voy no regresar.
NOTA DEL AUTOR
Capítulo corto, porque estoy segura de que lo necesitaban.
Confieso que últimamente no me he sentido muy bien y no es físicamente, creo que mi mente está divagando mucho y eso me impide concentrarme en todo esto que me gusta y me distrae. Las actualizaciones van a estar lentas porque quiero descansar un poco.
No quiero abandonarlos y tampoco quiero que ustedes hagan eso con la historia.
Dejen muchos comentarios, siempre los leo y me divierto con sus teorías.
Recuerda que con tu voto y comentario estás apoyando la historia.
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