Capítulo 50: El Rey de las Hadas y la Reina de los Gigantes 1ª Parte

Ya que el señor mangaka olvidó hacer un capítulo sobre la boda de mis dos queridos personajes... y digo olvidó porque como no quisiera hacerlo voy y le obligo a punta de pistola... lo hago yo :3

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Habían pasado varios meses desde que los Pecados Capitales se disiparon completamente, y ahora ellos hacen sus vidas por separado, pero siempre mantienen el contacto.

Ese día de primavera era especial y mágico, pues con la llegada del medio día, las razas de las hadas y los gigantes se unirían, pues sus reyes se casarían en una hermosa ceremonia en un gran llano del Bosque de las Hadas.

No acababa de amanecer aún, y en aquel llano de suave hierba y pequeñas flores silvestres donde el altar, la alfombra y los asientos de los invitados ya estaban preparados, una chica se paseaba entre ellos con una lista entre sus manos. Se colocó delante del altar, viendo las sillas y viendo sus esquemas realizados en el papel, asegurándose de que estaban todos los invitados bien colocados, aunque era demasiado temprano. Luego miró hacia las primeras hadas madrugadoras, que empezaban a trabajar trayendo flores para decorar el altar y el lugar.

Zoba sonrió emocionada. Ser la dama de honor de la reina de los gigantes no era una tarea cualquiera, y le hizo mucha más ilusión serlo que ser madrina. ¿Por qué? ¿Quién no quiere organizar la boda de su mejor amiga y procurar que todo tu esfuerzo de como resultado el mejor día de su vida?

Gowther estaba sentado en una de las primeras sillas, observándola. Ella ya había revisado todo mil veces, e incluso había hecho cosas increíbles por procurar que todo saliese bien, y se le veía tan emocionada y feliz... que parecía que se casaba ella misma. Al terminar, miró a su pareja con una sonrisa.

 - Diane va a ser la novia más guapa del mundo - dijo sonriendo.

 - Le ayudaste a elegir el vestido, ¿verdad? - preguntó el muñeco - ¿El ramo, la decoración, la lista de invitados, el pastel y el menú?

Zoba le miró con una sonrisa ladina. Su respuesta estaba más que clara.

 - Entonces será una boda memorable - Gowther sonrió levantándose.

 - Ven conmigo, tienes que ayudarme a peinarme. Quiero hacer algo especial.

 - ¿En qué sentido? - preguntó Gowther siguiendo a su pareja.

Zoba sonrió. Tenía pensado un lindo peinado con el que homenajear a su mejor amiga.

Conforme avanzaba la mañana, todo iba sobre ruedas. Zoba y Gowther ya se habían vestido, y su peinado quedó justo como ella quería. Necesitaba alisarse un poco el cabello para conseguir las características coletas de su amiga, que en su boda no llevaría, y no podían faltar. 

Se separaron con un pequeño beso, para que ella se encaminase en busca de Diane, y Gowther, de reunirse con el novio y los amigos. Sin embargo, dos hadas que volaban rápidamente hacia ellos dos hicieron que se detuvieran a mirarlos. El novio, King, ya vestido, se detuvo flotando delante de la dama de honor de su prometida. Detrás de él, su hermana Elaine llegaba.

(Se que lo correcto sería que se casara con el King nuevo con sus alas y tal, pero mi fantasía era casarse con el King que conoció en su momento, aunque no es ningún problema que os imaginéis el nuevo a quien le guste :3 La ropa va a ser igual)

 - Pero que guapos están el novio y su madrina, por favor - dijo Zoba mirándolos con una sonrisa.

 - Zoba... - King hizo caso omiso del piropo por lo nervioso que se encontraba, pero Elaine si dio una tierna sonrisa - ¿Has visto ya a Diane? ¿Se va a presentar con su forma de gigante o...?

 - ¿Eso es un impedimento o complicación para algo? - preguntó ella - Es que es una sorpresa de la novia.

 - N-No... no es impedimento ninguno... - dijo frotándose la nuca con nerviosismo - Es que estoy muy nervioso, quiero casarme ahora mismo.

 - Mi hermano lleva así tres días - comentó Elaine con una sonrisa - Él es una persona muy tranquila pero esta situación le supera.

 - Lo siento, King - Zoba dio una sonrisa - No puedo decirte nada sobre Diane, pero sí que está muy emocionada.

El hada dio un sonrojo con una sonrisa, y Elaine sonrió al verle así.

 - Deberías volver con tu padrino, King... - Zoba sonrió.

 - No quiero, me pone nervioso y me molesta demasiado - King se cruzó de brazos.

 - Típico de Ban - Zoba giró los ojos - Aún no se porque le has elegido a él...

 - En ocasiones normales hubiera sido Helbram sin ninguna duda... pero ya que él no está en cuerpo presente con nosotros, sabía que a mi hermana le haría ilusión que ambos fueran los padrinos de mi boda - comentó el rey hada, a lo que su hermana sonreía emocionada.

 - Venga, te regalo a Gowther por un rato para que se vaya contigo - comentó Zoba felizmente empujando suavemente el hombro de su pareja.

 - ¿Puedo ir contigo a ver a Diane? - Elaine se acercó a ella flotando, con las manos juntas pidiendo por favor.

 - Tú si - ella sonrió más - ¡Venga, iros! ¡Que tenemos que seguir con los preparativos!

Zoba se fue corriendo, con Elaine flotando tras de ella, dejando al novio y a Gowther ahí plantados, sin saber qué hacer.

En otro lugar bastante alejado de allí, en el propio Megadozer, la novia se encontraba con su madrina Matrona sentada en un tocador enorme mientras la giganta la observaba con orgullo. Ella ya estaba casi lista, y sí, se iba a casar con su tamaño de gigante. Para ella significaba una falta de respeto hacia su clan de gigantes casarse con tamaño de humana, y como sabía que a su pareja no le iba a importar, se sentía muy feliz.

(He aquí el vestido de mi esposa. Porque si, es mi esposa)

Tanto Zoba como el hada habían entrado sin hacer mucho ruido, y esta primera admiraba desde el suelo la belleza de su amiga giganta. Al verla así, no podía evitar emocionarse y sonreír como una tonta. Matrona las vio y sonrió girándose hacia ellas, y luego lo hizo Diane al percatarse.

 - Diane, cásate conmigo en vez de con King - le pidió Zoba juntando las manos - Aún estás a tiempo de cambiar de idea.

La giganta rio con vergüenza escondiendo su cara con el pequeño velo de su diadema.

 - Zoba, no seas tonta... - pidió, y luego sonrió más al ver sus dos coletas.

 - Tenía que intentarlo - ella sonrió también.

 - Realmente la señorita Diane se ve muy hermosa - comentó Elaine - Mi hermano se pondrá muy muy nervioso ante tu llegada.

 - ¿King está nervioso? - preguntó la giganta con curiosidad - Yo también lo estoy...

 - King está muy nervioso, tanto por la situación y porque Ban no le deja tranquilo - comentó la dama de honor - Ya le he dejado con Gowther, aunque tengo el presentimiento de que no he arreglado nada.

 - Ban tiene demasiada labia, puede coaccionar a Gowther para ponerlo de su parte, ¿no te parece, Zoba? - le comentó Elaine.

 - Por eso mismo lo digo... será gracioso verle tartamudear en los votos.

Las dos chicas rieron suavemente, mientras que Diane hinchaba sus mejillas con un gesto de molestia, aunque sabía que ninguna de ellas lo decía de mala manera y que procurarían que todo fuera perfecto.

 - Bien, repasemos - Zoba se puso más seria - ¿Algo azul?

Diane asintió señalando sus zapatos azules claros.

 - ¿Algo prestado?

Ella extendió su báculo, prestado por Elaine y Gerheade, que se usaba en las bodas de las hadas.

 - ¿Algo nuevo?

Ella se señaló su bonito vestido complementos con orgullo.

 - ¿Y algo viejo?

 - Llevo mis viejas gomitas de mis coletas en mi recogido... - comentó la giganta.

Las tres chicas se miraron entre sí, algo extrañadas.

 - Bueno, pueden servir... - comentó Zoba - Unos últimos retoques a ese maquillaje y vamos camino al Bosque de las Hadas. Yo me voy a ir ya, si me disculpas, que los invitados estarán llegando ya y tengo que pasar lista.

 - Eres la mejor dama de honor - dijo la novia sonriendo - Seguro que no falta ninguno.

Ella dio una sonrisa algo triste y le dio la espalda. Sabía que una de las sillas de los invitados quedaría vacía, pues cierta maga de la que perdieron la pista hacía ya varios meses muy seguramente no vendría.

Luego de un rato, Zoba ya le había dado un sermón a Ban para que dejara de incordiar y molestar a King mandándolo sentar a una esquina, como si fuera un niño castigado de más de dos metros de alto, y se apresuraba a poner orden entre los invitados. De parte de Diane no había muchos, sin embargo, todo el Bosque de las Hadas estaba invitado, además de los humanos y conocidos que tenían en común.

Llegando casi los últimos, cuando todo estaba casi lleno, apareció un carruaje blanco tirado por dos hermosos caballos. Zoba se sorprendió al verlo, pues también se bajó un paje con las ropas típicas de Lyones que anunció su llegada al sonido de una trompeta llamando la atención.

 - Damas y caballeros - anunció el paje - He aquí al rey Melio...

El paje fue callado cuando la puerta se abrió bruscamente dándole en la cara. Meliodas se bajó de un salto y ayudó a Elizabeth dándole la mano.

 - Es muy cansado siempre anunciarnos de esa manera... - se quejó el antiguo capitán de los pecados.

 - Pero es su trabajo, Meliodas... - le comentó Elizabeth sosteniendo su vestido al bajar.

 - No me acostumbro a esto... - dijo el rubio ajustándose su traje.

 - Vaya con los reyes que puntuales son - Zoba se acercó sonriendo - Bienvenidos, Meliodas y Elizabeth.

 - ¡Hey, Zoba! - el rubio levantó una mano como saludo y su típica sonrisa, y tras eso Elizabeth la abrazó con cariño.

 - ¿Llego tarde para molestar a King un poco? - preguntó el rubio.

 - ¡Meliodas! - se quejó Elizabeth.

 - Ban se ha quedado con todo ese privilegio - Zoba les comentó guiándolos hacia su sitio

Casi todos estaban ya colocados en su sitio, murmurando y comentado, y los más grandes gigantes se colocaban atrás del todo sentados en la hierba, excepto Matrona que tenía otro lugar. Zoba lo calculaba y miraba todo, aunque King la ponía muy nerviosa mientras se paseaba de un lado a otro nervioso diciendo que no podía aguantar más los nervios. A su lado, una vieja hada descansaba sentado hasta que le tocara hacer de juez en la boda.

Quedaban dos asientos libres, sin contar el de ella, el de Merlín y otro... otro que no sabía si iba a llegar a la boda. Cuando King fue a preguntarle cuánto quedaba, ella se giró rápidamente agarrándole la cara y tapándole la boca con la mano.

 - Una pregunta más y me fugo con Diane a unas islas tropicales y ahí te quedas - dijo enfadada.

Justo después de soltarle, los gigantes se levantaron y comenzó el murmuro y el revuelo. La novia había llegado. Zoba corrió a sentarse a su sitio al lado de Gowther cuando Diane apareció a la vista de todos. La hermosa giganta atraía todas las miradas, y su sonrojo y sonrisa eran visibles desde todos los lugares. King apenas podía reaccionar desde que la vio, acercándose despacio hacia el altar lleno de flores, saludando a todos presentes que le lanzaban flores, llevando detrás de ella pequeñas hadas que sujetaban su velo en el aire. El grito de Zoba de "GUAPA!" fue más sonoro que los aplausos de todos los gigantes juntos.

Al llegar al altar se detuvo mirando a la pequeña hada a su lado, que aún no podía con todo el shock de tanta belleza a su lado, que sería su esposa en unos minutos. Incluso se le había reventado la nariz y sangraba. Ban la lanzó un pañuelo entre risas que hizo mella en su mejilla, y el hada se limpió rápidamente. Diane le miró con una tímida sonrisa, sujetando su báculo y su ramo de novia.

 - King... yo... - decía sonrojada - Quería casarme de esta forma... para honrar al clan de los gigantes... si no te importa...

El hada flotó subiendo hacia la altura del rostro de su novia, mientras sonreía embobado.

 - Así te conocí, Diane... - le dijo sonriendo - Y así me enamoré de ti. Que gran privilegio tengo de casarme contigo de esta manera...

La giganta sonrió emocionada con los ojos brillosos, y a la vez, se giraron hacia la vieja hada que esperaba el encuentro de los novios. Todos tomaron sus asientos y atendían a las palabras del anciano, mientras que las madrinas y los padrinos hacían su aparición. Zoba no podía estar del todo tranquila y disfrutar de la ceremonia, pues los dos asientos que quedaban vacíos, uno al lado del otro le molestaban mucho a la vista. Gowther tomó su mano y la apretó suavemente.

 - No tiene sentido que sigas mirando... ellos no van a venir. Y eso no significa que hayas fallado a tu amiga - le explicó Gowther con una sonrisa - Ahora disfruta de la felicidad de Diane.

Zoba sonrió y suspiró largamente relajándose. Debía calmarse, pues en unos breves instantes, debería dar su discurso de dama de honor. Cuando le llamaron al altar, ella tragó saliva y se levantó despacio. Caminó con la mirada baja y se subió a lo alto del estrado mirando hacia toda esa gente. Por primera vez en toda boda, no se escuchaba ni un sólo ruido, pues todos estaban callados mirándola. Los nervios la atacaron de sobremanera, y no paraba de mirarlos a todos a los ojos.

 - Esto... h-hola... soy Zoba y soy... la dama de honor de Diane y su amiga... - empezó titubeando.

Buscó a Gowther con la mirada, y él le levantó un pulgar.

 - Yo... bueno... - se acarició el pelo con nerviosismo - A decir verdad estuve escribiendo este discurso durante varios días para que me quedara perfecto y memorable... quería expresar y contar lo mucho que significan para mi estas dos personas que se casan hoy, pero... pero mis nervios me están jugando una mala pasada y... y se me ha olvidado todo...

Algunas risas surgieron de algunas hadas más jóvenes y empezaron los murmuros. Gowther miró a su lado, en el asiento vacío de Zoba, su libreta de apuntes. La tomó y buscó rápidamente el discurso en limpio que se había preparado Zoba, y antes de que se escucharan algunas burlas y de que Zoba lo pasase peor, lanzó un pequeño rayo a la mente de su pareja.

 - Zoba, no es necesario, yo ya se lo que sientes por nosotros... - le comentó Diane en voz baja, teniendo compasión.

Pero Zoba levantó la mirada hacia el público con convencimiento y apretó el atril entre sus manos.

 - Hoy es un día señalado en la vida de todas las hadas y gigantes del planeta - comenzó a hablar ella - Hoy es el día en el que la giganta con el corazón más grande y noble se casa con el amor de su vida, un hada que siempre ha estado ahí en las buenas y en las malas, aunque para eso han pasado cosas muy graves que siempre han tenido solución. Y la prueba es que hoy estamos aquí reunidos para celebrar su enlace matrimonial.

Los dos novios miraban sorprendidos a la chica recitando su discurso con total convicción y seguridad, olvidando rápidamente lo que había dicho recién subida al altar. Ban, sentado de mala manera en su silla, miró de reojo con una sonrisa ladina a Gowther sentado a su lado, que tendía una manos hacia Zoba mientras leía el discurso de la libreta, pasándolo a su mente y dándole la fuerza para recitarlo entero.

 - Y por eso significa tanto para mí que todos ustedes estén presentes hoy... porque gran parte de mi felicidad se basa en la felicidad de la única chica que se hizo cargo de mí cuando quedé sola y abandonada en el mundo y me dio la oportunidad de ser quien soy ahora. Realmente ha sido un honor ser tu dama de honor, Diane... - dijo girándose a verla, sin percatarse de que estaba dejando caer lágrimas por sus mejillas - Quiero que sepas que siempre, siempre vas a poder contar conmigo cuando lo necesites, aunque esté lejos, aunque esté ocupada, echaré a correr hacia donde estés cuando oiga tu voz llamándome.

La giganta la miraba con una mano en la boca, aguantando también las ganas de llorar, y se arrodilló lentamente al lado de su amiga. Tras ese silencio del fin del discurso en el que todos contenían el aliento, apareció una oleada de aplausos y vitoreos por ello. Zoba los miró a todos, por un momento, sorprendida, cuando la magia de Gowther dejó e hacer efecto en ella, y luego miró a Diane cuando sintió sus manos rodearla para acercarla a su mejilla y abrazarla.

 - Yo también te adoro, mi pequeña amiga... - dijo aguantando las lágrimas con muchos esfuerzos - Eres... eres el mejor regalito que me ha dado la vida... te lo aseguro...

Zoba se frotó los ojos con cuidado y secó sus mejillas, y se marchó a su asiento aún cuando terminaban los aplausos, sentándose con vergüenza. Gowther la miró sonriendo.

 - No llores, lo has hecho genial...

 - Ha sido todo gracias a ti... - dijo abrazándose a su brazo y dejando caer su cabeza sobre su hombro.

 - Tú también, recuerda. 

 - Bueno, será nuestro pequeño secreto, ¿vale? - pidió ella mirándole.

 - Nuestro... y de Ban - dijo señalándole con el pulgar.

Ella le miró, mientras el peliblanco se reía entre dientes. El resto de la boda pasó rápidamente, y los novios ya estaban listos para darse el sí quiero y sellar su unión con un beso. Todos se habían levantado, ignorando las palabras del sabio que hablaba ahora.

 - Si algún gigante, hada, humano u otra raza tiene algo en contra de esta unión sagrada, que hable ahora o calle para siempre.

Zoba sonrió, tranquila y feliz de que a todos les encantaba esa pareja. Pero el estruendoso grito que escuchó detrás de ella le hizo abrir los ojos como platos.

 - ¡Yo me opongo!

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Primera parte de la boda terminada :3

¿Quién creéis que es el otro invitado aparte de Merlín que ha faltado a la boda?

¿Quién creéis que se opone a su boda?

Todo esto y mucho más en la segunda parte :3

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