Capítulo 42: Fiesta en el Boar Hat
Bueno, pues yo quería dedicar este capítulo a mi amiga y seguidora @@GabrielaYadira0 porque ha sido una de las chicas que primero me animó a continuar mi historia y ha aguantado 41 capítulos de esto (y esperemos que aguante lo que queda) y que además ella me ha dedicado uno y no quería hacerle el feo xD.
Bueno, pues este que creo que es el más largo de todos, uno que me ha gustado mucho escribir y muy ameno, para ti ^o^
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Tras abandonar el campo de batalla, todos se dirigieron al Boar Hat, donde iban a organizar la fiesta, pero antes había que descansar. Mientras tanto, todos los demonios que estaban atacando las diferentes partes del reino se retiraban, y los combatientes sabían a quiénes tenían que darles las gracias por ello.
Ahora bien, en el Boar Hat, mientras los demás descansaban y empezaban a preparar comida de sobra para el lugar. En su cuarto, Zoba necesitaba con mucha, mucha urgencia un baño bien largo. Ahora tenía sobre sus espaldas y cabeza muchas plumas llenas de sangre, barro y polvo, y obviamente no le gustaba para nada estar así de sucia.
Preparó un baño caliente y se metió dentro con mucho jabón, procurando concentrarse en lavar su cuerpo y plumas todo lo que pudo y no pensar en nada más. La ilusión de la fiesta que había aceptado hacer Meliodas era suficiente, pero si se ponía a indagar sobre sus pensamientos recordaba que a Elizabeth sólo le quedaba un día de vida por su maldición... pero si Meliodas decía que tenía un plan, habría que creerle. Además de eso, estaban las palabras que le gritó Zeldris por las que ella se sentía mal.
Se lavó y peinó también el cabello, curioseando cómo era un cabello totalmente liso a comparación de su melena de ondeados rizos gruesos, con cuidado de no lastimar las plumas de su cabeza.
Al salir, se secó todas sus plumas con cuidado y se arregló el cabello, que irremediablemente, quedaba como el de Elizabeth, así que tuvo que recoger el lado derecho de su flequillo y agarrarlo con una pinza para poder ver bien. Tras eso, se puso con cuidado el uniforme del Boar Hat, con cuidado de su espalda. Que ella hubiese pedido la fiesta no significaba que tuviese que quedarse de brazos cruzados y disfrutarla. Ella, como todos los demás, iba a ayudar y servir.
Pero entonces, recordó algo. Ella no podía ponerse la parte superior del uniforme, no tenía la espalda abierta para que pudiesen salir las alas. Luego suspiró. En fin, volvería a ponerse su anterior vestido. Dio una vuelta sobre sí misma y se miró satisfecha. Se giró y paseó por su cuarto, feliz de volver a estar en él, y sus ojos se detuvieron en la gran hacha transformable que había en su pared. Fue su primer arma, un hacha de largo mango, que desde que despertó tras la marcha de su padre y empezó a viajar con Diane, no se había desprendido de ella. Ahora tenía su preciado escudo, pero eso no significaba que dejase de querer su hacha.
Luego, con una sonrisa satisfecha, salió de su cuarto cerrando la puerta tras de sí, escuchando el ruido de platos y jarras que había abajo. Parecía que estaban llegando los primeros invitados. Escuchó un ruido a su lado y se giró. Gowther también había salido del suyo, y él si llevaba puesta su ropa de camarera.
Sus miradas se encontraron. Él ya estaba completamente curado, su brazo sanado, su ojo restaurado... era el Gowther de siempre. No pudieron evitar sonreírse mutuamente y acercarse rápidamente. Zoba dio un salto y se lanzó a su cuello.
- ¡No sabes lo que me alegra verte bien! - gritó felizmente.
- ¡A mí me alegra volver a abrazarte! - contestó el muñeco apretando más el abrazo.
Apretaron más y más el abrazo, como si al soltarse, nunca pudieran hacerlo más. Después de todo, nunca sabían cuándo iba a aparecer alguna batalla importante, un enemigo poderoso, y fueran a estar separados mucho tiempo. Luego se separaron y se miraron a los ojos con felicidad. Zoba apretó su mano para verificar que de verdad la tenía, y volvió a mirar sus ojos para ver que tenía los dos.
- ¿Están contando mis ojos? ¿En serio? - preguntó él señalándose la cara - Mira, tengo dos, uno y dos - dijo señalándoselos con el dedo.
Zoba rio apartando la mano de su cara y acariciándola.
- Que tonto eres... - susurró.
- No soy tonto - contestó él - Sólo... te quiero mucho - confesó.
Ella desvió la mirada con un ligero rubor. Ansiaba esas palabras... pero sobre todo... ansiaba que pudiese decirlas sintiendo lo que significaban.
- Yo también te quiero mucho... - contestó felizmente.
- Gracias por todo - Gowther sonrió - Y ahora voy a hacer aquello que me pediste.
- ¿Eh? ¿Qué te pedí que...?
Gowther no la dejó terminar, pues se había acercado hasta callarla con un beso. La mente de Zoba se desconectó unos momentos mientras se iba poniendo progresivamente roja, hasta que se relajó un poco cerrando los ojos antes de empezar a lagrimear. Sí, se acordaba de que le había pedido un beso cuando todo volviese a estar bien. Luego, tras separarse un poco, Gowther no dejaba de sonreír.
- Se que dijiste que lo hiciese cuando tu corazón volviese a estar bien, cuando tengas el tuyo propio, pero... ¿acaso los besos son algo limitado? Yo tengo entendido que no, así que también te lo daré cuando tengas tu propio corazón.
Ella se sonrojó profundamente y le dio la espalda con mucha vergüenza, sin embargo, una de sus manos seguía estando entrelazada con la suya. Gowther la miraba feliz, y vio venir a Ban caminando lentamente detrás de Zoba.
- Hey, hey, parejita... - dijo parándose delante de ellos - Que pena me da tener que separaros... - dijo sin ninguna pena, efectivamente.
- ¿A qué te refieres? - preguntó Gowther.
- El capitán nos ha pedido a Zoba y a mí que bajemos a la puerta, tenemos que salir a solucionar un pequeño asunto - dijo metiendo las manos en sus bolsillos.
Zoba asintió, y retiró lentamente la mano de la de Gowther.
- Entonces entro de nuevo al cuarto a por un abrigo y salgo - dijo haciéndolo.
- Sí, venga, hace frío esta noche... - dijo la Avaricia mirándole entrar.
Luego, Ban miró a Gowther y se enderezó mirándole desde lo alto. Gowther le miró tranquilamente.
- ¿Te das cuenta de lo que has cambiado desde la última vez que hablamos seriamente? - preguntó.
Gowther hizo memoria. La última vez... eso fue cuando Zoba fue secuestrada por los mandamientos y ellos dos se reunieron en lo alto del castillo a hablar.
- Sí, me doy cuenta - contestó él.
- Es lo que tiene amar y ser amado, no sólo que te amen - dijo el zorro con una sonrisa tranquila - Aunque... - él la transformó en una traviesa - Ella, aunque tenga la apariencia de alguien de 20, tiene 15 años... ¿no es un poco depravado para alguien que tiene más de 3000 como tú?
- Hump, habló el lolicon... - dijo Gowther cruzándose de brazos.
Ban dio una sonora carcajada a la vez que Zoba salía de su cuarto con un abrigo y lo miraba de forma extraña.
- ¿Qué ocurre? - preguntó.
- Nada, pequeña, nada - Ban contestó poniendo la mano sobre su hombro - Venga, vámonos...
- Cosas nuestras - contestó Gowther mientras se despedía con la mano.
Zoba se despidió de él mientras caminaba al lado de Ban. Pero esos dos... ¿desde cuándo se llevaban tan bien como para tener "cosas suyas"?
Bajaron hasta la planta baja, donde los primero invitados llegaban y se sentaban: Guila y su hermano, Jericho, Matrona y Gerheade (la giganta en tamaño humano) Mael, Hendrickson y Dreyfus, incluso el propio rey Bartra... Zoba los saludó a todos con alegría mientras caminaba detrás de Ban, con cuidado de no estorbar a Diane o Elizabeth, que empezaban a servir mesas.
En la puerta, esperaba Meliodas terminando de beber una jarra, que luego dejó encima de un barril. Los miró con su sonrisa característica con los brazos tras la cabeza.
- ¿Listos? - preguntó mirando a ambos.
Ban sonrió de lado como siempre, y Zoba apareció detrás de él con una cariñosa sonrisa. Meliodas la miró y sonrió también ampliamente.
- ¡Zoba! ¿Cómo te encuentras? - preguntó acercándose un poco.
- Bien... muy muy feliz - confesó ella con una brillante sonrisa - Muy feliz de que hayas cumplido mi deseo de hacer la fiesta... y sobre todo... de volver a verte así de bien.
- No te preocupes, en realidad todos teníamos ganas de fiesta, o de volver un poco a una rutina divertida.
Luego, Zoba notó que Meliodas le observaba detenidamente, de arriba a abajo, como si realmente pudiese ver a través de su ropa. Luego estiró una mano y le quitó con delicadeza la pinza que sujetaba el pelo de su flequillo, que se puso sobre su ojo derecho.
- Sí, realmente es como lo dijo Gowther, excepto la posterior mutación de tus ojos, tienes el mismo cuerpo que Elizabeth, con las mismas medidas incluso.
Ella dio una sonrisa algo incómoda y volvió a ponerse la pinza en el pelo.
- Sólo falta comprobarlo.
Y dicho esto, el dragón tendió una mano muy seguro hasta uno de sus pechos y Zoba se sobresaltó. Pero como era habitual en esas manos que se acercaban a ella, eran detenidas siempre por Gowther, que, agarrando su muñeca, le miraba a Meliodas con un gesto de enfado poco marcado.
- Bueno, ya hemos invocado a Gowther - dijo entre risas bajando la mano, mientras Ban también reía.
- No tiene gracia, Capitán, eso no se hace - Gowther se cruzó de brazos, y llevando el uniforme del Boar Hat, no intimidaba nada.
- No lo iba a haceeer - contestó Meliodas entre risas - Era sólo hacerte aparecer para que te quedes en la puerta recibiendo a los invitados en mi ausencia y llevarlos a las mesas.
- Está bien... - dijo sin dejar de estar enfadadito.
Meliodas abrió la puerta y salieron Ban y Zoba. Meliodas miró un momento a Gowther con una sonrisa.
- No nos sigas - le advirtió - Sólo vamos a ir a buscar a Hawk, y quiero hablar con ellos porque fueron los que no vinieron a animarme.
El ceño de Gowther se destensó un poco.
- Está bien... que mala imagen tienes de mí como para pensar que os iba a seguir...
- Es que te conozco - Meliodas rio y salió del bar.
Fuera, antes de retomar la marcha, Zoba corrió sin mirar hacia delante, chocándose con alguien.
- Oh, discúlpeme, princesa Elizabeth... - dijo el gran hombre.
- No, yo no soy... - dijo Zoba levantando la mirada.
Delante de ella había un hombre, alto y musculoso, pero esbelto, al que no había visto nunca. Sin embargo, reconocía su cabello y su voz. El chico la miraba parpadeando. Realmente era atractivo. Cuando el chico la reconoció, se sonrojó apartándose un poco.
- ¡Zoba! - dijo sobresaltado.
- ¡Slader! - dijo ella feliz - ¡No te reconocía sin la máscara!
- Eh... sí, sí... ya ves... - dijo él apartando la mirada con algo de vergüenza, pues no podía evitar que le llegaran ciertas imágenes a su mente cada vez que la veía.
Meliodas y Ban pasaron por su lado.
- Siéntete libre de entrar al bar, Slader, nosotros volvemos después - dijo Meliodas dándole una palmada en el brazo.
Zoba asintió y corrió detrás del dragón y del zorro. Slader la vio marcharse, mientras otro par de miembros del Rugido del Alba se reunían con él.
- ¿Te has enamorado, jefe? - preguntó uno.
- ¿O sólo te parece muy atractiva? - dijo el otro.
- Ni lo uno ni lo otro - contestó él caminando hacia el bar.
Al abrir la puerta, vio que el ambiente estaba empezando a funcionar bien y sonrió un poco.
- Bienvenido - dijo una voz a su lado.
Slader se giró, viendo a Gowther sentado sobre un barril al lado de la puerta con las piernas colgando. Slader se estremeció. Ese muñeco otra vez...
- ¿Mesa para uno? - preguntó Gowther.
- Esto... para tres... - pidió Slader.
Gowther se bajó de un salto y empezó a caminar entre las mesas para darles una con tres sitios libres. Elizabeth se acercó con una sonrisa a tomar el pedido de tres cervezas.
- Voy a pedirle a Escanor que os traiga algo de picar mientras tanto - dijo la princesa retirándose.
- No es necesario - contestó Gowther - Ya lo puedo traer yo.
Tras decir esto, puso su mano sobre la cabeza de Slader y usó sus poderes en él para borrar ciertas imágenes privadas de Zoba de su mente. Tras quitar la mano y marcharse de nuevo a la puerta, Slader se sintió algo mareado, pero se le pasó al beber con sus compañeros. Gowther volvió a subirse al barril con una sonrisa satisfecha por su trabajo. Ahora que Zoba era su pareja oficialmente, esas imágenes debían desaparecer de la mente de Slader. Era sólo de él. Volvió a sonreír como de costumbre y recibió a los tres payasos... bueno, ya sabéis a quienes. (aunque les llame payasos, los quiero mucho, y todos los queremos)
*
Caminando por las desiertas calles de Lyones, Zoba, Ban y Meliodas buscaban a Hawk.
- ¿Por qué se ha ido Hawk? - preguntó Zoba.
- Eso es lo que queremos preguntarle.
- Seguro que tiene alguna estúpida razón, como siempre - Ban miraba por las callejuelas.
- De hecho, tampoco quiso que Gowther le llevara al corazón de Meliodas... - Zoba hizo memoria mirando al cielo.
- Eh - Ban se detuvo mirando en un callejón, y los demás le imitaron.
Al fondo del oscuro callejón, un cerdito paseaba buscando comida entre la basura. Se acercaron sin hacer mucho ruido.
- ¿Hawk? - preguntó Zoba - ¿Qué haces aquí? Nos tenías preocupada.
- ¿Hawk? - contestó el cerdito sin mirarlos - Yo no soy Hawk... soy un pobre cerdito callejero que habla. Un cerdito por el que no vale la pena preocuparse...
Los tres se miraron extrañados. Estaba claro que era Hawk, pero no entendían ese comportamiento.
- Venga, deja de decir tonterías y ven a la taberna con los demás - dijo Ban - Va a haber mucha comida y muchas sobras.
- Las cogeré de la basura cuando terminéis... - dijo alejándose, pero Meliodas lo detuvo agarrándolo del rabo.
- ¿A qué se debe tu comportamiento? - preguntó.
El cerdito lagrimeó un poco. Zoba lo miró preocupada y se agachó a su altura.
- ¿Te sientes mal por lo sucedido en la batalla? - dijo acariciando su lomo.
- Está claro que soy el más débil de todos... - dijo llorando - Todo lo que hago es inservible, siempre tengo que terminar salvado por alguien... incluso verte a ti, que eras la inútil del grupo hace un tiempo, con esas grandes alas y ese poder... y... y ese escudo... - Hawk lloraba más.
- Pero Hawk, no digas eso... - Meliodas lo soltó - Si siempre has sido tú el inútil desde el principio.
Zoba y Ban golpearon a Meliodas en la cabeza a la vez. A veces era demasiado sincero, tanto, que hacía daño. Y eso hizo a Hawk moquear y llorar todavía más.
- Hawk, te queremos... - dijo Zoba - Te necesitamos en la taberna...
- ¿¡Para qué!? - chilló el cerdo lanzándole a la cara babas y restos de basura de su boca.
- Porque eres mi Maestro - dijo Ban teniendo a Meliodas con la boca tapada para que no dijera nada inoportuno.
- Para que nos hagas felices con tu presencia y optimismo - siguió Zoba.
- Para que te comas mis sobras - siguió Ban.
- Para que demuestres a todos que eres el Capitán de las Sobras, aquel que corrió sin miedo contra el Rey Demonio para impedir que siguiese haciendo daño a mi pareja - Zoba le acarició la cara.
- Bueno... sin miedo... - Meliodas lo murmuró, y Ban apretó su mano con más fuerza en su boca.
- Y si dimites de tu puesto, yo seré la Capitana de las Sobras - Zoba le miró con una sonrisa traviesa - Todas las sobras de Ban serán para mí.
- ¡No! - gritó Hawk reaccionando - ¡Eso sí que no! ¡Tú no disfrutarías unas buenas sobras ni de broma!
Después de eso, miró a Meliodas, que seguía amordazado por Ban. De él también esperaba algunas palabras bonitas. Ban le soltó y Meliodas le miró con seriedad.
- Le prometimos a tu hermano que cuidaríamos de ti, ya que él se enorgulleció que fuésemos tus amigos, y así será. ¿Volvemos a la taberna?
Hawk se echó a llorar y se lanzó a los brazos de Meliodas, mientras Zoba y Ban lo miraban con aprobación.
- ¿Quién es el hermano de Hawk? Yo quiero saber esa historia - dijo Zoba feliz.
- Te la contaremos en el camino de vuelta - Ban sonrió y empezaron a caminar hacia el bar.
*
Cuando llegaron al bar, el ambiente era fantástico. Estaba lleno de personas, y Diane, Elizabeth, King, Gowther y Escanor se encargaban de atenderlas a todas. Zoba sonrió y fue a saludar al resto con Meliodas, y Ban fue a la cocina a sustituir a Escanor.
Zoba se paseó entre los invitados, llamando a más de uno la atención por sus alas, y luego se fijaban ella. Tardaban un rato en saber que era Zoba, y como ella una de las pocas chicas sin pareja (o eso creían) hablaban entre ellos de ella. Guila y Jericho también estaban solteras, pero ellas no les atraían tanto. Hablo, sobre todo, de Howzer y Slader. Estaban en la misma mesa y como eran dos de los pocos solteros, hablaban.
- ¿Esa de verdad es Zoba ahora? - preguntaba algo borracho Howzer.
- Sí, vaya que si... - contestó Slader - Me choqué con ella en la puerta.
- ¿No estaba saliendo con Gowther? - preguntó asegurándose de que el muñeco seguía en la puerta.
- Yo de eso no se nada... - Slader le miró de reojo - Da demasiado mal rollo para que esté con alguien como ella.
Howzer se terminó su jarra y se levantó.
- Entonces... - dijo algo mareado - Voy a hablar con ella.
Slader se rio un poco rellenando su jarra.
- Ten cuidado y no vomites, hueles mucho a alcohol, no se si es la mejor manera de declararse...
Cuando Howzer caminó entre las mesas para ir a buscar a Zoba al pie de las escaleras, un pequeño rayo rosa se metió en su mente, haciendo que se detuviese al momento. Tras estar unos segundos de pie, se volvió sobre sus pasos hacia la mesa y volvió a sentarse.
- ¿Ya? - dijo Slader.
- No se a que me he levantado... - contestó él.
- ¿No ibas a declararte a Zoba?
- ¿Yo iba a hacer eso? - preguntó confuso.
- Deja, ya voy yo - Slader aprovechó la oportunidad y se levantó.
Cuando caminaba entre las mesas más decidido que Howzer, otro rayo rosa se metió en su mente, y su resultado fue el mismo que el de Howzer, volver a la mesa sin saber lo que iba a hacer.
Gowther los miraba serio sentado en el barril, con las piernas cruzadas. Escuchaba su conversación leyendo sus mentes de una manera muy inocente. De todas formas, nadie se enteraba. Lo había escuchado todo, y por eso lanzaba pequeños rayos que hacían olvidar sus últimos segundos, para que se les olvidara la idea de ir a por Zoba. Ella estaba con él.
Aún así, los seguía vigilando por si volvía a salir el tema de Zoba. Tan concentrado en esos dos solteros, no vio que Zoba se iba a hablar con alguien, y se enteró por la conversación de Howzer y Slader.
- Oye... - dijo Slader - ¿Y ese quién es? Ese que está hablando con Zoba - dijo señalando con la jarra a alguien.
- ¿Ese? Pues... pues no lo se... - contestó Howzer.
Gowther miró a donde apuntaban. En la barandilla de las escaleras, Zoba había subido hacia donde estaba Mael con una bebida, y ella tenía la mano en su brazo mientras hablaban muy cercanos, pues el ruido era fuerte si no hablaban a voces. Gowther abrió los ojos de par en par cuando ella abrió los brazos para él y Mael aceptó el abrazo que ella le ofrecía. Se levantó rápidamente del barril casi volcándolo y corrió entre las mesas y borrachos a por ella.
*
En lo alto de la escalera, Zoba y Mael hablaban. El arcángel se estaba refugiando en el alcohol al perder a Ludociel y al resto de los arcángeles, además de quedarse sin amigos. Zoba, que se había dado cuenta de su soledad, se acercó a hablar con él y a ofrecerle su apoyo.
- Tú, que has sido secuestrada, humillada, golpeada... - susurraba Mael cerca de ella - Por mí... ¿vienes ahora a ofrecerme tu amistad cuando me encuentro solo?
- Oye Mael, ese no eras tú - dijo Zoba poniendo la mano en su ancho brazo - Ese era Estarossa, ahora yo quiero ayudar a Mael.
- Pero no estabas enfadada con Estarossa después de todo.
- Sí, estaba muy enfadada con él, pero no le odiaba, son cosas distintas.
Mael le sonrió jugueteando con el mango de la jarra. Se sentía bien con la confianza que le transmitía la mano en su hombro.
- Tu apoyo será muy bueno hasta que asuma que todo lo que he hecho es el pasado.
- Sí, Mael... quiero llevarme bien contigo, y espero que esto salga bien.
Las alas de Mael se movieron suavemente con un escalofrío de felicidad y sonrió más. Zoba sonrió quitando su mano y se giró para irse, chocándose con Gowther, que estaba justo detrás.
- ¡Gowther! ¡Que susto! - dijo ella.
- ¿Qué hacías con Mael? - preguntó sin andarse con rodeos.
- Hablar con él - contestó mientras bajaba a su lado por las escaleras - Se siente bastante solo por la muerte de Ludociel y muy culpable por lo que hizo siendo Estarossa. Quiere emborracharse y olvidarse de todo un poco.
- ¿Seguro? - preguntó sin dejar de mirarle - Entonces no se que tiene que ver que le pongas la mano en el brazo.
- ¿Ya te vas a volver a poner celoso? - dijo ella aguantando una risa - Gowther, una mano, un contacto físico con una sonrisa hace milagros en una persona que necesita apoyo. Es algo que tienes que empezar a comprender...
Gowther se detuvo pensando en eso y mirándola. Luego volvió a mirar a Mael con un rostro no muy convencido.
- ¿No me crees? - preguntó ella - ¿Quieres mirar en mis recuerdos para estar tranquilo?
- A ti no te gusta que haga eso - dijo él tras un suspiro.
- No me importa. Si así te vas a quedar tranquilo, estará bien.
Gowther la miró a los ojos un momento y tendió una mano hacia ella, pero antes de tocar su cabeza, se detuvo y la bajó.
- No... no voy a hacerlo - y en vez de tocar su cabeza, agarró sus manos - Confío en ti. Sólo tengo una pregunta... que te la haré mas tarde.
- Como quieras - Zoba sonrió feliz - ¿Me... das un beso?
- Sí, pero aquí, ven... - dijo tirando su mano - Nos besamos aquí.
Y tirando de su mano, se pusieron delante de la mesa donde estaban Howzer y Slader, y allí le dio un besazo delante de ellos. Y mientras les dejaba a ambos con la boca abierta, ellos iban a sentarse juntos en una mesa.
Mientras, Escanor había dejado la parrilla a Ban, y al salir, como las chicas se ocupaban de la cerveza y King del vino, no sabía bien que hacer. Vio caerse un poco de bebida al suelo, y se agachó con un trapo, pero Hawk apareció rápidamente y lo dejó limpio en un segundo.
- ¡Lo siento, pero todo lo que toca el suelo es propiedad el Capitán de las Sobras!
Escanor suspiró viendo cómo se marchaba y se levantó. No sabía muy bien qué iba a hacer ahora, hasta que escuchó la voz de su hija.
- ¡Papá! ¡Papá, ven!
Escanor miró, y a Zoba sentada en una mesa moviendo la mano para que le viese.
- ¡Ven a sentarte con nosotros!
Escanor sonrió, y tomando una jarra de cerveza, se sentó en esa mesa al lado de su hija. En ella estaban Guila y su hermano Zeal, Jericho y Gowther.
- Bienvenido a la mesa de los no bebedores de alcohol - saludó Gowther.
- Aunque tú bebas, te dejamos pertenecer a nuestro grupito porque bebes con moderación - Zoba sonrió.
Escanor los miró. Zeal bebía zumo junto con Zoba y Gowther, y las dos chicas bebían un vino sin alcohol muy dulce mientras picoteaban de lo que había en la mesa.
- Chicas, Zeal, os presentó a mi papá Escanor - dijo Zoba con felicidad.
- ¿Qué dices? ¿¿Él es tu padre?? - Jericho lo miró sin creérselo - De verdad, no me lo puedo creer...
Ella sonreía feliz abrazada al brazo de su padre, y también se abrazó al de Gowther. Estaba felizmente rodeada de los dos hombres de su vida. También le gustaba que, aunque Gowther estaba sentado al lado de Guila, ella no le mantenía ningún rencor, ni él la miraba apenas. Él sólo tenía ojos para una persona en esa mesa, y en todo el bar.
*
(Aquí hago un inciso para enseñaros las personas que fueron a la fiesta, ¿veis a quiénes he señalado?)
(Vale que Ban sacrificara su inmortalidad para resucitar a Elaine y por eso ella está... pero Helbram murió en la batalla contra Meláscula y Zaratras debió desaparecer cuando la propia Meláscula murió. Bueno, digamos que a esta fiesta fue mucha gente y que el mangaka se lió un poco, o tal vez quiso hacerles un homenaje)
*
Luego, conforme la gente se iba emborrachando y yéndose, Elizabeth se sentó con ellos en su mesa, pues ella tampoco bebía. La gente se marchaba, quedando sólo los justos, al final todos o casi todos sentados en la misma mesa. El grupo de los no bebedores quedó reducido a Zoba, Gowther y Elizabeth, y no les importaba en absoluto que los demás bebieran hasta la saciedad. Ahora les tocaba a ellos, pues habían estado ocupados durante la fiesta.
Tan borrachos andaban, que sin saber cómo, surgió el tema de las parejas consolidadas y de su futura descendencia.
- Pues a mi me encantaría que mi futuro hijo combatiese contra el hijo de Ban - confesó Meliodas tras acabar un trago.
- Lo veo muuuuy bien, Dancho... - Ban estaba muy borracho, como de costumbre,
- ¡Pero bueno! - Diane y King se incorporaron y hablaron a la vez - ¡¿Y mi hijo que?!
Luego los dos se miraron a la vez sorprendidos y desviaron la mirada sonrojados. Eran tremendamente lindos. Diane se acabó su jarra de un trago.
- ¡Bueno! - gritó ella - Pero de lo que sí estoy segura es que mi hijo será el mejor amigo del hijo de Zoba, ¡y no hay más que hablar!
Zoba escupió como una pistola de agua su zumo de frutas.
- ¿M-Mi hijo? - dijo ella con un sonrojo.
- ¡Sí! - contestó Diane con una sonrisa - ¿No te hace ilusión tener en el futuro un hijo con Gowther?
Tener un hijo con Gowther. Esas palabras resonaban en su cabeza como si fuera un eco. Después se giró hacia Gowther, sentado a su lado. Él no se había inmutado y esperaba la respuesta de ella, como todos los que habían ahí. Zoba, al ver a Gowther, recordó esa palabra que la había dejado tan descolocada: "Nunca". La respuesta de Gowther ante hacer el amor alguna vez.
- Pues... no lo había pensado, la verdad... pero supongo que en un futuro... me gustaría... -dijo con una pequeña sonrisa.
Ante su silencio, Merlín, tranquila y flotando con una jarra, habló.
- Lamentándolo mucho, tengo que decir que Zoba y Gowther no pueden tener hijos juntos.
- ¿¿Cómo?? - Diane se sobresaltó, mucho más que los demás.
- Es por la condición de Gowther - contestó ella - Gowther es un muñeco artificial, no es fértil. Zoba, como humana artificial, no lo tengo muy claro, pues los fines para los que la creé no tienen nada que ver con la reproducción. A lo mejor puede, a lo mejor no, pero Gowther es seguro que no.
La afirmación de Merlín los dejó a todos en silencio, menos a Zoba, que no pudo evitar decir en un susurro un curioso comentario mientras se llevaba a los labios su bebida.
- Pues entonces los tendré con otros... - dijo en voz baja, pero como todos estaban en silencio, la escucharon.
Esto hizo que Gowther escupiese esta vez su bebida en modo pistola agua, y que Ban se riese de él. Lo admitiese o no, al zorro le causaba mucha risa esa pareja. Zoba también se empezó a reír, pues lo había dicho de broma.
- ¡Es broma, es broma! ¡Era porque había un ambiente muy callado y lo vi divertido! - dijo riendo.
- Divertidísimo - Gowther volvió a beber.
- Te quiero, lo sabes... - ella se volvió a abrazar a él - Y... aunque ahora no tengo nada claro el tema de los hijos, sí que me gustaría... tener otra cosa...
- ¿El que? ¿El que? - Diane miraba emocionada.
- ¡Un hermanito! - gritó feliz -¡Papá, dame un hermanito!
Y por tercera vez, apareció en la mesa una pistola de agua, esta vez de cerveza, y de Escanor. Los demás no podían evitar reír de la situación, y Escanor tartamudeaba con un sonrojo que no era del alcohol.
Ban, el más borracho de la mesa, era el que más se divertía con la situación que tenían ellos, pero quería más. En un momento de distracción, cambió su jarra por la de ella rápidamente.
- Eh, Zoba... - dijo divertido - No te veo beber.
- Sí estoy bebiendo, Ban...
- Venga, bébete eso de un trago - dijo señalando su vaso.
- Así no lo saboreo, Ban... - se quejó ella.
- Vamoooos, vamoooos - los ánimos de Ban empezaron a contagiar a los demás, que animaron por hacerlo.
Zoba hinchó las mejillas y agarró el vaso. Después de todo, era sólo zumo, ¿No?
Abrió la garganta y se dispuso a beber el vaso entero, pero notó a medio trago que ese zumo era... muy amargo. Pero se acabó el vaso y luego sacó la lengua con asco.
- ¡Que asco! ¡Que amargo! - gritó.
El bar se llenó de carcajadas de Ban, que terminó tirado en el suelo de la risa. Gowther frunció el ceño y cogió el vaso de Zoba vacío para olerlo.
- Ban, ¡le has dado alcohol a Zoba! - le renegó.
Pero el zorro estaba tirado en el suelo agarrándose el vientre de la risa. Escanor le ofreció agua a Zoba para que se le quitase ese gusto de la boca, mirándola algo preocupado.
- Ban, eso no está bien. La cerveza está muy cargada y Zoba no ha bebido nunca...
- Papá... ¿me quería emborrachar? - preguntó ella con inocencia.
- Sí, hija... a ver cómo estás mañana...
Merlín desapareció un momento. A los segundos, volvió con un pequeño pastillero que le entregó.
- Tomate eso y mañana no tendrás resaca.
- Merliiiiiiiiinnn - Ban se rio en el suelo - ¡Eso nos lo podrías dar a todos!
- Te aguantas con las consecuencias de beber tanto - dijo ella con una sonrisa bebiendo de su copa.
Al poco rato, Zoba se empezó a encontrar mareada y decía algunas cosas que no debía. El alcohol se le había subido muy rápido, y es lo que pasa cuando no estás nada acostumbrada a beber. Gowther se levantó dejando su jarra.
- La llevaré a su cuarto y la acostaré - dijo yendo con ella.
- En brazos como princesa - pidió ella tendiéndole los brazos.
Gowther sonrió un poco y la tomó como pedía, con cuidado de que no se viese nada por debajo de su vestido. Mientras subía las escaleras, Zoba decía adiós con la mano.
- ¡Adiós, adiós! ¡Me voy a dormir! - decía con una sonrisa.
Los demás se despidieron igual.
- Va borracha borracha sólo con una jarra - dijo King casi sin creérselo.
- Mejor que duerma y que le haga efecto la pastilla - Escanor rellenó los vasos vacíos.
*
Mientras, arriba, Zoba iba murmurando cosas sin sentido. Cuando Gowther pasó por su cuarto para llevarla al suyo, ella se agarró al manillar de la puerta del muñeco.
- ¡Noooo! - pidió - ¡Yo quiero dormir contigo!
- Si vamos a dormir juntos - el muñeco no descartaba la opción - ¿Pero quieres que sea en mi cuarto?
- Si, porfi...
Gowther se encogió de hombros y entró con ella al suyo. Todos los cuartos tenían la misma distribución, pero ya personalizados. El de Gowther no era muy diferente del original, sólo que tenía más libros. Dejó a la chica sobre la cama y se sentó a su lado tomando sus piernas para desabrochar sus largas sandalias, que le llegaban casi hasta la rodilla. Ella se llevó las manos a la cara, con dolor en su cabeza.
- Gowther... - susurró.
- Dime - contestó él sin mirarla.
- ¿Por qué no quieres hacer nunca el amor conmigo?
La pregunta dejó helado al muñeco, que paró de desabrochar su sandalia para mirarla, pero ella cubría su cara con las manos. Pensaba que hacer este tipo de preguntas le daba pudor, pero el alcohol le ha dado el empujón que necesitaba.
- Dijiste que nunca lo harías conmigo... ¿hay alguna razón?
- Antes la había, ahora no - dijo con una pequeña sonrisa - Antes... digamos que tenía el recuerdo de Nadja muy presente cada vez que se hablaba del tema o lo pensaba, pero como ya he solucionado mis dudas con ella, ya no siento que haya nada que lo impida. No era por ti, era por mi - dijo continuando desabrochando el zapato.
Zoba sonrió más tranquila.
- Que bien... pensaba que era por mi culpa o algo... - dijo apartando sus manos de la cara.
- ¿Lo de tener hijos con otros era mentira, verdad? - confirmó el muñeco.
Zoba sólo sonrió asintiendo. Ella no solía bromear de esa manera.
- Es más - siguió Gowther hablando - he llegado a pensar en que esta noche sería ideal - dijo terminando con una sandalia.
Zoba se sonrojó y lo miró rápidamente.
- ¿¡Cómo?!
- Pero luego deseché la idea - dijo volviendo a mirarla - Esta vez sí por un asunto de ti.
Zoba le miraba un poco alterada. Primero era por él y por los recuerdos que tenía, ya superados, y ahora tampoco puede ser por ella. ¿¿Por qué??
- Esta vez es por... cómo te lo explico... - dijo mirando a la ventana - Quiero que estés recuperada y que tengas tu propio corazón. No quiero que lo que sientas tengas que compartirlo con Merlín. Esto es sólo nuestro. ¿No estás de acuerdo?
Zoba terminó por sonreír de nuevo. Compartía la misma opinión que él, y ella no tenía prisa.
- ¿Y qué era lo que tú tenías que preguntarme ahí abajo? - preguntó ella.
Gowther terminó con sus sandalias y se levantó de la cama. Se puso delante del espejo de su cuarto y se miró de arriba a abajo.
- Zoba... ¿Yo doy mal rollo? - preguntó.
- ¿Cómo mal rollo? - preguntó ella incorporándose a mirarle.
- He oído en la fiesta que algunos opinaban eso de mí - dijo mirándola por el espejo - ¿Doy... miedo? ¿Hago... cosas extrañas? ¿No parezco... alguien normal?
- Lo primero... - dijo ella sonriendo - No, no das mal rollo. Segundo, ¿desde cuándo te importa la opinión de la gente sobre ti?
- Desde que eres mi pareja - dijo bajando la mirada - Muchos ahí abajo... no se creían que fuésemos pareja. Debe de ser porque tengo un comportamiento diferente... y nunca he sido como ellos. Así que lo que ellos digan de mí, te afecta a ti como mi pareja, y no quiero que te sientas mal por ello o... que llegues a pensar como ellos...
Gowther bajó la voz en las últimas palabras, a la vez que Zoba empezaba a reír. Gowther la miró sorprendido al ver como ella se había levantando e iba con él.
- Por eso mismo fue por lo que me enamoré de ti... - dijo dejándose caer hacia él, y él la sujetó - Por ser tan sincero y especial...
- Tenía entendido que te enamoraste de mí incluso antes de saber mi verdadera forma...
- Eso fue un flechazo, pero para seguir queriendo a una persona eso no basta. Aunque has tenido fallos muy graves, tu forma de ser me ha mantenido enamorada hasta el día de hoy, cada día más que el anterior, y menos que el siguiente. No hagas caso de lo que dice la gente... a mi no me afecta.
Gowther le miraba callado a los ojos.
- ¿Por qué? - preguntó en un susurro.
- Porque soy feliz... - contestó ella sonriendo - Y eso hace que la opinión de los infelices me valga bien poco.
Gowther sonrió juntando sus frentes con cariño.
- ¿Crees que yo soy normal? - preguntó ella - Me conocen desde que estoy mutando, y tú mismo has visto de la forma en que me miran... y tú... eres el primer chico que me dijo que mi físico no importaba, que por dentro seguía siendo la misma.
- Para mí eres una persona muy normal dentro de las personas que he visto - dijo volviéndola a tomar en brazos - Pero la más especial dentro de las personas normales.
Mientras la llevaba a la cama, Zoba vio algo por el rabillo del ojo que le resultó familiar. Su libro. Estaba encima de su mesita. Lo cogió antes de que le tumbase en la cama.
- ¿Por qué tienes mi libro de Violet Evergarden? - preguntó mirándolo.
- Oh, bueno... - dijo sentándose con ella - Merlín me lo dio cuando fuiste secuestrada. Me dijo que lo leías a escondidas para intentar comprender lo que me ocurría.
Ella se sonrojó desviando la mirada. Eso era un secreto...
- Y entonces me puse a leerlo, hasta donde dejaste tu marcapáginas. No quise seguir hasta que no estuviésemos juntos y terminásemos el libro.
- Pero ya no es necesario, Gowther... esa etapa de tu vida ya ha pasado.
Gowther se puso serio de repente mirándola, y a Zoba le dio un escalofrío cuando él la señaló con el dedo.
- Ese es tu pecado.
- Esto... ¿cómo?
- Tu pecado es dejarte los libros sin terminar de leer.
- Bueno... pues... ¡Acabémoslo ahora! - propuso ella con una sonrisa.
Pero Gowther negó con una sonrisa.
- No creo que estés en condiciones para leer...
- Pues entonces lee tú para mí. Sólo nos faltan dos capítulos.
Gowther se lo pensó un momento, y tras quitarse sus zapatos y la media del uniforme, se metió con ella en la cama con la pequeña lámpara y se acomodó para terminar de leerle el libro. Zoba se quedaba apoyada en su pecho, mirando medio dormida las páginas, y cuando le dolía la cabeza, cerraba los ojos y sólo se dejaba llevar por la voz de Gowther. Cuando el cuento terminó, ella se secó unas lágrimas traicioneras de los ojos. Gowther lo dejó sobre la mesita, esta vez sin marcapáginas.
- ¿Te gustó el final? - preguntó él.
Ella asintió sin decir nada. Gowther se quitó las gafas y apagó la luz.
- Ahora descansa, la pastilla te empieza a hacer efecto, y hoy ha sido un día muy duro para todos...
Gowther no había terminado de hablar y Zoba ya se había dormido. Después de este eterno día, tocar una cama que olía a su pareja le hizo relajarse al momento y caer rendida. Gowther dio una pequeña sonrisa cuando la escuchó, y por debajo de la sábana, buscó su mano para dormir tomándola.
Luego, él también cerró los ojos. Él no necesitaba dormir tanto como un humano, pero sí que había sido un día muy largo... y bueno, descansar relajado al lado de Zoba... sería muy bueno para su cuerpo y mente.
*
"Zoba"
Ella abrió los ojos. No había nadie y todo estaba a oscuras. Había abierto los ojos, pero sabía que no estaba del todo despierta. Miró a su alrededor algo asustada.
"Zoba"
Ella se sobresaltó. Alguien le estaba hablando, pero no sabía dónde estaba. Estaba en todas partes y en ninguna.
- ¿Quién... eres? - preguntó.
Delante de ella apareció una figura enorme de un hombre anciano. No le había visto nunca, pero esa aura era... la de un demonio. La del Rey Demonio. Ella se puso a la defensiva rápidamente. Él desapareció en un momento, para luego volver a aparecer con la apariencia de Meliodas Rey Demonio.
"Así seguro que me conoces mejor"
Ella lo miraba callada, y procurando no darle la espalda.
"Me ha parecido buena idea aparecer en tus sueños para comunicarte lo que pienso hacer contigo"
Ella puso una cara extrañada ante la proposición del demonio.
"Ya he visto tu potencial, y dentro de ese tesoro sagrado tienes ahora mucha parte de mi poder y de mi hijo Zeldris, y voy a ir al grano: Voy a poseerte al completo para que seas Rey Demonio. Tu cuerpo no pondrá tanta resistencia como Meliodas y tienes la fuerza necesaria para plantarles cara a todos"
- ¿Cooomoooo? - Zoba abrió los ojos y la boca a la vez - ¡No! ¡No te pienso dejar hacer eso!
"He venido a avisarte, no a pedirte permiso"
Ella dio un chillido fuerte cuando notó dolor en su pecho, mientras que la oscuridad la envolvía, queriendo poseer su cuerpo y su mente. Se agarró la cabeza, notando cómo esa oscuridad quería envolverla y poseerla completamente. Avanzaba rápido por su mente, queriendo contaminarla entera, pero entonces... se chocó contra una barrera.
El Rey Demonio alzó una ceja. La barrera mental de Zoba, de color rosado, empezó a aumentar, intentando alejar ese poder demoníaco de ella.
"¡Zoba!"
Esa voz resonó en el lugar, tan oscuro y solitario, ella la reconocía. No era ni mucho menos la del Rey Demonio... era la de Gowther. El Rey Demonio puso una mueca de enfado.
"¿Otra vez tú?"
"¡Te dije que no iba a dejar que le pasara nada!"
"¿Y tú crees que aunque me encuentre más débil que antes no puedo poseer a esta chica pasando por encima de tus barreras?"
El poder del Rey Demonio aumentó, haciendo a la chica gritar cuando las barreras que Gowther ponía en su mente retrocedieron un poco.
"Rey Demonio, has cometido un grave error al meter su asquerosa esencia en su corazón"
Esta vez, a las barreras que Gowther había puesto en su mente de color rosa, se unieron otras todavía más fuertes de color morado oscuro, que empujaron junto a las de Gowther a la oscuridad del Rey Demonio hasta casi sacarlas por completo de su cuerpo.
"Maldita maga... así que tenéis los corazones vinculados... error mío"
Y tras decir esas palabras, el Rey Demonio se marchó del sueño de Zoba, permitiendo que ella despertase. Se incorporó jadeando y asustada, encontrándose en la cama de Gowther. Él, que hasta hace unos segundos tenía las manos en su cabeza para ayudar a controlar su mente, le frotó los brazos. Merlín estaba de pie al lado de la cama mirándola con seriedad y con los brazos cruzados. Por la puerta, Meliodas entró rápidamente pero sin hacer ruido.
- ¿Qué pasa? - preguntó alarmado - He notado la presencia del Rey Demonio, aunque muy levemente.
- Ha intentado aprovecharse del poder que tiene Zoba en su tesoro sagrado, tanto de él como de Zeldris para intentar poseerla - contestó Merlín - Cuando tocó su corazón me di cuenta de inmediato y al aparecer aquí, Gowther estaba controlando su mente para impedir que ocurriese una tragedia.
Zoba, temblando, miró a Gowther sin saber muy bien cómo todo había llegado hasta ese punto. Él le miró con un rostro comprensivo y la abrazó lentamente.
- Tenía la esperanza de que... hubiese sido una pesadilla... - susurró en su pecho.
- Te movías mucho durante la noche y me alarmaste cuando empezaste a gritar. Lo siento, miré en tu mente sin permiso - dijo él frotando su espalda.
- Pero eso me ha salvado de algo horrible... - contestó ella - Gracias... mil gracias...
- De todas formas, ha sido gracias a Merlín, que ha venido rápido - siguió Meliodas - Aunque ahora mismo el Rey esté débil, no sé si Gowther sólo podría haber logrado expulsarlo.
- Lo hubiese dado todo para que no la poseyera... - dijo abrazándola más.
- Ahora a descansar - Merlín se destensó - No va a volver, desde luego. Se que será difícil, pero intentad descansar. Y por favor, que esto quede entre nosotros cuatro.
Ellos se miraron y asintieron lentamente. Merlín desapareció del cuarto, y Meliodas se quedó mirando a Zoba con una sonrisa triste.
- Siento todo esto... tú no tienes culpa de nada... - dijo él - No pienses tampoco en lo de Zeldris...
Ella le miró sorprendida. Meliodas sabía que lo de Zeldris le atormentaba. Esas palabras que no sabía que significaban.
- ¿Estarás bien? - preguntó el dragón.
- Sí, estaré bien, gracias.
- Yo cuidaré de ella - dijo Gowther - Velaré por ella toda la noche. No necesito dormir tanto como un humano u otra raza.
Meliodas asintió con una sonrisa mayor y se despidió con la mano saliendo. Aunque sonreía, por dentro se encontraba muy mal. Tras cerrar la puerta, Gowther volvió a arropar a Zoba. Ella se tumbó de nuevo contra él sin decir una palabra y se abrazó a su pecho. Él se quedó mirándola, y acariciando lentamente su cabello, hasta que ella pudo relajarse y cerrar los ojos, pero no conseguía dormir.
En su mente, empezaron a aparecer algunas imágenes.
Era una situación muy normal del bar un día normal, en el que Ban estaba en los fogones, Elizabeth limpiaba las mesas y Diane barría. King colocaba la vajilla y Escanor preparaba café. Merlín estaba en una mesa sentada con un libro y Meliodas estaba por la puerta con un saco con provisiones. Gowther estaba sentado en la escalera abrazado a sus rodillas mirándolos a todos, y de la cocina salió Hawk corriendo con una tostada de mantequilla y mermelada en la boca y Zoba corriendo detrás.
- ¡Se te ha caído, es mía! - gritó el puerco.
- ¡No! ¡Se me ha tambaleado pero la he cogido antes de caer! ¡Me la has quitado! - Zoba corría detrás.
Hawk saltaba por encima de las mesas y se metía por debajo de las piernas de Elizabeth, y ella, no corta ni perezosa, le seguía para recuperar su desayuno.
Zoba sonrió acostada, y empezó a conciliar el sueño con la tranquilidad de esas imágenes que estaba creando Gowther para ella, mientras él seguía acariciando su cabeza y mirándola.
- Buenas noches, Zoba...
Y susurrando eso, dejó un pequeño beso en su frente cuando notó que se había dormido de verdad.
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Bueno, pues aquí estamos con estas 8000 palabras o más de capítulo.
Ahora volveré a estar un poco ausente para terminar mis exámenes y avanzar más en el manga, ¡nos leemos! ^^
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