Gotas de Melancolía.
Pequeño fanfic que se me ocurrió mientras escuchaba Shining Ray de la banda Janne Da Arc.
Advertencia de spoiler. La historia está situada luego de los dos años.
Los personajes pertenecen a nuestro señor Eiichiro Oda-sensei.
- Pan Off -
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No podía creerlo. Habían llegado a una nueva isla, una isla esperando ser explorada y Luffy estaba sentado, viéndola por la ventana. Todo porque unas cuantas gotas, una simple llovizna caía del cielo, aunque viéndolo de manera racional sobrepasaba el término de llovizna, solo que Luffy se negaba a aceptarlo, deseaba a toda costa desembarcar en aquella misteriosa isla.
El ambiente en el Thousand Sunny era tranquilo, DEMASIADO tranquilo. El silencio era tal que solo se escuchaba el sonido de la lluvia y en el observatorio, el de las pesas. Zoro entrenaba como era costumbre, a diferencia que tenía la compañía de su capitán.
Normalmente le gusta entrenar en la completa soledad pero haría una excepción, Luffy actuaba muy raro y estaba decidido a averiguar la causa. Sin la intención de romper tal agradable atmósfera se limitó a seguir su entrenamiento.
Luffy miraba por la ventana, perdido en sus pensamientos. Traer de vuelta momentos de su pasado no era lo suyo pero el día se lo incitaba. La lluvia le traía un poco de... ¿Melancolía?
Sintió la mirada de Zoro, volteó para apoyarse en el respaldo y sentarse cómodamente y seguir con su tren de pensamientos.
Trajo de vuelta ese día de su niñez donde hizo su promesa con el pelirrojo Shanks, el día donde gritó a los cuatro vientos el sueño por el cual daría su vida si era necesario.
- "Tener una tripulación como ninguna y ser el rey de los piratas".
Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que parte de ese sueño se estaba cumpliendo.
Amigos, nakamas, familia, sea cual sea la palabra correcta estaba decidido a ser cada día más fuerte para protegerlos.
Proteger...
- "Dos años han pasado ya..."
Con su mano deslizó el sombrero sobre su rostro, cubriéndolo.
El recuerdo era amargo. Aquel fatídico día en Marineford donde la vida de su hermano se le escurrió de las manos.
No iba a llorar, no lograría nada con eso, pero estaba decidido a que por Ace y Sabo iba a cumplir su sueño, iba a vivir más libre que cualquier persona sin una pizca de arrepentimiento.
El tema era rápidamente reemplazado por otros recuerdos. Las incontables aventuras de su infancia en el Monte Corvo, los puños del amor de su abuelo Garp y la misteriosa aura de aquel hombre que hacía temblar al mismísimo Gobierno Mundial, Monkey D. Dragon.
- "¿Qué clase de hombre era? ¿Se encontrarían alguna vez?"
Era la primera vez que pensaba en eso, desde que se enteró que tenía un padre.
Los minutos pasaban y cansancio y curiosidad hicieron que Zoro detenga su entrenamiento. Estaba hablando de Luffy, era muy extraño que estuviera tan tranquilo teniendo una isla enfrente de sus ojos.
Agarró una toalla para secarse el sudor y se acercó al sillón.
- "¿Acaso está dormido?"
Corrió con delicadeza el sombrero de paja para así revelar el rostro del menor. Su respiración lenta, la pequeña sonrisa en su boca simplemente deleitaron al peliverde.
De repente, Luffy abrió los ojos al mismo tiempo que extendía sus brazos al cielo y gritaba con entusiasmo.
- ¿¡Pero que diablos!?
- Oh Zoro...¿Te asusté? Shishishi ¡Perdon!
El pelinegro soltaba carcajadas mientras el espadachín trataba de no darle una golpiza. No admitiría que lo había sobresaltado pero algo que si debía admitir es que la risa de su capitán es sumamente contagiosa. Así que olvidó todo el enojo y se unió a la risa.
Se sentó a su lado terminando su labor con la toalla.
- Zoro...Todo este tiempo estaba pensando...
Islas de carne, rey de los piratas, desafíos o cualquier cosa asombrosa y fuera de lo común fueron las rápidas ideas de Zoro.
- Estaba pensando en todo el tiempo que hemos vivido como tripulación ¿No te parece increíble?
Antes éramos nosotros dos en el East Blue con un barquito y ahora somos nueve con el mejor barco de todos en el nuevo mundo.
Zoro se sentía culpable por haber subestimado a su nakama, a su capitán y por extraña acción del destino, su pareja.
Quien lo hubiera pensado, Monkey D. Luffy, infantil, impulsivo, temerario como es tuviera un lado introspectivo.
- Pues...
El espadachín atrajo a su cuerpo al otro en un abrazo y suspiró profundamente.
- Nuestros objetivos son nuestros sueños y tú eres nuestra guía. Has sido el empujón para que nos lancemos a buscar nuestros sueños y haremos lo imposible para que tú también cumplas el tuyo.
Realmente se sentía raro decir todo eso, pero era lo que creía y el momento exigía que lo expresara. Y para calmar el incómodo ambiente le regaló una sonrisa como ninguna, una sonrisa cálida y acogedora mientras le colocaba el sombrero de paja en su cabeza.
El espadachín descubrió en los ojos del pelinegro algo que lo sorprendió, era miedo. Luffy por alguna razón estaba preocupado y él estaba dispuesto a eliminar esa preocupación de aquellos ojos que tanto le gustaban.
Depositó suaves y cortos besos en todo el rostro su rostro, empezando por la frente siguiendo por las mejillas terminando en los deliciosos labios. Los besos iban en aumento, tanto en cantidad como en intensidad.
Ningún sake lograba embriagarlo como su capitán lo hacía. Sus besos, sus tonterías, su inocencia lograron despertar en el cazador de piratas un sentimiento que nunca hubiera pensado experimentar.
Dispuesto a seguir con la ronda de besos, esta vez mas suaves, acercó su rostro al ajeno pero una voz se lo impidió.
- Zoro...
Era Luffy quien lo miraba con esos ojos que quería borrar, con ese misterioso miedo.
- ¿Qué sucede? - Dijo con una voz que emanaba dulzura.
- ¿Estarás a mi lado cuando me convierta en el rey de los piratas?
En ese momento comprendió. Aquel viaje introspectivo dio a flote nuevas preocupaciones en el chico.
- Haya cumplido o no mi sueño yo estaré a tu lado cuando te conviertas en el rey de los piratas. Idiota... ¿Por qué piensas esas cosas?
El capitán sonrió como siempre suele hacer, dejando las preocupaciones a un lado para darle la bienvenida a la alegría de nuevo. Observó por la ventana, la lluvia seguía cayendo y al parecer no tenia intenciones de parar.
Su expresión facial cambió por una tan Luffy, una caprichosa e infantil.
- ¿Qué pasa? - Dijo Zoro riendo levemente.
- ¡Quiero ir a la isla, pero está lloviendo y estoy aburrido!
Al mismo tiempo que se quejaba se sentaba sobre Zoro abrazando sus caderas con las piernas
- Ojalá Nami pudiera hacer algo para que la lluvia pare...
- "¿Qué clase de razonamiento es ese?"
Dentro de la mente del pelinegro algo hizo click, trayendo del inconsciente un recuerdo.
-¡Ya se que podemos hacer!
Luffy sonreía animado nuevamente, sus manos jugaban con los verdosos cabellos mientras Zoro lo miraba curioso.
- Sanji me dijo algo que hacen las personas que se quieren mucho como nosotros...
Zoro quedó paralizado al imaginarse el rostro del rubio burlándose de él con una risa perversa. No se sabe cuantas palabras utilizo Zoro para maldecir al cocinero mientras que Luffy reía en su inocencia, victorioso por haber conseguido algo para hacer en ese día lluvioso.
- ¡¿Q-Que el maldito cocinero te dijo que?!
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Este Sanji es un loquillo xD
Espero que les haya gustado esta historia. Comenten que les ha parecido :)
Gracias por leer
¡Sayonara!
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