Vendetta

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.

Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.

Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.

Gracias por leerme.



***

Vendetta.

"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas."

Sir Francis Bacon.




Themyscira.

La movilización de las amazonas tenía la misma similitud que las fuerzas de HYDRA, coordinadas de manera perfecta, con sus armaduras pulcras, listas con sus armas mientras entonaban cantos sobre el valor, la justicia y la paz. Para Diana era una visión que le llenó de orgullo, parada en la orilla de un risco observando el ejército de Themyscira prepararse para unirse al de HYDRA y apoyar a Kal-El en su búsqueda de los fugitivos. La isla que viera nacer a la princesa guerrera nunca había sido molestada por el tratado que la antigua reina consiguiera para su hogar, a cambio de responder al llamado que ahora Diana había hecho a sus hermanas de combate. Así era como debían ser las cosas, era el balance que el mundo estaba necesitando para recobrar su camino luego de semejante desastre con el virus y la separación de territorios.

-Seguramente debes creer que haces lo correcto.

Diana se giró al escuchar la voz de Ares, abriendo sus ojos sorprendida. Era uno de los dioses de Nueva Génesis, humanos perfectos que habían experimentado consigo mismos en la búsqueda por aquellos tesoros apreciados por todos: inmortalidad, juventud, fuerza, inteligencia... poder. Ares se había dado por desaparecido luego de haberse unido al bando de Bor, un elemento por el cual no había que preocuparse puesto que servía más a la causa de HYDRA que a cualquier otra. Diana no estaba ya muy segura de que ese autonombrado dios realmente estuviera de su parte. Le apuntó con su espada, lista para pelear si era necesario al no temer a su fuerza ni poder, aunque aquel Alfa portara un traje especial y una armadura de Metamaterial. Ares miró la espada, inclinando su rostro y luego riendo divertido.

-No vengo a pelear, niña.

-¿Quieres volver?

-Tampoco. Sólo venía a saludar, ahora que por fin te has alejado de Superman, quería dar mis comentarios al respecto de su próxima pelea.

-Esta visita te puede costar la muerte, Ares.

-¿De verdad? -rió el dios, mirando a las amazonas- No lo sé, yo siempre he sido conocido por levantar batallas, crear conflictos. Me gusta observar a los seres humanos tan ordinarios verse abrumados por problemas, es sumamente interesante desde el aspecto de experimentador y criador de vida a través del caos el proceso que lleva al más débil a convertirse en el más fuerte. Pero tú, niña, tú eres algo más.

-No te temo.

-Es parte de sus cualidades que luego se tornan defectos. Yo me pregunto qué pensará Kal-El si alguien le dijera que su mano derecha tan confiable y aguerrida es en verdad un miembro infiltrado de Nueva Génesis, alguien que le ha corrompido para beneficio de los dioses y de ella misma. Porque lo has hecho por ti, Diana. Cuando la corona de la victoria se cierne sobre Superman, reclamarás parte de la gloria por ser quien le abrió camino. Uno que conduce sin duda a un infierno. Necesito que me aclares, ¿lo hiciste porque Kal-El te despreció o porque un Omega te superó?

Diana levantó su mentón, afilando su mirada. -Solo has venido a dejar ponzoña.

-Tal vez las dos, ¿no es así? La que pronto será reina no puede tener al perfecto rey porque éste está cegado por un cariño que ha sido sincero si bien manchado por tus... planes.

-Irás a decirle tales conspiraciones, no conseguirás nada.

-Porque lo has adoctrinado muy bien. Pediste a Madame Hydra no por mera casualidad sino porque sabes que ella es experta en manipulación mental. ¿Le pedirás que active una palabra en Superman que lo empuje a tener sexo contigo? Hemos tenido experimentos gratificantemente exitosos con ello, divertidos incluso.

-¿Qué es lo que realmente quieres, Ares?

-Podrás sentirte una diosa, pero no lo eres. Tu único don real es haber nacido Alfa. Eso te hace parte de mis juegos, es tiempo de ponerte en el tablero principal, después de todo, gozas de estar en la cima del poder donde nadie te puede cuestionar tu grandeza. Para mí, tú no eres parte de Nueva Génesis y creo que tú estas consciente de eso, jamás te permitirán sentarte a su lado. Superman tiene más posibilidades que tú... ¿o será por eso por lo que lo empujas tanto a ese camino? Así él te llamará y nadie cuestionará tal acto.

-Estoy cansándome de tus palabras.

-Yo también. Querida niña, es hora de jugar mi juego. Enfrentarás las consecuencias de tus actos, y cuando los veas caer hechos añicos, recuerda que fui yo quien hizo el movimiento para demostrarte que eres tan mortal como Kal-El, y tan desechable como él. Hemos tenido ejemplares más fuertes antes, los seguiremos teniendo. Yo te reto a esta prueba nacida por tus propias decisiones, algo que siempre adoro de mis experimentos. Estaré de cerca vigilando.

Diana rugió, lanzando una estocada con su espada que solamente tocó el viento. Ares había desaparecido. La tecnología y poderes sobre humanos de los dioses de Nueva Génesis superaba cualquier cosa en la Tierra. Ella tomó aire, alzando su mentón. Su mano apretando el mango de su espada tembló ligeramente. No caería en esos juegos, no se pondría a debatir sobre las razones de Ares para decirle tales cosas. Estaban por dirigirse a una pelea que devolvería el mundo a un orden que eliminaría la injusticia, el hambre, la peste y todos los males que azotaban a la humanidad. Solo había tomado las decisiones que nadie más haría por el bien mayor. La hija de Hipólita no tenía nada que temer ni tampoco esconder, no se rebajaría al nivel de un Omega cualquiera, aunque éste siempre le hubiera vencido en sus trampas, sin jamás atraparlo en todos los años escondido bajo las calles de Nueva Metrópolis.

-Su Alteza, estamos listas para partir.

-Themyscira va a la guerra.



***




Desierto de Nueva Metrópolis.

-Voy a entrar.

Dick aseguró el gancho en el suelo y se lanzó hacia aquel pozo de arena en una caída perfectamente controlada de la que su padre estaría muy orgulloso, mirando su muñeca izquierda con su pantalla que le decía los metros que debía descender antes de detenerse sobre la bóveda abierta a puñetazos a inspeccionar. Jason había hecho un buen trabajo, pero no había ido con el equipo necesario para hacer una labor de inspección a ese único rastro que tenían para saber qué tan fuerte era ahora Clark Kent y hasta donde había mutado el virus en su sangre. Extrañaba a ese idiota de Jason como nunca, esperando que realmente hubiera alcanzado a Bruce y no que algún gigantesco animal marino se lo hubiera comido de almuerzo, el tener esa marca de un par de alas rojas al despertar le consolaba con el pensamiento de su Alfa vivo. Apretó el botón del seguro, quedando balanceándose sobre aquella apertura del metal en forma de garras deformes que se alzaban hacia él, cubiertas por algo de arena y lodo debido a lo profundo de aquel hueco.

-Entrando a la bóveda.

-Con sumo cuidado, Joven Dick.

-No te preocupes, Alfred, si escuchas que grito diles a mis hijos que los amo.

Hizo una lectura con su escáner de aquella apertura, estaba realmente impresionado porque aún eran visibles esas tres capas gruesas de protección con un grosor que juntas superaban el largo de un brazo y habían sido atravesadas como si fuesen papel. Buscó un rastro, entre las marcas de esos puños que las empujaron, el material había ofrecido resistencia así que el Alto Consejero debió herirse en algún momento si tan desesperado estaba por salir. Su búsqueda tuvo sus frutos, encontrando unas cuantos hilos de sangre ya secos dentro de la bóveda, girándose boca abajo y en picada para deslizarse otro poco, enredando sus pies en la soga y recolectar esa valiosa muestra de sangre, con eso junto a la muestra de Connor podrían determinar como detenerlo. Y si era necesario, matarlo. Dick tenía varias razones para hacerlo.

-Listo, me retiro.

Con un suspiro de alivio, subió de vuelta hacia la superficie, la soga comenzó a balancearse y notó que más arena comenzaba a caer conforme alcanzaba la orilla del hueco. Una tormenta de arena con un tornado cargado de relámpagos se aproximaba. Dick tuvo el tiempo justo para jalar la cubierta que había desplegado precisamente para esos casos, cerrando el pozo con él quedando colgando precariamente del mango, escuchando el rugido de la tormenta al azotar aquella zona. Prácticamente contando los minutos que pasaron, el joven Omega volvió a balancearse para empujar la cubierta y salir de ahí con un salto en giro, notando a lo lejos ya esa tormenta perderse hacia el horizonte. Solamente había más arena con las nubes radioactivas tronando en lo alto. Lo que fuera su hogar, lleno de tristezas como de alegrías era solamente un desierto sin vida, contaminado por radiación, relámpagos y arena seca. Dick tomó aire, checando su oxígeno.

-Voy de regreso, Alfred.

-Lo cual me reconforta.

-¿Qué tal una taza de chocolate caliente para recibirme?

-El chocolate es un lujo en Atlantis, pero veré qué puedo hacer por usted, Joven Dick.

-Te veo allá.

Guardando su muestra en el cinturón de su traje, recogió el material y la cubierta que dobló para marcharse. Al levantar su mirada notó algo extraño, un punto acercándose lentamente. Dick ajustó sus lentes, notando que ese punto era alguien más en un traje anti radiactivo que levantó su mano para saludarle como si le conociera y le diera gusto encontrárselo casualmente por ahí. El muchacho se giró a todos lados, quedándose quieto hasta que la otra persona le alcanzó, notando su figura esbelta y baja estatura que no le dieron pistas de quién era hasta que habló, haciendo que Dick abriera sus ojos de par en par al asombro.

-¡Hola!

-¿H-Harley...?

-Harleen. ¿Cómo estás?

-¿Qué? Tú... ¿cómo es que sigues viva?

-Se nota que no sabes tratar a las mujeres. Cuando una chica tiene algo que hacer, no puede morir sin haberlo llevado a cabo. Y yo tengo algo que hacer.

-Pero te vimos, tú y tus mercenarios...

-Oh, me rescató un alto, fuerte y curioso hombre con una voz ronca que me dijo "Harleen, ¿quieres tu venganza?" y yo le dije que sí porque mataron a mi Pudincito, entonces me tomó entre sus brazos de los escombros que arrastraba el mar.

-Estás bromeándome, ¿cierto?

-¡Así sucedió! Él me trajo aquí y me dijo que me quedara contigo porque tú vas a ayudarme a cumplir mi venganza.

-¿Yo?

-Ajá. Tú. El chico lindo bonito de todos los pajaritos.

-¿Quién te rescató?

-Olvidé preguntarle su nombre.

-¿Por qué lo olvidaste?

-¡Me dio armas más bonitas! -Harleen sacó un cañón ligero que zumbó con un brillo dorado y verde- Me dijo que las usara cuanto quisiera para mi venganza.

-Am... ¿me dispararías si me niego a ayudarte?

-Qué tontito, pues no porque entonces no podría salir de aquí. ¿Qué horrible, no? Antes era una ciudad hermosa llena de gritos y desastres. Ahora no es nada. Supongo porque la harán algo después.

-¿Quién la hará algo?

-El que sabe de la Ecuación.

-Tú...

-¡Vámonos! Tengo mucha hambre, caminar me dio hambre.

Dick se lo pensó en serio, sin embargo, al final se decidió a llevarla consigo. Si Harleen hubiese deseado matarlo lo hubiera hecho sin problemas a distancia, no se detendría a charlar con él de esa manera. Caminaron juntos, la chica canturreando y dando pequeños brincos de la mano que atrapó como si fuesen a un paseo hasta alcanzar la playa donde estaba su nave.

-Wow, está algo pequeña, tendré que sentarme en tus piernas. Uuuhh, que emoción.

-Harleen.

-¡Quiero quitarme ya el traje!

Lo cierto fue que tuvieron que viajar así, Dick conduciendo la nave y Harleen en su regazo, canturreando para sí misma, aplaudiendo cuando bajaron a lo profundo hasta la ciudad de Atlantis, pasando al hangar donde fueron desinfectados de la radiación, al fin liberándose del traje. Alfred miró a la chica con una mirada interrogativa a Dick quien se encogió de hombros, mostrándole las armas que ella traía y que no se parecían en nada ni siquiera a las de HYDRA.

-No me digas nada, Alfred.

-Solamente usted y solamente usted es capaz de encontrar una chica en un desierto.

-¡No se pudo resistir a mis encantos! -rió Harleen, colgándose del brazo de Dick- Además él es muy guapo y tiene un trasero inconfundible. Oohhh, hola por allá, ¿cuál es tu nombre?

-Arthur Curry, señorita -saludó este con una sonrisa divertida, acercándose a los recién llegados- Bienvenida a Atlantis. Dick, no sabía que habías encontrado a una chica en la bóveda, quizá yo deba hacer una parada igual para ver si encuentro una reina para mí.

-Su Majestad, yo...

-Yo soy Harleen -saludó la mujer, tomando la mano del rey de Atlantis- ¿Vas a darme un tour por tu casa?

-Encantado, señorita.

-¿Estaba en el desierto? -preguntó Alfred caminando junto a Dick detrás de Arthur y Harleen- ¿O le cayó del cielo?

-Algo de las dos, llegó a mi caminando como si nada, dijo que un hombre la dejó ahí para que me encontrara.

-Interesante.

-Alfred, no estoy interesado en ella. No le haría eso a Jason.

-Faltaría que yo lo permitiera, Joven Dick. Pero es curioso, hubiéramos detectado movimiento de alguna nave o transporte.

-Pasó una tormenta, la interferencia pudo confundir a los controles.

-Imposible. Además, usted también debió escuchar o ver algo si le alcanzó a tal distancia.

-Bueno, lo he pensado, pero me da escalofríos eso. Es como si hubiera aparecido de la nada.

-Hablando de aparecer cosas, tengo una noticia agradable para usted, Joven Dick. Hemos hecho contacto con su padre.

-¡Bruce! ¿Es en serio? ¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Damian? ¿Qué sucedió con Jason? ¿Cómo está Tim? ¿Por qué no me dijiste eso primero?

-La señorita Harleen acaparó la atención. Venga conmigo.

Dick entregó la muestra de sangre al laboratorio, donde les mostraron una cámara en la que tendrían un enlace con Terranova, como le llamaban a esa tierra a donde Bruce, Tim y Jason habían terminado. Un mensaje encriptado les había enviado las indicaciones para lo que sería un experimento de campos, pensaban transportar de forma instantánea un objeto y probar así lo que sería un portal que facilitaría la comunicación entre Atlantis y Terranova. Arthur llegó riendo tranquilamente caminando del brazo de Harleen, junto a ellos venía Connor. El adolescente abrazó a Dick aliviado de verle de vuelta.

-Veo que Alfred ya te ha contado de las buenas nuevas.

-Su Majestad, son magníficas noticias.

-Estamos terminando con las indicaciones y toda la información que el mensaje trajo consigo, sin duda lo mejor es saber que todos están sanos y salvos. De lograr este portal, vamos a tener un intercambio de información más sustancial.

-Habla muy bonito el rey de Atlantis.

-Solo frente a hermosas mujeres.

Dick rodó sus ojos, girándose con todos al escuchar a uno de los científicos en el laboratorio dirigirles la palabra.

-Tenemos el mensaje.

-Adelante, en pantalla.

-Sí, Su Majestad.

Una enorme pantalla holográfica fue desplegada para mostrar una grabación. Primero era un fondo oscuro que fue desvaneciéndose por un brazo robótico que chilló frente a la cámara que grababa hasta que una mano lo asustó como si fuese un ser vivo. Frente a ellos apareció la figura de un hombre de cabellos cortos castaños, barba alrededor de su mentón y ojos café claro brillantes como sonrientes que hacían juego con su expresión. Parecía estar en un taller similar a los de Atlantis, pero lucía más privado con artefactos extraños a su alrededor.

"Bien, la grabación funciona, no puedo tardarme tanto porque el peso del archivo perjudica la transmisión. Mi nombre es Anthony Edward Stark, yo he encontrado a Bruce Wayne, como a sus hijos Timothy y Jason en las playas de nuestro territorio, el Triunvirato. Están a salvo, los hemos protegido y cuidado al igual que el pequeño Damian. Según lo que nos ha dicho Jason, ustedes, gente de Atlantis que vive en el fondo del océano, son nuestros aliados. Realmente los necesitamos porque esperamos la llegada inminente de HYDRA, el ejército de Nueva Génesis. Junto a esta grabación envío la información para que preparen una cámara, un portal cuántico con el que podremos transportarnos y comunicarnos mejor, no miento al decir que realmente los necesitamos. Esperamos lo peor del ataque, pero lo más importante que solicito al rey de Atlantis es esto: el refugio para nuestros hijos. Damian junto con otros cachorros NO PUEDEN SER CAPTURADOS, daremos nuestra vida por ello, y si caemos en estas tierras, que sea con la tranquilidad de que ellos estarán a salvo en el único lugar donde Nueva Génesis no puede atacar bajo riesgo de destruir el planeta. Una vez que obtengan esta grabación y tengan todo listo para funcionar, envíen la señal de vuelta, es importante comenzar cuanto antes, el tiempo se nos agota. Tony Stark fuera."

Arthur se giró a Alfred. -Existen y lo saben.

-Hay que enviar la señal.

-¿Majestad? -llamó otro científico.

-¿Qué sucede?

-La muestra que recién nos han traído...

-¿Sí?

-La mutación está completa señor, el cambio molecular... este espécimen de Alfa puede tener capacidades que solamente hemos soñado.

-Pero sigue siendo mortal -gruñó Arthur- Como los otros. Así se sientan dioses les haremos saber que pueden morir como nosotros. Preparen todo para comenzar ya con los experimentos. Y que el ejército de Atlantis se prepare.

-¡Sí, Su Majestad!



***




Genosha.

Jason gruñó al caer pesadamente sobre el suelo de aquella sala de entrenamiento, girándose rápidamente para volver contra Logan. Era increíble que tres expertos en combate no pudieran tumbar a un solo hombre. Tim cayó sobre los hombros de aquel Alfa y salió volando como él, entreteniéndose con Bruce en una serie de patadas y puñetazos que bloqueaba o bien recibía de lleno sin que afectara su movimiento gracias a esos huesos cubiertos por la aleación que hacía su cuerpo duro como el acero. Aprovechó la atención sobre su padre para lanzarle una patada a Logan en la espalda, realmente con toda la intención de lastimarlo, pero aquél se agachó cual felino a tiempo, casi a punto de tocar a Bruce quien cayó de espaldas con un gruñido.

-Son buenos peleando -rió Logan, limpiándose el sudor con el dorso de su mano- Pero yo soy muy viejo en esto de combatir. Necesitan aprender nuevos trucos.

-¡Te voy a enseñar unos cuantos! -rugió Jason, volviendo al ataque.

El único que parecía divertido era Tim, se había ya dado cuenta que Logan solo estaba probándolos, porque ni siquiera los atacaba realmente, ni usaba esas garras suyas. Su experiencia como peleador era indiscutible, algo que seguramente dolía en el orgullo de su padre como de Jason, quien por cierto estaba aún digiriendo el hecho de que ese mutante era ahora el Alfa de Bruce. Tim prefirió observar cómo se movía y qué hacía para bloquear los golpes más que enfocarse en ganarle, era imposible desde cualquier punto de vista, no sin sus artefactos y armas. Cuando cayó al suelo por enésima vez se echó a reír, llamando la atención de Bruce quien frunció su ceño, volviéndose a Logan quien le guiñó un ojo antes de tomar a Jason cual costal, girar con él y enviarlo de vuelta al suelo donde cayó boca abajo con un bufido al golpear su estómago con la duela.

-Creo que la lección ha terminado por hoy, continuaremos mañana -dijo Logan ofreciendo una mano a Tim quien la tomó con una sonrisa, sacudiéndose.

-Gracias, Logan.

-De nada, cachorro. Jason, ¿quieres que te ayude a...?

-Púdrete.

-Sí, también te quiero. ¿Bruce?

-Aún no termino.

Logan arqueó una ceja, mirando a los otros dos. -Ya escucharon a su padre, largo de aquí. Esto es cosa de adultos.

Jason le dedicó una mirada antes de ser jalado por Tim, dejando aquellos dos solos. Logan tomó aire, tronando los huesos de su cuello al caminar al centro de la sala igual que Bruce quien no le quitó la mirada de encima, tomando una posición de ataque.

-¿Así que quieres terminar?

-Guarda tu sentido del humor para otra ocasión.

-Solo preguntaba. Anda, bebé, ataca.

-¡No me llames así!

Logan se carcajeó, rodando y escapando de un furioso Omega a quien luego atrapó por su espalda, recibiendo una patada en su entrepierna, soltando a Bruce, esquivando a tiempo su patada a su mentón.

-Golpes bajos están prohibidos.

-No eres tan invencible después de todo.

-¿Quieres un golpe bajo, eh? -Logan chasqueó su lengua- Tú lo pediste, corazón.

Bruce ya tenía medida la velocidad que alcanzaba Logan en sus ataques, esquivando las manos que trataron de tocarle, lanzando su contraataque. Jadeó al sentir sus ropas de entrenamiento ser rasgadas cuando las garras de metal tiraron de ellas, rugiendo ofendido al ver esos sietes en la tela.

-Tú comenzaste, Bruce.

-Al no poder contra mí usaste tus garras.

-No, dejaste claro que no has terminado. Estoy ayudándote a hacerlo.

Eso solamente levantó más la furia del Omega, haciendo reír a Logan quien no le quitó la vista de encima mientras se enredaban de brazos y piernas, rodando por la duela, separándose entre maldiciones de uno, risas de otro. Solo hubo gruñidos, jadeos y maldiciones en la sala de entrenamiento por varios minutos hasta que el Alfa al fin atrapó a Bruce contra la pared, algunos trozos de sus ropas cayendo al suelo por sus garras que se retrajeron al empujarle, estampándolo con su cuerpo como obstáculo para liberarse.

-¿No has terminado, verdad?

-¡Eres un idiota!

-Te diré algo, bebé, soy un mutante con un excelente olfato. Puedes gruñir y patalearme todo lo que quieras, pero es una vil farsa.

-¿De qué hablas? Suéltame ya.

Logan negó, sonriendo de forma más oscura, empujando sus caderas contra las de Bruce quien gruñó con una pierna apoyada en la pared para separarse de ella sin éxito. El forcejeo volvió a ser una lucha de brazos y piernas que se convirtió en algo más, las piernas del Omega alrededor de su Alfa quien le besó al jalarle por su nuca, tirando de una parte de su pantalón para colar una de sus manos hacia su trasero.

-¡Logan...!

-Mentiroso, mentiroso -ronroneó este al verlo jadear cuando sus dedos entraron en Bruce, claramente excitado- Pero aún no has terminado.

-¿Qué?

Se deleitó un poco más haciendo que Bruce se estremeciera al mover sus dedos de forma que estimuló bien su interior antes de embestirle sin darle tiempo a quejarse, aunque sabía que eso no ocurriría al notar la expresión en su Omega, completamente perdido. Logan rió bajito, lamiendo la curva de ese cuello al mostrarse cuando el ángulo de su penetración dio en el blanco, repitiendo el movimiento para escuchar esos gemidos hacer eco en la sala. Al carajo si lo escuchaban Charles y Erik, sería una excelente lección para ellos cuando estuvo a solas en esa residencia escuchándolos hacer exactamente lo mismo. Pegado completamente a él, aceleró el ritmo, hasta que ambos terminaron, Bruce primero con un grito ahogado clavando sus uñas en su espalda apretando con fuerza sus caderas, él después con un gruñido ronco contra su cuello, lamiendo la Marca en su cuello.

-Creo que ahora sí has terminado -susurró divertido en contra la piel de su pecho.

-Eres un gran idiota -jadeó Bruce sosteniéndose de sus hombros.

-Se te acaba el repertorio de insultos.

-Tenemos que asearnos... y limpiar.

-Okay, okay.

Luego de arreglar su desastre, Bruce fue a buscar a Damian sin encontrarlo pues Charles se lo había llevado de paseo, seguramente para no perturbarlo con sus actividades en la sala de entrenamiento. Logan le recordó el regalo de Tony recién llegado. Eran dos cosas: una nave diseñada para él, que tenía la silueta de un murciélago al enterarse de su apodo en Nueva Metrópolis, y un traje que había creado con los materiales que habían encontrado en las bóvedas de Doom. No era lo único que Stark había enviado, también un traje nuevo para Jason y las alas que había prometido a Tim quien era prácticamente su fan número uno.

-Deberías probártelo.

-¿Qué cosa?

-El traje.

-No voy a permitir que Erik me lance al aire como lo hizo con Tim.

-Debiste ver tu cara de angustia al ver a Tim caer en picada antes de desplegar sus alas.

-Si vas a animarme debes utilizar otras tácticas.

-¿Quieres hacerlo de nuevo?

Bruce gruñó, tomando la maleta donde estaba el traje que sacó, bufando apenas al notar su color negro por completo como esa máscara con unas orejas puntiagudas cual murciélago. Se lo había tomado muy a pecho, aunque la tela como los dispositivos que venían con el traje le complacieron, recordándole esas viejas andanzas en los techos y callejones por las noches. La curiosidad pudo más que su orgullo, ignorando la mirada divertida de Logan una vez que lo vio comenzar a cambiarse con el traje. Era ligero, flexible, como solamente un cazador como Tony podía entender qué necesitaba de ropas así. Bruce miró el compartimiento de la maleta, donde estaban otras armas de mano, tomando unas placas con esa misma silueta como la nave, levantando una que mostró a Logan.

-Ahora en verdad eres Batman.

-Es demasiado.

-Tienes problemas de autopercepción, corazón. Dudo mucho que Alfred no te haya enseñado que existen personas de buen corazón que pueden llegar a darte todo sin pedir nada a cambio.

-¿Cómo tú?

-No exactamente el ejemplo que estaba esperando, pero sí. Tony sabe que aún quieres ser el protector de tu familia y tu hogar. Se parecen en eso de querer cargar el mundo sobre sus hombros.

-Sólo... -Bruce le miró, deslizando la máscara hacia atrás para mostrar su rostro- Sólo he traído problemas.

-Jason es realmente desesperante a veces, no le llamaría un problema.

-Logan...

-¿Qué te detiene?

Bruce estaba por responderle cuando una punzada de dolor le hizo soltar aquella placa y caer de rodillas con un quejido entrecortado, llevándose una mano al cuello donde la Marca de Clark Kent le ardió como si de pronto se hubiera convertido en fuego vivo. Todo su cuerpo se estremeció, una imagen en su mente irrumpió como un invasor. Un enorme ejército, cientos de soldados en uniformes negros con un símbolo en rojo en el pecho, junto a ellos otro tanto de amazonas en armaduras. Metahumanos. Y una figura flotando en el aire con una capa roja ondeando, en un traje azul oscuro casi negro con una S roja en el pecho igual que sus ojos que le miraron.



Bruce.




-¡Hey! ¡Hey! ¡Bruce, respira! ¡Bruce, respira! ¡Vamos, respira! ¡Respira con un demonio!

Logan le sostenía, sujetando su rostro con una mano, llamándole con preocupación. Su corazón latía tan fuerte que le era imposible pensar en algo más.

-Respira, eso es... vamos, Bruce, respira, respira... eso es... respira... -Logan frunció su ceño al verlo palidecer con una mirada aterrada- Bruce, ¿qué sucede?

Éste tragó saliva, sujetándose de su pecho. -Clark... está aquí.

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