Quiebre

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.

Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.

Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.

Gracias por leerme.



***

Quiebre.

"La peor decisión es la indecisión."

Benjamín Franklin.



Steve apretó sus labios al ver el nuevo traje de combate de Tony en su Omega, era como volver al pasado cuando le conoció como el Mercader de la Muerte. Algo que no le agradaba por su reciente operación, tampoco no le podía llevar la contraria porque no se trataba únicamente de su capricho de Alfa tratando de proteger aquello que más amaba, también involucraba al vida de todos ahí refugiados en el Triskelion. Habían dejado la parte superior para bajar a los niveles subterráneos que se conectaban con los viejos acueductos, un proyecto de Stark para ese tipo de emergencias, en caso de una evaluación, podrían abandonar esas instalaciones y dirigirse a los muelles donde esperarían las naves de Atlantis para sacarlos de ahí. La idea de abandonar su hogar no proporcionaba consuelo, más todos estaban ya considerándolo desde el ataque de Ares dentro del edificio dejando un daño que los hizo reconsiderar las fuerzas de los dioses de Nueva Génesis.

La situación con Nathaniel estaba comenzando a afectarles, si bien el pelirrojo parecía recordar su forma de pelear, como tomar y desmontar armas o hacer otras cosas más ordinarias, llegaba a tener esos episodios de rabia al no poder reconocerse en el espejo. Bucky estaba tratando con toda la paciencia que un Omega puede obsequiar a su pareja para seguir ayudándolo, pero el comandante se había dado cuenta del desgaste que ello estaba significando. Si aquel Alfa no llegaba a recordar quién era y su relación con Bucky, en verdad que estarían en un enorme dilema. Por supuesto que la última palabra le pertenecía al joven Omega, sin embargo, el daño que estaba causando esa amnesia en su Vínculo no podía ser despreciado o dejado al tiempo. Tony estaba ya angustiado por su hijo, no era para menos. Y Steve estaba angustiado por su pareja.

-Mi reactor a cambio de escuchar tus pensamientos, Stevie.

-Te ves bien en ese traje.

-Ligeramente pesado, más ergonómico y con mis cañones disponibles -presumió el castaño, mirándose con una mano sobre su reactor- Como en los viejos tiempos, ¿eh?

-Preferiría que no fuese así.

Tony rodó sus ojos, acercándose al rubio sentado junto a una de sus mesas de trabajo con esa expresión de perro apaleado. Le abrazó por sus hombros ladeando su rostro.

-Steve, mi Alfa, voy a estar bien. ¿Puedes confiar un poquito en mí?

-No es desconfianza. Es preocupación, Tony, acabas de...

-Estoy bien. Nuestra gente nos necesita, debemos estar bien preparados, no más infiltraciones de dioses que nos dejan apaleados. Si de algo sirvió la presencia de Ares, es que pudimos tener una lectura de su revoltoso ser, tengo programado ya los escudos como el sistema de seguridad.

-Siempre pensando en todo.

-Soy un genio.

-Eres mi Tony.

Stark rió, acariciando los cabellos del comandante. -Quita esa expresión, ¿no debería yo también estar angustiado dado que mi Alfa tiene una tendencia a buscar las peleas más peligrosas en las cuales inmiscuirse sin más?

-No quiero perderte, no lo permitiré -Rogers le abrazó por su cintura, besando su mentón.

-Pues yo tampoco, estamos iguales. Ahora, debo continuar trabajando y me parece que tú tienes muchos pendientes organizando los patrullajes y guardias, ¿te veo en la cena?

-Y si no te veo voy a venir para sacarte arrastrando.

-Tu salvajismo enamora.

-Nada que no sepas de mí.

Luego de unos besos de parte de Steve, se separaron, Tony quedándose en su taller hasta que el rubio desapareció de su vista para abrir unas pantallas de cámaras de vigilancia. Nathaniel estaba entrenando con Oliver y Dick, quienes pacientemente estaban ayudándole a volver a estar en forma, sentando no muy lejos de ellos se encontraba Bucky. El castaño tomó aire, frunciendo su ceño. Odiaba ver así a su hijo, esperando por algo que no parecía que su Alfa fuese a darle. ¿Qué podía hacer si ya lo había intentado todo? Solo quedaba esperar. Tony odiaba esperar. Nathaniel rugió al perder el equilibrio en su pelea con Dick, quien rápidamente le sujetó para que no se golpeara. Bucky se acercó en el acto, pero el pelirrojo le detuvo con una mano, prefiriendo la ayuda de Dick. Ahí estaba, eso era lo que más le perturbaba. Nathaniel no se sentía a gusto con Bucky.

-Maldita sea.

No era la primera vez que rechazaba los acercamientos de su hijo. Tony estaba consciente que no era maldad la del pelirrojo, simplemente no estaba cómodo con todos diciéndole que tenía una pareja por quien no sentía absolutamente nada. Hablándole de su vida junto a Bucky, teniéndolo cerca como una sombra. Tampoco era grosero con él, más era evidente su incomodidad por toda la situación a la que se sumaba su propia frustración al haber perdido su vida, sus memorias. Stark miró por la pantalla a Bucky salir de ahí cabizbajo, apretando sus puños. Cerró la pantalla, prefiriendo enfocarse en su trabajo pendiente para no caer en la desesperación. No fue una sorpresa el que, a los pocos minutos, tuviera a su hijo en la entrada mirándole con esa expresión rota, cansado y notablemente a punto de renunciar.

-Hey.

Lo llamó a sus brazos, sentándose en una silla al ver a Bucky prácticamente caer de rodillas y romper en llanto. Tony apretó sus párpados para no llorar con él, debía ser fuerte o algo malo le iba a suceder a su hijo. Bucky se apartó, levantando su mirada hacia su padre con sus lágrimas bañando su rostro y una expresión que inquietó a Stark.

-Papá... esto es lo que me merezco.

-No, Buck, no, cariño...

El joven Omega tembló, apartando sus brazos. -Sí... porque... porque yo fui quien ayudó a Ares.

-¡¿Qué?!

-... él me dijo... que si yo lo dejaba entrar... haría que Nathaniel despertara -los labios de Bucky temblaron, dejando caer más lágrimas- Yo sólo... soy el traidor. Yo soy el traidor.

Se hizo un pesado silencio en los siguientes minutos, Bucky llorando ahí caído frente a Tony que tragó saliva con ojos abiertos sin dar crédito a lo que acaba de escuchar. De pronto se puso de pie, buscando en un anaquel una de sus armas, quitándole el gatillo entre rugidos que hicieron al joven Omega encogerse de hombros, inclinando su cabeza.

-¡BEBÉS, BUCKY! ¡SON BEBÉS A LOS QUE ARRIESGASTE! ¡A TU PROPIO HERMANO, A LOS HIJOS DE QUILL! ¡AL HIJO DE BRUCE! ¡¿CÓMO PUDISTE?! ¡¿CUÁNDO YO TE ENSEÑÉ ESO?! -Stark se giró, caminando a zancadas hacia Bucky quien se encogió de hombros sin moverse cuando el arma silbó apuntando a su cabeza- ¡TRAICIONASTE A TU FAMILIA, A TU PATRIA Y TUS AULLADORES! ¡POR UNA PALABRA DE UN DESCONOCIDO! ¡TE EDUQUÉ PARA SER MI SUCESOR, NO PARA CONVERTIRTE EN UN MALDITO TRAIDOR! ¡MI PROPIO HIJO!

Bucky solamente sollozó, cerrando sus ojos y esperando por ese disparo sin levantar un solo dedo para defenderse, aceptando ese castigo. Tony apretó sus dientes, lágrimas comenzando a caer por sus mejillas en rabia y decepción. Apretó con fuerza el mango de su arma, tomando aire. No pudo disparar, en su lugar, le dio con ella en el rostro a Bucky, tumbándolo por completo al suelo con un grito de furia. Steve volvería al taller al sentir aquellas emociones tan encontradas en su Omega, desconcertado de semejante percepción, encontrando a Tony golpeando a su hijo sin que éste hiciera nada por defenderse, separándolos sin entender qué estaba sucediendo, escuchando a su pareja pedirle entre gritos que llamara al Patriarca porque habría un escarmiento público.



***



Algo que le había gustado a Jason de aquel sitio que comenzaba a aburrirle, eran los Comandos Aulladores. Si bien los Atlanteanos y los guerreros de Nova tenían sus propios atractivos, los centinelas del Colmenar sin duda honraban esa reputación con su esquema de grupos como pequeñas Manadas trabajando como una sola mente y al mismo tiempo conservando su autonomía para llevar a cabo sus patrullajes con esos aullidos de lobos con una clave específica. Luego de que se ordenó la mudanza a los niveles inferiores donde la seguridad era máxima, estar encerrado no fue algo que Jason pudiese soportar por mucho tiempo. Antes de que las primeras peleas con Dick escalaran por nada, prefirió unirse a los Comandos Aulladores, después de todo era experto en hacer cosas que requirieran tener sus propios métodos. El Coronel Rhodes le recibió de buen grado, ahora era todo un aprendiz de Aullador que viajaba a los muelles para llevar y traer mensajes entre Atlantis y el Colmenar, entre otras cosas.

-¿Cómo te has sentido, Jay?

-Coronel, el aire fresco me sienta mejor.

-Hemos entregado el cargamento, es hora de volver a casa, parece llover. Ampliaremos el perímetro para revisar el área.

-Sí, señor.

-Estoy seguro de que quieres ser de los últimos.

-De ser posible.

Rhodey rió, palmeando su espalda. -No olvides darnos tu posición. Quiero escucharte hasta que lleguemos al Triskelion.

Ahora entendía el poder relajante de esos aullidos, se sentía muy bien escuchar la respuesta lejana en eco, saber que estaba haciendo algo bien. Bruce no había estado muy de acuerdo en que saliera del Triskelion, afortunadamente Tony lo había apoyado. Con Bucky entretenido haciéndola de muleta de su Alfa, tenía campo libre para entrenarse. Jason se quedó en la playa cercana a la frontera de Genosha, donde había llegado la nave de Tim hacia ya tiempo. Una vez que recibió el llamado de su grupo, se giró para regresar, tomándose su tiempo al andar. Gustaba más de lo ruidoso de la ciudad, lo peligroso de estar con las pandillas urbanas o jugar al ladrón del Régimen, pero no se podía quejar de la vida de Aullador. Cuando entró al bosque, memorizando el paisaje como debía hacerlo, se percató de un lobo de pelaje rojizo que le miraba desde lo alto de una roca cercana a un río que desembocaba en el mar.

Los animales en aquellas tierras eran más grandes y salvajes, no le sorprendió el tamaño de aquel lobo, aunque pasos más adelante se le hizo extraño que le siguiera con la mirada tan fija, sin huir o esconderse como solían hacerlo. Había lobos que los ignoraban, pero se debía a que estaban comiendo o bien buscando un refugio para la noche. Aquel animal estaba erguido moviendo lentamente su cabeza conforme Jason avanzaba frente a él. Se quedó pensando, agachándose para tomar una piedra pequeña que lanzar contra el lobo para asustarlo, un movimiento atrevido que a nadie haría daño. Para su sorpresa el animal solamente miró la piedra caer frente a sus patas al rebotar contra su cabeza. Eso estaba fuera de cualquier cosa normal. Jason frunció su ceño, preparando su arma, caminando aprisa para dejar atrás al lobo.

Apenas si había ganado unos metros cuando más lobos aparecieron para rodearle, comenzando a gruñirle con colmillos en señal de advertencia de que no diera un paso más. Dispararles no estaba prohibido, Jason lo consideró al ver su número. Unos treinta lobos alrededor, demasiados para un Comando Aullador como el suyo que solía ahuyentarlos. Ese lobo de pelaje carmesí apareció entre los árboles, mirándole fijamente. Aquello estaba convirtiéndose en una situación de riesgo que Jason ya no quiso continuar, disparando a una roca que explotó en pedazos, abriendo un hueco entre la manada para echar a correr, dejando unas cargas explosivas a su paso. Generalmente eso ya desanimaba a cualquier lobo a seguirlos, lo cual no sucedió. No le extraño ver al lobo rojo iba al frente en la persecución con el resto rugiendo detrás. El joven Alfa se desvió hacia una de las cascadas donde había un paso debajo, un camino por un puente de maderos que esos animales no cruzaban.

Jason no se detuvo a ver si aquello sucedía, tomando el siguiente camino, buscando la soga con la que se meció sobre el río metros abajo, saltando del otro lado. Podrían ser buenos cazadores, pero la distancia para saltar estaba fuera de sus límites. Sonrió para sí, echando a correr y lanzando un beso a los animales que se detuvieron en la orilla, mirándole confundidos al ya no poder perseguirle. La fugaz victoria del joven acabó cuando recibió un puñetazo de lleno en la cara que lo envió al suelo sin que hubiera podido ver qué le había golpeado. Desorientado como adolorido de su nariz, se llevó una mano a su rostro, parpadeando al ver frente a él a una mujer alta, de complexión atlética con cabellos rojos atados a una coleta, muy largos. Una mirada fiera en un traje armadura que hizo sonar sus alarmas internas al no reconocer la forma, igual que esa enorme hacha que cargaba.

-No te amedrentas, qué interesante de ver.

-¿Quién coño eres tú?

-Aun no te ganas el privilegio de saber mi nombre.

Era una mujer Alfa, pero su aroma tenía algo más que inquietó a Jason. Metahumana. Le recordó muchísimo a Diana, levantándose cuando la vio aproximarse a él, buscando su arma para dispararle sin que eso le afectara en lo más mínimo. La guerrera soltó un bufido, dejando su hacha en el suelo antes de pelear con él a puño limpio. Jason le dio pelea hasta que terminó preso en un candado de sus brazos, luchando por oxígeno. Demasiado fuerte, con un traje extraño. Ella inclinó su rostro para verle, sonriendo.

-Estás en desventaja, más sigues peleando. Todo lo que debe ser un Alfa en principio. Sin embargo... -le olfateó, arrugando su nariz- Posees un aroma a Omega detestable.

Antes de que Jason pudiera parpadear, estaban volando por los aires entre los árboles hacia la cascada a donde terminó bañado, casi ahogándose al ser sujeto por el cuello por una mano de la Alfa quien no le soltó hasta que estuvo satisfecha al parecer, arrojándole de vuelta al suelo cercano.

-No se quita, que asco. Los Omegas son una plaga a menos que tengan buenos vientres que resistan y, aun así, es lo único bueno que pueden ofrecer. Me agradas, tienes una esencia rabiosa, aguerrida, llena de fuego y sangre. El aroma Omega empaña tales gracias.

-¡¿Qué crees que haces, mujer?!

La guerrera se sentó sobre su pecho, un peso que le fue imposible a Jason quitarse de encima. Su rostro fue sujeto con unos labios que buscaron los suyos. Forcejeó negándose a corresponder el gesto, aquella Alfa estaba loca de remate. Rasgó su traje dejando al descubierto su cuello que mordió para disgusto de Jason, restregando sus caderas contra su pecho y vientre. Una mano tocando sin nada de pena su entrepierna.

-¡DÉJAME EN PAZ!

-Siempre tan bravo. Te gustará, verás que una mujer Alfa como yo es mil veces mejor que el Omega tan débil que tienes.

-¡Púdrete!

Ella rió, besándole de nuevo, delineando con sus dedos el miembro bajo el traje, apretándolo para incitarlo a endurecer. Jason rugió, mordiendo uno de los labios de la Alfa, quien se carcajeó, llevándose una mano a su boca y mirando ese rastro de sangre en sus dedos que luego embarró en la cara del joven. Un golpe de energía la quitó de encima, rompiendo varios árboles al estamparse violentamente en ellos. Otra figura más apareció, una que Jason reconoció. Ares. La guerrera gritó en rabia, buscando su hacha no lejos de ahí y lanzándose contra el dios que la esquivó, alcanzando su cuello para azotarla contra el suelo donde hizo un boquete. Una lluvia de puñetazos cayó sobre el rostro de la mujer, quien se levantó para contraatacar, pero Ares tenía la ventaja ante los ojos de Jason mientras se alejaba de ellos gateando, completamente confundido.

-Podrás ser una amazona, pero no eres rival para mí.

La pelirroja escupió en el suelo, entrecerrando sus ojos y mirando al joven unos segundos antes de desaparecer de su vista. Ares se giró hacia Jason, observándole.

-Le caíste bien a Artemis.

-¡Tú no...!

-Acabo de salvarte la vida, niño. Ella planeaba usar tu cuerpo para su divertimento.

Jason rugió, su arma de vuelta entre sus amos apuntando al dios. Ares se carcajeó.

-Oh, vamos, ¿así pagas este favor?

-¡No te debo nada!

-Fue solo un gesto de buena voluntad, prueba de que yo soy su aliado, no su enemigo.

-Tú...

-Ella es parte de las Furias, el cuerpo de élite de Nueva Génesis. Deberías preocuparte, cachorro, no intentar dispararme con esa arma que por cierto no sirve.

-Tratas de engatusarme.

-Si ella está aquí, significa que Nueva Génesis está a punto de caerles encima. No pudieron conmigo, no podrán con ellos, a menos...

-Que tú nos ayudes. Nunca, quieres a mi pequeño hermano para tus experimentos, sabemos qué cosas han hecho ustedes.

-Soy un experimentador de campo, no un investigador de laboratorio. No quiero a Damian Wayne para hacerle una vivisección, me interesa hacerlo el semidios que es y a cambio tendrán mi ayuda.

-Te pareceré un idiota, pero no lo soy. Nunca le pondrás las manos encima.

-Eso es cierto -Ares sonrió- Ustedes me lo entregarán por propia voluntad.

-¡No! -Jason rugió, disparando. El arma se descargó.

-Te lo dije, Artemis la rompió.

-Eres un cachorro que sabe de consecuencias y problemas por malas decisiones. Comprenderás mejor que si Damian continúa en el Triunvirato condena este a muerte. Extinción total como tu natal Nueva Metrópolis. ¿Un bebé por toda una nación? Tsk.

-Yo no te lo entregaré. No seré tu traidor.

-Ese ya lo fue Bucky. Sirvió a mi propósito.

Jason se quedó quieto, sin dar crédito a lo que acababa de escuchar. La sonrisa de Ares fue de victoria total, levantando su rostro al cielo por las primeras gotas de lluvia que antecedieron al chubasco que cayó sobre ellos, bajando su mirada minutos luego de disfrutar la expresión en el joven Alfa.

-Piénsalo, Jason, charla con todos. Pregúntense si un bebé vale la vida de todos los inocentes que están protegiendo, este hermoso bosque con sus lluvias frescas. Artemis va a volver y esta vez no la detendré para que disfrutes de su barbarie, pero no volverá sola. Un solo cachorro por miles de seres humanos cuya vida era pacífica antes de que apareciera. Bucky reconoció las nulas posibilidades y me permitió mostrárselas a todos ustedes, más están aferrados a la tonta esperanza de que podrán ganar. Si quieres escuchar una hermosa verdad, te la diré: así como ustedes, han existido otros seres humanos similares, todos muertos cuando Nueva Génesis bajó. Lo mismo pasará con este continente si Damian Wayne continúa viviendo en él.

Ares se giró, dándole la espalda y desapareciendo por un portal. Jason tragó saliva, no estaba seguro si temblaba por el frío de la lluvia, la mordida que le dolía o la rabia al escuchar una cantidad de cosas que le tomó trabajo digerir. Unos aullidos cercanos le hicieron reaccionar, respondiendo tembloroso mientras corría de vuelta. Se preguntó seriamente si acaso Ares tenía el don de ponerlos en situaciones precarias o eran ellos mismos cuando distinguió la figura de Bruce corriendo hacia él claramente asustado de que algo malo le hubiera ocurrido. La pelea no había pasado desapercibida. Jason se quedó inmóvil cuando su padre le alcanzó aliviado de encontrarlo vivo, después mirándole con expresión interrogativa al notarle tan tenso.

-Sabías que Bucky fue quien hizo entrar a Ares ¿verdad? Tú siempre sabes esas cosas.

Bruce se quedó serio. -Jason...

-¿Qué mierda tienes en la cabeza que haces esto, eh?

-¿Quién te lastimó?

-¡¿Por qué siempre lo haces?! ¡Siempre estás perdonando a los culpables!

-Tienen que atender tus heridas.

-¡DIME!

-Jason.

-¡Han sido tus malditas decisiones las que nos han puesto aquí!

Su padre le miró herido, Jason le hizo a un lado, volviendo con los otros Aulladores que estaban dándoles alcance. Apenas puso un pie en los dominios del Triskelion, cuando Dick apareció corriendo hacia él, mirando sus heridas y su expresión que le asustó, llevando una mano a su cuello al notar la mordida en él.

-Jason, ¿quién...? ¿Por qué hueles a... Alfa?

-¡¿Qué carajos te importa?!

-¡Pues estás malherido! ¡Tienes una mordida como si fuera una marca...!

-¿Crees que la pedí?

-No, no estoy diciendo eso, solo...

-No soy como tú, Dick.

-¿Qué demonios significa eso?

-¡Déjame en paz, Omega!

Dick jadeó, frunciendo su ceño y dejándole marchar al interior del Triskelion, volviendo su mirada a su padre quien había notado la escena. De pronto parecía que algo se había disparado. Tim fue corriendo con Bruce para decirle que estaban llevando a Bucky cerca del lago y que Tony estaba irreconocible, acompañado del Patriarca, Quill, Charles, Erik y Steve. Bruce se apresuró a alcanzarles con esa lluvia empapando sus cabellos. Apenas notó lo que estaba pasando, ordenó a Tim como a Dick quien también le había seguido que volvieran a sus habitaciones. Parecía que estaban por hacer una tortura al aire libre. Wayne corrió, mirando al joven Omega caer en sus rodillas, inclinando su cabeza con sus manos atadas tras la espalda, el rostro herido por golpes y no dudaba que el cuerpo también. Tony llevaba una de sus antiguas armas de Aullador en las manos.

-¡TONY!

Todos se volvieron a él cuando se interpuso entre Tony y Bucky, extendiendo sus brazos como si con ello hiciera una muralla.

-¿Qué crees que estás haciendo?

-Nos traicionó, Bruce. Fue él quien dejó entrar a Ares.

-Lo sé.

Tony abrió sus ojos de par en par como el resto que quedó más confundidos de lo que ya estaban. Erik miró a Charles quien levantó una mano, indicando que esperara.

-¿Qué...? ¿Tú... sabías?

Bruce tensó su cuello, apretando sus puños. -Sí.

-¡¿Y qué rayos esperabas para decirme?!

-¿Qué esperaba? -Bruce dio un paso frente a Tony, chocando con la punta del cañón- Esperaba que lo entendieras.

-¡Nuestros hijos, Bruce!

-Sí, fue el más grave error que ha cometido este cachorro, y ahora quieres torturarlo como lo hiciste cientos de veces con Alfas. ¿De verdad, Tony? ¿Todos ustedes? ¿Esto es lo que son? ¿También se creen dioses que deciden sobre las vidas de los demás juzgándolas desde su perspectiva? ¿En qué son diferentes entonces a nuestros enemigos?

-¡Bruce!

-Tony, mírame a los ojos y dime que tus crímenes no superan lo hecho por Bucky.

Stark jadeó, bajando su mirada unos segundos con el ceño fruncido. Charles se volvió a Thor como a Quill, quienes sintieron su mirada observando como negaba con la cabeza, apoyando a Bruce. Steve fue acercándose lentamente a los otros dos.

-Exacto, ni tú ni yo somos nadie para juzgar su vida como si tuviéramos las manos limpias. Ninguno aquí presente puede decir que tienen la conciencia limpia. ¡Maldita sea, Tony! ¿Es que no lo ves? -Bruce bajó el volumen de su voz para que solo Stark le escuchara- Bucky acaba de perder a su Alfa, ha perdido su hijo, ¿es que no has notado que ya no tiene una Marca? ¿Y ahora... quieres hacer esto? ¿Qué clase de padre eres tú? ¿Quieres cargar con eso? ¡Dímelo! ¿Quieres vivir el resto de tus días pensando en que pudiste haber hecho algo más para ayudarlo? ¿Esto es lo que vas a enseñarle a tu Peter? ¿Qué no existe el perdón en la familia?

Tony desvió su mirada, sus manos temblando con el arma, que tomó Steve con un respiro de alivio al notar que su pareja al fin había dejado esa rabia que nada había podido menguar. Bruce negó, girándose para liberar las manos de Bucky, ayudándole a levantarse con una expresión de desprecio a todos ellos.

-Si esto es el Triunvirato, Nueva Génesis ya ganó. Bucky se queda conmigo.

La confusión reinó en todos ellos, mientras Bruce llevaba despacio a Bucky de vuelta al Triskelion para que atendieran sus heridas, llamando a Alfred, ordenándole que lo cuidara mientras él salía, tomando una nave luego de pedirle al joven Omega que permaneciera con todos ellos, hablando apenas con un recién llegado Logan quien también estaba desconcertado al ambiente dominando en el Triskelion. Bruce voló hacia el Norte, directamente a la montaña en la que había sido enterrado Clark Kent, estaba dentro de una cueva en la cima, con una lápida gruesa indicando el sitio donde reposaba su cuerpo. Necesitaba estar ahí, desesperado, agobiado, cansado. Preguntó en voz alta como si su antiguo Alfa pudiera escucharle, un consejo para saber qué hacer ahora.

-Ya sabes la respuesta.

Bruce levantó un arma que apuntó a una esquina desde donde vio un par de ojos carmesí que pertenecían a Ares. El dios salió de las sombras, riendo y mirando la lápida a nivel del suelo después observando alrededor como si buscara algo. Levantó una mano con un cañón disparando al techo que hizo un agujero, dejando pasar unos rayos cobrizos de un atardecer que bañaron la lápida.

-Mejor, la oscuridad no es propio de Clark Kent, ¿cierto?

-Dejémonos de rodeos.

-Tan duro como siempre. Tenerme como aliado en esta pelea es algo que ya estás considerando -Ares sacó una ampolleta de su traje que extendió a Bruce- El remedio para el pequeño Kon-El. Por supuesto, mi valiosa ayuda como mi tecnología a tu servicio.

-Hasta que todo haya terminado, solo entonces.

Ares asintió. -Sólo entonces me entregarás a Damian.

-No más muertes.

-Desafortunadamente eso no puedo prometerlo. Mínimas, es una posibilidad.

-¿A dónde lo llevarás?

-Nunca lo sabrás. Tienes mi palabra de que se volverán a ver. Al contrario del supremo dios de Nueva Génesis que piensa cortar en trocitos a tu cachorro mientras sigue respirando, yo lo cuidaré como un hijo mío.

-Nueva Génesis debe desaparecer.

-Ante la tumba de Superman, prometo ayudarte con ello. Hiciste bien en venir a verlo, cuando era el buen Clark Kent, traía esperanza a los que le buscaban, una lástima su muerte.

-Que tú ayudaste.

-Adoro jugar, el caos, como se destrozan entre ustedes. Tan maleables. ¿De verdad crees poder salvar al destrozado Bucky?

-Lo intentaré.

-Suerte con eso, y otra cosa más.

-¿Qué es?

-Es cierto que Damian es importante, pero tú también lo eres.

Bruce se quedó quieto, cerrando sus ojos lentamente al entender.

-Puedes asesinarme antes de que me lleven.

-No es nada personal.

-¿Por qué no quieres que Nueva Génesis gane? ¿Por qué has hecho todo esto?

-Respeto el orden natural de las cosas, esa entropía que crece sin que nadie pueda ser capaz de detenerla. Ése tonto que busca su Ecuación quiere un mundo donde no habrá más que esclavos, con los dioses divirtiéndose con ellos. Nada de padres murieron por tratar de salvar a su único hijo, mayordomos sacrificando su vida para protegerlo, un mutante otorgándole por mera bondad súbita una condición única y años más tarde convirtiéndose en su Alfa. Todo eso dejará de existir y mi caos ya no podrá seguir floreciendo.

-Y te matarían.

-No, al contrario de Bor que renunció a todo por vivir entre sus humanos, yo solo decidí abandonar Nueva Génesis para disfrutar de ustedes, ver de cerca su desesperación es el mejor banquete que me pueden ofrecer. Entonces, ¿tenemos un trato?

Bruce tomó la ampolleta, mirando la lápida de Clark y dándose media vuelta con la risa quieta de Ares despidiéndole de aquel lugar. Logan le esperaba al volver, solo negando a su mirada inquisitiva, buscando a Damian para cargarlo contra su pecho, deseando que de pronto ese Súper Alfa estuviera vivo y dispuesto a todo por protegerlos. Sentía la desesperación de la que hablaba Ares, eso le había hecho ir a la tumba como si con ello lo pudiera revivir. La fuerza de Clark Kent hubiese sido la diferencia como el poder de Charles lo era. Besó los cabellos de su cachorro, quien le sonrió ante el gesto que había estado esperando, cerrando sus ojos adormilado por el calor de sus brazos, sintiéndose seguro. El Omega tragó saliva, resonando en su mente las palabras de Jason.


¡Han sido tus malditas decisiones las que nos han puesto aquí!

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