Náufragos

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.

Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.

Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.

Gracias por leerme.



***

Náufragos.

"La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas la preguntas."

Earl Gray Stevens.



-Cuando yo decía estar varados no me refería a literalmente estar varados -murmuró Barry Allen para sí mismo, observando el cielo nocturno.

Estaba preocupado a punto de saltar al siguiente escalón que era de la angustia. La isla a la que habían llegado más por suerte que por dirección era pequeña, casi no tenía árboles frutales o algo de comida que ofrecer. Solitaria, en medio del océano sin que tuviera mucha precisión sobre la orientación, el rubio había pasado el primer día recorriendo esa pequeña isla con el fin de encontrar algo que pudiera ayudarle para que Hal Jordan no se muriera en aquel sitio tan abandonado. Ante la alerta de tsunami que disparó el movimiento de fuga de toda Nueva Metrópolis, lo primero que hizo fue sacar al piloto de la sala donde se recuperaba para llevarlo con el resto de las personas atiborrándose en los transportes para marcharse en los barcos. Había demasiado caos que necesitó orden, mismo que él impuso mientras Cyborg y Green Arrow trataban de proteger sus traseros de los drones del Régimen, primero, y luego de aquellos robots negros destructivos.

Hal despertó, tratando de ayudarlos con la evacuación solamente para terminar herido de nuevo cuando le alcanzó un cañón de aquellos oscuros drones. Barry lo perdió unos minutos una vez que la inundación comenzó a llevarse gente, encontrándolo tratando de no ahogarse en un cruce de calles, aferrado a un poste. El haberle rescatado le costó perder el último barco, quedándose aferrados a una puerta, a merced de la corriente tragándose la ciudad hasta que una nave de Atlantis los rescató, justo cuando aparecieron soldados en uniformes negros con un escudo rojo en el pecho atacándoles. No pudo salvar a los pobres Atlanteanos, llevando a Hal dentro de la nave para huir de ahí porque el cielo comenzó a iluminarse cuando la Atalaya pareció explotar. Todo era un caos, solo había escuchado que Luthor había rescatado a Tim, pero no a los otros dos hijos de Bruce Wayne; después de eso, nada.

-¿Hal?

El piloto tenía fiebre alta, sin medicamentos ni alimentos no podía ayudarle mucho en su situación. Los cañones de HYDRA no solo pulverizaban, también atacaban el cuerpo de los Metahumanos al tratar de destruir su sistema inmune para hacerlos víctimas del virus. La explosión que arrasó con Nueva Metrópolis les alcanzó antes de que entendiera como enviar un mensaje a Víctor o a Oliver, quienes esperaba se hubieran salvado de todo ese horror. Su nave se averió y trató de llevar un buen curso hacia los barcos para que les rescataran, pero había terminado estrellándose en esa isla tan pobre, que además se inundaba por las noches. Aquello lo aprendió de una manera muy dolorosa porque el rubio perdió la nave la primera velada que pasaron cuando se dio cuenta que el nivel del mar ascendía peligrosamente. Debían estar en las copas de los bajos árboles con enredaderas gruesas usadas como puentes y camas improvisadas, pues los tiburones se acercaban en las noches que subía la marea.

Barry apenas había conseguido rescatar algo del interior de la nave que les ayudara a sobrevivir, ahora se las ingeniaba para sanar las heridas del afiebrado piloto al mismo tiempo que lo alimentaba con lo poco que encontraba, apenas dormitando por pausas al estarle vigilando constantemente. Al menos había conseguido rescatar el anillo de Hal que ahora llevaba en su mano sudorosa. No tenía como enviar un mensaje de auxilio, tampoco estaba seguro si en un lugar tan pequeño algún monitor pudiese ubicarlos. Los pocos medicamentos que sacó de la nave de Atlantis ya se habían terminado, igual que la comida. Debía hacer algo o ambos iban a morir. Barry levantó su mirada al cielo, contemplando las estrellas con su cabeza sobre el regazo de Hal tratando de encontrar una buena solución a su problema. Un chapoteo debajo de él le avisó de la llegada de los tiburones, le dieron ganas de pensar que podría enviar un mensaje con ellos al rey de Atlantis, cosa que le sacó una pequeña risa desganada.

-Es bueno... escucharte reír.

-¡Hal!

Allen se sentó de golpe, girándose al castaño para revisarle, la fiebre seguía, pero había mermado. Sus heridas aún no sanaban del todo. La mano de Jordan alcanzó su mejilla que palmeó.

-Estoy bien.

-No, no lo estás y no es necesario que pretendas que sí porque sé que no.

-Bueno, me siento mejor. ¿Eso te satisface?

-No debiste pelear.

-Hubieran... lastimado a esas personas.

El rubio torció una sonrisa. -Es... tan extraño escucharte hablar así.

-¿Por qué?

-Luego de...

-¿Sigues sin creer que jamás estuve de acuerdo con el Régimen?

-Lamento no haberte creído sobre tus amigos imaginarios. Sí tienen un nombre, se llaman HYDRA.

-¿HYDRA? -Hal frunció su ceño, negando apenas- No, no creo que ese sea su nombre.

-Pues lo es, Tim lo descubrió, ¿puedes creerlo?

-No es... ése no es su nombre.

-Sigues con la fiebre, traeré un poco de agua, no te muevas mucho o vas a caerles encima a los tiburones y no habrá poder Metahumano que te salve de sus mandíbulas.

-Me alegra que aun conserves tu sentido del humor.

-Solo necesita el sol para recargarse. Espera.

Hal despertó a la mañana siguiente con mejores ánimos y fuerzas, no podía caminar, pero ya sentarse y comer por sí solo, hablando sobre lo que podrían hacer para salir de la isla en sus momentos lúcidos. El rubio solamente le escuchaba, sin decirle la verdadera situación para no preocuparle en tanto aun seguía tratando de buscar una manera de salir de ahí con él. Le mantenía ocupada la mente que el nivel del mar pudiera abarcar toda la isla y entonces los tiburones hicieran un festín con ellos, no quería llegar a comprobarlo. Cuando pudo al fin hacerse de una lanza para pescar las cosas mejoraron en su variedad de alimentos basada en raíces y algunos frutos, dejando la mayoría para el castaño, cosa que este notó al poco tiempo.

-Debes comer bien, Barry.

-Estaré bien. No gasto energía de todas maneras.

-Vas a debilitarte.

-No me conoces.

El piloto guardó silencio a su frase, Allen le miró, pasando una mano por sus cabellos.

-Lo siento. No quise decirlo de esa manera.

-De todas maneras, es cierto. Ha pasado tiempo, has cambiado.

-Siempre cambiamos, lo que pasa es que no nos damos cuenta.

-Esta isla no va a ayudarnos a largo plazo, ¿no es así?

-Bueno...

-¿Barry?

-Estoy haciendo un plan, ¿de acuerdo? Vamos a salir de aquí.

-No, tú vas a salir de aquí.

-Ahí te equivocas, no voy a abandonarte.

-¿Por qué no? -Hal ladeó su rostro, atento a los gestos del velocista.

-Pues... no, estás herido y... pues no.

-Vas a tener que hacerlo, Barry. No podemos morir los dos.

-¡Hey! ¡No digas esas cosas! ¡Shu!

-Si cuando la comida desaparezca tu plan no puede funcionar, haremos el mío.

-¿Qué es?

-Nadarás a la siguiente isla más próxima.

-¡Claro! Cómo sé dónde estamos puedo seguramente llegar a algún lado antes de que me agote y me trague un tiburón, sino es que mi inmunidad se va por el caño primero.

-No nos ha matado la lluvia hasta ahora.

-Hasta ahora. No quiero seguir probando suerte, ¿sabes?

Hal estiró un brazo, alcanzando una mejilla del rubio. -Deja de preocuparte tanto por mí y comienza a pensar en ti.

-No hagas eso -Barry le dio un suave manotazo- Y no uses tus instintos Alfa conmigo. No soy un Omega.

-Eres un apresurado Beta.

-¿Qué tratas de decirme con eso?

-No sabes todavía cocer un pescado al fuego. Esta parte está cruda.

-¡Claro que no!

Pasaron el día recostados realmente haciendo planes como un par de náufragos que eran. Barry tenía una idea de su ubicación, habían varado más al sur si la posición de las estrellas no le mentía. Eso no le daba mucha confianza porque era el gran océano donde aparentemente no existía tierra más que kilómetros más al Oeste, una distancia que ni con sus poderes podría recorrer, a no ser que quisiera empujar su cuerpo más allá de su límite. Se quedaron dormidos de esa manera, sobre la cama de lianas a salvo de los tiburones nocturnos que iban a curiosear en la inundación, a veces atrapando peces incautos en las raíces de los árboles cubiertos por la marea alta. Al día siguiente tuvieron la suerte de que una parvada pequeña de gaviotas hiciera una parada ahí. Barry casi lloró al atraparlas, pero Hal necesitaba recuperarse un poco más, lo suficiente para escapar de la isla. Luego de la comida, volvieron a la idea de armar con la madera buena que pudieran encontrar una balsa que resistiera el oleaje para ir hacia el Norte, donde era más probable encontrar tierra firme, o al menos una isla con mayores recursos.

-Tus heridas menores han sanado, todavía tienes la del pecho y la cadera que están por cerrarse.

-Me siento mucho mejor, debo decir que los cuidados también han influido.

Barry rodó sus ojos, terminando de vendarle. -Sí, claro.

-¿Aun sigues escéptico sobre que lamento la muerte de J'onn?

-... no lo sé.

-¿Qué te hace dudar?

-No hemos tenido tiempo de hablar... en general, no te hagas ilusiones. Todo pasó tan rápido que ni siquiera yo pude entender qué sucedía. Aun tengo muchas ideas alborotadas en mi cabeza.

-Una pausa te vendría bien.

-¿Pausa? No es como que a mi cerebro pudiera darle una pausa, ¿sabes?

-Si no lo intentas no lo sabrás.

-Soy todo oídos, señor piloto.

El castaño sonrió, inclinándose hacia él aprovechando que estaba sentado a su lado. Su mano capturó el mentón de Allen para levantar su rostro y besarle. Barry no se movió, sorprendido por el movimiento que no esperaba luego trató de separarse, pero un brazo le atrapó para jalarle a un regazo donde fue acomodado en un parpadeo. Cerró sus ojos, haciendo ese esfuerzo por apagar su mente por unos segundos y permitir que por unos minutos las cosas pudieran sentirse tan bien como lo estaba sintiendo. Sus propias manos se enredaron en esos cabellos húmedos por una lluvia fina que comenzó a caer, colándose tímidamente por las largas como delgadas hojas de los árboles entre los cuales estaban. Una lengua buscó la suya, un par de brazos le atrajeron a un pecho vendado antes de estremecerse a unas manos recorriendo su cuerpo con deseo.

-Hal...

Allen se aferró a los hombros del piloto cuando un par de colmillos mordisquearon por debajo de su mandíbula, ya una mano de Jordan se había colado por entre sus cuerpos con destreza, llegando sin ningún titubeo hasta su pantalón que desabrochó para tomar entre sus dedos una erección más que evidente bajo la tela. No se quiso quedar atrás, haciendo lo mismo con el miembro del castaño, siseando al contacto de la otra piel, moviendo sus caderas al restregarse. El gemido que escapó de Barry fue ahogado por los labios del Alfa, quejándose apenas por el roce de sus colmillos contra sus labios lo que le recordó algo importante.

-Hal... -Jadeó en su oído, apretando sus dientes por la mano que tomó ambos penes, tocándolos por las puntas húmedas- No podemos... aún estás... pueden abrirse tus heridas... e-es en... aaahh... es en serio...

Un tirón de sus cabellos con otro beso posesivo calló su argumento, Hal no le dio tregua en su boca, sintiéndose mareado al olfatear esas feromonas Alfa brotando con fuerza pese al estado del piloto. Gimió contra sus labios por esa mano masturbándole contra el otro miembro, el calor en su entrepierna ya extendiéndose por todo su cuerpo. No tenía un aroma Omega que correspondiera semejante despliegue, los Betas no solían tener esa esencia tan fuerte ni tan atractiva. A Jordan no pareció importarle mucho eso, prácticamente dejándole sin aliento. Estaba demasiado excitado, su orgasmo no tardaría lo que le abochornó ante el piloto, queriendo pedirle que fuesen más despacio. Su intento de separarse o detener esa mano murieron al sentir un mordisco en su pecho que no había notado estaba descubierto por sus ropas abiertas.

-¡Hal...!

La mano que sujetaba su nuca no le soltó, inclinando su rostro hacia un hombro suyo lentamente, entre sus gemidos cada vez más roncos y entrecortados. Sus caderas prácticamente se movieron solas al ritmo de esa mano, no iba a resistir más. El rubio ya no sabía si sus cuerpos estaban empapados por la lluvia o el sudor, ni quisiera sentía el frío de las gotas de lluvia, con mejillas ardiendo igual que su entrepierna. Aquel latigazo de placer recorrió toda su espalda, tensándose al correrse en la mano que no le soltó ni un solo segundo. Murmuró el nombre de Hal entre sus jadeos que se convirtieron en un grito ahogado por una punzada que le hizo respingar. Los colmillos de aquel Alfa se enterraron con fuerza en su cuello, sin ser un Omega, aquella mordida era más dolorosa de lo normal, así que el dolor se combinó de forma absurda con el éxtasis previo. Su mente cayó en una espiral brumosa de la que no salió hasta mucho después.

-¿Barry?

Hal le sostenía por la nuca y una mano en su espalda baja, repartiendo pequeños besos a lo largo de la curva de su cuello al haber dejado caer su cabeza. Las finas gotas de lluvia terminaron por traerlo de vuelta a la consciencia, respirando erráticamente, su mirada perdida tratando de ayudarle a recordar donde estaba y qué había pasado. El velocista jaló aire, llevando sus manos caídas de vuelta a esos hombros para sostenerse, parpadeando todavía mareado.

-¿Qué...?

-Te desmayaste unos segundos.

Al erguir su cabeza la punzada en su cuello le recordó que el castaño le había mordido, llevándose una mano para verla manchada con gotas de sangre.

-¡Me marcaste! ¡Como si fuera un Omega!

-Un Alfa puede marcar también a un Beta. Eso no hace diferencia.

-Claro que lo hace, ¡la cabeza me da vueltas!

-Le dicen orgasmo.

-Gracioso. Auch. Me duele, arde, como si me hubieran clavado mil agujas al mismo tiempo sin anestesia.

-Pasará.

-¿Por qué rayos me marcaste?

Hal sonrió mirándole fijamente, Barry gruñó, cruzándose de brazos.

-Ahora eres mío, corredor.

-No sé qué es peor, tus palabras o que estamos embarrados de semen, sudor y agua.

-Será una anécdota linda de contar.

-De salir vivos.

-Lo haremos, tengo una buena corazonada.

-Estás eufórico porque acabas de morderme -el rubio frunció su nariz- Estás apestando toda la isla con tu alegría.

-¿Hay algún problema con ello?

-Sí, se suponía que primero debíamos pelearnos hasta caer agotados y luego haríamos una escena melodramática para luego quedar en paz. No hacer esto.

-Prefiero esta escena, si me disculpas.

-En fin, debemos refugiarnos de la lluvia, encrudece y tú puedes morir de hipotermia.

-Tú puedes remediarlo.

-Que buen intento, pero no, Señor Alfa.

Luego de que Barry hiciera un improvisado techo con hojas y lianas, se quitaron sus ropas para secarlas usando esas manos rápidas del velocista entre chistes subidos de tono de Jordan que le ganaron uno que otro coscorrón. Vino la noche con ellos al fin descansando después de una frugal cena con la idea de al día siguiente comenzar sus planes de armar la balsa que los sacara de ahí pues habían notado que los tiburones bien podían estar empujando con coletazos los árboles para indagar si algo caía de ellos, como los pequeños roedores escondidos que terminaban siendo sus bocadillos nocturnos. Un buen aliciente para no permanecer más tiempo ahí. Quedaron tan cansados que ninguno de los dos escuchó un silbido a primera hora en la mañana, un viento cálido diferente al húmedo que dominaba en la isla que sacudió sus cabellos. El rubio fue el primero en abrir sus ojos, extrañado de aquello sin encontrar nada extraño alrededor salvo los árboles meciéndose como si algo los empujara.

-¡Hal!

Se sujetó a unos brazos que de improviso lo levantaron por la cintura para casi tumbarlo detrás del piloto que rugió al despertar de golpe, alertado por el sonido y levantando su anillo. Allen abrió sus ojos asustado cuando notó su gesto, tratando de sujetar su brazo que levantó a un cielo semi nublado.

-¡No hagas eso! ¡Aun no tienes las fuerzas para hacerlo!

Maldijo esa naturaleza estúpida de Alfa protector que disparó esa alerta en Hal, atacando prácticamente a ciegas entre los árboles. El viento cambió de dirección. Barry al fin notó que, si bien no podía verlo, el castaño estaba apuntándole a una nave oculta tras un escudo. Un escalofrío recorrió su espalda al pensar que fuese HYDRA quien les hubiera encontrado, preparándose para huir de ese punto de la isla. No tendrían mucho espacio para correr, más no iba a permitir que hirieran o mataran al tonto de Jordan quien casi se desmayó al tratar de concentrar su energía en el anillo, sin el traje era más difícil y en su condición no podía hacerlo tan bien. Unas lianas cayeron sobre sus hombros, quitándoselas de un manotazo de mala gana, tirando de Hal para huir con un segundo manotazo con una maldición. Las lianas se enredaron en su cuerpo antes de poder correr, estrujándole.

-¡Hal! ¡Huye!

El piloto también fue envuelto entre las lianas como un capullo, inmovilizándolo. Barry rugió desesperado, tratando de patear al aire solamente para terminar igualmente hecho capullo con las lianas a pocos centímetros de Hal. La nave oculta al fin se descubrió, enorme sobre ellos, sus colores confundieron al velocista porque no eran los oscuros de HYDRA ni tampoco los rojos azulados tan característicos del Régimen. O los esmeraldas de Atlantis. Jadeó, sujeto de esa manera por lianas que no se habían movido en todo el tiempo que estuvieron ahí, notando tres árboles adelante algo extraño, una figura humanoide pequeña como un cachorro, pero... el niño, si es que lo era le saludó con una sonrisa sin labios y enormes ojos con la cabeza llena de raíces, saltando hacia él hasta quedar al frente. Tenía la piel de corteza, muy extraña.

-¿Soy Groot?

-¿Qué?

-Soy Groot. ¡Soy Groot! -un dedo largucho señaló la nave que desplegó una plataforma.

-No entiendo.

-Soy Groot.

Por la plataforma descendieron un par de figuras, una mujer Beta con tatuajes de líneas verdes en su cuerpo y rostro con cabellos oscuros, acompañada de un Omega de cabellos rubios ensortijados con ojos verdes brillantes como su sonrisa. Ambos saltaron a esos puentes de lianas, caminando hacia ellos. El Omega posó una mano sobre el niño árbol, aparentemente orgulloso, lucía como si fuese un mercenario, aunque sus ropas eran diferentes.

-Bien hecho, Groot.

-Soy Groot.

-¿Herido? ¿Quién?

-Soy Groot.

-¡Hey! ¡No te le acerques! -Barry gruñó al ver ese Omega extraño acercarse a Hal quien estaba jadeando pesadamente, aún tratando de mover su cuerpo, pero las lianas le apretaron más- ¡Agh!

-Soy Groot.

-¿Un Anillo?

-¡No...! ¡No! ¡Detente!

-¿Te quieres calmar? -le reclamó el Omega- Estoy concentrado en mi trabajo, toma tu turno.

-¡Déjalo en paz! ¡Suelta ese anillo! ¡Vas a morirte, bastardo! ¡Verás...!

Calló por una filosa daga que se pegó contra su cuello, la mujer que la sujetaba le dedicó una mirada. El Omega rodó sus ojos, examinando el anillo que se guardó en el bolsillo de su chaqueta, girándose a él con un canturreo raro, casi bailando.

-Veamos. ¿Qué hace un Alfa malherido con un Beta roñoso perdidos en una isla que se hunde?

-Nada qué te importe.

-Cuida tu lengua -siseó la mujer, pegando más el filo a su piel.

-Mmm, ¿están huyendo de alguien? ¿Son fugitivos?

-...

-El tratamiento silencioso. Bueno, los trataremos silenciosamente. Groot, por favor.

-¡Soy Groot!

Las lianas lo noquearon, dejándolo inconsciente. Cuando despertó estaba en una celda pequeña, con Hal recostado en la cama junto a él, durmiendo tranquilamente. Tenía una ligera fiebre, sin embargo, sus vendajes eran limpios signo de heridas atendidas. Se levantó, mirando alrededor por la inequívoca vibración de una nave volando alto. Tenía frente a sí una puerta de cristal, fácilmente rompible salvo por esos puntos en el marco que le advirtieron de un campo de protección. Podría probar suerte o terminar peor de como estaban. Habían atendido a Hal, lo cual de haber sido enemigos tal cosa no se hubiera dado, tenía algo de esperanza en eso. Un hombre con un cuerpo completamente tatuado en líneas rojas apareció, observándole en silencio igual que Barry lo hizo. Ese guerrero siguió su camino, regresando ahora otro hombre más con un cuello peludo que subía desde su pecho, ojos azules pícaros y una sonrisa torva.

-Eres inteligente, no has tratado de escapar.

-Vamos en una nave que está a varios metros de altura, si la desestabilizo puedo morir.

-Impresionante -el hombre le miró de arriba abajo, cruzándose de brazos- Ustedes dos no son normales, ¿de dónde vienen?

-Nueva Metrópolis.

-¿Dónde queda?

-Si tuviera una idea de dónde estoy quizá te diría -Barry tomó aire- Gracias por atender las heridas de Hal.

-No somos bestias. Bueno Drax sí, pero no es el asunto aquí. Tienes que responder mis preguntas si quieres más hospitalidades.

-¿Qué pasa si no quiero responderlas?

-Pues se mueren.

El rubio suspiró. Hal necesitaba recuperarse y tener su anillo de vuelta.

-¿Qué deseas saber?

-¿Nacieron así, como están?

-No. Fue... una vacuna especial que voluntariamente aceptamos.

-¿Quién se las obsequió?

-Una organización que...

-¡Ah, Rocket! ¿Qué haces hablando con los prisioneros? -el Omega apareció, siempre con su andar rítmico, asomándose a su celda.

-Dijiste que no eran prisioneros.

-Pues igual lo son, pero no formalmente, solo porque no tengo una palabra mejor para describirlos.

-Escuchen... -Barry tosió para llamar su atención.

-Tienes que explicarte mejor, por eso terminamos perdidos en el océano.

-Hey, siempre volvemos sanos y salvos a casa.

-Porque debemos hacerlo, pedazo de idiota.

-Ustedes...

El Omega le miró levantando una mano luego de revisarle. -Tú estás bien, cierra el pico. Los llevaremos a un lugar donde no nos molesten y que puedan cuidar de ese Alfa moribundo. Rocket dice que no son seres humanos normales, así que si de casualidad tienes poderes o algo así te recomiendo que no los uses o realmente lo vas a lamentar. No vamos a lastimarlos a menos que nos obliguen, mientras tanto, shu shu a callar. Ahora, Rocket...

Barry no pudo decir ya más porque esos dos desaparecieron en medio de una charla que no parecía tener sentido. Consideraron ayudarlos siendo perfectos extraños, no podía quejarse de ello en el estado de Hal. Ya luego le quitaría el anillo al Omega ése tan cínico. Había notado que tenía una marca en el cuello apenas visible por sus ropas, lo suficiente para darse cuenta de que tenía un Alfa, uno que aún no había visto. Si lo atacaba a eso se refería, su pareja lo molería a golpes. Prefirió jugar al buen prisionero, quedándose al lado del piloto cuando los sacaron de la celda y los llevaron fuera de aquella nave de guerra si bien alcanzó a ver. Llegaron a una isla que le pareció pequeña como donde naufragaran, pero estaba atiborrada de... partes de naves o transportes. Casonas con techos cubiertos de nieve igual que el bosque de árboles delgados alrededor. Un grupo de hombres de diferentes castas fueron a recibirlos, uno delgado de nariz aguileña se adelantó con una sonrisa para darle un abrazo caluroso al Omega, haciendo una reverencia después.

-Es un honor tener al Omega del Patriarca en nuestras tierras.

-Oh, vamos Kraglin, te romperé los dientes si continuas. La isla de los Devastadores es mi segundo hogar.

-Y siempre lo será. ¿Qué me has traído, uh?

-Unos "prisioneros" -rió el Omega girándose a ellos, Hal iba en una camilla flotante- Los encontramos varados y malheridos en una isla a punto de hundirse, el Alfa necesita hospitalización. Creo que el Beta es su pareja. ¿Sí, verdad?

-Sí -masculló Barry apenas, observando alrededor.

-Bueno, los tendremos aquí el tiempo que nos pidas.

-Ten cuidado, los dos tienen mutaciones, ya sabes de cuál.

-Ah, okay, entendido -Kraglin le miró serio contrario a la expresión juguetona de sus ojos- Nada de trucos, forasteros. Que los Devastadores tenemos una reputación que nos precede.

Fueron llevados a lo que se le antojó era un edificio comunal, ahí Hal terminó en una habitación cálida, bastante cómoda donde luego fueron médicos para atenderle. Le extrañó mucho el tipo de medicina que tenían en la isla, una muy... eficiente, era la palabra que mejor quedaba a los instrumentos y medicamentos tan ligeros pero efectivos usados en las heridas del piloto.

-Tú, ven conmigo -el Omega palmeó su hombro- Déjalos hacer lo suyo.

No se negó, nadie había empuñado un arma hasta entonces salvo la daga. Tenía ese grupito tras ellos dos con miradas que vigilaban cada movimiento suyo, incluyendo al niño árbol que comía unas golosinas coloridas de aroma azucarado.

-Bien, creo que hemos demostrado que no somos hostiles, tú tienes que comportarte igual.

-Lo siento... hemos huido de una guerra y... seguimos huyendo, al parecer.

-Wow, una guerra, eso es grave. Bien -el Omega tosió, extendiendo su mano- Mi nombre es Peter Quill, o Starlord si lo prefieres. Capitán de la nave Milano y líder de los Guardianes, esos gruñones que ves por allá.

-Barry Allen, me conocen como Flash -correspondió al saludo con una media sonrisa- Él es Hal Jordan, es... un piloto.

-¿Qué piloto usa un anillo que funciona como condensador de energía electromagnética?

-Eres inteligente.

-No me hagas reconsiderar mi hospitalidad.

-No quise decirlo con esa intención... de donde vengo, salvo dos Omegas, los otros pocos que llegué a conocer no eran tan... habilidosos.

-Siempre hay excepciones.

-También lo sé.

-Dijiste que tu hogar era Nueva Metrópolis, ¿ahí se dio la guerra?

-Sí. Hal terminó herido por ayudarnos.

-Mmmm, okay, les traerán comida, descansarán y mañana vamos a tener una mejor charla tú y yo porque ahora estás como si hablar te costara un dedo de la mano.

Barry rió sin querer. -De verdad, lo lamento, han sido días muy tensos. Ustedes han sido amables en traernos a su hogar y...

-Éste es mi segundo hogar, no puedo llevarte al principal. No. Para que eso suceda tendremos que entendernos bien, ustedes no atacan, nosotros no les enseñamos que podemos hacerlos papilla con todo y sus poderes.

-Creo que entendí la indirecta desde la primera vez.

Quill asintió, mirándole unos segundos antes de palmear su hombro.

-Estás cansado, es lo que tienes, hablaremos luego.

-¿Puedo preguntarte algo antes de que te vayas?

-Adelante, pero debe ser la última pregunta porque mis Guardianes ya están sacando sus armas para hacerte agujeros.

-Tiene que ver con eso... sospecho. ¿Por qué te han llamado el Omega del Patriarca?

-Oohh -una sonrisa de orgullo apareció en Quill- Eso es porque el Patriarca es el líder de estas tierras. Y yo soy su pareja. Bienvenido a Nova, Barry Allen. Nos veremos mañana.

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