Lágrimas

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.

Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.

Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.

Gracias por leerme.



***

Lágrimas.

"Saber lo que es correcto no significa mucho a menos que haga lo que es correcto."

Theodore Roosevelt.



Confía en ti, Erik.



Erik apretó sus dientes, su mano extendida hacia los proyectiles a lo lejos, oculto entre los árboles, pero con la vista hacia la playa. La lluvia comenzaba a empapar sus cabellos, concentrándose en detener aquellas armas suspendidas en el aire ante la sorpresa de todos. Un punto medio entre la rabia y la serenidad. Su mano derecha extendida fue girando lentamente, haciendo que los proyectiles fuesen rotando despacio con sus cañones aún encendidos esperando salir disparados en cuanto los liberara. Miró hacia las naves asomándose por entre las olas, metros atrás en la playa. Con un rugido, los lanzó contra ellas, explotando aquellos transportes entre muros de agua que casi tocaron las nubes grises sobre el territorio. Destruyó un tercio de las naves, dejando otras en mal estado que sus manos buscaron, sacándolas del agua para lanzarlas contra aquel gigantesco submarino del cual habían salido, viéndolas chocar con un escudo de protección y explotando en miles de fragmentos. Erik jadeó, sonriendo apenas al posar sus ojos en un grupo de soldados de HYDRA. Portaban cascos metálicos que estrujaron los cráneos que protegían.



Tranquilo.



La inicial sorpresa que tomó desprevenida al ejército de HYDRA fue aprovechada por Tony y Quill, quienes sincronizaron los cañones de ambas naves, disparando contra el resto de los transportes submarinos dispersos por la playa. Permitiendo que el número de rivales fuese a su favor. La Milano quedó a cargo de Rocket, mientras que Quill, Gamora, Drax y Groot descendieron para ayudar. Tony hizo lo mismo, tomando unos guanteletes y botas con un chaleco para volar, girándose a Bucky con una severa recomendación de no salir del Quinjet, quedándose con Barton para seguir disparando desde el cielo, vigilando por más proyectiles que aquel submarino disparara sin entorpecer nunca el camino de Kal-El. Bucky frunció su ceño, alcanzando a su padre en la plataforma que se abrió, deteniéndole por un brazo para hablarle.

-No deberías ir.

-Tengo que asegurarme de que Kal-El no le haga daño a Bruce.

-Pero...

-Buck, hijo mío, estoy dejando la vida de Steve en tus manos. Tú y Clint son los mejores para esto, toda nuestra familia y hogar depende de que te quedes dentro del Quinjet, ¿entendido?

-Está bien, no te defraudaré.

-Ése es mi cachorro. Los veré en la noche.

Quill preparó sus armas, con su casco y chaleco de vuelo, dejando que Gamora y Drax fueran los primero en adentrarse en las filas enemigas. Miró a Groot quien asintió, corriendo al bosque desde donde extendería las raíces que más tarde apresarían a los soldados. Su vista se clavó en la única Metahumana que restaba, Diana. Apuntó hacia ella, notándola avanzar demasiado aprisa entre los guerreros de Thor, su Alfa estaba lejos de ahí, liberando ya una parte de la playa junto a Steve cuyo escudo silbaba por los aires. Cuando tuvo campo libre, disparó. Las dos balas dieron en la espalda de la Alfa empujándola ligeramente y dejando un rastro de humo sobre su armadura. Las amazonas que la rodeaban se giraron hacia Quill, pero Diana las detuvo con un gesto de su espada antes de caminar primero hacia el Omega, luego corriendo hacia él.

Gamora le salió al paso, enfrentándola unos minutos en los que Quill aprovechó para disparar ahora contra sus piernas, luego uno de sus hombros. Sabía que era demasiado fuerte, esperaba todo de ella así que su objetivo principal era debilitarla para luego atacarla entre varios. Un par de amazonas llegaron a él, siendo hundidas en la arena por unas ramas protectoras. Quill sonrió, preparando esta vez unas cargas diferentes, aquellas que Tony había creado junto con Banner para el caso. El doctor aún no se presentaba en batalla, otro elemento sorpresa que no deseaban llegar a usar como tampoco el poder completo de Chales o el de Erik. No hubo más ataques por parte del submarino a lo lejos, pausa que debían aprovechar para liberarse de la invasión en la playa. Starlord terminó de recargar sus armas justo a tiempo cuando Diana se deshizo de Gamora y Drax, corriendo hacia él.

-Esto es por traidora -susurró Peter, disparando contra ella.

Diana aulló, sintiendo aquel golpe de energía que quemó su armadura y parte de su piel. A diferencia de Shazam ella no tuvo un daño severo, sí enfureciendo contra ese Omega que osaba atacarla con armas tan primitivas. Ramas trataron de detenerla, pero las cortó con su espada que pidió la cabeza de Quill. Un golpe de cañón de la Milano la arrojó hacia el mar. El rubio apenas giró su rostro hacia Rocket, usando su chaleco para volar por encima de todo aquel caos de soldados, Aulladores y guerreros contra amazonas. Una nave de HYDRA salió del mar, lanzada contra el submarino una vez más que no tocó por su escudo de protección. Quill apuntó su arma contra las amazonas a su paso, tumbándolas contra la arena y escuchando una sarta de tonterías de parte de Rocket en su oído mientras se divertía dejando guerreras igual que soldados cuando se le atravesaron como una alfombra en la playa. Un poderoso silbido atrajo no solo la atención del Omega sino del resto. Barton les gritó algo de un cañón del submarino antes de ver una luz intensa que partió el mar en dos al viajar a alta velocidad, impactando justo donde andaba Quill.

-¡...Quill! ¿Me escuchas? ¡Quill!

Éste abrió sus ojos al escuchar a Rocket, desconcertado ante el golpe que por nada esquivó, viendo ese hueco en la arena donde antes hubo solamente amazonas desmayadas ahora hechas cenizas como parte del bosque. un segundo silbido puso a todos con pelos de punta, mirando ese punto de luz que chocó con el resto de las naves de HYDRA cuando Erik las aplastó entre sí, formando un escudo de metal que estalló en pedazos, salvando de un segundo cañonazo a la playa. Quill se puso de pie, observando algo saltar del mar hacia él en un arco veloz que imitó para no terminar partido en dos por Diana a quien disparó sin pensarlo con un tercer silbido intentando tocarles. El rubio jadeó, llamando a Barton como a Tony.

-¡Están agotando a Erik!

Aquel gesto le ganó una distracción que Diana no desaprovechó, pateándolo para tumbarlo en la arena y clavando su espada en su cuerpo, atravesando su estómago. Quill gimió de dolor, aferrándose al filo de la hoja. Sus ojos se levantaron hacia el cielo nublado, sintiendo las gotas en su rostro. Todo de pronto perdió sonido y color, respirando pesadamente. Diana le sonrió, sacando su espada de su cuerpo para ondearla al aire con la intención de clavarla esta vez en su corazón. Las nubes comenzaron a arremolinarse más rápido, relámpagos furiosos nacieron en ellas y cayendo en la arena, sobre algunos soldados o amazonas que pulverizaron, multiplicándose. Quill dejó caer su cabeza, jadeando pesadamente con su vista hacia el mar, mirando una de sus manos llena de su sangre ser envuelta por el mar que le alcanzó. En su mente le pareció escuchar el llanto de sus cachorros... como un poderoso rugido que hizo temblar la tierra.

-¡NOOOOOOOOOOOO!

Un increíblemente rabioso Alfa cayó frente a Diana, sus ojos rojizos clavados en ella con un martillo que atrajo esos relámpagos como lenguas danzando alrededor de la mano de Thor. Diana le respondió con un gesto similar, ambos creando una fuerza de choque de la que todos debieron huir para no terminar enviados con violencia contra el mar o los árboles.

-Tú... -siseó Thor- ¡TÚ NO ERES DIGNA DE LLEVAR LA SANGRE DE LOS VANES!

El martillo se elevó al cielo como el Alfa, cayendo de lleno sobre el escudo de Diana que se partió, tirándola al suelo para golpearla con ira desmedida. Primero rompió su brazo, luego su espada, uno de sus hombros. Diana le pateó, pero la furia de Thor era tal que no sintió dolor, los relámpagos cayeron sobre ella como una danza que la hizo convulsionar entre sus gritos de agonía. Barry fue el único que se acercó para cargar a Quill y sacarlo de ahí, protegido de las balas y armas por un campo protector verde de Hal. Nathaniel le silbó, indicándole el camino para que fuese a llevarlo tan aprisa como pudiera hacia el Triskelion. Thor rugió, tomando con ambas manos su martillo que apuntó a la cabeza de una inconsciente Diana, envuelto en esos relámpagos. Kal-El le impidió lograr su cometido, empujándole contra los árboles que salieron despedido al contacto violento.

Steve corrió hacia ellos, uniéndose a la sangrienta pelea contra Superman. Oliver como Víctor tomaron el lugar del comandante para ir liberando la playa, junto a Hal quien miraba con preocupación hacia el submarino que ya no había vuelto a atacar. Iban a hacerlo, lo sabía, lo que ignoraba era con qué arma lo harían. Sus dudas fueron respondidas al ver una segunda lluvia de proyectiles, esta vez más pesados que los anteriores que volvieron a dirigirse al mismo blanco. Erik los detuvo mucho antes, jadeando de dolor al tener que levantar una nueva muralla por el cañón repitiendo su disparo de energía contra la playa, perdiendo el control de uno de los proyectiles que se dirigió donde Rhodey ya ganaba territorio con sus Comandos Aulladores. Tony apareció, usando su vieja arma ahora renovada para hacer explotar el proyectil antes de que los tocara.

-Maldito -jadeó Rhodey.

-Viejas mañas nunca se olvidan.

Tony apuntó al acto contra Kal-El, sujeto por Thor y Steve muy a lo lejos. Un disparo que dio contra su rostro que quemó, enterrándolo en una colina de arena. El comandante le sonrió, asintiendo apenas, recuperando su escudo.

-Barry llevó a Peter al Triskelion, Thor. No lo perderás.

-¿Dónde está esa traidora? -rugió el Patriarca.

-¡DRONES!

El Quinjet como la Milano ayudaron a Erik con los drones, eliminándolos con los proyectiles o los cañones de las naves. De nuevo hubo otro disparo de aquel potente cañón, Erik trató de evadirlo, pero estaba comenzando a agotarse. La barrera se venció pese a sus esfuerzos, barriendo con parte de la playa, separando momentáneamente a Tony de los demás al ser el más cercano al ataque. Steve le gritó algo que no entendió sino hasta después cuando por entre el fuego de aquel cañonazo vio caminar tranquilamente a Kal-El, quien le miró fijamente. Stark apuntó, pero su arma fue rota, el Alfa le alcanzó antes de que desapareciera aquella columna de fuego.

-Tú eres el Omega que corrompió a mi Bruce.

-¡Y lo haría mil veces más!

Kal-El levantó un puño que Nathaniel atrapó al saltarle encima, impidiendo que tocara a Tony al enredarlo consigo mismo con una cuerda de acero fino que tiró pese a que eso lastimó sus piernas alrededor del cuello de ese Metahumano. Stark gritó al verlos salir volando hacia donde los proyectiles que llovían sobre los drones, algunos de éstos salvándose para seguir atacándolos. Kal-El rugió, tirando de un brazo de Nathaniel, quitándoselo de encima al tiempo que alcanzó uno de los proyectiles, desviándolo de su curso. Sin piedad alguna, enterró al pelirrojo a base de puñetazos veloces como balas de metralleta en todo su cuerpo y rostro hasta dejarlo prensado contra el proyectil que lanzó hacia el bosque del Colmenar para horror de todos.

-¡BUCKY! ¡¿QUÉ CARAJOS HACES?!

Clint terminó estampado contra una pared cuando Bucky lo atacó, tomando el control del Quinjet que dejó su posición para alcanzar el proyectil. El arquero se levantó, maldiciendo al verlo abrir la plataforma y simplemente lanzarse en el aire para caer encima del proyectil. Nathaniel estaba inconsciente ya, parecía no respirar. Bucky sintió sus ojos rozarse, sacando sus cuchillos para liberarlo de los metales del proyectil acercándose a toda velocidad contra el Colmenar. El escudo resistiría, pero a ellos los haría trizas. La cabeza de su Alfa como un hombro estaban bien prensados en los cables. Tuvo que clavar su brazo izquierdo al sujetar a Nathaniel con el derecho para romper esos amarres por detrás de su espalda. El cuerpo del pelirrojo cayó sobre su hombro, libre al fin. Bucky quiso zafarse, notando que su mano se había quedado atascada. Si soltaba a Nathaniel se liberaría, pero eso significaba su muerte por caída libre.

-¡ERIK! -Logan alcanzó a éste- ¡LLÉVAME CON ELLOS!

-¿Qué?

-¡HAZLO CON UN CARAJO!

Erik reunió las pocas fuerzas que le restaban para lanzar a Logan hacia el proyectil que ya no podía detener, estaba llegando a su límite. Logan casi resbaló del proyectil, sus garras le salvaron de no caer, subiendo hasta ver lo que sucedía con aquellos dos. El impacto era de segundos. Destrozó una parte de la coraza, notando algo que le hizo tragar saliva. Bucky no lo había sentido quizá por el estrés, su brazo izquierdo estaba rasgado al punto de tener músculos y huesos rotos, por eso no lo podía mover. El bosque del Colmenar se aproximó rápidamente.

-Lo siento, cachorro.

Con un movimiento en arco furioso, cortó el brazo izquierdo de Bucky a la altura de su hombro. Tanto éste como Nathaniel resbalaron libres al fin, sujetándolos cada uno con un brazo para dejarse caer lejos del proyectil que se estrelló contra el escudo del Colmenar, sacudiendo el bosque. Erik gritó tratando de hacer la caída suave para los tres, apenas si logrando que no se mataran. Los soltó antes de tocar el suelo, rodando los tres por una pendiente llena de rocas hasta un riachuelo donde cayeron con fuerza. Kal-El no había perdido tiempo, volando lejos de ellos hacia donde Bruce, en un claro del bosque cercano a un anchísimo río como profundo. La quemadura por el arma de Tony ya había desaparecido, no así su rabia.

-Se acabó, han perdido.

-Todavía no.

-¡HE DICHO QUE HAN PERDIDO!

Árboles alrededor terminaron tumbados por el despliegue de dominio de Kal-El, que Bruce resistió sin bajar su cabeza, mirándole fijamente.

-No.

-Tú lo pediste.

El cañón del submarino volvió a silbar, esta vez Erik no podría detenerlo. Los demás estaban tratando de no morir bajo el ejército de los drones. Bruce jadeó, ambos no estaban lejos de la playa, pero el resplandor del cañón fue visible hasta donde se encontraban. Kal-El voló con la intención de atraparle, Bruce se dejó caer al suelo, rodando para alejarse. Un movimiento que no duró mucho, la mano del Alfa alcanzó uno de sus brazos, lanzándole contra un árbol. Gimió al impacto de su espalda contra el duro tronco, cayendo sobre el musgo. El disparo abrió el mar, directo hacia donde la mayoría estaba siendo asediados por el ejército de drones. Bruce levantó su rostro a Kal-El, jadeando erráticamente. Un portal se abrió, apareciendo tras el Alfa un Tony Stark quien le abrazó, colocando una pequeña bomba en su pecho junto con un dispositivo para transportarlo lejos de ahí. No hubo muertos por el disparo del cañón, la energía se detuvo en seco a escasos metros de la playa, comenzando a disiparse en humo blanco.

-¡NO! ¡NO! ¡KAL-EL NOOO!

La mano veloz de Superman se arrancó la bomba, pero no el transportador, estampando el explosivo en el pecho de Tony antes de desaparecer. Bruce no alcanzó a tiempo a Stark, ambos lanzados en extremos contrarios por la explosión. Charles llegó a ellos, respirando con trabajo por el esfuerzo de haber disipado aquel poderoso disparo, casi arrastrándose al tomar a Tony entre sus brazos, mirando con auténtico terror ese hueco en su pecho. Cerró sus ojos, llamando a Banner mientras que Wayne preparó sus armas al presentir el regreso de aquel Alfa. La lluvia arreció como si leyera lo que pasaba en sus corazones. Kal-El apareció al mismo tiempo que lo hizo un Alfa Banner, peleando con tal violencia que destruyeron parte del bosque. Bruce deshizo uno de sus rastreadores para armar precariamente un estabilizador cuando Charles le dijo que el corazón de Tony estaba sufriendo un paro cardíaco.

-¡TONY! ¡NO PUEDES MORIRTE! ¡TÚ NO VAS A MORIR!

Charles levantó un campo de protección cuando una onda de choque fue contra ellos, suficiente para que Bruce conectara el estabilizador al corazón de Tony, levantándose con un grito de rabia y corriendo hacia Kal-El, quien tiró a un lado como un muñeco sin vida a un noqueado Banner. Tanto Alfa como Omega se enfrascaron en una pelea que claramente el primero tuvo ventaja por su fuerza, que no mermó la voluntad de Bruce por atacarlo hasta que al fin terminó de rodillas frente a Kal-El, malherido y exhausto ya pero todavía con una mirada rencorosa. Charles jadeó, Logan apareció para impedir que Superman moliera a golpes a su Omega. Levantó una mano hacia el Súper Alfa, gesto que el otro notó, deshaciéndose del agarre de Logan a quien lanzó contra Banner. Voló hacia Charles con puños preparados, gritando con fuerza y haciendo temblar todo a su alrededor.

Kal-El quedó congelando en el aire, igual que la lluvia sobre ellos en una burbuja pequeña. Charles entrecerró sus ojos, buscando esa parte del virus que estaba enloqueciendo al Alfa. Su mano tembló mientras que el cuerpo de Superman ganó movimiento en cámara lenta hasta quedar de nuevo congelado con una nueva onda de choque que hizo una fractura en el bosque a sus costados. La frente de Charles comenzó a sudar, recorriendo cada memoria, cada célula de su cuerpo para neutralizar ese virus, debía enlazar cada porción de éste antes de aniquilarlo. Bruce notó desde su posición la mirada de Kal-El comenzar a perder su tono carmesí, volviendo a ese azul claro, igual percibiendo el cambio en su interior. Un Vínculo que iba limpiándose como si hubiera estado hundido en el fango. Su mirada captó algo inusual, no lejos de él que le hizo fruncir el ceño al ver un objeto que se juró no había estado ahí minutos antes.

Una daga con una hoja verde de filo dorado.

No estaba llena de musgo ni manchada de sangre, como si mágicamente hubiera aparecido a su alcance por alguna razón. Bruce se inclinó para tomarla, siendo consciente de varios huesos rotos, heridas severas que la lluvia limpiaba. Observó la daga con atención, el material tan inusual con esa hoja cargada de energía. Levantó su vista hacia Charles y Kal-El. Parecían moverse en una lentísima cámara lenta, la mano de Charles temblando de vez en cuando, el cuerpo del Alfa pareciendo querer salir de aquella burbuja. Se llevó una mano a su pecho, esos ojos estaban a punto de volverse completamente azules. Una nueva onda de choque, esta vez proveniente de ningún lado y cayendo exactamente sobre ellos los golpeó. Charles sangró de su nariz y oídos con un ahogado quejido de dolor, los ojos de Kal-El recuperaron su brillo sangriento. Bruce cerró sus ojos, imágenes pasadas vinieron a su mente, poniéndose de pie casi tambaleándose y luego, corriendo con todas las fuerzas que le quedaban hacia ellos.




Jamás había reído tanto en su vida, ni siquiera estaba seguro de que alguna vez hubiera reído tanto que terminó en el suelo frente al balcón que miraba ese hermoso atardecer, junto a Clark quien se limpió unas lágrimas de sus carcajadas limpias antes de girarse hacia él para mirarle. Simples tonterías, unas cuantas cosquillas, luego corretear por todas las habitaciones hasta que al final quedaron rodando en el suelo entre carcajadas que les dejaron sin aliento. Una mano de Clark acarició su mejilla, mirándole fijamente. Con cariño.

-Te amo, Bruce.

Su corazón latió aprisa, viéndose reflejado en esos ojos azules claros, la misma expresión de un Alfa que un día se topara por mera casualidad. Cerró sus ojos unos segundos, llevando una mano que colocar sobre la que tocaba su rostro, acariciándola apenas.

-No quiero otra cosa que vivir a tu lado.

-¿Sólo eso?

-Es lo único que necesito para sentirme vivo. Eres lo único que no me hace perderme.

Un beso tierno, una caricia en su mejilla, el brillo de esos ojos tan claro que no había mancha alguna en ellos, como en su sonrisa, murmurando contra sus labios en voz baja.

-Si hubiera algo que cumpliera deseos, en este preciso instante sin dudarlo, pediría ir a donde tú quisieras llevarme. No quiero otro camino que aquel donde estés tú, otro hogar ni otros brazos a donde refugiarme sino es en los tuyos, Bruce. Tienes mi vida en tus manos.




La mano de Bruce se elevó en el aire. Aquella burbuja se rompió. Charles gritó. Kal-El giró su rostro hacia el Omega para ver una daga que desapareció, enterrándose en su corazón, atravesando su pecho, ambos cayendo al suelo. Bruce rugió con lágrimas en los ojos, usando el peso de su cuerpo para enterrar por completo toda la hoja en el corazón de su Alfa, sintiendo claramente como éste se estremeció al contacto de una sustancia que fue envenenando su cuerpo a una velocidad impresionante, robando la vida de cada gramo de su ser hasta que terminó sin color en la piel, ni en sus ojos que dieron una sola mirada de desconcierto, traición, hacia el Omega, perdiendo su brillo al fin con un último suspiro. Bruce miró sus manos, manchadas de sangre suya y de Clark que la lluvia desvaneció, sus ojos fueron a ese rostro de expresión dolida, estirando un brazo para tocar una de sus mejillas. Fría. Algo en el interior de Bruce se rasgó, la Marca en su cuello dolió al ir desapareciendo lentamente. Sus hombros temblaron, quedando sentado sobre el pecho de su Alfa muerto por sus propias manos.

Lo había asesinado.

Charles tragó saliva, cerrando sus ojos al escuchar ese grito desgarrador de Bruce, protegiendo a un apenas vivo Tony entre sus brazos sintiendo que perdería la consciencia. Un nuevo silbido del submarino se hizo escuchar, al tiempo que le fue clara la presencia de una recuperada Diana. Drones brotaron de esa gigantesca nave de HYDRA, igual que la amazona clamando venganza al darse cuenta de la muerte de su amado líder. Ya no tenían más con qué defenderse. Estaba a punto de activar el portal para los cachorros escondidos en el búnker secreto de Tony, conteniendo sus propias lágrimas, pero un cambio en la lluvia lo hizo desistir, levantando su mirada al cielo. No solo era la lluvia, también era el mar. Cada gota de agua en el bosque. Charles jadeó, permitiéndose una tímida sonrisa al sentir la inigualable presencia del rey de Atlantis surgir del océano, golpeando el submarino con un tsunami feroz.



Estamos a salvo.



Los drones fueron alcanzados por tornados de agua, todas las fuerzas que restaban de HYDRA terminaron ahogadas en lenguas furiosas del océano, mientras Atlanteanos salían de entre las olas para rescatar a los demás. Diana se giró, preparando su espada para atacarlos. Un nuevo disparo de cañón la hizo gruñir, sus pies se giraron a su atacante. Harleen le sonrió, soplando la punta de su arma antes de guiñarle un ojo. La Alfa levantó su espada, misma que resbaló de su mano ante su mirada atónita, jadeando y tocando su cuerpo. La chica caminó hacia ella, silbando apenas. Al quedar frente a ella, levantó su mentón.

-Asesinarte era demasiado bueno para ti, Diana. Tú que cazaste a mi Pudín, tú que le tendiste una trampa, tú que lo torturaste y entregaste a Clark Kent. Tú que ordenaste que fuese su cuerpo hecho polvo por una bomba. Tú que me apartaste al amor de mi vida. No, no Dianita, morir es un privilegio para ti -Harleen se le acercó más- Ahora serás una como nosotros. Metahumana nunca más. Y, por cierto, el señor Ares te manda saludos.

Con un puñetazo bien dado, Harleen la dejó inconsciente.

-Perra.

Arthur Curry tomó el control de la situación, permitiendo que los demás buscaran a sus heridos. Steve lloró con rabia al encontrar a Tony. Erik levantando en brazos a Charles quien cayó inconsciente al fin. Thor no perdiendo tiempo en ir al Triskelion. Un recién llegado Alfred pidió a todos que le permitieran encargarse de Bruce, dejándolos solos por más quejas que Dick o Jason hicieron. Prácticamente rogó que nadie los molestara y así lo hicieron. El mayordomo se acercó a un quieto Bruce de hombros caídos cuyo llanto se había agotado hasta dejarlo simplemente sentado ahí, brazos caídos con la mirada perdida en el rostro blanco como la nieve de Clark Kent. Los brazos de Alfred rodearon los hombros de su amo, besando sus cabellos empapados por la lluvia.

-Está herido, Amo Bruce, tienen que atender sus heridas. Lo haremos poco a poco, ¿de acuerdo?

No esperó respuesta, pasando un brazo por sus hombros para ayudar a Bruce a levantarse, sujetándole por el torso al hacerlo tan cuidadosamente como pudo.

-Un paso a la vez, Amo.

Una mano de Bruce se aferró a ese pecho abierto por la daga, Alfred tomó su muñeca que tiró con suavidad, separándole para dejar el cuerpo y llevárselo al transporte que esperaba por él. Como un niño pequeño, así lo hizo entrar en el vehículo, sujetándole todo el camino con una mano haciendo lentos círculos en su espalda. Los heridos en el Triskelion llenaron sus pasillos, igual que los llantos, las miradas tristes y decaídas. Alfred no dejó ni un solo instante a Bruce, tomando su mano o abrazándole mientras era atendido hasta que al fin estuvo en una camilla, pero sin hablar o decir alguna palabra. Tenía una intravenosa como una cánula de oxígeno además de otros dispositivos conectados a su cuerpo que presentaba todos los síntomas de un Omega que tenía un Vínculo roto. La mano de Bruce buscó en silencio la de su mayordomo, apretándola con ansiedad como si apenas lo reconociera y se diera cuenta que estaba ahí, realmente ahí.

-Alfred... lo maté. Yo lo maté. No pude salvarlo.

-Debe intentar cerrar sus ojos y dormir, Amo Bruce. Recuerde que el Señorito Damian lo necesita.

-... no pude salvarlo...

-Cierre sus ojos, por esta noche, todo está bien.

-No lo está -Bruce tomó aire, cerrando sus ojos, la inconsciencia llamándole a su lado- Yo lo maté...

Alfred negó, sentándose a la orilla de su camilla para abrazarle hasta sentir su respiración pausada por un sueño intranquilo. Habían llegado para ver una playa carmesí con cientos de cuerpos como alfombra fúnebre de recibimiento. Un bosque destruido en varias zonas, ligeros incendios, naves dañadas. La recuperación no iba a ser nada sencilla, las heridas dejadas por aquel ataque tardarían mucho en sanar. Alfred miró el rostro pálido y mortificado de Bruce, suspirando con tristeza antes de comenzar a canturrearle una canción de cuna. Quizá habían ganado ese combate, pero tenía un sabor a derrota. Y lo peor de todo era que la batalla final no tardaría mucho.

-Todo estará bien, Amo Bruce. Todo estará bien.

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