Entropía

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.

Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.

Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.

Gracias por leerme.



***

Entropía.

"Siempre son los demás los que se mueren."

Marcel Duchamp.



-¿Has perdido al Omega Cero?

-Por el Mutante X, mi señor.

-Todo indica que debo ser yo quien lo recolecte.

-Le pido una disculpa por mi torpeza.

-Este intento de revolución terminará ahora.




Los dioses de Nueva Génesis cayeron en diferentes puntos del Triunvirato, esperando por las distintas fuerzas que los enfrentaron con esa calma propia de quienes saben que tienen la victoria de su parte. Frente a esos débiles seres de carbono, ellos eran superiores en muchos sentidos, no solamente como esos Mutantes o los Metahumanos aliados. Ayudados por el resto de las Furias que aún quedaban vivas, comenzaron a abrirse paso por el espeso bosque, solamente buscando una sola cosa en particular: los cachorros que tenían la Sangre Divina. Lo demás era desechable, lo habían hecho antes, lo volverían hacer. Su interés estaba en esa mezcla improvisada de genes que habían salido de sus cálculos, que ayudarían a completar la Ecuación Anti-Vida y con ello, podrían al fin reorganizar la vida en la Tierra en su forma perfecta.

Kalibak tenía la orden de simplemente abrir paso a los demás, sin intentar buscar a los cachorros porque de eso se encargaría su hermano Orión, quien tenía frente a sí al Comandante Rogers, examinándole con curiosidad. Era un Alfa fuerte, la descendencia de las mujeres Alfa que nunca consintieron porque rompían con los patrones genéticos que tan cuidadosamente habían sembrado en todo el mundo. Generaba variaciones no controladas de cambios en los genes. Steve Rogers era un claro ejemplo de esa mezcla no guiada. El dios le miró fijamente mientras derribaba a media docena de parademonios que lo acompañaban con un escudo que regresaba a su mano. Un arma interesante como el dominio de aquel Alfa. Buscó alrededor por su Omega, para ellos los dioses era claro el lazo que tenían como si fuese un delgado hilo de energía que se extendía infinitamente. Había muchos ahí, lo que sería toda una experiencia el cortarlos. Orión localizó a lejana distancia a Tony disparando con sus cañones a los parademonios junto a otro Omega más joven.

-Interesante, aunque no inusual -murmuró para sí.

Desapareció con una estela de su figura tras él, moviéndose aprisa hacia donde esos dos Omegas, tomando el arma del más joven al que sujetó por el cuello. Tony le disparó en el momento, quemando su rostro que fue regenerándose mientras se giraba hacia él, soltando al muchacho que jadeó ronco buscando aire con una mano en su garganta. Orión sonrió a ese Omega aguerrido, no mostraba ningún aroma a temor como su casta solía hacer, detectaba en él cambios ligeros creados a partir de control de hormonas. Una segunda descarga de energía dio en su pecho y armadura que igualmente se regeneró al instante, negando lentamente.

-Quiero oler tu miedo.

-¡PADRE!

Tony desplegó escudos y campos de energía a la lluvia de golpes y ataques que sufrió de parte de Orión, quien solamente se detuvo cuando las ráfagas de Rhodey llamaron su atención. Ladeó su rostro mirando aquel Beta, corriendo de nuevo a él y golpeando su pecho con tal fuerza que lo abrió, rompiendo sus costillas. Otras balas trataron de tocar su cuerpo, cuyos dueños fueron uniéndose al destino de aquel Beta de piel oscura antes de dedicar su atención al Omega maduro, capturando al más joven por su nuca a modo de anzuelo. Tony se quedó quieto, conteniendo el aliento.

-No te atrevas, monstruo.

-Aún no hueles a miedo.

Un pequeño dron hizo una cortada en la muñeca de Orión, liberando a Bucky a quien Tony llamó a su lado, disparando sus cañones. El robot terminó hecho trizas por las manos del dios, quien rió divertido.

-Eso no sirve -replicó, hablando de los cañones- Veamos...

Sus ojos volvieron a donde Steve, quien estaba abriéndose paso hacia ellos al notar la pelea. Orión miró por encima del hombro a Tony, desapareciendo para ir con el comandante a quien empujó con su carrera, tumbándolo al suelo para molerlo a golpes, muchos de los cuales el rubio detuvo apenas, terminando con un escudo destruido en el último. El dios se carcajeó apenas, al fin olfateando el aroma de terror en Tony al volar hacia ellos al ver como estaba rompiendo los huesos de su Alfa. Por primera vez, Orión levantó su mano hacia la armadura del Omega con su mirada fija en Steve, disparando un poderoso rayo de energía.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Cyborg apenas si había alcanzado a Tony, jalándolo con él para impedir que terminara hecho cenizas por aquel disparo, perdiendo una pierna izquierda y mitad del brazo del mismo lado. Ambos cayeron sobre el musgo. Steve rugió, lanzándose contra el dios con todas sus fuerzas. Orión se dejó golpear hasta notar el cansancio en el Alfa, disparando al azar únicamente para destruir parademonios y los soldados del comandante por igual, provocándolo aun más. Tony y Víctor dispararon al mismo tiempo a la espalda de Orión, quien siseó a la quemadura, girándose después hacia ellos con una mirada de enfado, levantando una mano al rubio al que disparó, sin perder de vista la expresión de Stark cuando dio en su pecho.

-Eso es, miedo.

El dios sujetó a un inconsciente Steve, girándose sobre sus talones para lanzarlo tan lejos que lo hizo atravesar el bosque hasta la cordillera de las montañas donde se estrelló, provocando una avalancha que enterró al Alfa para horror de Tony, quien desobedeciendo la voz de Cyborg, cargó contra Orión sin importarle el peligro evidente. Fue una pelea desigual que al dios divirtió, de vez en cuando lanzando un golpe que fue rompiendo la armadura lentamente hasta que, cansado del Omega, lo sujetó por su reactor que comenzó a estrujar.

-Eres valiente. Lástima que debas morir.

-¡NO!

Bucky había recuperado el arma de Tony, cambiando la carga para disparar al dios en su rostro. Esta vez el efecto fue diferente porque Orión aulló de dolor, soltando al castaño para mirar su piel herida, quemada como parte de su armadura. Bucky disparó de nuevo, acercándose para proteger a su padre. Orión rugió, enviando parademonios contra él que fueron interceptados por Sam Wilson mientras que el joven Omega se llevaba lejos a su padre, pidiéndole a Víctor que lo cuidara al verlo prácticamente inconsciente.

-¡Dile a los demás que cambien las cargas!

-¡Bucky, espera!

Una muralla de relámpagos impidió el avance de Kalibak, quien bufó fastidiado por ello, mirando a Thor Odinson en el cielo. Con un gesto de su mentón, ordenó al grueso de sus parademonios repartirse mientras él saltaba a las alturas para vérselas con el Patriarca con una risa desquiciada. Gustaba de pelear, de vez en cuando había bajado con permiso de su padre para enfrentarse a los Alfas fuertes que llegaban a criar y probarlos. Algunos morían, pero siempre habría crías para sustituir, que de eso se encargaba Brainiac. Todo indicaba que ese descendiente de Bor sería otro Alfa más muerto por sus puños, con la diferencia que este lo había pedido.

-Vamos, pequeño Alfa, ¡enfréntame!

Quill saltó al mirador, volviéndose a Gamora en la plataforma. -¡No deben acercarse al Triskelion!

-¡Entendido!

El rubio miró al cielo cuando las nubes de dispersaron en el encuentro entre Thor y Kalibak, generando una onda de choque por nada desestabiliza a la Milano. Tragó saliva al sentir el poder de aquel dios que parecía una bestia salvaje más que un ser superior como se los había imaginado. Quill estaba asustado por los cachorros, aún estaban metros abajo bien escondidos en un refugio que nadie conocía salvo Tony y Alfred, pero eso no era garantía. El cañón que provenía desde el espacio estaba atacando las fuerzas de Atlantis como su fueran moscas. Realmente no tenían un lugar a donde refugiarse de Nueva Génesis. Preparó sus armas, recibiendo el mensaje de Cyborg de cambiar el material de sus municiones al radión.

-Malditos bastardos.

La Milano desapareció en el cielo, mientras que él montaba el cañón con rapidez, respigando al sentir las punzadas de dolor cuando los puños de Kalibak encontraron los huesos de Thor. Jaló aire, apretando sus dientes antes de apuntar a ese dios en el aire. Parademonios lo notaron, siendo derribados por Green Arrow colina abajo. No tenía tiempo que perder. Disparó a un costado del dios, sintiendo una insana alegría al escuchar a lo lejos su aullido de dolor, cayendo con su Alfa castigándole con su martillo de tal suerte que hilos de sangre fueron la estela de su caída. Quill sonrió, preparando la siguiente carga sin perderlos de vista.

-¡QUILL!

Una espada atravesó su bíceps, haciéndole gritar de dolor. Se giró para ver a una de esas Furias detrás suyo con una mirada seria, envuelta en una armadura con unos cuernos y capa roja, portando un cetro que resplandecía y que tomó sin sacar su espada del brazo del Omega, levantándolo en el aire. Oliver llegó, disparando sus flechas que la guerrera rechazó, golpeándolo en su estómago para lanzarlo lejos, volviéndose al instante a Quill. El cetro encontró por obstáculo un brazalete de Diana, quien rugió, mirando a la sorprendida Furia. Rompiendo la hoja de la espada a puño limpio, la amazona se llevó a su rival a otro punto de batalla, liberando al Omega quien se sujetó su brazo, mirando su herida. Los relámpagos atrajeron su atención, el cañón estaba casi preparado. Dejando manchas de sangre sobre el arma, disparó concentrado en la espalda de Kalibak que ahorcaba a Thor, con un tiro que lo derribó.

-Oh, maldita sea, duele como un carajo -jadeó, rompiendo parte de su camiseta para vendarse.

-¡Estúpida criatura! ¡¿Cómo te atreves a tocarme?! -Kalibak saltó al mirador, dando una bofetada a Quill tan fuerte que lo estampó contra las rocas detrás, haciéndolo rodar colina abajo.

El dios saltó en el aire, dejándose caer en el suelo con sus puños creando una ola de tierra, árboles y rocas que salió disparada al cielo, enterrando al Patriarca bajo los escombros. Miró hacia el centro del bosque donde estaba aquella construcción protegida, riendo al ver la nave de Brainiac ya sobre ella y una luz conocida descender. Kalibak rugió, carcajeándose y llamando al resto de los dioses para aplastar a esas criaturas que pretendían ser iguales a ellos para acabarlos. No dejarían ser vivo en aquella tierra, un desierto más que esperaría su turno para volver a ser polinizado. El escudo del Triskelion brilló con fuerza al tratar de resistir la entrada del más poderoso de todos los dioses de Nueva Génesis. Los tentáculos de la nave se clavaron en el campo de energía, absorbiéndola hasta romperla, atacando las estructuras superiores que abrieron paso al gran señor.

-Zatanna.

-No están aquí si eso es lo que crees.

-Tú me lo dirás.

-Ignoro su paradero.

-Lo sabes. Me lo dirás.

-Se acabó, Darkseid. Hemos llegado demasiado lejos.

-Has perdido la noción de lo que logramos. No puedo ayudarte con ello.

Zatanna levantó sus manos hacia el dios. -Se acabó.

La magia de Zatanna detuvo por unos minutos a Darkseid, quien negó, avanzando a paso lento hacia ella hasta que la tuvo frente a sí, sujetándola por su cabeza. Era alto con una armadura oscura que cubría su boca, aunque se escuchaba lo que decía. Su rostro apenas si humano carecía de expresiones de alguien que una vez fue solamente un científico en busca del conocimiento para mejorar la vida en la Tierra en tiempos donde la última guerra había dejado un mundo hambriento. Levantó a la mujer para verla fijamente hasta que ella gritó cuando los tentáculos de Brainiac se enterraron en sus sienes, haciéndola convulsionar.

-No lo sabe.

Darkseid la dejó caer, mirando alrededor. -Ha impuesto su magia para confundirnos.

-Absorberé este edificio hasta sus cimientos.

-No.

-¿Mi señor?

-Siempre es más gratificante cuando ellos te lo dicen.

Ambos dioses se giraron al escuchar los pasos de Charles llegar. Darkseid se quedó quieto, esperando por su ataque de la misma forma que Brainiac, quien arqueó una ceja incrédulo al delgado y pequeño Omega que osaba hacerles frente.

-Mutante, ¿dónde están los cachorros?

Las paredes y techos salieron volando al poder de Charles, atacando a Darkseid quien no se inmutó, dejando que aquel Omega le atacara cuanto quisiera, inmune a su poder mental, mismo que había provocado para que comenzara a perder el control. Se giró a Brainiac y luego comenzó a caminar hacia el mutante, sonriendo conforme notaba su frustración al no poder herirlo de ninguna manera.

-¿Qué te hizo pensar que tu poder eral algo nuevo para mí?

Como lo hiciera con Zatanna, lo sujetó por su cabeza, esperando por el otro dios que teletransportó un artefacto que hizo abrir sus ojos a Charles. Era espantosamente similar al que Richards una vez le había puesto para controlarlo. Llamó a Erik, lanzando objetos contra ellos sin que estos los golpearan. Brainiac preparó el artefacto con paciencia, deteniéndose al escuchar el inequívoco sonido del metal moviéndose.

-Es su Alfa, continúa.

-Sí, mi señor.

-¡ERIK! ¡ERIK!

Los ojos de Darkseid brillaron, girando su rostro para disparar a un furioso Alfa que hizo desaparecer entre los árboles que terminaron incendiados. Brainiac puso el artefacto en la cabeza de Charles, quien gritó en agonía cuando las agujas de nodos comenzaron a clavarse lentamente en su cerebro, atravesando el hueso. Los tentáculos de Brainiac se unieron a las agujas, quedándose quieto unos momentos antes de ver a su señor.

-Listo.

-Mutante, busca a los cachorros -Darkseid sonrió- Ataca a los demás.

Un grito se escuchó en todo el Triskelion que se sacudió con sus ventanales rompiéndose. Una vibración esparciéndose desde aquel punto por todo el Triunvirato. Los parademonios como todos los humanos en el territorio cayeron entre espasmos de dolor, sujetándose su cabeza. Darkseid sonrió, palmeando aquella cabeza sangrante de Charles cuyo mentón levantó, sujeto por los tentáculos restantes de Brainiac.

-Los cachorros, tráelos a mí.

La magia de Zatanna desapareció, revelando partes del Triskelion que no existían y algunos pasadizos. Ambos dioses miraron al lago que estalló como si alguien hubiera soplado de golpe sobre sus aguas, brotando desde su interior rocoso una nave cubierta por lo que había sido un pasadizo secreto. Charles lloró, mirando a Darkseid antes de apretar sus dientes, agitándose. Todos quedaron quietos, liberados de su agonía. El ataque ahora fue contra Brainiac y Darkseid que le soltaron al sentir su onda de vibración mental sobre ellos dos específicamente. Los tentáculos de Brainiac arrancaron las prótesis de Charles para hacerle caer, pero siguió atacándolos, sus ojos enrojeciendo al pelear contra el control de Darkseid quien le miraba fijamente. La última barrera de Zatanna desapareció, revelando a Ares justo a su lado.

-¡Tú!

Ares lo sujetó por el cuello, estampándolo contra una gruesa columna, mirando por encima de su hombro para ver aparecer a un Alfa gigante de piel verde que corrió hacia ellos. El dios concentró parte de su poder en su puño, lanzándolo contra Bruce Banner y aumentando su fuerza como furia, haciéndose a un lado antes de ser víctima de los golpes del furioso Banner sobre Darkseid, mientras caminaba hacia un adolorido Brainiac quien pateó con ira a Charles en el suelo. Aquel le miró, furioso.

-Traidor, mil veces traidor.

-Si no hubieran querido la Ecuación, jamás me hubiera ido.

-¡Es la perfección!

-Caos es la perfección, por eso me uní a Darkseid, era la fuente de mis planes hasta que tuvo ese tonto sueño.

-¡Hora de morir!

El dios repitió su ataque con Charles, cuyos ojos se incendiaron. Brainiac se convulsionó, sus tentáculos azotándose erráticamente contra el suelo y en el aire.

-¿Creíste que este Omega mutante no podría contigo? Y eso que no has visto algo mejor. Mátalo, Charles -ahora fue Ares quien sonrió- Mata a todos los dioses.

Hulk cayó pesadamente junto a ellos en el momento en el que el cuerpo de Brainiac explotó. Darkseid arremetió contra el Alfa, atacándolo con sus rayos a la par de sus puños. Ares solamente le observó, fijando su vista en la nave que descansaba junto al lago sin que nadie saliera o se moviera. Debían estar inconscientes por el ataque anterior. Dejando a Hulk a su suerte, caminó por entre las vísceras y restos hacia el lago entre columnas de humo, fuego, cuerpos de parademonios como de valientes guerreros esparcidos. Tiró de las puertas combinadas, quemando los mecanismos de seguridad para entrar, observando en un pequeño pasillo a Alfred inconsciente con sangre en su nariz, de la misma forma que Mantis.

Ares se quedó quieto unos momentos, escuchando el grito de Erik llegando a donde Darkseid y Hulk. Una lástima. Fue hacia las cámaras especiales, mirando a cada pequeño dormido en sus cunas, ellos no habían sido lastimados por Charles gracias a la orden de Darkseid. Abrió la puerta de Damian, entrando a su cubículo, mirándole en su cuna cuya protección hizo a un lado, tomándolo entre sus brazos. El cachorro dormía como debían hacerlo para no ser detectados por su estrés. Ares acarició su rostro, olfateando esa sangre de Jor-El en sus venas. Pura, latente.

-No.

Se giró al escuchar la voz de Bruce detrás, apuntándole con un arma.

-Creí que teníamos un trato.

-Está a salvo.

-¿Te parece? -Ares abrió su palma, mostrando una pantalla. Darkseid rompía la columna de Hulk con su rodilla, lanzando el cuerpo a Erik antes de tomar la cabeza de Charles- Oh, que pena.

Bruce contuvo su aliento. -No.

-Va a estar bien. Pero es ahora o nunca.

-Damian... -el Omega apretó el arma, tragando saliva-

-Tienes mi palabra de que siempre tendrá presente a su madre como a su padre. Me encargaré de eso. Dile adiós, Bruce.

Una onda vibratoria comenzó a acercarse a la nave. Bruce sintió que los ojos le punzaron, rechinando los dientes sin poder disparar. Ares despareció con Damian en sus brazos. La nave fue levantada y llevada a velocidad hacia la entrada del Triskelion. Wayne trastabilló, perdiendo momentáneamente su arma. El techo de la nave desapareció por completo.

-No, no, no, no, no, no, no...

Las paredes fueron las siguientes, casi deshaciendo la nave dejando solamente los cubículos al descubierto que Darkseid observó a pocos metros, lanzando a Charles a un lado, inconsciente. Sus ojos buscaron en primer lugar a Damian, a quien no encontraron. Posó su mirada en la cuna de Jason, Bruce interponiéndose entre el pequeño y el dios quien le miró fijamente. Una estela pasó detrás del Omega, desapareciendo a los gemelos Stefan y Vincent, volviendo por Peter, luego por Meredith y Mantis, regresando por Alfred. El dios rugió al notar que los cachorros desaparecían, apareciendo frente a Bruce a quien trató de pescar por el cuello, rompiendo la cuna de Jason. Antes de que pudiera al niño, un enorme puño de energía verde lo atrapó, alejándolo de Darkseid y entregándolo a Flash para llevarlo a la playa de Genosha.

-He mostrado demasiada tolerancia a sus maneras.

-O demasiada soberbia -siseó Bruce, activando su traje que le cubrió por completo.

El puñetazo desconcertó a Darkseid, notando que esa armadura que hacía lucir al Omega como un murciélago, estaba dotada de energía de una Caja Madre. Los parademonios despertaron igual que sus rivales, volviendo a la pelea como Bruce contra aquel dios sin darle tiempo a reaccionar, antes de agotar sus energías. Hal le alcanzó una vez que todos los niños estuvieron reunidos bajo su escudo de energía allá en Genosha. Intercambiando una mirada con Barry, fueron con Wayne para ayudarle, los tres atacando a Darkseid, cuyos ojos brillaron de vuelta, lastimando a Green Lantern por un costado, quemándolo. Barry le empujó con fuerza, permitiendo que los cañones de Bruce dispararan contra el pecho de Darkseid que se abrió con un grito de dolor de éste.

Enfurecido, Darkseid ya no contuvo sus golpes, aunque evadió a Bruce, sin dejar de observarle. Desapareció para sorpresa de los tres más que agotados, adivinando de inmediato hacia donde se había dirigido, volando a toda prisa hacia la playa. La escena era de lo más aterradora. Mantis estaba sobre los hombros del dios, enterrando prácticamente sus manos en su rostro buscando adormecerlo, pero era demasiado poder para ella. Alfred protegía a los cachorros dentro del escudo, todos ellos ya despiertos y asustados. Bruce golpeó el costado de Darkseid, cayendo de rodillas al sentir un mareo. Flash le sustituyó, atacando por varios puntos la armadura del dios mientras que Hal creó dos enormes puños para castigarle.

-Criaturas mortales, ¿creen que pueden detenerme?

Darkseid capturó a Barry, lanzándolo con tal fuerza que prácticamente el velocista terminó abriendo un surco en el extremo opuesto de Genosha. Bruce se levantó, buscando el arma que había recuperado de la nave. El dios gruñó, abofeteándolo para dejarlo tumbado en el suelo con el grito de los niños al verlo caer y la mano de Darkseid tratar de sujetarle. Alfred no se lo permitió, saliendo del escudo con un cañón cuyas cargas disparó hasta terminarlas, terminó siendo arrojado hacia el mar por un gesto del gigante cuya atención se concentró en Hal Jordan mientras que una malherida Mantis se arrastraba hacia los pequeños, buscando llevárselos lejos de la pelea tan salvaje.

-¡JASON! ¡JASON! -aulló Meredith cuando su hermanito se zafó de su agarre, sin poder ir tras él porque era dejar solos a los tres bebés.

Green Lantern cayó sobre la arena con un quejido de dolor, levantándose apenas para esquivar el puñetazo que buscó su espalda. Levantó su anillo para lanzar toda la energía que le restaba contra esos ojos que brillaron. El choque fue una explosión que le cegó al quemar sus ojos, cayendo al suelo. Darkseid negó, preparando un puño de energía en su contra.

-¡NO! -un reclamo infantil le hizo girar su rostro.

-¡JAAAASOOOON NOOOOOOOOOOOOO!

Barry escupió arena, sacudiendo luego su cabeza desorientado. Estaba del otro lado de Genosha, el cuerpo le dolía y estaba seguro de que tenía varias costillas rotas. Su piel se erizó cuando sintió el dolor de su Alfa al perder los ojos, levantándose en el acto para correr de vuelta hacia ellos, ignorando parademonios, robots, guerreros, fuego cruzado, los otros dioses. El corazón del rubio latió más aprisa conforme el paisaje iba abriéndose frente a él, los campos verdes asomándose en el horizonte después de los cuales estaba la playa. Abrió sus ojos de par en par, gritando al ver algo que le dejó sin aliento. Un pequeño niño tomando de su cinturón su pequeña lámpara que brilló tímidamente frente al más poderoso y cruel de todos los dioses de Nueva Génesis, con una mirada que nunca mostró temor. Las piernas de Barry parecieron tener voluntad propia, acelerando a tal punto que todo comenzó a ralentizarse, quedándose congelado. Flash vio ante sí relámpagos aparecer, y una línea de energía abrirse en aquella escena, congelándola. Su mano se estiró hacia Jason con lágrimas en los ojos gritándole que se apartara, llevando hasta el límite a sus piernas al comenzar a correr en el tiempo.




CRAC




Primero su muslo izquierdo se quebró en dos, luego su tobillo derecho. Barry cayó entre violentos giros y rebotes del suelo, sus piernas se habían fracturado. Quizá debido al terror que inundó su corazón es que aún levantó un brazo tembloroso hacia Darkseid quien soltó a Hal para mirar al pequeño Jason quien levantó su linterna de verde resplandor con lágrimas congeladas en su rostro, recitando unas palabras que Green Lantern jamás iba a olvidar.

-En el día más brillante, en la noche más oscura, ningún mal escapará de mi vista. Dejen a esos que adoran al mal temer mi poder ¡la luz de linterna verde!

Darkseid se carcajeó, los nudillos de su puño con energía tronaron, dando un paso al niño sin que Jason se retirara, levantando su mentón con su mirada fija en esos ojos brillantes.

-¿Un niño como tú intentando vencerme?

-Tú solito ya sabes que vas a perder.

El dios rugió, levantando su puño en el aire que fue atravesado por unas garras metálicas. Barry gritó en angustia hacia Hal, inconsciente y sangrando de sus ojos en la arena. Jason fue hacia él para abrazarle, tratando de limpiar con sus pequeñas la sangre en su rostro. Darkseid y Logan a pocos metros de ahí peleando, los niños gritando como Mantis quien los abrazó sin poderse levantar, usando el resto de su poder para adormecerlos antes de que fuese demasiado tarde. Bruce volvió en sí, levantando su mirada hacia el dios y su Alfa enfrascados en un brutal forcejeo, volviendo a buscar su arma que había caído un par de metros lejos de su mano, arrastrándose mareado y exhausto, tanto o más que Barry quien hizo lo mismo, sintiendo parte de sus músculos desgarrarse al moverse así. Darkseid atrapó las garras de un puño de Logan, quebrando su muñeca al torcer su mano para clavarlas en su pecho, directo en su corazón. Bruce se quedó congelado, abriendo sus ojos en franco terror al ver caer el cuerpo del mutante en la arena como un saco sin vida, olvidando incluso respirar.

-Han peleado con tenacidad, pero con una bandera equivocada.

El gigante fue hacia Jason quien le lanzó su linterna que fue esquivada, soltando a Hal cuando la mano de Darkseid lo atrapó por el cuello. Mantis prácticamente aulló, acunando a todos los cachorros entre sus brazos que temblaron de terror, gritando al dios de Nueva Génesis.

-¡NO! ¡POR FAVOR! ¡NO! ¡NO! ¡NO!

-¡JAAAASOOON! -llamó a lo lejos el velocista.

-¡EL NIÑO NO! ¡PIEDAD!

Todos callaron al crujido de un pequeño cuello roto.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Barry quiso levantarse, terminando por romper por completo sus huesos que abrieron su piel, cayendo inconsciente al dolor. El dios arrojó el cuerpo de Jason a un lado, cerca de donde el mar tocaba la playa con sus olas quietas que comenzaron a envolver con su espuma al niño. Sus ojos se posaron en Bruce, quien estaba paralizado a la escena, sin darse cuenta cuando un brazo del gigante le sujetó por la cintura, abriendo un portal por el cual ambos desaparecieron, dejando a un grupo aterrado por fin gritar sin que nadie pudiera auxiliarlos en medio de una guerra que estaban por perder. Logan abrió sus ojos, escupiendo sangre y sacando sus garras de su pecho con un gruñido, jadeando pesadamente tratando de girarse para ver tan espantoso escenario. La ausencia de Bruce fue suficiente para cerrar sus ojos, concentrando todas las fuerzas que en él había para pedir un deseo más de todo corazón, el milagro que estaban necesitando antes de que la muerte llegara a todos. Su cuerpo tembló, quedándose tumbado e inconsciente en la arena.



En el Norte, una montaña se cimbró, una bandada de murciélagos salió volando cuando una tumba estalló en cientos de fragmentos.

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