Alas
GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/DC
Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse
Parejas: de los arcos anteriores, con una sorpresota.
Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.
Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas, tomando malísimas decisiones. Yo pensando mil locuras con eso. Este crossover es un completo gusto mío.
Para entender la historia hay que leer primero el Arco Marvel y el Arco DC. Ops.
Gracias por leerme.
***
Alas.
"El mejor reencuentro es con la persona de la que no te querías despedir."
Anónimo.
Genosha era un paraíso que Tim había creído tendría la oportunidad de conocer a lo largo y ancho, con sus grandes extensiones de campos verdes meciéndose a un viento cálido que soplaba con pétalos de flores y algunas hojas verdes. Bosques claros con fauna curiosa de sus andanzas, jardines impresionantes que Charles gustaba de cuidar todos los días, ahora con su ayuda. Hubiera sido mentirse a sí mismo si decía que no le gustaba estar ahí, todo lo contrario, la compañía de aquella pareja le hacía sentirse tranquilo de una forma que jamás había percibido o quizá ya hubiera olvidado. Erik era muy protector como receloso sin ser invasivo, Charles era increíblemente paciente con una amabilidad tan dulce que no había forma de negarse a sus pedidos, tenía unos modales y forma de ser que descolocaron a Tim en sus primeros días al recordarle tanto a Alfred.
-¿Sabes cómo se llama este árbol, Tim?
-Ah... es un... abeto. Abies. De la familia de las pináceas.
-Muy bien.
Charles estaba dándole unas pequeñas clases para que no se aburriera de estar paseando por ahí en la inmensa residencia de piedra maciza que estaban terminando de redecorar. Según sus anfitriones, había pertenecido a un científico muy loco amigo suyo que había perdido la cabeza. Eso le constaba por la sala donde trabajaban ambos en lo que eran restos de robots y otros inventos cuya forma ya fueron imposibles de descifrar para el adolescente. Le habían dado ropas nuevas, una amplia recámara que ya había llenado con todos los hermosos libros que tenían para leer, una tableta donde seguir estudiando y esas horas con ellos aprendiendo todo lo que era Genosha. Mucho más grande que Nueva Metrópolis, le daba curiosidad que solamente estuviera la residencia de ellos en todo el territorio.
-¿Charles?
-Dime, Tim.
-¿Por qué el Señor Logan no habla con ustedes?
-Tiene muchas cosas en qué pensar, Tim. Hay que darle tiempo, como a ti.
Si bien había comprendido las charlas entre Erik y Charles, ellos dos no eran tan normales como parecían. Tenían poderes de la misma forma que los Metahumanos en su ciudad natal. Erik tenía la capacidad de mover cualquier cosa que fuese metálica en cualquier estado, el de Charles, aún no sabía muy bien de qué se trataba. La pareja no daba muchas señales de ello, como si fuese algo que no quisieran mostrar. Tim tampoco hizo muchas preguntas, desde que aparecieran sus primeras pesadillas, ambos habían sido atentos con él, acompañándole en su habitación para que durmiera tranquilo o teniendo esas actividades donde lo involucraban. Erik no era muy bueno siendo creativo con eso, pero todo lo que decía Charles lo hacía sin pestañear. La única persona en la residencia que parecía más un fantasma chocarrero que alguien vivo era Logan.
-Esta flor.
-Bellis perennis de la familia .
-¿El nombre?
-M-Margo... ¡Margarita!
-Eres un estudiante brillante, Tim.
-Siempre me decían que era un come libros.
-Yo también soy un come libros.
-Pero tú eres muy lindo.
Charles rió divertido, despeinándole. -Gracias por eso. ¿Y Tim?
-¿Sí?
-Está bien hablar de casa.
Contemplar el sol en los atardeceres o en aquella playa que lo reflejaba como un espejo movedizo había cautivado su atención, perdiéndose en esa vista sin pensar en nada. Un brillante sol amarillo sin nubes grises que lo ocultaran. Ya sabía que Nueva Metrópolis no era el mejor sitio para vivir, pero no tenía idea de lo que se estaban perdiendo hasta que comenzó sus días en Genosha. También le había fascinado ese exoesqueleto que Charles usaba para andar, pues había perdido esa capacidad durante una guerra donde lo liberaron de una prisión horrible según sus palabras. Ellos también habían tenido problemas. Ahora vivían pacíficamente en esas tierras, alejados de los problemas como del resto de la población para descanso de Charles. El genio detrás del exoesqueleto era un tal Tony Stark, un hombre muy buen amigo suyo que no había podido visitarlos pese a su insistencia porque estaba ocupado, encargado de reconstruir ese territorio luego de la guerra y si había escuchado bien, criando un cachorro pues era un Omega.
-Hoy comeremos en la terraza y luego daremos un paseo por el bosque, hay un lugar que me gustaría que conocieras, Tim.
-¿Otro?
-Sí -Charles rió, su risa siempre era alegre, dulce- Si Logan quiere acompañarnos puede hacerlo.
-Uh, no creo. ¿Estará el Señor Erik?
-Claro. ¿Me ayudarás a preparar la comida?
-¡Seguro!
Logan tenía cierta rutina, se despertaba temprano, desaparecía para ir a correr por las playas de Genosha hasta mediodía cuando volvía para comer algo que sacaba de la cocina, con una botella que bebía de un solo golpe. Cerveza. Volvía a perderse en la residencia o en los jardines hasta la noche que de nuevo sacaba las sobras de la comida que se llevaba a su habitación. Una que otra vez Tim se lo había topado en los anchos pasillos, cuando venía de regreso de la biblioteca donde sacaba nuevos libros casi siempre evadiéndole con la mirada o doblando por otro pasillo adjunto. Tenía una esencia altamente agresiva, mucho más que el propio Erik, quien le recordaba a Clark Kent por su aroma Alfa tan pesado. Logan le olfateaba curioso, después le gruñía o simplemente le ignoraba cuando Tim le ofrecía un plato o algún cubierto para su comida, no pasó mucho antes de que se acostumbrara a sus maneras.
-¿Qué han estado estudiando? -preguntó Erik en la terraza cuando se sentaron a comer sin signos de Logan por ningún lado.
-Botánica.
-Y lenguas antiguas -asintió Tim, picando las verduras.
-Pronto tendré otro cerebrito en casa.
-Tim ya es inteligente, solo está aprendiendo nuevas cosas. Tú deberías seguir su ejemplo.
-Las escucho de tu boca cuando...
-¿Quieres más ensalada, Tim?
-Gracias.
Erik chasqueó su lengua, pasando su mirada filada de Charles al chico, pellizcando una de sus mejillas.
-Te gustará a donde vamos, estoy seguro de que no has visto nada igual.
-No seas presumido, Erik.
-Sabes que tengo razón.
-Ya quiero ver -asintió Tim, esbozando una sonrisa.
-Oh, ¿qué tenemos ahí? ¿Estamos sonriendo?
El gesto de Tim creció, con un ligero sonrojo. A veces sentía una enorme vergüenza el mostrar esa clase de emociones, cuando prácticamente se había quedado sin nada, sin tener la certeza de si su familia estaba viva o sus amigos. No le gustaba pensar mucho en ello porque después por las noches solían aparecer pesadillas y terminaba escondiéndose en los brazos de Charles. Recordar a Conner saliendo disparado con una herida hacia el mar de escombros. Las palabras de Luthor o la explosión que había escuchado detrás suyo eran cosas que le entristecían y asustaban. Terminaron con el postre para llevar a su pequeña caminata, saliendo de la residencia, pasando por jardines hacia una parte del bosque que ascendía ligeramente, permitiendo una vista general de toda Genosha.
Tim se hizo una nota mental de preguntarle más tarde que tanto podía o sabía hacer el famoso Tony Stark porque al escalar por la colina notó la eficiencia de aquellas prótesis, eran como huesos de soporte inteligentes. Algo que le llamó mucho la atención. Un rumor le hizo fruncir su ceño, volviéndose a la pareja que le sonrió, Erik haciendo un gesto para que se adelantara a ver de donde provenía ese rugido ronco con un aroma a humedad, musgo, piedras. No se hizo del rogar, casi corriendo para terminar en un precipicio que miraba hacia una gigantesca caída de agua de varios metros de altura, chocando con gruesas pero redondas piedras ya alisadas, creando una espuma que se desvanecía en el aire. Enredaderas caían a los costados de la cascada, igual que musgo.
-¿Te gusta?
-Es... -se hubiera acercado de no sentir el rocío que flotaba cerca del precipicio- El agua es muy clara, muy azul, como tus ojos, Charles.
-Oh, gracias.
Erik gruñó apenas, recibiendo un codazo de su Omega mientras Tim memorizaba aquel paisaje tan limpio, señalando con ojos abiertos a un animal que solamente había visto en un libro de la biblioteca de Alfred.
-¡Eso es...! ¡Es...!
-Un zorro.
Le tomó una fotografía porque no podía quedarse solamente con el mero recuerdo de haberlo visto. Igual un video cuando el peludo animalito se acercó, trepando una roca para beber algo del agua que escurría de las rocas, estaban muy lejos para inmutarlo con su presencia. Tim respingó al olfatear la humedad de una lluvia a punto de caer, notando que el cielo se nublaba no con nubes tan oscuras, pero sí aquellas de las que debía cubrirse. En aquel sitio no había ni un solo refugio, volviendo a la pareja señalando el cielo.
-Tenemos que irnos, hay que cubrirnos.
-¿Por qué? -Erik arqueó una ceja, muy tranquilo.
-La lluvia...
-¿Sucede algo con ella, Tim? -Charles ladeó su rostro.
Tim abrió sus ojos, incrédulo. -¡La lluvia! ¡El virus! ¡La peste!
Fue Erik quien le sujetó al verlo nervioso, atrayéndolo a él cuando puso una rodilla en el pasto. Charles posó una mano sobre sus cabellos, haciendo que le mirara.
-Tim, el agua no puede lastimarte.
-¡Eso no es cierto! ¡La gente se muere! ¡Yo los vi morir!
-Aquí no, pequeño -Erik no le dejó ir- Tranquilo, Tim, no va a pasarte nada.
-¡Sí! ¡Sí! ¡CHARLES!
-Sshhh, Tim, quiero que me mires.
-¡La lluvia!
El Omega acarició su mejilla, las primeras gotas comenzaron a caer sobre ellos, como un rocío tibio. Los ojos de Charles brillaron diferentes.
-Nada va a pasarte, confía en nosotros.
-¡Noo...! No...
Se encogió de hombros cuando la lluvia fue más persistente, suficiente para empapar su chamarra y sus cabellos. Luego de un par de minutos, fue abriendo sus ojos al notar que nada ocurría con su cuerpo, ni con el de ellos. Tenían solamente sus cabellos húmedos, sonriendo y esperando a que por fin se diera cuenta.
-Pero... -Tim parpadeó, mirándose primero y luego a ellos.
-¿Lo ves?
-Yo... yo vi gente morir... ¡de verdad los vi!
-Te creemos, Tim, pero aquí no pasa eso -Charles también se arrodilló, sujetándole por la cintura- Aquí no hay peste ni virus. El agua no te lastimará nunca más.
Tim levantó su rostro, mirando al cielo que iba despejándose para volver a mostrar el cielo azul claro que comenzaba a teñirse de rojo por el atardecer. Lágrimas fueron rodando de sus mejillas que limpió con ambas manos. Charles le abrazó, sobando uno de sus brazos con un beso en sus cabellos empapados.
-Eso es, tranquilo. Te hice una promesa y la cumpliré, Tim, nada va a lastimarte aquí.
-A veces... aún escucho las alarmas -musitó contra el pecho del Omega al que se aferró- En mi cabeza, esos aullidos que anunciaban la lluvia... había que correr, esconderse. Toda mi vida pasé escuchándolos.
-Eso se acabó, Tim.
-Jamás estuve en un bosque así, ni ver el sol... o estar bajo la lluvia sin protección. Siempre tenía que cuidarme o moriría.
-Ssshh, eso está en el pasado. En Genosha nada va a lastimarte de esa manera.
-Pero ahí estaba mi familia... y la perdí.
Lloró como no lo había hecho desde que llegara, sin soltarse de Charles hasta que se sintió muy cansado para caminar. Fueron los brazos de Erik los que esta vez le tomaran, cargándole sin dificultad al volver a la residencia. Levantó su mirada al notar algo en el cielo, un listón de colores en medio círculo que el Omega notó también, riendo apenas.
-Es un arcoíris, suele aparecer tras una lluvia como éstas.
Tim rodeó con sus brazos el cuello del Alfa, repentinamente agotado y quedándose dormido antes de darse cuenta. Cuando despertó estaba en el sofá de la sala, en pijama bien envuelto en una frazada gruesa mirando unos leños quemarse dentro de una chimenea. Charles estaba en un sillón leyendo, sonriéndole cuando le escuchó moverse.
-Hey, ¿cómo te sientes?
-Cansado.
-Es natural. Erik viene en unos momentos, fue a preparar un poco de chocolate caliente.
-¿Chocolate?
-Ya lo probarás, te gustará.
-Gracias -murmuró el adolescente, aferrándose a la frazada- ¿Charles?
-Dime, Tim.
-¿Qué va a pasar conmigo... si mi familia...?
-Creo que eso ya te había quedado claro -Charles dejó su libro en el sillón para sentarse a su lado, acomodando la cabeza de Tim en su regazo, cepillando sus cabellos- Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, si Logan puede hacerlo, tú también.
-¿Y si la gente mala viene?
-No creo que suceda eso, Tim, pero tengo mucha lástima por ellos si lo intentan.
-¿Erik los hará trocitos?
-Parece que ya vas conociéndolo.
-¿Puedo contarte algo?
-Lo que tú quieras contar, Tim.
-Mi papá también era un Omega, pero muy rudo y fiero. Casi nunca mostraba emociones, me regañaba mucho si no hacía las cosas como él decía, pero siempre estaba cuidándome, enseñándome a pelear y las cosas del mundo antiguo. Lo lastimaron mucho, Charles.
-¿Los malvados de la calavera?
-Sí... bueno, no ellos exactamente. Fue... su Alfa.
-¿Era un hombre malo, Tim?
El chico torció su boca, acomodándose mejor en el sofá. -No lo sé. Es que... una vez solamente lo conocí de cerca, jugamos mucho. Yo me divertí. Pero luego fue muy malo, nunca supe que le pasó a papá, todos decían que escaparíamos a un lugar donde jamás nos encontraría... no fue cierto.
-Lamento mucho escuchar eso, Tim -Charles acarició su mejilla- No tienes por qué perder la esperanza de encontrarlo. Quizá está en otro lado, esperándote, buscándote. Si era tan rudo seguro que no se ha dado por vencido con su cachorro. Entonces con mayor razón debemos cuidarte, no quiero que se enoje conmigo por no haber procurado por su hijo tan lindo e inteligente.
-Je, je... gracias, Charles.
-Y si por alguna razón pasa el tiempo y no lo vuelves a ver, no debes perder la esperanza. Lo único que cambiará es que tu papá estará guardado aquí dentro -una mano del Omega se posó en el pecho de Tim- Donde jamás se perderá. ¿Comprendes?
-Sí.
-Volverás a volar, Tim, estoy seguro de ello.
Los siguientes días fueron mejores, incluso más divertidos cuando se hizo parte de los ejercicios de Erik para refinar su poder, saltando de tabla en tabla metálica en el aire. Tim sabía que a veces perdía el equilibrio, pero nunca el Alfa le dejó caer ni una sola vez. Cuando le veía con Charles, abrazados o los atrapaba besándose muy apasionadamente, recordaba esa noche de invierno que había pasado con sus hermanos y su padre en compañía de Alfred con el Alto Consejero tan abierto, sincero, alegre con ellos. Había hecho reír a su padre esa noche, tenía muy presente la risa de Bruce, ese rostro esperanzada que jamás le había notado. ¿Dónde se había quedado todo eso? ¿Por qué de pronto el Alto Consejero había atacado su propia ciudad con tanta crueldad? Tim no podía tener esas respuestas y le inquietaba, mientras tomaba lecciones con Charles. Una mañana, le llamó para obsequiarle un abrigo con un gorro de tela que le hizo vestir, junto a una bufanda como si fuesen a salir de viaje, sospecha que el Omega le confirmó.
-Saldremos de paseo, uno largo, ¿qué quieres llevar de comer para el viaje?
Tomaron un transporte de gruesas llantas hechas para terreno rudo, Tim con una mochila de botanas y unos emparedados, algo de agua que beber junto con la tarjeta que se había salvado dentro de su traje porque la revisarían a donde iban. Sentado en la parte posterior, escuchó a Charles decirle sobre el viaje que harían pues había cosas importantes que tenía que discutir con Tony Stark y debido a que éste se encontraba muy ocupado, debían ir a visitarlo.
-Cinturones -ordenó Erik quien manejaría.
Recitó como el Omega le había instruido sobre aquel enorme territorio dividido en tres porciones, la del sur era donde ellos estaban llamada Genosha, la central era el Colmenar y la del norte era Nova, donde vivía el líder de las tres regiones que llamaban Patriarca con ese continente que llamaron Triunvirato. Tony Stark vivía en el lado Oeste del Colmenar, cerca de la playa luego de pasar por una ciudad antigua que ahora llamaban Timely. Dejaron atrás los campos tranquilos de Genosha en dirección a unas enormes murallas de metal que dividían Genosha del Colmenar, pasando un puente de piedra con más metal debajo del cual pasaba un río muy profundo, ruidoso. Los bosques del Colmenar impactaron al adolescente por lo abundantes, frondosos como enormes.
-¿Te ha gustado el viaje hasta ahora, Tim?
-¡Es genial! Todo es muy hermoso.
Iba comiendo ya un emparedado, observando por ambos lados del vehículo cuando escuchó a lo lejos unos aullidos que fueron haciendo coros. Erik disminuyó la velocidad hasta quedar junto a un enorme árbol, esperando por algo. Tim iba a preguntar cuando vio salir de entre los arbustos y pequeños árboles a un hombre de piel oscura con un uniforme de combate que se camuflaba con el bosque. Portaba un largo cañón y otras armas en sus piernas y caderas. No tenía una esencia agresiva, no al menos al momento de acercarse, saludando con una sonrisa a la pareja que igualmente le correspondió el gesto.
-Cuánto tiempo sin verlos, ¿todo bien?
-Sí, gracias. Coronel queremos presentarle a Timothy.
-Hey, ¿cómo estamos? -el hombre se asomó por una ventanilla, observando al chico- Yo soy el Coronel James Rhodes, líder de los Comandos Aulladores.
-¿Ustedes eran los que aullaban? -Tim alzó sus cejas, luego enrojeciendo- Lo siento, un gusto conocerlo señor Rhodes.
-Puedes decirme Rhodey. Y sí, mi gente es la que escuchas en el Colmenar aullar para comunicarse a largas distancias. Como los lobos.
-¿Qué tal el día, Rhodey? -preguntó Erik.
-Aburrido, salvo las locuras de Tones, nada importante.
-Vamos a su Nido. ¿Crees que pueda recibirnos? No enviamos ningún mensaje.
-Claro, tienen que ver algo.
-¿Explota?
Rhodey se carcajeó, negando. -No, pero es algo similar. Timothy, seremos su escolta a través del Colmenar a la residencia Stark-Rogers, bienvenido cachorro.
-Gracias...
Siguieron el camino, tal como lo había dicho el Coronel, vieron a un grupo flanquear su transporte, de vez en cuando aullando. Tim abrió sus ojos al ver una enorme construcción de paredes blancas que parecían entrelazarse como remolinos, muy altas junto a un lago de aguas quietas.
-¿Qué es eso? -le preguntó curioso a Charles.
-Eso es el Triskelion, la capital del Colmenar. Tony lo reconstruyó.
-¿Él hace mucho eso, verdad?
-Tiene el talento para ello.
Pasaron de largo, doblando hacia el Oeste con las ansias de Tim por conocer al famoso inventor del que todos parecían hablar. Un Omega con una mente muy brillante. El olfato del adolescente también detectó ese aroma dulzón en los bosques del Colmenar. Montones de Omegas viviendo ahí, imposible saber su número. Pasaron por un camino de piedras que los llevó a una zona más abierta del bosque, con un olor de agua salada comenzando a sentirse por la brisa cálida. Rhodey palmeó su vehículo, lanzando un aullido fuerte. Tim se asomó por una ventanilla, notando una residencia larga con una estructura curiosa sobre una colina, de donde provino el aullido de correspondencia que le dejó con los ojos abiertos. Era un Omega, uno fuerte como su padre el que había respondido.
-Tim, no vayas a caerte -le dijo Erik.
-Acaba de escuchar a Tony -rió Charles mirándole por detrás de su asiento- Está emocionado.
-¿Ése fue Tony Stark?
-Fue un Aullador, el mejor de todos antes de retirarse para ser ahora el reinventor del Triunvirato.
Subieron por la colina, quedándose en un terreno de piedra y pasto perfectamente cortado con drones observándoles desde la altura. Cuando Tim bajó, notando que había un Alfa tan fuerte como Erik en aquella casa, se quedó quieto, esperando por la introducción. Sin embargo, lentamente, otro aroma llegó a él. El corazón del chico comenzó a latir tan aprisa que el pecho le dolió, con sus ojos rozándose al caminar hacia la residencia con Charles llamándole preocupado. Sus pasos se convirtieron en una carrera, nada más importó que ir hacia la entrada que se abrió, dejando salir a Bruce quien igualmente estaba frenético como él. Tim rompió a llorar, corriendo a sus brazos.
-¡PAPÁ! ¡PAAAPAAAÁ! ¡PAPÁ! ¡PAPÁ! ¡PAPAAAAAAÁ!
-¡TIM!
Casi derribó a su padre al abrazarlo con fuerza, su llanto desesperado ahogándose en su pecho donde se enterró al sentir esos brazos que creyó ya no volvería a tener alrededor de él. Bruce cepilló varias veces sus cabellos que luego besó, meciéndole. Todos se quedaron asombrados, Charles mirando a Erik luego a un Tony que salió aprisa detrás de Bruce, con Steve siguiéndole de cerca. Tim levantó su rostro del pecho de su padre, sollozando con hipos altos.
-Lo siento... no pude salvarlos... lo siento, papá...
Bruce negó, con lágrimas en los ojos, abrazándole de vuelta. Tony levantó una mano como señal para todos de que les dejaran así hasta que ambos se tranquilizaran, con una rápida mirada a Charles quien negó. Luego de unos minutos, los dos estuvieron lo suficientemente tranquilos para volver a darse cuenta de sus alrededores. Tim se sorbió la nariz, sin soltar a su padre quien miró a Erik y a Charles con una expresión dudosa.
-Bruce, te presento a Charles Xavier y Erik Lehnsherr. Pareja y dueños de Genosha -presentó Tony, observándoles un poco, sus ojos posándose en Tim con una sonrisa- Hey, cachorro. ¿Estás bien?
Éste asintió, pegando su mejilla contra el pecho de Bruce.
-¿Por qué no me habían dicho que tenían un huésped tan especial?
-Te dije que teníamos algo importante que decirte, Tony.
-Erik, necesitas pulir tu habilidad comunicativa. De haberme dicho que un hijo de Bruce estaba con ustedes, enseguida los hubiera visitado.
-¿Te molestaría presentarnos bien?
-Oh -Stark se giró a Bruce- Él es Bruce Wayne, mi invitado. Llegó a la playa del norte, junto con un hermoso, aunque berrinchudo cachorro llamado Damian, éste es otro de sus hijos, Timothy. ¿Lo he dicho bien, Bruce?
-En orden.
-¿Por qué no vamos a la sala? Es raro tener estos momentos dramáticos en la puerta de mi casa.
Todos entraron a la sala donde estaban solamente los bebés, jugando sobre una colchoneta tranquilamente. Charles se quedó viendo a Damian fijamente, luego sacudiendo su cabeza, volviendo su atención a Tim que estaba sumamente conmovido y aliviado. Sintió un ligero aguijonazo de celos al verlo con su padre, pero notar su felicidad disipó esa mala sensación, tomando asiento junto a Erik, en distancia prudente de los cachorros al no tener aún esa autorización para estar tan cerca, al menos del bebé de Bruce quien les observó con esos ojos fieros azules distrayéndose luego con las risas de Peter a su lado.
-Bien, creo que estamos en una linda situación donde han llegado hasta nosotros en diferentes ubicaciones refugiados de guerra -comenzó Tony, sentando junto a Steve- Me alegra en verdad que este pequeño cachorro haya podido reunirse con su papá Bruce, pero ahora tenemos que ponernos al día porque estoy seguro de que tienen cosas que decirme al respecto, Charles, Erik.
-Esperen -Bruce les cortó, sus brazos acariciando los cabellos de Tim. Miró a Charles unos segundos, inclinando su cabeza- Gracias por traerlo. Y cuidarlo.
-Fue muy agradable tenerlo con nosotros.
Tim levantó su mirada al escuchar eso, pero Charles rió. -Hey, no estamos diciendo que ya no puedes volver. Pero creo que ahora desearás vivir con papá, ¿no es así?
-Mmm ahí voy a estar en desacuerdo -interrumpió Tony, acariciando su barba- Porque estaba pensando en que Bruce y Damian se trasladaran con ustedes.
-¿Qué? -Erik no pudo evitar bufar a la idea.
-Estarán más seguros.
-Tony -Erik rugió bajito.
-Erik, no -Charles se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos pasando de Bruce a Damian y luego a Stark- Me parece una buena idea.
-Dijiste que no leerías sus mentes -reclamó su Alfa.
-No lo estoy haciendo. Leo la de Tony.
-¡Hey! -Steve frunció su ceño, aunque rió, besando los cabellos de su Omega, quien chasqueó su lengua, con un manotazo en el aire.
-Ahorramos tiempo, Steve. Tú tampoco comiences. Gracias, Charles. Me gustaría que los tres habláramos, pero el idiota de Quill está ocupado en el Norte de Nova, Thor no vendrá sin él.
-Nos llevaremos a Bruce con sus hijos a Genosha. Cuando Quill pueda regresar, los esperaremos allá. Por cierto, Logan también está con nosotros.
-Rhodey me dijo que lo habían visto cerca. ¿Ya está domesticado?
-Temo que no.
-Bruce -Tony se giró a éste, sonriéndole- Charles y Erik viven en una muy linda residencia cuyo ambiente le va a hacer muy bien a tu bebé. Lo puedes comprobar con Tim, está redondito. Necesito que confíes en ellos como lo has hecho conmigo, por tu seguridad, por la de tus hijos, y por la de todos nosotros. Para cumplir mi promesa, tienes que hacerlo ¿okay? Voy a visitarlos tan seguido como pueda, estaremos más tranquilos con ustedes allá.
-¿Por qué? -Bruce miró de reojo a la pareja de Genosha.
-¿Te acuerdas lo que dije que aquí hay tres Alfas muy poderosos?
-Sí.
-Ya te has dado cuenta de que Erik aquí presente es el segundo.
-Sí.
-Bueno, Erik y Charles son nuestra pareja peculiar número uno. Puede que nosotros seamos temibles, pero ellos, y en particular Charles, son los más peligrosos. Te dejo bajo su protección porque créeme, nadie te va a poner un dedo encima si estás con Charles.
-Me haces parecer como un monstruo, Tony.
-Nah, como el fuerte Omega que eres.
Tim ya había estado observando a su pequeño hermano tumbado en la colchoneta tan pacífico junto al otro cachorro. Sentía claramente la esencia de Clark Kent en él, igual que la de su padre. Su mirada se cruzó con la de Charles al escuchar cómo se referían a sus poderes. Leer la mente. Podía ser peligroso, sin embargo, algo le decía que era ser capaz de algo más que eso. Giró su rostro a Bruce, quien palmeó su cabeza. Se le veía cansado, triste, adolorido. Genosha era un buen lugar para recuperarse, Logan era gruñón más su intuición le decía que los protegería de llegar el caso. Erik era también muy fuerte. Todo indicaba que Charles era el más fuerte de todos ellos. Tim sintió al ver esos dulces ojos azules, que aquel Omega era incluso capaz de vencer a alguien tan poderoso como lo era el Súper Alfa, Clark Kent.
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