Nathaniel
GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel
Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse
Parejas: Stony, Cherik, Thorquill, Winterwidow como principales
Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, Stan Lee y los abogados. Yo solo soy un gusanito.
Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la serie "The Rain".
Gracias por leerme.
***
Nathaniel.
"El trabajo que un hombre desconocido ha hecho es como un arroyo de agua que corre oculto en el subsuelo secretamente haciendo verde la tierra."
Thomas Carlyle.
-Punto de reunión en kilómetro y medio.
-Gracias, Peps.
-Como me fastidian las misiones conjuntas.
-Rhodey, creí que eras el Aullador más social de este planeta lluvioso.
-Sabes a lo que me refiero, no te hagas el ingenuo conmigo.
-Ah... -Tony suspiró, pateando una rama seca frente a él, despejando su camino- Seguro habrá nuevos Aulladores presumidos que dicen tener la sangre de sus padres como si esas cosas pasaran.
-¿Te enteraste sobre el Proyecto Renacimiento?
-Sí, pero al parecer todo es una confusión con eso de la limpia de materiales genéticos Alfa. Eso es lo que se dice en la red.
-La purificación de los bancos no es nada nuevo, estas nuevas generaciones son tan asustadizas.
-Ya no experimentaron lo que era correr por tu vida o pelear por una comida del día.
-Buena falta les hace, aunque si me lo preguntas, esto de misión conjunta huele a que vamos a transportar algo importante.
-¿Apostamos?
Rhodey rió a carcajada limpia, acomodando su arma tras su espalda. -Olvídalo, eres un tramposo.
-Vaya infamia.
-¿Qué quieres apostar? ¿Tus alimentos gratificantes?
-¿Qué tal si sí? -el castaño sonrió de oreja a oreja, subiéndose a una roca- Mis alimentos contra tus balas expansivas.
-La lluvia me mate primero.
-¿Miedo, Rhodey?
-Está bien, si lo que vamos a transportar es un nuevo tipo de Príapo, te daré una de mis balas, si no es un Alfa de última generación, te quedas sin tus jodidos alimentos gratificantes por un mes.
-Tu justicia es algo arbitraria, amigo mío.
-Como tus juicios.
-Oh, mi corazón se detiene.
-Sigue avanzando, Tones, quiero ver tu carita al llegar.
-Si ya terminaron de medir sus penes, Aulladores, el punto de reunión se ha movido trescientos metros al Norte. Muevan esos traseros.
-¿Qué carajos...?
Dejaron sus charlas matutinas para correr hacia el punto de reunión, un punto móvil lo cual significaba que no era un transporte, era cazar. La última vez que ellos habían cazado algo hacía como cinco años aproximadamente, una Omega preñada que se había rehusado a la limpia genética de su cachorro además de haberse expuesto al agua contaminada. Enviada al Consejo para que ellos deliberaran su futuro, la habían cazado tres días aproximadamente bajo una lluvia torrencial y fría porque era estación invernal con la mujer corriendo por el bosque sin detenerse pese al cansancio o ese vientre abultado que sujetaba con tanta desesperación. Solo Tony ayudado siempre por Rhodey le dieron alcance porque los demás Aulladores temieron a la lluvia pese a sus protecciones. Toda una odisea que estaba borrándose de sus memorias. Ahora volvían a la caza sin que todavía les dieran informes sobre el objetivo a perseguir.
-Peps, no te estoy escuchando. Necesito tus ojos.
-... el móvil se mueve demasiado rápido, Tony. Ha dejado atrás la primera avanzada de Aulladores.
-¡Maldita sea! ¡Dame sus coordenadas!
Con un gesto de su mano, Tony se separó de Rhodey quien tomó otro camino, desapareciendo entre la maleza húmeda por la lluvia de dos días anteriores. Y el cielo parecía que volvería a cubrirse de esas fatales nubes. El castaño maldijo para sus adentros, corriendo a toda velocidad, brincando los obstáculos mientras FRIDAY le guiaba con las coordenadas que Pepper le había enviado. ¿Quién demonios era que corría a tal velocidad? Si no le herían o sedaban pronto, iban a perderle porque estaba ya cerca del bosque fangoso, una zona vedada por lo peligroso de sus pantanos y múltiples ríos contaminados, una muerte segura para su objetivo, pero significaba también una derrota como Aulladores al no haberle podido detener a tiempo. Algo que Tony no estuvo dispuesto a que sucediera en ese día. Lanzó un aullido, esperando la respuesta del resto de sus compañeros, quienes respondieron muy a la distancia. Solamente un aullido estaba lo suficientemente cerca y le llamó para que tomara otro camino similar al de Rhodey a quien avisó de esto. Una triangulación.
-No te vas a escapar, no en mi guardia.
Buscó un montículo por el cual subir para buscar con sus lentes de visión térmica al objetivo en cuestión, FRIDAY sobrevoló en lo alto, enviando su lectura. Corría increíblemente rápido. Tony lo ubicó, lanzando otro aullido para darle la ubicación a los otros dos y echó a correr por una desviación que conocía bien, trepando por gruesos troncos cubiertos de musgo húmedo con hongos para acortar el camino. El otro Aullador que estaba con ellos les avisó que lo tenía en la mira. Dispara, ¡dispara ya! Rhodey le respondió igual que el castaño, haciendo la triangulación con sus posiciones mientras descendían al valle donde interceptarían a su objetivo con las piernas más fuertes que hubieran conocido en sus misiones. Unos pájaros salieron volando despavoridos, señal clara de un disparo que Tony confió en que hubiera dado en el blanco. Corrió el resto del trayecto a donde escuchó unos gruñidos, seguramente de dolor.
La escena que sus ojos atestiguaron lo dejó congelado. Un joven, aunque maduro de cabellos rojos como la sangre tenía sujeto por el cuello al Aullador que les había ayudado. Tony no pudo dar crédito a la escena, pues aquel pelirrojo alto y fuerte era un jodido Alfa, apestaba a Alfa de una manera que jamás había olfateado. Un perfume fuerte, varonil, como fuego quemando un leño, es lo que le vino a su mente, con una rabia que exudaba por cada poro. Los pies del joven Aullador no tocaban el suelo, bailoteando en el aire al ser sujeto por una gruesa manaza. Su capucha como lentes protectores habían caído, descubriendo el rostro de un pálido Omega de ojos azules y cabellos castaños oscuros largos hasta sus hombros. No estaba pálido porque el Alfa lo estuviera ahorcando porque solamente estaba inmovilizándolo así, era otra cosa que también provocó un escalofrío a Tony cuando entendió que estaba sucediendo.
Ese Alfa estaba olfateando al Omega.
Al castaño le desconcertó que hiciera eso cuando no tenía aroma alguno que indicara su Celo, el único motivo por el cual los Príapo hacían eso con los Omegas seleccionados para que los preñara. Sin olvidar que ese joven Aullador estaba neutralizado, carente de olor alguno de casta, pero eso no anulaba su capacidad de percibir a ese extraño Alfa inspeccionándolo como si fuese el alimento más apetitoso que le presentaran en su vida. Rhodey llegó a un costado, abriendo sus ojos de par en par al darse cuenta también de lo que sucedía. Llevaban años en esa vida, nunca habían atestiguado la vista de un increíblemente fuerte, dominante y pelirrojo Alfa a punto de hacer algo a un Omega que ni siquiera poseía aroma o Celo. El joven Aullador gimió por la falta de aire, golpeando el pecho del hombre cuando lo atrajo hacia él, pegando su nariz en el cuello del Omega. Tony levantó su arma, preparando el fuerte sedante en su carga y disparó antes de que los colmillos del Alfa se hincaran en la piel y glándulas del Aullador.
Aquel pelirrojo gruñó, soltando al Omega que cayó bruscamente de espaldas, pateando al otro al alejarse, visiblemente alterado. Una vez que el cuerpo del Alfa estuvo boca abajo, inconsciente al fin, es que Rhodey como Tony se acercaron, el primero picando con su arma al extraño hombre mientras que el segundo se acercó al joven Aullador, ofreciéndole una mano para levantarse del suelo, misma ayuda que no fue rechazada, percibiendo el miedo en aquel Omega que Tony notó estaba bien entrenado. Se veía fuerte con esa mirada que reconocía en pocos de los suyos, la determinación de hacer las cosas como debían hacerse, una característica extraordinaria para un Aullador tan joven que le recordó sus primeros años.
-¿Estás bien?
-S-Sí... -el joven se llevó la mano a su cuello, frunciendo su ceño- Iba a morderme.
-Quizá para contagiarte.
-Los Príapo no hacen eso. Sentí que tenía colmillos.
-¿Qué? -Rhodey arqueó una ceja, doblándose para mirar el rostro ladeado de aquel Alfa- No le veo colmillos. No pueden tener colmillos.
-Pues los sentí y no estoy mintiendo -gruñó el otro.
-Anthony -dijo éste para calmarlo, ofreciendo su mano- Anthony Stark.
El joven Aullador le miró de arriba abajo antes de aceptar el saludo. -Bucky Barnes.
-De acuerdo, Bucky, esto que acaba de suceder es por demás de inusual. Hay que esperar a los otros para proceder. FRIDAY, avisa a Pepper.
-Oigan, este Alfa no es un Príapo.
-¿Cómo carajos no es un Príapo, Rhodey? ¿De dónde salió entonces? ¿Del bosque?
-No tiene marca de alguna Arca, de hecho, no tiene marca alguna. Y creo que todos tenemos una visión normal y sana para darnos cuenta de que sus cabellos son rojos y no rubios como siempre.
Tony y su amigo intercambiaron una mirada, que desviaron a Bucky. El joven Aullador apretó sus puños, castañeando sus dientes en enfado.
-No estoy contaminado.
-Bucky, escúchame bien. Esto fue lo que sucedió, peleaste con este Alfa extraño y lo tacleaste para derribarlo porque estaba por escaparse al bosque pantanoso. Fue todo, ¿entendido?
-¿P-Por qué...?
-Rhodey acá y yo sabemos que estás bien pero el Consejo no lo verá así. A menos que desees terminar convertido en restos mortuorios, dirás eso.
-¿Qué ganan ustedes inventando esa historia por mí?
-Volver a casa para descansar tranquilo, hijo, créeme, cuando lleves unos buenos años lo apreciarás más que largas horas de reportes y audiencias frente al Consejo -fue la respuesta de Rhodey, pateando al Alfa al girarse para llamar a los demás Aulladores.
Bucky tragó saliva, respirando varias veces para calmarse y peinar sus cabellos, colocándose los lentes, mascarilla y capucha, recuperando su arma caída. Tony asintió al verle hacer eso, ya tranquilo para cuando el resto de los Comandos Aulladores les dieron alcance. Dejó que el joven diera el reporte de la situación, esperando con el cuerpo del Alfa en el suelo hasta que llegó un transporte especial por éste. La directiva fue que el Mercader de la Muerte escoltara la carga hasta el Triskelion donde lo recuperarían para su inspección. Rhodey chasqueó su lengua, sonriendo complacido y dando gracias a los demás, se preparó para acompañar a su amigo. Un trayecto un poco largo debido a la persecución que los llevó muy al sur, pero sin duda iban a tener una remuneración bastante jugosa con semejante misión que tuvo la apropiada clasificación de ultrasecreta.
-Cuídate, Bucky -se despidió Tony cuando todo estuvo listo- Y bien hecho. Sigue así.
Aquel solo asintió, retirándose con el resto de sus compañeros que se perdieron en el bosque. Hubo pronóstico de lluvia por todo un día, por lo que se apuraron para ir al búnker más cercano antes de que otra cosa más apareciera. Tony estuvo silencioso todo el camino, meditando sobre lo ocurrido con ese pelirrojo Alfa, lo había dejado paralizado con sus feromonas gritando a los cuatro vientos lo dominante y poderoso que era. Demasiado raro. Demasiado. Sus años de experiencia le habían sacado de aquel trance a tiempo para salvar al pobre Bucky cuya juventud no había podido superar aquel despliegue de poderío Alfa al que fue objeto, no se diga el riesgo de haber sido mordido por alguna misteriosa razón. Tony no creía que fuese para contagiarle de algo, esa idea era demasiado tonta para su gusto, más bien parecía que el pelirrojo tenía otra intención, pero ¿cuál?
-Búnker Delfos a ciento cincuenta metros al noroeste.
-Gracias, Peps.
-¿Estás bien, Tony?
-Seeh, algo cansado nada más.
-Es de las persecuciones más largas que han tenido.
-¿La lluvia durará un día?
-Sí, no creo que sea menor, incluso puede empeorar.
-Te veremos en el Triskelion, entonces. No te preocupes, Rhodey es tonto más ahí estaré para darle su papilla.
-Me estoy muriendo de la risa.
-Tan solo cuídense, ¿quieren? Y envíen un mensaje cuando estén en el búnker.
-Confirma nuestra posición al Consejo, y despiértanos si hay alguna directiva nueva.
-Hecho.
El búnker era pequeño como el Baxter, pero lo suficientemente cómodo para estar al menos un día entero encerrados con ese Alfa. No había nadie, lo cual no les extrañó dado el tipo de misión. Entre menos estuvieran enterados, mejor. Dejaron el transporte dentro de una celda de contención, ellos tomando un descanso en la sala donde se tumbaron una vez que se quitaron sus trajes, dormitando por unas horas antes de que unos fuertes golpes les hicieran respingar. Rhodey miró el reloj holográfico de la pared, contando el tiempo de duración del sedante que debía mantener a ese extraño Alfa durmiendo, pero que había fallado contra todo pronóstico.
-Imposible, debería seguir durmiendo por al menos otras tres horas.
-Las armas.
Se levantaron aprisa, tomando sus armas y caminaron hacia la celda de contención donde vieron abolladuras en el transporte. Tony jadeó incrédulo. Ni el más maduro de los Alfas en una comuna tenía semejante fuerza física, no eran entrenados para ello además de que tenían la modificación precisa para menguar esa agresividad. Tecleando el mando en su antebrazo, abrió el transporte. Aquel pelirrojo hombre salió con un rugido de disgusto, clavando su mirada asesina en ellos al erguirse, pegándose a los vidrios que resistieron las patadas que dio en su contra. Rhodey levantó su arma en acto reflejo, haciendo gruñir más al Alfa. Jamás habían visto a ninguno de ellos ser así frente a un Beta, menos intentar morder a un Omega.
-Si no te calmas te volveremos a sedar -amenazó Tony con voz segura.
-No soy un jodido animal que deban encajonar -escupió el pelirrojo con un extraño acento, acercándose a donde estaba el castaño, sus fosas nasales tratando de olfatearle, pero la celda lo impidió.
-Bueno, entonces deja de comportarte como uno. ¿Cuál es tu Arca de origen? ¿Escapaste de alguna comuna? Si cooperas, tu castigo será menor.
-¿Castigo?
-Los Alfas que desobedecen suelen ser limpiados... muertos si no entiendes.
-Con razón están tan mal.
-¿Qué significa eso? -Rhodey frunció su ceño, bajando su arma al ver que el pelirrojo no podría escapar de ahí.
-¿Dónde está ese lindo Omega que huele a ciruelas y miel?
-Dime primero tu nombre.
El Alfa gruñó y Tony comprobó que Bucky no había mentido, tenía colmillos.
-Nathaniel, Nathaniel Romanoff.
-No existe ninguna comuna Romanoff -se quejó Rhodey, los Alfas a veces eran consentidos con obtener el nombre de su comuna como apellido.
-Pf -el pelirrojo chasqueó su lengua, riéndose burlón- ¿Dónde está el Omega?
-Te daremos una merienda porque somos muy gentiles, si la tiras o rechazas vas a pasar hambre por varios días -fue la respuesta de Tony, mirando el reloj- Así que más vale que vayas recordando tus lecciones o esta charla será lo último de bondad que obtendrás de nosotros.
-Oh... que miedo.
Rhodey hizo una mueca de disgusto, alejándose de ahí junto con el castaño quien tomó aire, arqueando una ceja de camino a la cocina.
-Rhodey, ¿estás pensando lo mismo que yo?
-¿Qué ese Alfa no fue criado en ninguna Arca?
-Y que no hay alimentos gratificantes aquí, vaya manera de pagarnos nuestros esfuerzos.
-La desgracia mundial.
-No hay que hablar mucho con ese Alfa, por precaución.
-Estoy de acuerdo. Yo prepararé la comida.
-Poca agua, recuerda, Rhodey, no me gusta que parezca jugo.
-Ya, señor Aullador famoso.
-Tonto.
Comieron tranquilamente, incluso despacio para hacer esperar al salvaje Alfa con sus mentes haciéndose miles de ideas sobre su origen. Todos los Alfas, aún más los Príapo, eran meticulosamente controlados, era imposible que naciera uno fuera de alguna Arca. Los hijos de Betas y Omegas en las comunas siempre eran Betas y Omegas, todos sabían que nunca se podía engendrar un Alfa de esa manera, todos y cada uno de ellos estaba claramente fichado en la base de datos del Consejo, un registro al que los Comandos Aulladores tenían acceso. Mientras Rhodey llevaba la merienda al pelirrojo, Tony se dedicó a buscar con ayuda de FRIDAY cualquier indicio que arrojara luz sobre el nacimiento de semejante espécimen. Sus esfuerzos fueron infructuosos. Pepper les envió un mensaje igualmente frustrante, la lluvia se alargaría por otro día más. Dos días con aquel engendro violento y desconocido, realmente parecía que hubiera brotado del suelo.
Ya dormían cuando FRIDAY los despertó al aviso de un Aullador llegando en plena lluvia nocturna, trayendo consigo equipo enviado por el Consejo para contención del Alfa. Tony se preguntó si era mala suerte o una sutil forma de poner a prueba su reporte de lo sucedido, pues el Aullador enviado resultó ser nada menos que Bucky. Traía una pesada maleta que contenía entre otras cosas una automática con cargas diseñadas para sedar por días al pelirrojo con la indicación de usarlas solamente si éste no cooperaba. Grilletes, ropa de cuarentena. Pistolas para tomar muestras de sangre, cabello y piel. Tampoco sabían de su origen, el Consejo demandaba análisis que debían ser enviados de inmediato pese a la hora. Rhodey suspiró, tomando las cosas antes de ir a despertar al bravío Alfa que se puso de pie tan solo de ver llegar con ellos a Bucky, sonriéndole.
-Hola, precioso.
-Podemos hacer esto por las buenas o por las malas -le cortó Tony- Lleva tu brazo izquierdo hacia la esquina derecha e introdúcelo en la cámara. O bien te podemos dormir y no despertarás nunca más. Tú decide.
-¿Cuál es tu nombre? -Nathaniel ignoró por completo a Tony, siempre mirando a Bucky.
Rhodey hizo silbar su arma, dedicándole una mirada al pelirrojo que bufó, caminando burlón hacia la esquina con un guiño al joven Aullador que se mantuvo detrás de los dos veteranos. Riendo como si algo le divirtiera, introdujo su brazo. FRIDAY chilló al instante, las luces se apagaron y las rojas de emergencia les pusieron los pelos de punta a los tres. Las puertas de contención de la celda estaban abiertas de par en par. Tony alzó su arma, disparando a ciegas solamente para buscar al Alfa que de momento pareció haberse desvanecido dentro. Rhodey le imitó, viendo solamente los agujeros en paredes y el transporte sin que aquel pelirrojo apareciera. Bucky caminó a las puertas con su arma apuntando, sus ojos buscando alguna sombra o movimiento entre esas titilantes luces rojas. Nunca escuchó al sigiloso Alfa trepado en el techo, bajar por la cornisa detrás de él.
-¡Bucky! ¡Atrás!
Bucky fue lanzado contra una pared, noqueándolo. Tony abrió fuego igual que Rhodey pero el pelirrojo saltó haciendo piruetas, desapareciendo de aquella zona. Ambos Aulladores salieron en su persecución, preparando las automáticas con el sedante, aunque Tony se juró que no iban a necesitarlo, sin duda tendrían que matar al Alfa. El corazón del castaño latió aprisa, ese viejo sentimiento olvidado renaciendo en su mente y cuerpo. Rhodey le hizo señas, aparentemente FRIDAY lo había localizado en el área de control del búnker. Fue un juego que comenzó a desesperarlos, el pelirrojo apareciendo y desapareciendo, gastando sus municiones. Cuando al fin creyeron que le rodeaban, la fuerza de Nathaniel vino a demostrarles lo equivocado que estaban. Sus golpes como estilo de pelea fueron demasiado para ellos.
-¡Rhodey!
Éste terminó en el suelo con una contusión en la cabeza por un certero puñetazo del Alfa. Tony rugió, levantando la automática que fue pateada lejos, usando en su lugar un cuchillo dentado que lanzó contra Nathaniel, quien lo pescó por un brazo para levantarlo contra su espalda y azotarlo contra una pared que no resistió, pasando al siguiente cuarto con varios huesos rotos. El chillido de FRIDAY le hizo levantarse, su dron había terminado estampado igualmente contra una pared. Sus ojos vieron el arma con el sedante, arrastrándose hacia ella. Aquel pelirrojo no solo los había humillado al golpearlos así, también los había incomunicado, no tuvo forma de pedir ayuda y con la lluvia dudaba que alguien se arriesgara. Tony jadeó, rabioso y frustrado, buscando con la mirada los pasos de Nathaniel, cuya espalda vio a lo lejos por un pasillo.
-T-Tú...
Le había escuchado porque se giró, sonriéndole antes de cerrar la puerta de vidrio que dividía aquel pasillo, caminando a lo que siempre había sido su objetivo: Bucky. Tony abrió sus ojos al ver como lo tomó por el cuello para volverlo a levantar, el joven Aullador estaba volviendo en sí. Gritó con todas sus fuerzas que peleara, esperando que su voz pudiera pasar la puerta que trató de abrir sin éxito, golpeando el vidrio mientras Bucky se revolvía en el agarre del Alfa, peleando con él. Era muy bueno en combate cuerpo a cuerpo, pero ya Tony había experimentado en carne viva la fuerza sobrehumana de Nathaniel, el joven no iba a resistir por tanto tiempo... menos si el Alfa...
-¡No! ¡Suéltalo! ¡Suéltalo!
Tony se lanzó contra el vidrio, usando su cuerpo como arma para romper la división, gritando a Bucky que continuara peleando. El joven terminó atrapado en un candado entre los brazos del Alfa tras su espalda. Nathaniel miró a Tony, sonriendo victorioso con una mano tirando de los cabellos de Bucky para obligarlo a inclinar su cabeza, dejando al descubierto la curva de su cuello con el Omega jadeando pesadamente, agotado con una mirada temerosa.
-¡NOO! ¡NOOOO!
El grito de Bucky llegó a oídos de Tony cuando los colmillos del pelirrojo atravesaron su piel, hundiéndose hasta sus glándulas para combinar su saliva con la sangre y feromonas del Omega que tembló de dolor, manoteando al aire sin saber muy bien qué estaba pasando porque su cuerpo de pronto se sintió demasiado débil, afiebrado con la sensación de que ese Alfa estaba en su cabeza, que estaba en todos lados. Nathaniel le sujetó cuando el cuerpo de Bucky perdió toda fuerza, un par de lágrimas rodando por sus ojos con sus mejillas rojas, jadeando. Tony maldijo al pelirrojo, solo viéndole lamer esa herida con una expresión de satisfacción malsana, sus ojos levantándose hacia el otro Aullador, una de sus manos bajando del pecho del Omega a su vientre que palmeó.
-¡ESTÁS MUERTO MALDITO BASTARDO! ¡ESTÁS MUERTO!
-Vendré por él, mientras tanto, ¿lo cuidarías por mí? -el Alfa rió, besando la mejilla húmeda de un inconsciente Bucky, recostando su mentón ahí, meciéndole- Dime, Anthony Edward Stark, ¿nunca te enseñaron sobre Vínculos y afinidades en el Colmenar, verdad? ¿O son cosas que al Mercader de la Muerte jamás interesaron?
-¿Qué...? -Tony se quedó de una pieza.
-Este Omega nació para mí. Sólo para mí, y no me gusta compartir, así que procura que nadie lo toque si aprecias la vida de tus amigos. Cuídalo muy bien, tal vez eso te gane la simpatía de nosotros, eso puede salvarte el pellejo... Tony.
-¿Cómo sabes... qué...?
El Alfa tomó el mentón de Bucky, girando con delicadeza su rostro para besar sus labios con una ternura que chocó al otro.
-Mi precioso Omega, no cabe duda de que es cierto eso de viajar para encontrar lo que no sabes que te hace falta. Bucky. Mi Bucky. Cuídalo, Tony Stark. Y cuídalo muy bien porque ahora es mío.
Las luces se apagaron por completo, permitiendo a Tony abrir la puerta al perderse la fuente de electricidad. Casi cayó al suelo, gateando para buscarlos. Con un pitido, el búnker recuperó su energía, volviendo las luces a la normalidad. El otro Omega estaba en el suelo, sin rastro del Alfa pelirrojo. Solamente el sonido de la lluvia en el exterior por la puerta del búnker abierta. Tony jadeó, sujetándose un costado por la punzada que vino a recordarle una costilla rota. Bucky respiraba normalmente, como si sólo durmiera. La mordida en su cuello había parado de sangrar, solamente las gotitas de sangre en su uniforme delataban lo sucedido pues donde se supone hubiera la marca de unos dientes, lo que había quedado era una marca extraña que a Tony se le antojó parecía tener la forma de una araña.
-T-Tony... -tosió Rhodey, sujetándose la cabeza que sangraba al arrastrarse, sujetándose de una pared.
-¡Rhodey! Vamos a la enfermería.
-¿Bucky?
-Vivo... algo así, tenemos que atendernos.
-¿FRIDAY?
-Me temo que tendremos que pedir un reemplazo suyo.
-¿Tú estás bien?
-No, pero tu cabeza exige atención, o de lo contrario te volverás más idiota de lo que ya eres.
-Me alegra que no hayas perdido el sentido del humor.
-Perdí al Alfa.
-Que se joda, con esta lluvia no sobrevivirá.
-Ayúdame a andar, mi buen amigo. Luego volveré por Bucky.
-¿Qué ha sucedido, Tony?
-No lo sé, Rhodey, no lo sé.
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