Melancolía
GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel
Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse
Parejas: Stony, Cherik, Thorquill, Winterwidow como principales
Derechos: Los personajes pertenecen a Marvel, Stan Lee y los abogados. Yo solo soy un gusanito.
Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la serie "The Rain".
Gracias por leerme.
***
Melancolía.
"Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?"
Rubén Darío.
-¡No! ¡Y no voy a discutirlo!
-Ah, ¿no? ¿Por qué? ¿Por qué eres un jodido Triunvirato?
-¡He dicho no!
-¡Tú si puedes decirme que hacer, pero yo no! ¡Excelente!
-¡No tuerzas mis palabras!
-¡Pues deja de mandarme como si fuese uno de tus hombres!
Un rugido hizo vibrar los objetos de la salita y comedor a donde ambos entraban, Thor azotando las cosas que había llevado consigo en una expedición al mar, Quill persiguiéndole detrás. Los cachorros no estaban, Rocket se los había llevado de paseo para fortuna de ellos y de sus padres.
-¡Ya no seguiré discutiendo!
-¡Claro, porque tengo razón y no quieres admitirlo!
-¡¿Admitir qué, Peter?!
-¡Que aún sigues sintiendo algo por Loki!
El Alfa se giró, gruñendo con sus colmillos visibles, avanzando hacia Peter quien levantó su mentón en franco desafío, adelantándose.
-Se acabó, estás llevando las cosas demasiado lejos.
-Estoy diciendo la verdad, Thor. ¿Crees que no escucho lo que dicen a mis espaldas?
-¿Ahora prestas atención a lo que dice la gente? No solías darle importancia, ¿por qué ahora sí?
-¿Qué carajo estás insinuando?
-¡¿Por qué no puedes simplemente preguntarme a mí?!
-¡¿Y que me digas lo de siempre?! ¡A mí no vas a engañarme!
-¡Sólo escúchate!
Todo había comenzado con un reclamo de Quill sobre la tardanza del Triunvirato en su expedición al mar por donde estaba el paso de la muralla, pues había tomado un desvío para visitar una media hermana del Omega que éste despreciaba por viejos rencores. De ahí habían saltado a lo que cada uno hacía con sus cachorros, pues Thor era de enseñarles cosas no tan ordinarias como cazar un oso o aprender a desarmar un arma, Peter prefería que solo jugaran con sus juguetes nada más, solamente consintiéndoles subir a la Milano. De ahí las cosas escalaron a reclamos sin sentido. Quill estaba consciente de que el Celo de Alfa de su pareja no tenía mucho de haber pasado, aún tenía algo de ese mal humor y agresividad que los caracterizaba. Estaba pisando terreno resbaloso pero el haberse enterado de que Thor estaba buscando que se reconciliara con su única familia lo había ofendido mucho, casi atacando al otro.
A Quill le molestaba mucho que lo compararan con Loki, sobre todo los que le habían tenido cariño al gran Maestro Embustero que había entrenado los mejores espías antes de morir. Siempre le habían criticado en secreto a voces el que fuera tan rebelde abiertamente con su Alfa cuando la antigua pareja del Triunvirato había sido todo lo contrario, no que fuera sumiso, pero nunca los vieron pelear en público o que el pelinegro Omega retara las palabras con tanta desfachatez como a veces lo llegaba a hacer Peter. Era algo que estaba en su naturaleza no que lo hiciera a propósito por tratarse solamente de Thor. Sumado a eso estaba también ese grupo de personas que murmuraban a sus espaldas que se había tardado en rescatar al Alfa con su antiguo Omega para que este último muriera y así tener el camino libre para conquistar al Triunvirato.
-Lo último que quiero es pelear recién haber llegado a mi hogar, Peter.
-Claro, porque no soy el mejor, ¿cierto?
-¿De nuevo?
Los dos se gruñeron al mismo tiempo, quedando frente a frente. Quill empujó a su Alfa, quien le empujó de vuelta, comenzando a forcejear, los ojos del Omega humedeciéndose en frustración. Thor le sujetó por sus caderas, levantándole. Peter mordió uno de sus labios, enredando sus piernas alrededor de su cintura antes de terminar estampado contra la mesa del comedor que tembló, cayendo el juguete de Jason que había dejado cerca de la orilla. La ropa pronto desapareció entre más gruñidos, maldiciones, caricias posesivas de ambos, uno que otro rasguño como mordida. El Triunvirato le embistió de golpe, haciendo al Omega arquearse contra la mesa, arañando ese ancho y duro pecho, empujándole contra sí con sus tobillos enredados. Thor atrapó sus muñecas, sujetándolas por encima de su cabeza para arremeter contra él con tanta fuerza que Quill se encontró sollozando entre gemidos, sus muslos temblando al apretar las caderas que le martillearon sin piedad, haciendo la mesa temblar. Peter ahogó un grito, el Nudo de su Alfa entrando de lleno en una sola embestida con el semen que inundó su vientre entre espasmos de su pareja. El Triunvirato al fin soltó sus manos que se quedaron con las marcas de sus dedos en sus muñecas, recostándose contra él. Jadeos y luego un silencio entre ellos.
Quill abrió sus ojos, mirando el techo de su recámara en la Milano. Jason dormía sobre su pecho, babeando su chaqueta al estar boca abajo completamente desparramado, Meredith tenía su cabeza sobre una de sus piernas, igualmente durmiendo de brazos y piernas extendidas sin preocupación alguna como los dos sanos cachorros que eran. ¿Cuánto tenía de esa última vez que habían estado así juntos? Un mes... y medio tal vez. Thor estuvo ocupado igual que Steve con un ataque de lobos a unas casas, luego la aparición del Mercader de la Muerte. Apenas si lo había visto antes de terminar prisionero en el Colmenar. Lo extrañaba a morir. En esos momentos lo único que quería era que apareciera por la puerta de la recámara con esa sonrisa tonta, abrazándole junto con sus cachorros con palabras de amor que traían paz a su mente.
Con cuidado de no despertar a Jason, lo levantó para dejarlo junto a su hermana mayor a quien abrazó en acto reflejo como su peluche preferido. El rubio se levantó con cuidado, dirigiéndose al baño de la nave para limpiar su chaqueta de la baba de su hijo, mirándose al espejo. Él había rechazado a Thor cuando comenzó a cortejarle, porque no se sintió digno de ser el Omega de un Triunvirato, mucho menos de uno que tenía tras de sí todo un legado de nombres y hazañas que lo hacían un héroe viviente. Hijo del Alfa Odín, segundo padre del Triunvirato, alumno del doctor Stephen Strange, amigo en edad temprana de la fallecida Susan Storm, la Protectora de Nova. Temerario, poderoso, noble como algo torpe a veces, sin miedo a arriesgarse por los suyos. ¿Cómo un ladronzuelo de poca monta, bebedor y quizá algo promiscuo Peter Quill podría ser pareja de semejante semental?
Quill le había hablado con sinceridad, temblando al decirle todas las desventajas de fijarse en alguien como él. Thor solo le había escuchado como siempre lo hacía, con sus ojos entrecerrados mirándole con ternura y sus manos cruzadas al frente sin responderle. Luego le vio en su cumpleaños, ahí, observándole en una esquina bailar y Peter salió corriendo cual cobarde hasta el bosque donde un lobo mordió su férula, siendo rescatado por el Alfa, quien le llevó con Strange. Ahí le besó por primera vez, musitando las palabras que hicieron al Omega aceptar finalmente su propuesta. Ese mastodonte le amaba tal como era, sin juzgar ni esperar más de lo que Peter tenía para dar. Una tarde de otoño se casaron, de los días más felices que tuviera el inigualable Starlord.
A veces creía en las duras palabras de su padre, cuando le dijo que todo siempre lo echaba a perder.
-Quill, ven a controles.
La voz de Clint lo distrajo de esos pensamientos no muy positivos, saliendo del baño y cerrando la puerta de la recámara de sus hijos para que siguieran descansando. El arquero estaba frente a los mandos, revisando todos los controles de la Milano, señalándole la alerta del mensaje que Meredith había enviado. Tenían respuesta. Peter se sentó, escuchando.
-"¿Mere? ¡Tienes que volver ahora mismo jovencita! Tú padre está iracundo, si no regresas no vas a encontrar Guardianes vivos. ¡MERE RESPONDE AHORA MISMO!"
-Rocket es un dramático.
-¿Cuándo se recibió ese mensaje?
-Hace dos días, supongo que al estar con ese Erik no se percataron de esto. Oye, Peter, ¿tú crees... esa historia?
-¿Cuál?
-¿Cómo qué cuál? La del Alfa... es decir, si es realmente ése mismo Erik... joder. Pero ¿cómo? ¿Qué no se supone murieron en el Aquelarre? ¿Y por qué puede... volar? Es decir, ¿cómo es que puede hacer eso con los metales?
-No tengo ni la menor idea. Debemos seguir buscando a Steve, ¿pistas?
-La Milano aún no halla rastro alguno de su ADN.
-Tiene que estar en alguna parte... tiene que.
-¿Estás bien?
-Claro ¿por qué la pregunta?
-Te noto distraído.
-Estoy bien.
-Mami, un chanwiche -la vocecita de Jason los interrumpió, tallándose un ojo y bostezando.
-Te hablan.
-Jason, ¿de nuevo hambriento?
-Chanwiche.
-Ya, ya -Quill lo cargó, llevándolo en su cadera hacia la cocina- Vamos a ver, pan suave...
-Nop, eshe, con shemillitas.
-Okay, algo de carne... ¿okay?
-Púnele musha shalshita dulce. Hojas verdesh, tomatitosh, esho de allá. Quesho.
-Vaya con el exigente jovencito.
Con una risa, el rubio le preparó su sándwich a su hijo, poniéndolo en un platito al partirlo en dos para que le fuera más fácil tomarlo.
-Listo, adelante, campeón.
Jason negó, sacudiendo sus cabellos, empujando el platito a su madre. -Pala hemanitos. Quelen un chanwiche.
Sin más, se dio media vuelta, saliendo de la cocina. Quill se quedó quieto, parpadeando al no comprender que acababa de pasar. Tragó saliva con una risa nerviosa, mirando el platito. Se quedó así varios minutos hasta que Barton le llamó de nuevo.
-Peter, encontramos algo.
Volvió a los controles, dejando el sándwich en la barra de la cocina. Se cepilló sus cabellos tomando aire antes de dar vuelta al pasillo que daba a los controles, bajando los dos escalones aprisa.
-¿Qué sucede?
-La Milano detectó algo, bajaremos para extraer.
-Usa la garra.
-De acuerdo.
-Peter, tenemos que pensar en algo, se acabará el combustible.
-Aún lo estoy planeando. No te preocupes.
-¿Charles? -preguntó Erik, llegando a ellos.
-¡Whoa! No camines tan silencioso. No, estamos buscando a Steve... primero. Ay, lobos del invierno, ayúdenos.
-Encontraremos a Charles -sonrió Quill diplomático- Te avisaremos...
-¿Qué es lo que están haciendo?
-Am... ¿Clint?
El arquero le mostró una pantalla donde una garra de metal se abrió, descendiendo al bosque que sobrevolaban, cerca de un búnker destruido. Un brazalete entre arbustos. La Milano mostró por el rastro de ADN que le pertenecía a Steve, cuando Clint lo atrapó con la garra y lo trajo dentro de la nave, se dieron cuenta que era el que usaba el comandante como escudo. Tenía rastros de sangre. Sangre que comprobaron coincidía con el ADN del Alfa. Tanto el arquero como Peter se miraron, no queriendo ni pronunciar lo que pasaba por sus mentes. De nuevo, Jason los interrumpió al tirar el pantalón de Erik, señalando el brazalete.
-Él shabe encontal a Sharles.
-¿Jason? -el rubio jadeó, confundido.
-Sharles etá con Tuni. Estif encontra a Tuni, encontamos a Sharles.
-Quill, ¿qué le pasa a tu hijo?
-Jason, esto es serio, no puedes estar... ¡Hey, Erik!
El brazalete voló de la mesa de análisis a las manos del Alfa que lo olfateó con calma, analizándolo mientras Jason sonrió, abriendo sus ojos y girándose a su madre.
-¡Mami! ¡El chanwiche!
-Jason...
-¿Sabes dónde está Steve? -Erik se puso en cuclillas, ofreciendo el brazalete a Jason quien lo olfateó, mirando luego al Alfa, después al arquero, su madre, a Meredith que apareció bostezando al escuchar todo el alboroto y de vuelta al Alfa- Ship. Abajo, musha agua. Por allá -con su manecita, indicó hacia el Este- Musha agua.
-¿El mar del Este? -Clint bufó- No, no, no tenemos tanto combustible para volar hasta allá.
-No necesitamos combustible -afirmó Erik- Los llevaré.
-¿Llevar?
Todos abrieron sus ojos al ver que el Alfa flotó, ligeramente sobre el piso de la Milano, extendiendo sus manos. Todo se apagó, pero la nave siguió en el aire, girándose para ir a la dirección que Jason señaló con su dedito, subiéndose a los controles para ayudarle a Erik. Barton jaloneó al Omega, para que saliera de su asombro y le mirara.
-¿Qué carajos, Peter?
-¿De qué hablas?
-¿Qué está pasando con tu hijo?
-N-No... yo no...
-¡Wow! ¡Erik puede llevarnos muy rápido!
Como si estuviera usando todavía los motores, la Milano voló a toda velocidad, por entre las nubes sin perder rumbo porque el diminuto dedo de Jason era la única brújula que el Alfa necesitó para volar a ciegas por las nubes oscuras, dejando atrás el bosque, entrando a la zona de ruinas, luego a los deltas de los ríos que entraban al Colmenar. Finalmente, la playa de arena blanca con una marea furiosa chocando con acantilados apareció en las ventanas de la nave, había una tormenta a lo lejos, a donde se dirigieron para la preocupación de los otros dos adultos que quisieron hacer algo, pero Meredith los detuvo, como si confiara en lo que Erik estaba haciendo. Así fue, la Milano ni siquiera se meció ante el viento, entrando al océano cuando la playa desapareció tras ellos. Jason fue bajando su dedo hasta que bajó de los controles y se quedó a mitad de la sala, señalando bajo ellos con una enorme sonrisa. El Alfa asintió, bajando una de sus manos.
Quill arqueó una ceja, intercambiando una mirada con Clint quien se encogió de hombros antes de sentir temblar la Milano. La mano de Erik extendida sobre el suelo comenzó a temblar, igual que él se llenó de un sudor, apretando sus dientes con un gruñido. Sus dedos extendidos fueron encogiéndose como si hubiera tomado algo entre ellos, girando su mano para ahora tener la palma arriba levantando lentamente su brazo. Jason aplaudió con un gritito. Meredith fue la que notó por una de las ventanas algo en el océano, llamando a los otros adultos para que se asomaran con ella y vieran lo que sucedía afuera. El océano había formado un remolino que se hundía con la tormenta sobre ellos. La Milano se movió, retrocediendo, mientras que la mano en forma de garra de Erik se elevó en alto, jadeando. Todos contuvieron su aliento. Brotando de aquel remolino, salió lo que se les antojó era una nave acuática, larga, cilíndrica con nariz redondeada en color negro. Esa nave submarina flotó a pocos metros sobre el océano.
-Joder... -Barton dejó caer su mandíbula.
De esa manera fueron regresando a la playa, con la Milano retrocediendo y esa cosa gigante flotando frente a ella como si la siguiera. Nadie se movió hasta que tanto la nave como aquella cosa descendieron en la amplia playa, suavemente. Meredith abrió las puertas, saliendo a ver igual que Clint. Quill llevando de la mano a Jason y Erik caminando detrás de todos ellos, recuperando su aliento. Aquel cilindro era enorme, varias Milanos podían caber dentro. El Alfa se abrió paso en el pequeño grupo, quedando frente a la nave submarina. Sus manos se levantaron de nuevo y el metal comenzó a ceder, abriéndose. Drones saltaron del techo que se abrió, pero terminaron aplastados igual que las arañas, formando una pequeña muralla alrededor de la nave que finalmente Erik partió en dos, revelando dentro lo que parecía un gigantesco cubo que ahora fue su objetivo.
-Estif -anunció Jason.
Como si estuviese pelando una fruta, el Alfa fue quitando capa por capa de metal y tubos, alambres, circuitos hasta que al final solo quedó una cámara donde vieron un cuerpo flotando. Erik lo atrajo hacia él, rompiendo la cámara que liberó su líquido amarillento, rompiendo el casco que rodeaba la cabeza de un inconsciente Steve Rogers. Una vez más, todos estaban atónitos.
-M-Meredith.... Meredith, trae frazadas.
-Sí, mami.
-¡Steve! -Clint corrió al cuerpo en la arena, levantando su rostro para verle. Estaba pálido, pero con signos vitales, le giró de costado para que escupiera el líquido que había entrado a sus pulmones para oxigenarlos. El arquero miró a Erik- Gracias, por mi vida, gracias.
Quill no daba crédito a lo que acaba de atestiguar. El poder de aquel Alfa era insuperable. Sintió su garganta seca y sus piernas temblaron, doblándose sus rodillas. Cayó de sentón a la arena, viendo unos puntos blancos. Jadeó, sacudiendo su cabeza que sobó. Meredith llegó con varias mantas térmicas con que envolvieron el cuerpo desnudo del comandante, quien aún no volvía en sí. Jason se plantó muy enojado frente al Omega, haciendo un enorme puchero.
-¡Mamá! ¡El chanwiche! ¡Nu te lo comiste! ¡Te dijí que ela pala mis hemanitos!
Clint le miró por encima del hombro, entrecerrando sus ojos. Peter rió nervioso, levantándose de la arena para negar.
-Jason, ya no es gracioso.
-¡EL CHANWICHE!
-No grites.
-Peter... ¿qué está pasando contigo?
Erik miró al Omega, volviéndose al arquero. -¿No lo hueles? Está preñado. Dos cachorros.
-¡QUILL!
-¡Eso es mentira!
-¡EL CHANWICHE!
-¡Mami! ¿Vamos a tener hermanititos?
-Meredith, no. ¡Todos ustedes, cierren el pico!
-Steve necesita atención, Erik ayúdame -ordenó Barton, levantándose con el otro Alfa, caminando hacia la Milano, mirando al Omega al pasar- Tú y yo vamos a hablar luego en privado, ahora cómete el maldito sándwich.
El comandante no estaba gravemente herido, solo debieron suturar unas cuantas heridas, dejándolo descansar en la habitación médica. Clint le pidió a Erik que entretuviera a los cachorros que parecían llevarse muy bien con él mientras él hablaba con Quill a solas en la cocina. Peter apenas si había picado el sándwich, perdido en sus pensamientos de nuevo. El arquero le observó desde la puerta que cerró tras de sí, sentándose a su lado.
-No quise gritarte.
-No... no lo sabía, Clint.
-Confieso que lo sospeché, pero estaba tan estresado por encontrar a Steve que dejé de lado la cuestión. Peter, tienes que volver a Nova.
-Aún debemos ayudar a Nat.
-Peter.
-Todavía esto no termina, se complica más.
Barton tomó aire. -Dime qué sucede con Jason.
-¿Qué con mi hijo?
-¿Eso que hace? Pareciera leer la mente de las personas. Entender cosas que están ocultas. ¿Desde cuándo hace eso?
-Desde que nació.
-¿Qué?
-Sólo que no lo había mostrado, yo era el único que lo sabía.
-¿Ni Meredith?
-Ni ella.
-¿Ni Thor?
-Menos él.
-Okay... espera. Esto parece que no te asombra.
-Es de familia.
-¿Tú también haces eso de leer cabezas?
-No. Bueno, no tan así.
-Peter -Clint palmeó la mano quieta del Omega sobre la mesa- Ayúdame.
El rubio alzó su mirada, dolida. -Mi media hermana es igual. Ella también hace esas cosas.
-¿Mantis?
-Sí.
-... rayos... Peter... no, tiempo fuera. Tiempo fuera. ¿Qué es lo que tanto de molesta de Mantis y ahora esto de Jason? No es la habilidad que me pone los pelos de punta.
-Lo heredaron de mi padre.
-Quill, sé que él los abandonó, pero...
-¡Dejo morir a mi madre! -gruñó el Omega, azotando un puño en la mesa- ¡Ella agonizaba mientras él estaba recibiendo en brazos a Mantis! ¡De esa bastarda! ¡Mi madre murió porque él la abandonó! ¡La cambió por esa zorra!
-¿Quién es la madre de Mantis?
Peter jadeó, casi aventando el platito al alejarlo, desviando su mirada y cruzándose de brazos como de piernas. Clint le miró unos largos segundos, hablando en susurros.
-Su madre... ¿Ella fue la madre de Mantis y Loki?
-¡Sí! ¡Y todos adoran a Mantis como adoraban a Loki! ¡Y yo...!
-Peter, tú estás con Thor. Tienes una familia en los Guardianes, eres Starlord, no puedes...
-¡Puedo y lo hago!
-¿Ahora odiarás a uno de tus cachorros porque tiene esa habilidad igual a Mantis? ¿Ambos son culpables de haber heredado algo que no pidieron recibir?
Quill se llevó sus manos al rostro, masajeando sus ojos. El Beta suspiró, pasando una mano por sus cabellos y poniendo los codos en la mesa.
-Vamos a volver a Nova.
-Erik...
-Me importa un cuerno Erik, tenemos a Steve, y tú no puedes seguir aquí en Nova. No es discutible ni negociable.
-Ya no tenemos combustible para llegar, y si le decimos a Erik que nos pasee, se negará porque aún quiere encontrar a Charles.
-Está delirando. Charles Xavier murió en el Aquelarre.
-Igual que él, y está macabramente vivo.
La alerta de un mensaje entrante les hizo salir de la cocina, caminando a los controles, notando que se estaban tratando de comunicarse desde Nova. Clint fue quien habló, mirando de reojo al Omega.
-Barton.
-¿Dónde están mis hijos? -tronó la voz de Thor.
-Están a salvo, Triunvirato, aquí en la Milano.
-¿Situación?
-Bueno, no tenemos combustible para volver. Hemos rescatado al comandante, está recuperándose. Estamos varados en una playa al Este del Colmenar.
-¿Hemos?
-Peter está conmigo.
Hubo un breve silencio antes de que el Alfa hablara de nuevo.
-Quisiera hablar a solas con él.
Quill le hizo una seña al espía para indicarle que hablaría con él en un rincón junto a la sección de motores de la Milano. Clint asintió, esperando a que llegara. El rubio suspiró, cerrando sus ojos y tomando aire varias veces. Su mano vaciló unos momentos antes de presionar el botón que le comunicó con el Triunvirato.
-Peter aquí.
-No me extraña que ya no seas prisionero de esos Aulladores.
-Ya sabes, nadie puede contenerme por mucho tiempo -dijo bromista.
-Dime la verdad de su situación.
-Estamos bien jodidos, el combustible que tenemos apenas si nos alcanzaría para llegar a medio territorio del Colmenar. No hay provisiones... tampoco mucho armamento -el Omega se quedó callado, mordiéndose un labio.
-¿Peter?
-Voy a proteger a nuestros hijos, te lo prometo. Nada les ocurrirá. En cuanto Steve despierte, los acercaré lo más posible a Nova y...
-Vas a regresar con ellos.
-Todavía debo ayudar a Nat, Richards...
-Nosotros vamos a encargarnos de ellos. Ustedes vuelven. TODOS.
-¿Vas a usar tu tono de Alfa conmigo?
-Peter...
-Ya sé... ¿soy un fiasco, no? -rió desganado, sintiendo ganas de llorar- Elegiste un mal Omega.
-Jamás me arrepentiré de mi decisión... Peter, ¿qué sucede?
-Ya te lo dije.
-¿Qué es lo que a ti te sucede? Hay algo en tu voz. ¿Mi amor?
Peter recargó su frente contra los controles a la altura de su rostro, tragando saliva. Thor lo iba a matar, lo iba a dejar como su padre había abandonado a su madre por alguien más.
-Thor... hemos encontrado también a un Alfa, que dice llamarse Erik Lehnsherr.
El silencio que se escuchó del otro lado fue una mala señal para el rubio, quien se talló una sien. Necesitaba descansar. Quería escuchar música y dormir en su hogar, entre los brazos de su Alfa.
-Erik murió, yo lo vi morir.
-Lo sé, me lo dijiste, pero aquí está... mayor y además... está buscando a Charles Xavier.
-Si es una broma, cariño mío, es de muy mal gusto.
-Estoy tan desconcertado como tú, pero lo estoy viendo con mis propios ojos. ¿Y sabes algo? Fueron nuestros cachorros quienes lo encontraron. Estaba preso en Latveria, en una fortaleza...
-¡Peter! ¡Suficiente! Ha dejado de ser gracioso.
-Digo la verdad. No estoy mintiendo, ¿quieres que traiga a Meredith para que te lo diga porque ya me quedó claro que yo no soy de tu confianza?
-No más de eso, creí que lo habíamos dejado en el pasado.
-Pues parte de tu pasado acaba de volver de la muerte.
-Peter.
-Quien sabe y con suerte por ahí me encuentre con Loki -soltó el rubio sin contenerse, una lágrima traicionera escapando de su ojo, que limpió.
-... ¿por qué eres así?
-La basura como yo no hace otra cosa que eso, enviaré a Meredith y Jason de vuelta. Si uso la nave de emergencia podrán llegar. Adiós.
-¡Peter, espera...!
Éste cortó la comunicación, golpeando el tablero de controles entre sollozos. Siendo más joven y mucho más descuidado, quedó preñado de una noche de bebidas. Los Guardianes le respaldaron, convencieron de que tuviera al cachorro. No necesitaba buscar al responsable para rogar, ellos serían suficientes. Peter fue a una recuperación en el corazón del Colmenar, desobedeciendo la petición de Gamora de no arriesgarse. Sus Guardianes lucharon ferozmente contra dos Comandos Aulladores, rescatando a su espía. Una bala le alcanzó. Perdió a su cachorro. La experiencia le hizo jurarse a sí mismo ser más cuidadoso, nunca tener hijos porque su labor era muy arriesgada. Había pasado un año cuando supo de la recuperación de Thor y Loki. Parecía destinado a volver a cometer el mismo error. No podía dejar a Nat solo ahí con todos los Comandos Aulladores tras él. Debía averiguar exactamente quien era ese Erik y porqué insistía en encontrar a un Charles. El Omega jaló aire, limpiándose su rostro, saliendo de ahí.
-Tenemos una situación -Barton le alcanzó en un pasillo- Infectados.
-Saca a mis hijos de aquí, en la cápsula.
-Peter...
-¡Sálvalos!
Clint asintió, girándose para ir a la cápsula y prepararla mientras Quill iba donde sus hijos que estaban leyendo. Erik estaba en el pasillo, buscándolos. No le dijo explicaciones, tomando a Jason en brazos con Meredith en una mano, llevándolos donde la cápsula. Jason pataleó, la pequeña renegó, más la firmeza de su madre fue imbatible. El arquero hizo el cambio, pasando todo el combustible restando a la cápsula, con las coordenadas para llegar a Nova. Erik insistió de nuevo, sus palabras cayeron en oídos sordos de un Omega decidido que sentó a sus hijos en la pequeña cápsula, abrochando bien sus cinturones. Los dos niños lloraron, casi a punto de quebrar la voluntad de Peter. Besando sus frentes, cerró la cápsula que inició su conteo. Sonriéndoles por la ventanilla, el Omega levantó su mano para despedirse de sus cachorros que le gritaron cuando salieron despedidos de la Milano, rumbo a toda velocidad hacia Nova. Al menos no estaría perdida toda la sangre de Odín, se dijo el Omega.
-Se acercan, vieron la cápsula partir -anunció Clint, apagando las luces de la nave- ¿Ideas?
-Pelear.
-Sí, bueno, no tenemos mucho y son al menos doscientos enfermos locos con muchas ganas de comernos vivos
-Puedo detenerlos -habló Erik.
-No lo dudo señor de los metales, pero es posible que no tengas cómo lidiar con todos porque no son de metal.
-Hiciste bien en enviar a tus hijos lejos de esto, los niños no deben estar en peleas.
Quill torció su boca, encogiéndose de hombros. El Alfa lo señaló, mirando a Barton.
-Tampoco hay que arriesgarlo.
-Ni a Steve, pase lo que pase hay que protegerlo. Creo que Peter puede hacerlo, lo que nos deja a ti y a mí para hacer frente a los infectados.
-Puedo hacerlo solo.
-No lo dudo. Pero soy escéptico también.
-Cuida de ambos.
-Oye Erik, no quiero ser grosero, pero los cachorros de Peter no se arriesgaron horrores para que mueras por aquí, recuerda a Charles, ¿quieres?
-Siempre lo llevo en mi mente.
Decidieron que Erik se adelantaría para encontrarles, usaría los restos de la nave en la que había estado preso Steve como armas contra la marea de infectados. Clint se quedaría fuera de la Milano, resguardándola una vez que el Alfa la envolviera en una capa de metal bien enterrado en la arena, donde se quedaría Quill resguardando la celda del Triunvirato cerrada con todos los mecanismos de seguridad. Esperaban que no alcanzaran ni a Barton. Peter suspiró, mirando alrededor a su nave tan querida, extrañaba a sus Guardianes, sus bromas en momentos así le ayudaban a salir adelante. En sus manos llevaba las dos armas de cañón doble tan suyas. Con un chaleco propulsor, cinturones de municiones, armas más pequeñas sujetas a sus piernas. El rumor del suelo le advirtió de los infectados acercándose, levantando su brazo izquierdo para tener una lectura de la cantidad de ellos por su lector en el brazalete, conteniendo el aliento.
-No puede ser...
Todo un ejército reuniéndose a prisa de tres puntos: norte, sur y centro, como gruesos ríos combinándose en un delta. Tragó saliva viendo la enorme mancha en su lector. Demasiados incluso para Erik. Se llevó una mano a su oído, tocando su comunicador.
-Clint.
-Lo lograremos, Peter.
-Son demasiados.
-Quédate donde estás.
Sus manos se aferraron a sus dos armas, cerrando sus ojos al escuchar el rumor más fuerte, como un temblor aproximándose. El silbido de los metales llegó incluso a donde estaba, sonidos huecos de explosiones. No iban a lograrlo solos. Gruñendo para sí, se decidió, presionando los botones de las puertas de seguridad de los pasillos, sellando el paso conforme salía de la Milano. Un Triunvirato era mil veces más importante que un Omega, así fuese un Omega gestante. Hechos eran hechos. Activó su chaleco para alcanzar la capa de metal rodeando la Milano, empujando una lámina para salir y volverla a presionar, elevándose en el cielo. Quill contuvo su aliento. Una masa amorfa, pestilente, llena de huesos, miembros descomponiéndose atacando como un solo organismo.
Disparó, pulverizando las partes que se acercaban a Clint o a Erik. Una parte de esa marea de cuerpos semi muertos se quedó quieta, luego una parte más atrás. El Omega sintió que todos esos ojos se fijaron en él. Como si fuesen guiados por una fuerza mayor, esa marea cambió de golpe, dirigiéndose hacia él, flotando sobre la nave. Barton le gritó algo que no escuchó, notando ese brusco cambio. Lo habían olfateado. Miró el domo de protección y a los otros dos a lo lejos, siendo divididos por un muro putrefacto de cuerpos. No hubo más que decidir, volando lejos de ahí, atrayendo esos cazadores infectados hacia él, lejos de la playa. Peter activó la máxima potencia de su chaleco, buscando alejarse, podría despistarlos si llegaba a los bosques.
No necesitó mirar su radar ni mirar atrás, escuchaba ese siseo espantoso no lejos de él, crujidos de huesos persiguiéndole. El chaleco comenzó a perder potencia, el bosque aún estaba lejos. Lo que había frente a él era un anchísimo camino de concreto negro con autos abandonados. Con un vuelo vacilante, el rubio descendió en una corta carrera. Había charcos alrededor, todavía se sentían gotas caer de un cielo comenzando a despejar, recién había llovido ahí con poca nieve alrededor. Quill preparó sus cañones con un nudo en la garganta. Fuese cual fuese la razón para ir así tras él, ahora daría la última pelea de su vida. Se giró, esperando el sonido de aquella marea aproximarse. Steve estaba a salvo, Erik podría ayudarlo. No hacía falta.
-¡Agh...! -un aguijonazo de dolor golpeó su cuerpo cuando una bala atravesó su costado derecho. Un disparo lejano de un jodido Aullador. El Omega tembló, mirando una mano que se llevó a la herida y que se manchó inmediato de sangre. Rió con lágrimas en sus ojos. Siempre echando a perder todo. El dolor le hizo doblar sus rodillas, el miedo por sus cachorros haciendo que se llevara ambas manos a su vientre, cayendo de costado al ir perdiendo la consciencia, con un llamado desesperado como última esperanza.
Thor...
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