Familia

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: Superbat, JayDick, Halbarry como principales.

Derechos: Los personajes pertenecen a DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la saga "Injustice".

NOTA CLUMSY: Por las dudas, esto que leeréis aquí no es una oda al canon, hay cambios de hechos y circunstancias para mi complacencia pura y vil. Si no estáis cómodos con eso, os invito a partir en busca de mejores historias que os hagan sentiros a gusto.

Gracias por leerme.



***

Familia.

"No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos."

Friedrich Schiller.



Bruce seguía pensando y debatiéndose entre lo que podía ser más factible y los deseos de su corazón respecto a la verdadera cara de su Alfa. Veía cada vez más esos vistazos de Clark Kent, esa mirada clara sin malicia, palabras de arrepentimiento por acciones pasadas o una actitud completamente diferente a lo que en un inicio le había mostrado. A veces le daba por pensar que de la misma forma que su unión con él lo había hecho un portador del virus, de la misma forma estaba pasando esa inmunidad a su cuerpo, sanándolo de la mala influencia. Pero no estaba seguro porque no tenía manera de averiguarlo sino era a través de exámenes que no tenía donde llevarlos a cabo en la Atalaya. Mientras tanto, lo único que le quedaba era poner a prueba esa personalidad, ver hasta donde podía llegar para jalar a la claridad de la razón su mente perdida.

-Una cena, con ellos.

-Claro, dile a Alfred que prepare todo.

Le había propuesto una idea de lo más ridícula que el Alto Consejero debería rechazar, sin embargo, Kent había aceptado de buenas a primeras sin cuestionarle ni poner alguna traba. Otra reunión con sus hijos nada menos que en los territorios de la Mansión Wayne. Su Nido. A solas sin sus Metahumanos vigilando ni tampoco soldados. Una cena familiar si la palabra se podía colocar junto al líder del temido Régimen. Y había dicho que sí. Bruce no supo si se debía al momento poscoital, su Alfa abrazándole por la espalda, acariciando su vientre cada vez más abultado, repartiendo besos por su espalda, hombros y cuello. Le preguntó de nuevo para estar seguro de que le había escuchado de forma correcta, recibiendo la misma respuesta con esa sonrisa tonta. El largo invierno parecía haber llegado para no marcharse de Nueva Metrópolis, haciéndola blanca con la neblina grisácea que se levantaba de sus calles, chimeneas y otros edificios.

-Gracias, Alfa.

-No lo hago como un favor, Bruce, lo hago porque te amo.

A los Atlanteanos, los océanos turbulentos se los habían tragado. No había señal de ellos en todo rastreo de la Atalaya. Cosa contraria al Clan del Guasón que había escuchado en las pocas reuniones donde había estado presente se habían vuelto más agresivos, atacando sin aparente propósito diferentes puntos de la ciudad, entrando en conflicto con los Insurgentes que volvían a aparecer. Para el Omega, Harley Quinn solamente estaba cobrando venganza llamando la atención para luego hacer cualquier tontería que le costara la vida y así seguir a su maniático amante en la muerte. De la misma forma que había comenzado a formarse la teoría de que los Metahumanos, al llevar una versión alterada del virus, entre más usaran sus poderes o los forzaran al límite, el virus los hacía cada vez menos humanos. Por eso creía en la idea de que Clark estaba siendo manipulado por el virus al ser quien había rebasado sus propios límites sin morir. Una vez más, solo conjeturas que no podía probar de una manera certera.

-La comida no irá por sí sola a su estómago, Amo Bruce.

-¿Crees que haya sido una buena idea?

-Cuando un Omega lleva a su Alfa al Nido donde nació, se crea algo más que un Vínculo.

-¿Para bien?

-Temo que no tenemos el resto de la historia, Amo.

-Al menos lo habré intentado.

-Se dice que vale más el intento que el deseo. Ahora, la comida.

El simple hecho de volver a ver a sus hijos valía la pena aquella temeraria acción que en otro momento y circunstancias jamás hubiera llevado a cabo. Un juego muy peligroso el presentarle a sus cachorros a un Alfa que podía perder el control, una apuesta a ciegas. Hubiese querido llevar a Conner, pero exponerlo hubiera desatado una reacción que no deseaba ver. Aún no. Alfred eligió una fecha en la que siempre había salido con Tim para mirar el cielo, semanas después del solsticio de invierno. Clark sugirió que llevaran obsequios para ellos, sin trampas, de nuevo con esa honestidad poco frecuente. Arreglarían una parte de la abandonada mansión para tener la cena. Diana se opuso de forma contundente a la idea, igual que Jordan. El Alto Consejero no cedió, amenazándolos para no intervenir en la reunión, dejando más las cosas a cargo de Lex Luthor.

Probablemente sería de las últimas reuniones antes del nacimiento de su inquieto cachorro, y tenía que hacer un plan para entonces porque su intuición ya le decía que las cosas iban a empeorar de golpe una vez que el hijo de Clark Kent naciera. Cuando llegó el día de la nueva reunión, una junta de emergencia impidió que su Alfa los acompañara, quedándose por un par de horas en la residencia de Lex Luthor, el encargado de todo al ser el gran amigo del Alto Consejero. Luthor le llevó a la sala donde otras tantas veces hubieran hablado, mirando una nevada ligera caer sobre la ciudad abajo. Alfred estaba con ellos, siempre diligente, silencioso y sin perder de vista cualquier movimiento que a él pudiera incomodar.

-Aquí podemos hablar tranquilos.

-¿De verdad?

-¿Acaso te fallé en Arkham?

-Comienza entonces.

Lex rió, bebiendo de su copa. -Cyborg ha encontrado algo que han llamado Metamaterial en el ADN de los infectados que azotan esta ciudad de manera muy sospechosa e incongruente con el número de muertos y desaparecidos. También encontraron una caja que se autodestruyó, protegida por lo que también han llamado, un simbionte líquido venenoso.

-¿Tus conclusiones?

-Me gustaría escuchar las tuyas.

-No puedo, solamente tengo la información que acabas de darme, no doy juicios tan vagos.

-Bueno, yo diré que las armas del Clan del Guasón son de Metamaterial, lo que supone que tanto estas como los infectados son producto de un laboratorio para nosotros inaccesible.

-Que viaja por el fondo del océano.

-Muy probablemente, saliendo solo a la superficie sin que la Atalaya lo detecte o bien interfiriendo los radares de la torre. Me inclino por la segunda opción.

-¿Nadie se ha dado cuenta de ello?

-Eso me ha quitado el sueño y no bromeo.

-¿Infiltrados?

-Con bastante seguridad, y no creo que sean de alto nivel. Bajo perfil, a quien no mirarías.

-Mantenimiento, técnicos. Pero tú puedes tener acceso a esa información. ¿Tienes una lista?

-Limpios todos. Lo cual me deja solamente una opción de lo más descabellada.

-Los propios Metahumanos.

-Bruce, si controlan el Metamaterial a distancia, los Metahumanos con mayor razón.

-Necesitan una antena de transmisión para ello... -el Omega jaló aire- La Atalaya.

-Oh, bueno, ahí lo tienes. ¿Es prudente que hablemos tanto en tu estado?

-El Metamaterial debe poseer otras cualidades.

-Por supuesto, hay una que llamo Amnesia Selectiva.

-Te escucho.

Luthor resopló. -Actúa eliminando recuerdos que impidan el control de la persona, puede incluso cambiarlos para transformar esa memoria de no ser posible eliminarla. Con la transmisión de ondas adecuadas, justo como trabajan los Vínculos. Sospecho que hace uso de éstos -miró al Omega como a Alfred quien asintió- Dime, Bruce, ¿recuerdas esto?

Una pequeña caja con una tarjeta fue extraída de un escondite secreto en el suelo. Bruce frunció su ceño, parpadeando y abriendo sus ojos al recordar. Lo que había extraído de los laboratorios del Guasón, entregado a Dick para que su mayordomo los guardara. Se volvió a éste de inmediato, con una mirada consternada a ver aquella placa en manos de Lex.

-Alfred...

-El Señor Luthor me hizo el favor de enviar un mensaje a Dick para que trajera tanto esta placa como la bitácora que encontró cuando vio a sus hijos la primera vez, Amo Bruce. Dejé la placa a cargo del Señor Luthor, yo he custodiado la bitácora.

-Pero ¿cómo...? -Bruce se volvió a Lex- ¿El virus?

-Sí, pero también sospecho del tipo de cajas que pudieran estar dentro de la Atalaya haciendo este trabajo a quienes han estado en contacto con el virus. Ni Alfred ni yo lo tenemos, la transmisión no nos afecta.

-¿Hiciste la prueba a la placa?

-Por supuesto, al contrario de lo que los Insurgentes encontraron, la placa no tenía un simbionte protegiéndola. Me hace pensar que el Guasón quería que la encontraras.

-En la isla Stryker... su mirada fue muy sospechosa. Dijo que había concluido su trabajo. ¿Crees que estaba siendo aliado de quienes han creado todo esto? Él no es así.

-No, pero destruir es su mayor adicción, nunca te pudo vencer así que se alió a ellos para que te vencieran por él.

Bruce gruñó apenas, tocando su vientre. Luthor le observó unos minutos con una sonrisa quieta.

-Deberías tenerle más fe a tu natural inmunidad, Bruce. Eres demasiado preciado por ello, como todos estos secretos. Quienes son parte de esta organización nos llevan ventaja tecnológica, de conocimiento e incluso histórica. Y aún así no han podido controlar las variables lógicas de la naturaleza para volver a su orden natural.

-Arthur no ha perdido su memoria.

-Vive bajo el mar donde no está en contacto con las transmisiones.

-Y desde donde se puede mover para atacar. Destruirá todo para hacerlos salir.

-Y de paso a los Metahumanos. Eso incluye al tuyo.

Bruce desvió la mirada hacia el ventanal. -Hay algo que debo pedirte, no tengo como pagarlo.

-Oh vamos, Bruce, ¿cuántos años hemos estado en esto? ¿Qué necesitas?

-Mis hijos, deben estar protegidos si...

-Cuenta con eso, me va la vida en ello.

-¿Puedo saber por qué te interesa tanto el movimiento si bien pudieras habernos delatado desde hace tiempo y ganarte un lugar permanente en el consejo?

-Soy un hombre de negocios, un visionario como ávido aprendiz. Todo eso se pierde en un sistema controlado como lo quieren imponer quienes han estado detrás de todo esto. No hay negociaciones, no hay azares ni probabilidades, todo se vuelve una línea recta.

-Como un muerto.

-Exacto. Adoro el poder, pero adoro más mi libertad para adquirir ese poder. ¿Algo más antes de que venga el Alto Consejero?

-Sobre él... necesito unos análisis.

-Todo un reto -sonrió Luthor- De los que me gustan, he extrañado tus visitas que siempre me dejaban esta sensación de aventura.

-No olvides sobre mis hijos.

-Lex Luthor cumple sus promesas -un mensaje en una pantalla lo hizo ponerse de pie, girándose a él- El Alto Consejero se retrasará, pero me pide que vayamos al punto de reunión, no quiere que tus hijos estén esperando preocupados.

-Vamos.

Las influencias y poder de Luthor habían creado una pequeña sala dentro de la sala principal, paredes y techos nuevos de cristal térmico donde había una mesa larga, otras mesas pequeñas con lo que era la cena, además de las curiosidades propias de la Élite. Fuera de ella, esperando quietos, estaban Dick, Jason y Tim. Éste corrió apenas le divisó en la mansión, a punto de brincarle, pero notando su vientre, optando por un discreto y fuerte abrazo en su costado, pasando con Alfred. Dick y Jason se aproximaron juntos, algo que llamó la atención de Bruce. Lentamente fue frunciendo su ceño cuando detectó algo raro entre sus dos hijos, cruzando una mirada con su mayordomo quien confirmó sus sospechas. Tim se le pegó, mirando su rostro como para no perderse detalle de lo que estaba por decirle a ambos.

-Jason... tú... ¿has...?

-Estoy de acuerdo, ¿okay? -cortó Dick, con manos en los bolsillos de su abrigo, pateando algo de nieve- Tampoco es que haya sido un Omega indefenso o algo así.

-Casi los mataron y estuvieron ocultos en el departamento de un muerto -acusó Tim.

-Tú idiota...

-Jason -Bruce le calló, abrazando al adolescente- Un momento, ¿quieren explicarme con más calma por qué decidieron hacer eso?

-De preferencia adentro, hace mucho frío para el Amo Bruce -intervino Alfred.

Bruce miró a Jason cuando caminó a su lado. -Cuando pienso que ya no puedes hacer nada para sorprenderme, te superas.

-Dijiste que fuera un Alfa.

-Sí, pero no el Alfa de Dick.

-Tú eres el Omega del Alto Consejero y estás bien preñado.

-No le digas cosas a papá.

-Cállate, enano, porque tú te andas besuqueando con Conner.

-¿Qué?

-¡Papá!

-¿Los dejo unos meses y ponen todo de cabeza?

-Tim comenzó.

-¡Jason, tonto!

-Alfred... ¿sabías algo de todo esto?

El mayordomo hizo como que no había escuchado la primera vez, levantando su mirada al sentir los ojos de Bruce clavados en él.

-Bueno, veamos. Recuerdo al Joven Dick enseñándome su muñeca diciendo que ya tenía su marca. Le lavé su mano y pidió postre. Nunca más habló del tema. Por otra parte, el Señorito Tim me había confiado sobre su relación con el Señorito Conner, la indiscreción no ha corrido de mi parte.

-¿Olvidaste mi marca por un postre, Dick?

-Era pequeño.

-¿Por qué no supe de todo esto, Alfred?

-Mmm, mantenerlos a salvo era más importante, Amo Bruce.

-Padre, ¿estás... enojado con nosotros? -preguntó Dick alzando sus cejas.

-No, no realmente. Supongo que era algo que iba a pasar cuando jugaban a ser Alfa y Omega. Tim, por otro lado...

-¿A mí por qué me vas a regañar?

-Sólo ten cuidado.

-Hey, ¿por qué al renacuajo no le dices nada?

-Porque es un niño todavía, Jason.

Dick se carcajeó a la cara de indignación de Jason, palmeando su espalda. Tim le sacó la lengua, todos sentándose a la mesa.

-Papá, creí que vendrías con alguien más.

-Ya llegará, Señorito Tim, me parece prudente que comencemos la cena antes de salir a ver las estrellas como tanto le gusta.

-Okay, Alfred.

La atropellada narración de Dick con las interrupciones de Jason o los comentarios sarcásticos de Tim distrajeron lo suficiente a Bruce para no pensar en la ausencia de Clark. Si no se presentaba, algo que parecía iba a suceder, entonces la reunión había perdido su objetivo personal, aunque estar con ellos no era ningún desperdicio. Todavía miró con reproche a Jason, amonestando a Dick por haberse descuidado con sus Supresores. De suerte nada había ocurrido o hubiese sido el colmo, no lo hubieran soportado sus nervios alterados por el embarazo. Su cachorro fue el siguiente tema de conversación, una vez que el ambiente se aligeró con todo y los gruñidos de Jason. Casi estaban por terminar, abrigándose bien para que Tim les diera su lección sobre astronomía cuando Bruce levantó su mirada al sentir la lejana presencia de su Alfa acercarse.

-Oh, cielos... -musitó Tim, abriendo sus ojos.

Sus tres hijos se pusieron de pie, obviamente impactados de la fuerza del Alto Consejero, quien se acercó a paso tranquilo, observando la mansión con calma antes de entrar a la pequeña habitación adaptada entre las ruinas. Bruce se colocó en acto reflejo delante de los tres, Jason delante de Dick quien entrecerró sus ojos al verlo hacer eso. La entrada de un Alfa al Nido Wayne, algo que no había sucedido... desde que los padres de Bruce habían muerto. Éste recordó su inicial objetivo, tomando aire para relajarse y no disparar la agresividad en sus hijos que fueron soltando sus hombros al percibirle a él mucho más tranquilo. Clark no hizo ni un solo movimiento, esperando por el recibimiento. Alfred solamente levantó sus cejas, haciendo una reverencia a aquél.

-Buenas noches, Señor Kent.

-Alfred, Bruce -los ojos del Alfa se posaron en esos tres cachorros, ofreciendo una sonrisa discreta- Muchachos, es un gusto conocerlos al fin. Soy Clark. Clark Kent. Y por esta noche, solamente eso.

Fue el turno de su Omega para hacer la debida presentación, pasando un brazo por los hombros de Tim, quien fue el primero en saludar.

-Él es Tim, el más pequeño hasta el momento.

-Señor.

-Tim -la mano de Kent se posó en la cabellera del adolescente, apenas despeinándole. El chico se tensó, relajándose luego sin separarse de su padre.

-Dick, acércate.

Jason tensó su mandíbula, pero Dick le codeó con fuerza, ofreciendo una sonrisa y una mano al Alto Consejero con su acostumbrada simpatía.

-Señor Kent.

-Clark, por favor.

-Él es Jason -Bruce se giró a éste, tomando aire- No es afecto a los saludos.

-Me recuerda a alguien -bromeó el Alto Consejero.

Jason chasqueó su lengua, caminando hasta quedar frente al otro Alfa, mirándole con mentón en alto. Dick rodó sus ojos, cruzándose de brazos.

-Eres fuerte, Jason. Pero ¿acaso tú y...?

-También acabo de enterarme. Te explicaré luego.

-Lamento el retraso, la junta se alargó más de lo debido. ¿Qué estaban por hacer?

-Una lección de astronomía por parte del Señorito Tim, sobre lluvia de estrellas -respondió Alfred- Si gusta unirse a nosotros, Señor Kent.

-Por supuesto.

Los tres chicos todavía estaban a la defensiva, sin despegarse de Bruce en un gesto protector de su pequeña Manada. Tim sacó un telescopio que había adaptado con piezas viejas encontradas por ahí, haciendo su explicación a Clark, quien le miró atento. Estaba realmente interesado en lo que Tim estaba diciéndole, cosa que sorprendió al propio Bruce al notar como su pequeño hijo se emocionaba al tener alguien haciendo preguntas curiosas que lo hacían hablar más de las estrellas, el cielo, el universo. Dick hizo una broma que obtuvo una risa clara por parte del Alto Consejero, acabando con el hielo entre ellos. De pronto, los tres, aunque Jason solo estaba detrás de Dick a distancia prudente, estaban charlando tranquilamente, señalando el cielo claro que comenzaba a nublarse. Casi como una familia, una Manada. Bruce les observó no muy lejos, mirando a Alfred quien asintió con una media sonrisa.

-Hey, tengo un truco que probablemente no conocen.

-¿Truco? -Tim parpadeó.

-Ya verán.

Dick se preguntó si acaso el Alto Consejero no se había golpeado la cabeza al verlo tumbarse sobre la nieve sin más, a punto de llamar a su padre para que atendiera a su inconsciente Alfa hasta que Clark extendió sus brazos y piernas, empujando la nieve alrededor de sus extremidades que movió como si fuesen palancas limpiando el camino. Tim le observó, notando la silueta dejada en la nieve cuando Kent se levantó.

-¡Wow! Es como... si tuvieras alas. ¡Quiero hacerlo yo!

La risa divertida de Tim hizo latir aprisa el corazón de Bruce, hacía tiempo que no lo escuchaba tan alegre, relajado. Dick hizo lo mismo, compitiendo por ver quien tenía las mejores alas. Trataron de jalar a Jason, pero éste solamente hizo una bolita de nieve que les arrojó con una puntería perfecta, golpeándolos en su rostro, evadiendo la que Dick le lanzó y cayó sobre la nuca de Clark. Los tres muchachos se quedaron quietos, el Alfa rió, haciendo una bolita que lanzó sobre Tim. Una guerra de nieve entre carcajadas fue música para Bruce, sentando sobre un tronco observándoles con una mirada húmeda, una mano sobre su vientre que se agitó como su si cachorro también quisiera unirse a la pelea tonta llena de caídas, risotadas y uno que otro gruñido de alguien que no deseaba perder.

Clark estaba feliz jugando con sus cachorros.

Se vio a sí mismo en ese mismo jardín, pero verde con rosales alrededor, corriendo con sus brazos extendidos pretendiendo ser un ave que planeaba. Su madre corría detrás imitándole, ambos riendo divertidos. De entre los perfectos arbustos podados vieron a su padre quien se les unió en el juego, los tres siendo aves sobre el césped hasta que unos hombres entraron al jardín. Martha le cargó de inmediato, envolviéndole con sus brazos antes de entrar a la mansión mientras Thomas se interponía en un acto innato de su naturaleza Alfa al proteger a su familia en su territorio que aquellos extraños invadían. Le fue muy rara la memoria, sobre todo porque no pudo recordar los rostros de aquellos hombres, vagamente sus uniformes tipo militar con un escudo bordado en sus brazos izquierdos que no alcanzó a distinguir porque su madre corrió las ventanas. Los gritos de Tim por las cosquillas recibidas por un amoroso Alfa robaron su atención.

Bruce buscó la mano de Alfred junto a él, apretándola con fuerza, recibiendo otro apretón en correspondencia. Un lenguaje silencioso para entenderse. Tim brincó a la espalda del Alto Consejero, quien lo cargó para una nueva batalla en contra de Dick quien estaba sobre Jason de la misma manera con bolas de nieve preparadas para tratar de derribar a su oponente. Bruce sonrió, notando la sana, aunque picante competencia entre los dos Alfas por cuidar de sus preciosas cargas. Clark se giró para mirarle, sorprendido de ver sonreír a su Omega. Tim lo espoleó para llamar su atención, volviendo al ataque, girando su rostro de vez en cuando para ver aquel rostro alegre, sus ojos azules permanentemente tristes ahora brillando al verlo así. Dick y Jason perdieron para horror de este último, todos tumbados en la nieve entre jadeos y sus últimas risas.

La cena terminó, con una despedida que ya no fue tan dolorosa. Dick, Jason y Tim notándose más aliviados por los gestos cariñosos de Clark hacia Bruce, notando lo cuidadoso que era con él. Alfred les dio sus nuevas instrucciones, dejando los regalos para ellos que no habían abierto todavía. Bruce los abrazó una última vez antes de marcharse con su Alfa y su mayordomo. Esta vez no le costó nada entrelazar su mano enguantada con la tibia del Alto Consejero, mirándole con esa sonrisa quieta que todavía no había desaparecido del todo. Clark le guiñó un ojo, besando su frente mientras salían de los territorios de la mansión Wayne hacia el punto de encuentro con Shayera y Raven. Podía hacer una última prueba, se dijo el Omega percibiendo esa paz, una calma diferente en Clark.

-¿Sabes? Bien podrías hacer otras cosas que cargar el peso del mundo sobre tus hombros.

-¿Hablas de dejar el puesto de Alto Consejero?

-Ya has... hecho justicia con el Guasón. Puedes dejar que alguien más continúe tu trabajo.

-¿Qué haría yo luego de eso?

-No lo sé, algo diferente.

Kent pareció meditarlo, mirando al cielo nublado ya.

-Podría ser, había desechado por completo la idea, te seré sincero. No parecía haber alguien más que hiciera este trabajo, de devolver las cosas a su orden natural, detener la peste, salir adelante con todos.

-¿Y ahora?

-No me había divertido tanto como con esos cachorros. Nuestros cachorros.

Bruce respiró tranquilo, sin dejar de verle, acercándose un poco más a él. Quizá...

-Es una buena idea. Descansar. Alejarte.

-Disfrutar de este pequeño cachorro -su Alfa puso una mano sobre su vientre.

-No necesitas ser el Alto Consejero para ello.

-¿Tú dejarías la Insurgencia?

-Si tú lo haces también con el Régimen.

Clark se detuvo y el Omega contuvo apenas su aliento, creyendo que había probado ya el límite en esa consciencia del Alfa, quien le sonrió acariciando su mejilla.

-¿Comenzar de nuevo?

-¿Por qué no?

El Alto Consejero le besó, abrazándole antes de seguir caminando para ir al transporte que llegaba con sus Metahumanos. No hubo una respuesta positiva pero tampoco un rechazo. Al menos había conseguido sembrar la idea en la mente de su Alfa, esperando que pudiese florecer. Los tres se marcharon de vuelta hacia donde Lex Luthor, porque Clark necesitaba hacer unas llamadas en privado sobre la junta que recién había atendido en tanto su Omega era revisado para asegurarse de que estaba en perfecto estado. Bruce se quedó pensando en la charla anterior con Luthor, solo que ahora tenía a los Metahumanos vigilando. Su mirada se posó en Yellow Lantern, quien en su capacidad cognitiva debía percibir alguna obstrucción de sus pensamientos. Kent regresó para llevárselo al fin a la Atalaya que había descendido lo suficiente, esperando por la nave que los llevó de vuelta con el humor alegre y simple de su Alfa en vigencia.

Apenas si la Atalaya había vuelto a su altura original cuando una vibración la sacudió como si estuvieran sufriendo un terremoto ligero. Los brazos de Clark enseguida le rodearon, sujetándole protector y ordenando que se le informara que había sucedido. No hubo mucha necesidad de la respuesta porque en el ventanal de su balcón lo vieron. Un alto y angosto hongo atómico se levantó, iluminando la madrugada como si fuese un mediodía. Bomba nuclear. Por la posición lucía que había estallado en la isla Stryker que seguramente había dejado de existir, cosa que confirmaron por altavoces y pantallas. Sin alertas, sin infiltraciones. Bruce se quejó cuando los brazos de su Alfa le apretaron demasiado, golpeando apenas el pecho del Alto Consejero para que le soltara, girándose entre sus brazos al hacerlo.

Los ojos rojos habían aparecido de nuevo, esa rabia volvía a florecer de la misma forma que el hongo radiactivo en medio del océano, desapareciendo el terreno ganado. El Omega jadeó adolorido. Bomba. La Mantita. Muerte. Pelea. Contuvo su aliento cuando Clark le miró de la misma manera en que se volvieron a ver en aquella celda al capturarle. Bruce apretó sus labios para no quejarse del agarre de sus manos cada vez más doloroso, dejando escapar un quejido entrecortado al sentir una punzada en su vientre. Su cachorro también estaba estresado ante el aroma agresivo que comenzó a inundar la habitación. Un recuerdo amargo que volvía a ser avivado para mal. Diana llamó al Alto Consejero, quien cerró sus ojos antes de soltarle, dándose media vuelta sin decir nada al salir de ahí. De nuevo lo había perdido y Bruce no estaba seguro si podría recuperarlo.

-Alfa... -llamó sabiendo que no habría respuesta.

Bruce cruzó sus manos sobre su vientre. Recordó algo con mayor claridad. El escudo de los hombres uniformados en su hogar era el mismo de la placa y la bitácora.

Una calavera roja con tentáculos.

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