Arkham

GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA

Autora: Clumsykitty

Fandom: DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: Superbat, JayDick, Halbarry como principales.

Derechos: Los personajes pertenecen a DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la saga "Injustice".

NOTA CLUMSY: Por las dudas, esto que leeréis aquí no es una oda al canon, hay cambios de hechos y circunstancias para mi complacencia pura y vil. Si no estáis cómodos con eso, os invito a partir en busca de mejores historias que os hagan sentiros a gusto.

Gracias por leerme.



***

Arkham.

"El amor es meramente una combinación entre enamoramiento y confusión."

Dustin Cruz.



Podía haber entrenado para muchos escenarios, excepto el de gestar un cachorro.

Después de volver a la Atalaya, Bruce casi no se separaba de Alfred como si temiera por su vida, lo cual tenía fundamento con la movilización interna de los soldados y de los Metahumanos siguiendo las órdenes de Diana para asegurarse de que no hubiera más infiltraciones molestas después de lo sucedido en la isla Stryker. Mientras tanto, él lidiaba con varias ideas importantes en su cabeza que se arremolinaban tanto que una que otra vez se juró se hubiera vuelto loco de no ser porque la compañía de su mayordomo hizo la diferencia. Entre lo descubierto en aquella isla destruida, lo que había visto ya en la Atalaya con su estado actual lo mantenían pensativo y silencioso la mayor parte del tiempo. Además de que tenía a un sobreprotector Alfa encima suyo. Clark había olfateado su gestación al día siguiente después de volver, cuando regresaba de un viaje a la isla buscando pistas. Bruce estaba en el nivel superior, esperándole junto a delegados y consejeros, sintiendo la mirada del Alto Consejero en su persona apenas le ubicó.

Su Alfa casi voló hacia él, levantándole por sus caderas y riendo con una mirada de felicidad tal que por unos momentos el Omega creyó que estaba viviendo una realidad alterna donde tenía una familia feliz. Clark ya no le quiso soltar hasta llevarlo con los médicos, ordenando que le atendieran con prioridad número uno, pidiendo toda la información sobre el estado del cachorro y de Bruce a quien llenó de besos con una mano acariciando su vientre. Desde entonces se comportó así de sobreprotector, siempre atento a cualquier gesto o necesidad que tuviera, un momento que fue bien aprovechado por Alfred para calmar tanta atención y guiarla por mejores derroteros, evitando así que Wayne terminara abrumado por la presencia tan cercana de su Alfa. Y es que sus ojos siempre le seguían a donde quiera que caminara, apenas si poniendo atención a las charlas con otras personas si Bruce andaba cerca, razón por la que a veces prefería desaparecer, pasando un rato en esos ecosistemas artificiales. A veces hablando con Conner, otras con Alfred o a solas.

Era muy extraña la sensación, comenzar a percibir esos ligeros cambios en su cuerpo, la naturaleza Omega ganando terreno en su mente. Tal vez era lo que más le desconcertó. Bruce no podía negar lo satisfactorio de aquella calma provocada por la vigilancia y protección del Alto Consejero hacia su persona, no era opresiva en sí, más bien preocupada. Eso golpeaba con fuerza en su casta por más intentos que hiciera para no ceder a esos impulsos. Las reuniones que tuvo Clark estaban teñidas por momentos a los que solo le podía achacar ese sentimiento de estar siempre atentos uno del otro debido al cachorro en su vientre. Como esa fiesta que fue más bien una reunión de todos los aliados del Régimen pues su Alfa aun no estaba contento con lo sucedido. Bruce había estado presente como mero protocolo, ante los ojos de todos ellos no era más que el Omega Kent, y si apreciaban sus vidas, poco o nada le dirigirían la palabra.

Ahora con Alfred sus ropas eran más elegantes y no tan austeras como había estado usándolas, además de que por la gestación ya no podía tener nada completamente ajustado o incómodo. Wayne se había paseado por la fiesta, a veces cruzando una mirada con su mayordomo que estaba siempre cerca por si se le ofrecía algo. Esos primeros síntomas apareciendo ya junto con el aroma dulzón de un Omega con cachorro. Sin embargo, había sido curioso que, en esos momentos, caminando entre tantos invitados, hubiera podido sentir los ojos del Alto Consejero sobre su persona pese a que este se hallaba lejos, del otro lado del salón hablando con sus Metahumanos. Bruce necesitó una pausa de aquella fiesta, para tranquilizar su mente como su cuerpo de aquel efecto de su Alfa, dirigiéndose al baño para refrescar su rostro y calmarse. El sonido de un seguro en la puerta le hizo levantar su rostro del lavabo para ver por el reflejo del espejo a Clark entrar.

-¿Qué sucede?

-Nada, cariño.

La misma comezón que sintiera cuando recién le había hecho su Marca estaba presente, solamente que de una maneras sutil no tan agresiva, que se intensificaba cuando su Alfa estaba cerca, justo como en esos momentos en que se caminó para quedar detrás de él, acariciando todo su cuerpo de manera posesiva, sonriéndole por el espejo con un beso en su hombro. El Omega bajó las manos para detener el avance de otras por debajo de sus ropas, buscando desabrochar su pantalón con un esfuerzo que estaba muy lejos de aquellas primeras peleas en que no cedía tan rápido a los instintos de su cuerpo. Ahora no podía, aunque quisiera porque en primer lugar el problema era ese, que su voluntad iba esfumándose conforme los besos y las caricias se hicieron más insistentes, quedándole solamente el jadear y aferrarse a la orilla de ese largo lavabo, mirándose en el espejo la manera en que los brazos de Clark le envolvían justo cuando un miembro caliente y erecto le embestía.

-Bruce...

Un vaivén fuerte, aunque lento le arrancó uno que otro gemido, sus manos apretando con fuerza esa orilla hasta ver sus nudillos blancos mientras el Alto Consejero jadeaba en su nuca, lamiendo o besando su Marca que se dejaba ver por encima del cuello de su túnica. El Omega cerró sus ojos, ese fuego en su cuerpo recorriendo cada célula de su ser, satisfaciendo la necesidad de sentir a su Alfa, de saber que estaba con él y con su cachorro. Un Vínculo más fuerte con ese momento íntimo que le hizo olvidar la fiesta afuera, los invitados esperando por su líder. Bruce escuchó palabras en su oído, que reconfortaban su naturaleza mientras una mano viajaba segura por debajo de sus ropas hacia su propio miembro, haciendo que sus jadeos fuesen más pesados, mordiéndose un labio para no gritar cuando le masturbó al ritmo de las embestidas hasta que ambos terminaron. Clark mordió su cuello, enterrándose en él con su semen inundándole, el Omega terminando en su mano.

-Mío -ronroneó su Alfa, pegado por completo a él.

Bruce tuvo que apoyarse en las paredes y muebles al salir después del Alto Consejero, tratando de reunir toda la dignidad que tuviera para no amedrentarse ante las miradas que llegaron a caer sobre su persona. Era evidente lo sucedido por más que tratara de disimular y prefirió mantenerse alejado de la multitud que siguió en lo suyo, buscando a su Alfa para ganarse sus favores, hablar con él sobre intercambios o alianzas. No duró mucho en esa fiesta, sus energías se mermaban con rapidez. Alfred le tendió un brazo donde se apoyó para irse, después de todo su presencia no era vital ni tampoco Diana le impediría el marcharse a sus habitaciones para descansar un poco. El cuerpo le dolía no precisamente porque Clark le hubiera tomado, era algo diferente como ese cansancio repentino. Se encontraba descansando en la cama cuando sintió la presencia clara de su Alfa llegar a la recámara, frunciendo su ceño porque la fiesta todavía no terminaba y simplemente la estaba dejando ahí solo por ir a buscarle.

-¿Clark? -Bruce se irguió apenas sobre la cama, confundido.

-Ssshhh, mi Omega me necesita.

-Pero la fiesta...

-Siempre habrá fiestas, cariño.

La mirada del Alto Consejero le hizo quedarse muy quieto, dejándose empujar de vuelta a la cama, sin que sus manos detuvieran aquellas fuertes rompiendo sus ropas para descubrir su pecho, todo su cuerpo que quedó a merced de una boca posesiva, mientras sus piernas eran guiadas para enredarse en las caderas de Kent, mirando su erección bajo el pantalón que pronto fue liberada. Bruce solo cerró sus ojos, aferrándose a las sábanas al sentir una vez más ese pene llenar su interior, liberando una sensación de bienestar y seguridad con ello demasiado fuerte para combatirla. No estaba seguro si era por el paso del tiempo o acaso el virus haciendo un nuevo efecto en su Alfa que lo sentía cada vez más fuerte, su dominio marcado con total seguridad en toda la Atalaya, en su propio cuerpo. Una mano acarició su mejilla cuando se arqueó con un gemido ronco, sus muslos apretando la cintura de Clark quien sonrió ensoñador, repitiendo aquel ángulo de penetración solamente por verlo retorcerse de placer de aquella forma hasta hacerlo terminar.

-Eso es, deja que tu Alfa se complazca al satisfacerte.

Su resistencia era mayor, así que Bruce realmente perdió la cuenta de las veces que lo hicieron, despertando hasta el otro día, en fresca pijama con sus cabellos con el aroma de un baño que recibió entre los brazos de un Alfa cuidadoso. Detalles que hacían su corazón y mente agitarse de una manera que no le agradaba del todo y, al mismo tiempo, su interior gritaba porque sucediera. Una pelea interna que estaba comenzando a mortificarle. El Omega abrió sus ojos al escuchar la voz de Alfred llamarle a desayunar. Apenas si se había sentado en la cama cuando un mareo y las enormes ganas de vomitar le invadieron, haciendo que corriera tan rápido como pudo hacia el baño donde su estómago se vacío de lo poco que hubiera comido en la cena de la fiesta de la noche anterior. De suerte sus piernas resistieron antes de vencerse frente a la taza que decoró con los restos de la cena.

-Respire, Amo Bruce. Respire profundo, así pasará más rápido -dijo Alfred, dando un suave masaje en su espalda con un trapo húmedo en su frente para ayudarle.

Abandonó el baño hasta mucho después de que las náuseas y los mareos pasaron, sintiéndose con ganas de matar a alguien, sin muchos ánimos de salir de la recámara. Una vez que logró llegar de vuelta a la cama, Bruce frunció su ceño con una mano en su pecho. El Alto Consejero estaba... enojado, o decepcionado, lo percibió a través de su Vínculo con mayor claridad. Otra cosa que también estaba apareciendo con más frecuencia.

-¿Sucedió algo, Alfred?

-Escuché que el Alto Consejero ha discutido fuertemente con la Princesa de Themyscira, Amo Bruce. Algo sobre la isla Valhalla.

-¿Qué pasó con la isla?

Alfred levantó ambas cejas, acomodando sus cabellos y revisando sus signos vitales.

-Desapareció, señor.

-¿Qué? ¿Por completo?

-Solo quedan restos de ella, nada que pueda salvarse, no fue algo que hubiese sido ordenado por el Alto Consejero y ese fue el motivo de la discusión, si bien entendí.

-Pero...

-No es momento de hablar de esas cosas, Amo Bruce. Necesita dormir otro poco, tiene la presión baja y eso no es saludable.

-Alfred...

-Solo un par de horas más, amo, confíe en mí.

Realmente no hizo falta que se esforzara en dormir porque casi de inmediato sus ojos se cerraron como si fuesen de metal pesado. Cuando despertó de nuevo fue por una mano gruesa que acariciaba su mejilla con la yema de sus dedos con un aroma fuerte de Alfa. Clark. El Omega abrió sus ojos, encontrándose con el rostro tranquilo del Alto Consejero que acariciaba distraídamente su vientre.

-Alfred me dijo que te has sentido mal.

-Estoy bien. Solo fue un breve momento.

Clark ladeó su rostro. -Tengo una idea de qué puede ayudarte con esto. ¿Qué te parece un paseo por un paisaje de aire fresco y tranquilidad? Tanta actividad en la Atalaya puede estar estresándolos a ambos, un poco de paz les hará bien.

-¿En dónde? -musitó Bruce, no muy animado de un paseo como lo fue la isla Stryker o su pequeña aventura en Valhalla.

-Arkham.

Cuando Ciudad Gótica no había terminado en partes inundada y perdida, Akrahm había sido un asilo psiquiátrico que tenía larga historia que podía bien remontarse a tiempos anteriores a la Peste del Agua, hasta que fue clausurado y luego el mar lo cubrió por completo. Una vez que las partes que sobrevivieron fueron absorbidas por Nueva Metrópolis, nadie se preocupó por rescatar esa parte de la vieja ciudad hasta ahora. El mar se había retirado y la mano de Lex Luthor se había encargado todo ese tiempo para hacer agradable esa zona ahora separada de la metrópoli, casi como una isla. Bruce no se sorprendió de que fuese Luthor quien estuviera detrás del nuevo plan maestro de Arkham siendo que ya gozaba de la total confianza de su Alfa. Ni tampoco que fuese quien los recibiera cuando bajaron de la Atalaya a ese lugar, acompañado por Deathstroke mientras que ellos eran bien escoltados por Diana y los demás Metahumanos. Alfred siempre a su lado, cuidándole por si llegaba a tener de nuevo esos síntomas.

-Alto Consejero -Lex hizo una pequeña reverencia.

-Amigo mío, ¿cómo va todo?

-Tal como lo hemos planeado. Felicidades por el cachorro a nacer.

Clark sujetó por la cintura a su Omega, sonriendo orgulloso. -Un fuerte heredero. Motivo de mi vista, Bruce no se ha sentido bien y he pensado que un paseo por los páramos reforestados y frescos de Arkham sería de ayuda con sus malestares.

-Excelente idea, el ambiente es saludable gracias a los nuevos jardines y construcciones. Por aquí si fuesen tan amables.

Arkham no era como Wayne lo recordara, un sitio algo lúgubre con campos secos, ahora estaba lleno de pequeños árboles de troncos muy delgados con vallas de arbustos que estaban siendo ya cortados según la forma caprichosa que Luthor ordenara. El antiguo asilo estaba siendo demolido en partes, otras remodelado con mejores materiales. Parecía como si pensaran hacer de ese lugar una cárcel, a juzgar por la arquitectura que comenzaba a entreverse entre todo el material y trabajadores. No entraron al asilo, sino que lo rodearon, caminando por uno de los jardines posteriores que ya estaba terminado con sus torretas de vigilancia. Un soldado se acercó a Diana quien luego llamó a Clark, requiriendo su presencia para una reunión de los miembros del Régimen. Con una disculpa y un beso en el dorso de la mano de su Omega, el Alto Consejero se retiró, dejando a Luthor con Bruce, Hawkgirl quien voló a una de las torretas y Deathstroke quien se mantuvo cerca de ellos para tranquilidad de Kent.

-Veo muy ocupado al Alto Consejero ahora que el Régimen se hizo fuerte con la muerte del Guasón -comentó Luthor, caminando junto al Omega con manos tras la espalda- Si bien se escuchan los rumores de que el Clan del Guasón encontró refugio en la Insurgencia.

-¿Eso es verdad? -murmuró Bruce con sus ojos observando alrededor.

-No te preocupes, nadie puede escucharnos, ¿olvidas que soy yo quien dirige esta remodelación? Y no te preocupes por Deathstroke.

-No lo hago.

Luthor rió, mirándole. -La Insurgencia no tiene contacto con el Clan del Guasón, al contrario, diría que su rivalidad creció porque ha puesto al Régimen en modo de cacería.

-¿Para qué es este lugar? ¿Cuál es su finalidad?

-Ah... el Alto Consejero quiere usarlo de cárcel.

Bruce apretó sus labios, frunciendo su ceño. Lex le señaló una banca de piedra donde pudiera tomar asiento, quedándose de pie frente a él. Podría ser el gran amigo del Alto Consejero, pero incluso él sabía que había límites que no podía romper, como acercarse demasiado a su Omega.

-Sí, están preparando este sitio para la Insurgencia y el Clan del Guasón como primeros inquilinos.

-¿No es solo una cárcel, cierto?

-Vaya -Lex rió un poco- No, también es un centro de experimentos genéticos. Teniendo tanto voluntarios cautivos, sería un desperdicio. Super soldados. Si estás pensando en ellos, no temas, según tengo entendido los chicos estarán contigo a largo plazo.

-Cuando ya no exista más Insurgencia que los proteja.

-Sé que no los quieres allá... viviendo en la Atalaya.

-No es algo que podría llamar vida -gruñó apenas Bruce, levantando su mirada hacia el Alfa- ¿Qué es lo que cargas en tu costado?

-Oh, casi lo olvido -rió Luthor, sacando un viejísimo mapa con olor a rancio que extendió frente al Omega- Es un mapa antiguo. Del mundo antiguo antes de la Peste del Agua. Sabía que el asilo de Arkham guardaba buenos tesoros, muchos están perdidos ya por la inundación que sufrió, pero tuve la suerte de encontrar esto entre las excavaciones. ¿Qué te parece?

-Es... demasiada tierra firme.

-Lo sé, también me impacté de ver semejante tamaño de continentes.

-Imposible -los ojos de Wayne recorrieron ansiosos ese mapa- ¿Qué sucedió con el resto del territorio?

-Hice algunas simulaciones por computadora para calcular por inundación el total de tierra perdida, fue muy poco frente a este total.

-¿Qué pasó entonces?

Lex miró el mapa, negando despacio. -Solo puedo pensar en que fue destruido como lo fue la isla Valhalla. Estoy seguro de que no has escuchado la verdadera razón de la discusión sobre el tema, ¿cierto? Diana la mandó destruir sin preguntarle a Clark. Motivo, razón o circunstancia se escapan a mi conocimiento.

-Alfred me dijo -replicó Bruce mirando a éste a su lado- Pero... la Atalaya, su cañón...

-No tiene la capacidad, lo sé. Puede con una pequeña isla o una pequeña ciudad, esta cantidad de territorio es demasiado y además hay que considerar que la Atalaya no tiene funcionando ni siquiera tres décadas. La desaparición de buena parte de estos continentes es de hace mucho tiempo, hice algunos vuelos cercanos para verificar que no estuvieran hundidos. Simplemente desapareció esa parte del continente.

-¿Un cañón espacial?

-Bruce, cielos -rió Luthor, guardando el mapa de vuelta- Hemos pensado en lo mismo, solamente un cañón de energía haría esto. Desafortunadamente los únicos que tienen algo volando por encima de las nubes es el Régimen.

-A menos que sea alguien que no conozcamos todavía.

La mirada del Alfa brilló como su sonrisa. -Exacto. Y la pregunta sería, ¿quién? ¿Por qué desaparecer tierra firme cuando el agua es nuestra pesadilla aparente? ¿Con qué fin? ¿De qué manera lo consiguieron?

-¿Qué sospechas?

-Nada que pueda hablar así. Como dije, vine en busca de tesoros, encontré solo esto. Y, además, semejante cañón no podría mantenerse tanto tiempo en el espacio, el peso lo haría descender o sería enviado al espacio exterior. He pensado en una nave, pero es caer de nuevo en esa conjetura de que nadie tiene algo así, una tecnología de semejante calibre. He pensado entonces en algo más... submarino, pero de buena fuente sé que Atlantis no tiene tal capacidad. Solamente me han quedado mis sospechas y este pequeño tesoro.

-Ellos ya sospechan de una nave viajando en el océano con la capacidad de volar tierra firme.

-¿Te lo dijo Arthur?

-Sí.

-Será algo a lo que deberé estar atento y considerar.

-¿Qué otra cosa buscabas? -Bruce arqueó una ceja.

-Ah... fantasmas, a decir verdad. Sabes que soy amante de la historia y las leyendas que ocultan tras sus palabras información valiosa. Había escuchado un cuento muy rancio sobre un hombre bestia que estuvo en Arkham, unos decían que había salido de aquí, otros que fue aquí donde desapareció, llevaba consigo un tesoro de dioses. Al principio, te seré sincero, creí que se referían a ti. Batman. Luego me di cuenta de que la descripción no concordaba. Sin embargo, no encontré nada de ello en estos escombros que hablara sobre un hombre bestia, un camino falso.

-Salvo ese mapa.

-Que no dice nada para ojos comunes.

-¿Cuál era la descripción de ese hombre bestia?

-Invencible, inmortal, una mezcla entre una bestia y un ser humano. Bastante genérico si me lo preguntas.

-Por eso creíste que se trataba de mí, pero jamás pisé este lugar tanto tiempo para hacer fama.

-Lo sé -rió Luthor- Como dije, solo fue un cuento sin fundamento.

-¿Tú dirigirás el nuevo Arkham?

-Sí, Clark me lo concedió.

Bruce asintió, quedándose callado hasta sentir la mirada de Lex sobre su persona, alzando su rostro.

-¿Qué?

-Extrañaba esto... charlar como lo hacíamos antes. Reuniendo pistas, haciendo conjeturas, revelando caminos ocultos. El hombre murciélago dando respuestas a los enigmas de una ciudad que agoniza.

-Debí aceptar tu propuesta -murmuró el Omega.

-Oh, no. Mejor así. Nos hemos ahorrado desgracias. El Alto Consejero te hubiera conocido y sin importarle que fueses mi Omega te hubiera reclamado para él. Puedo verlo ahora.

-¿Cómo es eso?

-Puedo percibir su Vínculo, más ahora que llevas su cachorro en tu vientre. Clark se ha hecho más fuerte desde que te tiene a su lado.

-Tal vez.

-Es cierto, tú lo sientes, Bruce. La unión que poseen no es regular en las relaciones Alfa-Omega, diría que ustedes son... particulares, a falta de una palabra mejor. Y Clark está feliz con este cachorro.

-... sí, eso parece.

-Vamos, Bruce, sabes que, si todo sale bien, las cosas cambiarán para bien.

-¿Los has visto, a...?

Luthor asintió. -Tranquilo, ellos están muy bien. He procurado que no les falte nada, están siendo protegidos celosamente tal como me lo pidió Alfred -su rostro se hizo más risueño, una máscara al ver alguien aproximarse a lo lejos- Oh, parece que la junta ha terminado. Diana viene para acá.

-Gracias por este paseo y la charla.

-Un placer servir al Alto Consejero.

-Omega Kent -habló Diana apenas la distancia permitió que le escucharan- El Alto Consejero quiere verte en la sala de controles. Señor Luthor, con su permiso.

-Adelante, yo tengo mucho trabajo qué hacer. Vamos, Deathstroke.

Bruce se apoyó en Alfred al levantarse, caminando detrás de Diana y con Green Lantern detrás de ellos, mientras que Hawkgirl volaba alrededor. La charla con Lex Luthor dejó pensando al Omega, con su mirada en las remodelaciones y viejas paredes carcomidas por el moho del asilo de Arkham que en buena medida le recordaron su propia situación. Tenía ese deseo profundo de pelear contra esos Metahumanos, con Diana, liberarse y huir con sus hijos. Y al mismo tiempo ya no tenía esa misma voluntad férrea, era como si estuviera esfumándose día con día que pasaba en ese lugar, con todos ellos. No culpaba en lo absoluto a su cachorro porque era una vida inocente, tampoco a su naturaleza Omega si bien le doblegaba en la mayor parte de las veces en que su mente quería traicionarle y volver a ser un completo rebelde. Era todo lo demás, las circunstancias que estaban venciéndole por más que pensara en una manera de esquivarlas, no lo conseguía.

Arkham se había hundido y ahora sería una cárcel en manos del Régimen, él había sido el líder de la Insurgencia y ahora... era Omega Kent. El Omega del Alto Consejero. Una clase muy diferente de inundación había ahogado su vida, sacándole con otra forma que no deseaba del todo. Bruce estaba perfectamente consciente de que, si estallaba contra su Alfa, no solo Alfred perdería la vida. No estaba dispuesto a sacrificar a inocentes además de sus hijos por el mero orgullo de continuar luchando contra el Régimen en su estado. Y sin embargo... no le gustaba tampoco en lo que ahora estaba convirtiéndose. Quería salir de eso más las opciones se le habían acabado de golpe, esa era la perspectiva que sentía por dentro, no seguro de que fuese completamente cierta, tampoco que fuese completamente falsa.

-Por aquí.

Fueron a través de nuevos pasillos recién pintados hasta la enorme sala de controles donde gigantescas pantallas estaban desplegadas frente a la silla giratoria del Alto Consejero quien se volvió a ellos con una media sonrisa y ojos entrecerrados, estirando un brazo con una mano llamando a Bruce.

-Gracias, Diana, Alfred. Los llamaré luego.

La forma en como despidió a ambos le hizo tomar aire con fuerza, caminando más lento para retrasar ese inevitable agarre de su mano cuando la estiró apenas para entrelazar sus dedos con los de Clark, quien tiró de él haciendo que quedara sentado sobre su regazo al levantarle por sus caderas, sus piernas colgando en los costados de su Alfa. ¿En qué momento había dejado esa rebeldía ante esos gestos? ¿O era que realmente estaba disfrutando de sentirse por primera vez tan cuidado y protegido que estaba poniendo en primer lugar eso antes que sus propios principios? Otra mano firme sujetó su mentón, haciendo que mirara esos ojos azules de tinte rojizo del Alto Consejero.

-Veo que estás mejor, el paseo en tierra firme siempre es bueno para un Omega gestando.

-Sí.

-Tu aroma es más dulce ahora -sonrió Kent, acariciando su mejilla- Estás tranquilo, ambos están más relajados. Creo que deberé considerar estos paseos hasta que ya no puedan ser posibles. En cuanto se acerque el nacimiento de nuestro cachorro permanecerán en la Atalaya, por su seguridad.

-Lo entiendo.

Una risa quieta escapó del Alto Consejero. -¿Por qué de pronto esa carita? Aahh, creo que mi Omega necesita un poco de cariño.

Bruce respingó al sentir una mano colarse por debajo de su túnica directo hacia su entrepierna, jadeando sin poder evitarlo. Cada toque íntimo de su Alfa disparaba sensaciones incontrolables en su cuerpo y en su mente también. El Alto Consejero le miró fijamente, acercándose a su rostro para besarle mientras un par de dedos entraron en él, haciendo que se meciera a su movimiento casi arañando sus brazos en los que tuvo que sostenerse. Aquel beso se hizo más profundo, dominante y pronto estaba costándole trabajo respirar entre jadeos que pronto se convirtieron en gemidos cuando Kent se deslizó en su interior de una sola estocada. La posición hizo que las embestidas fuesen más profundas, como fuertes, aunque su Alfa se tomó su tiempo, observándole de cerca, mordisqueando su mentón o su cuello sobre la Marca, ronroneando al escucharle gemir o llamarle de forma entrecortada por esa mano que sujetó su propia erección hasta hacerle terminar. El Omega se quejó al sentir a Clark todavía duro en su interior.

-Ssshhh, déjate ir, Bruce.

Ese sonido obsceno, la sensación de sus ropas descompuestas, el vaivén de sus cuerpos y esa neblina en su mente trajeron un nuevo orgasmo... seguido de otro, porque el Alto Consejero no estuvo satisfecho hasta que Bruce terminó casi desmayándose entre sus brazos, respirando agitado mientras una mano cariñosa acariciaba su nuca, masajeando su cuello mientras palabras de confort eran susurradas en el oído del Omega, quien abrió sus ojos con una expresión herida. No debía ser así, debía luchar y negarse hasta que no pudiera más. ¿O acaso ya había tocado el límite de su resistencia? Gimió al sentir el inconfundible escozor que traía una perversa satisfacción en su interior al estar unido así a su Alfa por un Nudo. Protección. Seguridad. Familia. Manada. Nido. Bruce tomó aire, una mano levantando su rostro para verse reflejado en esos ojos fieros ojos de Kent, quien le sonrió con un pulgar limpiando el sudor de su mejilla.

-Un nuevo amanecer para la humanidad está aproximándose, Bruce. Un imperio donde la maldad ya no tendrá cabida, ni pestes creadas por descuidos, asesinos locos sueltos por ahí causando dolor a inocentes. Será nuestro nuevo hogar, el regalo para mi primogénito. El imperio de los Metahumanos que nuestro hijo habrá de heredar.

Wayne hubiera querido decir algo, simplemente ya no quiso ni siquiera pensarlo. Se dejó guiar por esa mano que lo llevó a acurrucarse debajo del mentón de su Alfa, siendo envuelto de forma posesiva entre sus brazos como la más impenetrable de todas las murallas. Cerró sus ojos, cansado... eso era lo que tenía en realidad. Estaba exhausto ya. De pelear y tener que estar a la defensiva todo el tiempo, sin poder confiar ni confiarse, así que en esos instantes cedió a esa necesidad de aferrarse al instinto de Omega. Si su mente se llenó de la idea de que no había Insurgencia, no había Peste del Agua ni tampoco que seguía siendo un prisionero, Bruce no lo combatió más. Una respiración pausada antecedió a su sueño, sintiéndose a salvo entre esos brazos, creyendo por los siguientes minutos que tan solo era un Omega con su Alfa, y su cachorro. Sin guerras ni complots. La simple vida normal que jamás había probado. Aunque fuese una mentira, estaba cansado de pelear y quiso dormir así sobre el pecho de Clark cuya esencia se llevó todos esos pensamientos, al menos por esos instantes.

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