Amigos
GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA
Autora: Clumsykitty
Fandom: DC
Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse
Parejas: Superbat, JayDick, Halbarry como principales.
Derechos: Los personajes pertenecen a DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.
Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la saga "Injustice".
NOTA CLUMSY: Por las dudas, esto que leeréis aquí no es una oda al canon, hay cambios de hechos y circunstancias para mi complacencia pura y vil. Si no estáis cómodos con eso, os invito a partir en busca de mejores historias que os hagan sentiros a gusto.
Gracias por leerme.
***
Amigos.
"Un amigo es la mano que despeina tristezas."
Gustavo Gutiérrez Merino.
Barry todavía recordaba cuando no era un Metahumano, había estado escuchando rumores de que una vez que te convertías en uno de ellos olvidabas quien eras y a quien habías conocido, e incluso amado. Pero él lo recordaba bien, quizá en parte por los consejos de Batman, no estaba muy seguro de qué lo estaba manteniendo humano. Esa vida más o menos tranquila si se podría decir en su pequeña ciudad hasta que llegaron los infectados y el caos comenzó. Se acordaba del temblor de la mano de Iris al correr a su lado tratando de escapar hacia el puente que llevaba a un barco que podía llevarlos a otra ciudad, menos infectada, más grande. ¡Vamos, Iris! Abriéndose paso entre la multitud desesperada por pasar al túnel que llevaba al muelle. Ya había robado un par de pases, ciertamente su dueño no iba a extrañarlos porque estaba bien muerto. Los gritos de la gente cuando un muro de infectados simplemente se dejó ir contra ellos. Su mano buscando la perdida de Iris. Un auto saliendo disparado por una explosión, golpeando un grupo de gente, cayendo sobre su novia. ¡No! ¡Barry! ¡Huye! ¡Corre! ¡Corre! Los infectados alcanzándola, sus ojos llorosos siendo lo último que veía antes de darse media vuelta y correr.
Había aceptado la vacuna de las señoritas lindas con bata porque le habían ofrecido una suma de dinero que solamente un tonto podría rechazar. Estaban probando el remedio para la peste, pero necesitaban voluntarios humanos pues las pruebas en animales ya habían sido exitosas. Videos muy bien editados, discursos muy bien escritos, comida para Iris y él por todo un mes. ¿Por qué tendría que haber hecho preguntas al respecto? Nunca mostró signos de nada, no fiebre, cansancio o alguna otra cosa. Eso bien podía pasar, y quería decir que la vacuna no había servido. Por eso se le olvidó ir a la revisión que habían acordado para examinarlo con el fin de determinar qué era lo que había pasado con la vacuna. Barry tenía otras prioridades en mente, como conseguir más comida. Cuando vino el ataque de los infectados que luego soldados sofocaron asesinando también a ciudadanos, él corría por el túnel tan veloz como sus pies se lo permitieron porque el barco se marchaba, llevaba en su bolsillo la raíz de la flor favorita de Iris, devorada por hambrientos, calcinada por una bomba.
En el barco tuvo ataques de ansiedad, no se pudo estar quieto. Lloró por ella, mirando una ciudad comenzar a hundirse. No más hogar. Ya no tenía a donde regresar ni cuerpo que rescatar. De los pocos sobrevivientes que alcanzaron el barco, pasó todo el viaje deambulando de un lado para otro hasta que por fin se quedó dormido por el resto del viaje hasta que uno de los marineros lo pateó, anunciándole que habían llegado a casa. Nueva Metrópolis. Horrible a morir, una estafa como la famosa vacuna. Sin nada en las manos, trabajó en lo primero que encontró, robando. Aquella metrópolis era un enorme basurero humano. Lo peor podía encontrarse ahí. Siendo tan bueno corriendo pronto se hizo de fama hasta que un día le cayó encima un hombre que casi lo hizo morir de un infarto. Batman. Le habían contado que terminaría en la prisión que era un infierno viviente o bien podía terminar muerto del encuentro con el murciélago, ninguno de los dos. Acabaron hablando sentados en la orilla de un puente oxidado, Barry disfrutando una cena que alivió su estómago, y su corazón.
Pero no había sido a Bruce a quien le había dicho sobre su condición de Metahumano que recién llegara descubrió cuando en una trifulca quedó atrapado en la lluvia. Mientras sus compañeros morían entre convulsiones, él estaba solo observando. Echó a correr tan rápido que sintió que sus cabellos se secaron. Acabó descubriendo unos viejos acueductos de otros tiempos, donde se quedó esperando a los infectados que nunca llegaron. Barry no entendió nada al principio excepto que necesitaba correr de nuevo, lo que hizo hasta memorizar cada rincón, vuelta, cruce de esos antiguos acueductos. Luego encontró un pequeño rincón húmedo donde sembró aquella plantita que tan bien había resistido como él, vivo aún pese al agua y tantas desgracias. Empezó a buscar las respuestas, no iba a quedarse con la duda sobre lo que había pasado, que tantas mentiras le habían dicho esas hermosas señoritas en sus batas con sus miradas ansiosas sobre él.
Nueva Metrópolis no le decepcionó, aunque hubo que separar la aguja del pajar. Esas lindas mujeres habían estado viajando por diferentes lugares ofreciendo la vacuna, pagando incluso a los tontos voluntarios. Pero muchos morían, otros, según los rumores, habían sido asesinados. Muy pocos, tan pocos que podían contarse con los dedos de una mano, quedaban vivos. Los Metahumanos. Hubo una pequeña dificultad en su búsqueda porque todos coincidían en que, sin duda alguna, todos los Metahumanos eran Alfas, no Beta como él. Era el gen Alfa el ganador para convertirse en un Metahumano, con el precio de convertirse en un monstruo con el paso del tiempo al olvidar toda su humanidad y convertirse en una figura que inspiraba miedo en los barrios atiborrados de inmigrantes de una ciudad llena de esperanzas muertas.
Entonces conoció a Hal Jordan.
Ex piloto de un lugar que ya no existía de un ejército que había desaparecido, también se había ofrecido para la prueba de la vacuna que esas mujeres en elegantes batas blancas ofrecieron. Chocaron en un mercado ambulante de comida, ofreciendo una disculpa y luego chocando de nuevo al moverse de la misma manera, la tercera vez Barry terminó por ofrecerle su mano como su nombre porque aquello le hizo gracia. Desde la muerte de Iris ya no había vuelto a reír. Hal aceptó su saludo, platicó con él sobre lo difícil que era conseguir comida y de pronto estaban caminando por las calles hablando de sus vidas. Una corazonada en Barry le dijo que ese expiloto era un Metahumano porque notaba algo extraño en él, se lo decía cada célula de su cuerpo inquieto, sobre todo al escuchar su vida. No había querido mucho eso de ser piloto, volar era igual a imaginar, y había pensando un día en ser quizá un artista. Pero la Peste del Agua terminó por destruir lo poco que tenía de compañeros, hogar y paz. Siempre hacía eso.
-Ahora puedo solo imaginar.
-¿Y qué imaginas?
-Muchas cosas.
-Pero ¿qué cosas? -insistió Barry, un café en la mano de cada quien.
-Vas a decirme que estoy loco.
-Cuéntame y luego te diré que estás loco.
-Quizá es mejor que te muestre.
-¿Uh?
Hal vivía en uno de esos barrios más o menos tranquilos de Nueva Metrópolis, entre cuatro paredes llenas de dibujos, esquemas, muchos planos y libros que reconoció. Energía cinética. Le presentó un traje que se puso, que concentraba según decía, energía potencial de su cuerpo y la proyectaba en un anillo en su mano derecha. Barry casi saltó al techo de ver aparecer un fantasmal perro verde en el medio de aquel departamento. Ese Alfa era un Metahumano, y él también le confesó lo que podía hacer con esas piernas de corredor, la ralentización del tiempo a su alrededor. La sonrisa que le dio Hal al compartir semejantes características nunca la olvidaría, hizo que las noches de lluvia, los paseos solitarios y las carreras por los acueductos fuesen más amenas. Ambos querían respuestas y cuando Batman llegó a la vida de Barry, estuvo seguro de que las encontrarían porque ese hombre rascaba hasta por debajo de las rocas para obtener respuestas.
-El hijo pródigo vuelve a casa.
-También me da gusto verte, Víctor.
-¿Dónde te metiste?
Barry se encogió de hombros. -¿Tienes algo de comer?
-Me alegra que algunas cosas no hubieran cambiado -comentó Cyborg mientras andaban por los acueductos que ahora servían para la Insurgencia- Te dará gusto saber que Green Arrow está vivo y de vuelta con nosotros.
-¿En serio?
-Seguro. Nos reuniremos con él. Tenemos que encontrar a Batman. Con tu veloz persona tendremos un poco más de ventaja, se están movilizando.
-Espero servir de algo.
-Parece que la distancia se llevó tu humor usual. ¿Todo está bien?
-¿Qué pasa si te digo que todo está mal?
Víctor solo rió. -Te diría que bienvenido al club. Anda.
A veces se arrepentía, sino era que todas las veces lo hacía, de haberle contado primero las cosas a Hal antes que a Bruce. El murciélago era intimidante, hostil, sin sentido del humor, antisocial y otras características más, pero entendía de una manera las cosas que siempre le asombraban. Mientras que Hal podía decirle que el haber estado en los Laboratorios STAR era como haber estado cerca de la cura y luego negársela a la gente, para Batman era más bien una enseñanza de las cosas que podían estar pasando y de las cuales solo había sido víctima. Dos caras opuestas que le agobiaron durante un tiempo antes de que las palabras del expiloto fueran cobrando más importancia a medida que se hacían amigos. Y quizá ahí estaba su problema, Barry no lo sabía con certeza.
-¿Dices que Olie ha regresado de entre los muertos?
-Gracias a la ayuda de Bat para conseguir la fórmula de las píldoras. Eso fue antes de desaparecer, la entregó a Nigthwing, luego lo capturaron. Todos estamos preocupados por él, y es realmente un alivio que decidieras volver, Barry.
-No se puede huir por mucho tiempo, ¿eh?
-Yo sé que no fue fácil, las cosas son así, nosotros o ellos.
-Ellos son más Metahumanos. Acá solamente somos tú y yo.
Cyborg chasqueó su lengua, palmeando la espalda de Allen. -Por eso debemos cuidarnos.
-¿Ése que escucho es el flaco de Barry? -canturreó Oliver Queen, saliendo por un conducto- ¡Pero si es nuestro Flash!
-Green Arrow, te veo más viejo.
-Y por eso más atractivo, como los buenos vinos, ven acá y dale un abrazo a un viejo amigo.
Barry sonrió, extendiendo sus brazos al arquero que casi le cargó, dando vueltas con él antes de bajarle, feliz de que volviera con ellos. Sobre todo, que no estuvieran acosándolo con preguntas, bien todos habían aprendido algo de Bruce y era aceptar las cosas sin tantas preguntas, no cuando todavía no era el momento.
-¿Huelo café?
-Ah, es el cachorro preparando café para todos.
-¿Qué cachorro? ¿Cuántos más?
Tanto Víctor como Oliver se carcajearon, caminando los tres al amplio espacio de un acueducto donde estaban Dick y Tim en lo que parecía una cocina adaptada a esas paredes subterráneas de concreto. El adolescente haciendo café, explicándole los pormenores de un café hecho de manera tradicional a su hermano mayor quien bajó de la barra donde estaba sentado para darle un fuerte abrazo a Barry.
-¡Has vuelto! ¿Por qué nadie me dijo?
-Era una sorpresa, para todos -explicó Allen- ¿Y...?
-Oh, tú no conociste a Tim cuando lo adoptamos, Timothy, saluda a Barry Allen, Flash.
-Mucho gusto, Timbo.
-Señor Allen, un placer conocerlo -saludó el chico con una amplia sonrisa.
-¿Y dónde está...?
-Ah, decidió hacer su propio camino -Dick manoteó en el aire- Apenas si lo vemos de vez en cuando.
-No puedo creer que el gruñón del murciélago haya adoptado tres cachorros.
-Un poco más y te adopta a ti -bromeó el arquero.
-¿Gusta una taza de café, Señor Allen?
-Barry, dime Barry por favor.
-Ya eres viejo cuando un cachorro te dice señor -Cyborg se unió a las bromas.
-Vaya, vaya, están confabulando contra mí.
-¿Qué les parece si vamos a la sala de juntas y seguimos burlándonos del flaco Allen?
-Te escuché, Olie.
Tomando unas cuantas galletas y unos panes que Barry sospechó eran obsequio de Alfred, salieron de esa cocina hacia la sala no muy lejos. Le dolió que nadie preguntara por Hal, pero no iban a hacerlo, él tampoco quería pensar en eso. Habría jurado que era más fácil que cualquiera de los otros miembros de su efímera Liga de la Justicia traicionara a la Insurgencia antes que Hal Jordan. Tristemente la realidad fue otra. Atraído por los ideales del Régimen, simplemente se entregó al servicio del Alto Consejero a quien protegía con su vida. Verlo con ese uniforme, esa brillante energía verde que le había ganado la amistad del arquero ahora en color amarillo. Barry no pudo con eso, simplemente no pudo con sus palabras amargas, esa pelea de la que quedó malherido, huyendo para evitar las infalibles deducciones de Bruce y tratara de vengarse. Perdiéndose entre cargueros piratas, sin correr nunca más. Hasta que supo de los estragos a los Insurgentes por los chismes de los marineros y le remordió la consciencia aquel abandono.
-Bien -Cyborg desplegó unas largas pantallas holográficas- Hemos encontrado...
Barry miró a todos, tan cambiados por el conflicto. A los dos cachorros de Bruce que pese a sus sonrisas y aspecto tranquilo se notaban angustiados. Tosió con fuerza, interrumpiendo las palabras de Víctor, adelantándose a la mesa con sus manos metidas en la bolsa de su sudadera.
-Quisiera... necesito decir algo.
-Adelante.
-Gracias, Olie... bueno, esto no es fácil, ¿saben? -sonrió al mismo tiempo que sus ojos se rozaron- Todos son tan buenos. De verdad que lo son. Yo no esperaba este recibimiento, no luego de ausentarme tanto y... de lo que ha pasado.
-Hey, Barry...
-No, espera, Víctor. Es que... simplemente no puedo quitarme de la cabeza que buena parte de las derrotas de los Insurgentes son por mi culpa. Y ya sé que no he estado aquí, también eso es parte de mi responsabilidad, haberlos dejado. Haber metido a Hal en el movimiento... -Barry tragó saliva, jalando aire después- Creí que lo entendería, que vería lo que yo vi. De verdad lo siento tanto, no hay día en que no piense en J'onn, él murió por mi culpa. Al defenderme de Hal. Les quité a un valioso miembro de la Insurgencia, luego hui como un cobarde y ahora...
-Barry.
-Dick, Tim, perdónenme, Hal fue uno de los que atrapó a Bruce.
-Lo sabemos -respondió el primero- Tranquilo, tú no lo hiciste. Esas han sido decisiones de Hal, no tuyas.
-Pero se sienten mías.
-Tú ahí tienes un problema, mi amigo -intervino el arquero, bebiendo su café- Porque te estás adjudicando las acciones de aquel pelmazo que se aprovechó de tu inocencia. Como dijo Nightwing, lo que él haga no es tu responsabilidad. Es un idiota, tú eres nuestro idiota. Hay una diferencia.
-Pero...
-Si andabas escondido porque creías que íbamos a castigarte por lo de J'onn, estás equivocado. Él dejó un mensaje expreso de lo que haría y por qué, así que... básicamente tu melodrama está sorteado. Y Queen tiene razón, eres nuestro idiota.
Barry rió, limpiándose su rostro. -Gracias. Y perdón la interrupción.
-Está bien, aún no cargaban los datos -sonrió Víctor.
Continuaron adelante, con una ronda más de café que Tim repartió, escuchando sobre las dos únicas posibilidades de encontrar a Batman. La primera era alguno de los barcos cargueros del Régimen, que no solían navegar por el océano tan inestable, no era una opción muy plausible debido a que eran puntos de ataque débiles que el Régimen no usaría para mantener preso a su mayor rival, demasiado fácil para ser rescatado. El otro punto era la isla Stryker, que servía como casa de descanso para el Alto Consejero, no lejos de Nueva Metrópolis, aunque con una seguridad que iba a requerir de un buen plan de infiltración con los mejores. Ellos. Iban a requerir primero de la confirmación de la estancia de Bruce Wayne en esa isla, cosa que Cyborg podía conseguir mientras que los demás preparaban el equipo y hacían la planeación. Estando en esa discusión es que alguien más llegó con ellos, una máscara roja igual que el símbolo en el pecho.
-Jason, ¿qué carajos haces aquí?
-Sacándolos de su atolladero.
-¿Tienes información que nos sirva? -gruñó Dick- ¿O solo vienes a molestar?
-No tiene caso buscar al murciélago.
-¿Por qué no? -Oliver arqueó una ceja.
-¿Qué no lo ven? Está muerto. No está por ninguna parte porque está muerto.
-Deberíamos preguntarle a Luthor...
-¡Está muerto! ¡Dejen de comportarse como retrasados mentales y acepten la realidad! ¡Esto se acabó!
-¡Jason!
-¿Por qué siguen haciendo esto? ¿Eh? ¡Saben que está muerto! ¡Lo mataron!
-¡No estás seguro de eso!
-¡El Régimen lo quería muerto! ¡¿Por qué no lo encuentran?! ¡Porque lo han matado!
-¡No está muerto, maldita sea!
-¡Sí que lo está!
-¡Papá no está muerto! ¡Está vivo! -Tim se paró en medio de todos, apretando sus puños- ¡Está en la Atalaya!
Hubo un largo e incómodo silencio luego de aquellas palabras que dejaron a todos mudos, el rostro del adolescente hirvió ante la rabia y la vergüenza de verse descubierto. Jason entrecerró sus ojos, mirándole fijamente con un dedo apuntándole.
-¿Y exactamente cómo sabes dónde está, sanguijuela?
-Yo...
-¿Tim?
-Conner me dijo.
-¿El amigo imaginario? ¡Por favor!
-¡No es ningún amigo imaginario! ¡Él lo vio! ¡Conner le conoció e incluso le dio un abrazo...!
-¡Suficiente de mentiras, Tim! ¡Esto no es gracioso!
-¡Estoy diciendo la verdad! ¡Ustedes son los estúpidos por no creerlo!
-Oigan... -Barry tosió un poco- Chicos...
-¡No existe Conner!
-De hecho, sí existe -Allen insistió, elevando el tono de su voz- Conner es real.
-¿Qué? -los tres muchachos le miraron con asombro.
-Cuando... um... venía hacia acá, escuché algunas cosas ya saben... am... Lex Luthor hizo unos experimentos... Conner es uno de ellos. Un Duplicado del Alto Consejero.
-Joder -Oliver gruñó.
-Sé que Luthor lo está "probando", supongo es averiguar si puede resistir las condiciones ambientales actuales. Por eso lo tiene en su edificio, el laboratorio original donde lo hayan creado... creo que Tim acaba de decirnos qué es.
-La jodida casa sobre las nubes.
-Jason, no comiences -le advirtió Dick.
-Yo no lo hice, esta mierda aquí que ha sabido de esto todo el tiempo, jugando al novio con la copia de nuestro peor enemigo, de quien tiene preso a... y ¡no has sido para abrir el hocico!
-¡Les dije y no me creyeron!
-¡Por eso te guardaste lo demás mientras están todos como locos buscando información!
-¡Le prometí no decir nada!
-¿A quién carajos se lo prometiste?
-¡Puede matar a Conner!
-¡Conner es un jodido enemigo nuestro! ¡Tú estás traicionando todo esto!
-¡Tú no eres parte de nosotros! ¡Te largaste con tus amigos asesinos!
-¡Fíjate muy bien cómo me hablas, niño idiota!
-¡Jason, cálmate ya!
-¡Este mocoso ha estado mintiendo! ¡A él deberías decirle algo!
-¡¿Y tú qué?! ¡Has venido solo aquí a pelear! ¡Como siempre! ¡Por eso papá te sacó!
-¡Tú no sabes nada de mí, Dick! ¡Sólo eres un maldito Omega tan arrogante como él!
Barry miró a Víctor quien miró a Oliver y éste de vuelta a Barry sin saber cómo intervenir en la cada vez más acalorada discusión de los tres hermanos.
-¡A CALLAR!
Todos respingaron a la voz de mando que Alfred Pennyworth hizo retumbar en la sala cuando apareció sin previo aviso, silenciando al fin a los muchachos mientras entraba tranquilamente de vuelta, trayendo consigo un postre recién hecho que dejó sobre la mesa, junto con platos, cubiertos y servilletas como si nadie hubiera estado peleando minutos atrás.
-Ahora, si me permiten -el hombre se dio vuelta, saludando con una reverencia a Barry quien se sonrojó ante la educación de Alfred- Bienvenido, Señor Allen. Es un gusto tenerlo de vuelta.
-Gracias, Alfred.
-Niños -el mayordomo se volvió a los tres hijos de Bruce mirándolos con dureza- Esto es una junta de la Insurgencia, no su arenero. Quiero escuchar una disculpa por su comportamiento en un lugar donde están peleando por todos, no para complacer sus caprichos personales.
Ni Cyborg, ni el arquero ni el velocista movieron un músculo para comentar algo en contra, solamente intercambiando una mirada asombrada. Tim se sonrojó, bajando su cabeza.
-Lo siento.
-¿Dick?
-Lo siento.
-¿Jason?
-...
Alfred arqueó una ceja. -Jason.
-Lo siento.
Una vez satisfecho, el mayordomo se giró a los otros tres, señalando el postre que comenzó a servir para todos.
-Por favor, han estado trabajando mucho y ayudado a estos cachorros que pierden los modales. Lo menos que podía hacer era traerles esto.
-Gracias, Alfred.
Sigilosos y obedientes, todos se dieron un descanso para probar aquel pastel que esperaba a ser devorado junto con el café. Barry prácticamente lo devoró, recordando esos pequeños regalos que Bruce solía llevarle de parte de Alfred. Cuando terminó, le pidió a éste hablar en privado, porque si bien lo habían ya hablado, necesitaba decirlo cara a cara con una de las personas más nobles, leales e incondicionales que hubiera conocido en su vida. Fueron a la cocina que previamente dejaran antes de que el mayordomo apareciera.
-¿Qué es lo que desea de mí, Señor Allen?
-Lo siento mucho, Alfred. Lamento todo.
-Oh, eso es grave.
-¿Sí? Creo que tienes razón.
-Lamentarse por todo hace que uno no pueda vivir nada.
-Vaya, había olvidado lo que era charlar contigo.
-Eso sí que me parece una descortesía, mis charlas son inolvidables.
Barry sonrió con tristeza. -De verdad lo siento, duele verlos desesperados por su padre.
-Lo adoran, aunque no lo quieran admitir abiertamente. Pero son cachorros todavía y en su sangre corre la temeridad imprudente. Pero no hay nada que lamentar entre nosotros, Señor Allen, estoy seguro de que ya le han dicho que esto no es algo que usted haya provocado.
-¿Pero lo siento así?
-Bueno, eso es natural tomando en cuenta su inclinación por el Señor Jordan.
-Aún duele -el rubio torció una sonrisa.
-Porque fue real.
-El pastel estuvo genial, como siempre, Alfred.
-Así de genial debe ser Flash. Puede correr para evadir las cosas, pero al final terminará acercándose a ellas. Lo mejor es ir de frente.
-¿Qué haríamos sin ti, Alfred?
-Seguramente estar muertos.
Ambos rieron, Barry se acercó al mayordomo para darle un fuerte abrazo, más tranquilo. Decidido.
-Vamos a traerlo de vuelta, te lo prometo.
-Lo sé, Señor Allen. Mientras estén todos juntos, nadie será prisionero. Ahora, si me permite, tengo que amonestar en privado a mis Señoritos.
-No me interpongo en tu camino. Adelante.
-Gracias, me alegra verlo de regreso.
Barry suspiró, quedándose a solas en la cocina. J'onn había llegado justo cuando Hal le declaraba que se uniría al Régimen pues había más posibilidades de un mundo mejor con ellos que con la Insurgencia y la Liga de la Justicia, un sueño de tontos. En ningún momento cualquier movimiento dirigido por un Omega iba a tener buenos resultados. Barry estalló, ante el insulto a Batman, maldiciéndolo con palabras hirientes que una vez Jordan le confiara y ahora usaba en su contra. Hal le atacó, pero él no pudo hacer nada. No podía. Con todo y la traición no podía levantar una mano para lastimar a la persona que de pronto se había convertido en su mundo. J'onn se cruzó cuando el anillo de Hal concentró toda su energía con la clara intención de matarlo, estaba rabioso y herido por sus palabras. Fue J'onn, el más inocente de todos ellos, quien terminó con el cuerpo carbonizado frente a los ojos de Barry, quien no dio crédito a lo que atestiguó.
Perdieron refugios, perdieron batallas, los Insurgentes perdieron fuerzas porque Hal Jordan los traicionó, asesinando al único Metahumano capaz de sanar a cualquier persona. Quien siempre le leía a Barry extractos de sus novelas favoritas, que le había contado sobre cómo declarar su amor a la persona que le gustaba. J'onn era un cuerpo calcinado bajo la lluvia que Barry dejó atrás porque no pudo pedirle perdón, no pudo decirle a Hal lo que sentía, porque fue muy débil para hacer lo correcto en esos momentos. Barry se limpió su rostro, riendo entrecortadamente. Caminó fuera de la cocina, queriendo regresar a la sala, pero no sintió ganas de hacerlo, deambulando por ahí hasta que sus lágrimas al fin se acabaran. Miró hacia la vuelta que reconoció, caminando aprisa para ir al pequeño rincón donde una vez sembrara la flor favorita de Iris. Sus lágrimas volvieron al ver aquella planta marchita. Justo como sus sueños.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top