Capítulo 8
Ben y yo observamos a Jessica entrar al café sin previo aviso.
¿Qué hace ella aquí?
No lo sabía, pero lo descubriría.
Ben se levanta de su asiento para dirigirse en dirección a su hermana y recibirla con un gran abrazo.
Yo solo me quedo sentada, sintiéndome fuera de lugar en todo esto.
Ben acerca a su hermana a nuestra mesa, mientras tiene su mano en su espalda como si la obligara a moverse.
—Lynette— llama mi nombre. —Ella es mi hermana, Jessica— nos presenta.
La chica pelirroja extiende su mano en forma de saludo, pero de una manera muy forzada, la cual yo acepto por mera cortesía.
—Un gusto, Lynette. Mi hermano habla maravillas de ti, espero y sean ciertas— saluda, dejándome sorprendida con lo último que dijo.
—El gusto es mío— digo, mientras estrecho su mano y finjo una sonrisa.
—Siéntate, Jessica— dice Benjamin, tomando una silla y poniéndola a mi lado. —Quédate.
—Oh, no, no quiero causar molestias— dice, en tono delicado.
—Ha Lynette no le molestará, ¿verdad?— pregunta, viendo a mi dirección.
—No, claro que no. Siéntate— respondo, tratando de no parecer molesta.
—Está bien— accede, mientras toma asiento en la silla que Ben colocó.
Después Ben toma asiento y empieza a platicar con su hermana, dejándome fuera de la platica.
Muerdo la parte interior de mi boca para no decir nada imprudente, y concentro mi atención en el paisaje del parque.
¿Qué estará haciendo ella aquí?
¿Por qué a Ben no le importo que interrumpiera nuestra cita?
Yo estaba hirviendo del enojo.
—Y... ¿donde se conocieron?— nos pregunta Jessica.
—Aquí— respondo yo. —En este café.
—Oh que tierno— dice, en tono falso.
Yo solo la miro con desconfianza, tratando de entender, porque usa ese tono conmigo.
El teléfono de ella empieza a sonar, anunciando una llamada a la cual ella contesta.
—¿Ciao?— contesta. — Padre, ¿come stai?.
Por la forma en que saludo, deduzco que está hablando con su padre.
Ella se levanta de la mesa para seguir hablando, dejándonos a Ben y a mi solos.
—Lamento que interrumpiera nuestra cita— se disculpa. —No sabía que iba a venir.
—No te preocupes— lo tranquilizo. —No me molesta.
¿A quien engaño?
¡Claro que me molesta!
Era nuestra cita y ella llegó a interrumpirla.
Pero, obviamente, no dije eso en voz alta.
Poco después, Jessica regresa apurada con su teléfono en la mano y una sonrisa en el rostro.
—Bennie— grita.
¿Bennie? Que apodo tan más ridículo.
—¿Bennie?— digo, mientras ahogo una risa con mi mano.
—Oh, cállate Amelia.
—Touche— bromeó, mientras colocó mi mano en mi pecho haciéndome la ofendida.
—Ben, papá llamo— empieza. —Dice que quiere vernos a los dos, ahora.
—¿Ahora?— dice en reproche Ben.
—Sí, ahora— afirma ella.
—Bien— accede Ben, molesto y levantándose de la silla.
¿Qué? ¿Va a dejarme aquí sola?
—Perdón, Lynette. Tengo que irme, pero prometo recompensarte, ¿si?— insiste, para que acepte otra cita.
Yo muerdo mi labio, indecisa ante la decisión.
—Está bien, pero... tendrás que recompensármelo muy, pero muy bien— finalmente respondo.
¿Qué?
Soy una mujer difícil.
—No lo dudes, rubia— se despide, guiñándome un ojo.
Después los observo salir por la puerta, haciendo sonar de nuevo la campanilla.
Bufo, por molestia.
¡Era nuestra cita!
Enojada, decido irme de aquel lugar.
No sin antes, comer.
¿Qué? Podré estar enojada pero también estoy hambrienta.
—Camarera— la llamo.
—Si, dígame— la camarera contesta.
—¿Podría darme un menú?— pregunto.
Su rostro cambia a una expresión de confusión.
—Claro, señorita en un segundo— contesta.
Segundos después, Bianca regresa con un menú en la mano y un vaso de agua en la otra.
—Emm... yo no pedí eso— expliqué.
—Es cortesía de la casa— contesta, dándome una pequeña y agradable sonrisa.
—Gracias— le agradezco, mientras tomo un sorbo de agua.
Abro el menú y lo observo por largos minutos, examinándolo.
Ahogaría mis penas en comida.
Así arregla las cosas Lynette Vitale.
Comiendo como si no hubiera un mañana.
Rápidamente, vuelvo a llamar a Bianca para poder pedir mi comida.
—¿Ya sabe que va a ordenar?— pregunta, con su libreta en la mano y una pluma.
—Sí. Quiero una malteada de chocolate, un pastel de vainilla con betún de fresa, un pay de limón, y un café capuchino.— termino de ordenar, dejando a Bianca un poco desconcertada.
—Claro, en un minuto se lo entregó— avisa, antes de irse.
Un vacío se forma en mi estomago, dándome ganas de vomitar.
Tal vez debería irme y no tomarle importancia.
Ja, claro.
Tomo mi teléfono, lo desbloqueo y busco en el área de contactos el número que estoy buscando.
Toco y llamo.
—¿Cómo va tu maravillosa cita?— pregunta Judy, al otro lado de la línea.
—Mal, del asco, peor que tu examen de admisión— respondo, dejando en claro lo mal que resultó.
—¡Oye! Mi examen no es motivo de burla, además fue solo una vez, Vitale. ¡Supéralo!— me reprocha, haciéndome reír por un segundo. —Explícame porque es un asco.
—Mejor te lo cuento en persona, ven al café— quejo, en reproche.
—Iré siempre que haya comida ahí— condiciona.
—Tu mejor amiga tuvo una decepción amorosa, ¿y a ti solo te importa la comida?— vuelvo a quejarme.
—Ya, relájate, iré.
—Estupendo— contestó para después colgar la llamada.
Pasan los minutos, y el aburrimiento se apodera de mi.
Ya intente jugar Candy Crush Saga en mi celular, ver Pinterest, Instagram, pero nada logra sacarme del aburrimiento.
Y mi comida está tardando demasiado.
¡Quiero comer!
—Una disculpa, por el momento sólo tengo listo el pay de limón— contesta, en tono apenado.
—No se preocupe— respondo.
Bianca plato con la rebanada de pay encima, para después dar la vuelta.
Pero no se mueve.
Al contrario para mi sorpresa, da la vuelta quedando al frente mío.
—No quiero sonar chismosa ni nada por el estilo— comienza. — Pero note como Ben se fue con... con la chica pelirroja hace un momento, dejándote sola.
—Si, tenían una emergencia familiar, al parecer— dije, en duda.
—Escucha, no quiero que creas que soy una metiche, o que me entrometo en la vida de los demás, pero Ben lleva viniendo al café hace casi dos años.— trata de explicarme la castaña, sin que yo entienda nada.
—¿Qué tratas de decirme?— indago.
—Las anteriores novias de...— pero antes de que pueda continuar, es interrumpida por un grito.
—¡La mejor amiga del mundo llegó al rescate!— veo a Judy entrar gritando por la puerta del café.
Una pequeña sonrisa se me escapa al verla.
Mi mejor amiga podía alegrarme el día con tan solo apoyarme.
—Luego hablamos...— murmura Bianca, antes de levantarse de su asiento.
—Gracias— murmuró.
Bianca me sonríe antes de tomar la charola y dar la vuelta para irse de nuevo al mostrador.
—Ya llegue— anuncia Judy, sonriendo demasiado.
—Vaya, no me digas— pronuncio, con ironía.
—Ush, al menos finge alegrarte— se queja, rodando los ojos.
—Ya, perdón. Estoy molesta porque Ben se fue— me disculpo, haciendo una mueca.
—No te desanimes— dice, en modo de porra para animarme, pero sin éxito.
—Ahora, lo único que quiero hacer es comer— bramo.
Y justo en ese preciso momento, Bianca llega con todo la comida que había ordenado.
—Vaya que estás deprimida— dice Judy, riéndose de mi.
—Cállate y ayúdame a comer— pronunció, tomando un sorbo de la malteada.
—A la orden, capitana— obedece, haciendo una seña con la mano en saludo militar.
Judy había alegrado mi día, a pesar de lo que había pasado.
Pero, a pesar de todo, la duda seguía en mi cabeza.
¿Qué hacia Jessica en el café el mismo día de nuestra cita?
➶➶➶➷➷➷➶➶➶
Ciao, lettori!☺️🍂
¿Qué opinan de lo que hizo Jessica?😳
¿Qué creen que sea lo que Bianca intentaba decirle a Lynette?🤔
Teorías aquí 👀🙊➡️
Cambiando de tema, ¿quien más ama la amistad de Judy y Lynette?🥰❤️
Ellas me encantan💕✨
Hasta el próximo capítulo💛
Angiee_D💜☔️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top