Capítulo 7
Estaba totalmente sorprendida.
Este lugar era precioso y colorido, un lugar merecedor de una foto artística.
Frente a mis ojos estaba el parque de diversiones ruota dell'amore, conocida por tener una de las ruedas de la fortuna las grandes de la ciudad.
Nunca antes había venido, todo era nuevo para mi.
Tomando en cuenta que era la primera vez que estaba en una feria en lo que llevo de vida.
—¿Y? ¿Qué opinas?— pregunta Ben, detrás mío.
—Es un lugar hermoso— admití.
—La verdad si, es uno de mis lugares favoritos en toda la ciudad— Ben me ve con una gran sonrisa en el rostro, demostrando su entusiasmo.
—Y veo porque— concuerdo.
—Entremos— dice, tomando mi mano y llevándome hacia un pequeño puesto en que decía con letras grandes Tickets.
—¿Cuánto cuestan?— le pregunto a Ben, acercándome a él.
—Dos euros.
—Toma— buscó en el bolsillo de mi chaqueta y se los entregó cuando los encuentro.
—No— se niega. —Yo te invite, yo pago. Además es una cita.
Yo me sonrojo ante la mención de la palabra cita.
—Está bien— me rindo ante su argumento, volviendo a meter el dinero a mi bolsillo.
—Toma— me entrega mi entrada, la cual es color azul.
Pasamos la entrada cuando un hombre vestido con chaleco de franjas rojas y blancas y corbatín rojo, perfora nuestras entradas.
—Que lindo lugar.
—Y aún no hemos empezado, Lynette— anima, poniéndole más interés al asunto.
Ambos entramos por el gran arco con luces brillantes que ilumina la palabra: Welcome. Con luces color rojo y amarillo.
Y mi panorama se iluminó por completo.
Una gran rueda de la fortuna ilumina mi vista, con algunos puestos de comida a su alrededor.
Era una feria bastante linda.
—Y... ¿a donde quieres entrar primero?— pregunto.
—La verdad, quiero comer— respondí, soltando una risa nerviosa al final.
Ben rio conmigo mientras negaba la cabeza.
—Vamos a buscar algo de comer, rubia— me abraza por los hombros y caminamos juntos, buscando un puesto.
Volver a escuchar el apodo, ese apodo, me hizo sonreír.
Ben y yo caminamos alrededor de los múltiples puestos de comida, buscando algo rico que comer.
—Mira, aquí hay nachos— llama mi atención, mientras apuntaba a uno de los puestos. —¿Te gustan?— pregunta.
—Sí, amo los nachos— admito.
—Entonces, vamos por ellos— toma mi mano y me arrastra hasta llegar a la fila de personas frente al puesto.
—La fila está algo larga, ¿no prefieres hacer otra cosa primero?— indago.
—No, si es lo que quieres, esperaremos lo que sea necesario para conseguir esos nachos— dice, en tono firme.
Su ocurrencia me hace soltar una risa.
—Está bien— accedo.
Pasan unos minutos hasta que por fin logro conseguir los nachos.
—¿Cuánto sería?— le preguntó al hombre que está detrás.
— Un euro.
—Tome— buscó en mi bolsillo y estoy apunto de darle el euro, pero alguien me detiene.
—Yo pagó, Amelia— me dice Ben, entrelazando nuestras manos para que no pueda entregarle el dinero.
—No, ya pagaste la entrada. Déjame pagar esto— le pido.
—No, yo pago— se niega, tomando mi mano y dejándola a mi costado, mientras el le da el dinero al señor.
—Gracias, señor— agradezco al hombre que está vendiendo.
Ben y yo nos dirigimos a una banca color rojo con la cara de un payaso en el medio.
—Que banca tan tétrica— expresó, mientras tomó un nacho bañado de queso y lo meto a mi boca.
—Sí, te causa escalofríos— concuerda Ben, mientras toma también un nacho y ambos reímos.
Nos sentamos en la banca mientras comemos nachos.
—Esto está delicioso— exclamo, con una sonrisa en el rostro.
—No pensé que te gustaran tanto los nachos.
—Tampoco yo— digo. —Pero estos están deliciosos.
Ben me mira con una sonrisa de ternura en él rostro, antes de acercase a mi.
—Tienes...— balbucea, antes de tomar un pañuelo de papel y limpiar la comisura de mis labios con este.
Yo puedo sentir que estoy empezando a sonrojarme.
—¿Huh? Gracias— agradezco, avergonzada.
El me da una sonrisa sin mostrar los dientes.
—No hay de que, Lynette.
Nos quedamos sumidos en un silencio, que solo era perturbado por el sonido de los juegos y las personas gritando.
Yo me hago más a la derecha, para estar más cerca de Ben. Tratando de no ser muy obvia en el proceso.
Claramente, no lo logre.
Ben me mira de reojo, sin decir ninguna palabra.
Eso no evita que el haga lo mismo y se acerque más a mi, hasta que quedamos juntos, uno al lado del otro.
Demasiado juntos.
Por inercia recuesto mi cabeza en el hombro de Benjamin sin siquiera preocuparme por ello, mientras el no hace nada para moverme.
Y siento una gota de agua caer a mi rostro.
Iba a empezar a llover.
—Empezará a llover muy pronto— aviso, moviéndome de la posición en la que estaba.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?— me pregunta Ben, un poco desconcertado.
—Me acaba de caer una gota de lluvia— le explico.
Ben me mira extrañado, tratando de entender lo que acabo de decir.
—¿Quieres irte?— pregunta.
—No.
Y su ceño se frunce aún más de lo que estaba.
—Hay que esperar, solo un poco— pido, cerrando mis ojos y volteando hacia arriba.
—Está bien— accede.
Tomándome de imprevisto. Benjamin acaricia mi cabello, y casi puedo asegurar, que tiene una sonrisa en su bello rostro.
¿Bello rostro? Lynette, concéntrate.
Abro mis ojos y lo observo, pero él no deja de acariciar mi cabello aunque yo lo vea.
Una gota moja el rostro de Ben, haciéndolo cerrar sus ojos por inercia.
—Bien, creo que ya hay que irnos— repite, soltando una risa.
—Sí, creo que ya.
Ambos nos levantamos de la banca, casi al mismo tiempo haciendo que se vea gracioso.
—Vámonos, te llevare al café, esta cita aún no termina— toma mi mano y sale corriendo.
Yo suelto un grito, para después reír.
—¿Qué haces?— le pregunto, mientras seguimos corriendo hasta llegar a la entrada.
—Vamos camino al café, si no corremos, empezará a llover— indica, alegre.
Corrimos, corríamos mientras sentíamos una que otra gota caer encima nuestro.
Hasta que llegamos a la entrada del café.
Ben se acercó a la puerta y la abrió para que yo entrara, cosa que agradecí.
Al entrar, el ambiente cálido del Dolce Mattina nos recibió.
—Hola, veo que vienen de nuevo— nos recibe Bianca. —En un rato tendrán una mesa.
—Gracias— decimos Ben y yo al unísono, causando una risa en Bianca.
—Tomen asiento— nos apunta unas sillas que están debajo de un cuadro, a un lado de la entrada.
Tomamos asiento en las sillas, sin decir nada.
—Fue una linda cita— digo yo, para romper el silencio.
—Eso no fue una cita— suelta Ben.
¿QUÉ?
—¿Qué?— le pregunto, bastante confundida.
—Si, eso no fue una cita. Necesitarás darme otra oportunidad para conocerme, Amelia— dice, en tono divertido.
Yo solo suelto una risa y me quedo impresionada por lo que acaba de decir.
—¿Tú no te rindes, cierto?— indago, divertida.
—No— niega.
—Eres un...— mi oración se ve interrumpida por la llegada de Bianca.
—Su mesa ya está lista— avisa.
—Gracias— agradezco.
Tomamos asiento en la mesa que está pegada a la ventana.
—¿Qué estabas diciendo?— pregunta, en tono pícaro.
—Nada.
—¿Segura?
Resoplo.
—Estaba diciendo que eres un atrevido— termino mi oración.
—Gracias por el cumplido— Ben me guiña un ojo.
—¿Ves?— exclamó. —Ha eso me refiero.
Ben solo ríe, haciendo que yo lo haga también.
—Eres muy graciosa, Lynette Vitale— alaga, haciendo que me sonroje.
—Tu no estás nada mal, Benjamin Crawford— le alago, en tono seductor.
Ben lame sus labios, atento a mi acción.
Y la campana de la entrada suena.
Ben y yo volteamos al mismo tiempo, para observar a alguien conocido entrar.
El rostro de Ben se ilumina, el mío se llena de confusión.
Jessica Fiore, hermana de Ben, entra al café.
¿Qué hace ella aquí?
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Hola, amores!❤️
Lamento tardar tanto en actualizar, pero estaba en exámenes y no tenía inspiración😓
Cambiando de tema, ¿qué opinan de la cita de Ben y Lynette? 😉
¿Creen que Lynette acepte otra cita con Ben?🙊
¿Y qué hará Jessica Fiore en el café?😱
Pronto lo descubriremos👏
Gracias por leer y esperar♥️🥰
Angie_D☔️💗
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