Capítulo 4

La campanilla capta la atención de algunos de los clientes.

Pero sobre todo, la mía.

Observo a una pelirroja entrar por la puerta, con su cabello mojado y botas altas.

Lucia desorientada y perdida, se notaba que era alguna turista que no sabía ni en donde estaba.

Su cabello capta la atención de algunas personas por su peculiar color.

—Listo, ¿que van a ordenar, señoritas?— pregunta Bianca.

—Yo pediré un café y un pay de manzana— hablo, y ella anota en su pequeña libreta la orden.

—Yo un panino y un té, por favor— pide Judy.

Ella guarda su libreta después de anotar todo lo que pedimos se retira.

—Oye— me llama Judy.

—¿Huh?— respondo.

—¿Por qué tan distraída, llegó el chico del paraguas o que?— bromea y yo rio.

—No, solo la chica pelirroja llamo mi atención— le explico.

Judy observa a la chica con perspicacia.

—Es... — espera un momento, tratando de encontrar las palabras correctas. —Diferente.

—¿Diferente? ¿Y eso que significa?— inquiero.

—Que el color de su cabello llama la atención— explica.

—Es linda.

Judy asiente, pero voltea su mirada a mi.

—Pero tu más— dice y agarra mis mejillas en sus manos, estrujándolas.

Yo me remuevo mientras ella aprieta y empieza a moverlos a diferentes direcciones.

—Judy— digo, de una manera apenas entendible.

—Ya, perdón.— se disculpa y suelta una risa. —Es que tus cachetes son tan gorditos.

—Deja mis mejillas en paz— le doy un leve manotazo en la mano y ella ríe. —Las personas nos miran.

Decidimos sentarnos a esperar nuestra orden, cuando la puerta de entrada vuelve a abrirse.

Y por fin lo veo.

Ben entra con el abrigo mojado y sus mejillas sonrojadas por el frío.

Se veía bastante tierno.

El camina hasta la pequeña mesa en la que está la pelirroja, y le da un beso en la mejilla.

Y mi corazón se rompió.

¿Por qué se rompió tu corazón, tonta? Apenas lo conoces, no es ni tu amigo.

Mi conciencia <<ósea yo misma>> podía llegar a ser muy cruel.

Se le ve feliz de verlo, su mirada destella de alegría y cariño por el.

Debí de haberlo sospechado desde un principio.

Ningún chico tan guapo como el estaría soltero.

Eso solo pasa en las películas y los libros.

Lynette ilusiones Vitale.

Cállate, conciencia.

Ush, qué humor amiga.

¿Mencione que habló sola a veces?

¿No?

Pues ahora lo saben.

Me quedo estática viendo así la dirección de su mesa, ignorando a los demás.

—¿Lynette?— me llama Judy.

Yo al ignoro y ella sigue insistiendo.

—¡Lynette!— exclama.

—¿¡Qué?!— preguntó, exaltada por su tono.

—¿Qué tanto miras?— pregunta.

Con un asentimiento de cabeza le muestro el espectáculo qué hay a unas mesas de nosotras.

Ben y la chica pelirroja platican amigablemente.

—Ush, mala suerte amiga— me dice.

—Lo se, pero no debería de importarme, no eramos amigos— le restó importancia.

—Tienes razón, pero no te desanimes, hay más peces en el mar— alienta, y guiña un ojo.

—En primera no estoy desanimada y tienes razón— concuerdo.

—Más tierra en el suelo.

—Si.

—Más estrellas en el cielo.— vuelve a hablar.

—Bien, ya entendí— le digo.

—Más chicos en el mundo— sigue hablando.

—Te quejas de mis frases y tu estas igual o peor que yo— me burlo.

—Es que mis frases son mejores.

Touche.

No te desanimes y mejor deja de ponerle atención a su mesa, que pareces loca— bromea.

—¡Oye! No estoy loca— enfatizó.

—Pues ellos lo creerán— dice. —Y además, ya te vieron.

Volteo la mirada "disimuladamente", volteando la cabeza como Linda Blair en la película El Exorcista.

Si, no se disimular muy bien.

Veo como Benjamin alterna la vista entre la pelirroja y yo.

Cuando me ve a mi, una sonrisa pícara se escapa de sus labios.

Y yo, solo lo miro con las cejas fruncidas.

Y eso solo hace que su pequeña sonrisa se haga más grande y notoria.

—Míralo, que cínico— me quejo.

—¿Por qué?— pregunta extrañada, mientras le da una mordida a su panino.

Esta con su novia y no deja de mirarme, eso es ser cínico— le explico, dándole un pequeño sorbo a mi café.

—Pues, tú no sabes si es su novia. Solo sacaste conclusiones precipitadas.— dice.

—No te entiendo, Judy Hamilton. Hace un momento me estabas diciendo que "había más peces en el mar" y ahora me dices que soy una precipitada.— le reprocho.

—A mi no me eches las culpa de tus dramas amorosos— se excusa.

—No son dramas amorosos, no somos nada.

—Bien, ahora dilo pero sin llorar.— bromea y yo le lanzo un sobre de azúcar, ella solo ríe ante su propio chiste.

—No da gracia.

—Oh sí, si la da— dice entre carcajadas.

Pasamos el rato entre bromas, que si yo soy dramática o que si ella sería buena comediante.

Pronto ya habíamos acabado de comer y saliendo del local.

Antes de salir le doy un último vistazo a Benjamin, para verlo por última vez.

Sigue con su sonrisa, alternando su atención entre la plática con la chica y conmigo.

El teléfono de Judy empieza a sonar, anunciado que tiene una llamada entrante.

Ella contesta y empieza a caminar mientras habla, alejándose un poco de mi y luego, más y más.

—Hey, Judy.— llamó.

Pero ella está más concentrada en la llamada y en caminar.

—Bueno... creo que tendré que esperar sola un taxi— me encojo de hombros y froto mi brazo libre para entrar en calor.

Me muevo de un lado a otro en la acera, con el paraguas en la mano, impaciente y congelada.

La lluvia ya había parado, pero aún caían pequeñas gotas.

Concentró mi vista en mi alrededor.

El parque.

La banca en la acera.

El cielo nublado.

Benjamin a mi lado.

Los árboles.

Espera, ¿QUÉ?

Volteo la vista abruptamente, con los ojos bien abiertos por su repentina llegada.

—Hola— dice.

—Hola— respondo de manera cortante.

—¿Tengo algo en la cara?— pregunta.

Excuse me, sir?

Entre todas la cosas que fuera a decir, jamás imagine que dijera eso.

—¿Eh?— suelto, bastante desconcertada.

—Digo, preguntó porque pasaste todo el rato en el café observándome a mi y a Jessica.— explica.

—No, no. Y no los estaba observando— me defiendo. —Tu eras el que me veía a cada rato.

—¿Qué? Claro que no, Lynette— pronuncia mi nombre en tono nervioso.

—Ajá, estas nervioso, quiere decir que estás mintiendo— lo apunto con un dedo.

—Bueno, puede ser que te observara un poquito, solo un poco— aclara.

—¿Y por qué me observabas? Tienes novia— le demando, molesta.

—¿Qué? ¿Novia?— pregunta, como si no supiera de lo que hablo.

Ja, ¿cree que soy estupida?

—Jessica, la pelirroja. —le explico. —Es obvio que es tu novia.

—Mmm... no, es mi hermana.— dice.

¿Ahora quien quedó como estupida?

Cállate, conciencia.

Ohh— pronuncio, incomoda.

—¿Creíste que mi hermana era mi novia?— pregunta, tratando de aguantar la risa.

—Bueno...— muerdo mi labio nerviosa. —¿Qué querías que pensara? Se le veía muy feliz de verte— me excuso.

—Si, porque no la veía hace un año y medio— dice.

Yo solo no puedo sentirme mas estupida.

No te sientas, lo eres.

Maldita conciencia.

—Emm... siento la confusión— me disculpo.

—No te preocupes, me lo han dicho antes— me tranquiliza.

Veo mi taxi llegar de manera repentina y rápidamente cierro mi paraguas y me despido de Benjamin.

—Ya me voy, lamento la confusión— vuelvo a disculparme, apenada.

—Espera— me detiene antes de subirme al automóvil. —¿Quieres ir a tomar algo, algún día?— pregunta.

Una sonrisa de niña enamorada se me escapa e ilumina mi rostro.

—Claro, ¿aquí?— preguntó.

—Claro, aquí.

Asiento en acuerdo y me subo al taxi.

Algo bueno había salido de retrasarme al quedarme viendo el vestido de novia en la tienda.

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Ciao! ❤️

Ya dos semanas sin actualizar🥺 extrañe escribir esta historia.

Pero ya volví😱 ¡Yey!💜

¿Qué opinan de la conclusión precipitada de Lynette?😂

¿Ustedes también lo creyeron, verdad?🙊

Me despido, hasta la próxima😘

Arrivederci, lettori📖❤️

Angie_ D☔️♥️

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