Capítulo 2

Me encontraba leyendo sentada en una de las tantas mesas que había en la biblioteca de mi universidad.

Era mi hora libre así que podía estar ahí sin que nadie me molestara.

Mientras leía tranquila y solitariamente mi libro, un ruido en particular llamo mi atención.

O mejor dicho un chirrido.

Observe a Judy, mi amiga, arrastrar una silla desde uno de los extremos de la biblioteca hasta donde yo me encontraba sentada.

La miré escéptica y observadora a sus movimientos.

Finalizó el recorrido de la silla a un lado mío y finalmente tomó asiento en ella.

—Hola Judy— la saludó cerrando Rayuela de Julio Cortázar para captar mi atención en ella.

—Hola Lyn— me dice con el apodo que utiliza cuando quiere algo.

La observo con una ceja alzada y esperando a que diga lo que quiere.

—Muy bien Hamilton, ¿que quieres?— la miro a los ojos para que no pueda mentirme.

—Nada— miente, empezando a tronar sus dedos nerviosa.

—Habla ya, Judy Hamilton— le insisto.

—Bien, te iba a preguntar si querías ir de compras conmigo— me mira suplicante. —Vamos Lynette, quiero comprar ropa.

—Sabes que no me gusta ir de compras, Judy. Te he dicho lo mismo las otras dos ocasiones — le recuerdo.

—Ándale, te compro lo que quieras. ¿Qué quieres?— me dice mientras junta sus manos en forma de suplica.

La miro con los ojos entrecerrados y pienso un momento en su tentadora oferta.

Me vendría bien un nuevo libro.

Bien, aceptó.— le digo y veo sus ojos iluminarse de la emoción. —Pero, quiero que me compres el libro de Cumbres Borrascosas.

Bien, está perfecto— dice ella soltando un chillido de la emoción. —Tan fácil fue convencerte.

—Si, claro— digo sarcásticamente y ella suelta una risa.

—Bueno... levántate y vámonos— yo la miro con cara de confusión.

—Tu hoy no sales temprano, Judy— la reprendo.

—Es la última hora, no es tan importante.— dice con poca importancia.

—Es el último año, Judy. Tienes que estar más al corriente— le recuerdo.

—Comunicación visual, es una clase muy sencilla, además la profesora Robinson no se dará cuenta que no estoy— dijo despreocupada.

—Bien, vámonos— ruedo los ojos y tomo mis cosas.

—Yey— celebra.

Me levanto de la mesa en la que estaba sentada y camino a la puerta de salida junto a Judy, quien tiene una gran sonrisa estampada en la cara.

Al momento de salir del instituto, observo el cielo ponerse nublado.

—Parece que va a llover— digo mientras saco mi paraguas para prevenir.

—¿Desde cuando traes paraguas?— pregunta extrañada Judy.

—Me lo dio... alguien— respondo mientras una leve sonrisa aparece en mi rostro.

—Pues que bueno que ese alguien te lo dio, yo no traía nada—dice mientras empezamos a caminar al estacionamiento el cual está algo lejos de donde estábamos.

Caminamos un rato hasta que encontramos el carro de Judy, un Nissan March un poco oxidado pero funcional.

—¿Ya lo arreglaste?—la interrogó mientras ella hace una mueca que responde a mi pregunta.

—Digamos que si, ahora arranca mejor— guiña un ojo y hace pose de chica de comercial y yo río.

—Ya vámonos, quieres— abro la puerta del co-piloto y entro.

—Como usted mande, jefa— responde en tono de soldado y suelta una risa escandalosa.

*

Después de que Judy manejara durante unos minutos, por fin llegamos al centro comercial llamado Raggi del sole.

Por fin podré comprarme el abrigo que tanto quería.— dice mi amiga mientras cierra la puerta del conductor.

—No lo olvides, compra mi libro— le recuerdo mientras la apunto acusadora con un dedo.

—Sí, si ya lo se. ¿Cómo se llamaba?— pregunta.

No podía ser más despistada.

—Cumbres Borrascosas.

—Bien— dice mientras caminamos a la entrada del centro comercial.

Caminamos durante unos dos horas buscando en las secciones de ropa, Judy se decidió por comprar un abrigo color rojo y unos tacones.

—Bien, ahora vamos a pagar— bufo y empiezo a acomodar aún su lugar la ropa que no eligió.

—¿Por qué haces eso?— dijo extrañada.

—¿Qué? ¿Ordenar?— le pregunté.

—Si.

—Porque no podemos dejar la ropa regada por ahí— le recordé.

Ella no respondió a lo que dije, solamente la vi buscar algo desesperadamente en su bolso.

—¿Qué buscas?— le interrogué extrañada.

—Mi cartera, debí dejarla en el auto voy a buscarla— habla mientras me da los tacones y el abrigo para que los tome.

—Judy...—le sentenció.

—Ahorita vuelvo, relájate— dice y sale corriendo cuando se estampa con un anaquel y grita "Estoy bien" lo que me hace reír a carcajadas.

Para no aburrirme más de lo que ya estaba, camino hacia la sección de calzado para ver qué hay.

Observo los distintos tipos de calzado qué hay en los anaqueles de muestra y visualizo unos lindos tenis tipo converse color blanco que me encantan.

Pero lo que capta más mi atención, es ver a cierto chico de cabello castaño oscuro en el área de deportes.

Lo veo con atención, tratando de descifrar sí si se trata de el.

Camino unos metros hasta que estoy casi al frente suyo y finalmente hablo:

—¿Estás siguiéndome?— interrogó de forma curiosa.

El levanta la mirada y luce sorprendido pero poco después una sonrisa ladina aparece en su bronceado rostro y hace que capte mi atención en una pequeña cicatriz en la mejilla.

—Hola, rubia— saluda el.

—Hola, chico del paraguas— le devuelvo el saludo.

—Veo que vienes de compras— dice refiriéndose a la ropa que traigo en las manos.

—De hecho, no. Esta ropa es de mi amiga ella es la que viene de compras.— digo hablando demasiado rápido.

—Que bien— dice y sonrió.

—No respondiste mi pregunta— insisto.

—¿Cuál pregunta?— dice enarcando una ceja y soltando una leve risa.

—¿Estás siguiéndome?

—No.

—¿Entonces qué haces aquí?

—Vengo a comer— responde de manera simplista mientras que yo lo miro extrañada.

—¿A comer?— pregunto riendo y el asiente. —¿Y a que vienes a comer a un centro comercial si hay restaurantes?— digo obvia.

—El McDonald's de aquí es más rico— responde guiñándome un ojo.

—Entiendo— sonrió.

—Bueno... tengo que irme, fue un gusto verte...— espera un momento tratando de recordar algo. —¿Cómo te llamabas?

—Soy Lynette.

—Bien, adiós Lynette.

—Espera.— lo detengo.

—¿Si?

—¿Cuál es tu nombre?— pregunto cuando ya está dando la vuelta.

—Benjamin, pero dime Ben— responde.

—Bien, adiós Ben.

Lo observo alejarse a paso tranquilo hasta que lo pierdo de vista y sonrío estúpidamente.

De repente alguien me agarra estrepitosamente del brazo y me da la vuelta.

—¿Donde estabas? Te he estado buscando durante cinco minutos y, ¿quién era el chico con el que hablabas?— pregunta Judy agitadamente.

—Estaba viendo los zapatos, y el chico es un... conocido.— digo y sin darme cuenta sonrío.

—Ajá, y yo soy Nora y mi novio es Patch— responde haciendo referencia a Hush, Hush uno de nuestros libros favoritos.

—Es un conocido, no hagas escándalo.

—Ya dime quien es— demanda curiosa.

—Se llama Ben, lo conocí el día que el bus me dejo y se fue.

—¿El fue el que te dio el paraguas que tanto adoras?— pregunta pícara.

Ya veo a que va esto.

—No adoró ese paraguas, solamente lo conservo por si acaso, y si fue el— le respondo.

—Ohh...— dice ella y me da un codazo. —Que romántico.

Yo ruedo los ojos divertida por su ocurrencia.

—Ajá, romántico y todo pero vamos a la librería para ir por mi libro— le recuerdo y la tomo del brazo para caminar a la par.

—Ush, creí que lo olvidarías— rueda los ojos y se queja.

—No, como voy a olvidar tan amable oferta— pongo mi mano en mi pecho haciéndome la ofendida.

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Hello!❤️

¿Cómo están?🤩Espero que bien 💜

¿Qué opinan de Judy? 😉

¿Les está gustando la historia? 💕😊

Comenten que opinan ❣️

Nos vemos mañana con un capítulo de Recuerdos de Medianoche🌙😉❣️

Besos😘

Angie_D✨☔️

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