capítulo 26 ( Tratando de huir )🌹
Los días pasaban y mis crisis empeoraban cuando llovía, ya era evidente para los demás que algo me sucedía, los maestros me llevaron a psicologos, me daban medicamentos pero nada de eso funcionaba en mí, cada vez empeoraba más y más, ya no podía con tanto dolor.
- ¿León, hasta cuándo vas a seguir aguantando?, hazme caso ya te dije cual era la solución.
- Yo no puedo matar, eso no se hace, es malo matar.
- No seas tonto, solo mataremos animales así te calmaras, ven te mostraré.
Collins me lleva al patio del orfanato que daba hacia el bosque entre la cerca había un agujero por donde él pasaba cuando iba de cacería.
- Mira el cielo, Leito, va a llover, esperemos aquí y ya veraz lo que se siente cuando corre el rio de sangre.
Nos quedamos sentados debajo de un árbol hasta que el olor a tierra humedad nos avisa que comenzó a llover, las gotas caen haciendo ruidos es las hojas de los árboles, observo las gotas caer y hay estaba otra vez, la lluvia eran de un color diferentes, esas gotas eran carmesí, ya sabia que estaba apunto de cambiar, apunto de convertirme en un demonio.
- Leito ven, es por aquí - grita Collins corriendo entre el espeso bosque. Trato de controlarme y voy hacia él.
La lluvia caía y nosotros corríamos persiguiendo a cualquier animal que tuviera la mala suerte de cruzarse en nuestro camino. Después de un rato pudimos atrapar a un conejo, el pobre animal nos veia asustado como si presentía lo que le iba a suceder, Collins saca de su chaqueta un cuchillo, doy unos pasos atrás, no queria ver como mata a ese inocente animalito.
- ¿Qué pasa Leo?, no sea un miedoso ven y acaba con el.
- No, no quiero.
- ¡Que vengas te digo!, está es la única forma de calmar lo que sientes, ven, inténtalo.
Me le acerco y Collins me da el cuchillo para que mate al conejo, mis manos tiemblan, no quería hacerlo, no quería, pero más pudo mi deseo por la sangre que al escuchar un fuerte trueno clave el cuchillo en el cuerpo del conejo, al ver la sangre no pude para, ya no había vuelta atrás. Collins tenía razón está era era la única manera de calmar mi sed, no había otra.
Después que la lluvia ceso miro a el pobre conejo y sentí una inmensa culpa, abro un hueco en la tierra para enterrarlo, Collins comienza a burlarse al ver que cubro el conejo con tierra.
- Leo, tienes que ser fuerte si quieres vencer lo que eres ahora, creeme, yo se lo que estás sintiendo, a mí también me tocó ver como mi vida cambio de la noche a la mañana, mi padre murió en un accidente cuando apenas mi madre me tenía en su panza, ella nunca se pudo recuperar de la perdida de mi papá así que cayó en las drogas y el alcohol. Al tiempo comenzó a trabajar de prostituta para poder comprar lo que le gustaba consumir. Una noche uno de sus amantes llegó a la casa borracho y comenzó a golpearla, yo intenté ayudarla, pero aquel hombre casi me mata a golpes, como pude me levante busque un cuchillo en la cocina y lo apuñale, senti tanta paz al ver la sangre correr con la lluvia que me enamore de ella y de esa sensación que sentí.
Al escuchar lo que le había sucedido a él con su madre me hizo recordar que yo también ví ese rio de sangre, así que yo también soy como Collins, somos igual.
- Leo, que te parece si hacemos una promesa, vamos a limpiar lo malo del mundo, vamos a terminar con las personas que lastiman a los demás, personas como tú padre o ese amante de mamá no merecen vivir, ¿Qué te parece mi idea?.
No sabía que responder a lo que había dicho mi amigo, yo no quería matar, pero si lo hacía ayudaría a inocentes de personas malas, termine aceptando y hicimos una promesa, de siempre estar juntos y limpiar la maldad.
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El tiempo pasó rápido ya teníamos quince años, habíamos escapado del orfanato antes de cumplir los trece así que habíamos recorrido casi todo el país, Collins en ese tiempo había cambiado se había vuelto más agresivo, si alguien le caía mal se encargaba de eliminarlo solo porque no le agradaba.
Ya su actitud iba al desastre y no lo podía permitir, al ver que él no iba a cambiar decido irme de su lado, me voy de la cuidad de Toronto hacia Vancouver.
No fue fácil huir de Collins, se me hizo difícil ya que él parecía que se daba de cuenta de todo lo que yo hacía o decía. En el viaje me conseguí a una pareja de ancianos que muy amablemente me ayudaron, ya que no llevaba nada conmigo ni siguiera una maleta, ellos me llevaron a su casa y me recibieron como a su hijo adoptivo.
Con ellos viví cinco años, yo no había cambiado apesar que ellos eran unas buenas personas, en las noches de lluvia igual salía a matar a los pecadores de la ciudad sin que ellos se dieran cuenta de lo que hacía. Hasta que un día, salí a trabajar y al regresar los encontré a los dos asesinados dentro de la casa, no lo podía creer, alguien había entrado aprovechando que yo no estaba y los habia matado sin piedad a esos dos tiernos ancianitos. Otra vez volví a sentir el terrible dolor de perder a seres queridos, era el mismo dolor como cuando perdí a mi madre.
Apenas estaba procesando la situación cuando veo descender por las escaleras a alguien que no quería ver más nunca en mi vida, esa persona era Collins, no sé cómo me encontró pero por mi culpa había muerto esa pareja de ancianos que me habían ayudado.
- Leito, amigo me traicionaste, de verdad pensaste que nunca te iba a encontrar, recuerdas el juramento, es para siempre ya lo sabías.
- Estás loco.
- Igual que tú - Collins solo reía como si le agradaba que le dijeran que estaba loco - Si sigues huyendo todas las personas que llegues a querer van a morir, mira estos pobres viejos como partieron de este mundo por tu culpa, asi pasará con todo lo que quieres sino cumples la promesa, así que no huyas de mí por que no vas a poder hacerlo.
Fijo mi mirada al suelo sintiendo que nunca iba a poder escapar de este maldito destino, esos días que Collins estuvo a mi lado acabamos con varias personas, él como siempre actuaba de una forma cruel y despiadada, yo solo terminaba con personas que lastimaban a otras.
Después de enterrar a mis padres adoptivos logré volverme a escapar hacia otro sitio, pero está vez no me iré a una ciudad, me iré a un hermoso lugar donde no hay muchos habitantes por lo que la maldad casi siempre no existe y sin maldad tal vez podría dejar de hacer lo que hago, no se por que sentia una esperanza en mi alma cuando iba en el bus, sentí que podía cambiar y al pensar de esa forma me lleno de felicidad después de tanto tiempo, ese sitio donde viviré ahora es el pueblo de Merrickville.
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