two ━━ your body language speaks to me.
🎀 CHAPTER TWO . . .
❝ your body language speaks to me❞
A LA NOCHE DEL DÍA SIGUIENTE, MI HERMANA Y YO les contábamos a nuestros padres de que las ideas sobre cómo queríamos que fuera nuestro bat mitzvah, con la ayuda de Lydia.
--Familia, muchas gracias por vuestra atención. --dije, y vi cómo Ronnie y Zaara no nos hacían ni caso.
Ellas estaban viendo una película de terror, con los auriculares puestos.
--Queremos que nos acompañéis en este viaje. --dijo Stacy-- Para empezar, pondremos este vídeo.
Yo le hice una seña a Lydia, para que lo pusiera en la televisión, así que me hizo caso.
--Este vídeo dará a entender cómo será la ceremonia. --dijo Lydia, y mi hermana y yo asentimos.
Oímos disparos provenientes del móvil de Ronnie, por lo que Stacy y yo miramos a la nombrada.
--¡Ronnie! --exclamamos las dos, fulminando a nuestra hermana mayor con la mirada.
--Silencio, chicas... --dijo mi padre, y Ronnie le bajó volumen al móvil.
--Da igual, papá. --dije, restándole importancia, y centrándonos en lo que más nos importaba-- Habría un yate de fondo, y Stacy y yo bajaríamos sus escaleras, a orillas del río Hudson, y con muchos fuegos artificiales.
--Whoa... --susurró mi padre, al oír mi explicación.
--¿Y sabéis quién luego aparece sobre una moto acuática? --preguntó Stacy y Lydia hizo como si vigilara a alguien-- ¡Es la estrella de la fama internacional: Olivia Rodrigo!
--Ay, Dios... ¿y quién se supone que pagará todo esto? --preguntó mi madre.
--Ya se nos ocurrirá algo. --respondimos mi hermana y yo, restándole importancia, y Lydia asintió.
Lydia puso una diapositiva con un montón de cantantes: Taylor Swift, Billie Eilish, Ariana Grande, The Weeknd, Chase Atlantic...
Yo fruncí el ceño, al ver a un señor que no pintaba nada allí.
--Lyd, ¿y ese quién es?
--Oh, Stacy me dijo que a vuestro padre le gustaba, así que lo puse para que pudiera convencerle. --contestó, y yo asentí, entendiendo.
Lydia cambió de nuevo de diapositiva, en la que ponía: "ahorros universitarios de Olivia y Stacy".
--Dios, no me lo creo. --dijo Ronnie, y yo le fulminé con la mirada.
--¡Cierra el pico, Ronnie!
--¡Oye, Stacy, no te flipes!
--¡Juro que te asfixiaremos mientras duermes! --exclamé, y Stacy asintió, enfadada.
--¡No si yo os asfixio primero!
--Sí, qué buen rollo hay entre las hermanas. --comentó mi padre, y mi madre asintió.
--¡De verdad, esto es importante para Stacy y para mi; vamos a convertirnos en mujeres! --exclamé, ya perdiendo los nervios.
--Vale, mujer, tú y tu hermana tan solo encargaos de preparar el mitzvah, y de practicar la Haftarah. --contestó mi padre.
--¡Eso no es lo importante! --respondió mi hermana, pero mis padres le fulminaron, con la mirada-- A ver, sí que lo es para Dios, para la gente mayor, para los templos, y todo eso, pero... para nosotras, la fiesta es lo importante, y si no sale bien, ¡acabaremos como Kate Kossman!
--Vosotras no acabaréis como Kate Kossman, Stace. --intentó tranquilizar Lydia a mi hermana.
--¿Quién es Kate Kossman? --preguntó mi madre, confundida.
--Es una chica que montó un karaoke en su bat mitzvah, usando las primeras letras, sin darse cuenta de que pondría "KKK". --explicó Ronnie.
--Ya, y no queréis que os pase eso, claro...
--¡Ahora se sienta sola en la hora del almuerzo, y hace pulseritas que nadie se pone, porque no tiene amigos!
--Estás exagerando, cariño. --dijo mi madre, mirando a mi hermana.
--¡Oh! --exclamó ella, y se puso una mano en la cintura-- ¿Así que crees que no pasa nada por apoyar al Ku Klux Klan?
--Vaya, mamá, no sabía que eras racista. --dijo Ronnie, y mi madre la fulminó, con la mirada.
--Madre mía... --fue lo único que mi padre pudo decir.
--A ver, escuchad un momento --dije, y todos me miraron--: Papá, mamá, vosotros dos no paráis de decirnos a Stacy y a mi que el bat mitzvah definirá el resto de nuestras vidas, ¡y con el bellezón de Sadie Sink sería perfecto!
--No, Olivia. --se negó mi madre, seria-- Nada de actrices o cantantes famosas, ni yates, ni nada por el estilo.
--¡No es justo, mamá, en el de Ronnie había hasta barra libre de patatas! --exclamó Stacy, y Ronnie le sonrió, orgullosa.
--Chicas, cuando yo celebré mi bat mitzvah, fue en el sótano de la abuela. --dijo mi padre-- Comimos bolas de matzo, ¡y nos lo pasamos genial! ¿Y sabes cuál es el motivo? ¡Ser judío! --exclamó, y Stacy, Lydia y yo nos miramos, sin saber qué hacer-- Así que vosotras centraos en vuestras oraciones, y en el discurso.
--Oh, eso lo hice yo, señor Friedman, así que tranquilo. --se metió Lydia en la conversación.
--¿Les has escrito tú el discurso, Lydia? --pregunto mi madre, y yo cerré los ojos, con frustración; nos habían pillado.
«¡Atrapadas!»
--A mi se me da fatal el Inglés. --se defendió Stacy, mis padres me miraron, para que yo respondiera.
--Sí, y la verdad es que a mi no me apetecía mucho, así que...
--¡Eso no está nada bien, chicas! --nos regañó mi madre.
--Sí, lo sabemos, pero ellas harán mi video de presentación, ¡y ya está! --exclamó Lydia, deseando que la discusión terminara.
Mi madre abrió la boca, para hablar, pero Stacy se le adelantó.
--¿Podemos tener barra libre de mojitos?
--¿Y por qué no una piscina de bolas? --preguntó mi padre, burlón, siendo esa la gota que colmó el vaso.
--¡Dios, papá, eso es para críos! --exclamó Stacy, yéndose del salón, ya que las bromas sin venir a cuento de mi padre eran lo que más le sacaban de quicio, en situaciones así-- ¡Oh, y nos vino la regla hace siete meses! --añadió, dando un portazo.
Mi madre rió, y fue a hablar con ella. Lydia sonrió, incómoda, para decir:
--Bueno, yo me voy a ir ya...
--Oh, Lyd, te llevo, que tengo que dejar también a Zaara. --dijo Ronnie, y Lydia asintió.
--Hasta mañana, Lyd, que duermas bien. --die, abrazando a la chica.
--Igualmente, Liv, hasta mañana.
Lydia se fue, y Ronnie se levantó del sofá.
--Tranquilo, papá, ya se le pasará el enfado. --dije, y Ronnie asintió-- Todas las adolescentes somos así; nos enfadamos, y a los diez segundos estamos dando vueltas por la habitación, cantando alguna que otra canción de Taylor Swift.
--Es que crecéis muy rápido, es una locura...
--Bueno, yo anoche probé el alcohol, y tranquilo, que no me gustó. --comentó Ronnie, ante de irse y sali por la puerta de casa.
Mi padre me miró, atónito, y yo sólo me encogí de hombros, para parecer que no sabía nada de lo que mi hermana mayor estaba hablando, cuando en realidad sí.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, RONNIE NOS LLEVÓ AL INSTITUTO. Stacy yo anduvíamos por los pasillos del edificio, intentando que nuestras ojeras no sean visibles a simple vista.
Calquiera que nos viera, pensaría que éramos zombies.
Entramos a nuestra primera clase, y nos sentamos al lado de Lydia. La saludamos, y estuvimos hablando por un buen rato.
Yo buscaba con la mirada a Andy, pero no lo veía por ningún lado; seguramente llegaría tarde, o incluso no vendría.
O, al menos, eso pensaba, ya que sentí cómo alguien me abrazaba por la espalda.
Al escuchar la respiración de Andy chocando en mi cuello, mi piel se erizó, al instante. Sentí una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, pues era la primera vez que alguien me daba un abrazo así.
Él me susurró al oído:
--Buenos días, Liv.
Me giré, y lo vi; llevaba una camiseta de color rosa pastel, su colonía olía genial, y llevaba puesto el collar de "la estrella de David" que le regalé por su cumpleaños.
Andy me sonrió, y yo le sonreí.
--Pensaba que no ibas a venir, idiota. --dije, mirando sus ojazos azules-- Creía que te habías quedado dormido porque estarías cansado de la fiesta del otro día, o algo así.
--Sí, claro, ¿y no poder ver a la mejor amiga del mundo mundial? --preguntó, divertido-- Eso nunca, Friedman.
Noté cómo mis mejillas se calentaban, y mi corazón se aceleraba exageradamente; esa confesión me había puesto muy nerviosa, pero luego recordé que mi hermana estaba justo a mi lado.
Me giré a verla, y le di gracias a Dios de que estuviera hablando con Lydia, en vez de ver cómo mis mejillas se habían tornado de un color carmesí.
Suspiré, y volví a mirar a Andy, el cual me miraba con el ceño fruncido.
--¿Estás bien?
--Sí, sí, es que... da igual. --respondí, soltando una risa nerviosa-- ¿Por qué?
--Oh, por nada, es que te has puesto roja, como un tomate. --contestó, y rió, para sentarse en su sitio.
Cuando se hubo sentado en su sitio, me dedicó una leve sonrisa, y yo se la intenté devolver de la mejor manera posible. Andy se puso a hablar con Aaron, su mejor amigo.
Al asegurarme de que no me estuviera viendo, me di un leve cabezazo en la mesa, muerta de vergüenza.
YA ERA LA HORA DEL RECREO ASÍ QUE, EN CUANTO LA CAMPANA SONÓ, Stacy, mis mejores amigas y yo, salimos corriendo de aquella clase.
Íbamos anduviendo por los pasillos, con nuestros almuerzos en la mano, mientras hablábamos de cosas sin importancia.
--¿Y si salimos a almozar afuera, solo por hoy?
--No. --se apresuró a contestar Lydia.
--Oh, venga ya, Lyd, que me gustaría tomar un poco el sol.
Todas reímos, hasta que nos encontramos con Kym, Megan y Anya.
Al ver a la primera, rodé los ojos, pues recordé lo bien que Andy y ella se lo pasaron el otro día, bailando.
--¿Es de Tory Burch? --preguntó ella, masticando un chicle de fresa.
--No, es del Walmart. --respondió Nikki, señalándose su falda, y todas miramos a la pelirroja-- Mi madre me la compró hace unos días, junto a una botella de agua, por solo doce dólares.
--Se lo decía a ella. --respondió Kym, fría, y mirando Lydia.
Megan y Anya le hicieron una seña a Nikki, para que se callara, cosa que me enfadó un poco.
¿Quiénes se creían que eran como para mandar a callar a alguien? ¿Es que se creen las reinas del instituto, o qué pasa?
Iba a abrir la boca, seguramente para no decir algo muy bonito, por lo cual Lydia se adelantó.
--Sí, eh... mi falda es de Tory Burch. --respondió-- Mi madre quiere gastarse todo el dinero de mi padre, antes del juicio.
--Guay, creo que Hailey Bieber tenía una exactamente igual. --comentó Kym, para asegurarse de ello, entrando a Google, mientras se iban.
--Oh, vale, qué coincidencia. --contestó Lydia, con una sonrisa, mientras que todas nos mirábamos, confundidas.
--Vale, eso ha sido muy raro. --dijo Stacy, y todas asentimos.
--Las amo, y las odio a la vez. --dijo Nikki, haciendo una mueca.
Llegamos al patio del instituto, y nos sentamos en la primera mesa que encontramos.
--¿Sabéis qué? --dijo Tara, y la miramos-- Dicen que Megan hará su bat mitzvah el fin de semana que viene, y que repartirá crema solar en el Coachella.
--¡Qué locura! --exclamó Lydia, flipando-- Vaya, qué pasada...
--Olivia y yo tenemos que inventarnos algo espectacular, porque estamos súper agobiadas. --dijo Stacy, y yo asentí-- ¿Cuánto tiempo creéis que se puede tardar en ser una influencer en TikTok?
--Eh.. ¿seis meses, tal vez? --propuso Lydia, y Stacy gruñó.
--Meh, demasiado tiempo... --respondió, apoyando su mentón en su mano izquierda.
--¿Sabéis qué? Creo que hay que relajarse un poco. --dijo Nikki-- ¿Qué hacéis este finde? Me voy a quedar sola en casa.
--Espera, ¿harás una fiesta? --preguntó Tara, y la ojiazul asintió.
--¿Una fiesta de empollones? --bromeó Stacy, y Lydia y ella fueron las únicas que rieron.
--¿No... no os gusta la idea? --preguntó Nikki, un tanto decaída.
--Sí, sí nos gusta, pero mi padre también se marcha este finde. --contestó Lydia.
--¡Uy, tú sí que harías una gran fiesta! --exclamó mi hermana, señalando a la castaña-- Podrías invitar a todo el mundo, ¡y también a las populares!
--¿Y no creéis que sería guay que, por primera vez, nosotras fuéramos las que excluyéramos a otras personas? --nadie respondió, y Nikki me miró-- ¿Tú qué piensas, Liv?
Yo no respondí, ya que estaba demasiado ocupada viendo algo, o mejor dicho, a alguien.
Andy estaba jugando con sus amigos al fútbol, y se le daba de maravilla. Bueno, os seré sincera, todo lo que él hacía, se le daba de maravilla.
Lo veía jugar con esa sonrisa tan contagiosa que él poseía; aquellos ojos azules que podría estar mirando durante horas, sin cansarme; su forma de jugar al fútbol y de celebrar sus goles...
Stacy me miró, con los ojos entrecerrados, y me di cuenta de esto. La miré y, un poco nerviosa, rápidamente me puse a hacer como si mirara a otra parte.
--Bueno, Liv, ¿qué dices? --preguntó Tara, y volví a la conversación.
--Yo...
No pude contestar, ya que el grito de Andy me alarmó.
--¡Eh, Liv, cuidado! --exclamó Andy, y yo le miré, con el ceño fruncido, confundida.
Vi que una pelota iba a impactar justo en mi cara, así que reaccioné lo más rápido que pude, y me aparté de la pelota, así consiguiendo que el golpe se lo llevara Stacy.
Ella soltó un grito, de dolor, y cayó al suelo.
--¡Madre mía!
--¡Stace, por Dios!
--¡Ay, Dios mío! --exclamó Lydia, en español, siendo yo la única que lo entendió.
--¡Joder! --exclamó Andy, flipando, pero soltando una carcajada.
Yo le di una mirada asesina, y se calló, dejando de reírse.
Nos levantamos de nuestro sitio, para levantar a mi hermana del suelo. Entre Lydia y yo la levantamos, como pudimos, y ella dejó descansar su cabeza en mi hombro, muy adolorida, y tapándose el rostro con la mano.
--¡Stacy! --exclamó Mateo, llegando-- ¿Estás bien?
Mi hermana ignoró a Mateo, y volvió a mirar a mi mejor amigo.
--¡Culpa mía, lo siento! --se disculpó Andy, mirándonos, pero teniendo que gritar un poco, para que se le escuchara-- ¿Estás bien, Stacy?
La nombrada miró a mi mejor amigo, asombrada, seguramente al darse cuenta de que sabía cuál era su nombre. Acto seguido, asintió, con una sonrisa, mirándolo embobada.
--¡Vale, lo siento, de verdad! --se volvió a disculpar, para después darse unos golpecitos en el pecho, justo en la parte del corazón, para luego señalar a mi hermana.
Stacy repitió su gesto, sin despegar sus vista de él.
Andy me miró, me sonrió, y me saludó, así que yo hice lo mismo.
Él se fue a seguir jugando, y Tara habló.
--¡Tía, ha sido perfecto! --exclamó-- ¡Él te ha hecho ese gesto, y tú le has hecho el mismo gesto; sois la pareja perfecta!
«Auch»
--Ten, Stacy, un poco de agua. --le dio el ecuatoriano a la chica una botella de agua, la cual ella no tuvo más remedio que aceptar.
--Muchas gracias, Mateo. --le agradecí, sonriente.
--No es nada, Friedman, tan solo me gusta ayudar a los demás.
--Por eso eres de las personas más bondadosas de este planeta. --respondí, para abrazarlo.
--¡Eh, Mateo! --nos giramos a ver de dónde provenía esa voz, y vimos a Andy, haciendo que no separemos-- ¡Ven, que el partido va a volver a empezar, y necesitamos a un delantero!
--¡Sí, ya voy! --exclamó, y me miró-- Bueno, el deber me llama. ¡Hasta luego, Olivia!
--¡Hasta luego!
El chico se fue, y yo miré a Andy, con el ceño fruncido; ya van dos veces en las que él nos separa a Mateo y a mi.
«Le pasa algo, eso está claro»
No, seguramente no le pase nada, y sólo esté sobrepensando mucho la situación.
«Si tú lo dices...»
POR LA TARDE, RONNIE NOS LLEVÓ A MI HERMANA, LYDIA Y A MI, a unas clases particulares en las que allí se da todo lo que se tiene que saber sobre el bat mitzvah.
Ronnie, Zaara, Stacy, Lydia y yo estábamos en el coche.
--Stacy, Olivia, por cierto, creo que papá ha invitado a vuestro bat mitzvah al de la tintorería. --comentó Ronnie, burlona.
--¿¡Qué!? --exclamó Stacy-- ¡Eso no puede ser, el número de viejos y jóvenes se está desequilibrando!
--Una cosa, ¿por qué Mateo está en la escuela hebrea? --preguntó Zaara, mirando al chico.
--Quizás sea porque nosotros tenemos más vacaciones. --respondió Lydia, y todas reímos.
Nos bajamos del coche, y nos adentramos en esa escuela.
--¿Lo vais a invitar, chicas? --preguntó Lydia.
--Sí / No.
Mi hermana y yo nos miramos, y nos fulminamos con la mirada.
--Es que... apenas lo conozco. --se excusó ella.
--Ya, pero es un muy buen chico, si lo conoces de verdad. --contesté, obvia.
--Estoy de acuerdo con Liv, Stace, y si lo invitas, quizás venga Andy. --comentó Lydia, mirando a mi hermana.
--Andy ya estaba invitado, Lyd, es mi mejor amigo. --le recordé a la castaña.
--Ah, sí, es verdad, no me acordaba...
Entramos al colegio, y allí nos encontramos a dos personas salir del "armario de los besos".
--Ay, Dios, ¿se estaban dando el lote? --preguntó Stacy, asombrada.
--Sí, y aún me pregunto cómo es que nunca pillan a la gente estando ahí. --respondió Lydia.
«Quieres usar ese armario con Andy, ¿eh?»
¿¡Qué!? ¡No, ni hablar!
«Ajá, ajá...»
Seguimos anduviendo, y nos encontramos con Tara y Nikki.
--¡Chicas! --exclamó Nikki, para abrazarnos.
--¿Cómo estáis? --pregunté, abrazando a Tara.
--Muy bien. --respondieron-- ¿Y vosotras?
--Igual.
Seguimos anduviendo, pero nos encontramos con una columna.
--¡Columna! --exclamaron Lydia y Nikki, para esquivarla, aunque no sabía por qué habían gritado su nombre.
--¿Cómo lleváis vuestra parte de la Torá? --preguntó Lydia.
--Es interminable. --respondió Tara-- ¿Por qué elegirían mis padres la tercera semana de agosto?
Pasamos al lado de Andy, Kym, Megan y Anya. Nikki le sonrió a Andy, bobamemte, por lo que él se giró, para volver a mirar a las otras chicas y seguir hablando con ellas.
Mi sonrisa se desvaneció, pues ni siquiera se había molestado en saludarme.
«Qué paranoica eres, Olivia, seguramente no te ha visto»
Bueno, en eso tienes razón...
--Pues la mía dura como un minuto y medio. --dijo Lydia-- ¡Gracias, diez de junio!
De repente, ya teníamos a la rabina Rebecca, justo enfrente nuestro.
--¡Vamos, chicas, que el telón sube en cinco minutos; me gusta pensar que las clases de aquí son como una obra de teatro, así que el libro de salmos es el guión, y yo la súper estrella!
La mujer hizo una pose.
--Os dejaré maravilladas con la actuación. --añadió-- Es broma, pero venga, ¡que ya empiezan las clases!
La rabina Rebecca se fue, y Tara habló.
--¡Está chalada, le falta un tornillo! --exclamó Tara.
--¿Un tornillo? --pregunté, riendo-- Yo creo que, más bien, la ferretería completa.
Todas reímos.
--"Os dejaré maravilladas con la actuación". --imitó Stacy a la mujer, haciendo la misma pose que ella.
--Lo bordas, hermanita. --le dije, y ella hizo otra pose, como diciendo: "ya lo sabía".
Llegamos a la clase, y fuimos a sentarnos, riéndonos, hasta que mi sonrisa se borró, al ver que Andy estaba parado justo al lado de mi hermana.
--Hey, Friedman. --mi hermana se giró, y se quedó petrificada, al verlo-- ¿Estás mejor?
Stacy no podía hablar, ya que seguramente se habría quedado embobada, mirando a esos ojazos azules que mi mejor amigo poseía.
--S-Sí, ¿por? --contestó, a duras penas.
--Lo digo por lo de antes, en el instituto. --respondió-- Una vez me dieron un balonazo en la cabeza, y estuve vomitando mucho.
--Oh, sí, me acuerdo de eso. --dije, riendo, y mirando a Andy-- Recuerdo que tuve que estar trayéndote los deberes, durante una semana entera.
Andy me sonrió, irónico.
--Gracias por el dato, Liv. --dijo, y rodeó su brazo en mi cuello, haciendo que me sonrojara un poco; él volvió a mirar a mi hermana.
Ella nos miraba, celosa, y fulminándome con la mirada, por lo que yo tuve que separarme de Andy. Cuando me separé, él me miró, con el ceño fruncido, extrañado del por qué mi movimiento.
«Acabas de desperdiciar un momento "romántico" con Andy, ¿lo sabes?»
Sí, pero...
«Stacy, sí, ya lo sé...»
--¿Tú has vomitado? --preguntó mi rubio, haciendo que deje de lado mis pensamientos.
--Eh... n-no, no he vomitado.
--Guay.
El chico se fue, no sin antes darme un abrazo y dedicarme una sonrisa, y susurrarme:
--Hasta luego, Friedman.
Yo no pude responder, ya que me había quedado petrificada, al sentir su respiración tan cerca mía.
Me senté, y rabina Rebecca llegó.
--Bueno, ¡Shabat Shalom!
--¡Shabat Shalom!
--¿Cómo estáis está tarde? ¿Os lo estáis pasando bien? --preguntó-- ¿Habéis empezado ya con vuestros proyectos?
--No / Sí. --todos negamos, menos Nikki, la cual fue la única que dijo que sí.
--¿"No"? --repitió-- ¡Si es la parte más importante de todo el proceso; es lo que os ayuda a hacer algo bueno por la comunidad, algo positivo en la sociedad! --exclamó-- ¿Es que el mundo no necesita a gente que ayude?
--No / Sí. --negaron todos, menos Nikki.
Yo no respondí, ya que estaba mirando a algo, o mejor dicho, a alguien: Andy.
Él estaba jugando con el bolígrafo, mirando por la ventana, deseando que la clase acabara cuanto antes, aunque hubiese empezado hace un minuto.
¿Cómo es posible que se vea tan guapo, incluso cuando ni lo intenta?
Una voz me sacó de mi trance, y el miedo me invadió, al ver que fue la voz de la profesora.
--¡Olivia Friedman! --exclamó-- ¿Estás prestando atención?
--Eh... sí, sí, lo siento, rabina Rebecca. --respondí-- Es que...
--Seguramente estaba babeando por Andy Goldfarb. --me interrumpió Kym, burlona, haciendo que toda la clase riera.
Ahí fue cuando me puse roja, como un tomate. ¿Qué excusa me invento ahora?
«Sinceramente, yo la arrastraría de los pelos»
Buena idea, pero no quiero que me expulsen.
«Aburrida»
Yo fulminé a la chica, con la mirada, y respondí:
--Pues no, Kym, no estaba babeando por Andy. --le sonreí, irónica-- Por cierto, ¿es tu vida tan aburrida que tienes que meterte en la de los demás? --pregunté-- La verdad es que no me extrañaría para nada que al final de este curso te quedaras sola, y sin nadie que te siga como un perrito faldero.
Toda la clase dijo: "uuuuuuu".
Kym me fulminó con la mirada; se había quedado sin argumentos.
--Bueno, bueno, bueno, ya basta. --dijo la rabina Rebecca, intentando suavizar el ambiente-- ¿Por qué no nos calmamos un poco?
--Perdón, rabina Rebecca, no volverá a pasar. --me disculpé-- Estaba distraída, pensando en mis cosas.
--De acuerdo, Friedman, pero la próxima vez te irás a dirección.
Yo rodé los ojos, y sentí la mirada de alguien sobre mi, así que giré mi cabeza, y lo vi.
Andy me miraba, sonriendo, pero cuando notó que yo le estaba mirando, rápidamente apartó la mirada, e hizo como si estuviera mirando por la ventana.
Yo reí, y ahora sí, puse atención a la clase.
Minutos después, vi cómo Andy vigilaba que la profesora no lo estuviera mirando, así que escribió algo en un papel.
Cuando ella se giró, se levantó de su sitio, y me puso una nota en mi mesa.
Yo le miré, y él me sonrió, para volver a sentarse.
Abrí la nota, y vi lo que ponía.
"¿Babeando por mi, Friedman?"
Noté cómo mis mejillas se tornaban de un color carmesí, por lo que rápidamente le di la vuelta a la nota, para que se quedara en la parte blanca. Le escribí la respuesta, y me aseguré de que la profesora no me veía.
Le pasé la nota, y él vio la respuesta:
"Ya quisieras, Goldfarb."
Él negó con la cabeza, divertido, y con una sonrisa, la cual yo le devolví.
N/A: Hola a todos/as, mis amores !! ¿Qué tal estáis? Espero que muy bien💕
Y hasta aquí el segundo capítulo de "Gorgeous", espero que os haya encantado, igual que a mi escribirlo !!
Liv y Andy mis papis frfr, son demasiado lindos juntos🤭
Olivia una diosa griega, la adoro y le rezo para que me pise la cara😩🙏🏻
Cuando Andy abrazó por la espalda a Liv, empezó a sonar: "Your body language speaks to me"😻 (Ya sé que es "lightweight", pero ya me entendéis JAJAJ)
Tengo que decir que puede que en el siguiente capítulo se venga una pelea... sorry not sorry, jejeje.
¿Parte favorita del capítulo?👀
En fin, votad y comentad, que no quiero lectores fantasmas !!
XoXo, Nahia <3
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