six. ━━ loving you is a losing game.

🎀 CHAPTER SIX . . .
❝ loving you is a losing game ❞

SABÍA QUE HACERLE CASO A STACY NO ERA BUENA IDEA, sobre todo si la idea se trataba de ir a una residencia de mayores, solo para poder ligar con Andy.

Yo no quería, pero terminé accediendo igualmente.

Es mi hermana, y la quiero más que yo a mí misma; haría lo que fuera por ella, incluso si se trata de renunciar al chico que me gusta, solo para verla feliz.

Ahora, mi hermana y yo nos encontrábamos caminando, mientras que Stacy llevaba un carrito con un montón de libros.

Yo solo la seguía, mientras observaba todo a que alrededor, ya que intentaba a toda costa no mirar a Andy, quien miraba su móvil sentado sentado uno de los sillones. No habíamos hablado desde nuestro casi beso en la fiesta, y desde la mini pelea que Connor y él tuvieron.

Aún seguía muy enfadado con él, para que os quede claro.

Stacy ni siquiera disimulaba cómo lo miraba, parecía una acosadora y todo, pero con la sonrisa que tiene mi hermana cuando lo ve, no puedo negar que me dan ganas de vomitar.

«Estás celosa»

Sí, sí, lo que tú digas...

Una abuelita estaba sentada en el sofá, cuando do le brillaron los ojos al ver el carro con los libros que llevaba mi hermana.

―¡Ay, los libros están aquí!
―exclamó, emocionada, pero Stacy le chistó mientras seguía mirando a Andy.

Yo le dediqué una sonrisa nerviosa, y agarré uno de los libros para dárselos a la mayor.

―Aquí tiene, siento mucho el comportamiento de mi hermana.

Me fui, para seguir a Stacy, no sin antes escuchar por su parte:

―¡Jovencita, este no es el que quería! ―me rechistó, de mala gana.

Yo esta vez la ignoré, debido a su mal tono, y me acerqué aún más a Stacy, quien estaba a punto de hablarle a Andy.

―¿Andy? ―se hizo la sorprendida, pero con una sonrisa en su rostro.

El chico, al reconocer la voz de mi hermana, se giró hacia ella.

―Hola. ―saludó, y me vio a mi detrás de ella; una sonrisa se dibujó en su rostro― Hey, Olivia.

Yo solo desvié la mirada hacia otra parte, pues no quería hablar con él; el chico frunció el ceño.

―Y, bueno... ¿qué estás haciendo?―le preguntó Stacy, mientras él volvía a despegar su mirada de mi.

―Pues he venido a ver a mi abuela, pero está durmiendo, así que estoy esperando a que el uber me recoja. 

―Vaya, esta muy bien que vengas a ver a tu abuela. ―comentó mi hermana, embobada.

―Sí, bueno, mi madre me ha amenazado diciéndome que si no vengo me quita la Xbox, así que... ―contestó, y yo reí.

―Sí, eso es algo muy típico de Elizabeth. 

Mi hermana y Andy pusieron su mirada en mi, por lo que yo maldecí, internamente.

¿Lo había dicho en voz alta?

Andy sonrió, mirándome por unos segundos, pero la voz de mi hermana le sacó de su trance.

―Bueno... ―se sentó en frente suyo, y un sentimiento no muy bonito volvió a nacer en mi― ¿Tienes ganas de tu bat mitzvah?

―Sí, va a ser una pasada. 

―Total. ―completó Stacy, y todo se quedó en un silencio incómodo.

Sin embargo, Andy me miró y pensó en algo, haciendo que yo lo mirara, confundida. Acto seguido, habló.

―Pero Lydia está cabreada, ¿sabéis? ―dijo, sin venir a cuento― Dice que es el mismo día que tiene una competición de baile, o algo así.

Yo aparté la mirada, y la puse en el carrito de los libros, incómoda.

―Agh, sí, es súper competitiva. ―contestó Stacy― Tiene que ser la que mejor baile de todas, sin importarle lo que piensen los demás.

―Bueno, yo juego al fútbol, y también es competitivo.

―Ya, pero lo tuyo es un deporte, y el baile es... un arte. ―informó Stacy, con sutileza, y yo la miré, extrañada. 

¿Desde cuándo era tan filosófica?

Andy volvió a mirar a mi hermana, para decir:

―Ahí le has dado.

―Desde luego.

Yo rodé los ojos, pues su conversación me estaba dando tanta vergüenza ajena que me daban ganas de arrancármelos de cuajo.

De repente, el móvil de Andy sonó, para informarle de que el uber ya había llegado.

―Oh, eh... tengo que irme, el uber ha llegado. ―comentó, levantándose del sofá.

―Ah, vale, encantada de verte. ―respondió mi hermana, sonriente.

―Sí... igualmente. 

El chico iba a comenzar a caminar, cuando vi que se había dejado la pelota de baloncesto. Suspiré, y tuve un debate conmigo misma sobre si hablarle o no.

Decidí hacerlo, pues yo no era mala persona.

―¡Eh, Andy! ―exclamé, agarrando la pelota; el nombrado se giró a verme― Te... te dejas la pelota.

El chico sonrió, mientras yo se la daba.

―Ya lo sé, lo he hecho para que por fin fueras tú la que me hablaras, Friedman. ―respondió, y me dio una sonrisa, para darse la vuelta e irse de allí, botando la pelota.

Andy me dejó petrificada, sin saber qué hacer o decir, y con unas mariposas en mi estómago inmensas, pero rápidamente me acordé de que alguien nos estaba mirando.

Stacy.

Me giré, y la vi fulminándome con la mirada.

Mierda.

―Venga, vámonos de aquí. ―espetó, antes de chocar su hombro con el mío y empezar a dirigirse hacia la salida.

Una sensación agridulce me invadió por completo: dulce porque Andy me había dejado sin palabras con su estrategia, y agria porque Stacy estaba cada vez más cerca de descubrir lo que sentía por él.

POR LA TARDE, MI PADRE, STACY Y YO ESTÁBAMOS EN EL CINE VIENDO "SCREAM VI". La verdad, es que yo estaba desarrollando un crush en Ethan, pero no sabía el por qué tenía toda la pinta de ser Ghostface.

Ahora mismo estábamos en la parte en la que Anika moría; yo y mi hermana estábamos llorando a moco tendido, pues la asiática era nuestra favorita.

―No merecía morir... ―susurré, mientras una lágrima caía por mi mejilla, y la limpiaba con el dorso de mi mano.

―No... ella y Mindy eran las mejores. ―susurró también mi hermana, agarrando un pañuelo y sonándose.

Mi padre nos miraba, como si de repente nos hubiéramos vuelto locas.

Stacy se percató de que no quedaban palomitas, por lo que me dio un leve golpe en el hombro, para que ella captara mi atención.

―Eh, Liv, no quedan palomitas. ―comentó, señalando el cubo vacío― ¿Vamos a recargarlas?

―Vale. ―respondí, y se lo dijimos a mi padre, para salir por la puerta de la sala.

Vimos al chico que hacía las palomitas, metiéndose justo una a la boca.

―Hola, Joe. ―saludé, mientras mi hermana y yo nos acercábamos a él― ¿Nos rellenas el cubo de palomitas, por favor?

―Claro, Olivia. ―contestó, para agarrar el cubo y abrir donde estaban las palomitas.

Nos quedamos en silencio, y yo miré que había una bolsa de galletas oreo. Me quedé mirándola, mientras me acordaba de que son las galletas favoritas de Andy, y también las mías.

Me sentía mal por tratarle de esa manera, pero... Andy va a tener que recoger lo que siembra, supongo.

―¡Hola, chicas!―nos saludó Mateo, y nos giramos para verlo.

―Oh, hola, Mateo. ―saludó Stacy, de nuevo con sus ojos brillantes.

Yo volví a sonreír, pues parecía que a mi hermana le gustaba Mateo, pero nunca lo iba a reconocer.

―¿Qué haces por aquí?―pregunté, curiosa, pero amable.

―Es que nadie celebra su bat mitzvah, por lo que hemos venido aquí. ―yo fruncí el ceño, ante lo último.

«¿Hemos?»

―¿"Hemos"? ―pregunté, confundida.

―Sí, Andy y los demás están aquí.

―¿Andy está aquí? ―preguntamos las dos, solo que había una diferencia en nuestro tono de voz: el de Stacy parecía emocionado, y el mío parecía nerviosa, pero en el mal sentido.

Como si lo hubiéramos manifestado, el chico apareció por allí.

También vimos que no eran solo Andy y Mateo, sino que también iban Kym, Megan, Anya, Aaron y... Lydia.

Oh, claro, ella tenía que estar allí, ya que es la novia de Andy.

Genial.

Mi hermana abrió los ojos con sorpresa, al ver allí a nuestra ex-mejoramiga, y miró al chico de las palomitas.

―Perdona, ¿puedes darnos las palomitas? ―pidió, con un poco de prisa.

―Lo siento, sé que os gustan con mantequilla, así que iré a la despensa a por un bote. ―respondió, sonriente.

―No, da igual, danos las palomitas. ―dije yo, perdiendo los nervios ya que Andy y los demás ya casi estaban a nuestro lado.

Correción: ya estaban a nuestro lado.

―¡Kym!―exclamó mi hermana, mirando a la chica, fingiendo una sonrisa― ¿Qué tal?

Las tres chicas (incluida Lydia) nos miraron de arriba a abajo, para reírse, pues habíamos venido en pijama porque a mi padre le encantaba ir al cine así.

―Lo adivino: estáis en el día de ir al cine en pijama. ―dijo Andy, mientras me miraba con una sonrisa, pues este sabía que a nuestro padre le encantaba ir así.

Incluso él se vino un día al cine en pijama, ya que yo lo invité.

Yo abrí la boca, para responderle, pero Stacy se me adelantó.

―Estás en lo correcto. ―contestó, con una sonrisa.

Yo desvié la mirada, mientras me mordía el labio. ¿Por qué cada vez que va a pasar algo con Andy, nos interrumpen?

―Bueno... ―dijo, mientras Lydia y él se miraban, al ver mi comportamiento― ¿Seguís con los libros?

―Claro, ¿y tú con la Xbox? ―preguntó Stacy, poniendo sus manos detrás de su espalda, como una niña pequeña.

―Sí, la consola sigue intacta. ―respondió, mientras miraba a Stacy, con una sonrisa.

Yo me mordí el labio de nuevo, para evitar no llorar en ese momento, al ver la sonrisa que Andy le había dado a mi hermana. Lydia pareció haberlo visto, por lo que entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, mientras me miraba.

Yo no lo vi, pero la chica le hizo una seña a Andy, como diciendo: "mírala, se muere de celos".

Otra voz se hizo presente: la de nuestro padre.

―¿Dónde os habíais metido? ¿Se ha enfadado otra vez el tío de las palomitas? ―preguntó, mientras se abrochaba la bata; Kym no pudo evitar soltar una risa, ganándose una mirada fulminante por mi parte― ¡Oh, si son vuestros amigos! 

Todos le saludaron, mientras intentaban aguantar la risa. Bueno, todos menos Andy y Mateo.

De Mateo me lo esperaba, pero... ¿por qué Andy tampoco se había reído? ¿Acaso estaba cambiando?

―Me mola tu bata, tío. ―comentó Mateo, señalando la prenda de vestir.

―Anda, pues tienes buen gusto. ―respondió el mayor, para mirarnos a Stacy y a mi― Oíd, chicas, voy al coche a por la mantita del coche porque hace mucho frío.  ―Lydia escondió su risa, pero me di cuenta de ello― Además, así podremos acurrucarnos, como siempre lo hacemos.

Nos dio a mi y a mi hermana un beso en la cabeza, para mirar a Aaron.

―Acurrucarnos. Tú sabes de lo que hablo, ¿verdad?

―¿Q-Qué...?―preguntó el ojiazul, sin entender nada.

Yo sonreí, burlona, pues siempre alguien tenía que estar molestando a Aaron, de una forma u otra.

―No te escondas, Lydia... ―le dijo mi padre a la chica, para acercarse a ella.

―¡Hola!

―¿Qué tal? ―preguntó, dándole un abrazo― Dale recuerdos a tus padres.

―Sí, lo haré.

Nuestro padre se separó de Lydia y miró a Andy, para escanearlo con la mirada.

―¡Andy! ―exclamó, mirando al chico.

―¿Qué hay, señor Friedman?

«No me jodas, el novio hablando de nuevo con su futuro suegro.»

¡CÁLLATE!

«Si lo digo por Stacy...»

Oh...

―Todo bien, Andy, todo bien. ―respondió, mientras chocaba los puños con él― ¿Sabes? Echamos de menos que ya no vengas a nuestra casa para que estés con Olivia.

―Sí, es que... ―el rubio me miró, y yo rodé los ojos― Ahora mismo no tengo tiempo para quedar... ya sabe, cosas del fútbol.

―Oh, sí, ya veo. ―contestó, mientras me miraba de reojo― Bueno, un placer volver a verte, y dale recuerdos a tus padres.

―Eso si alguna vez están en casa... ―susurró el joven, pero yo pude escucharlo perfectamente; bajé la mirada, sintiéndome un poco mal por él.

Porque sí, Andy Goldfarb no era perfecto; también tenía sus problemas familiares. Sus padres viajan mucho, debido al trabajo que tenían, pero había veces en las que parecía que se olvidaban de él completamente, como si no existiera para ellos, debido a lo centrados que están en ellos mismos, y en el trabajo. Todos los días tenía que limpiar la casa él solo, comer solo, cenar solo... una mierda, la verdad, por lo que antes de que nos separáramos, siempre intentaba hacerle compañía todo el tiempo que podía, para que no se sintiera tan mal.

―Espero verte pronto, Andy, y digo lo mismo, Lydia. 

Nuestro padre se fue, y yo expulsé todo el aire que tenía retenido en los pulmones. 

Pero lo que no me esperaba era que Andy se acercara a Lydia, mucho más de lo que a mi me gustaría.

―¿Vas a...? ―preguntó Katz, pero al ver que Andy se acercaba a su boca, se calló― Oh, vale...

Andy juntó los labios con los de Lydia, besándola. 

Yo veía la escena, con la boca semiabierta mientras notaba cómo las lágrimas se me acumulaban en los ojos.

¿Por qué ella y no yo, joder? 

Oh, ya lo sé, porque ni siquiera soy la mitad de guapa que ella.

Desearía ser Lydia.

Se separaron, e inmediatamente las miradas de los dos fueron a posarse en mi, por lo que miré a otro lado ya agarré la mano de Stacy, quien también lo había visto todo, celosa.

―Vámonos, Stace, y deja que estos dos intercambien saliva incómodamente, delante de sus amigos. ―pedí,  esperando que mis celos no se notaran, pero escondiendo mi dolor― Tenemos una Anika a la que llorarle.

―Sí... tienes razón.

Yo empecé a caminar, mientras que le dediqué una última mirada a Andy, para después meternos de nuevo en la sala donde la película ya estaba en la parte en la que Chad acusa a Ethan, mientras lo tenía agarrado de la camisa contra un coche.

A LA TARDE DEL DÍA SIGUIENTE, Stacy le escribió a Tara y Nikki para pedirles que vinieran a hacerle una sesión de fotos, y así poder enamorar a Andy de una vez por todas.

Yo no podía decir nada, pues eso supondría poner en riesgo mi secreto.

Mi hermana iba vestida súper rara, e iba maquillada como si pareciera un payaso; nunca tendría el valor de maquillarme o vestirme como ella.

Con lo cómoda que estoy yo con mis sudaderas de "Stranger Things" y mis pantalones rotos...

Una media hora después de que Stacy, Tara y Nikki quedaran, la puerta de nuestra habitación sonó.

Habían llegado.

Stacy les abrió la puerta, dejándose ver a la pelirroja y a la morena, contentas, o al menos hasta que vieron a Stacy, cuando ellas recorrieron todo su cuerpo y rostro con la boca abierta.

―¿Es que te han pegado, o algo?―preguntó Tara, y yo no pude evitar reírme; Tara miró hacia nuestra habitación, para verme― ¡Oh, hola, Liv!

―¡Hey, chicas! ―saludé, con una sonrisa, mientras me reía.

Stace, ¿tienes alergia? ―preguntó Nikki, mirando el rostro de la pelinegra― ¿Traigo la epinefrina?

―Tía, pareces un filtro del móvil.

―¿Se te ha subido el malestar a la cara?

Stacy rodó los ojos, mientras yo no podía parar de reír.

―Cerrad el pico, y pasad.

Stacy dejó pasar a las dos jóvenes, y me abrazaron, sonrientes.

―Bueno, chicas, pongámonos manos a la obra. ―ordenó la chica, y me miró― Liv, tú pued-...

―Uh-uh, lo siento, Stace, pero ni de coña te voy a ayudar a que enamores a mi ex-mejor amigo. ―le interrumpí, divertida, mientras agarraba mis auriculares y me sentaba en mi cama, aunque disimulando el dolor que me había causado en el pecho decir aquello― Yo voy a escuchar música, hasta que se me revienten los tímpanos.

Stacy rodó de nuevo los ojos, y ella se puso en posición para que las demás le hicieran las fotos.

La canción "This Is What You Came For" de Rihanna ft. Calvin Harris empezó a reproducirse en mi móvil, por lo que sonreí y le subí el volumen; me encantaba esa canción.

Después de unos segundos, llegó la parte del estribillo; mi favorita.

And everybody's watchin' her, but she's lookin' at you, ooh-ooh, you, ooh-ooh... ―empecé a cantar, en voz baja, para no interrumpir a mi hermana y amigas― You, ooh-ooh, you, ooh-ooh, you, ooh-ooh, you, ooh-ooh, you, ooh-ooh-ooh, ooh-ooh-ooh.

Las voces de Stacy, Tara y Nikki me desconcentraron, por lo que suspiré y (muy a mi pesar), le tuve que bajar volumen al temazo que se estaba reproduciendo.

Presté atención a su conversación.

―Tara, estás metiendo la cámara en el plano. ―le regañó Nikki a su mejor amiga, mientras ella era la que sostenía el móvil.

―Perdón. ―se disculpó, y quitó la lámpara de allí.

―No, no, más arriba, para que se note el brillo. ―le pidió mi hermana, mientras hacía otra pose.

―Oye, pensaba que habíamos quedado para jugar y hacer slime. ―se quejó la pelirroja, mirando a Stacy.

―Ya no somos unas niñas, Nikki, somos adultas. ―respondió, mientras Tara volvía a colocar la lámpara; pensó su respuesta― Luego hacemos slime, y jugamos.

Yo sonreí, pues aunque no lo demostrara, Stacy quería jugar y hacer slime con sus amigas, más que nada en el mundo.

―¿Cómo estoy?―preguntó, poniendo morritos mientras guiñaba un ojo.

―Como si vinieras de un entierro. ―respondí yo, ganándome miradas burlonas por parte de Tara y Nikki, y una mirada fulminante por parte de Stacy.

―Cambia de pose. ―pidió la pelirroja, y la pelinegra obedeció― Eso es, sedúceme, como si fuera Andy Goldfarb.

Al oír eso, supe que ya había tenido suficiente. Rodé los ojos y me levanté de la cama, para salir a que me diera un poco el aire, no sin antes avisarles a mi hermana y amigas.

Por el pasillo, vi que Ronnie y Zaara iban para nuestra habitación.

―Hey, hermanita. ―me saludó Ronnie, con una sonrisa― ¿Quieres venir al cine con nosotras a ver "Posesión Infernal"?

―Gracias, Ron-Ron, pero prefiero salir a que me dé un poco el aire, mientras escucho música. ―contesté, fingiendo una sonrisa.

―¿Estás bien? ―me preguntó mi hermana mayor.

Joder, ¿cómo es que siempre sabe que me pasa algo?

―Nada, nada, es solo que... ―iba a contarle todo: mi crush con Andy, los celos que me dban cuando estaba con Lydia, lo mucho que me dolía tener que guardarme mis sentimientos por Stacy... todo. Pero aún sigo sin saber por qué no lo hice― Da igual, tan solo quiero despejar mi cabeza.

―Eh, eh, eh. ―me detuvo, para mirarme― Sabes que puedes decirme todo lo que te preocupa, ¿no?

Yo asentí, mirando a Ronnie.

―Sí, pero de verdad... no me pasa nada. ―contesté, pero Ronnie no parecía muy segura― Ronnie, te lo digo en serio.

La chica y su mejor amiga se miraron, para suspirar.

―Vale, pero ten cuidado.

―Lo tendré.

―dije, y ellas empezaron a caminar― Oh, y, Ronnie... ―la nombrada se giró, para mirarme― Gracias.

―No hay de qué, Liv, para eso están las hermanas mayores. ―sonrió, para entrar a nuestra habitación.

Bajé las escaleras y salí de la casa, mientras volvía a reproducir la canción que antes escuchaba.

Caminaba mientras no podía dejar de pensar en Andy. 

¿Debería olvidarlo? ¿Debería centrarme más en Connor? ¿Debería aceptar que Andy nunca me verá igual que yo le veo a él? ¿Debería rendirme? ¿Debería dejar que Stacy tenga a Andy, en vez de yo? ¿Debería hacer las paces con él? ¿Debería dejar de amarlo?

Pero ya sabéis lo que dicen: nunca nadie olvida del todo a su primer amor, y tampoco deja de amarlo.

Todos esos pensamientos se esfumaron de mi cabeza, al chocarme con una persona.

―¡Lo siento, no miraba por dónde iba! ―me disculpé, pero al ver de quién se trataba, sonreí― ¿Connor?

―¿Olivia? ―dijo él, también sonriente.

―¿Se puede saber qué te da por chocarte conmigo? ―pregunté, divertida, mientras me cruzaba de brazos.

―No lo sé, puede que chocarme con chicas guapas sea mi especialidad. ―respondió, con su encantadora sonrisa.

No os lo voy a negar, sentí mariposas en el estómago, mientras me sentía cómo me ponía roja, como un tomate.

―Eres un tonto, Connor Wilson. ―dije, burlona.

―Podré ser tonto, pero los gustos en las chicas no los llevo mal. ―contestó, acercándose más a mí; mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal.

―¿Ah, sí? ―pregunté, mirando a sus ojos verdes esmeralda―  ¿Y cuáles son tus gustos en chicas, si se puede saber?

«Olivia, estás sacando tu lado coqueto a la luz...»

―Pues... no sé, tal vez altas, pelinegras, con ojos cafés preciosos, con un estilo espectacular... ―enumeró, mientras se acercaba más a mi―  Oh, espera, si estoy hablando de ti.

Yo reí, sonrojada, mientras miraba a otra parte.

―Vaya, Connor, no sabía que tenías este lado tan coqueto.

―Ni yo tampoco sabía que tú también lo tenías, Friedman. 

Los dos nos acercamos un poco más, y sentía cómo nuestras respiraciones se mezclaban. 

«Liv...»

Connor miró a mis labios, y yo miré a los suyos. Esto me hizo preguntarme: ¿estoy haciendo lo correcto?

«Olivia...»

Él se acercó más a mi, y nuestros labios casi rozaban; mi corazón estaba a punto de estallar.

«¡OLIVIA FRIEDMAN!»

Yo me separé de él, bruscamente, para escuchar a mi conciencia.

«Detrás tuyo...»

Giré mi cabeza tan rápido que la niña del exorcista estaría celosa.

Y, entonces... mi corazón se detuvo.

―A-Andy...

 El chico estaba a unos cuantos metros de nosotros, sosteniendo un ramo de flores en su mano derecha; le temblaba el labio, y tenía los ojos cristalizados.

Negó, con la cabeza, mientras se daba la vuelta y se iba por donde había venido. 

Mierda, mierda, mierda.

Miré por última vez a Connor, y fui a perseguir a Andy.

―Andy. ―lo llamé, pero este aceleró su paso― ¡Andy, espera, por favor!

Tomé su muñeca, haciéndole que se girara para verme con esos ojazos azules como el mar que tanto me gustaban observar.

―¡Déjame en paz, Olivia! ―exclamó, intentando zafarse de mi agarre pero, sorprendentemente, yo era más fuerte― ¿¡Tú ves normal que estuvieras a punto de besarte con un chico al que acabas de conocer!?

Yo abrí los ojos, con incredulidad; lo solté.

―¿Perdona? ―dije, mirando al chico― ¡Por si no lo recuerdas, estás saliendo con mi ex-mejoramiga, a quien conoces desde hace una semana!

Andy se quedó callado, pues sabía que ahí tenía razón.

―Andy, por favor, tan solo déjam-...

―No, no tienes que malgastar saliva en decirme cuánto te gusta Connor, y tampoco tienes que inventarte excusas para hacerme sentir mejor, porque te aseguro desde ya que eso no te va a funcionar. ―lágrimas caían y caían de sus ojos y yo abrí la boca, para hablar, pero me lo impidió― Oh, y una cosa más: cuando te rompa el corazón, que lo hará, no cuentes con mi ayuda; no esperes que te reciba en mi casa con los brazos abiertos, cuando estés llorando a moco tendido y disculpándote conmigo cuando sepas que tengo razón.

Dicho esto, se fue del lugar, y tirando el ramo de flores al suelo; estas comenzaron a tornarse de un color marrón, debido a que cayeron en un gran charco de barro.

―Andy... ―lloré su nombre, y observaba cómo el chico desaparecía de mi vista, mientras que este lloraba sin parar.

Pero dos preguntas se me vinieron a la mente: ¿Para quién era ese ramo de flores? ¿Por qué se ha enfadado tanto al verme casi besándome con Connor?

Dios, Andy Goldfarb, amarte es un juego perdido...

N/A: *se prepara épicamente para los insultos que se vienen después del capítulo* 

Hola, hola, mis amores !! ¿Qué tal estáis? Espero que muy bien 💕

SORPRESA: DOS CAPÍTULOS EN UNA SEMANA !! Espero poder actualizar otro más esta semana, ya que estoy muy inspirada con esta historia, jsjsjsj.

Bueno, y hasta aquí el sexto capítulo de "Gorgeous", espero que os haya encantado igual que a mi escribirlo. Eso sí, me ha dolido mucho escribirlo :(

Los celos de Liv en este capítulo han sido increíbles, JAJAJAJ.

Pobre Andy... hasta yo he sentido pena por él en este capítulo😭

Ronnie es todo lo que está bien, la quiero mucho💌

NECESITO RECONCICILACIÓN DE LIV Y ANDY ASAP, LOS AMO DEMASIADO COMO PARA QUE ESTÉN SIEMPRE PELEÁNDOSE (irónico, ya que soy yo la que los hace sufrir, pero bueno JAJKAKJSKJ).

¿Qué os ha parecido el capítulo?  Sed sinceros, y decidme que os ha gustado y qué no. 

¿Sois team Andy o team Connor?🤨

Liv, te amo, pero... YOU BELONG WITH, ANDY, NOT WITH CONNOR😊.

En fin, votad y comentad, que adoro leer vuestros comentarios y responderlos !!

XoXo, Nahia <3.

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