16



¿El 14 de febrero?. Felix desconocía que estas festividades se celebraran como una obligación.

- En serio, te juro que vi a unos 20 chicos de nuestra escuela comprando flores. ¿Les darán eso a las chicas? ¿No te parece aburrido? - Hablaba, sentado en el borde de la cama de la habitación.

Habiendo pasado sus primeros 5 años en el extranjero, Felix no era ajeno a las costumbres del país, pero le disgustaba la superficialidad de los regalos, como si fueran una obligación en lugar de un gesto genuino.

- No sé por qué te quejas, si alguna vez también diste flores.

- Pero yo le pregunté a la chica qué quería recibir.

- Lee... Era alérgica a las flores y le compraste flores naturales. - Daniel apartó la vista de su libro con un gesto de reproche.

- No las compré. Eran del invernadero de mi madre. Además, ella dijo que quería que alguien se las regalara porque eran bonitas, y todos le habían regalado flores artificiales por su "condición". Fui amable con ella e incluso la ayudé para que pudiera olerlas sin despertar su alergia. Es diferente.


El rubio se quitó los zapatos antes de acomodarse en la cama de su amigo.


Tenía un punto. A diferencia de los demás chicos, él pensaba en la otra persona y en lo que le gustaría, no en lo que conseguiría con más facilidad o en lo que "todo el mundo regalaba". A veces esas excusas lo mareaban.

- De todas formas, estás soltero, esas cosas no van contigo...

- ¿Y qué? Si algún día me regalan flores, que al menos sean naturales o algo caras. No esas flores artificiales corrientes del puesto de la esquina.

- Lee...

- Calla, ahora estoy ofendido.

Jungkook sonrió cuando Felix se dio la vuelta y buscó cubrir su cuerpo con su manta para dormir.


Habían aparecido ese domingo en su puerta a las 11 de la mañana con un tupper de comida justo después de que SeokJin saliera para reunirse con sus compañeros y tan solo una hora después de que sus padres salieran para ir a trabajar. Ni siquiera quiso preguntarles que hacían ahí pues sabía de antemano que Daniel quería un lugar tranquilo para leer comics de Star Wars y Felix no quería quedarse todo el día en casa solo mientras sus padres trabajaban.


Eso y que Jungkook había mencionado que su caja con barajas y piezas de dominó había vuelto a aparecer.

- Oye Kook, escuche que Jefferson fue arrestado por la policía.

- No te emociones. Su padre es uno de los donadores de dinero. Estará fuera mañana.


El rubio volvió a esconderse entre las mantas con desesperación.

- ¿Qué haremos hoy? Estoy aburrido... La estación de radio cambió su horario y no tengo mucho que hacer en casa.

- No creo que venir a casa de Jeon haya sido tu mejor opción. Él tendrá un dulce encuentro con alguien.

Felix mostró sorpresa ante el comentario del mayor. Daniel volvió su vista al cómic que leía recargado en las cobijas que su amigo había apartado para lavar.

- ¿En serio? ¿Estás viendo a alguien? - Jeon tuvo que sostenerse cuando su cuerpo se abalanzó sobre él. - ¿Cómo es? ¿Es bonita?

- Por Dios, pareces reportero nacional.

- No sé vale, le dijiste a Dan y a mí no... comenzaré a juntarme con SeungWoo, ustedes son crueles conmigo.

Los tres rieron a la par cuando el más alto tropezó con la esquina de la cama.

- Oye, pero no te vallas. Aún tenemos que jugar barajas. - Daniel finalmente dejó su cómic a un lado para sentarse en el piso de la habitación.

- Jueguen ustedes. SeungWoo y yo tenemos tarea en binas.

Los dos se miraron entre ellos cuando Felix estuve fuera de la habitación. Era cierto, a veces olvidaban que ellos cursaban el mismo grado.


El clima había cambiado sorprendentemente los últimos días. Desde el viernes hasta la llegada del domingo todas las calles estaban llenas de agua y había lodo por todos lados.


SeungWoo se había negado a ir con su madre aquel domingo al templo argumentando que tenía tarea que terminar y aunque la mujer intentó que Jungkook lo convenciera, el mediado de sus hijos fingió estar dormido hasta que ellos se fueron de casa.


Por lo que ahora los dos hijos menores de los Jeon se encontraban solos en casa.


Al lado derecho de la segunda planta se encontraba la habitación del menor de los hermanos, separada por el baño y la habitación de SeokJin de la de Jeon. Su hermano mayor se había negado a dejarlo ocupar la habitación intermedia, y SeungWoo optó por no protestar al respecto.

- Oye Seung... ¿Puedo pasar? - Preguntó golpeando la puerta, que se abrió unos segundos después. - Te traje un poco de Pay... ¡Oye!

- Guarda silencio y entra rápido.

Pidió el menor antes de cerrar la puerta detrás de él. Felix iba a protestar por el secuestro, casi gritando que quería salir o llamar a Jungkook para pedir una explicación. Sin embargo, su mente quedó en blanco cuando el menor de los Jeon retiró una manta blanca que cubría un lienzo en su mesa de pinturas.

- Oh, eso es... - Señaló atónito. Después frunció el ceño y gritó - ¡¿Ese es Daniel?!


SeungWoo cubrió la boca de Felix con fuerza una vez más, y solo cuando se aseguró de que no gritaría nuevamente, permitió que se sentara en su cama y retiró las manos de su boca.

- ¿Crees que se ve bien? - Preguntó SeungWoo. Estaba nervioso, y sus ojos empezaban a picar. Nunca antes había mostrado uno de sus retratos a alguien, ni siquiera a su hermano en la habitación de la izquierda.

Pero cuando Felix lo descubrió aquella tarde escribiendo garabatos en su libreta, tuvo que admitir que Daniel no solo era atractivo para las chicas, sino también para él. Felix ahogó su grito para no llamar la atención de nadie en el patio escolar.

- Creo que se ve como Daniel. - Confesó el rubio con sorpresa. SeungWoo lo miró con reproche. - Quiero decir que es bueno, por supuesto que es bueno, lo pintaste tú, Seung...


El menor sonrió con ternura. Felix suspiró antes de acercarse a examinar más de cerca los lienzos que su compañero había trazado.

- No sé mucho de pintura, pero creo que es bueno. Además, los rasgos son muy al estilo de Dan. Hasta siento que transmite su frialdad. - Dijo abrazándose a sí mismo con exageración.

- Quiero dárselo este jueves...

- ¡¿Qué?! ¡¿Este jueves?!

- No grites, por Dios... - Pidió con súplica. - Es el día de San Valentín... ¿Crees que estarás bien con eso?

- ¿Por qué no lo estaría?

- Bueno. No estoy muy de acuerdo con esta idea tuya de ser sincero con él acerca de cómo te sientes. Es decir, hablamos de Daniel... - SeungWoo lo miró con reproche por segunda vez. - De todas las chicas que pudieron gustarte... o bueno, chicos, ¿Por qué lo elegiste a él?

- No puedo responder eso...

- Lo sé. No puedo obligarte a callar lo que sientes, y creo que entiendo un poco. Ustedes son cercanos, y él tiene una forma un tanto peculiar de tratarte...


SeungWoo desvió la vista al piso, sintiendo el tenso silencio que se había instalado en la habitación. Felix, preocupado por la reacción de su amigo, lamentó haberlo hecho sentir incómodo. No era su intención juzgar, solo quería asegurarse de que SeungWoo estuviera preparado para lo que pudiera suceder. El murmullo distante de la lluvia golpeando las ventanas creaba una atmósfera íntima, mientras los pensamientos de ambos giraban en torno a la complicada amistad con Daniel, pues podía ser su amigo, pero ante todo, era un hombre con un pasado cuestionable. Temía que no fuera lo suficientemente sensible con la situación que tendría que enfrentar. No es que fuera malo, pero, por Dios, los noticieros solo decían cosas malas de las personas que no podían gustar de alguien del sexo opuesto. Eso también lo molestaba.



- Solo quiero que estés bien, sin importar cómo responda él, ¿de acuerdo? No quiero que te cierres por eso.


SeungWoo, con una mezcla de vulnerabilidad y gratitud, miró a Felix. El rubio pudo percibir la tensión en la habitación y el suave olor a pintura fresca proveniente del lienzo recién descubierto.

- Suenas como Jungkook. - Le reprochó SeungWoo.

- Es porque es mi mejor amigo -dijo Felix con una sonrisa, pero sus ojos reflejaban una preocupación persistente-. Y algo más, SeungWoo...

- ¿Qué cosa?

- Creo que Kook debe saberlo.

- ¿Yo debo saber qué? - Ambos chicos se sobresaltaron ante la aparición repentina del hermano mediano

- ¿Qué estás haciendo aquí? Sal de mí habitación y no entres sin permiso - le reprochó golpeándolo levemente en los brazos para que cerrara la puerta.


Jeon sonrió con ternura cuando Felix se unió a él y ambos intentaron sin éxito cerrar la puerta y dejarlo fuera.

- Tranquilos. Daniel acaba de irse. Su padre necesita manos extras en el taller, no volverá hasta que se desocupe y descubra que olvidó su cómic aquí. - Los dos dejaron de ejercer fuerza sobre la puerta permitiéndole al mayor entrar.

- Supongo que eso está bien.

Felix les sonrió a ambos y después en silencio se puso de pie.

- Oye Jeon, voy a barajear las cartas. Vuelve cuando termines de hablar con SeungWoo. - Dijo en una forma silenciosa de ayudarlos. No tenía hermanos de su misma edad, sin embargo podía percibir la complicidad que otros mantenían con los suyos. El no podía hacer mucho más que ayudarlos a tener una charla que tarde o temprano debían tener.


Jungkook le agradeció en silencio y el rubio salió de la habitación.

- ¿Quieres hablar de ello? - Preguntó. SeungWoo se encogió en su lugar con nerviosismo. - Solo te escucharé si tú estás dispuesto a contarme Seung.


Hubo un silencio clave en la conversación. Uno en donde el corazón de Jungkook dolió por un instante al ver las lágrimas del más joven resbalar en silencio por sus mejillas. Detestaba esos momentos, detestaba sentir que no podía hacer mucho más que escucharlo y apoyarlo, porque SeungWoo debía llorar, y el no podía ser mucho más que el que secara sus lágrimas. Era su hermano, pero darle ánimos falsos no era lo suyo, no cuando ambos necesitaban algo de apoyo.

- Creo que... me gusta Daniel. - Dijo finalmente secando sus lágrimas.

- Lo sabía. - Confesó Jungkook con suavidad. Su hermano sonrió como si acabara de quedar en ridículo.

- Supongo que soy demasiado evidente.


Jungkook sonrió, reconociendo la vulnerabilidad de su hermano.

- Sí, creo que eso nos viene de familia. ¿Qué harás con eso?

SeungWoo suspiró antes de confesar:


- Quiero decírselo.

Jungkook le dio un asentimiento de cabeza. Si hermano menor guardó silencio por un par de minutos.


Ya no había incomodidad, pero si un poco de vergüenza, SeungWoo no quería admitir que él mejor amigo de su hermano era quien estaba siendo protagonista en su conversación y mucho menos como su interés amoroso y Jungkook, por su parte, se cuestionaba si el hecho de contarle sobre lo que había pasado con Taehyung lo haría sentir menos solitario.


Así que ambos podían confiar en el otro, pero al mismo tiempo necesitaban valentía.

- ¿Te gusta? - Preguntó SeungWoo animándose a continuar la conversación.


Jungkook siguió su brazo que señalaba la pintura frente a ellos. Una en dónde se percibía la imagen de Daniel con el uniforme escolar y su libro de flores silvestres que llevaba siempre que salía una nueva edición.

- Se ve bien... - SeungWoo asintió con orgullo. - ¿Vas a dárselo?

- Quería hacerlo. Este jueves... ¿Crees que esté bien?

- Es tu decisión Seung. Es día de San Valentín y bueno, si no resultaba bien, aún puedes acompáñame al inicio del carnaval.

- ¿Me estás proponiendo salir de fiesta?

- Somos jóvenes Seung, y yo soy tu hermano. No me culpes por querer llevarte a bailar un poco.

- Yo no sé bailar...

- Aprenderás eventualmente.

- ¿Desde cuándo eres tan romántico?


Jungkook tosió exageradamente. Definitivamente lo de ser evidente les venía de familia, eso lo supieron cuando SeokJin saboteó su propia cita hace más de medio año. Aún lo recordaban porque su madre colgó su foto con el traje manchado de lodo en la puerta de su cuarto.

- Bueno, siempre lo he sido, debes admitir eso.

- A veces actúas patético, pero no romántico.

- ¿Acabas de insultarme? - gritó ofendido.

- Cómo sea, si no quieres decirme no es de mí incumbencia.


El menor se puso de pie para cubrir nuevamente el lienzo que se encontraba expuesto en la habitación.

- Besé a Taehyung... - Admitió el mayor.


- ¿Qué? ¿Qué tu hiciste que?

- Por Dios, ya sé. Estoy paranoico, se supone que primero lo invitaría a salir, pero las cosas se dieron y no sé. Él es lindo, te juro que lo es.


Mientras Jungkook hablaba, su sonrisa se volvía más amplia, iluminando su rostro. SeungWoo notó la sinceridad en sus palabras, algo que rara vez veía en su hermano. Era la primera vez que lo veía tan emocionado con alguien que no fuera él mismo obteniendo una buena calificación o alcanzando sus metas. La calidez que emanaba de Jungkook le llegó, permitiéndole compartir su felicidad.

- ¿Qué harás?

- Obviamente voy a invitarlo a salir. - Respondió Jungkook con obviedad. - No soy tan irresponsable.

- Te gusta demasiado supongo.

Lo hacía. La ternura con la que hablaba de él era evidente, Taehyung era especial para él y era tan humano como cualquiera, pero había un especie de conexión genuina que se sentía tan bien entre ellos. Podía sentirlo cada vez que lo miraba a los ojos, cada que podía abrazarlo y ahora, cada vez que pudiera besarlo. Taehyung era poema, prosa y metáfora para él.


El único ser humano que lo hacía sentir vivo y existente, especial y tan insignificante ante el universo. Taehyung, simplemente era Taehyung... su Taehyung.

- Lo amo demasiado, maldita sea. - Dijo en voz alta.

SeungWoo lo miró, capturando la intensidad en los ojos de su hermano. Después, desvió la mirada hacia el cuadro pintado por sus manos, buscando entender la profundidad de sus sentimientos. En ese momento, SeungWoo sintió la conexión emocional entre ellos, empatizando con el sentimiento. Inspirado por la valentía de Jungkook, por primera vez deseó ser tan valiente con sus propios sentimientos hacia Daniel.


La lluvia continuaba su suave murmullo afuera, acompañando las confidencias y la complicidad entre ellos.


Aunque para el mundo exterior pudieran parecer fenómenos, ambos se dieron cuenta de que la vulnerabilidad no era una debilidad, sino una fuerza que los conectaba de manera profunda. Aceptar sus sentimientos y dar paso a la posibilidad de amar a quienes les importaban les brindó una sensación de liberación.


Jungkook encontró en Taehyung un refugio donde su corazón latía con alegría, y aunque esos sentimientos no encajara en las expectativas convencionales, se sentía bien consigo mismo al aceptarlo. La valentía de confiar en sus emociones le otorgó una nueva perspectiva sobre la autenticidad y la felicidad.


La aceptación de su vulnerabilidad no solo los hizo sentir bien, sino que también los llevó a experimentar una conexión más auténtica y satisfactoria consigo mismos.


Daniel no apareció en casa de los Jeon por el resto del día, pero si dejó una nota en el teléfono de la casa para que Felix pasara a dejarle su libro. Los tres bromearon un poco sobre aquel incidente y después de que Felix recibiera la invitación de cenar en casa de la familia que de Daniel, los tres dieron por finalizada la llamada.

Jungkook subió a su habitación para tomar su sudadera y salir de casa con rumbo al departamento de Taehyung.


SeungWoo dijo que terminaría los últimos detalles de su investigación para el colegio, así que evadió la posibilidad de encontrarse con SeokJin en la cena y su madre cenó solo en compañía de su hijo mayor.


Ya no había conexión entre ellos desde el instante en el que los reproches por las calificaciones de los dos menores se volvieron una burla cotidiana en los desayunos, comidas y cenas, además de esa ocasión en la que SeokJin le reprochó por haberse inscrito en el equipo de fútbol sin su consentimiento.


Jungkook ya no podía ser cercano a su hermano mayor desde entonces, o quizá era porque nunca lo fue en realidad.

Caminó algunas cuadras buscando algún puesto barato en el cual comprar panqueques, pero al parecer por las bajas temperaturas, los puestos habían cerrado temprano, la lluvia siempre arruinaba las calles.


Cuando giró la curva reconoció en seguida la lámpara de noche que se asomaba por la ventana del cuarto en el que Taehyung vivía. Sus plantas cubrían el balcón principal y las escaleras tenían enredaderas que la hacían lucir linda. Ah, Taehyung era más lindo que ellas.

- ¡Tae!


Lo llamó desde la acera principal de la calle.


El azabache se asomó envuelto en sus sábanas por la ventana y tan pronto como lo reconoció salió en medio de la lluvia a toda prisa como si hubiera de algo. Jungkook frunció el ceño preocupado.


- Tae... ¿Qué pasa? ¿Estás bien? - Preguntó, pero no parecía dispuesto a responderle. - ¿Estabas llorando? Taehyung, ¿Qué ocurre? Necesito saber.


Sus brazos lo envolvieron en un abrazo que no se sintió cálido en primera instancia. Los sollozos de Taehyung acompañaron a la lluvia que les arrebató su calidez en un instante. Jungkook comenzaba a preocuparse.

- Sácame de aquí... - Suplicó. - Sácame de aquí, no quiero quedarme solo...

- Tae...

- Ellos volvieron... los niños volvieron por mí...

- Tae, cálmate. Explícame que está pasando. - Le suplicó sujetando su rostro mojado entre sus manos.


La lluvia seguía cayendo sobre ellos.

- Mamá dijo que él está muerto, que mis padres murieron con él. Se supone que era mí amigo. Pero, ¿Por qué sueño con él? ¿Por qué aún puedo recordarlo?


Su vulnerabilidad se había quebrado.


Taehyung tenía miedo de no ser lo suficientemente capaz para mantenerse de pie por si mismo. Y aunque su madre le había gritado que iría en seguida a verlo, no se lo pudo permitir, no quería que ella viniera bajo la lluvia, ni quería que su padre subiera al carro y manejara a toda prisa por la carretera mojada.


Tenía miedo de que sucediera una vez más. Tenía miedo de quedarse solo.

- Lo siento. - Fue lo único que Jungkook pudo decir. - Lo siento, mucho. Lo siento. - Confesó aferrando el cuerpo del contrario al suyo en un intento por demostrarle todo su cariño y su apoyo en el abrazo. - Si pudiera hacer algo, créeme que lo haría Taehyung.

El azabache sollozo entre sus brazos.


- Por favor, Tae... por favor... mírame a mí.


En ese momento, no sabían si estaban bajo un cielo real o simplemente compartían una ilusión. Jungkook tomó su rostro con manos temblorosas, acariciando sus mejillas con desesperación, como si intentara borrar la tristeza. La delicadeza de ese contacto transmitió una calidez efímera, un respiro momentáneo en la tormenta que Taehyung, por un instante sintió que le pertenecían.

- Estoy aquí. No me iré al menos que tú quieras que lo haga. Pero por favor, quédate conmigo.


Desde el instante en que sus labios pudieron tocarse por primera vez, hasta el último suspiro que soltara alguno de los dos, Taehyung sintió que podía recargarse en alguien. Que podía confiar en alguien.


Y se sintió extraño, porque Jungkook era tan pasajero, pero tan importante como nadie en su vida.

- No me dejes... - Le suplicó entonces, entregándole así cada uno de sus fragmentos rotos.

- No me atrevería, Taehyung. - le aseguró. - No me atrevería a hacerlo.


Sujetando su rostro y manteniendo su mirada fija en él, Jungkook se desprendió de su abrigo, lo colocó alrededor del cuerpo de Taehyung y cubrió su cabeza tanto como pudo de la lluvia.

Los pies descalzos del azabache temblaban de frío cuando Jungkook lo subió a su espalda y se lo llevó con todo lo que quedaba de sus fuerzas al único lugar que podía considerar su hogar: aquella cabaña en el campo de flores.


No eran héroes; ninguno de los dos podía salvar a nadie. Aún así, y a pesar de estar consciente de ello, Jungkook creyó por un instante que podía protegerlo, que quizá si lo mantenía entre sus brazos nada podría pasarle.


Finalmente, Jungkook se dio cuenta de que no podría cumplir la promesa que le hizo a la pequeña Mari. En ese momento, comprendió que no era un héroe, y que este mundo no se parecía a los cuentos de hadas. Sin embargo, estaba decidido a sobrevivir, aunque no supiera por cuánto tiempo, especialmente si ese tiempo significaba poder cuidar a alguien a quien amaba."

- Taehyung, estamos aquí. - Le avisó una vez lo dejó en el sillón de la cabaña.

- Lo siento. No sabía que hacer.

- No te disculpes conmigo. Solo descansa, voy a buscarte una manta.


Taehyung asintió en silencio cuando Jungkook se alejó hacia los estantes del lugar.


La cabaña seguía exactamente igual como la última vez que había estado en ella. El disco de David Bowie seguía dónde mismo y los libros de Jungkook regados en el mismo lugar.

- Toma esto. - Taehyung sujetó la playera entre sus manos. - Estás empapado. Debes cambiarte.

- Aún tengo que volver, mamá va a preocuparse.

- Lo sé. - Admitió el pelinegro. - Es solo que hoy quiero ser un poco egoísta. Le prometí a Mari que iba a cuidar de ti y no lo estoy haciendo. No cómo debería.


Taehyung lo observó. La mirada de Jungkook viajaba desde sus manos hasta sus tenis; ni siquiera podía verlo a los ojos. Se sentía incapaz, no quería verlo así. Aunque entendía que estaba bien ser vulnerable, pensar que si no hubiese llegado a tiempo, Taehyung hubiera deambulado por la calle solo lo preocupaba. No podían culparlo por sentirse algo incompetente, no después de haber dicho y prometido que podía cuidarlo.

- Estoy bien por ti. - Respondió Taehyung. - Si yo no supiera de ti, créeme que ni David hubiera podido evitar que hiciera algo.


Confesó con total sinceridad.

- ¿Desde cuándo te acurre esto?

- Desde que tengo memoria. Ellos aparecen en mis sueños y a veces en mí campo de visión. Sueño con ellos todas las noches y no puedo dormir bien. Creí que dejaría de pasar después de que ya no te presentaste en mis sueños, pero ellos volvieron. Y Jungkook, yo... - Hizo una pausa. - Yo vi como morían cada uno de ellos y no pude hacer nada.


Jungkook lo abrazó a su lado en el sillón. No había nada que el pudiera hacer, no justo en ese momento.

- Escucha Tae, voy a cuidar de ti por cuanto tiempo se me permita, ¿de acuerdo? No me alejaré de tu lado, y siempre estaré allí cuando esos recuerdos vuelvan. No quiero que sientas culpa por lo que pasó, ni mucho menos que intentes hacerte daño para aliviar ese dolor.

- ¿Por qué quieres estar conmigo? Ni siquiera fui capaz de mirarte a los ojos.

Jeon le sonrió con ternura, acarició su cabeza y dejó que el más joven descansara un poco en ese lugar.


- Creí que ya había dejado claro lo que siento con ese beso. ¿Necesito repetirlo? - Taehyung sonrió a su lado.

- Creo que lo entiendo...

- ¿Qué dices tú? ¿Por qué no me has alejado?


El menor no respondió, ¿Qué podría decirle? Ellos no eran normales para la sociedad y Taehyung mentiría si admitiera que ya no se sentía tan culpable de sentirse así por un hombre cuando se suponía que estaba mal.

- Supongo que sabes el motivo. - confesó con debilidad en su voz. - No necesitamos nombrarlo. Simplemente sentirlo ¿Verdad?


El miedo aún se mantenía en sus palabras. Jungkook le sonrió cuando lo vió dormirse en su regazo.

- Si. Solo hay que sentirlo... - Susurró en un suspiró.

No obtuvo una segunda respuesta, sin embargo, sabía que Taehyung podía escucharlo. Y así, en silencio, dejaron que el peso de la lluvia y los suspiros pendientes flotaran en el aire. Ahora, solo sabía que Taehyung lo amaba, y que él amaba a Taehyung. Razón por la que deshecho en un cajón la VISA que su hermano mayor le había dado minutos atrás

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