13

Una nota casi perfecta, la pizarra llena de insultos hacia la profesora Lee y Kim SeokJin, el Rey de su clase sentado con el aburrimiento tocando su puerta.

Dana, su compañera de carrera se había acercado a él durante la primera hora a decir que sus gustos por los perfumes estaban mejorando y que ahora realmente olía bien. SeokJin le dio las gracias entre dientes pues el verdadero dueño de las lociones estaría entrenando para la competencia local, Jungkook era el verdadero hombre culto en perfumes.

Aquella tarde de fin de semana el Licenciado que impartía sus clases decidió ausentarse por motivos familiares. Esteban se encargó de investigar más a fondo los detalles y Jacob no tuvo más opción que saciar su curiosidad junto al resto del grupo que aquella tarde hacía escándalos en el salón por sus horas libres.

—Al parecer está suspendido. — Contó Esteban moviéndose al lugar de SeokJin para que él lo escuchara. — Tenía un vínculo con la profesora Lee. Ya saben los problemas de la mujer y su hijo. Ese hijo de puta, no pudo detenerse a pensar en su madre antes de meterse con el hijo de los Lai.

—No deberías hablar tan mal de él. Sigue siendo humano. — Defendió Jacob. SeokJin chasqueó la lengua al verlo esquivar la conversación con un libro de Derecho. Jacob era el único cerebrito de su grupo de amigos. Eso desde que se separó de Daniel, el supuesto prodigio de las áreas Matemáticas.

—Pff. Igual tienes razón. Sigo sin entender eso de sus apellidos, aunque escuché que lleva el de su padre. La profesora Lee se salvó al menos en eso.

Los tres dirigieron su vista al frente donde la pizarra estaba siendo víctima de frases obscenas e insultos al hijo de la antigua profesora de otros cursos. Nadie decía nada, todos tenían orgullo que perder si lo hacían y SeokJin no quería caer en los murmullos que soltaban de sus hermanos solo por defender a uno más del colectivo rechazado. Su grupo para nada entraba entre ellos.

—Eh, SeokJin. Escuché que tu hermano entró al grupo con Edward Lai. Van a competir en la serie local.

—¿De verdad? — Fingió sorpresa. Sus miradas sobre la espalda de su hermano mediano no era cuento. SeokJin conocía cada movimiento que hacía. — Dudo que ganen. Tienen a Jefferson en el equipo.

—Si, una desventaja. Daniel dejó el grupo.
Ah sí. Ahí estaba el comentario que más detestaba.

—No era tan bueno. Salió por falta de compromiso. Yo mismo lo dejé en la banca.

Su historia con el hijo único de sus antiguos vecinos comenzaba desde que tenían por lo menos 10 años. SeokJin tuvo que aprender a llevarse bien con el pelinegro antes de que este cumpliera su misma edad y lo superara en masa muscular.
Jamás esperó congeniar con él en ningún ambiente y mucho menos coincidir. Eran distintos en muchos aspectos y ambos se regían bajo diferentes famas. Mientras SeokJin era el casanova con aires de grandeza, Daniel se convirtió en el popular adicto a los cassettes de bandas de rock indie y no tardó en convertirse en amigo de Jungkook, la primera persona con la que debías relacionarte para conseguir el odio completo del hijo mayor de los Jeon.

Eso y que comenzara a ser la fuente de orgullo de SeungWoo quitándole el título a SeokJin y todo el respeto que su hermano menor sentía por él. Aunque tampoco había hecho mucho para conservarlo, los había abandonado por un par de halagos y sonrisas falsas de los que decía llamar amigos.

—Además. Si SeokJin y su familia irán a Estados Unidos, ¿No tendría Jungkook que abandonar el equipo?

—Eso es cierto. Estaríamos en completa desventaja frente a las otras escuelas.

—Tengo que irme. — Avisó antes de abandonar los salones y dejar a sus dos amigos con las palabras en la boca.

¿Estados Unidos? ¿Un viaje familiar? No, SeokJin no tenía la vida que le había vendido a todo el mundo. Su verdadero viaje no era por vacaciones, era para mejorar la calidad de vida de su familia y ningún rincón del viaje gritaba facilidad. Conocía los riesgos y solo estaba tratando de olvidarlos disfrazándolos con mentiras. Estaba acostumbrado, lo había hecho toda su vida.
La única persona que conocía toda su verdad era Jungkook. Lo había visto hacer sus cuentas y guardar dinero en latas de productos viejos para prepararse y encaminarse al viaje.

No se lo había reprochado ni por un momento y detestó el hecho de que no lo detuviera en su decisión cuando en la cena su padre anunció que SeokJin definitivamente intentaría cruzar la frontera.
Sus dos hermanos menores se resignaron al silencio y las opiniones murieron en sus gargantas. Nadie planeaba detenerlo.

Su viaje se había pospuesto gracias a la enfermedad de su madre y las bajas notas que SeungWoo presentó en su primer semestre. Aunque su hermano menor no recibió buenas palabras aquella noche en la que temblando y en compañía de Jungkook entregó la boleta de calificaciones, cierto era que aquello lo había alegrado un poco. Porque admitir que tenía miedo de realizar el viaje era ser cobarde  y SeokJin no pensaba darle la razón a Jungkook ni a nadie. Por más razón que tuviera.
Jefferson apareció frente a él cuando volvía de la tienda con un refresco de lata en manos. El hombre no era más alto pero si poseía más fuerza y SeokJin no era la persona más amada en su lista personal. Tendría problemas.

—No me has llamado. ¿Qué pasa? ¿No tienes dinero para hacerlo? — El mayor tuvo que esquivarlo para evitar su contacto. Lo intimidaba, no quería que aquello pasara.

—Tampoco has hecho el trabajo que te pedí antes. Estamos a mano ahora, así que deja de molestar.

—Eso de espiar a tu hermanito comienza a aburrirme. Verlo todos los días entrenar con el equipo y luego salir corriendo para encontrarse con el cerebrito de Taehyung no es entretenido. No mientras no pueda entrometerme.

El mayor de los Jeon suspiró. Jefferson era la definición exacta de impaciencia y golpes. Aunque existieran buenas palabras para describirlo, aquellas pasaban a segundo plano, pues su mala fama le impedía conquistar mujeres y lo hacía ganar más privilegios que otros. Mientras SeokJin, Daniel o Jungkook no estuvieran cerca, él se convertía en un Rey.

—Ya te dije que tienes que encontrar un buen momento para golpearlo. Deja de ser impulsivo, aún tengo que cuidarlo.—El hombre escupió. SeokJin limpió su rostro con enojo, estaban cruzando su límite de paciencia.

—¿Hasta cuándo? ¿Hasta que te vallas? ¿Realmente odias tanto a tu hermano como dices? Ese estúpido me golpeó en frente de todos solo por defender a su Taehyung. ¿Sabes la reputación que tiene ahora por eso? Todos dicen que es igual a JiHoon.

—¡No me importa! Jungkook puede ser lo que quiera pero es mí hermano.

—¡Antes de ser tu hermano es la persona que odio! — SeokJin iba a explotar. — ¿Debería sentarme a tomar refrescos con él o ver las estrellas solo porque tú me lo pides? ¿Quién eres Seokjin? Igual de cobarde que todos.

Iba a decir algo. Iba a recalcar que no tenían nada que ver a pesar de llevar el mismo apellido porque era cierto, habían crecido bajo el mismo techo siendo completos desconocidos.

Mientras Jungkook solía salir a entrenar, él prefería quedarse a ver espectáculos de variedades en la televisión de la sala. O como cuando sus hermanos salían para perderse en las orillas de los campos con sus amigos y hablar de sueños y libertades, él prefería ir a fiestas y crear vínculos con la mujer más guapa que encontrara.
No eran iguales porque se separaron antes de conocerse y porque SeokJin había sido la principal razón.
Nunca pudo devolverles ningún favor y jamás logró hacer que ninguno de ellos se sintiera orgulloso de quien era y de como actuaba. Era la misma razón por la que detestaba a Daniel y también a Jungkook en parte. Jamás los había igualado en respeto.

—Vas a hacerlo... — Le dijo. Jefferson lo miró con el seño fruncido. — Antes de que viajemos.
Porque sí. SeokJin había decidido que compararse era imposible. Pero quitarle todo lo que poseía era mucho más que devolverle el sentimiento que él había experimentado.

Incorrecto.

Las similitudes entre Jungkook y Taehyung iban mucho más allá de sentirse rotos. Por ejemplo, la incomodidad que ambos presentaron después de pasar un rato en silencio y las miradas de apoyo mutuo que se dieron y que terminaron por hacer que ambos se alejaran del otro con un notorio rubor en sus mejillas fue mutua también.

—¿Es cierto que piensas en mí más de lo que deberías? — Jungkook fue el primero en romper el silencio recordando las palabras que él más bajo había mencionado con anterioridad.

—No voy a contestar a eso.

—Vamos Taehyung, acabas de gritarme en la cara como te sientes. ¡No te atrevas a retroceder en tus palabras!

—Estás pidiendo mucho.
Jungkook sonrió, Taehyung se atrevió a hacer lo mismo solo cuando se aseguró de que el sentimiento de miedo en su pecho comenzaba a desaparecer conforme la curva en los labios del contrario se hacía más evidente. No existía rastro alguno de burla ni reproche.

—Estás sonriendo. — Le avisó y Taehyung cubrió su rostro con indignación. —  No puedes negar lo que dijiste antes.

—¿Ahora tienes problemas de ego?

—Uy, Kim Taehyung se volvió individualista después de admitir que piensa en mí más de lo que debería.
Ambos se sonrieron conscientes de la honestidad en las palabras del otro.

Podían ser rechazados frente al resto del mundo y ser un error para otros más. Sin embargo, por primera vez Jungkook pudo sentir que pertenecía a unos ojos que no lo juzgaban y que jamás le pedirían que agachara la cabeza para encajar en un rompecabezas que no podía ser suyo, uno al que no pertenecía y aún más importante, no eran ojos cualquiera, eran los de Taehyung. Podía estar satisfecho con tal logro.

Estar con Taehyung era encajar en un lugar. Asustado de lo que vendría pero viviendo, porque al final podía decir y sentir que vivía con seguridad.

—¿Quieres hablar de tus pesadillas? — Le preguntó el mayor cuando ambos avanzaron por los pasillos con rumbo a la única clase que compartían.

—No creo que sea buen momento.

—¿Cuándo será eso?

—No lo sé. Jamás me he detenido a pensarlo en realidad.

—¿Tiene que ver con tu pasado? Dijiste que no recordabas muy bien que había pasado con tus padres.

La respuesta había saltado a la luz antes de que pudiera impedirlo. Jeon lo sabía y Taehyung también sabía que así era.

Las conversaciones que sostuvieron en la cabaña había sido por mucho un derrame de verdades pasadas. Taehyung sintió que podía hacerlo porque desde el primer momento Jungkook jamás le dio la espalda como rechazo. Existía una línea entre rechazarlo y el miedo a ser rechazado por él.

Tenía razón en una cosa. Eran inciertos.

—Tengo pesadillas con unos niños. Ese día en mí departamento ellos aparecieron frente a la calle. Traté de seguirlos, pero ellos desaparecieron. Los perdí. Te perdí a ti también con ellos.

—Tae…

Noches atrás el sueño se había repetido. Dos niños corriendo entre escombros que ardían y objetos que crujían bajo las llamas de un fuego alto.
Park Jimin, ese era el nombre que recordaba. Y Kim Taehyung, ese era él.

Jungkook se presentó en el sueño después de su visita a su hogar  y no estuvo dispuesto a abandonarlos desde ese momento. Apareció justo a lado de Taehyung y desapareció tan pronto como el fuego comenzó a crecer con mayor intensidad. Taehyung despertaba entonces, aturdido por haberlo perdido de vista y con un dolor incomprensible en el pecho.

—Te perdía noche tras noche, a ti y a todas las demás personas ahí adentro. Me quedé solo frente al fuego sin hacer nada. Me aterraba y cada mañana dolía con más intensidad.

—¿Por eso me evitaste?

—Creí que si lo hacía podrías dejar de aparecer en mis sueños y ya no te perdería por mí cobardía. No funcionó porque volviste a atormentar no solo mis sueños sino también mis pensamientos.

El pelinegro acarició su cabello. Taehyung dejó que lo hiciera hasta la entrada del salón de Biología.
Su sentimiento de pérdida existía desde que tenía memoria, pero involucrar a Jungkook en ello era como subir un nuevo nivel de intensidad.

No quería perderlo. No a él.
Los dos chicos tomaron asiento en una de las mesas antes de que los demás alumnos entraran. Daniel no se presentó, mucho menos SeokJin o Jefferson.
El único conocido para ambos fue JiHoon que entró poco después de limpiar su rostro de bloques de notas que le habían pegado en el pasillo.

—¿Siguen con los comentarios? — Preguntó Jungkook cuando la Profesora comenzó a pasar lista.

—Le dije que hablara a dirección, pero le dijeron que era su culpa.

—No puedes esperar ayuda de ese hombre. Marco recibió el mismo trato cuando estuvo aquí. — Taehyung lo miró por encima de su libro.

—¿Debería preocuparme? Lo has mencionado más de tres veces seguidas.

—Oh, Kim Taehyung estás celoso.
El más joven volvió a esquivarlo con su libro. Jungkook sonrió por eso. Taehyung era tan tímido expresando sus sentimientos.

—Era mí amigo para tu información. Me gustaría presentartelo pero huyó de aquí.

—Oh, claro. — Había un notorio sarcasmo en sus palabras. — Por eso sigues hablando de él con tanta emoción.

—… Taehyung.

—¿Qué?

—Él tenía pareja. Huyeron juntos.

—Por eso decía que son muy valientes. Si, eso iba a decirte.
Al final no tenía derecho de reclamarle algo. No por ahora al menos. Porque aún caminaban sobre líneas diferentes. Líneas que comenzaban a entrelazarse con cada roce y con cada mirada.
La mujer frente a la clase presentó el nuevo tema y solo cuando se aseguró de que todos estuvieran realizando sus actividades se retiró del lugar en busca de nuevos utensilios..

—¿Qué harás en la tarde? No quiero volver a casa.

—No me incluyas como escape de tus responsabilidades. Haré tareas por si te interesa saber.
Jungkook dejó caer sus materiales sobre la mesa cuando vió al más joven buscar un par de lápices y una regla para sus trazos. Taehyung le agradeció con un asentimiento de cabeza.

—¿Alguna vez has salido de tu casa? ¿Has explorado el país?

—Escuché que hay una playa cerca de aquí. También se que Veracruz es muy popular entre los muelles internacionales. Algún día me gustaría ir ahí.

—Vayamos a Acapulco, es más popular que Veracruz.

—Prefiero Veracruz. Es más cerca y Acapulco es un viaje común para conocer. Mí padre solía ir ahí por trabajo.

—Por un momento olvidé que eres un niño rico.
El pelinegro menor sonrió con sorna por encima del libro. Jungkook lo imitó recostando su rostro en la mesa de madera.

—Aunque… — Taehyung alzó la vista encontrándose con los ojos del contrario. Esos ojos oscuros del hombre frente a él que escondían mil emociones y el doble de pensamientos. Jungkook era la representación más exacta del sentimiento que atormentaba su estómago y atacaba su inexperto corazón. Tan sublime y tan curiosamente entretenido. — Yo podría hacer un viaje si quieres conocerlo. Si quisiéramos conocerlo…

—Dilo. — Ambos se miraron, el resto dejaba de importar cuando sus miradas coincidían. El aula no existía y el resto de mentes cerradas desaparecían. El mundo era solo suyo. Solo les pertenecía a ellos. — Quiero escucharte decirlo.

—Conocerlo… juntos.

—Eso es, Taehyung. Hay que ser valientes, huye conmigo a Acapulco.

—Estas pidiendo que me revele. Van a impedir que lo hagas.

—No me importa. Si para ellos es un delito querer huir con un hombre a Acapulco que así permanezca, porque en mí mente ya eres perfecto, Taehyung. Y eres la única persona por la cual me atrevería a tomar un autobús y abandonar todo solo para verte sonreír.

—Aún tenemos que asistir a la escuela.

—Y lo haremos. Pero somos jóvenes y también merecemos la libertad de elegir con quién arriesgarnos a hacer ciertas cosas. No te pido que te reveles. Solo te pido que te arriesgues a seguir lo que quieras sin importar lo que el mundo pueda opinar de ello.

Había algo en la forma en la que Jungkook miraba a Taehyung que nadie jamás podría igualar.
No era el hecho de que cada vez que se detuvieran entre palabras ambos se dedicaran los silencios para ellos o que cada vez que el nombre del otro se cobijaba entre los labios del contrario soltaran pequeñas sonrisas de nerviosismo.
Se trataba más bien del sentimiento con el que sus miradas bailaban al compás de una canción que solo ellos podían reconocer y nombrar. Era cada suspiro que se robaban el uno del otro y cuántas miradas dejasen al alcance de cada verdad palpada en sus rostros. Una comunicación que solo ellos conocían.

Para Taehyung conocer a Jungkook fue tan significativo como la mañana en la que descubrió que sus plantas bien podrían sobrevivir en abstinencia del agua si las cuidaba con cautela. Jungkook fue un  especial encuentro que no planeó ni aseguró pero que sí fue muy bien recibido por su corazón.
Y para Jungkook fue tan enigmático y especial, pues en esos días donde no tenía ya ningún motivo por el cual levantarse con fuerzas, la sonrisa cuadrada del pelinegro le hacían sentirse un poco más especial dentro de ese mundo. Fue entonces qué todas las metáforas que Marco y Nic le compartieron comenzaron a cobrar sentido y las dedicatorias significado. Ya no quería ser aceptado por el mundo porque sabía que jamás lo sería del todo, Jungkook había cambiado su objetivo en la vida y ahora solo deseaba ser aceptado por una sola persona y ser visto como correcto solo por un par de ojos. Ese era Taehyung.
Podían jugarlos y no cansarse de hacerlo. Sin embargo, se pertenecían y se tenían entre ellos. Nadie podía cambiarlo.

Al menos así se creía aquella tarde.

—Dijiste que no querías volver a casa.
Jungkook sonrió volviendo a recobrar su postura en la banca del salón escolar.

—Ven conmigo entonces. Tengo algo importante que hacer.

No pertenecemos a ningún lugar al final del día, pues la elección queda en nuestras manos por encima de normas o etiquetas.
Decir que alguien se distingue por algo es como asegurar que todo lo que brilla es el sol. Somos humanos y nuestro tiempo sobre la tierra es limitado.
Déjenos vivir con libertad mientras estemos aquí. Déjenos ser libres al menos durante el pequeño tiempo que llamamos vida. Después, las cuentas serán saldadas y los huesos reparados. El arrepentimiento no irá en ese combo.

Porque Jungkook no eligió como sería visto su amor ante el mundo. Solo eligió a quien amar y aquello no tenía nada de retorcido o enfermo. El amor jamás sería nada de eso.

Tres días después de que subí
este capítulo, y hoy lo ando
editando.

Porque sí...

ya tenemos nueva portada,
banner y separador, que por
cierto son hermosos🤌,
todos los créditos a @etternaly
por tan buenas obras
de arte...

Sin más me despido,
cuidense, tomen agua,
sean felices...

Bais♡

(⁠ ⁠ꈍ⁠ᴗ⁠ꈍ⁠)

–yoonngd

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