10
Había una paz en la sala de Química de primer año, un par de libros apilados y un borrador de pizarra tirado cerca de la puerta por dónde estaba el bote de basura.
SeungWoo leía en su pupitre recargado contra el soporte de su silla, ignorando el alarmante sonido de la campana que anunciaba el receso de aquella aún mañana de Lunes.
Normalmente sus compañeros irían a las palapas, los bancos u otros salones con clima que estuvieran cerca de las tiendas. A diferencia de la mayoría, SeungWoo prefería el laboratorio de química. Tenía espacios grandes, además de los escritorios y el buen clima. A nadie le gustaba la química ¿Verdad? Bueno, eso era algo buen en gran parte para él, excepto porque hoy el laboratorio estaba cerrado y el se había quedado en el salón de química que estaba justo a un lado de este.
— ¿Qué estudias ahora? ¿Cálculo? — Escuchó la voz de su compañero en la puerta del salón.
— Biología animal… — Contestó sin despegar la vista de la revista con la imagen de una mariposa monarca en la portada. — ¿Sabías que las mariquitas son caníbales? Se comen a su propia especie.
— No me imagino. — Daniel recogió el borrador de la pizarra y se encaminó para dejarlo en el escritorio del salón. — pero si sus conversaciones mañaneras. Discutiendo sobre quién se comió al hijo o esposo de quién.
El pelinegro finalmente dejó el borrador en la pizarra y se encaminó en dirección al joven Jeon que había dejado su libro en el pupitre y se dedicaba a solo hojearlo.
— Jungkook y Félix tienen entrenamiento hoy así que no me acompañarán a desayunar ¿Quieres ir conmigo?
El azabache lo observó de reojo con algo de incomodidad, Daniel guío sus manos por detrás de su espalda y dio tres golpecitos ahí a su amigo.
— No acepto un no por respuesta SeungWoo. — El menor rodó sus ojos. — Se que no has comido, así que ir conmigo no te hará ningún daño.
— No tengo dinero.
— Yo pagaré.
— La comida de ahí me da alergia.
— Compraré comida fuera…
— Voy a vomitar… — Daniel estaba por explotar.
— No importa, traigo una playera extra…
— Daniel…
— Dime…
— No voy a comer contigo, gracias.
— No estaba pidiendo tu opinión, irás conmigo o le diré a Jungkook que hace unos días vendiste su playera favorita.
— Hay que admitirlo, parecía disco rayado con esa misma playera todos los días— Daniel se río por el comentario. Unos minutos después, la sonrisa del menor lo acompañó y el le devolvió la sonrisa en amplitud para hacerle sentir acompañado.
— Entonces… ¿Vendrás conmigo? —El joven Jeon lo fulminó con la mirada. Lo sabía, ese amigo suyo era muy insistente. Observó el rostro firmemente marcado del moreno y sonrió con sonrojo.
— Solo voy a comer un poco.
— Bien, vamos antes de que las dobladas se acaben…. — Daniel tomó sus cosas del suelo y sujeto con su mano izquierda la del chico que aún peleaba por quedarse en el cómodo pupitre verde.
— Pero, mis cosas…
— Olvídalas, vendré más tarde por ellas y te las llevaré a tu clase.
El mayor lo ayudó a mover un pupitre que se interponía entre ellos dos y después de una lucha por no ser bombardeados por olores de diferentes comidas llegaron al puesto donde vendían los alimentos.
Daniel se formó en la fila y recién ahí calló en cuenta de que todo el transcurso desde el salón hasta ahora había sujetado la mano del más joven. Sus manos resbalosas sostenían unas manos finas con cicatrices y una que otra mancha de pintura al igual que la pantorrilla de sus pantalones de uniforme.
Recordaba esa tarde, dónde él quiso ayudarlo con sus pinturas y terminó manchado su uniforme y el del contrario. Daniel era pésimo pintando con colores, imaginarlo con pinturas era un desastre.
— Oye, Daniel… — escuchó la voz del pequeño que tenía aún sujetando de la mano, Daniel bajó la vista para verlo mientras caminaba para no perder su lugar en la fila.
— Dime…
— Ammm, ¿Puedes soltarme? Mi mano duele un poco…
El mayor sonrió soltando el agarre para posicionar su mano está vez en la cabeza del menor.
— Estás creciendo muy rápido Honguito ¿Qué haré cuando seas más alto que yo?
— Pasar vergüenza…
— Oyeee.. No seas así, ya tengo suficiente con Félix que solo porque es 2 centímetros más alto que yo cree que es un gigante…
— Lo siento, aún eres más alto que mi hermano… — Daniel sonrió y ambos pasaron frente a la mujer por su desayuno.
Cuando el más joven terminó de ordenar su comida, ambos caminaron con rumbo a las escaleras del colegio. Daniel abrió su bolsita de salsa y comenzó a comer como si no lo hubiera hecho en días, a su lado el joven de los Jeon lo miraba con poca paciencia. El pelinegro sonrió notando el seño fruncido de su compañero.
— ¿Qué? ¿Nunca me has visto comer?
— Nunca te he visto comer bien… — Declaró SeungWoo tomando con cuidada una de sus dobladas.
— Deja los modales para la alta sociedad y la mesa de los Jeon, puedes comer como quieras…
— Te recuerdo que yo soy un Jeon … — Daniel tragó la comida de su garganta.
— No. Ese es tu apellido, no te define, así que solo come. Tu valor no se define por el número de tus pantalones o el que te marca la báscula. SeungWoo, ya eres demasiado perfecto para este mundo. En alguna otra línea demasiado superficial o demasiado idealizada, SeungWoo deseo escuchar esas palabras con otro sentimiento de por medio. Lamentablemente para el y para el resto del mundo, los ideales solo eran eso, la perfección buscada en todo aspecto alrededor y, según los hechos, la perfección no existía.
SeungWoo tomó las dos dobladas que aún quedaban en su plato y los llevó con desespero a su boca. Quería ahogarlo, dejar de sentir ese revolotear en su interior cada vez que Daniel decía algo que lo desequilibraba.
¿Desequilibrio? ¿Qué lo producía? ¿Por qué con Daniel? SeungWoo estaba mal, al menos ante su propio espejo así era.
Atragantó sus pensamientos con comida, porque ahora, frente al pelinegro no tenía pintura, no tenía su libro y no tenía su cuarto oscuro. Y Daniel era luz, luz que SeungWoo se negaba a querer recibir.
— ¿Estás bien? — Los cálidos ojos que lo miraban hicieron que el sabor de la comida fuera dulce. Ya no quería comer, ya no quería volver.
— Si. — dijo apenas logrando escucharse, la voz se perdía en su garganta.
— Vamos. Te llevaré a tu clase. — Se ofreció el mayor tomando la basura para tirarla.
— No, voy a ir solo. Puedo ir solo. — Trató de convencerse, Daniel suspiro.
— ¿Vas de nuevo con eso? No estoy diciendo que no puedas hacerlo tú solo. Quiero ayudarte, es todo.
— También quiero demostrarme que puedo solo, Dann.
— Lo haces, eres increíble, déjame acompañarte.
— ¡No! — ¿Mariposas? No, el sentía que le desgarraban el estómago, se sentía en un Invierno incluso si estaba tratando de crear una primavera.
— Está bien, iré por tus cosas al salón y después iré por Félix. — El pelinegro enumeraba sus acciones futuras, pero SeungWoo ya no lo escuchaba, perdido en su propio campo de pensamientos donde la cosecha de miedo sobrepasaba al cultivador. — SeungWoo… — Llamó. El joven apenas pudo oírlo. — Ve con cuidado…
Y entonces toda la cosecha se vino encima del cultivador sin previo aviso. SeungWoo quería esconderlo y seguir recogiendo flores tranquilamente, pero el prado había sido conquistado por lirios tan hermosos como el que días atrás el pelinegro le había regalado. Salió de ahí con rumbo contrario a su ruta presente y el pelinegro sonrió a su espalda curvada mientras caminaba en dirección contraria.
El salón de química ya había sido ocupado por otro grupo, así que antes de entrar tocó la puerta y solicitó la autorización de la profesora para recoger las cosas de SeungWoo.
— ¿Se siente mal? — Preguntó la mujer con algo de preocupación. SeokJin, al fondo dirigió su vista hacia el. Daniel sonrió.
— No, el solo se adelantó a su próxima clase y me pidió lo ayudara con sus cosas. — El mayor de los Jeon lo observó con desagrado desde su lugar.
— ¿Usted no tiene entrenamiento, Joven Daniel? — La Profesora Hernández lo encaró y Daniel rascó su nuca ante tal pregunta.
— No es fácil mantenerse en el equipo de fútbol cuando tienes 2 pies izquierdos. — Las risas se extendieron ante las palabras del Rey de la clase. Daniel lo observó sin una pisca de molestia, SeokJin sintió intimidación.
— No hables solo por tener boca Jeon, dejé el fútbol por otros motivos…
— Y por tus pies izquierdos, claramente… — Dijo cruzándose de brazos en su pupitre.
— ¡SeokJin!
— No. — El pelinegro sujetó la mochila de SeungWoo en su espalda. — Es que tengo que cuidar a ciertas personas de tu mirada.
El mayor se tenso. Daniel le sonrió, se disculpó con la maestra y salió dejando al orgullo de los Jeon con la boca abierta y un conflicto en su mente. El sabía más cosas de las que debía.
— No voy a volver ahí. Jefferson me cae mal, odio que siempre esté diciendo que hice trampa, me cae mal, muy mal… — Félix caminaba a su lado con notable enojo. Había una fila de sudor que escurría por su frente y el uniforme deportivo estaba manchado con tierra y sudor del mismo.
— ¿Jefferson sigue en el equipo? — A su lado Daniel sujetaba aún la mochila de SeungWoo junto a la suya mientras lo observaba lanzar sus disgustos por el pasillo colegial.
— No podemos sacarlo aunque quisiéramos, el equipo está completo gracias a él y es un buen jugador. Solo necesita dejar su orgullo a un lado. Jungkook dijo que es mejor que se quede y aprende a llevarme bien con el. Lo odio, quiero lanzarle brillantina con pegamento.
— Tu deberías bajar tu orgullo también Lix, estás siendo muy dramático…
— ¿De que lado estás tu? Estoy diciendo que me acusó de hacer trampa y me mandó a la banca. Quiero golpearlo…
— Tu comenzaste, dijiste que era como una playera familiar que pasa de hijo en hijo porque cambia de novia con frecuencia…
— Dije la verdad, es así. ¿Sabías? Ayer comenzó a salir con Lia, la hija del director… no es motivo para mentir en mi contra, lo odio, los odio y te odio porque estás de su lado…
Daniel río al ver cómo el rubio golpeaba sus nudillos en la pared y sobaba su mano con dolor.
— También te odio pared inútil… ¿De que te ríes tu? No conté ningún chiste.
— El chiste está en tu cara amigo… — Félix lo fulminó y avanzó dejándolo atrás.
— ¡No me vuelvas a llamar así! Somos desconocidos, no me busques… — Daniel reía detrás de el. — Cállate rata vieja. Deja de seguirme, iré con SeungWoo, el si me quiere… ¡Deja de seguirme dije!
— No, yo voy con SeungWoo…
— ¡No!, Yo voy con SeungWoo. Oh, ¿Esa es su mochila? Dámela, se la daré a mi más íntimo amigo.
— No, el me la encargó a mi…
— Suelta la mochila de mi amigo íntimo ladrón de Chapultepec… — Félix tomó las correas de la mochila y tiró de ellas mientras Daniel sujetaba de enfrente sin hacer el más mínimo esfuerzo.
— No soy un ladrón Félix, suelta la mochila de una sola vez… — El pelinegro llevo su mano a su pecho mostrando decepción fingida.
— Ah sí… ¿Y la chaqueta del bazar que es?¿Eh?... Por cierto, vi a SeungWoo con una similar ¡¿Le diste tu regalo robado a SeungWoo?!
Daniel tiró de la mochila con fuerza, Félix se dejó llevar por la fuerza y calló entre los brazos del pelinegro que tapó su boca buscando a alguien que pudiera escucharlo.
— ¿Quieres callarte un poco, por favor?
El rubio se retorció en sus brazos buscando liberarse sin éxito.
— Mmm, no… no voy a… — Daniel lo dejó ir. — No me voy a callar nunca, ahora déjame en paz.
— Tu empezaste… — Félix volvió a adelantarse con indignación.
— Por estás razones prefiero a SeungWoo y Jungkook…
Entre golpes y risas ambos avanzaron hacia el salón de Lenguaje donde estaba el dueño de la mochila y la overzise robada días atrás.
— Dijiste que querías esa overzise para alguien especial. Realmente quieres mucho a SeungWoo… — Félix acomodó su cabello antes de sentarse en las bancas frente al salón del Jeon menor.
— ¿Celoso amigo mío? — Félix carcajeo con sorna.
— Quisieras… yo soy Félix, no peleó por mis amigos, aunque prefiero molestarte a ti, adorar a SeungWoo y pedirle dinero a Jungkook…
— Mi hermano no tiene dinero… — Ambos chicos miraron al frente donde el menor los miraba con los ojos entrecerrados por el sol.
— “Hola Félix ¿Cómo estás?, ¿Qué tal ha ido tu día?”, Ah, muy bien SeungWoo, gracias por preguntar ¿Y tú?
SeungWoo sonrió tomando asiento a un lado del rubio que señalaba el espacio a su lado.
— ¿Cómo te fue? ¿Qué vieron? ¿Tuvieron examen? — SeungWoo asintió. — ¡Lo sabia! Ese idiota del maestro me mintió, dijo que el examen era mañana. Vamos SeungWoo, dime todo lo que recuerdes…
— ¿Sabes que es malo hacer trampa en un examen? — A su lado Daniel los miraba acomodar unas hojas para escribir respuestas.
— Y tú ¿Sabes que es de muy mala educación meterse en asuntos ajenos? — Félix estaba sin paciencia. — Gracias, Daniel, siempre confiando en ti.
El mayor rodó los ojos y tomó asiento frente a ellos con las piernas cruzadas.
El par de adolecentes hojeaba el examen mientras entre susurros se daban órdenes de anotar y dictar. Daniel simplemente los dejó ser dirigiendo su vista a otro lugar.
— Eres una mala influencia para SeungWoo, le diré a Jungkook…
— Cállate un rato Daniel, fuiste tú quien lo mal influenció, y me lo robaste. Cuando estaba conmigo era un niño de bien… — SeungWoo sonrió con pena mientras anotaba fórmulas en la hoja.
— Siento que ya tuvimos esta conversación varias veces… — Félix infló las mejillas con indignación.
— Es porque te reclamé cuando SeungWoo me dejó plantado en la feria.
— Ya te dije que yo no tuve la culpa…
— No me importa, eres culpable para mí… ahora cállate o yo le diré a Jungkook.
Daniel desvío la vista una vez más. Félix hiperventilo y continuó anotando respuestas en su hoja.
Conoció a los 2 hermanos Jeon cuando cursaba el 2do año por segunda vez. Jungkook iba en el grupo al que le habían asignado por volver a cursar el año. Después, debido a sus antecedentes de notas bajas fue obligado a inscribirse en el equipo de fútbol.
Daniel recordaba eso porque junto a Jefferson había aprendido del deporte que lo arruinó por completo. Hasta que un día decidió entrenar con Jungkook y se volvieron cercanos cuando conocieron su guarida y comenzaron a escaparse a ella.
Un día, Jungkook llevó a su hermano menor a verlo practicar en el campo abierto, y también a Félix. Así fue como se conocieron y también fue así como se ganó el odio del mayor de los Jeon que solía burlarse de él por haber reprobado el año.
Daniel juraba que lo único que tenían en común era el odio por Jefferson. Y no sabía porque, pero también quería ser rebelde, tener una moto y atropellarlo, no era para tanto ¿O si? ¡¿O si?!
— Oye Dann… — Escuchó la voz de Félix a su lado. El rubio tenía sus manos entrelazadas con SeungWoo que temblaba un poco y tenía las mejillas sonrojadas.
— Dime. — Se acomodó en el soporte de la silla y les prestó atención a ambos.
— ¿Por qué no has tenido novia? — Preguntó el rubio con calma y casi con inocencia.
— ¡¿Qué?!
— ¡Solo responde baboso!, ¿Por qué no has tenido novia?
Era cierto . ¿Por qué nunca había intentado salir con alguien?
Holi :)
Nuevo capítulo, espero que les guste.
Les dejo el nuevo usuario de mi hermana para que vayan a seguirla y esperen sus nuevas historias, ella es una de las autoras de este fic...
Sin más que decir me despido, mantenganse saludables personitas que no conocemos :)
—yoonngd
—isunflowerman
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