04
La primera vez que escuchó la palabra “marica” fue cuando tenía 10 o 12 años. Cuando se encontraba salvando una pequeña flor de ser pisada por los demás.
Taehyung no recuerda muy bien porque razón lo llamaron así, pero supo que estaba mal a pesar de que su madre simplemente le abrazo cuando regresó llorando a casa.
En esa ocasión un raspón y un pisotón a la flor bastaba para que el llorase a mares sin saber que hacer.
En la actualidad, Taehyung no sabría decir si realmente podría soportar ver quebrarse uno de sus tan preciosos tallos. Si podría continuar después de ello o se hundiría igual o peor que antes. Estaba perdido.
Por ejemplo, había un algo con Jeon Jungkook que lo hacía sonreír varias veces después de sus encuentros. No, no eran encuentros de cita, solo coincidencia. A él le gustaba llamarlo de esa manera.
Esa mañana se sintió fría, salió del departamento en el que se alojaba y movió su cabello a los lados para después andar en dirección a su colegio. Unos minutos después la puerta de su departamento volvió a abrirse y salió esta vez sin olvidar una pequeña bolsa que llevaba consigo.
Las hipótesis estaban bien, sus plantas parecían progresar sin la necesidad del agua dándole un buen aspecto a su hogar apagado. Taehyung se mofó y anduvo sin tomar el autobús.
Las rejas de su escuela comenzaban a cerrarse así que corrió tratando de ingresar.
— ¡Taehyung! — Escuchó detrás de él. Y ahí estaba Jeon Jungkook con esa sonrisa tan linda que tenía. Tan suya.
— Jungkook.
— ¿Llegando tarde también? Creí que el puntal Kim Taehyung eras tú… — El mayor le dedicó otra de sus sonrisas y ambos ingresaron con éxito.
— Olvidé algo en casa.
Jeon sonrió y ambos fueron dentro. Los pasillos estaban infectados con alumnos que corrían de un lado a otro. Jungkook reconoció a lo lejos a un par de amigos y los saludó para volver a concentrarse en Taehyung, su visión se complicó cuando el menor ya no se encontraba a su lado y el estaba en medio del río de personas que lo rodeaban.
— ¡Taehyung-ah! — Escuchó a lo lejos un grito y lo reconoció como el joven David del salón vecino. — Gracias por acordarte de mi… ¿Qué es?
— Una tarántula…
— ¡¿Q-qué?! — A David se le bajó la presión. — ¿Qué caraj…? ¿Te atreviste a regalarme una tarántula cuando sabes que les temo sobre todas las cosas del mundo?
Taehyung convirtió sus ojos en unas líneas mientras sonreía con inocencia. Sus ojos se guiaron y fueron a situarse sobre la mirada que el pelinegro le brindaba con una risa, Taehyung alzó el brazo y lo saludó.
— ¿Cumpleaños? — Preguntó Jungkook llegando a su lado.
— David cumple 17.
— Valla… tiene la edad de mi hermano…
— ¿En serio? Podrías presentármelo, soy muy bueno en algunas materias. — los ojos de Taehyung rodaron y pidió con un gesto la ignorancia absoluta del menor.
— SeungWoo no tiene problemas con los estudios, es muy inteligente. — Mientras hablaba su rostro se iluminaba con una sonrisa, la cual desapareció en cuanto cayó en cuenta de lo que decía. — Sin embargo… No habla mucho.
David mordió su labio inferior.
A lo lejos una figura alta apreció por entre los pasillos, sus medias altas y los shorts deportivos indicaban que era un miembro del equipo de fútbol. Sus pasos sonaron como eco y como música para varias personas ahí: Edward Lai.
— David. — Llamó y el rubio se volvió hacia el para verlo. — Feliz cumpleaños. — Le tendió una pequeña bolsa que el más joven recibió con un tono rojo de oreja hasta cuello.
— Gra-gracias…
— No hay de que… — El joven era incluso más alto que Jeon, este sonrió y después miró al pelinegro. — Jungkook, tenemos entrenamiento más tarde, no puedes faltar.
Había algo que Jeon Jungkook odiaba aún más que el temor, y era el temor a lo incierto a esas cosas que pasaban sin ser planeadas, fuesen tragedias o no, mientras fuera algo que no se esperara ocurriese.
El problema comenzó cuando tenía unos 5 años. Uno de sus compañeros le escribió una carta con corazones y Jeon Jungkook no supo interpretar eso con su tan joven e inexperto corazón, tan ingenuo y tan sutil. Jungkook solo la conservó en uno de los cajones de su cuarto hasta que el regordete de su hermano mayor lo encontró y por primera vez lo llamó “princesa”.
Y bueno, no es que fuera un mal apodo, Cenicienta era bonita, Blanca Nieves y todas esas princesas de los cuentos. Pero el no anhelaba ser rescatado por un Príncipe azul…
Más tarde, se dio cuenta que no quería ser salvado, tampoco quería convertirse en el héroe de la historia: simplemente quería encontrar a alguien a quien pudiera tomarle la mano y emprender una salvación juntos. Esperaba ser héroe pero también a su príncipe.
Y muy en el fondo de su corazón siguió ese pensamiento tan inocente. Solo en el fondo, enterrado. Porque en su vida real eso sería: “incorrecto”.
Así que resignado a lo que viniese después de llegar tarde a casa, respondió.
— Trataré de ir, Eduardo. — KuanLin pareció ya no prestarle atención a su comentario y le dio una última mirada a David que trataba de abrir el regalo con ayuda de Taehyung.
— Son tarántulas… — Se escuchó al fondo y una cabellera azabache -al borde de anaranjada- apareció por lo pasillos. El joven vestía un par de vaqueros y una camisa que a juzgar apariencia parecía tres tallas más grande para quien la portaba. — Yo le ayudé a conseguirlas.
— ¿Quién es ese?
— JiHoon Park, el hijo de la profesora Lee.
— ¿La profesora Lee tenía un hijo?
— Escuché que es un sodomita*… — Comenzaron a sonar las voces.
— ¿Qué? ¿Qué clase de mierda tiene ese tipo en la cabeza?
— ¿Y no será esa la verdadera causa de que corrieran a la Señorita Lee?
A los ojos del joven parecía que aquéllas palabras no le importaban, su mirada estaba concentrada en la bolsa de regalo que David sostenía. Parecía molesto, talvez celoso.
— ¿JiHoon? — el mayor abrió los ojos sorprendido. La mirada de KuanLin se posicionó sobre el al mismo tiempo que mil clavos eran insertados en otro corazón.
— Lai KuanLin. — Sonó pensativo, serio y arrogante.
— ¿Los conoces? — Taehyung observó a Jungkook y negó, en realidad no del todo.
— Solo a KuanLin… David es su amigo…
— ¿Crees que ellos tengan algún problema? — Jungkook acomodó el cordón de su mochila cuando ambos avanzaron hacía sus salones de clase. Taehyung ladeó la cabeza y continuó.
— David se metió en eso. Además, creo que es algo personal.
Jeon no quiso preguntar más y volvió a su paso rápido.
SeokJin chasqueó la lengua cuando el profesor de derecho le ordenó que se colocara la corbata correctamente
— Si estuvieras en un juicio, te descartarían rápidamente por tu simple aspecto, ¿Qué le dirás a tu cliente entonces? ¿“Perdimos el caso por qué soy rebelde en cuanto a etiquetas de ropa”? — El profesor Pérez echaba lumbre por las orejas.
SeokJin sonrió de lado instando a los demás a unirse a ello.
— ¿Usted cree que por el hecho de venir a su clase le prestó algo de atención? ¿Quién es usted y que hago aquí?
Las risas le hicieron coro y su ego se sintió fuera de temor por perder la atención que recibía. De una manera muy estúpida, pero lo adquiría con éxito.
Existen dos tipos de personas en la vida: aquellas que entienden y deciden guardar silencio o intervenir y aquellas ignorantes que fingen entender para encajar. Cada quién elige un 80% y un 20% de cada cosa.
SeokJin Jeon, eligió el 80% de patanería el día que por primera vez se atrevió a soltar una burla en contra de algún otro. ¿Remordimiento? Cosas como esas no estaban en sus planes.
— SeokJin no se preocupa por eso, su familia pronto se irá de aquí. — Presumió uno de sus compañeros de pandilla mientras el mayor acomodaba el cuello de su uniforme como si se encontrará en una de esas sesiones fotográficas.
— ¿En serio? ¿A dónde irán esta vez?
— Tal vez… ¿Estados Unidos?
Jacob y Esteban rieron entre ellos haciendo bucheo con todos los chicos que se encontraban sentados encima de las mesas apiladas. Las mangas remangadas y los pantalones rotos o doblados a diferente medida.
— Oh, que envidia. Conocerás a los norteamericanos.
Y SeokJin se rió entre dientes cuando vio pasar a su hermano menor por el pasillo de enfrente con una flor en la cabeza.
Patéticamente estúpido.
Pensó.
Cuando el timbre marcó la hora de salida, guardó de mala gana sus cosas y salió a empujones de ese salón para dirigirse a la cancha.
Odiaba el deporte, pero chicas bonitas no faltarían, así que cualquier esfuerzo valdría la pena mover su trasero junto a sus compañeros.
En el lado contrario compraron un par de bebidas y SeokJin permaneció atento a todos los movimientos que se mostraban en aquel pelinegro al que seguía desde hace unos días. Sospechosamente comprando unas golosinas mientras presumía su oversize.
𝘈𝘴𝘪́ 𝘦𝘳𝘢, 𝘦́𝘭
Félix dejó caer su mochila, Daniel le enseñó el dedo de en medio cuando esta se estrelló sobre su cabeza golpeándolo con los libros. Jungkook se rió a gusto de el. Tomó la playera del uniforme escolar y comenzó a sacárselo.
— Jungkook… Deberías buscar un vestidor.
— ¿Por qué? ¿Está mal que lo haga aquí? — Formó un puchero que en lugar de dar ternura a Taehyung le provocó dolor de estómago.
— Está perfecto que lo hagas a mitad de las gradas, claro que si… — Jeon río con gracia. Sacó la playera por completo y la sujetó con su mano mientras acomodaba su playera de deporte.
— ¿Creíste que estaba desnudo? — alzó una de sus cejas con diversión y Taehyung sintió sus mejillas sonrojar.
— Yo… no..e-estaba viendo…
— No dije que estuvieras viendo. — Bien, Jungkook había dejado que se hundiera el mismo en su propio hoyo.
— ¡No estaba viendo nada, Jeon Jungkook! — El mayor carcajeo con gracia, sus manos se extendieron y le dio al menor su playera del uniforme. — ¿Y esto?
— Cuídalo por mi… — Sus ojos se volvieron líneas cuando sonrió con esa risa que a Taehyung tanto encantaba pero no iba a admitir. La observó por unos cuantos segundos y sintió un aroma tan dulce que quiso abrazarlo y dormir con ese aroma solo para el.
— Ahora para de mirar y estudia para el examen…
— ¿Cuál exa…?
Taehyung sonrió y asintió para concentrarse nuevamente en sus anotaciones.
Daniel apareció minutos después con una bolsa de golosinas que seguramente había metido a la zona escolar de manera ilegal.
— ¿Trajiste mi helado Yom Yom? — Le preguntó. Y Daniel le tendió una bolsa algo pequeña.
— Traje jugo y pan para SeungWoo… un poco de café para Félix y como no sé qué te gusta Taehyung decidí que unas galletas serían un buen inicio.
— No había que molestarse…
— Para nada, haces un gran esfuerzo en venir aquí y apoyar a el cabeza hueca de Jeon Jungkook. Estuvo muy emocionado por qué aceptaste la invitación que no dejó de molestar en la noche. Tuve que llevarme el teléfono a la recamara porque mis padres ya estaban hartos de sus llamadas.
— ¡¡Daniel! — El mayor sonrió Y Taehyung hizo lo mismo. — No lo escuches Tae… el solo vino aquí a apoyarme, no seas inmaduro.
— ¿Inmaduro yo? ¿A quien le dices inmaduro?
— Es más que obvio que habla de ti. — Félix terminó de atarse los cordones de sus tenis.— ¿Tienes planes para esta noche?
— Iré a un lugar con Taehyung. — Puntualizó Jungkook como queriendo dejar muy en claro sus planes.
— ¿En serio? — los tres lo miraron con sorpresa.
— Solo que aún no se a donde…
— Abrieron un antro cerca de aquí… aún no hemos celebrado a lo grande nuestra unión al equipo, solo cervezas y burbujas de jabón… ¡Quiero bailar!
— 𝘓𝘦𝘵’𝘴 𝘨𝘳𝘰𝘰𝘷𝘦 𝘵𝘰𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵 — Daniel recordó una canción.
— 𝘚𝘩𝘢𝘳𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘱𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘭𝘪𝘧𝘦... — Félix pareció recordar la letra.
— 𝘉𝘢𝘣𝘺, 𝘴𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘪𝘳𝘪𝘨𝘩𝘵...
— 𝘞𝘦’𝘳𝘦 𝘨𝘰𝘯𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘰𝘰𝘷𝘦 𝘵𝘰𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵.
El dúo se sonrió cómplice.
— Ey. — En un destino interminable que se vio corrompido Jefferson fue la respuesta errónea de una ecuación matemática. Una regañiza injustificada por parte de alguien que “corrige”. Simple puño y polvo de cañón.
— Jefferson.— Jungkook se ladeó en las escaleras de las gradas balanceándose al ritmo de una música burlona que solo el era capaz de escuchar.
— ¿Ganaste el puesto de candidato para nuestro equipo? ¿Qué hiciste? ¿Amenazar al profesor? — La espalda recta y el mentón mirando al cielo, parecía decidido a cavar tumbas.
— Mira Jeff ya estuvo bueno de tus comentarios. Mejor vamos a jugar. — Félix trató de intervenir. El hombre de figura más ancha lo miró y gruñó, daba la intención de ser un toro que bramaba con rabia.
— ¡Tu no te metas güerito! ¡¡Nadie te pidió opinión!!
Una acción sencilla, superficial y tan común como gritarle a Félix se trataba de colmar la paciencia del rubio, sus ojos se convirtieron en dos líneas fulminantes que en cuestión de segundos debilitaba las piernas de todo aquel que lo provocara.
— ¿Qué dijiste?
Jungkook se colocó a un lado dejando a Taehyung y sus libretas detrás de él. La acción-reacción al miedo por instinto de su cuerpo lo llevó a buscar las manos del contrario y sujetarlas entre las suyas. Taehyung se sintió cálido con su contacto.
— Lo que escuchaste…
— ¡Imbécil!
Félix lo tomo del cuello de la camisa propinándole un golpe, estaba harto. Cada pedazo de su vida caía y caía cada día más mientras inútilmente intentaba volver a juntarlos. Pero el pegamento hace mucho que se había vencido provocándole ansiedad e ira cada que veía a otro a su lado quebrarse.
— ¿Vas a golpearme..?
— ¿Me estás retando? — Sus puños impactaron en el rostro del ageno mientras los demás intentaban separarlos sin ganar mucho en el proceso.
— ¡¡Jefferson!! — Jungkook sujetó aún más fuerte la mano de Taehyung cuando escuchó aquellas palabras salir de su boca. Sus ojos abiertos impactado, ¿Realmente el..?
— ¿Taehyung? ¿Del departamento de biología? — Chasqueó la lengua con asco. — Creí que los fenómeno cerebrito no salían de la rutina. ¿Qué es esto? ¿Un Rebelde? Peor aún… ¿Con Jeon?
Sus carcajadas resonaban como si realmente lo que dijera fuera el mejor chiste que se hubiera contado desde 1970. Jungkook observó con sus ojos más terroríficos a todas las personas que comenzaron a rodearlos y a hablar entre susurros de ellos. Su cerebro se sentía mareado y lanzó “las mil palabrotas de Urdemalas”* que conocía en silencio antes de hablar.
— Taehyung puede hacer lo que le plazca…
— Seguro. Recuerdo que dijiste lo mismo cuando SeungWoo comenzó a evitar sus clases… ¿Y que pasó después? — Jungkook apretó con fuerza la mano de Taehyung, el menor fue capaz de escuchar sus propios huesos tronar. — ¿Sabes todo lo que se dice de él ahora por los pasillos…?
— ¡Cállate! ¡No sabes lo que dices! — Los orbes de sus ojos comenzaron a picar y la fuerza ejercida sobre la muñeca de Taehyung fue en aumento. El menor frunció el ceño a causa del dolor, pero aún así se mantuvo en silencio.
— Oh, no es lo que yo digo, es lo que todo el mundo dice de el… — Su risa completamente llena de maldad.
— Jefferson lárgate. — Pidió Félix. No era tan difícil lograr sentir toda la presión que había en el ambiente. — ¡Vete!
Pero así como Félix tenía su propia carga negativa y positiva, el conflicto no ameritaba su involucramiento y eso lo supo cuando la situación se mantuvo intacta aún después de su intervención.
— ¿Te refresco la memoria? — Jeon estaba al borde del abismo, las lágrimas amenazaban con salir. Sentía su alma expuesta frente a todos, sin estar cien por ciento seguro de lo que hacía, incluyendo la gran fuerza que ejercía sobre la mano de Taehyung. — La gente dice que el es un…
— ¡¡Cállate!! — Una última vez dejó salir la mayoría de su fuerza para ejercerla sobre la mano ajena y después levantó el brazo para golpearlo.
Tan fuerte como pudiera, tan audaz como fuera y tan inesperado como aparecía, esa palabra. Esa única e insignificante palabra.
— ¡Hyung! — Taehyung se posicionó en medio y lo miró. Sus pequeños ojos cafés lo observaban con miedo, con dolor pero no con lástima. Era Tae, Tae tenía miedo. — Hyung, detente… — Pidió con su coreano. Quería dedicarle ese consuelo solo a él, sin que nadie pudiera entenderlo… Solo el y conservar sus palabras como suyas. Solo ellos dos.
— ¿Tae…? — Congelado, asustado y dolido. Mucho dolor para ambos corazones. Solo ellos.
— ¡Por favor!
Con una simple palabra que se convirtió en su refugio; su lugar segura y su fuente de serotonina. Era como el Disco de Duncan Dhu que siempre quiso tener, para alejarse de su realidad cuando escuchaba esas canciones. Eso era Taehyung.
Sonriendo…
Fue cuando cayó.
Taehyung podría simplemente darle una vista rápida a una planta y con eso ya sabría que era lo que le hacía falta y que era lo que tenía de más. Algunos en la facultad le decían que era algo así como un don otorgado por los cielos. Pero sobre humanos no era un experto, especialmente cuando tenía enfrente a uno que necesitaba ayuda con rapidez.
Jungkook se desplomó al suelo con brusquedad después de escuchar sus palabras… Taehyung lloró en silencio mientras Félix terminaba de abofetear a Jefferson.
— Necesito llevarlo a la enfermería… — Félix bufó cuando vio venir a otros tipos con palos.
— Te ayudaré… — Taehyung ya había conseguido ponerse de pie apoyando el cuerpo de Jungkook sobre su hombro. Su complejidad física era diferente por lo que tambaleó varias veces antes de que Félix sujetara el lado contrario.
— Demonios… ¿Dónde está Daniel? — Félix se lamentaba por haber perdido de vista a su amigo mayor y quien de seguro de proponérselo hubiese puesto en su lugar a aquel idiota.
— ¿Deberíamos avisar a su casa?
— ¡No! — Taehyung frunció el ceño. Las órbitas de los ojos del rubio casi se salían.
— ¿Pasa algo en su hogar? — Estaba comenzando a entrar en pánico.
— Bueno… No se si yo deba decirte esto, pero Jungkook no tiene la mejor relación con sus padres. — Félix colocó mejor su agarre y se permitieron avanzar con más rapidez.
— ¿Entonces…?
El rubio lo dudó por un instante, llevó su vista al reloj que soltaba su tic-tac en la pared. “casi la hora de salida “. Angustiado como estaba terminó sentando a ambos en las escaleras.
— Espera aquí… voy a buscar a Daniel… — Taehyung solo sentía su mano izquierda entumecida y su cabeza estaba volviendo a dar vueltas cuando Félix se alejó por el pasillo principal en busca del mayor de la facultad.
¿Cuánto tardaría? ¿Jungkook estaría empeorando? ¿Y si mejor lo llevaba a la enfermería? ¿Debería hacer algo? Estaba perdido.
— ¿Tae…? — Llamó el futbolista con voz débil, Taehyung apenas fue capaz de escuchar su voz.
— Dime. — Se volteó a verlo. En esa fracción de segundo sintió caer el rostro de su Hyung en su hombro, el mentón del pelinegro se acomodó en su hombro haciendo muecas de dolor.
— ¿Jefferson no se salió con la suya, verdad? — Preguntó aferrando sus manos al agarre que mantenían tratando de dormir en el hombro del contrario.
— No… le diste una buena paliza… — Trató de tranquilizarlo por ahora, no debía empeorar la situación. Taehyung acarició con la yema de sus dedos la palma de la mano que sostenía.
— Gracias. — Le sonrió entre tos.
— ¿Por qué? — Está vez fue Tae quien sintió el ligero masaje en sus manos.
— Por lo de ahí adentro… — Con ayuda de su cabeza ronroneo como un gato. A Taehyung se le escapó una sonrisa. — Gracias por detenerme…
— No es nada. ¿Estás bien ahora?
— Me duele un poco… — Sus manos señalaron su cabeza.
— Tienes fiebre. Será mejor que vallamos a la enfermería.
— ¡No! Taehyung quédate aquí conmigo… — Sus ojos hinchados y su tono de súplica hicieron que el pelinegro-azabache retrocediera. O era que el tampoco quería alejarse. — No te vallas…
— No me iré…. — El menor acarició sus manos tratando de mantenerlo en calor.
— ¿Me lo prometes? — Jeon alzó la vista en busca de sus ojos. Taehyung sintió sus mejillas rojas, pero igual respondió con una sonrisa.
— Te lo prometo…
Jeon Jungkook sonrió como si hubiese obtenido el mejor premio del mundo. Su felicidad era tanta que no podía pensar en otra cosa que no fuera Taehyung. Y es que no entendía el porque… ¿Acaso necesitaba entenderlo?
— Además… Yo prometí llevarte a un lugar…. — Taehyung lo miró esperando pacientemente a su lado. — y lo único que obtuviste fue esa fractura en la mano…
Taehyung sonrió al ver el pequeño puchero que sin intención había provocado.
— No hay problema. Estoy bien….
— Tae, Tae, siempre dices eso. Estoy al borde del abismo y realmente necesito saberlo… tú… — Taehyung lo miró con esperanza. — ¿Quieres ir a un lugar conmigo?
Y Taehyung lo miró como si esa fuera la propuesta más especial que nunca le han hecho. Lo único que necesitaba para escaparse de su realidad. Cuando ni siquiera pensó en sus flores, nada existió para el. Porque tampoco necesitaba un propósito, solo era el… Viviendo su vida…
— Si. — Contestó y Jungkook fue capaz de sentir como un poco de su mundo quebrado volvía a brillar.
— Entonces vamos…
Cualquiera que los viese… quien tuviera tal placer, no sabría la magnitud de aquel instante. Ese pequeño segundo en el que Taehyung tomó la mano de Jungkook y se aferró a él para huir de la realidad a un mundo que solo ellos conocerían.
Ambos no lo sabían, pero ese día dieron comienzo a esa línea.
Una muy dolorosa línea llamada realidad…
𝙎𝙤𝙙𝙤𝙢𝙞𝙩𝙖* Forma vulgar de llamar a una persona homosexual.
“𝙡𝙖𝙨 𝙢𝙞𝙡 𝙥𝙖𝙡𝙖𝙗𝙧𝙤𝙩𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙐𝙧𝙙𝙚𝙢𝙖𝙡𝙖𝙨”* Pedro de Urdemalas a sido el protagonista de varias historias que se cuentan en las comunidades indígenas y ciudades. Este párrafo hace referencia a una historia en la que Pedro mencionó muchas groserías en nombre de su jefe maltratador.
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Nuevo capítulo gente, espero lo disfruten :)
—yoonngd♡
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