02
¡Detestable y rotundamente era un no!
—¿Por qué?
¡¿Por qué?! Oh Dios, ¿Qué había hecho mal para tener que cruzar su camino con ese par?.
— ¡Tengo tarea!
— Oh sí, oh sí... ahora si eres muy responsable. ¡Pendejo!
—¿Lo oíste? Daniel ¡Di algo!
— ¿Qué se supone que diga? — El mayor se mantuvo con la vista clavada en el libro que tenía, y no es que estuviera leyendo, es que simplemente no quería escucharlos pelear.
— ¡Tsk! Además, prometí que acomodaría mi cuarto...— Hizo una mueca recordando los sucesos del día anterior.
— ¡No seas así! ¡Ven conmigo! Ándale, di que sí... ¿Sí? — El rubio pestañeo varias veces tratando de verse tierno.
— Félix no hagas eso o voy a morir de asco... — Daniel finalmente desvió la vista del libro para ver al pecoso con algo de "repulsión".
— ¿Asco? ¿Te pongo al tanto de tus sentimientos? Se llama envidia amigo.
— Bueno, basta. — El pelinegro volvió a concentrarse. — ¿Para que quieres ir?
- Dah. ¿A qué se va a un bazar?
- A comprar.
- Exacto baboso. - Félix lo señaló con felicidad. - Podríamos encontrar algo antiguo y comprarlo o algún pantalón de esos grandotes para Daniel.
- ¿Estás tratando de tentarme? - El pecoso más bajo sonrió inocentemente.
- Piensa en lo divertido que sería. Encontrar un reloj de esos antiguos, colgarlo y que cobre vida. - Félix fantaseaba.
- Los gringos están locos.
- ¡No soy gringo! - Dijo ofendido. - Vamos, Jungkook... ¿Qué te cuesta? Y prometo venir a ayudarte con el cuarto.
- ¿Acabas de ofrecerte para limpiar? - Los ojos grandes del pelinegro se abrieron con sorpresa. - Entonces es un sí.
El único rubio en la sala dio brincos por toda la habitación. Parecía que había ganado el campeonato de fútbol contra una selección muy importante y ahora se encaminaba a la gran final. La única diferencia era que no había ningún balón de por medio o una copa de trofeo, simplemente era Félix logrando convencer a sus amigos de hacer su voluntad.
- Entonces vamos.
- ¿Ahora?
El pecoso lo volteó a ver extendiendo los brazos y encogiendo sus hombros en señal de obviedad.
- Llevo toda la mañana tratando de convencerlos.
- No te presté atención.
- ¡Jungkook!
- Lo siento, lo siento, lo siento... no fue mi intención. - El menor lo golpeó levemente.
- ¿Tienes tiempo de sobra a la tarde, Daniel? - El mencionado que se había puesto de pie viendo a un punto específico en la habitación retrocedió para ver al rubio.
- No... ¿Por qué?
- Para que vinieras a ayudar con el cuarto de Jungkook.
- No recuerdo haber firmado para eso...
- La última vez desacomodaste mis apuntes. - Se quejó el pelinegro. Daniel bufó y hizo un gesto con su mano para que los dos menores salieran dejándolo solo en la habitación.
- ¡Me estás corriendo de mi casa!
- Todos sabemos que podría ser mía también.
Jungkook no protestó más ante el sarcasmo de su mayor y salió en busca de sus tenis, detrás de él y jugando con las correas de su sudadera se encontraba Félix.
Estaban estresados recientemente y meterse a la casa de los Jeon resultaba algo que los sacaba de su "zona del confort" como solía llamarlo el de piel más clara. Daniel y Félix entendían que eran muy pocas las veces que venían a esa casa con la aprobación de alguno de los señores Jeon, o sin tener que dedicarle algún insulto o mentira al mayor de los hermanos.
Jungkook ladeó la cabeza alejando todo tipo de pensamiento que se relacionara con sus padres o con el mayor de sus hermanos. Hoy era hoy. Nada le importaba mientras tuviera la casa en compañía.
Terminó de acomodarse los tenis y volvió la vista a las escaleras que guiaban a las habitaciones, Félix lo vio soltar un suspiro y comprendió lo que pasaba. Ambos se tumbaron en las sillas del comedor a espera del mayor de los tres amigos.
- Espero que Daniel pueda convencerlo... - Se alentó Jungkook a si mismo viendo en dirección a esas escaleras.
Por el lado de Daniel la situación se había vuelto tensa. La sala principal de la casa se vio sola cuando sus dos amigos bajaron al patio en busca de los tenis del alto de Jeon. Así que sin dejar pasar más tiempo después de contemplar por un buen rato aquel diploma subió las escaleras, buscó la 3ra habitación y tocó delicadamente en ella.
- Pasa. - Se escuchó una voz tan tímida y tan interesante para él. Giró la chapa siendo golpeado por un poco de luz que lograba colarse entre las cortinas con estampado de flores de la ventana principal. - ¿Necesitas algo? - Daniel dirigió su completa atención al pequeño escritorio que se encontraba a un lado. Varios bocetos, dibujos apilados, colores y una hoja de cartulina pegada en la pared con diferentes bocetos de líneas y dibujos de sombras.
- Yo... -Negó para si mismo y se aclaró la garganta. - Jungkook, Félix y yo iremos a un bazar... venía a ver si... - Hizo una pausa al instante en que los ojos negros profundos lo miraban a el. - Te apetecía ir.
- Lo siento. Tengo que entregar una tesis.
"Una tesis".
Daniel comprendió de inmediato a lo que se refería, así que simplemente olvidó su faceta fría y se acercó al menor para tender su mano. El más joven dudó por unos segundos pero después le tendió la carpeta que se encontraba elaborando.
El más alto la examinó con cuidado de no maltratarla, estaba llena de información que apenas lograba entender un poco, pero parecía tener sentido además de ser información completa, necesaria y muy bien ordenada. Una sonrisa se formó en su rostro y volvió a entregársela a su dueño.
- De acuerdo. Antes de irnos dejaré un poco de comida para ti. Baja cuando tengas hambre. - Colocó una de sus manos en el cabello del chico y lo revolvió entre risas.
- Está bien.
- Ahora debo irme o Félix y tu hermano van a enloquecer.
- Jungkook ya está loco.
Daniel sonrió ante el comentario del más chico.
- Bueno, entonces yo también debo estar un poco loco por ser su amigo.
- La locura se contagia si el verdadero loco te hace pensar demasiado. -Respondió el pelinegro menor acomodando sus anteojos.
- ¿Podrías decirlo en español para esta pobre alma ingenua? - Tocó su pecho en acción de minoridad.
- Solo sal de aquí Daniel.
El mayor ya no insistió más y salió de la habitación cerrando lo más despacio posible aquella puerta. La última vez que por accidente dejó que se azotara tuvo que soportar a un SeungWoo que lo ignoró por completo y estuvo dispuesto a dejarlo morir solo en el examen de física. Más tarde, Jungkook tuvo que explicarle que el comportamiento de su hermano menor se debía al maltrato que su puerta de habitación había recibido.
Daniel juro en silencio no volver a azotar esa puerta incluso si su vida dependía de ello.
- ¿Pasó algo? - Jungkook decidió preguntar cuando los tres emprendieron el andar hacía dichoso bazar.
- No. Aún debe terminar su tesis. - El pelinegro más alto decidió no dar tantas explicaciones.
Félix bromeó por un tiempo y después cuando se cansó de ser ignorado se abrazó con sus brazos pensando y susurrando en voz baja.
Jungkook no le mostró importancia y se perdió en la vista que daban los autos aparcados. Aún era temprano, seguramente volverían a casa antes de que su hermano mayor o alguno de sus padres volviera. No les tenía miedo. Simplemente... no le agradaban. Y...
¡Bingo! Se suponía que eran su propia familia.
Algunas cuadras después cuando el rubio cayó en cuenta de que había olvidado el dinero del transporte los tres bufaron y continuaron andando por las cuadras.
- Recientemente mamá dijo que debo aprender a ahorrar un poco el dinero. - Félix comentó repentinamente mientras contaba un par de monedas y unos pocos billetes.
- Tu mamá teme por su patrimonio.
- No es como si me esté gastando toda la fortuna. - Le reprochó. Jungkook sonrió. - Además... pienso trabajar cuando oficialmente empiecen las vacaciones.
Jungkook no respondió nada. Hubiera dicho que también deseaba trabajar pero sabía que eso sería casi imposible, o su madre terminaría por prohibírselo o su hermano se burlaría de lo poco que seguramente ganaría.
- ¿Tu no vas a trabajar, Daniel? - El de pelo largo metió sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras llevaba un mechón de cabello hacia atrás. - ¡Daniel!
- No.
- ¿por qué? - Bueno, ese era Félix. Nunca se callaba.
- La NASA me abandonó en el desierto. Desde entonces, no confío en los trabajos. - Bromeó sin tener una pizca de gracia en su ser.
- La NASA explora el espacio...¿Qué va a hacer en el desierto?
- Pregúntale a Dios...
Jungkook quería golpearlos a ambos, Daniel simplemente volvió a guardar silencio cuando su amigo sonrió mostrando sus dientes. Y se conformó con saber que aún era feliz.
Félix alzó los brazos saltando cuando se encontraron frente a las puertas del bazar, pero enseguida las volvió a meter dentro de su chaqueta en cuanto el frío viento golpeó sus manos. Jungkook quiso reírse de el.
- Está bien. Entre más rápido nos vallamos de aquí mejor. - Comentó recordando sus deberes en casa. - SeokJin va a regresar pronto de lo que sea que haya salido a hacer.
- SeokJin es un tarado. - Muy en el fondo de una fila de estantes de ropa, Daniel pareció darle la razón al rubio.
Por las horas siguientes los tres se dedicaron a buscar algo que les pudiera ser útil. Daniel bromeó cuando Félix tomó un par de botas y se las probó. "Pareces un narco" dijo cuando su joven amigo lo complementó con un sombrero y una pistola de juguete.
- Te hubiera tomado una foto, pero los rollos de mi cámara se acabaron. - Añadió Jungkook y continuaron buscando.
Nadie comentó a pesar de entender la verdad detrás de ese comentario.
- ¡¿Viste esa chaqueta?! ¡Tenía tachuelas y era negra! - Jungkook parecía eufórico cuando la vio colgada en uno de los estantes.
- Si te gustó... ¿Por qué no la tomaste? - El pelinegro bajó su vista a sus pies. Daniel prefirió no decir más nada. Entendía lo que pasaba, pero era mejor así.
- Olvídalo. Ya habrá tiempo para eso en el futuro...
- ¿Cuál futuro? - Se atrevió a preguntar.
- Bueno. Uno donde tenga mi propia casa, mi propia familia y pueda ser quien soy... - Mientras hablaba su sonrisa se volvía a hacer más y más grande. Su mayor sonrió.
- Sueñas demasiado Jeon...
- No tiene nada de malo soñar... ¿O si? - Ahora parecía molesto. Definitivamente Daniel jamás terminaría de acostumbrarse a ese amigo suyo. Los hermanos Jeon eran tan distintos.
- No. Simplemente pienso que deberías dejar de soñar y volverlo realidad.
- Yo... - Jeon ladeó la cabeza. - Mi madre no lo...
Un estruendo lo hizo guardar silencio. Félix quien se encontraba examinando un par de chaquetas cerca de la zona del derribamiento de estantes busco a sus dos mayores con la mirada hasta encontrarlos. En silencio, Jungkook y Daniel decidieron ir a ver que ocurría.
- ¿Qué sucede aquí? Despejen esta vía por favor... - Vio a dos jóvenes ponerse de pie tratando de desenredar el desorden en el que se habían metido.
- Genial. Mi primera vez en prisión aquí viene... y tenía que ser hoy .. - escuchó decir a uno de ellos en un tono de molestia.
- ¿Qué está pasando? - tomó a Félix del brazo buscando una explicación al ver a los uniformados. Este parecía estar igual de confundido.
Hasta que uno de ellos habló: - Muy bien. Veamos ahora, ¿Quién robó esa oversize?
¿Oversize? ¡Genial! Parpadeaba y ahora ya estaba dentro de la investigación del siglo.
Uno de aquellos policías tomó a Daniel de los brazos tirándolo al suelo junto a otros cuatro chicos. Quería golpearlos, pero decidió dejarse llevar cuando Félix fue atrapado también.
- Suéltame. - El rostro del más alto estaba rojo de ira.
- ¿Fuiste tú? - El oficial se dirigió a un chico pelinegro. O al menos eso parecía a pesar de que su cabello estaba ligeramente café.
- No. - sonaba sincero.
- ¿Crees que no vi como tratabas de huir? ¿Escondes algo? ¡Contesta!
- ¡El no robó nada! - un chico castaño alzó la voz de entre los demás, su cuerpo temblaba demasiado.
- ¿Entonces tú si? - El oficial lo amenazó esta vez a el.
- ¿Qué clase de ley es esta? ¿Tiene pruebas?
- No las necesito cuando tengo a los rateros frente a mi.
¿Qué mier...? Jungkook observó a su amigo. Daniel se encontraba demasiado relajado, no parecía temer de nada. Y eso solo significaba dos cosas para el. O no tenía nada que ver en el robo o muy por el contrario su amigo era...
De todas formas, tendría tiempo para preguntar y para torturarlo más tarde.
- Que policía para más corrupto... - Daniel lo miró y sonrió en asentimiento.
- ¿Dijiste algo? -el hombre uniformado retrocedió para encararlos está vez.
- Oh sí, el dijo que eres un corrupto... ¿No oíste cariño? ¿Eres sordo?
Sonrió ampliamente tras sus propias palabras.
- Agh, Daniel no lo arruines más de lo que ya está...
- Bueno... no estás muy lejos de decir la verdad... ¿Quieres un poco de dinero para dejarnos libres?
- Estás cansándome, así que deja de buscar una paliza por qué la vas a conseguir.
- Oh, estaría bien... tendré un motivo para levantar una demanda por abuso de poder. - Está vez fue él quien se dio a la tarea de responder. Los ojos del pelinegro -si es que a pesar de sus puntas cafés podría considerarse así- lo observaron. Jeon sonrió y guiñó un ojo, no estaba muy convencido de lo que iban a hacer, pero lo que sea por salir de ahí estaba bien.
- Tú...
- Tengo una pregunta... - el papel de Félix estaba sobre la mesa- Pregunta... pregunta... ¿Para que cruzó la gallina la calle?
- ¿Qué Mier...? - O si: era el peor plan del mundo y lo sabía.
- Para huir de la policía... -Escandalizaron los tres.
- Tú...
El único Jeon ni siquiera pudo darse el lujo de burlarse correctamente de uno de los oficiales que fue a caer cerca de un estante de vidrio cuando sus dos amigos salieron corriendo y dirigiendo fuera a los demás involucrados.
Jungkook sintió un tirón en el tobillo sintiendo su pierna derecha completamente flaquear. Su cuerpo se tambaleó y frenó su andar para revisar correctamente. Bien, tenía el tobillo torcido.
- ¡ Jungkook! ¿Qué haces ahí? - Escuchó la voz de su amigo. - ¡La papa* te va atrapar!
El pelinegro ladeó la mano haciendo gesto para que los dos se fueran, ¿En realidad valía la pena esa visita al bazar?
¿Un reloj humano? Solo Félix creía en esas cosas. Aunque era un poco más entretenido haber salido un rato.
- Joder , Jeon. No es momento de ponerse filósofo. -Con sus pequeñas manos golpeó su rostro buscando orientarse a si mismo y salir de ese lugar. Buscó entre las cosas alguna tela para anudar su tobillo. Seguramente Daniel ya estaría muy feliz con el caos que había provocado. - ¡Bingo! -Tomó lo que parecía ser una mascada y la ató a su tobillo con fuerza.
Limpió polvo de su ropa y después de escabullirse detrás de unas cajas se disponía a salir.
En un pequeño pasillo donde todo el caos se había generalizado permanecía de cuclillas la figura inmóvil de un joven pelinegro, estático, casi perdido en una clase de transe y Jeon no tardó en darse cuenta de eso.
- ¿Qué haces ahí? -después de un par de minutos sin obtener respuesta Jeon llegó a la conclusión de que al llegar a la casa se golpearía con un ladrillo. Por Dios, ¡Estaba en un transe! - ¡Oyes! - ¿Y aún así esperaba que le respondiera?
«𝘈𝘭 𝘤𝘢𝘳𝘢𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘦𝘵𝘪𝘲𝘶𝘦𝘵𝘢 𝘺 𝘢 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘪𝘷𝘪𝘭𝘪𝘻𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯» se dijo a si mismo antes de atreverse a gritar.
- ¡chico! - ¿Era pequeño o era mayor? Daba igual, solo quería despertarlo.
Una sonrisa apareció en su rostro cuando lo vio moverse nulamente, Jeon Jungkook quien casi no tenía confianza se acercó al joven ignorando por completo la imagen mental de su futura situación si alguien lo hubiese escuchado gritar aquella palabra. O talvez era que ahora había algo más importante que resolver.
- Yo...
- Diablos... - volteó hacia ambos lados cuidando de no ser visto y de no lastimar aún más su tobillo, Jeon maldijo cuando tropezó con un montón de ropa y cayó justo a lado del joven. - ¿Qué haces? ¿Quieres ir a la cárcel?
- ¿Es una de mis opciones no? - su cuerpo seguía sin responder. ¿Podría ser que el también fuera un sospechoso? Observó nuevamente al joven, sus ojos soltaban pequeñas lágrimas y se sintió tan indefenso. ¿Por qué el? ¿Por qué el si no era quien lloraba?
- ¿Fuiste tú?
- ¿Qué cosa?
- Quién robó la chaqueta... ¿Fuiste tú?
- ¡No! - Jeon sonrió al notar lo tierno Que se veía molesto.
Soltó un "Oh" de sorpresa al verlo reincorporarse con facilidad. Así que ya se encontraba bien... Jeon se sentía como un padre que al fin descubre cómo calmar a su hijo. Algo así, el sentimiento era confuso.
"Un padre" se remarcó con dolor.
- Bueno, si nos quedamos aquí vamos a ser arrestados y mi madre va a mover cielo mar y tierra por mi... -No le mostró su cara de asco ante su propia historia. En su lugar se puso de pie tratando de divisar a algún oficial cerca - No hay nadie... podemos irnos. Al menos de que quieras quedarte...
- No tendría por qué.
- A alguien no le gustan los bazares... - Comentó tratando de no incomodar.
- No me gustan. Ahora tengo un trauma por ellos. -sonrió - No hay nada de gracioso.
- Bueno, bueno... ¿Vendrás? - Extendió su mano. El joven dudó un poco en tomarla. Incluso Jeon estaba a punto de rendirse y dejar caer su mano. Pero sorpresivamente el pelinegro la tomó.
Así los dos salieron del bazar arruinado evitando cruzar con un policía.
Hubo varias cosas que se pasaron por alto en aquella peculiar tarde de Enero. Una bandada de pájaros cruzó en busca de un árbol y al norte una tormenta comenzó a presentarse. Pero nada de eso le importó a Jeon. Así como no le importó mojarse, pescar pulmonía y morir en un hospital de la manera más tonta. Mientras corría abandonó el dolor de su tobillo fracturado y ese joven a pesar de notarlo prefirió no decir mucho.
Ambos se detuvieron en un cruce. La falta de aire la principal razón.
- Bueno, pequeño... ahora me debes un helado Yom Yom.
- ¿Yom Yom? -Frunció el ceño. El asintió. Era extraño que no reaccionara de mal humor ante el apodo puesto.
- Acabo de librarte de una posible regañiza de tu madre... merezco un helado Yom Yom.
- ¿Esas cosas aún existen?
- ¿Insinúas que desaparecerán? ¿Debería poner una demanda en la radio? - ¿Quién era el? Porque no conocía el helado YomYom y comenzaba a decepcionarse.
El alto siguió riendo por un par de segundos más y después de un par de minutos volvió al silencio.
- Como sea... la visita al bazar no estuvo tan mal.
En silencio su acompañante le dio la razón.
A lo lejos se escuchó el sonido de un trueno. Su nuevo compañero tomó un par de cosas de la acera en dónde él ya estaba sentado y las acomodó entre sus brazos antes de retirarse.
- Me tengo que ir.
- Oh.. no hay problema. ¿Sabes como volver?
- Tomaré algún camión. - parecía no importarle mucho.
- Nos veremos pronto... - quería convencerlo a el y convencerse a si mismo en el proceso. «𝘮𝘢𝘭𝘦𝘥𝘶𝘤𝘢𝘥𝘰, 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘴 𝘥𝘪𝘤𝘩𝘰 𝘵𝘶 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦», pensó.- Por cierto. Mi nombre es Jeon Jungkook.
- ¿Jeon Jungkook? - El alto sonrió con satisfacción y asintió.
- Tu pronunciación es correcta... me sorprende... ¿Cuál es tu nombre?
- Mi nombre... - pausó por unos segundos antes de responder. -...Kim Taehyung... - contestó con seguridad y dio media vuelta.
Jeon Jungkook quien a diferencia del nuevo Kim Taehyung si se consideraba extrovertido se permitió sonreír y voltear en dirección contraria de esa calle transitada de México para volver a casa.
Si alguien notó la gran tormenta acercarse ni a Jeon Jungkook ni a Kim Taehyung les importaba... En el guion lejano de la historia solo se necesitó esa tarde particular para cerrar el invierno y darle paso a la primavera... incluso si el cambio de estación aún era visto lejano.
- ¿Ya comiste?
- Me despertaste a las cinco de la mañana... ¡Ni mi gallo hace eso! -Se quejó. - Ahora tengo hambre... ¡Por tu culpa!
¡Oh, si! A ese pequeño sentimiento se le llamaba victoria y derivaba de una cruel venganza por parte de Taehyung.
- Cuando me abandonaste no te dije nada.
- Pero eres cruel... mi pobre corazón no puede con tanto. - David quien ya estaba acostumbrado a las silenciosas venganzas de su amigo decidió mutar al amigo dramático.
Como cada lunes, los pasillos de la preparatoria se inundaron con voces, uno que otro amigo despistado corría a entregar cierto examen no aprobado en la tesis pasada y otro rebelde se dirigía a la dirección.
Al oeste casi cerca del auditorio del grupo de teatro se encontraba la puerta al campo de fútbol, Taehyung detestaba aquella zona. No odiaba aquella cancha, odiaba tener que aplastar uno de sus recuerdos más preciados por una golpiza.
- ¡¿En qué quedamos!? Creí que eras un poco más inteligente. Pero solo eres un maricón de mierda ... - Taehyung despegó la vista de sus libros para observar la escena que llamaba la atención de todos.
Los pasillos de casilleros eran testigo de la burla, el bullying y la discriminación, un lado que los forajidos conocían y detestaban tan bien.
𝘓𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘥𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘦𝘴𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴...
- Taehyung... ¿Podemos irnos de aquí? Recuerdo tener clase de química en unos minutos.
- Vamos.
En una escuela se aprende y se crece a pesar de todas las dificultades. Taehyung siguió a su joven amigo hasta quedar fuera del montón de gente que se había acumulado en el pasillo.
- Estúpidos... deberían prestar la misma atención a sus estudios... - Taehyung prefirió mantenerse en silencio ante ese comentario.
- Ahora que lo recuerdo... - Decidió cambiar de tema. - ¿Qué tal el teatro?
- Oh, estuvo bien... la obra fue excelente...
- Seguro. Pedro infante la protagonizó... dime... ¿Era guapo? - Comentó en tono sarcástico.
- ¿Ya sabes que no fui al teatro, verdad?
- Era fin de semana David.
El castaño apresuró sus pasos evitando que su mayor viera lo rojo que estaba a causa de su mentira expuesta.
- ¡Diablos! ¡Tú nunca vas a cambiar Kim Taehyung!
- No. No soy yo quien debe cambiar. Tu deberías encontrar una mejor forma de mentir. ¿Y la clase de química?
- ¡¡Te odio!!
Ambos tomaron asiento en los bancos cercanos a su próxima clase. Taehyung hojeó un par de hojas del libro de química y solo los despegó cuando escuchó pasos venir del despacho del director.
Ahí frente a él se encontraba el chico del bazar. Y Kim se dio un autogolpe por nombrarlo de esa forma. "Jeon Jungkook ". Ese era su nombre.
Al notarlo el pelinegro se acercó un poco hasta quedar frente a frente, tanto incluso hasta sentir la respiración del otro en su nariz.
- Kim Taehyung... ¿Verdad? - Sonrió y se dejó caer al otro lado de la banca.
- ¿Pasó algo? - «¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴? ¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘴 𝘢𝘲𝘶𝘪́? ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘴?», preguntas originales que no salieron.
- Solo vine a verte disimuladamente... ya que tu amigo te abandonó y los míos también... somos solo tú y yo hablando de cosas triviales. - Hablaba mientras masticaba alguna goma de mascar.
- Ruidoso. - Susurró volviendo a concentrarse en el libro que leía. Ese David, ¿Necesitaba amarrarlo para que comprendiera que no debía abandonarlo en los peores momentos?
- Oh, cierto Kim Taehyung... ¿Llegaste bien a casa?
- ¿Bien? - Preguntó.
- Si... ya sabes, sin mojarte o lesionarte...
Taehyung dejó viajar a su mente recordando los sucesos de tres días atrás. Sus plantas estaban bien, lloró con la lluvia a su espalda, pero estaba bien. O eso creía.
- ¿Tú?
- ¡No se vale! ¡Te hice la primera pregunta! - Taehyung sonrió levemente al verlo inflar sus mejillas.
Jungkook sonrió a pesar de tener en su mente la imágenes de aquella tarde, una donde originalmente debió quedarse en casa y ordenar su cuarto nuevamente para después cuidar de SeungWoo hasta que este durmiera y después volver a su habitación. Pero en su lugar se encontró corriendo en dirección a su casa y encontrando a SeokJin en la puerta, la típica charla y las buenas noches que murieron en su corazón. Si, el también estaba bien.
- Llegué bien.
- ¿Estudias aquí? - Taehyung se animó a preguntar. Lo que parecieron siglos solo fueron segundos en los que alguien cayó en el asfalto de la cancha de fútbol y otro joven corría a su auxilio.
- ¿Tu? - Jeon le devolvió la pregunta al mismo tiempo que un pelinegro colocaba su mano en la cabellera de su menor.
- Desde hace dos años. - Parecía ser que ambos ni siquiera estaban conscientes de su cercanía. Ignoraban al resto.
- Yo también. La profesora Lee lloró mucho cuando se enteró que ya no trabajaría aquí.
- La profesora Lee sufrió mucho en ese tiempo. - Jungkook le dio la razón y los dos guardaron silencio nuevamente recordando las enseñanzas de la única maestra de ojos rasgados que conocían.
- ¿Tienes clases? -Taehyung revisó su horario y concretó.
- En verdad tengo química.
Jeon Jungkook sonrió y casi aplaudió antes de decir.
- Kim Taehyung está de suerte... yo también tengo química.
Y así fue como aquella mañana el invierno no se sintió tan frío para ellos. Jeon Jungkook decidió abandonar por un rato la parte trasera del salón y Kim Taehyung decidió establecer una nueva rutina del día.
Ambos simples hechos... igual de ingenuos e inocentes...
****
Disculpen la inactividad, aquí tienen el capítulo 02. Espero les guste y nos regalen sus votos...
Manténganse saludables y tomen awa
-yoonngd
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