encerrada en las cuatro paredes de su habitación privada de luz y bienvenida de frio y tristeza, Ruby se encontraba desgastada sobre su cama, como si fuera un cadáver en descomposición. Solo podía saberse que si respiraba cada que levantaba lentamente su estomago. Estaba sola, nadie podía interrumpirla en lo que hacia.

Llorar, sentir como le ardía el pecho mientras amargas lagrimas empapaban aquella camisa que su amada pelirroja usaba cuando dormían juntas en las pijamadas.

¿de verdad se había acabado? ¿ya no podría volver a dormir sintiéndose querida entre los brazos de su linda novia? ¿ya no la vería despertar después de llenar su cara de besitos?...después de tantas noches y de tantas mañanas, ella pudo confirmar que no había nada de especial con una sirena y una kraken que se daban la mano...era solo eso, amor...

La de cabello azulado no comió en todo el día, no miro a su familia, no respondió los mensajes de texto en su teléfono, ni mucho menos las llamadas. Ni siquiera Connor tuvo oportunidad de acabar sus angustias por su amiga. No supo nada de ellos y ni yéndola a visitar tuvo suerte.

Su mente era un verdadero caos, ya nada estaba funcionando, solo estaba Chelsea...su linda sonrisa, la que había perdido.

¿como?

¿Cómo podía decir lo que sentía sin romperse?

¿Cómo podía decirlo sin perder la razón?

¿Cómo podía ponerlo en palabras cuando era casi demasiado para su alma sola?