Un último Adiós.

De pie, en el borde que delimitaba el fin de aquella azote, la cabellera oscura de aquel chico se dejaba llevar por aquella fresca brisa de invierno, la vista grisácea que aquel día mostraba se ve empañada por el cálido vapor que se escapa de su boca con cada suspiro.

Inhala profundo su última bocanada de aire, mira al frente, la ciudad maldita se ve hermosa desde donde esta parado, encima del tejado de la torre Wayne, una elección bastante morbosa, si se permite ser sincero, pero es el edificio más alto de la ciudad, y eso es lo que hoy necesita para concluir sus fines.

De donde esta, prácticamente puede ver toda Gotham, desde el callejón del crimen, hasta la torre del reloj del Oráculo, una vista preciosa, digna de enmarcar en una foto, la ciudad que ignorante a sus acciones sigue su rutina de día a día, los árboles marchitos producto de la época, los adornos navideños y ese sabor a humedad y nostalgia que se respira en el ambiente, a causa de ese opaco cielo.

Sabe, muy en el fondo, que no debería estar haciendo esto, no en época navideña, sabe que arruinara la cena de navidad de Barbara y el oficial Gordon, sabe que dejara una marca permanente en el calendario de su padre, opacando para siempre, tal festividad, lamenta que Pennyworth posiblemente ya no hará más sus banquetes especiales de la fecha, y Jason estará destrozado cuando vuelva a casa desde su misión en el espacio a reunirse con su familia por navidad, y como obsequio reciba tal cruel noticia.

Tal vez Jason este enfadado, después de todo, su hermano mayor fue, literalmente, hasta el infierno para traerlo de regreso a casa, y así es como le paga.

O tal vez Jason llore, llore por su hermanito muerto, que una vez más, no pudo salvar.

Pero es que no pueden culparlo, el ya no puede más, no puede seguir viviendo esta vida que no es la suya.

Porque esta no es su vida, no la que dejo antes del Hereje.

No esta, donde tiene pesadillas constantes de ser empalmado en una espada a través de su corazón.

No donde los ojos de su madre, los cuales le parecían la cosa más hermosa del mundo, ahora son causas de terrores nocturnos y tortuosos recuerdos, donde mirarse al espejo y notar las similitudes de su ser con su progenitora es causa de escalofríos y repudio a si mismo, donde es residente de una casa vacía, plagada de retratos de personas que ya no están en este mundo.

Porque cuando despertó en la cueva, tras dos años de permanecer ausente, se encontró que el mundo había seguido adelante sin él.

Colin fue adoptado por una familia residente en Star City, un lugar donde Damian ya no puede verlo todo los días, donde ya no pueden ser Robin y Abuse contra el infierno de una ciudad, donde su mejor amigo ya no esta, donde ya tiene su propia vida, y Damian no forma parte de ella.

Donde Jason se unió a los Outlaws, y ya no para por más de dos días en ciudad Gótica, donde ha hecho de su nave espacial su nuevo hogar, y sus dos compañeros pelirrojos, su nueva familia, donde su hermano no tiene tiempo para quedarse con el unas horas y escuchar de sus nuevos temores, infligidos por su estadía en brazos de la muerte.

Donde la única persona que parece entender su nuevo temor, su ansiedad provocada por la soledad permanente que invade la mansión, es Tim, donde Tim se ha convertido en su soporte, en su mayor apoyo, en su fiel compañero en esas noches de insomnio.

Donde algún villano al azar ha decidido que Damian no es merecedor de tal comodidad, y ha decidido acabar con la vida de Tim, ha decidido quitarle a su hermano mayor.

Donde Damian se despertó con trece años, pero con la mente y el recuerdo del mundo que dejo atrás, cuando tenia once, uno donde tenia un hermano mayor que actuaba como un padre sobre protector, donde Gotham tenia un Batman que sonreía, y lograba los peores juegos de palabras posibles en este mundo.

Donde cada mañana se sorprendía del hecho de que alguien podría ser capaz de desarmar una bomba solo con sus manos desnudas, y aun así, lograr explotar la cocina, solo tratando de hervir agua.

Donde tenia a Grayson para consolar sus pesadillas, darle cada día un sin fin de abrazos "no deseados", obligarlo a ver ridículas películas de princesas y leones que hablan, autor de noches de patrullas que acababan en algún tejado cualquiera, con pizzas y malteadas, y el culpable de salidas espontáneas a cualquier lugar, solo para que Damian pudiera fingir que no era un niño asesino, y a cambio poder actuar como uno normal.

Uno que era amado de forma incondicional por esa persona que insistía en llamarse su hermano mayor, sin importar cuantas veces Damian negara este hecho, una y mil veces.

Un mundo, donde Richard Grayson no fue asesinado por el sindicato del crimen.

Pero el mundo al que pertenece su yo de trece años, no pose nada de esas cosas, no un Jason gruñón que pone Gotham patas para arriba, solo para ver al murciélago entrar en ebullición, no un Tim que se pasé por la cueva del murciélago, luciendo una apariencia de muerto viviente tras noches enteras sin dormir al cual hacer enfadar, no un Richard Grayson y sus radiantes sonrisas.

Y Damian no puede seguir viviendo en esa clave de mundo.

Aunque, tal vez, se le ocurre como un pensamiento tardío, debió ir en una última misión con su padre, tal vez, debió ver a Todd una última vez, y decirle cuanto lo admira, simplemente por ser él, y no dejar que su pasado lo venza, por no ser como el propio Damian.

También le hubiese gustado darle un último abrasó a Colin, o pedirle disculpas a Timoty, por todas sus palabras crueles y sus rabietas infantiles.

Tal vez, incluso ver una última película con Grayson, y decirle cuanto amaba ser abrazado por él, cuanto le calentaba el alma cuando el mayor le decía lo orgulloso que le hacía sentir.

Tal vez, le hubiese gustado decir adiós.

Pero a la mayoría de ellos ya ni siquiera eso puede decirles, y Damian nunca ha sido de los que hacen una tarea a medias.

Por ello es mejor así, una salida silenciosa, en medio de una tarde de invierno, en compañía de esa soledad que ha carcomido su ser, desde que regreso a este mundo, que ha extinguido ante sus ojos jade todo color, y al cual ya no pertenece.

Y en este momento, ya no le importa nada, su alma esta desgarrada, ya no es capaz de siquiera permitirse un último anhelo, salta, salta sin mirar a tras o siquiera dudarlo, siente como el aire corta a trabes de su piel producto de su veloz descenso, y por un momento, se siente libre, liviano.

Por un momento se permite olvidar la verdad de este mundo, y por esos benditos segundo en los que se encuentra suspendido en el aire, se permite fingir que todavía tiene once años.

Que Timothy esta esperando en la cueva para regañarlo, y no seis metros bajo tierra.

Que Todd esta en algún lugar de ciudad Gótica tramando grafitar de nuevo el Batmóvil de rosa, y no perdido en los confines del espacio.

Que Colin espera por el en la esquina de siempre para una nueva aventura, y no a miles de kilómetros un mensaje de texto.

Que Grayson saldrá de la nada y lo atrapará en vuelo, como siempre lo ha hecho, y que la insípida lapida en los terrenos del señorío Wayne, nunca existió.

Se permite cerrar los ojos y fingir, una felicidad que se quedo atrapada en ese ataúd de madera que dejo atrás.

Antes de sentir el frío choque de su cuerpo contra el cemento, ser disipado por la calidez de su sangre al empezar a esparcirse y recorrer su cuerpo, manchando tanto su pálida piel blanca como el suelo por igual, siente un escalofrío al sentir la calidez de ese espeso liquido carmesí hacer contraste con su piel impregnada por el frío que invade la ciudad este día.

El inminente dolor causado por el impacto se va disipando, su cuerpo se comienza a entumecer mientras que ese lago rojo carmín que rodea su ser, ahora inerte, se va expandiendo con gran rapidez, su mundo se va oscureciendo, y segundos antes de sentir el ya conocido filo de la guadaña de la muerte, atravesar su cuerpo, una vez más, arrebatándole su ya marchita alma, logra sentir el fresco sabor del invierno inundar sus pulmones por última vez, mientras una cálida lágrima se escapa de esos ojos color jade, que ya no se abrirán para contemplar una nueva vista del mañana.

Aquel chico al que nadie conocía en verdad, del que nadie se percató su sufrimiento y agonía en vida, yace tieso sobre el pavimento mientras que la primera nevada de esa larga temporada, cae sobre ese cuerpo que ya no se moverá, dándole final a una corta y trágica historia que ya nadie escuchara.

En silencio, el petirrojo dio su último aliento.

Sin saber, que tres meses después, Superman presentaría a su hijo menor, Jonathan Kent, ante la Liga de la Justicia, como el nuevo Superboy.

Que tres meses después, Superboy conocería a los integrantes de la familia del murciélago.

Porque Jason regreso de su misión en el espacio, esta vez con la intención de quedarse, para apoyar a su hermanito contra los residuos de la muerte.

Porque Dick concluyo con su misión en cubierto con Spyral, y regreso a casa, con la ilusión de reencontrarse con su bebé murciélago de un hermanito.

Porque los Titanes rescataron a Tim, de las garras de Ras Al Gul, quien lo tenia secuestro, y no podía esperar para volver a ver a Damian.

Que tres meses después, Colin convencería a su nueva familia para que le dejaran ingresar a un internado en Gotham, y estudiar en Gotham Academy, solo para poder estar con Damian.

Tres meses después, Superboy conocerá a una Bat Family destrozada por la perdida, por segunda vez, de su pequeño petirrojo, que en silencio se había marchado.

Porque saben que esta vez, no habrá resurrección.

Porque esta vez, fue Damian quien decidió partir.

Que solo tres meses después, cuando el nuevo Superboy se dio a conocer, no habría un Robin esperando por él.

Que Damian Wayne, el pequeño de trece años, olvidado por el mundo, el que sufría un tormento de un infierno en silencio, dos días antes de navidad, partió a un lugar muy, muy lejos, sin la posibilidad de un retorno a casa.

Él se fue, en silencio, en completa soledad, y sin conocer la verdad.

Que tres meses después, llegaría el amor de su vida, el otro extremo de su hilo rojo.

El cual ya nunca más estará completo.




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