Capítulo 3 - Se ha ido
Becca Lee
Viernes 09 de Setiembre 2016
— Vamos Rebecca, no tenemos todo el día — Shawn esta afuera, gritando.
No quiero ir a esa tonta cena de beneficencia, no es que odie la beneficencia. Odio el hecho de que mi madre se haga la interesada por sus hijos en frente de la prensa para quedar como la mejor madre de todo Atlanta, que digo de Atlanta. ¡A nivel mundial!
No quiero inquietar a mis hermanos así que pongo la sonrisa más forzada que puedo y salgo haciendo resonar los tacones en el piso de madera blanca.
<<¡No puedo creer que me obligue a vestir así! >>
Llevo un vestido blanco de dos piezas; un top blanco cruzado en el pecho que llega hasta mi cintura y la segunda pieza, una falda blanca larga hasta el piso que es cubierta con una capa de tela transparente con cierto brillo. Y lo último, unos tacones rosa pálido que contrastan con el maquillaje. ¡Y todo esto es de su marca!
Claro usa a sus hijos para promover su trabajo.
— Deja de mirarte y pasar la mano por la falda, la estropearas, Becca — Shawn me mira divertido e imita la voz de mi madre.
— Tú no te salvaste de la treta para promocionar su trabajo — me cruzo de brazos mirándole.
— Tienes razón, ni Shane. Aún esta que lucha con el nudo de la corbata, dice que puede solo — rueda los ojos, Shane siempre es más obstinado que Shawn.
Conociendo a la señora King, ha vestido a los gemelos de manera idéntica y lo confirmo cuando Shane aparece por el umbral del pasillo.
Ambos llevan un smoking blanco con camisa negra, corbata y zapatos blancos. Muy monocromático.
— Parecen salidos de las fotos viejas de la abuela — me río.
— No te burles — me señala Shane — Esta corbata es un infierno. ¡Uh! ¡No es justo! — replica observándome.
— Shane, se que querías llevar vestido. Pero sabes que nuestra progenitora no lo permitiría — me río sin entender aun su enojo y pinchándolo un poco.
— ¡No bruta! ¡Estas más alta que yo! Y eso, sí que es injusto.
Iba a responderle cuando escuchamos la voz que sí o sí siempre debemos obedecer.
— Rebecca, Shawn, Shane. ¿Cómo cuando piensan bajar al recibidor? ¿Eh? — sí, esa era mi madre franqueando el umbral que dividía el pasillo del esta sala. Ella iba con un smoking para dama negro y unos tacones rojos muy, muy altos.
No le respondimos y bajamos al recibidor. Esta noche será larga.
Los tres suspiramos y bajamos tras de si. Como una cola de patos, que siguen a su madre; con la única diferencia de que esos animalitos seguían a su madre por instinto y nosotros por obligación.
Abajo se encontraba un hombre, un hombre de cabello negro, alto, con porte. Ojos claros, azules casi celestes y miraba a mi madre con una gran sonrisa que llegaba a sus ojos, dándoles un brillo increíble.
La abraza, la toma de la cintura. Ella se ve feliz.
Pero hay algo que no tiene ese hombre, ese hombre no es mi padre.
¡Si! Nos abandonó, nos dejo. Pero nunca tuve la idea que mi madre estaría con otra persona, no me lo tragaba aún.
Ella se ve más feliz con él, que con nosotros. Apuesto a que no le molestaría pasar tiempo con él, ver una película con él. Hacer todo lo que nosotros quisimos hacer como familia.
No, ella de seguro lo prefería a él antes que a sus hijos.
En ese momento, aquel hombre que parecía querer simpatizar con nosotros, me dio náuseas. Me lleno de cólera, me hizo rabiar que él podía tener todo lo que nosotros queríamos. Le agarré un odio en ese instante y nadie, nadie me haría cambiar de opinión.
— Hijos, él es Niall Grey. Niall, ellos son mis hijos — y sin más, supe que odiare hasta siempre al tal Niall Grey de forma eterna.
— Un gusto — musitamos en voz baja, mis hermanos y yo.
— El gusto es mio— nos sonrió — Shane — él levanto la cabeza el aludido de mi hermano, sorprendido que lo mencionara — tu madre me comentó que estudias Medicina General. Y tú, Shawn — volteó a ver a mi otro hermano — Mercadotecnia, nada mal.
Yo baje la cabeza, no mirare a ese hombre.
— Becca — empezó, pero lo interrumpí.
— Rebecca, para usted — lo corregí y me gané una mirada de amenaza por parte de mi madre.
— Rebecca, este año acabas el instituto. ¿Creo que quieres estudiar Filología Inglesa? Interesante — genial, sabia mis planes y se hacia el interesado.
Shane noto mi incomodidad y tosió para calmar el ambiente.
Fui con mis hermanos en el auto de los gemelos y como siempre que algo no me cuadraba, iba callada.
Cuando llegamos el ambiente y salón eran entre blancos, beige y palo rosa.
<<¡Combinaban conmigo! >>
A lo lejos vi la mesa principal en donde estaba mi madre, con el tal Grey rodeados de periodistas, pero alguien más estaba ahí: un hombre canoso de gran porte y ojos marrones estaba al lado de mi madre, contestando preguntas de una periodista.
— ¿Quién es ese de ahí? — cuestione en voz alta, aunque iba para mí misma.
— Pues no lo sé. A que es un peón más de la soberana King — dijo Shawn tomando una copa de vino blanco.
Solo rodé los ojos y intente recordar si lo había visto, conocíamos a todos sus socios. Por lo general mi madre presumía lo buena progenitora que era con sus socios antes que con otros.
— Duele que le digan peón a tu padre, ¿no crees? — dijo una voz por encima de la orquesta de cuerdas.
— Mi padre... — antes que respondiera, me di cuenta que esa voz no era de mis hermanos.
Voltee y me encontré con un chico, más o menos de mi edad, castaño y ojos avellana.
Le quede mirando, no sabia quien era.
<<Y ¿Dónde fréjoles estaban mis hermanos?>>
— Damon White, un gusto linda — y genial número dos; se quiere hacer el seductor.
Me extiende su mano y lo miro con duda.
— ¿Eres hijo del señor que esta junto a la señora King? — pregunte de frente. No perdería el tiempo en presentaciones tontas.
— Sí, mi padre es George White. Accionista de esta empresa. ¿Me vas a decir tu nombre? — me mira con una sonrisa ladina de forma persistente.
— Rebecca Lee, y el gusto no es mio — solté seca y pase de su mano extendida.
No tenía porque ser amable.
Aunque su nombre me sonaba de algo, no sabía de que, ignore ese pensamiento de que ya lo había escuchado.
— Que educada, Lee — bajó su mano y la introdujo en su bolsillo delantero.
— No tengo porque serlo contigo, White— sentencie sin dirigirle la mirada.
Miré a mi madre, estaba riéndose de algo que Grey le había dicho al oído.
— ¿Por qué miras tanto a la Señora King? — me pregunto siguiendo mi mirada hacia mi madre.
— ¿No puedo ver a mi madre acaso? — le pregunto volteando a verle, su cara era era poema.
<<¡Esa no se la esperaba!>>
Lee-1 White-0
— ¿Eres hija de Meredith King? — pregunto lo obvio.
— ¿No se nota cierto? Soy más parecida a mi padre — dije con orgullo, prefería parecerme al traicionero de mi padre, que a esa mujer desnaturalizada que se hacía llamar mi madre.
— Creí que eras Lee y no Grey — me dijo confundido.
— No soy Grey. Mi apellido es Lee — puse mis manos en las caderas — No soy hija de Niall, así que no busques un parecido porque no lo encontrarás — le apunte con un dedo, amenazante.
<<¿Dónde se metieron mis puñeteros hermanos? ¡Aparezcan en el nombre de Alha!>>
— ¿Y de dónde sacas el apellido Lee? — volvió a preguntar.
— No te metas en lo que lo que te interesa — y sin más me fui de ahí.
Si Shane y Shawn no vienen a mi rescate. Yo solita me rescataré.
<<Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma se busca otra montaña>>
Voy a la barra y cuando me sirven un trago la reina de la fiesta llega.
— Rebecca, no deberías estar bebiendo. ¿Sabes la imagen que darás a la familia? — me quita el chupito de los dedos y lo pone sobre la barra.
— ¿A parte de la que tú das? No creo que sea tan malo. Tengo dieciocho años por si no lo sabías y te olvidaste de mi edad, así como te olvidas de los cumpleaños, y de todo lo importante — lo dije tan rápido que las palabras se me quedaron cortas.
— ¿De qué hablas? Deberías portarte como la adulta que dices ser. Y no como una adolescente rebelde que grita atención — eso, dolió.
— Tal vez deberías ir con Niall, él si que hace feliz. En cambio mis hermanos y yo somos la viva imagen de mi padre y eso te duele ¡te duele tener su recuerdo en tus hijos! — y eso fue todo lo que dije antes de sentir un apretón que me hizo callar.
Lo siguiente fue mi madre y yo caminando a una habitación que había en el salón de recepción. Claro no montaría un espectáculo en plena beneficencia.
<<¿Cómo le piden a un adolescente comportarse como adulto cuando lo tratan como a un niño?>>
Cuando entramos, cerró la puerta de un portazo y me lanza a como le permiten sus brazos.
— No eres quien para mencionar nada de esto, Rebecca — lo que continuo fue que me ardía la mejilla derecha, me había golpeado.
— Esto —señale mi mejilla — es prueba de lo mucho que te duele que se halla ido, de lo mucho que te arde.
Otra cachetada, mejilla izquierda.
—Tu sola te delatas, eres más falsa que la sonrisa que le das a los putos periodistas —- y sin más. Caí desmayada.
Sábado 10 de Setiembre del 2016
— Becca, hey enana — me removí ante el toque y la llamada. Tenía demasiado sueño.
— Despierta, Morgan— otra voz.
<<¿Cuántas voces más me hablaran cuándo quiero dormir?>>
— Rebecca
<<¡No!>>
Abrí los ojos de golpe, a pesar de que no quiero verla.
— ¡Vete! — me levante de mi cama y me aleje de su tacto en la zona golpeada de mi rostro.
— No quise golpearte Rebecca. Solo no me controle, perdón hija — lo dijo tan fría que no se lo creí.
— A Grey dile ese cuento, a mi no— solté seca sin importarme como sonase.
— ¡Te dije que me perdones! — grito de pronto, estaba colmando su paciencia.
Shawn y Shane miraban con duda de que hacer, no los culpo.
— ¡Y yo dije que no me vengas con cuentos!
— ¡Soy tu madre! ¡Me debes respeto!
— ¿Yo? ¿Respeto? ¿A ti? Yo no te debo nada a ti. Todo lo que tengo fue pagado con dinero de mi padre. Obtuve una beca para la universidad dentro de un año. Tú no me haz dado nada, por último, ni amor me haz dado. Eso me lo dieron mis hermanos, tú en cambio, no — vi como unas lágrimas solitarias rebalsaba de sus ojos.
No dijo nada más y se retiro de mi habitación.
Unas horas después se escucho unas ruedas contra el piso de madera y su auto partiendo.
<<Se ha ido.>>
(EDITADO)
N/A:
No odien a Meredith, aún.
Bye.
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