𝚇𝚇𝚇𝚅𝙸↬𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓷𝓯𝓮𝓼𝓲𝓸𝓷









Cada deber o tarea guarda una gran responsabilidad en ella. No todas vienen o son tendidas en tus manos, pero si llega el momento de afrontarlas, nos corresponde hacerlo. Por muy difícil e incómoda que presentase esa labor nos incumbe afrontarla.
Y ya me estoy haciendo consciente de ello.

Tengo una vida creciendo en mi vientre. Tengo responsabilidad de ser una madre para ese pequeño o esa pequeña. Tengo que ser por todos los medios el tipo de buena madre que nunca tuve.

Aún la imagen abruma mi mente cada instante. De todo lo que he vivido está será la parte más difícil que voy pasar. No solo seré una madre joven, también seré una soltera, y en mis manos quedará la vida de una criatura inocente. Pero sobre todo, debo de ser esa madre para esa criatura.

Sigue sin ser sencillo llevarlo, pero al menos es más llevadero.

Ahora solo falta la respuesta de Beomgyu para saber si mi hijo tendrá padre o no.

Sería cínica si dijera que no me preocupa, aunque realmente no lo hace. Conociendo como lo hago a mi amigo, estoy segura que lo tomará adecuadamente, o eso espero. Probablemente entre en un estado alarmado y se espante, luego estoy segura que lo aceptara. Es tan joven como yo, e a pesar de ser bastante infantil, de los dos es quien más tiene el sentido del deber que al principio hablaba.

¿Quién me diría que llegaría el momento de estar en esta situación? ¿Cómo podría imaginarme que quedaría embarazada de mi mejor amigo? ¿En qué mente entraría que estoy embarazada?

Y basta de darle vueltas al asunto. Llegó la hora. Finalmente estoy enfrente de Beomgyu en la cafetería.

— Malía ya estoy aquí — Anunció tomando asiento en la silla frente a mí — ¿Qué era eso tan importante que querías hablar?

¿Son ideas mías o Beom está un poco nervioso tratando conmigo? ¿Sospechará algo? ¿Por qué siento que le cuesta mirarme a los ojos?

Habíamos escogido esa cafetería cerca del trabajo que utilizamos mucho para resolver los casos. La mayoría de los agentes que conozco la ignoran y se quejan del sonido, lo cual es bastante reconfortante sin nadie conocido al nuestro rededor ¿Se imaginan las reacciones de mis compañeros si descubrieran mi embarazo de Beomgyu? ¡Sería demasiado vergonzoso! No me importa si todos aún creen que estamos casados, sigue pareciéndome incómodo. Y mi matrimonio falso con Beom y el divorcio con Yeonjun son temas que posteriormente debo pensar.

Agradezco el ruido formado en la cafetería. Me recuerda especialmente a ese día que vinimos a hablar del caso del asesino caníbal, ese mismo día tan aturdido de personas sin nadie molestándonos. Así nadie se enteraría de lo que vinimos a hablar. Esta conversación sería como una promesa entre los dos. Solo una frase entre una muchedumbre de conversaciones diferentes.

— ¿Malía? — Me atrajo de regreso a la tierra — ¿De qué me ibas a contar?

Recomponiéndome en la silla hasta quedar recta, liberé un suspiro antes de levantar la mirada hacia mi mejor amigo. El chico ahora me veía con el rostro ligeramente estirado ¿De qué forma le cuento? Siento a esa Malía que salió del elevador llena de palabras para contarle a Yeonjun la verdad de la muerte de su padre y que a la hora de la verdad no supo que palabras usar. Esa Malía ha regresado en los peores momentos.

— Yo no sé... cómo debo exponer esto, Beom.

El chico agarra mi palma la cual ni había notado hecha en puño entre las suyas; hace una pequeña presión de unos segundos, transmitiendo seguridad y termina sonriendo dulcemente.

— Está bien, aceptaré cualquier cosa que digas. No me importará sea cuál sea, ni siquiera lo de… — Se interrumpe a sí mismo mientras relame sus labios algo ansioso — Sé lo de Yeonjun, Malie.

¿Cómo que sabe lo de Yeonjun?

— ¿Qué?

— Sé que estas saliendo con él.

¡¿Cómo demonios se enteró de todo?! ¿Alguien le contó? ¿Soobin? ¡No puedo creer que Yeonjun le haya dicho a su hermano! Mira que le dije que boquita cerrada con él. Soobin es pésimo guardando secretos, y mucho más con Beomgyu; estoy segura que ese tierno poste de luz nunca ha tenido un secreto con su hermano postizo ¡Apostaría hasta mi propio riñón con quien crea lo contrario!

— No asesines a Bin en tu mente — Rió débilmente, bajando la mirada a nuestras manos — Soobin no me ha dicho nada, dudo que lo sepa. Lo descubrí por mi cuenta. Te conozco muy bien, Malie.

¡¿Fue capaz de notarlo?!

¿Acaso es ese tipo de cosas que pueden hacer los mejores amigos? Pensé que lo había ocultado muy bien. Al parecer hay cosas que son imposibles para mí con respecto a Beomgyu. Este chico no es solo mi lugar seguro en el mundo, también es esa persona que podemos llamar alma gemela. Mirándonos fijamente a los ojos encontraríamos más que el reflejo nuestro. Somos capaces de encontrar al otro, con sus virtudes e inseguridades. Tenemos esa afinidad tan carente en mi relación con Yeonjun. Probablemente una relación con mi amigo sería más sencilla que con él.

Tierra llamado a Malía. Ese no es el asunto que veníamos realmente a tratar con Beom. No cambies el tema. Recuerda lo verdaderamente importante de hoy: que Beomgyu sepa que será padre.

— Y–ya rompí con Yeonjun — Me remuevo un poco incómoda en mi lugar ¿Si le cuento que estoy embarazada de él después de saber esto con Yeonjun, pensará que es un farol? ¡Mierda, solo empeoró la situación! — No es eso de lo que venía a contarte.

— ¡¿Rompiste con Yeonjun?! ¡¿Te ha hecho algo malo?! ¡Será cabrón ese sinvergüenza!

La expresión del chico de cabello largo cambió drásticamente de sorprendido a encolerizado, inclusive me soltó de la mano y lo vi con todas las intenciones del mundo de levantarse e ir a buscar pelea con el mayor ausente. En ese momento tuve que actuar rápido porque conozco a Beom. Es un chico muy, pero muy, pero muy impulsivo e sobreprotector conmigo. Si no llegaba a agarrarlo de la mano, tal vez hubiese montado en su monstruoso coche y largado a buscar a Yeonjun.

— ¡No, no, no, no! — Chillé parándolo en el momento exacto que se puso de pie, obligándolo a volver a tomar asiento — ¡Yeonjun no me ha hecho daño!

— ¿Entonces por qué has roto con él, eh? — Preguntó a la defensiva, sin creerlo aún.

— ¡Porque estoy embarazada de ti! — Okey, gritar eso fue más refrescante de lo que creí. Se sintió bien. Un peso acaba de desaparecer de mis hombros.

— ¿Qué…? — Susurró.

El chico de tez blanca sucumbió a un blanco semejante al de un papel, se llevó la mano a la boca y casi desfallece en la silla. Temí por un momento que se fuese a desmallar. Realmente debí pensar mejor el tono antes de gritarlo. Nadie ajeno se percató ni del grito, ni la confesión, ni del shock de mi compañero; sin embargo, para Beomgyu fue realmente sorprendente pues lo preguntó tartamudeando.

— ¿Q–ué has di–dicho?

— Esa vez que nos emborrachamos y tuvimos relaciones quedé embarazada, Beom.

Me caí de hombros, esperando un sermón o reprimenda que nunca llegó. Gyu me miró el estómago y luego el rostro, de vuelta el estómago y nuevamente a la cara. Repitió esa acción tantas veces que creí que su cabeza se iba  desajustar el cuello. Me miró a los ojos fijamente… y supe que ya tenía todas las respuestas que él buscaba.

— Vamos a ser padres, Malía… — Afirmó y yo asentí tal que si se tratase de una pregunta — ¡Vamos a ser padres, Malía! — Brincó sobre la mesa para romper distancia y abrazarme fuertemente — ¡Vamos a ser padres, joder!

¡Esta era la mejor reacción que jamás pude imaginar!

En medio de toda esa algarabía de abrazos y chillidos emocionados de mi amigo. Alguien pasó por nuestro lado con gorra y abrigo negro. Fui consciente de ello cuando dejó un iPod y una nota sobre mi mesa.
No soy estúpida ni tampoco adivina. Y de igual forma me imaginaba que esa silueta era de Yeonjun ¿Por qué había estado aquí? ¿Qué era esa nota? ¿Qué demonios acaba de pasar?

— Yeonjun… — Murmuré viendo la dirección que tomaba hasta salida, y luego se perdió de mi vista. Como una sombra ante la instantánea luz del sol pereciera. Como si nunca hubiese ocurrido.

Tampoco estaba segura que era él pero, ¿quién más podrá ser? ¿Fue Yeonjun, cierto? Regresé la mirada al aparatico musical para confirmar que no era una alucinación. Fue demasiado rápido e extraño.

— ¿Yeonjun? — Inquirió Gyu mirándome con suspicacia, luego recayó la vista hacia los objetos en la mesa y suspiró — ¿Estuvo aquí?

— Eso creo.

Seguía un poco ida. Mi mente repetía la misma escena sin aún encontrar concordancia ni identificar la persona ¿Pero tuvo que ser Yeonjun, cierto?

— Malía tienes que volver con él.

La repentina intromisión del tema dado por Beom arrebató mi mente a ese hechizamiento, volví de la luna, y pasé la mirada de los objetos a mi amigo.

— Te conozco — Admitió con los ojos cristalizados — Puedo ver que rompiste con él por indecisión y temiendo mi respuesta ante un embarazo e vuestra relación.

— No fue por eso—

— Vuelve con él, ambos sabemos que lo quieres. No intentes negar tampoco lo que acabo de decir. Sabes que en todo tengo razón.

Y sí la tenía.

No estoy segura si fue impresión mía o una simple vacilación. Mis ojos vieron a un Beomgyu destrozado por una milésima de segundos a través sus ojos, pero decidí ignorarlo. Puede que esa manera de ladearse para correr la mirada de mí y como se encogiera fuera por la mala impresión que tiene de Yeonjun ¿Tiene que ser eso? ¿Qué más podría ser?

— Toma esas cosas — Apuntó a los objetos dejados sobre la mesa sin mirarme — Revísalos mientras conduzco a casa de mi primo contigo. N–no voy a aceptar un “no” por respuesta.









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Listo, ¿qué creen que pase ahora? ¿Sería Yeonjun quién dejó eso? ¿Qué traerán ese papel y ese aparatico, eh?



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