𝚇𝚇𝚇𝙸↬𝓛𝓸𝓼 𝓯𝓻𝓪𝓬𝓪𝓼𝓸𝓼 𝓼𝓸𝓷 𝓹𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓿𝓲𝓭𝓪












Podemos tomar muchas cosas de referencia en esta vida para continuar hacia delante. No todo lo que nos rodea es malo, solo hay que aprender de ello y seguir delante. Algunas caídas son medallas sobre las heridas impuestas en tu cuerpo. Los tropiezos, un manual de superación. Y las cicatrices, esa marca punzante las cuales no cierran totalmente pero hemos de comprometernos a vivir con ellas e evitar que vuelvan a abrirse.

De todas ellas tenemos que instruirnos. Algunas para mal, otras para bien, pero todas para aprender.

El pasado no podemos borrarlo, ni editarlo, ni se puede cambiar, solo debemos aceptarlo, superarlo y seguir adelante como un buen guerrero. Ese mismo luchador que de sus batallas logra salir victorioso, las más difíciles son las interiores, con sí mismo. Por lo cual si logras salir victorioso, te mereces la mejor medalla al mejor guerrero.

Ha pasado toda una semana desde que Yeonjun y yo nos declaramos. Al verlo mis ojos captan a un chico nuevo, reiniciado, y con muchas aspiraciones para mejorar que ha vuelto a sonreír sin falsa empatía hacia los demás. Considero esta última la más importante, la de su autosuperación, lo respeto por eso. Y siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas. Porque ser fuerte no es levantar mucho peso, con levantar el tuyo cada vez que caigas será suficiente. Eso es lo que está haciendo Yeonjun; el peso sobre sus hombros de sus malas acciones, mala crianza, errores, tropiezos; no es algo fácil de cargar. El coraje para enfrentarse a todo eso lo vuelve alguien admirable.

Ciento movimientos a mis espaldas, los brazos que abrazaban mis caderas se elevan buscando mi torso, me aprietan con más fuerza contra el cuerpo pegado a mis espaldas. Siento la nariz de mi acompañante hurgar mi nuca, bajando por mi cuello y hombros. Los castos besos a ese lugar me roban un suspiro y una risilla nasal cuando deduje lo obvio: Yeonjun se había despertado.

–– ¿Estas despierta, pequeña?

–– Siempre despierto antes que tú.

Dándome la vuelta hacia su lado quedo frente a frente suyo. Aquel par de ojos marrones se quedan admirándome el rostro dulcemente mientras sus comisuras estaban elevadas hacia arriba. Mis manos rodean su cuello y atraen aquel chico hasta mí para unir nuestros labios con un lento, cariñoso y pasivo beso mañanero.

–– Me preocupaba que te fueras sin despedirte –– Son sus palabras luego de terminar el beso, comenzando a mimar una de mis mejillas entre sus  grandes palmas –– Me alegra que ya no hagas esas cosas. Despertar con tu hermoso rostro y tu calor corporal bajo mis brazos es la sensación más placentera de la vida… claro, luego de la otra placentera como la que tuvimos anoche.

No era Choi Yeonjun si no sacaba alguna tontería al aire.

–– ¿No puedes desear unos buenos días normalmente? –– Intento sonar regañona pero no me sale, estoy sonriendo como tonta ante esa sonrisa doblada.

–– No te deseo buenos ni días, yo te deseo todo el día –– Insinúa haciendo un baile de cejas repetitivo que  arranca una risita mientras inicio el proceso de “despertación” –– ¡No, quedémonos abrazaditos así todo el día! ¡Ni siquiera tienes trabajo hoy, es domingo!

Hace el ademán de agarrarme una vez de pie pero lo esquivo, ganándome un gruñido y una mirada entrecerrada injuriada.

–– No podemos pasar el día entero en la cama. Eso yo llamo un día no productivo ¿Ni siquiera tienes hambre?

–– Ahora mismo me apetecería comer algo más, pequeña.

De nuevo ese tono malévolo junto a esa mirada osada que bajaba mis defensas ante él. Y él muy desgraciado lo sabe, por eso lo sigue haciendo. Juega con mis emociones para manipularme e obtener lo que quiere. La parte buena es que esta se puede considerar una forma inofensiva de manipulación. No existen segundas intenciones malintencionadas. Hasta eso ha cambiado para bien.

–– Quiero comida de verdad, Yeonjun.

–– Eres una aguafiestas, pequeña.

El pelinegro pucherea, lo cual ignoro mientras tomo camino hacia el baño para darme una ducha y ponerme algo de ropa. Eso de estar desnuda enfrente de Yeonjun aún me pone nerviosa ¿Qué digo? ¡Todo en él me pone nerviosa!

–– ¡¿Por qué le pusiste seguro a la puerta del baño?! –– Berrincha del otro lado.

–– Lo hice porque aquí vive alguien que piensa que nací ayer; y no voy a decir quién eres.

–– ¡Pequeña déjame entrar, no seas así! –– Sigue chillando.

–– No creo.

–– ¡Esto es la guerra! ¡Me voy a vengar de ti! –– Ya me lo imagino todo dramático apuntándome con su dedo a través de la puerta –– Me las vas a pagar, ¿a qué mañana no vas a caminar?

Lo ignoré, como al resto de sus pataletas. No abrí la puerta hasta que terminé. Él ya no estaba por acá, luego de escuchar ruidos en la cocina me dirigí por allá, encontrándolo con el desayuno en la mesa. Sin embargo, el dulce olor no provenía de los panqueques ni del jugo. Algo que estaba haciéndose en el horno era el responsable de ese olor.

––  ¿Cuánto tiempo tardan en salir? –– Inquirí abrazando su pecho por detrás, asomando la cabeza por un lado para verle sonriendo divertido –– ¿Esas galletitas son para tu pequeña?

–– ¿Qué ven mis ojos? –– Jugueteó pasando una mano por mi cabello como un cachorro –– ¿Acaso esta es la manera de tener a la pequeña Malía comiendo de tu mano?

–– Podría ser literalmente si las tuvieras en las manos… –– Sonrío encantada –– Este tipo de cosas te convierten en el mejor novio del mundo mundial.

–– Estamos casados –– Sentenció firmemente, cruzando los brazos ahora con una mueca de disgusto por las palabras que soltaría a continuación con celos  –– Pero tú dices que tu marido es mi primito querido cabeza de burro. Así que estoy como un amante ¿Deberías pedirle que cocinara para ti tu marido?

–– Entonces deberíamos hacer pública nuestra relación para evitar más confusiones.

Nomás acabar de recitar esas palabras Yeonjun se voltea como resorte en mi dirección. Su expresión es pasmo en todas sus letras, su rostro yace estirado con demasía y sus ojitos brillan bajo aquella mirada sorprendida.

–– ¿Qué…? –– Inquirió shockeado.

–– ¿Qué de qué? –– Me hice la desentendida a propósito mientras me caía de hombros.

–– ¿Eso que acabas de decir iba en serio…? –– Murmuró aun tocado por el asombro.

–– ¿Lo de contarles a todos lo nuestro? –– Él asintió contestando a mi respuesta sin cambiar la expresión y yo me conmoví con ello –– Mi mayor error hace cuatro años fue mantenerlo en secreto. Claro que creo que deberíamos contárselo a todos, ¿no te parece bien?

–– ¡¿Qué si me parece bien?! –– Clamó agarrando mis caderas, alzándome del suelo y subiéndome sobre la mesa para quedar frente a frente –– ¡Me parece genial!

Sus ojitos desbordan tanta emoción que los veo cristalizarse como el agua al congelarse, eso me estremece el suelo bajo mis pies. Me agarró el rostro y estampó sus belfos contra los míos fuertemente bajo un suspiro jadeante. Nos separamos sonriendo mientras él me abraza fuertemente.

–– Gracias por darme esta oportunidad. Gracias hacerme el hombre más feliz del mundo.

Le seguí abrazando fuertemente con el mismo ímpetu desde el inicio. El pelinegro ocultó su cabeza en mi hombro, probablemente disimulando una que otra furtiva lágrima emocionada de mi vista. Lisonjeando su cabello entre mis dedos le seguí la muestra de cariño. Yeonjun actualmente está bajo una faceta vulnerable. Necesita apoyo para superar esto. Y como la novia orgullosa que soy tengo que demostrárselo.

Dicen que la primera oportunidad se da, la segunda se gana y la tercera no existe. Yeonjun se había ganado una segunda oportunidad. Ahora haría las cosas bien desde un inicio.
El fracaso es parte de la vida; si no fracasas no aprendes y si no aprendes, no cambias.

Tal vez él sea como una rosa. Hermosa, llena de espinas. Si eres capaz de aguantar cada una de las punzadas, sangrar y seguir sosteniéndola, serias digno de llevar la rosa.







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Waaaa!!!!! El comeback de hoy ahhhhh!!!
Quién más fangirlea noche y día con el álbum desde que salió! Me encantaaa!!

TXT hermosos, preciosos, perfectos, papis ricos ahhhhhh!!!

Por cierto, mi último descubrimiento del día.... se dieron cuenta de Beom rapeando en Miracle😳

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