𝚅𝙸𝙸𝙸↬𝓒𝓪𝓼𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓽𝓻𝓮𝓼 𝓬𝓮𝓻𝓭𝓲𝓽𝓸𝓼








Jem, ¿cómo debería empezar? No estoy realmente seguro. Es la primera vez que apareceré narrándoles esta historia, y también la primera vez que les dirigiré en los hechos.

Mi nombre es Lee Jeno, ya sé que deben conocer un poco pero no lo suficiente. No para entender mi perspectiva ni lo que está aconteciendo lejos de la situación de Malía. Ajá, sé perfectamente que es la protagonista y que luego de lo que pasó con su psiquiatra ha cambiado su perspectiva. Dios, estuve enamorado de esa chica desde la prepa. Siempre la he estado observando. La conozco, quizás más de lo que se imaginan. Es el tipo de cosas que pasan cuando te gusta alguien, no hay detalle fácil de escaparte.

Malía no es la misma chica. Su memoria ha afectado su percepción de ella misma. Otras personas dirán "Malía solo maduro", no, eso no es cierto. Ella resurgió del fuego como un fénix. Pasar por todo lo que ha pasado y llevar la esclavitud de una mente vacía, asusta. Y esta nueva Malía ha dejado de gustarme. No es la misma chica. Sonará frio pero es así ¿Acaso no han notado lo frívola que trata a los demás como si fueran inferiores a ella mentalmente? ¿Lo extrañamente divertida o burlona? ¿A dónde se fue su timidez? ¿Dónde paró su formalidad? Esos son algunos de los nuevos mecanismos de defensa que utiliza.

Pero no vengo a hablarles mal de Malía ni nada por el estilo. Después de todo sigue siendo mi mejor amiga. Únicamente quiero mostrarles otros hechos. Sin embargo, para ello debo comenzar retrocediendo cuatro años detrás.

En esos años donde estudiaba junto a Malía en aquella preparatoria nunca fui el hijo preferido ni querido de mi papá. Mi figura paterna abusaba de mi madre, y luego del suicidio de ella me comenzó agolpear a mí.

Noche tras noche, día tras día, era el saco de boxeo de mi padre. Eso me llevó a tener varios pensamientos, deseé matarle unas cuantas veces. Deseé golpearle como él nos golpeaba a mi madre y a mí. Quise que sintiera lo mismo que nosotros.

Ese hombre enfermó y tuve que hacerme cargo de él. Igual siguió tratándome como una gran mierda. Y yo de tonto le aguanté todo, era mi padre, ¿qué iba a hacer?

Malía, Soobin y Beomgyu me ayudaron a ponerle cara, a darme a respetar como persona que soy. La ayuda de mis amigos funcionó. Me independicé pero seguí ayudándolo hasta que volvió a recuperarse, buscó trabajo y siguió su vida, como si yo no existiera.
No me importaba para nada que hiciera eso. No lo quería, nunca fue como mi padre e aún sentía la necesidad de hacerle pagar por destruirnos la vida a mamá y a mí.

Hoy era el aniversario del natalicio de mamá. Había comprado un ramo de girasoles porque eran sus flores preferidas. Mamá solía decir que ellas representaban los rayos del sol, quizás un solo rayo de sol fue lo que pudo haberla salvado en aquel entonces. Pensar de eso modo no servía de nada. Bueno, también había traído unas galletas, las había orneado yo mismo en recuerdo a como ella me instruyó.

Al llegar frente a la tumba de mi madre y encontrarla en aquel estado, una sola persona vino a mi mente. Papá...

¿Cómo ese hombre podría ser tan cruel? ¡¿Cómo podía ser tan despiadado?! Las floreces que les habían traído los amigos a mamá días antes estaban hechas añicos, esparcidas por el suelo. Había lodo sobre la lápida, y justo sobre el nombre de mi madre, rayado de un color rojo sangre "zorra".

Comenzó a nevar, no obstante, no me marché hasta colocarla como nueva. Sentía las lágrimas correr por mis mejillas en lamentos. La sangre destilar de mis palmas congeladas mientras las frotaba contra aquella piedra una y otra vez, tratando de limpiarla. Sentí odio como nunca en mi ser.

Lo odié. Lo maldecí. Lo aborrecí. Busqué todas las maneras posibles en mi mente para vengarme. Me harté. No le aguantaría ni una más a ese monstruo. Este era lo gota que botó el vaso.

Prendí mi auto con rumbo al trabajo de mi padre. Nunca, nunca me encontraba tan enfadado. Me sentí capaz de cualquier cosa. Incluso de pegarle hasta matarlo.

Mi progenitor trabajaba de mecánico en uno de los talleres de su amigo. Eran tres amigos que se parecían muchísimo. Y no me refiero solamente a lo sinvergüenza que eran los dos tanto como mi padre, sino, a su físico. Con sus cuerpos rechonchos, pieles pálidas y aspectos de borrachos sin esperanza, daban una mala espina del carajo. Bueno, eran borrachos sin esperanzas. Ninguno me caía bien, eran como los hermanos perdidos de mi padre y si tan solo uno de ellos me impide mi cometido, la cogeré con ellos por igual.

Detengo el coche en la calle de enfrente. Desde fuera observo el local con luces apagadas y silencio sepulcral ¿Y eso? Esos tipos son de los que se la pasan escuchando música y encienden las lámparas hasta para dormir ¿Será que no están ahí? Imposible, se la pasan juntos como uña, mugre y microbios.

Maldigo esperando que ese hijo de puta este aquí mientras toco la puerta. Esta se abre junto a un fuerte crujido con un simple toque, permitiéndome descubrir que se encontraba abierta ¿Qué demonios? Entro sin más. Esta oscuro, apenas puedo diferenciar mis manos frente de mi cara. Esta atmosfera no me gusta. No es común en esos tres estas cosas ¿Tanto silencio, en serio? Esto es insólito y no me gusta. Paso cerca de una de las mesas de herramientas, agradezco conocer el camino hacia las luces porque si no estaría perdido. Sin embargo, tengo que ir tanteando con mis manos, sintiendo el frio de cada herramienta para confirma siempre el camino.

-- ¡Ah!

Libero un quejido, me había tropezado con algo y caído al suelo sobre algo húmedo. El mal olor metálico llega a mis fosas nasales y lo confirmo. Es sangre. Un instinto de supervivencia se prende en mí, prácticamente en cuatro patas salgo corriendo hasta las luces y las prendo sintiendo mi pecho subir y bajar.

-- Mierda...

Apenas la iluminación regresa entro en estado de shock. Mis ojos captan todo el panorama y una arcada sube por mi garganta. Mierda. Mierda. Mierda.

En el suelo, cerca de donde me tropecé se encuentra un cuerpo, el de mi padre. Hay sangre por todas partes, parecía como una nueva pintura. Extremidades cortadas cerca, brazos, piernas, cabeza, torso, todo separado. Los estómagos abiertos con todos los intestinos fuera, no miento si dijera que le estoy viendo el pecho vacío a mi padre, no hay corazón. Y me sobra con analizar un poco el lugar para descubrir dos cuerpos más en los mismos estados. Los de los amigos de mi padre. Esto... esto es... pavoroso.

No ciento lastima por ninguno pero si me encuentro agobiado. Caigo al suelo sobre mi trasero, temblando mientras mis manos están cubiertas de sangre ya que con la caída, aterricé sobre ella.

No quiero mirar más la escena porque considero que es lo suficiente abrumadora para tener años de pesadillas, por eso acudo a mi mejor recurso, el teléfono en el bolsillo de mis pantalones.

-- Jeno ¿Jeno? ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo? ¿Por qué no contestas? -- Escucho la voz de Malía en la línea.

-- Malía es mi padre... -- Tengo que tragar en seco para hablar, aun choqueado.

-- ¿Qué pasó con ese imbécil? ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres que vaya a--

-- ...está muerto...

-- ¿Qué? ¿Cómo? -- Se interrumpió a sí misma -- No te preocupes, podemos solucionarlo ¿Qué has hecho?

-- Eso es lo raro.... No he sido yo.









Los paramédicos dejan de atosigarme al notar que me encuentro bien. Estoy fuera del taller, dentro de una ambulancia, viendo como todo el lugar se encuentra repleto de polis. Las luces de colores rojas y azules en la oscuridad de la noche hacen resaltar a la nieve que cae del cielo con ambos colores. Me abrazo a la manta con la cual me envolvieron los de traje blanco para entregarme un poco de seguridad. Malía acaba de salir de dentro junto a Beomgyu, habían entrado a hablar con el forense hace un par de minutos. Los rostros de ambos están contraídos de repulsión, puedo notárselos aún con las mascarillas colocadas. No los culpo, yo también sentí deseos de vomitar terribles.

-- Oye, oye amigo, todo está bien, Malía y Beom ya salieron.

Ni siquiera me volteo hacia Soobin para confirmarle que lo sabía, los estaba viendo con mis propios ojos. Me deshago de la manta e con reprimendas del Choi salgo corriendo hacia mis otros amigos.

-- ¿Han descubierto algo? ¿Sabe quién fue?

-- Hasta ahora solo los cuerpo, Jen -- Pronuncia un apenado Gyu mientras coloca la mano en mi hombro, ejerciendo un pequeño apretón de apoyo que le agradezco con una asentimiento -- Siento que hayas sido quien encontrara los cuerpos solos.

-- Yo también -- Continua Malía mientras me encierra en un abrazo, luego toma mi rostro entre sus manos y con una mirada compasiva se dirige nuevamente a mí -- ¿Realmente te encuentras bien?

-- Sí, no te preocupes -- Me alejo lentamente del abrazo porque no quiero que Beom ni Soo se pongan incomodos -- No importa mi padre para nada pero, ¿puedo hacer algo para ayudarlos a ustedes?

-- Lee... -- Me riñe Soobin con las manos cruzadas -- Deberías tomarlo con calma. Has visto escenas muy traumáticas en un día.

-- No me importa, quiero ayudar.

El Choi menor y la pelinegra de ojos grises liberan un fuerte suspiro que sale como vaho por sus labios. Se miran entre ellos con esa química de equipo que tienen, y por dicha mirada se dan a entender el uno al otro que estaban de acuerdo.

-- De hecho, puedes ayudarnos un poco, Bro -- Gyu es el primero en hablar.

-- ¡Beomgyu! -- Riñe nuevamente el más alto del grupo aún preocupado por mí.

-- ¿Qué puedo hacer, chicos?

-- Responder algunas preguntas primero -- Es el turno de responderme de Malía.

-- ¡Malie tú también! -- Chilla el primo mayor un poco indignado. Interiormente reflexioné sobre ello cuando mi amigo nos confesó a Beomgyu y a mí que se sumaba al club de corazones rotos por la Agreste. Soobin apenas descubre sus sentimientos por Malía, tampoco la conoce como yo y todavía no ha notado que Beomgyu y ella son tan compatibles que parecen que nacieron para conocerse o para formar equipo. Es muy difícil que estén en desacuerdo por algo. Por Dios, que una sola mirada de Beomgyu y Malie entre ellos es toda una conversación oculta a los demás.

-- Creo que es lo mejor -- La pelinegra se cae de hombros un poco cohibida, quizás porque se sintió regañada por el más alto, sin embargo, con la misma ladeo la cabeza para mirarme -- ¿Estás seguro que puedo comenzar un interrogatorio?

-- Uh-hum -- Afirmé.

-- Bien... -- Exhaló fuertemente -- Sé que puede sonar un poco incómodo y más para ti como una persona pero, ¿tu padre tenía enemigos? ¿Algunos que conozcas? ¿Una deuda pendiente?

-- Malie mi padre era un asco de ser humano. Todo el mundo lo odiaba. No dudo que él se haya metido en alguna bronca o algo ilegal y por eso lo mataran.

-- ¿Alguien en mente?

-- No tengo idea. Nunca me llevé bien con mi padre, tampoco me contaba de sus cosas por lo que jamás me intereso. Realmente no dudo que alguien lo quisiera matar, yo lo quería matar, pero de esa forma... Dios. Tuvo que cabrear bastante a la gente equivocada.

-- ¿Algún amigo o alguien cercano que le podamos preguntar? -- Inquirió Ben esta vez.

-- Son esos dos que se llevan en camillas para la morgue -- Bufo de mala gana. Nunca vamos a llegar a ningún lugar. No sé realmente nada respecto a mi progenitor -- ¿Algo que deba saber, chicos?

-- Tenemos una idea -- Suelta Malía con tono pensativo -- Hay una posibilidad de que se trate del mismo caníbal que tenemos suelto de la familia de la anciana. No hay seguridad pero la forma en que fueron asesinados estos tres, abiertos por el pecho mientras aún estaban vivos se parece a los restos que encontramos en la casa de la señora. Esas fueron las palabras de Kai, al parecer a esa gente le gusta comerse los corazones de las personas.

-- Malía un poco más de tacto, por favor -- Vuelve a regañarla Soo, callándola igual que a una niña al ser regañada -- Y tú, tonto, deja de preocuparte. Malie y mi primo hallarán la respuesta.

-- No lo pongo en duda pero--

-- Pero nada -- Me interrumpe agarrándome del brazo -- Te voy a llevar a tu casa y ahí me pasaré la noche contigo cuidando que no te pase nada. Eres mi mejor amigo, por lo que voy a sobreprotegerte quieras o no.

-- Hyung no soy un niño -- Bramo fastidiado.

-- No pero eres mi amigo. Tengo la necesidad de protegerte como un hermanito. Tú y Beomgyu son lo más parecido a hermanos que desearía haber tenido, par de tontos -- Me pega un pequeño zape -- Ahora sí nos marchamos. Gracias Gyunie, Malie, nos vemos pronto.

Con abrazos y "cuídense mucho" nos despedimos. Los amigos de los que nos separábamos hicieron la promesa de pasar a verme al próximo día ¿A qué tengo los mejores amigos del mundo mundial? Los adoro. Me hicieron sentir querido o inclusive, parte a una familia.

¿Ven por qué digo que tuve que dejar mis sentimientos por Malie detrás? No puedo vivir la vida en una competencia con ellos ni arruinar la amistad de años con la pelinegra por un amorío. Y sé que Beomgyu y Soobin saben esto. Por eso es que nunca ninguno de los tres nos hemos declarado con la chica. Además, él que más oportunidades tiene es Beom. Otro que también es incapaz de hacer algo por el mismo miedo que tenía yo hace unos años.

A la maña siguiente Soobin y yo nos levantamos asustados, escuchando el fuerte sonido de la puerta principal al ser cerrada de un tirón. Me hice con mi arma que para eso tengo licencia e bajamos despacio, cuidando de hacer el menor ruido posible. Teníamos miedo de que se tratara del mismo asesino de mi padre. Eso era lo último que me faltaba en mi vida.

-- ¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! -- Esa voz...

Soobin intercambió una ojeada de soslayo conmigo. Ambos sabíamos a quien le pertenecía esa voz por lo que ya no teníamos razón para preocuparnos. O creímos que no había de qué preocuparse antes de llegar allá abajo.

-- ¿Beom, qué ocurre? -- Inquirió su primo.

-- ¡¿Saben algo de Malía ustedes?! -- Fue directo al grano, corriendo hacia nuestra dirección un poco esperanzado.

-- ¿Malie? No, no la hemos visto desde anoche.

Mi respuesta fue el detónate para que mi amigo menor volviera a maldecir, pateando un cojín del sofá estallando en nervios.

-- ¿Le pasó algo a Malie? -- Inquirió preocupadísimo Soo.

-- Creo que sí. Anoche dijo que buscaría a Yeonjun porque él tenía una pista respecto al caso. Ella no quería que más nadie muriera. Soy tan tonto, debí acompañarla aunque ella me lo prohibió -- Frota desesperadamente su cabello -- Malía lleva siete horas desaparecida.






****
Pobre Malía, ¿qué creén que le haya pasado?🥺
Entre mañana y pasado intentaré actualizar para no dejarlas así🥲

Fotito de Lee Jeno arriba🫠👆🏻

Definitivamente yo necesito todos los amigos de Malía para mí, Jesús María😭 ¡No me importa que se arruinaría nuestra amistad porque están puestos para mí! ¡No me molestaría para nada!😫

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top