𝚅𝙸↬𝓒𝓪𝓼𝓸 𝓗𝓪𝓷𝓼𝓮𝓵 𝔂 𝓖𝓻𝓮𝓽𝓮𝓵
No adentramos dentro del bosque en el coche de mi amigo. Un estrecho camino de tierra era la carretera hacia donde nos dirigíamos. Todo lo que nos rodeaba era vegetación. Robles altos y frondosos hacían incomodo e impenetrable el camino, además que volvían todo sombrío con sus hojas tapando la luz solar. La hiera era tan abundante y espesa que se podía escuchar chocar contra las paredes del carro, dándonos la mala impresión de que las rayaba. La única zona lisa era la que el GPS nos mostraba la senda por ese sendero enrocado de “carretera”. Portaba tantos baches que teníamos que ir con una velocidad reducida, y aun así, el auto saltaba con cada roca que hacia maldecir a Beom desde el copiloto, murmurando que las llantas eran recién estrenadas.
Una casita rosada chillón nos dio la parada. Era insólito ver aquel hogar tan tierno en la oscuridad del bosque. Parecido a la casa más humilde de Barbie, con apenas un tejado de coloradas tejas, pequeña tanto en el alto como en el ancho y un cercado que metía las plantas de margaritas florecidas dentro del territorio de la vivienda; todo era rodeado por varios coches tanto de policías como peritos, y claramente, el del forense. Los árboles se hacían un hueco allí dejando un gran rayo de luz chocar con la morada, poniéndola a relucir entre tanta oscuridad, como un caramelo de fresa puesto al sol. Mi opinión seguía siendo de ella era “tierna” ¿Qué podría pasar en aquel lugar que en sí gritaba “vivimos solo buena gente”?
Al bajarnos del auto y observar con ojo crítico todo, la escena del crimen a mis ojos se convirtió en sorprendente cuando anteriormente me pareció tierna. Creo que todos los presentes estábamos atómicos. Beom y yo compartimos una mirada desconcertada ¿Cuántas veces al día te enteras que el crimen lo cometió una anciana?
Exactamente. Una señora mayor de abrigo lanudo era conducida por dos oficiales al coche patrulla. Su vestimenta era más roja sangre que el amarillo pollito de la lana. La expresión de la vieja era igual a la de un asesino en serie. La mirada oscura mientras clavaba aquella sonrisa desequilibrada en nosotros, entraba en las cosas más perturbadoras que he visto. Esta comenzaría a ocupar el puesto número uno.
–– Él me mandó ¡Él me mandó! ¡Él me mando! –– Grita aquella vieja por la ventanilla del coche mientras era llevada a la cárcel.
–– Malía, Beom, que bueno que han llegado.
Mi compañero y yo volteamos la mirada hacia nuestro jefe Min. Yoongi se acercaba desde un costado haciendo una pequeña mueca viendo a la anciana por fin ser alejada en el coche de patrulla. Las manos del pelinegro cargaban un archivo que me entregó.
–– ¿Qué demonios pasó aquí? –– Inquirió mi compañero mientras yo leía con la vista la vieja ajena a antecedentes.
–– Este caso es más complicado de lo que piensan –– Comienza a explicar el mayor –– Tenemos un homicidio y una herida grave.
–– ¿Cómo así? –– Inquirió nuevamente el Choi, haciendo que mi atención sea nuevamente el mayor de nosotros mientras buscábamos una explicación –– ¿Una anciana es realmente la homicida? ¿Y cómo es que aún no han archivado el caso y nos toca a nosotros?
–– Como he dicho, no es nada sencillo –– Suspira Min –– Tenemos un par de hermanos, una chica y un chico que haciendo senderismo se perdieron. Después de horas exhaustos de transitar perdidos en el bosque encontraron la casa de la anciana. Ellas les brindó orientaciones, e de paso, que se quedaran a cenar para que “recompusieran energía”.
–– ¿Y aprovechó para matarlos? Pero, ¿por qué? –– Pregunté está vez yo.
–– Malía no solo quería mataros, ahí viene el problema –– Sigue el Min –– La vieja les puso algo en la comida para dormirlos y luego obtener carne de cerdo grande.
–– ¿Cerdo grande? –– Procede a preguntar Beom.
–– Una forma de llamar a la carne humana, Beom –– Contesté.
–– ¡Joder! –– Chilló el de cabello largo de la sorpresa.
–– Sí, joder. Canibalismo es un tema demasiado tenebroso pero sí, ese es el enfoque –– Continua el jefe mientras Beom me abraza de soltando de fondo “Nadie me coma. Soy demasiado guapo y sabroso para morir siendo una cena” –– La señora cuando vio que los efectos de la droga tomó un cuchillo y les atacó, el muchacho fue la primera víctima. Gracias a Dios la chica no comió tanto como el varón, con las pocas fuerzas que le quedaban a ella empujó a la vieja y esta se dio un golpe en la cabeza, desmallándola, la muchacha utilizó el teléfono de la casa para llamar a la policía. El hermano no tuvo la misma suerte, murió desangrado. Sucumbió antes de que la ambulancia lograra llegar “al fin del mundo”.
–– Hay que admitir que la localización da el mejor lugar posible para que ocurra el canibalismo –– Comento haciendo una mueca viendo la casa que me pareció “tierna”.
La próxima vez que venga al bosque recuérdenme nunca aceptar comida de una anciana que parezca inofensiva. La maldad puede existir en cualquier ser. La edad no importa, ni el tamaño, ni la apariencia. En todo corazón existe una parte oscura, sin embargo, hay individuos que tienen un trozo de carbón en el pecho por él.
Hoy en día confiar es uno de los mayores errores de cualquiera.
Y llámeme “desconfiada” si quieren.
–– ¿Y el caso ya con eso no está resuelto? –– Siguió preguntando Beom –– Digo, ya tenemos a la vieja homicida y cabalista.
–– ¿Acaso no la vieron cuando se iba? Dice que “él la mandó”.
–– ¿Crees que tenemos otro caníbal? –– Inquirí tras las palabras de Min.
–– Ajá. Hace un mes que no se sabe nada del hijo ni el esposo de esa señora. Bien podrían ser como ella y estar sueltos por ahí matando a personas para desayunar. Deberían cuidarse y ante cualquier cosa llamarme, por cierto, Beom está en mayor peligro. El hijo de la vieja era gay.
–– Joder, Min, eso no da ni puta gracia –– Riñe mi compañero por las últimas palabras sarcásticas del mayor con lloriqueos –– Yo no quiero terminar en la cazuela de nadie. Tal vez nos coman de verdad.
–– Pues yo aparte de ser flaca no soy de su tipo, dudo que le antoje mucho, pero amigo, tú si estas en peligro de extinción.
–– Gracias por el apoyo Malía –– Bufa dejando de abrazarme –– El día que yo me vaya no vas a tener nunca a un amigo como yo y te vas a quedar viuda. Para qué enemigos si tengo amigos como ella y Yoongi, eh.
Beomgyu se aleja de nosotros tomado dirección al forense con gran dramatización mientras lleva la mano en su corazón. Yoongi y yo reímos viéndolo, negando con la cabeza. Iba a seguirlo cuando…
–– Sobre la llamada que me hiciste anoche Malie––
–– No, no es nada –– Me apresuro a interrumpirle –– Fue como las otras noches. Nada que no podía dormir y seguí obsesionada con eso. Todo ya está bien. Prometo que esas llamadas no pasaran más.
–– Okey –– Exhala fuertemente por la nariz –– Sabes que si necesitas a ayuda para superar algo, si necesitas que te acompañe al médico o donde sea me tienes. Antes de tu jefe recuerda que soy tu amigo.
Asentí, le abracé cariñosamente y terminé yendo tras mi amigo. Beom ya llevaba un rato platicando con el forense. Este estaba terminando se cerrar la bolsa de cuerpos para que dos uniformados de blanco lo trasladaran en una camilla hasta la camioneta blanca del forense.
Una pregunta divertida ¿Cómo ustedes se imaginan a un forense? El estereotipo siempre es alguien mayor, de preferencia canoso, muy serio e inteligente. Pues aquí no, nuestro forense se trata de un chico un año menor que yo, carismático, risueño y divertido. Es raro ver a ese rubio con algo más que una sonrisa en su rostro.
–– ¡Que tal, Huening Kai! ¿Qué nos tienes para el día de hoy?
–– ¡Holi, Malía–Noona! –– Se quita los guantas teñidos de rojo para almacenarlos dentro su maleta para chocar las palmas conmigo –– Por aquí todo genial excepto para este muchacho. Mi autopsia seguramente que ya te la dio Yoongi. No hay nada relevante. Fue apuñalado cinco veces por estómago muy graves, murió por la pérdida de sangre antes de la llegada de lo policía y urgencias. Tampoco tenía muchas posibilidades de sobrevivir con esas heridas.
–– Gracias, Kai –– Le agradece el pelinegro chocando puños con él –– Nos vemos pronto.
–– Claro que sí. Cuídense Hyung, Noona. Nos vemos cuando el próximo cadáver lo requiera ¡Ojalá sea pronto!
Al rubio terminó de retirase con su maleta en los brazos. Mi compañero me habló confidencialmente “Kai es medio rarito y tiene muy mal sentido del humor” ¿Y quién era él para decir eso? Él cree en los fantasmas.
–– Todo este asunto del canibalismo me ha quitado el hambre, eso es bueno, tampoco hay mucho que comprar en el medio del bosque –– Mi compañero procede a mirarme –– ¿Tú tienes hambre?
––Algo, ni desayuné.
–– Pues deberías a comer algo antes de que te me mueras, Malie.
–– Ay, deja ese drama. Por no desayunar nadie se puede morir… creo.
–– Eso lo dices hasta que te me mueras. Anda, ve a comer algo, te esperaré aquí mientras busco alguna pista con los de criminalística.
–– Dije que no tengo hambre, puedo trabajar también.
–– Bien, tú ganas, si te pasa algo no nos vas a servir de nada ni para el trabajo. No voy a poderme vengar de como tratas a mi auto como si fuera tuyo.
Vengar. Alguien me vino a la mente y ese maldito estaba encerrado en mi habitación sin comer nada.
No me importa, que se joda.
No, no, si se muere no habrá venganza.
¡Maldición!
–– ¿Sabes qué? Me entró de repente.
–– Pero si dijiste––
–– Me dio mucha, mucha hambre –– Salí corriendo –– ¡Me llevo tu coche, regreso pronto!
–– ¿Malía? –– Me miró raro.
–– ¡No hagas nada tonto mientras no estoy!
Beomgyu me iba a matar porque le metí a toda caña en aquel terraplén de piedra. Las llantas nuevas tendrían que ser renovadas una vez más. Bueno, ya tendré tiempo de disculparme luego.
En el primer punto que encontré cercano a mi hogar compré una hamburguesa bien grande y una lata de soda. Entré como flecha a la casa, tanto así que cuando entre en mi habitación me faltaba el aire.
–– ¿Tan rápido me extrañaste?
Con las manos en mis rodillas inhalo e exhalo una y otra vez antes de recomponerme en mi cama, al lado de donde este yacía leyendo tumbado uno de mis libros.
–– No te hagas ilusiones. Solo te traje algo de comer para que no te murieras de hambre antes de que te meta entre rejas –– Bufo extendiéndole la bolsa de papel con el pan el interior y la bebida por separado para que acompañara.
Sus comisuras se alzaron una gran sonrisa, dejó el libro a un lado, se sentó muy cerca de mí y tomó las cosas que le extendía.
–– Esto demuestra que te importo más de lo que piensas realmente. Créeme, soy psiquiatra.
–– Uh-hum –– Hago un sonido de afirmación sin mucho interés –– Y mentiroso compulsivo también.
–– No soy un mentiroso compulsivo. Soy el amor de tu vida –– Pongo los ojos en blanco con sus palabras y la forma en que comienza a frotar su cabeza contra mi hombro como un felino –– ¿Cómo quieres que te recompense este cuidado?
Omito el tono insinuador y lujurioso que utiliza, me levanto de la cama marcharme nuevamente.
–– Que sigas tranquilo aquí, sin hacer ninguna tontería.
–– ¿Qué haya rebuscado en tu gaveta de ropa interior mientras me tocaba pensando en ti cuenta como una “tontería”?
–– ¡Sí, y no lo hagas más! –– Chillo malhumorada y sonrojada al instante.
–– No me puedes exigir más. Llevo cuatro años sin follar porque eres la dueña de mi pene. Encontrarme aquí dentro es como estar en un parque de recreo. De solo tirarme sobre tu cama siento tu olorcito y––
–– ¡Okey, has lo que te dé la gana pero te callas! ¡No quiero saber nada de tu asquerosa y enfermiza obsesión conmigo! –– Clamé dando un portazo para cerrar la puerta –– Me voy que tengo un trabajo muy importante y no estoy para tus pervertidoras insinuaciones de mierda.
–– ¡Yo también te amo, pequeña!
Palmeo mi rostro que seguro está ardiendo. Odio como soy de fácil para con él ¡Lo odio!
Hay cosas que me guardo e intento ignorar: como esta mañana cuando me vi junto a él. Esa sensación de estar entre sus brazos no me la puedo sacar de la cabeza. Fue reconfortante y me hizo sentir tan bien que en ningún instante mi anatomía hizo el intento de alejarse.
Mis manos aprietan un poco la bufanda en mi cuello, rememorando recuerdos. A eso sumarle las noches de sueños húmedos con él que al parecer al estar desnudo sobre mí, besando mi piel y marcándola, también me excitaron por mucho que me cueste aceptarlo.
Sé que lo que él siente por mí no es sano, pero creo que más enfermo que lo que siento por él. Pero no es que lo que siento por él es algo que entienda simplemente no lo he terminado de armar. Se vuelve como un rompecabezas sin sentido. Quizás es mi mente que está intentando decirme algo, sigue siendo confuso.
Tenerle de vuelta, junto a mí, había despertado a esa parte de la Malía de dieciocho que tenía la necesidad de estar a su lado. Pero no era la misma niña. No quiero volver a ser esa niña tonta. Esa es la razón por la que luchaba contra mis instintos. Y es que estar cerca de Yeonjun me ponía en peligro siempre.
Yeonjun es “mi peligro”. Y como tal también me hace entender de lo difícil que resulta todo con respecto a nosotros. Tengo miedo, mucho miedo. Mi mayor temor es terminar tan mal como la vez anterior, incluso peor.
Al llegar nuevamente junto a mi compañero Beomgyu, descubrí que no se encontraba solo sino que Kai estaba de vuelta, bueno, el coche forense y otra pequeña patrulla.
–– ¿Qué pasó aquí? –– Inquirí a Beom, el chico que salió a recibirme tras bajar de su coche –– ¿Por qué está el forense de vuelta?
–– Sé que tú me dices que no haga ninguna tontería pero juro que esta vez sirvió para algo bueno –– Festejó mientras enganchaba su mano a la mía para dirigirme hacia el interior de la casa –– Estaba buscando pistas con los de criminalistas cuando me tropecé con el sofá. Tú sabes, siempre con mis tonterías, moví el sofá que dio con una trampilla a un sótano. Ahí encontramos tres cuerpos. Kai volvió para otras autopsias, dice que hay un varón de cuarenta y tantos, hay esperanzas de que sea el hijo de la anciana y no un asesino caníbal con vida.
Llegamos a la pequeña sala de la casita. Omitiendo todo el revuelto de personas, cadáveres pestilentes y uno más que otros en descomposición, agradezco que el trabajo y la buena compañía de mis amigos me hacían olvidar todo lo respecto a los acontecimientos de mi vida con Yeonjun.
–– Sorry, no tendré los resultados de la autopsia hasta que no los lleve a la clínica –– Se disculpa mirándonos a nosotros dos –– Desde que obtenga los resultados y las identidades os llamo.
Con la misma que se apareció se volvió a marchar. Nuevamente las mismas personas de blanco llevaron los mutilados cuerpos en una camilla. Agradezco no comer nada. Me hubiera caído mal el desayuno.
Tomando rumbo a la oficina de trabajo, listos para buscar archivos, identidades, antecedentes, conocidos o un número de teléfono, cualquier cosa que sirva para localizar al marido o al hijo de la señora, un mensaje de Yoongi que nos mandaba a ir lo pronto posible, me hizo fruncir el ceño. Íbamos hacia ahí, si fuera importante igual me hubiera llamado para contarme ¿Y este mensaje?
Al llegar la estación encontramos todo rodeado de policías. Literalmente había autos con sirenas rodeando todo el edificio. Casi no nos dejan pasar, pero al dar nuestras identidades, me permitieron el paso solamente a mí, poniéndome aún más desconcertada.
Un policía me condujo hasta la oficina de Yoongi más no entró, con un simple movimiento de cabeza me indicó a que pasara. Cerca de la puerta había oficiales con armas cargadas apuntando el interior ¿Qué pasaba aquí?
Con cuidado y lentamente abrí la puerta, rezando porque a mi jefe no le haya pasado nada malo.
–– Que lenta eres, pequeña.
Quedé estática enfrente de la puerta. No podía procesar lo que veía. Yeonjun estaba sentado en la oficina de mi jefe como si nada, apuntando con un arma a Yoongi mientras este último estaba tirado en el suelo, con las manos detrás de su espalda. Levantó la cabeza para verme, en su boca había una cinta adhesiva que le impidió hablar pero su mirada significativa junto a la negación que me dio pude interpretarla. Yoongi estaba asustado por lo que podría pasarme y me quería lejos de ahí.
–– ¿Qu-qué haces aquí? –– Tartamudeé impresionada aún.
–– Te extrañaba y me aburría así que decidí venir a ver antes de que marcharme.
–– ¿Hiciste “esto” por verme? –– Le hablé mal inmediatamente.
–– En mi defensa yo solo quería tener una audiencia con mi esposa, esta gente fue la que formó todo este barullo haciéndome tener que actuar así –– Contestó encogiéndose de hombros.
–– Bueno ya estoy aquí, libera a Yoongi y dime lo que quieres.
–– No puedo hacerlo, sería mi sentencia de muerte con todo esos polis allí fuera. Además, me necesitas pequeña.
–– No te necesito, solo quiero que no le hagas daño Yoongi y te marches de aquí antes de que yo misma te dispare.
Alce mi arma hacia él y Yeonjun también me apuntó. Y mientras él tenía una sonrisa encantadora, yo domaba mis impulsos de apretar el gatillo porque mi venganza no está concebida con él muerto. Algo en mí quería dispararle para matarlo, era sin lugar a dudas, esa parte vengativa que se ha vuelto lo que más menciono al día.
****
Bueno, tengo una buena noticia, ¡salgo de vacaciones el miércoles! Es decir, más tiempo para escribir. Bueno, no termino las clases hasta el viernes pero las pruebas sí. Hice lo más largo posible este cap porque tengo prueba de matemáticas el lunes y no puedo volver actualizar hasta el miércoles cuando termine la última prueba. Sorry. Espero que les guste.
L@s amito😊🫶🏻
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