𝙸↬𝑵𝒆𝒘 𝒍𝒊𝒇𝒆.
Hoy es día de celebración. Una boda se aproximaba. Un motivo de alegría y sonrisas al fin se asomaba por mi ventana junto al sol del amanecer. Las vibras eran buenas por primera vez en muchos años. Me encontraba feliz, no era de extrañarse ¿El motivo? Esa ceremonia me tenía eufórica. Cada simple detalle era captado por mis ojos con admiración. La atmosfera de sana felicidad. El brillo cálido del sol como un abrazo sobre la piel. Las voces emocionadas del alrededor. Todo alegaba que iba a salir bien.
En cierto punto cabe aclarar que aún no había llegado al casamiento pero ocurriría este mismo día al atardecer. Estoy emocionada porque acurra. Tengo el vestido y los zapatos escogidos desde el mismo día que se anunció el compromiso. Ajá, así de loco. Pero si digo que se trata de la boda de Jungkook y Lizzy estoy segura que coincidirían conmigo, ¿cierto?.
Nomás terminar de escribir el último nombre en al archivo me dispongo a salir disparada de mi oficina con él las manos. Con un simple “aquí está” se lo entrego al jefe Min. Sí, ahora trabajo para Min Yoongi como tuve planeado desde hace cuatro años. Cuatro años…
Cuatro años que mi vida dejó de ser la misma. Cuatro años desde que todo se derrumbó. Cuatro años sin saber qué ha sido de la persona que me destruyó. Ya son cuatro largos años.
––– Gracias, Malie. Con esto has terminado por hoy –– Son las palabras de Yoongi tomando el archivo con una sonrisa –– ¿Estás lista para esta tarde?
–– Por supuesto, ¿y usted?
–– En primera, no me llamas “usted” que me hace sentir un viejo pellejo. Y en segunda, ¡obviamente! Tengo todo listo desde el día que lo acompañé a comprarse el traje. Sabes perfectamente lo incómodo que es Kook. Me obligó a comprar el mío delante suyo porque según él soy un descuidado que lo deja todo para último minuto.
–– Eres un descuidado que lo deja todo para último minuto, Yoongi –– Confirmo con diversión.
–– Okey, fingiré que eso no lastimó tanto como lo hizo.
Bufa mientras pucherea, una expresión para nada común en él. Esto evidencia que está de buen humor. Todos los estamos. Lizzy y Kook han marcado en muchas personas, no solo a mí. Son tan buenos que parece irreal. Quedan pocas personas como ellos en este mundo.
–– En fin, no nos atrasemos más. Nos vemos luego en la boda.
Me despido mientras hago una pequeña inclinación con la cabeza, luego me marcho y entro a la pequeña oficina. Es de un tono gris claro, con una ventana de cristal al exterior. El interior consta de dos escritorios, uno frente al otro, con un ordenador cada una. La oficina no es solo mía. La comparto con mi compañero de trabajo. Y hablando de él, ¿por qué tardará tanto?
–– Maaalía –– Y hablando del rey de roma se apareció con su corona.
Mi cabeza se alza para recaer la mirada en la persona que acaba de llamarme por mi nombre en un canto cuando yacía buscando las llaves del coche. El susodicho sonríe y yo lo miro con ojos entrecerrados. Puede ser dos opciones, hizo algo mal o está utilizando su nivel de idiotez como la mayoría del tiempo. Prefiero irme por la primera, no me gusta denigrar a mis amigos ni en mi propia mente.
¿Recuerdan al loco que me hizo un exorcismo en la casa de los Choi? Pues ahora trabaja junto a mí.
Beomgyu goza del cabello largo justo ahora. Una pequeña cola desordenada se lo recoge en la parte trasera de su cabeza. Al igual que yo no usa casi nunca el uniforme de trabajo ¿Les conté que soy oficial de policía? Beom y yo trabajamos junto a Yoongi y otros en una unidad especial, esta no nos obliga a usar el uniforme. Por eso, casos como mi compañero se le ve con pantalones negros y ramera blanca.
–– ¿Qué hiciste ahora, Beom?
–– Joder, ¿es posible que me conozcas tanto ya?
–– Es que siempre es lo mismo contigo.
–– ¡No es cierto! –– Chilla con indignación –– ¿Por qué siempre me dices esas cosas?
–– Si no quieres respuestas sarcásticas no hagas preguntas tan tontas – Me burlo abiertamente a la par que continuo buscando mis llaves en el bolso –– Por alguna casualidad, ¿has visto mis llaves? No las encuentro.
–– ¿Dónde las dejaste?
–– Si supiera donde las dejé no te estaría preguntando pedazo de morroide.
–– Ah. Cierto. Y ahora que lo mencionas… recuerdo qué era eso de lo que te venía a hablar.
Como un resorte me ladeo para verlo. No, que no se le ocurra decir que las perdió. Si me dice eso juro el chipotazo se lo lleva como un lazo para regalos.
–– Por amor de Dios, no me digas que las perdiste.
–– Bueno…–– Deja la frase al aire, uniéndose en silencio sepulcral con la insonoridad de la habitación.
–– ¿Ahora por qué no respondes?
–– Me acabaste de decir que no te dijera que perdí las–
Fas. Se vio interrumpido por el chipotazo que le prometí con mi propio bolso. En realidad, él no sabía que se lo había prometido. Total, se lo merecía.
–– ¡Ay! –– Gritó sobando el costado de su cabeza, el mismo lugar donde descansó mi bolsa por instante de segundo –– ¡¿Quieres acabar con mis neuronas?!
–– Ignoraba incluso que te quedaran ¡¿Cómo se te ocurre perder las llaves del coche?!
–– ¡¿Hablas de las llaves que tienes para robar mi coche?! ¡Mi coche Malía! ¡Mío!
–– Tampoco tenías que soltar los trapos sucios –– Suelto en voz bajita y con las mejillas infladas cruzándome de brazos –– En mi defensa los amigos se prestan las cosas.
–– Sí, claro. Eso no lo pongo en duda. La cosa es que a ti no se te puede prestar nada porque enseguida te declaras suma inquisidora de mis cosas.
–– ¡No es cierto!
–– ¿Ah, no? ¿Qué me dices de la chaqueta?
–– Nunca mencionaste fecha de devolución.
–– ¿Y la ramera de Shinee?
–– No la merecías, soy mejor fan de Taemin que tú.
–– ¿Y qué me dices del abrigo peludo, eh?
–– Era de mi color favorito. Dejó de pertenecerte en ese momento.
–– ¿Y mi gorra negra favorita, Malía? ¡Mi gorra favorita Malía!
–– Esa me la regalaste… creo.
–– ¡Nunca te la regalé! ¡Es mi favorita!
–– Querrás decir “era”. Además, cállate ya. Eres un viejo gruñón. Te van a salir arrugas por resabiar tanto.
–– Claro, ahora terminas la conversación porque estás perdiendo –– Bufa enalteciendo una ceja.
–– Y sigue Juana con la palangana. Ya dejamos el tema zanjado, pesado. Me debes un par de llaves de tu coche y… ¡el último en llegar a tu auto le toca ir de copiloto!
No le doy ni tiempo a parpadear cuando ya había salido corriendo enfrente. Lo escuchó gritar un “tramposa” demasiado tarde. Para cuando hubo dado con el auto yo llevaba metafóricamente media hora en el asiento del conductor con sus gafas de sol puestas para molestarlo más todavía.
–– Eres la mujer más tramposa y mala amiga que conozco, Malie –– Apenas logra decir con oxígeno en sus pulmones.
–– Perdiste contra mí, admítelo.
–– No lo hice.
–– Sí lo hiciste.
–– Dije que no.
–– Y yo que sí.
–– Que no.
–– Que sí.
Entre esa discusión más estúpida que la anterior, puse en marcha el coche. El destino era las playas de Busan. Ahí seria la boda de mi hermana. Pretendían celebrarla en aquel lugar por el lindo significado que tenía para ambos. Era donde se habían hecho novios en un viaje por la escuela en sus años de adolescencia. Años ya de eso. Ojala yo logrará conseguir una gran persona para mí como lo es Kook para mi hermana.
Tras horas de viaje, el sol se veía descender en el cielo. La bóveda celeste comenzaba a cobrar una tonalidad amarillenta dada por la falta de luz. Faltaba poco para el ocaso. Ellos pretendían celebrarlo en ese momento mágico del día. Y por suerte llegamos a los pocos minutos de que empezaran a llegar los invitados.
Después de despertar a Beomgyu, tuve que esperar fuera del coche mientras él se cambiaba ropa en el interior. La suerte es que su sexo masculino lo hacía más veloz que nosotras las mujeres y pronto estuvo a mi lado cogiéndome de la mano tal como lo habíamos planeado.
Era un plan. Solo unos pocos sabían que lo nuestro era falso. Probablemente se pregunten, ¿cómo fue que Malía llegó a tener una relación falsa con su mejor amigo? La cosa viene de familia. Sí, no era digna de mi apellido pero eso seguía jodiendo. El nuevo plan de Chris para conseguir que por lo menos las madres me dirigieran la palabra era este. Inventar una relación falsa con un descendiente con gran herencia. Lo sé, la manera más ridículo que pueda existir para redimirme con esas dos mujeres que alguna vez creí conocer.
Debo de admitir que lo siento semejante a la mayor payasada que he hecho en mi vida. Pero si las señoras Agreste lo creían, era una posibilidad a la hora de recuperar mi apellido. No es que mi apellido me interese ya, pero ser llamada la “señora Choi” es una gran mierda. Al menos Beomgyu porta el mismo apellido que su primo, es un respiro mejor que las personas se imaginen que sea por mi amigo.
–– ¡Ya estoy aquí! –– Anuncio gritando, busco con la mirada a mi hermana y pongo un pie dentro del salón de belleza que se había convertido la habitación de hotel que se alquilaba para esto mismo.
–– ¡Por fin!
La voz que nos recibe es de Henry, quien nomás verme me jala a una habitación para comenzar a prepararme. Ahí descubro a Lizzy sin poder decirme ni “esta boca es mía”, había alrededor de cinco chicas más maquillándola e ayudándola a arreglarse. Algo me dice que la boda tardará un poco más de lo anunciado. Solo espero que salga bien y sin ningún inconveniente. Lizzy y Kook se lo merecen.
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Primer cap ya, wiii.
Tengo pensado hacer los capítulos más largos que en la segunda parte.
Tengan linda noche, l@s quiero.
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