2. Bad manners

Otabek había salido desde la noche anterior y cuando al despertar no lo encontró, pensó esperanzado que no volvería y se sintió un poco más cómodo en su casa, hizo la limpieza entera y finalmente se permitió descansar, sentado en la barra de la cocina con los pies sobre el banco mientras comía cereal. Era su primer momento de calma luego de salir de la cárcel y realmente lo estaba disfrutando, aunque su garganta se sentía extraña desde el día anterior.

La paz se esfumó cuando escuchó la puerta principal cerrarse, seguido de los pasos pesados de Otabek caminando por la casa. Casi se atragantó al tratar de terminarse el cereal de una sola vez, bebiendo con prisa, debía subir a su habitación antes de que volviera a ponerle una mano encima. Aventó el plato al fregadero y echó a correr a las escaleras, tratando de escabullirse.

—Vuelve aquí —la voz del azabache retumbo en sus oídos.

Quiso negarse, pero sus piernas volvieron a moverse, regresando sobre sus pasos para acercarse a Otabek.

— ¿Qué demonios quieres? —preguntó cruzándose de brazos.

Le dio un golpe a su mano para hacer que relajara la posición y tomó su mentón.

—Así no se responde cuando te llaman —le jaló hacia él, presionando los dedos sobre su piel.

Yuri hizo un sonido como queja y posó las manos en su pecho para tratar de empujarlo.

—Tendrás que aprender a hablar bien, a donde voy a llevarte no puedes estar soltando maldiciones porque sí.

Finalmente le empujó, logrando zafarse, pero sin poder alejarlo demasiado.

—No me importa, de cualquier forma, no quiero acompañarte a ningún lado.

El azabache se pasó una mano por el rostro y se sobó las sienes.

—Yuri, por última vez, vas a hacer lo que te diga —sus ojos se cruzaron con los de Yuri—. Por las buenas o las malas.

—Tendrás que matarme para que yo acceda —tan pronto soltó esas palabras, se arrepintió.

—Me parece perfecto —le tomó del cabello a pesar de sus quejas y le jaló con él hacia la planta de arriba.

Yuri se quejó, apresurando sus pies tomándole de la muñeca para evitar que le lastimara más, gritando que le soltara, pero sin jalonearse. Cayó de rodillas frente a la bañera, deteniéndose con las manos antes de golpearse la cabeza. Volteó a verle con algo de miedo, arrepintiéndose de nueva cuenta de sus palabras.

—Tienes otra oportunidad, ¿quieres aprender por las buenas o las malas? —preguntó inclinándose a su altura.

No quiso contestar, ¿cómo saber la forma en que quería enseñarle? ¿Qué era por las buenas? ¿Qué por las malas? La verdad le daba pánico preguntar.

—Así que tienes malos modales —le tomó del brazo y le hizo entrar en la bañera—. Será por las malas entonces —lo obligó a recostarse, poniéndole una toalla en la cara y abriendo las llaves del agua.

Yuri tuvo la sensación de ahogo más horrible que pudo imaginar, se removía pataleando y manoteando todo donde podía buscando quitar la mano que ejercía presión sobre su pecho, impidiéndole ponerse de pie. Otabek le quito del chorro de agua, haciendo que se enderezara de forma brusca, el menor tosió, casi vomitando, en cuanto la toalla cayó de su rostro, sacando toda el agua que había entrado en su boca y nariz.

— ¿Entiendes, Yuri? —le llamó sosteniéndole de la ropa para que no se cayera hacia atrás—. Vas a aprender, aunque no quieras...y si escoges por las malas, tendrás un castigo así cada que te portes mal.

—P-por la buena —murmuró entre jadeos, su garganta y sus fosas nasales ardían, no quería esa sensación de nuevo—. Por favor, por la buena.

—Buen chico, Yuri —sonrió burlón, palmeando su cabeza, cerrando las llaves—. Ahora, tengo un nuevo encargo y calculo que me llevara un mes poder cumplirlo, así que te enseñaré lo que te hace falta para que me puedas ayudar —se puso de pie y tomó una toalla seca para comenzar a secar su rostro y su cabello.

Yuri se sintió confundido, primero lo estaba ahogando y ahora le secaba el cabello con cuidado, ¿qué? ¿Eso era una recompensa? Bueno, era mucho mejor a sentir que iba a morirse ahogado.

— ¿Qué se supone que tengo que aprender?

—Modales, comportamiento, aprenderás a vestirte y a comportarte como mujer, te enseñaré a soportar ciertas cosas, porque no todas las cosas que vas a hacer serán placenteras.

Tragó saliva, sosteniéndose de los bordes de la tina para tratar de salir, aunque su ropa estaba empapada.

—Necesito un trago y un cigarrillo —murmuró, con la mirada baja.

—No, te necesito sobrio para que aprendas.

—No puedo aceptarlo tan fácil...solo un trago.

—Dije que no, trabajaras sobrio porque ebrio no sirves para nada.

— ¿Qué sabes tú? —preguntó limpiándose los ojos, evitando llorar—. No me has visto ebrio.

—Ya te investigué a fondo —le hizo sentarse en el borde de la tina para comenzar a desnudarlo, envolviéndolo con la toalla—. Adicciones, sobre todo, tendrás que aprender a controlarte, incluso en la cárcel no pudiste contenerte.

Se abrazó, escondiendo las cicatrices de sus brazos bajo sus manos, las inyecciones eran más sencillas de conseguir y usar. Bajo la mirada y tragó saliva.

—Estás pálido, sin chiste, flaco y ojeroso —dijo comenzando a secarlo—. Si no te controlas vas a matarte y ahora que te he dado una utilidad me sirves más vivo, así que aprenderás o te apresuro las cosas.

Negó, aferrándose a la toalla suave que lo envolvía.

—Bien, ahora dormirás exactamente ocho horas y mañana comenzaremos a practicar algunas cosas —se puso de pie, echándoselo al hombro para llevarlo a la habitación donde lo había acostado dos noches atrás—. Cuando recuperes un poco de color y peso te llevaré a comprar la ropa que usarás cuando tengamos trabajo.

Cayó en la cama, rebotando un poco por la nula delicadeza de sus acciones.

—Te quiero de pie en ocho horas, si te pasas del tiempo de sueño o tratas de escabullirte para beber te llevaré de vuelta a la bañera.

Negó con prisa, deslizándose bajo las cobijas para dormir. El portazo le indicó que estaba solo y tomó aire para tratar de calmarse, aún tenía la sensación de la toalla mojada en su cara y el chorro de agua impidiéndole respirar, los métodos de Otabek eran horribles...pero vaya que hacían efecto en él.

No supo ni como pero su cuerpo se levanto poco antes de cumplir las ocho horas de sueño. Se arreglo y bajo a desayunar, se sorprendió de encontrar la mesa bien ordenada, había muchos cubiertos rodeando el plato servido y cuatro copas.
Miro a Otabek y luego a la mesa de nuevo, acercándose sigilosamente a sentarse.

—Vas a asistir a cenas así —dijo sin desviar la mirada del libro que sostenía en su mano—. No quiero que llames la atención por tu falta de modales, quiero que la llames por otros motivos.

Yuri observó los tenedores y cucharas, los cuchillos y las tres copas, no sabia por donde empezar.

—Toma uno —le apremio, sin inmutarse aún.

Hizo una mueca y se mordió el labio, extendiendo una mano para tomar el primero que escogió al azar. Lo soltó de inmediato al sentir que quemaba sus dedos y de observó la palma.

— ¿Calentaste estás cosas? —preguntó agitando su mano, buscando alivio a la quemadura de alguna forma.

—Tal vez, sigue intentando.

Frunció el ceño y probó con la otra mano, tomando la cuchara, maldiciendo mentalmente por el ardor nuevamente.

—Vas a desaparecer mis huellas —se quejó, tratando de no sonar como la noche anterior, haciendo una mueca.

—Eso quiero, sin huellas, no hay rastro.

Hizo una mueca y suspiro, Otabek se puso de pie, haciendo que se tensará, instintivamente se irguió olvidando el ardor en las yemas de sus dedos.
Recibió un golpe en el rostro con la servilleta de tela que luego cayó a su regazo.

—Primero, pones la servilleta en tu pierna —se sentó a su lado, inclinándose hacia él—. Ensalada, pescado, carne —instruyó señalando los tres tenedores conforme su uso fue mencionado—. Carne, pescado, ensalada —hizo lo mismo con los cuchillos del otro lado.

Los observó mordiéndose el labio, tratando de poner atención, aunque se sentía intimidado por su cercanía.

—Estos dos son para el postre, el plato y el cuchillo del pan, esa cuchara solo es para la sopa —dijo señalando todos los cubiertos repartidos—. Agua, vino tinto, vino blanco y champange —indicó señalando las copas—. ¿Entendido? Bien.

Yuri quiso quejarse pero sus labios permanecían sellados.

—Hay un plato de fruta frente a ti, ¿qué vas a usar?

Froto sus dedos algo ansioso, ardía aún pero ya no como al principio. Tomó el primer tenedor, estaba frío y se sentía bien en contacto con su piel. Suspiro al sentirse un poco más seguro y comenzó a comer, notando recién él hambre que tenía.

Otabek tomó su otra mano y puso un gel sobre la piel roja por la quemadura.

—No entiendo que tiene que ver esto con lo que dijiste que me enseñarías.

—Son modales —le corrigió—. No quiero que comas con la boca abierta, haciendo ruidos o hablando con la boca llena...como ahora.

Se sonrojó y frunció el ceño, desviando la mirada.

—Y cierra las piernas, siéntate como persona normal.

Bufo haciendo como le dijo, estaba algo incómodo por la posición pero se tendría que acostumbrar si no quería esa mirada sobre él.

—Endereza tu postura y no comas tan rápido.

Yuri frunció el ceño, demasiadas indicaciones, solo quería comer su maldito desayuno.

— ¿Podrías...?

Posó una mano en su cabeza, eliminando cualquier queja que fuera a salir de sus labios.

—Piensa bien lo que vas a decirme y lo que podría hacer si te equivocas —amenazo en voz baja, viéndole fijamente.

— ¿Podrías dejarme comer mi desayuno a solas? —pidió apretando el cubierto en su mano, con la mirada baja, solo recordar el castigo de la noche anterior le provocó escalofríos.

—Si que sabes comportarte a la mesa —se burlo y palmeo su cabeza—. Termina eso, aún hay mucho que trabajar.

Yuri mordió su labio inferior, volviendo a comer, no podía soportar su presencia pero al mismo tiempo prefería tenerlo donde pudiera verlo a no saber dónde estaba o que hacía.

Otabek busco en el bolsillo interno de la chamarra y saco una invitación con detalles dorados en el borde, letra en inglés cursiva, negra y una moneda de oro pegada a ella, el rubio dejo la comida un segundo para leerla. Era una invitación a una cena para diplomáticos, habia una lista en el reverso donde venían los nombres y países de las personas que asistirían a la cena.

—El objetivo es Jean Jaques Leroy.

De inmediato le busco por la lista, encontrando su nombre y la ciudad de donde provenía.

—Solo esa noche podré encontrarlo con la guardia baja, pero no puedo entrar a la cena porque es muy riesgoso.

— ¿Quieres que yo lo...mate? —preguntó alarmado, alzando la vista, su rostro se había puesto más blanco, si eso se podía.

—No, no podrías dispararle ni a una lata —se puso de pie—. Necesito que lo saques de ahí y lo lleves a su habitación de hotel, antes de que la cena termine.

— ¿Qué? ¿Cómo voy a hacer eso?

—Piensa Yuri —dijo dándole dos golpecitos a su cabeza, con un dedo.

Abrió los ojos en sorpresa cuando comprendió y negó.

—No voy a hacer eso —se levanto, algo ofendido, no era mujer y si lo fuera no sería una puta...al menos no si le obligaban.

—No me salgas con el moralismo ahora —dijo rodando los ojos—. Además, su prometida lo quiere muerto antes de que ella llegue.

— ¿Su prometida? —murmuró asombrado, ¿qué clase de prometida era esa?

—Es algo sobre dinero o algo así,la verdad no me importa mientras me paguen y como solo veré el dinero hasta que él muera, no puedo fallar.

Tragó saliva, haciendo una mueca, ¿arrebatar la vida de alguien por dinero? ¿Realmente valía la pena? Otabek lo hacía ver sencillo.

—Te irá bien si haces el trabajo como te digo.

— ¿Tendré...sexo con él?

Se encogió de hombros, restándole importancia.

—Eso depende de ti y lo que creas conveniente para que esté donde lo necesito.

Se sintió insatisfecho con esa explicación, incómodo y sucio aún si no hacía nada, quería negarse pero los castigos de Otabek no eran nada humanitarios...por ahora no había otra más que ceder.

Hola :) pues no pude escribir de Myth xD lo que intento hacer es difícil así que ténganme paciencia, mientras, aquí este cap :3 me alegra que les guste Ota malo, no es malo en realidad, bueno xD

La mesa que describí, la mesa correcta pues, es así:

Por si habían dudas xD

Mil gracias por leer, votar y comentar, les mando todo mi lof *smooches*

Rave, la que no quiere salir de la cama(?)

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