Cap. Único

Notas: Tanto los personajes como la historia me pertenecen. No se aceptan adaptaciones sin permiso.

Advertencias: Depresión. Suicidio.

Goodbye

Adiós.

No había más que decir. Dudaba incluso poder pensar en que más escribir mientras la pluma languidecía entre sus dedos y sus párpados temblaban intermitentemente. No muy lejos suyo, un vaso vacío junto a una pequeña caja de calmantes, los mismos que su abuela alguna vez utilizó para dormir y que ahora se hallaban tan vacíos como aquel departamento y su propio corazón.

Estaba harto de eso. De todo y de todos.

Ya no iba a seguir jugando a que todo estaba bien ni fingiría levantarse con ánimo cada mañana.

No pretendería más interés en el mundo que lo rodeaba ni pintaría más sonrisas falsas en su rostro.

Ya había tomado la decisión, y se negaba a cambiarla ahora.

¿Para qué hacerlo si este enfermizo anhelo volvería a corroer sus entrañas?

¿Para qué aferrarse a algo que no tenía?

'La esperanza es lo último' es lo que siempre le habían dicho, y era verdad.

Fue lo último que llegó a perder y lamentar hasta hace algún tiempo, pero de ello ahora no quedaba nada.

Luego de eso ya no sentía nada, excepto dolor.

El placer hacia algo formaba parte de recuerdos turbios ahora, y las frases positivas como 'No te pongas triste, todo mejorará' dejaron de surtir el efecto esperado.

Lejos de abrirle los ojos hacia el futuro, le irritaba de sobremanera escucharlo, sentía que era estúpido que le mintieran tan descaradamente sobre algo que no sucedería.

No, las cosas no iban a mejorar.

No, el mundo no cambiaría si seguía o no en el, todo seguiría exactamente igual.

Sí, la vida podía ser hermosa, pero eso no borra el hecho de que porque una se esfumara, el universo seguiría su curso.

Las promesas falsas ya no eran necesarias, el ofrecerle un hombro tampoco.

Tal vez sí existía un mejor camino, pero no quería seguirlo. Era mejor ser honesto y admitirlo.

Discursos sobre belleza y cobardía ya no le afectaban, era un poco tarde para ello.

Ya no le importaba.

Todo iba a terminar de una vez y así lo quería.

Contuvo un bostezo, a la vez que divisaba como la pluma resbalaba finalmente entre sus dedos, y sentía el peso de su cuerpo empujarlo hacia la comodidad de su escritorio.

La cuenta regresiva había iniciado y nunca creyó que le despertaría tal euforia cuando sus ojos empezaban a cerrarse.

No tenía nada de qué preocuparse, confiaba en que lo encontrarían cuando ya no fuera posible hacer nada más.

Por un vago instante se preguntó si sus abuelos le regañarían al volverlos a ver... pero tal pensamiento no tardó en esfumarse mientras se hundía en la oscuridad.

Todo al fin terminó.

Adiós.

Jeffrey Parker

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