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El sonido de los dedos de Yoongi tecleando rápidamente sobre su teléfono llenaba el espacio entre ellos, mientras Jimin se sumergía en sus pensamientos. La incertidumbre seguía siendo su compañera más cercana, pero algo en la firmeza con la que Yoongi actuaba comenzaba a calmar su ansiedad. Tal vez no tenían todas las respuestas, pero al menos tenían un plan. Y eso, por alguna razón, era lo único que parecía importarle ahora.

Yoongi levantó la mirada después de unos minutos y, con un suspiro pesado, dejó el teléfono sobre la mesa. Jimin observó, notando la tensión en su rostro. Parecía que había llegado a un punto en el que la paciencia ya no era suficiente, y la acción era lo único que podía aliviar la creciente presión que ambos sentían.

—No encontré nada… —murmuró Yoongi, claramente frustrado. —La fuente del mensaje es imposible de rastrear sin más información.

Jimin sintió que el peso del mundo volvía a recaer sobre sus hombros. Un nudo se formó en su estómago al escuchar esas palabras. Se había aferrado a la esperanza de que, al encontrar la raíz del problema, podrían resolverlo, pero ahora todo parecía aún más complicado.

—¿Y ahora qué? —preguntó Jimin, su voz vacía de cualquier esperanza. —Si no sabes de dónde viene esto, ¿cómo vamos a detenerlo?

Yoongi se pasó una mano por el rostro, y Jimin pudo ver cómo el cansancio comenzaba a reflejarse en él. No era solo la situación lo que los agotaba, sino el miedo a lo desconocido, el temor a que algo mucho más oscuro estuviera al acecho.

—Lo primero es mantener la calma. —dijo Yoongi, aunque su tono denotaba que él mismo estaba luchando por mantener el control. —Si lo que queremos es protegernos, necesitamos entender qué quiere esta persona, y cómo tiene acceso a tanta información sobre nosotros.

Jimin lo miró fijamente, la confusión fue creciendo. ¿Cómo podía alguien tener acceso a detalles tan personales de sus vidas? No solo eran fotos privadas, era algo más profundo. Alguien los conocía de una forma que no deberían haber sido conocidos.

—¿Qué si ya sabe todo? —murmuró Jimin, con un atisbo de desesperación en su voz. —¿Qué si está observándonos todo el tiempo?

Yoongi lo miró, y aunque la preocupación seguía en sus ojos, también había una chispa de determinación. Sabía que no podían dejarse consumir por el miedo.

—Si está observándonos, es porque quiere que reaccionemos y eso no podemos permitirlo, no podemos caer en su juego. —Hizo una pausa, como si estuviera procesando lo que acababa de decir. —Lo que necesitamos ahora es estar un paso adelante, tal vez sea momento de ir a ver a Hoseok.

La mención de Hoseok hizo que el corazón de Jimin latiera más rápido. La idea de enfrentarse a su amigo, de hablar con él después de todo lo que había sucedido, le parecía casi insoportable. Había una parte de él que quería huir, que deseaba esconderse y dejar que todo se desvaneciera. Pero sabía que no podía.

—¿A Hoseok? —dijo Jimin, la duda evidente en su tono. —¿No es demasiado arriesgado?

—Si este alguien tiene información sobre nosotros, lo más probable es que también la tenga sobre Hoseok. —Yoongi lo miró fijamente, sin una pizca de vacilación. —Y si lo que queremos es detener a esta persona, necesitamos que él también esté involucrado.

Jimin cerró los ojos por un momento, el peso de la realidad cayendo sobre él. No quería arrastrar a Hoseok a este caos, pero al mismo tiempo, no podía seguir huyendo. Tal vez no había forma de salir de esto sin enfrentarlo todo, sin confrontar las consecuencias de sus actos.

—De acuerdo. —dijo finalmente, su voz firme a pesar de la angustia que sentía por dentro.

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