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Una triste historia de amor siempre tiene un inicio feliz, una hermosa pareja estaba en lo mejor de su relación, ambos disfrutaban de la vida, de su amor. Cada día sin falta iban a una plaza y mientras que uno tocaba la guitarra, él otro cantaba, era un dueto único y las personas que los veían, admiraban el amor que ambos tenían.

—Minnie dame mi encendedor. —le dijo un chico mientras perseguía a otro por todo el departamento que compartían.

—Ya te dije que fumar te hace daño. —habló el chico.

—Es un hábito que no puedo quitarme. —se acercó y lo tomó de la cintura.

—Aunque me beses no te lo daré. —le dio un corto beso en los labios. —te daré una paleta, eso debes de comer para que se quite ese hábito de fumar.

El rubio rio y tomó la paleta que se le dio y se la llevó a la boca, el castaño río y le dio un beso en la mejilla mientras se alejaba y se ponía a tocar la guitarra. El rubio se acercó y se sentó a su lado admirando a su novio tocar la guitarra, ambos disfrutaban de la compañía que tenían.

Pero como el amor florece así se desvanece, ya había pasado una semana y no había señales del rubio, el castaño siempre le llamaba, pero no contestaba su celular. Su única opción era ir a donde vivía su pareja, pero grande fue su sorpresa al saber que este tomó sus cosas y se fue.

El castaño se la pasaba mal, su pareja se había ido sin decirle algo ¿Dónde estaba Yoongi? ¿Por qué se fue sin decirle nada? Eran preguntas que rondaban en su cabeza, él marcaba el número una y otra vez, pero nadie le contestaba. Miles de mensajes eran dejados en el perfil del rubio, pero después este desapareció, el castaño no quería creer que fue abandonado.






“El número que usted marcó no existe o está fuera de servicio”





—Una caja de cigarrillos por favor. —dijo el castaño.

Cuando se los dieron el pago y salió de la tienda, sacó uno y tomó el encendedor que tenía sus iniciales con los de su pareja. Era la cuarta caja de cigarrillos que compraba, no le gusta fumar, pero ahora era lo único que despejaba su mente; él siguió su camino a su departamento y cuando lo abrió esperaba ver al pálido ahí, pero eso nunca pasó.

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