capitulo 8

La mujer alta de cabello rubio miraba a lo lejos como su ejército era entrenado estrictamente por su hija de cabello azabache, quién está no dudo en negar aquella acción, negando con la cabeza para suspirar pesadamente y tallar sus ojos en señal de cansancio.

Decidió cerrar las cortinas de aquella terraza y sentarse en una elegante silla roja aterciopelada, sabía bien que su hija detestaba la idea de provocar guerras y ella junto con su esposa, lady Olivia, habían trabajado arduamente para no estar involucradas en las guerras pasadas antes de la invasión de los vikingos en el reino de Andrias. Todo por su hija y por sus tierras incluso podían sacar beneficio de aquello.

Claramente esas toma de decisiones no le parecía al difunto rey pero ella y su esposa lograron estar lejos de tales líos sociales, pues para Marcy, no tenía sentido pelear en una guerra donde no hay ganadores y ahora ambas reinas al ver aquel cambio tan repentino de su hija les impresionó, ocasionar una guerra solo por una mujer, le hervía la sangre a la reina de cabellera rubia, pues eso no tenía tanto sentido después de analizar mejor lo que estaba por ocurrir en un lapso de tiempo.

— simplemente podíamos organizarnos para buscar a aquella mujer y a los pueblerinos pero decidió hacer una guerra luego de años y ahora estamos involucradas en esto— gruño Yunan tomando su cien, en señal de estrés mientras su esposa la tomaba por sorpresa detrás suyo.

— cariño, no podemos hacer nada ahora porque la guerra está hecha — suspiro la de cabello bien arreglado para quitar las hombreras de aquella resplandeciente armadura y asi hacer un masaje a su esposa.

— ¿Trataste de razonar con ella? es decir, trabajamos mucho en mantener la paz en nuestro reino y mantener a salvo a nuestro pueblo para que al final, Marcy decidida pensar con enojo en vez de demostrar su inteligencia y razonar — apretó su puño la de cabellera corta para sentir nuevamente las suaves y finas manos de su mujer en sus hombros.

— hablaré con ella en cuanto se desocupe y veremos qué podemos hacer, mientras....tu debes liberar estrés — susurro lo último dulcemente en el oído de la mayor.

— se perfectamente como liberar mi estres — está se levantó para mirar coquetamente a su esposa, tomándola de la cintura con suavidad.

Besándola apasionadamente, la manera que tanto ama aquella mujer de cabellos azules, pero su momento fue interrumpido por los gritos de su hija.

— ¡Mamá Yunan! ¿Estás ocupada? — tocó la puerta para abrirla— pero si no tiene seguro, que torpe.

Hablo para si misma riendo sin captar la escena candente frente suyo, hasta que noto como sus madres se separaron obteniendo un sonrojo avergonzado por parte de Olivia y un gruñido en señal de desaprobación por parte de Yunan.

— necesito más tiro al blanco porque el idiota de Larry rompió unos cuantos por usar mal los cañones — se quejo como niña mimada para cruzar sus brazos a su vez se apoyaba en el marco de la lujosa puerta.

Ambas mujeres se miraron entre si para antes de recibir un regaño por la rubia, fue callada con el dedo de su mujer para hablar antes que ella.

— Marcy Regina Wu — regaño en modo autoritario para aclarar su garganta lo cual provocó un escalofrío en Marcy por decir su nombre completo, pasando su semblante pícaro a causa de Yunan a uno más serio y refinado— hija, yo sé lo mucho que estás molesta por lo que ocasionaron los vikingos pero una guerra no es la manera de resolver ese asunto pendiente.

Esta tomo el hombro con delicadeza de su hija para darle paso a sentarse en la enorme cama bien tendida y arreglada por la mucama, la azabache miraba confundida a ambas mujeres autoritarias, notando como la rubia se sentó en el sillón elegante del cual era uno de tantos muebles costosos.

Su madre Olivia la miraba seriamente y con autoridad pero sin necesidad de faltarle al respeto a su primogénita.

— tu madre y yo queremos lo mejor para ti tanto como para el pueblo, nos costó mucho trabajo llegar a este camino de paz y sin guerras donde no hay ganadores, podías decirnos que te preocupa aquellos pueblerinos para nosotras, las reinas, encargarnos de ello de la manera más pacífica — explico acariciando el cabello revoltoso de esta, hasta llegar a su menton para con su dedo índice tocar la punta de la nariz de Marcy.

— ¿porque dicen todo eso de manera tan repentina? creí que está decisión les parecía bueno — reprochó Marcy mirando a ambas mujeres.

— bueno cariño; tu madre y yo hablamos y pensamos que una guerra no es la solución, podemos evitar esto y buscar la forma de rescatar a la hija de los Boonchuy junto a los demás — explico Yunan— todo esto lo hacemos por ti y por todo el pueblo, siempre a sido así.

La azabache miro un punto fijo analizando aquello para mirar a sus madres que claramente no estaban de acuerdo en la guerra que se aproximaba.

— no, ellos nos atacaron y mataron a un Rey de sumo poder e importancia, ellos acaparan todo a su paso sin importar el bienestar de los demás — se levantó molesta mirando en total desacuerdo aquella plática de su madre— nosotros debemos proteger lo nuestro, me robaron a mi mujer justo en mi mano y eso no lo permite.

Esta les dio la espalda a sus familiares para mirar el pueblo desde la terraza con pilares bien tallados.

— si ellos quieren guerra la tendrán ¿¡Cómo pueden permitir esto!? — les gritó con un semblante serio y una notoria vena en su frente mientras ambas mujeres se miraban entre si.

— nosotras podíamos buscar una solución sin necesidad de que ambos reinos caigan, podemos darles algo a cambio, un trueque — intervino Yunan levantándose de su asiento para mirar con autoridad a su hija— pensé que ibas a analizar mejor la situación pero veo que te dejaste llevar por tus impulsos emocionales, ni siquiera pasas de la irá y ahora estamos en guerra.

Tomo el hombro con firmeza a diferencia de Olivia, mirando con disgusto a la azabache que solo empujó su mano mientras apretaba sus puños.

— ¿¡Cómo quieres que no me enoje si posiblemente ahora estén muertos!? — alzó la voz, desafiando a su madre de cabellos cortos.

La rubia la miro impresionada por su rebeldía.

— estamos analizando la situación con tal de no perder a todo el pueblo, es mejor perder a un grupo de personas que a toda una rebelión — explico con paciencia para no desterrar a su propia hija— nosotras no estamos de acuerdo con tu guerra, Marcy, lo pensamos mejor.

La azabache gruño para entrar bruscamente a la habitación y tirar un mueble en modo de berrinche.

— ¡Esto no se queda así, ellos morirán y yo salvare a Anne para que sea mía! — alzó su voz señalando a aquella pareja, riendo de manera poco usual para cerrar de un portazo la puerta a sus espaldas.

Yunan y Olivia suspiraron, la más baja tomo el mueble no tan pesado para acomodarlo notando una foto de ellas junto con su hija apenas siendo una niña de ocho años.

La de cabello azulado tomo la foto para suspirar en melancolía. Mientras que la rubia gruñía molesta por aquel acto infantil y rebelde de su hija.

— creía que era mas inteligente para analizar bien la situación pero veo que me equivoqué en su intelecto — caminaba al rededor de la habitación molesta.

— Yunan....ya no podemos hacer nada, ella está creciendo — hablo con la voz rota lo cual alarmó a su pareja que de inmediato la abrazo— ella debe aprender de sus errores.

— pero este....le costará miles de vidas incluso las nuestras y la de ella.

Pov Marcy.

Caminaba entre los pasillos del castillo simplemente me hervía la sangre del coraje y la impotencia a causa de la nula preocupacion de mis madres, ¿Ellas que sabrán? ni siquiera saben que tan importante es para mí Anne y pensar en ella estando en brazos de algún bárbaro animal me hacía enojar peor.

Apreté mis puños para entrar a mi habitación donde no pude evitar golpear uno que otro mueble el cual me dolió más a mi los golpes que a ellos, la única solución a este problema causado por esos animales llamados bárbaros, era la guerra. Incluso si debía iniciarla antes que ellos.

— ¿Que saben ellas? si ni siquiera se dan el tiempo de ver lo destruido que quedó el pueblo — salí del balcón mirando todo mi alrededor para bufar molesta.

No podía esperar más tiempo, tenía que hacer algo para rescatar a Anne y el esperar meses me hacía perder valioso tiempo. Pensé en un plan para ir por ella, pero mi única solución era la guerra.

— oh Anne....cuando vuelva a tenerte en mis brazos y tomar tu mano, todo será mejor para ambas incluso hasta podré verte todo los días en cuanto yo me levanté de la cama y sabré que estoy a tu lado — canturree mirando el horizonte al norte. Mi mayor sueño era formar una familia con Anne y debía luchar para que eso fuera un futuro no muy lejano.

Debía salvarla, no podía esperar más.

Sin pensarlo dos veces comenzé a escribir en un papel una nota para mis madres que apesar de no comprender la situación, aún así no podía dejarlas sin saber de mi; decidida tome mi capa para ponerla al rededor de mi cuello tomando una mochila provisional de la cual llene con algunas provisiones.

Salí de mi habitación con prisa para bajar directo a la biblioteca donde en pleno camino tome un pequeño faro de luz para emergencias y un mechero de la cocina, la llegar a la biblioteca busque entre todas las secciones llegué a la cartografía.

De inmediato logré encontrar el que iba directo al reino norte junto con otro para el camino más aparte uno de emergencia.

Debía estar prevenida por si esos vikingos tomaban mis cosas, regrese a la habitación donde mamá Yunan coleccionaba sus armas y armaduras, tome una junto una daga más aparte el lanzador de flechas que cree a mis trece años, lo coloque en mi muñeca notando que aún funcionaba su mecanismo.

Sonreí con orgullo al saber que mis creaciones aún funcionaban apesar de ser subestimada por uno que otro sirviente de la casa.

En cuanto termine de arreglar mis provisiones, salí a la parte trasera del castillo donde parte del ejército descansaba y unos cuantos practicaban los tiros con cañones, varios hicieron una reverencia al verme lo cual hice seña de agradecimiento, me acerque al señor Yeray quien tenía a uno que otro caballo en el establo.

— Señorita Marcy Wu, un honor verla — hizo una reverencia y yo sonreí para hacer una señal — ¿Que le trae por aquí?.

— vine para domar a su mejor caballo — ordene con determinación.

Él me miró de pies a cabeza mientras jugaba con su mostacho para entrar al establo donde después de un momento, me entrego un caballo color café oscuro muy hermoso, del cual portaba una armadura de bronce recién pulida.

— él gran max es una buena opción — acaricio a este para darme las riendas— ¿Saldrás a una de tus expediciones personales? o ¿Saldrás a dar un paseo mientras escribes algo en tu diario? — me preguntó muy sonriente y amable.

— algo así, gracias por ayudarme señor Yeray y usted está a cargo de que todos continúen su entrenamiento, regreso más tarde.

Subí encima del caballo para acomodarme mejor en la montura y finalmente salir por la parte trasera del castillo.

Mire el mapa para tomar el camino menos peligroso y rápido para llegar antes de lo previsto, tenía la determinación suficiente como para rescatar a Anne pues mi ansiedad no me dejaba pensar en ella y aunque yo la salve, la guerra aún estaba en pie. Terminaría siendo una clase de "venganza".


[. . .]

Un leve rayo de luz del sol me hizo parpadear un par de veces a causa de despertar me; sentí un brazo tomar mi cintura lo cual me hizo recordar la satisfactoria noche de ayer.

Hasta que escuche el fuerte ronquido de oso de Sasha lo cual me hizo casi caerme de la cama al escucharlo cerca de mi sensible oído.

Note que aún dormía y supe que ambas estamos desnudas en cuanto toque por error su blando pene, me senté mejor en la cama para cubrirme con las sábanas.

Sasha me volvió a abrazar regresando me con ella lo cual me hizo sonreír, era como un pequeño cachorro al dormir, simplemente tierna.

Me levanté para estirarme mejor y asi entrar al baño donde sentí una leve molestia en mi parte baja y un poco temblorosas mis piernas.

— idiota, ahora no puedo andar bien — murmuré para ver a Sasha dormir plácidamente a su vez que roncaba fuerte como oso— tonta.

En cuanto termine de hacer mis necesidades; busque un cambio de ropa hasta que sentí a alguien detrás mío abrazándome.

— buenos días, reina — susurro en mi oído para besar mi cuello, justo donde me dejó marcas de mordidas y uno que otro chupetón demasiado notorio a simple vista.

— buenos días, rey oso — tome sus brazos y ella gruño.

— grrr tu serás mi comida — volvía a gruñir para morder mi cuello nuevamente, Jadee y yo la empuje a la cama muy fácilmente, seguro se dejó llevar.

— no si tú lo eres primero — solté una risa para ponerme encima de ella y hacerle cosquillas.

Habíamos empezado a jugar y escuchar su estruendosa risa me alegraba.

— ¡No basta! — ella río mientras tomaba su estómago y se movía de un lado a otro — no puedes jajajaja hacerle cosquillas a un oso.

Ella me tomo las manos y me acerco a ella, de un momento a otro estaba encima suyo donde sentía su adormilado miembro ponerse erecto.

— vamos aunque sea aguanta hasta la luna de miel, Sash — me burlé y ella volvió a gruñir.

— claro que no linda — con su fuerza, cambiamos de posición ahora estando ella encima mío mientras sentía su miembro en mi trasero lo cual me sonrojo.

— juegas sucio, oso malo — la regañe para hacerle cosquillas y asi liberarme de su agarre, me levanté de la cama mientras ella reía torpemente.

— ¡Hey! no he terminado contigo — de nuevo se levantó y yo no pude evitar bajar mi mirada.

— mejor date una ducha porque yo pienso desayunar — le saque la lengua para así abrir la puerta, no sin antes ponerme un cambio de ropa, claro.— ¡Adiós, oso!.

Me escape y ella solo gritaba mi nombre para justo voltear en el pasillo, vi a Sasha desnuda moviendo su brazo disgustada por aquello, note a una mucama verla y gritar.

— ¡Sasha que grosera eres! — me burle nuevamente y ella se cubrió con sus manos apenada.

— ¡Lo siento, señora! — grito para entrar a mi habitación y yo solo reí.

Definitivamente no me cansaría de esto y menos de ella ¿Esto es amor? porque de ser así detestaba las náuseas que tenía justo ahora.

De inmediato tome mi estómago para entrar a un baño individual donde sin detenerme más, vomité.

¿Tan literal eran las mariposas en el estómago? Porque la sensación pasar por mi garganta era de lo peor, nuevamente volví a vomitar para después de un rato enjuagar mi boca y salir, notando a Sasha con su armadura en el pasillo pidiendo disculpas a la señora de hace un momento.

— ¡A la próxima use ropa! será la comandante y posiblemente reina pero eso no significa que deba mostrar sus miserias — hablo a regañadientes para irse enfadada, dejando a Sasha con el rostro confundido.

— ¿De que me perdí? — pregunté confusa.

— que la mucama miro la erección que tú provocas te — me señaló con falsa molestia.

— eso lo arreglamos después ahora....vayamos a almorzar que tengo mucho por hablar contigo — la mire cambiando mi tono de voz más serio para bajar las escaleras.

Después de un almuerzo donde miraba a Sasha comer como si nunca hubiera comido en su vida, lo cuál para otra mujer con refinados modales estaría asqueada a mí me pareció gracioso y normal, simplemente continúe con calma almorzando con ella incluso descubrí que sabe escuchar mejor cuando ella tiene comida en su plato.

Era atenta aunque por momentos me estresaba su forma de masticar con la boca abierta que después captó para cambiar aquello.

Estaba conociendo mejor a la vikinga que me capturo ¿indirectamente?.

Paso el almuerzo y ahora termine sentada con ella en nuestro lugar especial, el jardín trasero del rey Andrias, donde estaba sentada a su lado en aquel hermoso y cuidado césped.

— es hermoso este lugar — respire ondo para recostarme sintiendo el césped abrazar mi cuerpo, relajándome.

— ¿Te gusta? — me preguntó simple a lo cual yo asentí sin mirarla a causa que cerré mis ojos por la relajación — entonces es tuyo ahora, tómalo con un regalo de mi parte linda.

Abrí mis ojos de par en par; posando mi mirada en su radiante sonrisa, lo cual me sonrojo.

— ¿En serio es todo mío? ¿Este jardín? — pregunté ingenua pues no podía creerlo, me levanté de golpe mirándola fijamente.

— claro, amas las flores y plantas a su vez adoras regarlas o plantarlas, puedes cuidar este jardín y venir aquí cuando tú desees — me dio una calida sonrisa para tomar mi mano con delicadeza — se que cuidarás bien de este lugar.

En eso note una llave lo cual no evite sonreír y lanzarme encima suyo para abrazarla con fuerza, lo cual correspondió besando mis labios de forma tierna.

— gracias, Sashi — tome sus mejillas admirando sus hermosos ojos azulados, volviendo a besarla.

Ella poso sus manos en mi cadera para reír ambas.

— a todo esto, ¿Que es lo que quieres hablar exactamente? — me miró sin dejar de sonreír, en mi mente ella era igual que un perro emocionado por ver a su dueño.

— oh si — rasque mi nuca recordando a Marcy — ¿Cómo es que estamos en guerra con Marcy? — pregunté confusa.

Sasha suspiro para mirar a un punto fijo.

— fue justo un día después que los pueblerinos contándote a ti, llegaron aquí y bueno de inmediato Mugre recibió la carta de declaración de guerra — ella tomo un pedazo de césped y lo lanzo al aire, pensativa — la verdad, no esperaba eso y bueno....guerra es guerra.

Yo bufé pues ¿Porque Marcy provoco todo eso? sabía perfectamente que sus madres están en contra de las guerras desde que Marcy nació y ella con su intelecto a dicho una y otra vez que era perder o perder.

¿Porque hacía esto?.

¿Porque decidió la guerra antes que la paz?.

Suspiré para volver a abrazar a Sasha pues después de todo esas ideas de Marcy, iban en picada, note lo demasiado que la tenía idealizada y quizás no la conocía tan bien o simplemente mi ausencia le provocó esos pensamientos.

Sentía el delicioso aroma de Sasha; tan embriagante que ni siquiera me di cuenta lo mucho que tarde en ver cada detalle de su rostro y al final me había quedado dormida en sus brazos.

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