capitulo 4.


— convoque a esta reunión para informarles que el reino sur nos acaba de declarar la guerra.

Hablo la rubia mientras se levantaba de su trono para mirar seriamente a todos los bárbaros que estaban de pie ahí mismo.

Todos los hombres gruñeron molestos para empezar a murmurar entre ellos de manera molesta; Sasha y Mugre se miraron entre si al dar dicha noticia.

— ¡Todos callense y escuchen por primera vez! — alzó la voz con autoridad para finalmente obtener silencio — no sabemos cuándo atacarán pero ellos mismos nos avisarán con tiempo, de ser así debemos entrenar desde ahora y alistarnos para tal guerra, estas son nuestras tierras una de tantas.

Golpeó la pared para así todos volver a escandalizar se, varios se quejaban entre si.

— ¿Que quieren las reinas de nosotros? — pregunto molesto un hombre calvo.

— todo lo que les quitamos y no dejaremos que lo hagan porque ahora es nuestro, sus mujeres y sus sagrados alimentos — alzó el puño la rubia para ver cómo todos volvían a gritar entre si, disgustados.

— ¡Silencio! yo estoy igual que enojado como ustedes y es por eso que tenemos tiempo de idear un plan para acabar con sus tierras y poder conquistar todo — hablo Mugre mientras silenciaba a los demás hombres.

— ¡será mejor que dejen de lloriquear y de una vez alcen sus armas y entrenen sus débiles cuerpos!.

Todos se miraban entre si para finalmente dejarse guiar por la voz autoritaria de la rubia y asi todos gritar en total acuerdo.

— ¡Entonces protejan sus hogares y prepárense porque será una guerra donde los más fuertes vivirán para contarlo y los más débiles derramarán su sangre! — alzó Sasha un tarro de cerveza que Mugre le ofreció y asi levantar este para beber de su contenido.

Mientras los hombres discutían de la guerra, una castaña miraba como estaba encerrada en aquella habitación.

No quería salir y ver el rostro de la rubia que la capturo mucho menos cenar al lado suyo, para ella es una salvaje.

— ¿No puedo siquiera tirarme del balcón y tú ayudarme? — pregunto sentada en la orilla de la cama mirando al joven de corte de librito.

— lo siento, no puedo o me mataran — respondió con amabilidad — ¿Le gustó la comida, señorita Anne?.

— estuvo exquisito pero...no quiero cenar con esa rubia sin cerebro — se cruzó de brazos recordando la forma brusca en como le hablo.

— se que es difícil pero ella no es tan cruel, detrás de esas gruesas capas de seriedad y...— este fue interrumpido por una leve risa de la morena.

— claro y egocentrismo, narcisismo y egoísmo, por supuesto que ella es un amor de persona — hablo con sarcasmo para sentarse en su tocador y mirar a detalle el fino marco de espejo tallado a mano.

— se que puede llegar a ser grosera pero con apoyo ella podrá ser más amable con usted.

— ni aunque sea la última mujer en este mundo yo no estaría con ella, para empezar ni siquiera debo estar aquí — se recostó en sus brazos para ver el espejo, sintiendo un dolor en su pecho al recordar a sus padres— ni siquiera se si mis padres estan bien.

Sapin miro con preocupación a aquella morena; quería ayudarla pero por más que desee hacerlo ambos podrían ser ejecutados.

La morena dejo soltar un par de lágrimas al recordar cómo fue arrebatada incluso estando con su amiga azabache. Tenía miedo que sus padres estén lastimados.

— señorita Anne, le aseguro que ellos estarán bien quizás si le da una oportunidad a Sasha usted pueda verlos — le ofreció un pañuelo el cual la castaña tomo.

Noto las letras del nombre "Andrias" en cursiva y suspiro.

— ¿Cómo pudo una mujer como ella, matar al Rey que daria su vida por cada reino? — suspiro cansada para limpiar su rostro hasta que la puerta fue tocada más de dos veces.

Sapin abrió con gusto mirando detrás de la puerta a Mugre.

— Sasha está esperando a su futura mujer, en el comedor.

— en un momento sale la señorita Anne solo dele tiempo en arreglarse.

Sonrió nerviosamente el más joven para cerrar la puerta y mirar a la castaña.

— en un rato más Sasha espera que bajes — hablo nervioso el de baja estatura.

— claro, solo dame un momento en vestirme linda para ella ¿Podrías darme algo de espacio? — limpio sus lágrimas para mirar dulcemente al sirviente.

Sapin acepto y salió dejando sola a la morena que sin esperar más, saco debajo de la cama un montón de prendas unidas entre si y sin tardar más. Quitó el seguro del balcón para salir.

Analizo su entorno notando que había varios hombres haciendo guardia o rodeando el reino, otros hacían más cosas de las cuales Anne no alcanzaba a ver, supo que no podía pasar por enfrente y decido ir detras del castillo.

Busco un punto en donde no cayera tan fácil del piso más alto y asi evitar morir; con ayuda de la soga improvisada.

— vamos Anne tu puedes nunca en tu vida has escapado de la torre más alta — hablo para si misma luchando por regular su respiración y no ver debajo de sus pies.

Asegurándose de no ser vista logro pasar al lado del balcón aferrándose en no resbalarse y caer.

Mientras que cierta rubia caminaba de un lado a otro posicionando sus brazos detrás de su espalda baja; está gruñía por desesperación y grito cerca del oído de su sirviente, Sapin.

— ¡¿Donde está la chica?! — grito furiosa mientras el menor cubría su oído por el fuerte grito.

— ella está arreglando se para usted comandante solo debe esperar.

— ¿Esperar? ¡Tengo hambre y comeré con o sin ella! — está se preparó para tomar parte de la pierna de pavo pero recibió un manotazo por parte de Mugre.

— ¡No! de nada sirve el que la invitas a cenar, en algún momento debe salir solo espera — hablo el de mayor edad — Sapin ve a darle un vistazo y dile que se apure.

Ordenó Mugre mirando como el ya nombrado en pasos inseguros fue en dirrección de la habitación de la castaña.

— si ella continúa así mejor busco a mas mujeres — gruño entre dientes la mayor para sentarse en su silla de colores llamativos y brillosos— detesto está silla, necesito que le pongan piel de lobo y deje de ser tan brillante.

— Sasha, debes controlar tu temperamento por última vez, me gusta tu entusiasmo pero estás con una mujer la cual será tu futura esposa.

— lo será luego de la guerra pero definitivamente no la estoy soportando, la dejaré en el bosque y esperaré que sea comida de osos — dijo con desinterés ganándose una mirada de desagrado por parte de su compañero — quizás solo me la folle y listo, una más del montón.

Mugre suspiro pues sabía que no había remedio al intentar ayudar a su comandante favorita, Sapin por otra parte había tocado la puerta más de una vez esperando respuesta de la morena pero solo obtenía silencio.

— señorita Anne me temo que entraré porque no quiero ser abofeteado por Sasha — hablo nervioso para entrar mientras cerraba sus ojos.

Abrió estos notando la falta de presencia de la morena pero su mirada se poso en el balcón abierto con una soga afuera.

El joven empezó a sudar frío a su vez comenzaba a temblar; dando paso una crisis de ansiedad. Procuro respirar una y otra vez pero era en vano hasta que su pecho empezó a doler.

Entro al baño de la habitación para mojar su rostro en agua fría y finalmente salir de la habitación.

— por favor ¿Y desde cuándo debo casarme? — en el comedor seguían charlando Sasha y Mugre.

— porque....— este se quedó pensando un momento — realmente no se ¿Porque dijiste que la quieres de esposa si ni siquiera la aguantas?.

La charla había sido interrumpida por el joven vestido de sirviente; este sudaba, la falta de aire preocupo al mayor y más por su tembloroso cuerpo.

— comandante Sasha....me t-temo que la señorita Anne....e-escapo — tartamudeo luchando por no desmayarse y convulsionar.

Mugre abrió su ojo impresionado pues nadie nunca a podido escapar de tal lugar.

En cambio Sasha solo gruño molesta mientras abría sus ojos de par en par, dejando resaltar una que otra vena en su frente.

— ¿¡Que ella escapó!? — gruño para tirar toda la mesa llena de alimentos — ¡Nadie escapa de mi castillo!.

Sentía su mandíbula tensa y como sus dientes eran fuertemente apretados mientras gruñía, apretaba con fuerza sus manos para tomar su espada.

— ¡Waybrigth! — llamo su atención el mayor obteniendo una mirada de furia.

— ¡Ella no va a sobrevivir en la nieve!.

Ambos hombres miraron a la rubia salír del lugar mientras una cocinera salió mirando el desorden y la comida desperdiciada.


[. . .]

Cubría mi cuerpo con una capucha roja mientras me aferraba a esta; podía sentir la nieve detener mis pasos pues no estaba tan lejos del castillo pero tampoco tan cerca de algún refugio.

La nieve se intensificaba cada vez más fuerte lo cual nublaba mi vista al frente pues una tormenta se aproximaba.
Caía una que otra vez en la blanca y helada nieve.

No quería quedarme en aquel horrible lugar y lo que más deseaba era la aparición de Marcy en busca de mi rescate como toda princesa, pero no, solo era el frío cubrir mi cuerpo.

Tenía que hacer el sacrificio de caminar hasta algún refugio donde pueda pedir ayuda pero unos aullidos captaron mi atención, lo cual me puso alerta. Era el peor momento para ser visitada por un lobo.

Podía sentir los aullidos más cerca mío lo que me puso alerta y sin pensarlo dos veces comencé a correr entre aquella tormenta de nieve, no sabría que me mataría primero si el hambre, el frío a causa de la tormenta o los lobos hambrientos por mi.

Corría de un lado a otro al sentir como la manada de lobos me perseguía; iba en dirrección del bosque y un enorme lobo gris aparecía frente mío, no importa a que dirección iba esos animales me perseguían, hasta que termine acorrala entre las enormes rocas cubiertas de montón de nieve dejándome sin salida fácil y finalmente, los tres lobos me rodeaban en cada extremo y un aullido más feroz arriba mio me provocó escalofríos.

Era comida de lobos.

Pero prefería esto a estar encerrada con un montón de bárbaros.

Mi vista miro a lo lejos un caballo acercarse a toda velocidad mientras una sombra que no lograba ver bien a causa del viento que venía en mi dirección. Simplemente no lograba diferenciar.

Deseaba que fuera Marcy.


Pero al sentir un lobo lanzarse encima mío me regreso a la cruel realidad.

Hasta que esté cayó duramente al piso comenzando a quejarse del dolor, abrí mis ojos mirando una persona que me cubría, con piel de animal que usaba como capa mientras sostenía una espada con fuerza la cual uso para defenderme. Ahí fue donde me di cuenta quien era aquella silueta a lo lejos.

— ¿Comandante....Sasha? — pregunté entre nerviosa y confundida.

— ¿¡Porque te escapaste!? — hablo con autoridad y seriedad, dejando oír su voz grave pero suave aún dándome la espalda.

— ¡Cuidado! — grite alertando.

Mire como un lobo se lanzó encima de ella y está clavo su espada en el pecho del animal para lanzarlo lejos, poco a poco note como mas lobos se acercaban y se lanzaban encima de ella, atacando su espalda o en direcciones contrarias. Quería ayudarla pero no sabía cómo.

Ella se defendía cortando las extremidades de uno que otro animal o clavando su filosa espada en estos, derrotando uno por uno. Esta mujer si que era fuerte.

Cada lobo le mordía o encajaba sus garras en la espalda de Sasha lo cual me preocupaba por una extraña razón. Ella se quejaba del dolor y contra atacaba a aquella manada de lobos.

— ¡Sube al caballo y lárgate! — me ordenó — ¿Que esperas? ¡Vete, mujer!.

En pasos indecisos me acerque al caballo tomando sus riendas pero no podia dejarla sola, no, luego de que ella me salvo de mi propio capricho; los lobos se lanzaban a ella hasta que uno mordió su mano la cual portaba su espada, tirando está durante aquella lucha contra una variedad de lobos, uno por uno se lanzaba a ella hasta dejarla en el piso.
Cerré mis ojos esperando ser yo la siguiente en ser devorada por aquellas bestias hambrientas, pero para mí sorpresa Sasha aún se mantenía en pie en cuanto lanzo al lobo más grande.

Uno del cual le faltaba un ojo. Lanzaba arañazos al peto de Sasha y lanzaba mordidas al aire, la rubia tomaba con fuerza su mandíbula para evitar recibir más mordidas. Dejando a aquel lobo sin alguna forma de defenderse.

— ¡GRRRR! — ella gruño para dislocar la mandíbula de aquel pobre animal, debía admitir que me dolió ver aquello.

Mi única seguridad era estar detrás del caballo, no pensaba irme sin ella.

Hasta que por fin su batalla contra aquella manada termino en cuanto el alfa ya lastimado decidió irse.

Miraba alguno que otro lobo tirado en el piso, pintando la nieve de rojo para posar mi mirada en Sasha.

Ella me miró débilmente; tenía su rostro lastimado al igual que su capa se encontraba manchada de sangre y finalmente cayó rendida entre la nieve pinta.

[. . .]

Encogí mis hombros al escuchar como la llamada Sasha Waybrigth, del cual confirme que si es su nombre, gritaba por el ardor de sus heridas las cuales estaba curando.

Ella me miró molesta mientras estábamos sentadas en frente de la chimenea.

— deja de quejarte porque menos podré curarte — la mire sería al ver cómo apartaba su brazo con un arañazo profundo.

— no, solo me lastimas más — note como quiso lamber su herida lo cual se me hizo raro y de inmediato la detuve.

— deja de hacer eso o te vas a infectar — tome con delicadeza su brazo y lentamente empecé a dar palmadas con el trapo en su herida — ¿Vez? no duele tanto a diferencia de dejar la herida así nomás.

Ella solo me miró fijamente cada acción para después rodar sus ojos mirando a otro lado.

— como sea — gruño entre dientes sin verme fijamente.

— yo....— suspiré para dejar mi orgullo de lado y hablar — gracias por sacarme de la nieve.

Solté finalmente mientras me concentraba en curar las demás heridas de sus brazos, ella me miró de reojo y note como sus mejillas se ponían rojas sin razón alguna.

— ¿Tienes fiebre? — pregunté inocentemente.

— no, es solo que....no debiste de escaparte de esa forma es muy peligroso estos rumbos y mas siendo de noche — hablo con más calma lo cual me hizo sentir tranquila por primera vez.

— lo tomare en cuenta para escapar más temprano — intente bromear y ella solo bufo.

Vende su brazo y cubrí con gasas las mordidas de su otro brazo.

— quítate la capa de piel.

Ella me miró confundida para levantarse mientras un quejido de dolor salía de su boca, ella se descubrió la capa dejando ver su espalda con un rasguño profundo.

Hice una mueca de dolor para después sonrojarme al ver cómo se deshacía de su armadura y la camisa que tenía bajo de esta. Me quedé callada por un momento apreciando su ancha y definida espalda, note que, al igual que sus brazos, tenía cicatrices de batallas anteriores.

— ¿Que? ¿Tan mal está? — me miró de reojo confusa.

— definitivamente te dejará una marca — con el paño húmedo volví a tocar suavemente su herida, recibiendo otro quejido de dolor.

Termine de vendar su herida y ella solo me miro fijamente, podía notar sus ojos azul cielo y lo hermosos que son, era como si estuviera hipnotizada.

— gracias por.....— ella aclaro su garganta — curarme.

Yo sonreí por aquello pues había dejado de ser tan animal y hablo de forma amable por primera vez, ¿Quizás Sapin tenía razón? aún no podía confiarme del todo en ella.

— no es nada — sonreí y nuevamente ese tono rojo carmesí en sus mejillas, era extrañamente linda verla así.


Tome mi brazo en señal de protección, para mirar con atención mi entorno pues había uno que otro cuadro del viejo rey Andrias vandalizado, el sofá en el que estaba sentada Sasha era rojo vino aterciopelado.

Definitivamente había un choque de personalidades entre un hombre bondadoso y de la realeza a una mujer salvaje que destruye todo lo que toca, suspiré para mirarla fijamente y atreverme a hablar con ella luego de tener un mal comienzo.

— ¿Porque me rescataste? — pregunté apenada y ella solo cambio su expresión a una confusa.

— ¿Porque te escapaste tu para empezar? — remato y yo solo chasque mi lengua en disgusto.

— yo pregunte primero.

Ella suspiro y me miró luego de ponerse su camisa blanca sucia y mal gastada.

— no ibas a sobrevivir además Sapin me dijo que te escapaste, no podía dejarte ahí — note como se levantó con cierto dolor para tomar su espada mirando lo sucia que estaba.

— bien podías dejarme morir después de todo eres un vikingo y siempre son sanguinarios.

— lo soy pero no podía dejar a mi esposa morir de esa forma — ella me miró con una mirada coqueta para acercarse a mi.

— yo no me casare con un animal como tú — hable fríamente y quite su mano la cual estaba posicionada en mi rostro.

— vamos te salve la vida de morir de distintas maneras — me gruño, ahí está la aclamada comandante que era más animal que persona.

— ¿Y? Ya te dije gracias pero en cuanto busque una forma de huir, no volveré a verte — me cruce de brazos para darle la espalda.

El silencio gobernó la habitación y yo solo suspiré, por una extraña razón me arrepentí de comportarme de forma grosera con ella pues tenía razón, solo quería ayudarme.

— no tengo tiempo para discutir mejor vete a tu habitación — ordenó a diferencia de ser tan grosera y siempre gritar está vez se escuchaba cansada.

— claro de nuevo a mi celda — dije en sentido figurado y ella gruño.

— da gracias que no cenaras conmigo pero tampoco vas a comer en tu habitación — yo la mire confusa.

— ¿Disculpa? — me acerque molesta hacia ella, de manera retadora.

— lo que oíste, si tienes hambre debes comer conmigo pero para nada en tu habitación, tu decides, cenas conmigo o mueres de hambre en tu habitación — se cruzó de brazos y yo solo la mire disgustada.

— ¡Eres una animal! — alce la voz y ella me miró con el ceño fruncido.

— ¿¡Disculpa!? ¿Porque dices eso?.

— por tu gran tamaño, mal carácter ademas de siempre gruñir.

Ella gruño y golpeó su pecho como si fuera un gorila, lo cual me hizo afirmar lo que le dije.

— eres un gorila — saque mi lengua en señal de burla y ella solo se molestó mas, note lo fácil que es provocarla y eso es divertido.

— ¡Grrr, ve a tu habitación! — señaló las escaleras mientras me acorralaba contra la pared.

— eso afirma que eres igual de salvaje que un gorila — me burle por última vez y de manera repentina ella me apretó del cuello mirándome seriamente.

La diversión paso a temor hasta que su agarre se soltó poco a poco y de un momento a otro ella me dio la espalda para tomar sus cosas del suelo.

— yo....— aclaro su garganta pues sabía el golpe a su orgullo que le daba pedir disculpas — lo siento no debí actuar así y menos con la mujer que sano mis heridas, solo ve a dormir pero la advertencia de dejarte sin comer es real.

Rodee mis ojos por aquello y mire como ella tomo mi mano para subir las escaleras, sin percatarme, me acompaño hasta mi habitación.

— mejor duérmete y deja de intentar huir porque vas a terminar en donde mismo — me miró seriamente.

— ¿Y donde voy a terminar barrada?.

— junto conmigo — aquellas palabras me dieron un escalofrío y no por miedo si no por el tono autoritario y atractivo de su voz, me dejó temblando.

Sentí como sus frías manos tomaron mis mejillas y como acercaba su serio pero atractivo rostro, cerca del mío, aquello me ponía nerviosa de manera diferente y extraña. Hasta que se separó dejándome con aquella extraña sensación en todo mi cuerpo.

Cerro la puerta dejándome encerrada y yo note como el balcón estaba cerrado con llave, suspiré cansada para tirarme a la cama donde la escena de ella llegando a rescatarme de ser comida de lobos no me dejaba dormir.

Tenía razón, ella podía dejarme morir fácilmente pero decidió salvarme ¿Porque?.

Aún tenía un temperamento fuerte y horrible lo cual no me daba confianza del todo pero si seguridad lo que es extraño, estaba por confiarme de ella hasta que recordé como había gente de mi pueblo, gente inocente en un calabozo con olor a muerto y ella le daba igual.

Después de todo, sigue siendo un vikingo, un bárbaro.

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