65 | ESTÁ VINIENDO
—¿Lauren? ¿Lauren? —la voz de Steve la arrastró de vuelta a la realidad, y cuando sus ojos se abrieron de golpe, la tierra ya no temblaba. Lo vio agazapado encima de ella, preocupado—. ¿Estás bien?
Lauren asintió—. Yo... lo escuché, Steve.
—¿Qué cosa? —preguntó Steve, antes de que su rostro se desvaneciera—. Por favor, dime que...
—Un reloj —dijo Lauren temblorosa—. Un reloj de péndulo.
—¿Vecna? —preguntó Eddie, su voz tranquila. Lauren asintió.
—Mierda —dijo Steve—. Tenemos que salir de aquí.
Lauren asintió mientras Eddie y Steve la ayudaban a ponerse de pie. Cuando estuvo de pie, los tres persiguieron a Robin y Nancy, encontrando el camino a la casa de los Wheeler. Nancy empujó la puerta y entró, liderando el camino mientras los demás la seguían.
—Wheeler, creo que es hora de limpiar —comentó Robin.
—Vamos —dijo Nancy—. No quiero quedarme mucho tiempo.
Subieron las escaleras, Steve hizo que Lauren fuera delante de él, pero vacilaron mientras subían, escuchando voces detrás de ellos. Girándose, Lauren podría haber jurado que escuchó las débiles voces de Dustin y Connor hablando, pero eso era imposible, ¿no?
—Steve —dijo Lauren en voz baja—, ¿puedes escuchar eso?
Steve asintió—. Sí, suena como...
—Dustin —dijo Lauren—. Y Connor —empujó a Steve y bajó las escaleras—. ¿Connor? ¿Connor?
—Dustin —gritó Steve—. ¡¿Dustin?!
—¿Connor?
—¿Nos escuchas? Dustin —gritó Steve—. Dus... ¿hola? ¿Hola?
—Steve, Lauren, ¿qué están haciendo? —preguntó Nancy.
Steve dirigió la linterna hacia los demás, quienes se cubrieron la cara mientras decía sin aliento—: Están aquí. Henderson. Carter. Esos mocosos están aquí. Están... están en las paredes o algo. Escuchen. Escuchen. ¿Dustin? ¿Connor? ¡Dustin! ¡Dustin!
Steve siguió gritando y Lauren se volvió hacia los demás—. No estamos locos, lo juro.
—Parece todo lo contrario, Carter —dijo Eddie.
—¡No, solo cállate y escucha! —insistió Lauren—. ¡No estamos locos!
Escucharon la voz de Dustin una vez más, mezclándose con la de Connor, y Steve dijo—: Muy bien, o este chico no puede escucharnos o se está comportado como un imbécil.
—Will encontró una manera —dijo Nancy.
—¿Qué? —preguntó Lauren.
—Will —dijo Nancy—. Encontró una manera de hablar con Joyce a través de las luces.
—¿Luces? —preguntó Steve.
Lauren vio que Nancy y Steve empezaban a accionar los interruptores, y cuando Steve se dio la vuelta y alumbró con su linterna la luz del techo, Lauren notó un brillo más intenso—. Chicos, ¿ven esto?
Las luces casi parecían normales, y Lauren se subió a la mesa, escuchando a Steve decir—: Lauren, ten cuidado —cuando lo hizo. Extendió la mano con cautela, dejando que sus dedos tocaran el aura brillante alrededor de la luz. Brillaba un poco más cuando lo hizo, y pudo escuchar la voz de Dustin.
—Chicos —dijo Lauren—, ¿creen que esto está afectando la luz en nuestro mundo?
—No lo sé —admitió Steve, alcanzando la luz.
Juntos, todos encendieron las luces, y Lauren dijo—: Me hace cosquillas.
—Se siente muy bien —dijo Robin.
—¿Alguien sabe código Morse? —preguntó Nancy.
—No —dijeron Robin y Steve.
—Espera, ¿SOS cuenta? —preguntó Eddie.
—Sí —dijo Lauren.
—¿Con eso... con eso basta? —preguntó Eddie.
—Dios, conozco el código Morse —dijo Lauren—. Hopper nos enseñó a mí y a Connor cuando éramos niños. Si Con está allí, lo entenderá.
—Lo está —dijo Steve—. Escuchamos su voz.
—¿Conoces el código Morse? —preguntó Robin.
—Sí, las ventajas de ser la hija del jefe, ¿sabes? —respondió Lauren, comenzando a hacer señales a través de las luces.
Hizo un simple SOS, con la esperanza de que Dustin o Connor respondieran, y luego se dirigieron a la habitación de Nancy. Lauren esperó con gran expectación a que lo descubrieran, y cuando una luz tenue apareció frente a ellos, la voz de Dustin gritó—: ¿Pueden ver esto?
Nancy pasó la mano por la luz con una sonrisa en el rostro, y escucharon la risa de Dustin y Connor antes de que Connor dijera—: No lo moveremos, pero lo desconectaremos. Quédense ahí.
La luz se desvaneció y Dustin gritó—: ¡Inténtenlo!
Nancy usó su dedo para escribir la palabra "Hola", a la luz, y Connor gritó—: ¡Funcionó!
—¡Hola! —exclamó Eddie.
—Escribe "atrapados" —dijo Lauren.
Así lo hicieron, y los chicos entendieron el mensaje.
—¿No pueden volver a través de Watergate? —preguntó Dustin.
—¿Qué diablos es Watergate? —preguntó Steve.
—El portal —dijo Lauren—, porque está en el agua.
—Ah.
—Qué ingenioso —comentó Eddie.
—Uh, no —tartamudeó Nancy—. Está... custodiado.
—De acuerdo, Watergate está custodiado —dijo Dustin—. Bien, ¡tenemos una teoría que podría ayudarlos!
—Niño genio —dijo Robin.
—¡Creemos que Watergate no es el único portal! —gritó Connor—. Hay un portal en cada escena del crimen.
—¿Alguien entiende de qué está hablando? —preguntó Nancy.
Todos negaron con la cabeza, pero los ojos de Lauren se agrandaron—. Hay un portal en cada escena del crimen —todos se volvieron hacia ella—. Patrick murió en Lover's Lake, ¿verdad? ¿Y si eso significa que el portal se abre cada vez que Vecna mata a alguien? Eso quiere decir que hay un portal donde murió Fred y otro donde murió Chrissy.
—Bien, ¿a qué distancia está tu tráiler? —le preguntó Nancy a Eddie.
—Once kilómetros —respondió Eddie.
—¿Nancy? —preguntó Robin—. Sé que tu casa está congelada en el tiempo y eso, pero ¿no tenían bicicletas?
Lauren asintió—. La noche en que Will desapareció, todos los chicos estaban aquí. Recogí a la mitad de ellos esa noche. Todos vinieron en bicicleta.
—Cinco chicos —dijo Steve, mirando a Lauren—. Cinco bicicletas.
—Vamos —dijo Lauren, tomando la delantera mientras salía de la habitación de Nancy.
Bajó corriendo las escaleras y se dirigió al garaje de los Wheeler, encontrando cinco bicicletas dejadas al azar en el suelo. Recogiendo la bicicleta de Connor, Lauren la empujó fuera del garaje mientras los demás hacían lo mismo.
Los cinco se pusieron en marcha, pedaleando a través de Hawkins en bicicletas robadas, Lauren guiándolos mientras se dirigían al este hacia el parque de casas rodantes. Le dolía mucho el brazo y, de repente, escuchó el sonido de un reloj y vio uno incrustado en un árbol. Sintió que la bicicleta se le escapaba cuando perdió el control, se cayó y aterrizó con fuerza en la carretera.
Steve se giró cuando escuchó a Lauren caer, viéndola tirada en el camino, pero Lauren no estaba tirada en el camino. Caminaba hacia el reloj de pie en el árbol, mordiéndose el labio mientras lo hacía.
—Ya casi es hora de que te unas a mí, Lauren.
—No —susurró Lauren—. No, no dejaré que me lleves.
—Oh, pero lo haré.
—No —dijo Lauren—. ¡No!
—¡Lauren! —solo que esta voz no era la de Vecna. Era Steve—. ¡Lauren! ¡Lauren!
Sus ojos se abrieron de golpe y se dio cuenta de que estaba tirada en la carretera, sus amigos se agruparon a su alrededor. Se apresuró a sentarse, mirando a su alrededor—. ¿Qué sucedió?
—No lo sé —dijo Steve—. Estabas bien y en un segundo estabas en una especie de trance.
—Vi el reloj —dijo Lauren—. Está viniendo.
La cara de Steve cayó—. Tenemos que movernos.
Lauren asintió, aceptando la mano de Steve para sostenerla—. Sí.
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