32 | LA SEMANA ES LARGA
Lauren paseaba por la habitación trasera mientras Dustin y Connor se sentaban en la mesa. Steve también caminaba de un lado a otro, comiéndose una fruta mientras escuchaban la grabación una y otra vez.
Dustin detuvo la grabación y Lauren dejó de caminar mientras él preguntaba—: ¿Qué piensas?
—Me sonó conocida —dijo Steve.
—¿Qué cosa?
—La música —dijo Steve—. Esa música del final.
—¿Por qué escuchas la música, Steve? —preguntó Connor—. Escucha el ruso, eso es lo que estamos traduciendo.
—Intento escucharlo, pero hay música —dijo Steve.
Robin irrumpió por la puerta—. Se acabó el tiempo de cuidar niños. Tienes que entrar —Steve retrocedió sorprendido cuando Robin vio la pizarra—. ¡Mi pizarra! Eran datos importantes, idiotas.
—Te aseguro que esto es mucho más importante que tus datos —dijo Dustin.
—¿Sí? ¿Y cómo saben que los rusos traman algo? —preguntó Robin.
—¿Cómo sabe de los rusos? —preguntó Connor.
—Ni idea —respondió Steve.
—¿Le contaste?
—No.
—Lo escuché —intervino Robin—. Escucho todo lo que dicen. Hablan muy fuerte. Creen que grabaron a rusos malos conspirando contra país e intentan traducir, pero no descifraron nada porque no sabían que ellos usan otro alfabeto. ¿Tengo razón?
Robin intentó agarrar la grabadora, pero Steve se la llevó—. ¿Qué haces?
—Quiero escuchar —dijo Robin.
—¿Por qué? —preguntaron Steve, Connor y Dustin.
—Porque podría ayudar —dijo Robin—. Hablo cuatro idiomas.
—¿Ruso? —preguntó Dustin.
—Ou-yay son-yay umb-day —dijo Robin.
Todos los chicos parecían impresionados, pero Lauren puso los ojos en blanco—. Eso era latín, tontos.
Steve golpeó a Dustin—. Idiota.
—Pero hablo español, francés e italiano y hace 12 años que toco en la banda escolar —dijo Robin, sentándose a la mesa—. Mis oídos son geniales, créanme —Steve hizo un ruido de protesta—. Tu turno de servir helado, mi turno de traducir. No me deberás nada, solo estoy aburrida.
Extendió su cuchara y Lauren hizo el cambio por ellos, tomando la grabadora junto con la cuchara y cruzando los brazos para entregárselos a la persona opuesta. Steve tomó la cuchara a regañadientes, besó la frente de Lauren, le pidió que le deseara suerte y desapareció.
Connor miró a Robin—. Eres genial.
—Gracias —dijo Robin, presionando play en la grabadora—. Ahora, déjame escuchar.
Lo reproducieron una y otra vez, y Lauren estaba cada vez más inquieta. Arrojó su sombrero sobre la mesa y comenzó a caminar.
—Espera, eso último, una vez más —dijo Robin.
—Bien —dijo Dustin, rebobinando la grabación y dejándola sonar.
—Esa palabra —dijo Robin—. Se pronuncia "dly-nna-ya".
—Dly-nna-ya —repitió Connor lentamente.
—Que se escribe con... D —dijo Lauren.
—¡La silla! —anunció Connor—. La cosa que parece silla.
—Sí —dijo Robin, escribiendo las palabras en el papel.
Cuando terminó, Lauren abrió la ventana y se inclinó para hablar con Steve—. Tenemos la primera oración.
—¿En serio? —preguntó Steve.
—Sí —respondió Lauren, poniendo acento ruso—. "La semana es larga".
—Qué emocionante —comentó Steve.
—Lo sé —sonrió Lauren, inclinándose hacia adelante para besar la nariz de Steve—, pero algo es algo —luego vió a Eleven y Max detrás de Steve y su rostro decayó—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Eleven miró a Lauren y le hizo un gesto para que se acercara. Cuando lo hizo, tomó su mano y la acercó a un asiento. Sentando a Lauren, Max y Eleven se deslizaron en el asiento frente a ella.
—Siento que he hecho algo malo —dijo Lauren—. No lo he hecho, ¿verdad?
—Mike ha sido un idiota —dijo Max—, y realmente grosero con El.
—¿De qué manera? —preguntó Lauren.
—Dijo que estaba ocupado, luego dijo que me extrañaba, y luego colgó —dijo El.
Lauren enarcó las cejas—. ¿Entonces decidiste romper todas las reglas y salir? —ambas chicas parecían avergonzadas, hasta que Lauren sonrió—. Muy bien, si no estuviera trabajando, me uniría a ustedes —le entregó a Eleven un billete de veinte dólares—. Ve a darte un capricho, ¿está bien? Y recuerden, no dejen que los chicos las desanimen.
Max se burló—. Eso dices tú. Tienes la relación perfecta.
Lauren observó a Steve, quien la miró y sonrió—. Sí, pero soy mayor que ustedes, lo que me hace más inteligente y sabia.
—Gracias —dijo Eleven, sosteniendo el dinero.
Lauren sonrió—. No hay problema. Esta noche haremos algo divertido, ¿de acuerdo? Max, puedes venir y tendremos una noche de chicas. Nada de chicos.
—Suena bien —dijo Max—. Mejor nos vamos.
—Tengan cuidado —dijo Lauren.
—
—"La semana es larga, el gato plateado se alimenta cuando azul y amarillo se encuentran en el oeste"
—No tiene sentido —dijo Steve—. Pero tenemos que salir de aquí. El centro comercial está cerrado.
—Sí, vamos —dijo Lauren—. Los llevaré a casa.
Lauren sacó a Dustin y Connor mientras Steve cerraba la tienda—. Me parece que eso debe estar mal.
—Está bien —dijo Robin.
—Para mí, es estupendo —dijo Dustin.
—¿Estupendo? —preguntó Steve—. No vamos a ser héroes. Es una idiotez.
—Para nada —dijo Connor—. Es demasiado específico. Un código.
—¿Un código? —preguntó Steve.
—Un código espía supersecreto —respondió Dustin.
—Es muy improbable —dijo Steve.
—No sé —dijo Lauren.
—¿Te convenció? —preguntó Steve.
—Escuchen, solo por gusto, imaginemos que sí es una transmisión rusa secreta —dijo Robin.
Steve se burló—. Oh, ¿a ti también te convenció?
—¿Qué pensaste que iban a decir? —preguntó Robin—. Mi traducción es correcta. De eso estoy segura.
—El gato plateado se alimenta —dijo Lauren—. Solo dirían eso si estuvieran ocultando el verdadero mensaje.
—Exacto —dijo Connor de nuevo.
—¿Y por qué ocultar el verdadero mensaje a menos que sea algo delicado? —continuó Robin.
—¡Exacto!
—Así que eso confirma tus sospechas —le dijo Lauren a Dustin.
—Rusos malos —dijo Dustin.
—No puedo creer que concuerde con este chico raro, pero... sí rusos malos —dijo Robin.
—Entonces, ¿cómo lo desciframos? —preguntó Dustin.
—Supongo que traducimos el resto y esperamos que surja un patrón —respondió Robin.
—¿Un patrón?
—Claro, ¿tal vez "gato plateado" es un punto de encuentro? —sugirió Connor.
—O una persona —dijo Lauren.
—O un arma —dijo Dustin.
—Hará falta un supergenio para descifrarlo, pero... ¿y Steve? —preguntó Lauren, volviéndose para buscar a Steve, quien se encontraba junto al paseo para niños, buscando monedas en su bolsillo—. Steve. ¿Qué estás haciendo?
—Una moneda de 25 centavos —dijo Steve—. Necesito... ¿tienes una moneda?
Lauren enarcó las cejas y se dirigió hacia Steve—. ¿No eres un poco bajo para eso?
—¡La moneda! —gritó Steve.
—De acuerdo —dijo Lauren, lanzando una moneda a Steve.
Colocó la moneda en la ranura y el juego comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás mientras la música se reproducía.
Robin sonrió—. ¿Te ayudo a subir, Stevie?
—¡Shh! —siseó Steve—. ¿Pueden callarse y escuchar?
Lauren escuchó la música y su rostro decayó—. Mierda. La música. Dustin, ¿dónde está tu grabadora?
—¿La música? —preguntó Connor confundido, antes de jadear—. ¡La música!
Dustin puso la grabación y Robin frunció el ceño—. No entiendo.
—Es la música de la grabación —dijo Dustin.
—Quizás en Rusia hay caballos como este —sugirió Robin.
—¿"Indiana Flyer"? No lo creo —dijo Steve—. Este código no vino de Rusia. Vino de aquí.
Lauren frunció el ceño—. Vamos a terminar muertos.
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