31 | COMUNICACIÓN RUSA SECRETA
Cuando Lauren entró a su casa, vio a Hopper sentado en el sofá jugando al ajedrez con Connor y dejó caer su bolso en la puerta mientras se quitaba los zapatos.
—¿Quién va ganando? —preguntó Lauren, sentándose entre ellos.
—Connor —respondió Hopper—, pero me estoy acercando a él.
—Claro que no —respondió Connor—. Jaque mate, perra.
—¡Oye, lenguaje! —dijo Hopper sorprendido.
—Lo siento, estoy acostumbrado a jugar con Lauren —respondió Connor tímidamente.
—¿Cómo te fué en el trabajo? —preguntó Lauren.
—Muy bien —respondió Hopper—. Mike y El están en la habitación de El. ¿Steve no vendrá?
—No, tiene cosas que hacer —respondió Lauren—. Pasé por la tienda de camino a casa y compré algunas cosas para cenar.
—Ya tengo cosas para cenar —dijo Hopper.
Lauren arqueó las cejas—. Seguro que sí, Hop.
—Muy bien, tal vez no —dijo Hopper—. Pero gracias por recoger algo.
—¡Oye, Lauren! —dijo Connor, sonando emocionado—. ¡Dustin ha vuelto!
—¿En serio? —preguntó Lauren—. Pensé que eso era mañana.
—No, hoy —dijo Connor—. ¡Y adivina qué!
—¿Qué? —preguntó Lauren.
—Supuestamente tiene novia —dijo Connor en voz baja—. Subimos a las colinas para tratar de contactarla, pero no contestó, así que ninguno de nosotros sabe si es real o no.
—Bueno, no te burles de él por eso —dijo Lauren, poniéndose de pie—. Voy a hacer la cena.
—Necesito ir a hablar con El y Mike —dijo Hopper, poniéndose de pie—. Con, ayuda a Lauren con la cena.
—Bien.
—¿Hablar de qué? —preguntó Lauren, entrecerrando los ojos a su padre.
—Cosas —dijo Hopper, antes de señalar a Lauren—. Tú vas a tener la misma charla.
—¿Sobre?
—Límites —respondió Hopper—. En realidad, tienes la edad suficiente para distinguir el bien del mal, pero esos dos...
—¿Y cómo vas a abordar esto? —preguntó Lauren—. Porque no eres exactamente el señor tranquilo.
—Voy a manejarlo como un adulto —respondió Hopper—. Joyce me dijo qué decir.
—Eso es realmente tranquilizador —dijo Lauren—. Muy bien, pero si escucho gritos, voy a entrar.
Hopper asintió y llamó a la puerta de El—. Hola.
—¿Sí?
—¿Puedo hablar con ustedes un minuto? —preguntó Hopper, y cuando recibió la confirmación, entró en su habitación y cerró la puerta detrás de él.
Lauren y Connor fingieron estar concentrados en preparar la cena, pero en el momento en que la puerta se cerró, tuvieron sus oídos presionados contra ella, escuchando.
—Lo que —comenzó Hopper—... necesitaba decirles... lo que quería decirles...
—Uh —susurró Mike—. Creo que estamos en problemas.
Lauren escuchó a Mike y El reír, seguido de Hopper diciendo—: No. ¿Sabes qué? Llamó tu mamá.
—¿Qué? —preguntó Mike.
—Sí —dijo Hopper—. Te quiere en tu casa ya mismo.
—¿Está todo bien?
—No lo creo —respondió Hopper—. Es tu abuela.
Lauren y Connor escucharon movimiento en el dormitorio y corrieron hacia la cocina, pareciendo ocupados cuando Hopper emergió con Mike pisándole los talones. Salieron de la casa y Eleven salió de su habitación, luciendo confundida.
—Hola —dijo Lauren—. ¿Qué sucedió?
—La abuela de Mike —dijo El.
—Ah —dijo Lauren, sabiendo muy bien que no le pasaba nada a la abuela de Mike—. Bueno, espero que todo salga bien. ¿Quieres ayudarnos a preparar la cena?
—Sí.
—
A la mañana siguiente, Eleven llamó a Mike y terminó con una mirada de decepción en su rostro. Lauren se sentó junto a Hopper en el mostrador, ambos comiendo su cereal mientras Eleven colocaba el teléfono en la pared.
—Oye, ¿qué sucede? —preguntó Hopper.
Eleven lo ignoró, regresó a su habitación y cerró la puerta detrás de ella. Lauren enarcó las cejas.
—¿Qué diablos le hiciste al pobre chico?
—Le dije lo que necesitaba escuchar —respondió Hopper.
—¿Lo amenazaste?
—¿No?
—¿De verdad?
—Sí, de verdad —respondió Hopper—. No lo amenacé. Solo le dije que tal vez sería una buena idea que no se vieran todos los días.
Lauren suspiró—. Realmente no tienes suerte con las mujeres, ¿verdad?
—¿Qué significa eso? —preguntó Hopper.
—Quiero decir que eres tan tonto cuando se trata de mujeres —respondió Lauren, deslizándose hacia abajo del mostrador—. Mujeres y relaciones. Dios, tal vez por eso tú y Joyce todavía están en la nada misma.
Hopper se atragantó con su cereal—. ¿Joyce?
—Sí, Joyce —dijo Lauren—. ¿No es ridículamente obvio que ustedes se gustan?
Connor, que estaba sentado a la mesa, dijo—: Lo es para mí.
—Gracias —dijo Lauren. Se volvió hacia Hopper—. No les digas simplemente que no deben verse. Eso solo complica las cosas.
—¿Qué habrías dicho? —preguntó Hopper.
—Yo hubiera dicho: Hola chicos, sé que todo esto es nuevo para ustedes, pero no se olviden de sus amigos y por favor respeten mis deseos —dijo Lauren—. Quiero decir, no es tan difícil. Establece los límites y habla con calma. No mientas sobre las abuelas de la gente.
—No puedo creer que mi hija adolescente me diga cómo ser un adulto.
Lauren le dio una palmada en el hombro—. Estoy mucho más informada que tú cuando se trata de mujeres, amigo mío.
Hopper sabía que tenía razón. Lauren había sido la que había hablado tanto con Max como con Eleven sobre sus primeros períodos, llevándolas a la tienda y acompañándolas al pasillo de higiene femenina. Ayudó a Max en cada una de sus rupturas con Lucas y le dio a Eleven consejos sobre cómo ser una buena novia. A Hopper le tranquilizó saber que ambas tenían a alguien en quien confiar, y estaba agradecido de que Lauren estuviera en la vida de El.
—Piénsalo, papá —dijo Lauren, agarrando su bolso—. Debo irme al trabajo. Con, ¿quieres que te lleve?
—No, veré a Dustin —dijo Connor—. Pero probablemente vayamos al centro comercial.
—Claro —dijo Lauren—. Los veo luego. ¡Adiós El!
No recibió respuesta de Eleven y se encogió de hombros, salió de la cabaña y se dirigió al trabajo. Cuando llegó allí, descubrió que Steve y Robin ya estaban registrados, así que caminó hasta la habitación trasera y dejó caer su bolso sobre la mesa.
—Llegas tarde —reprendió Steve.
—Eso es lo que sucede cuando cuidas a tres niños —dijo Lauren.
—¿Tres? —preguntó Robin—. Pensé que solo tenías dos hermanos.
—Ha agrupado a Hopper con los otros dos —dijo Steve—. ¿Qué ha hecho?
—Lo de siempre —dijo Lauren—. Probablemente asustó a Mike de por vida y arruinó la relación de Mike y El.
—Ni siquiera quiero saberlo —dijo Steve, sacudiendo la cabeza—. Robin, te toca.
Robin salió y comenzó a atender a los clientes, entregándoles su helado con un "Que tengas un buen día".
En el cuarto de atrás, Steve agarró a Lauren por la cintura y la empujó hacia su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de ella.
—Entonces, ¿vienes esta noche?
—Claro —respondió Lauren—, si te parece bien.
—No te hubiera preguntado si no me pareciera bien —dijo Steve, besando su mejilla de nuevo—. ¿Entonces es un sí? Necesito un sí o no te dejaré ir.
Lauren se rió—. Sí, iré esta noche.
Un par de horas más tarde, Robin volvió a estar de servicio después de cambiar con Steve y luego con Lauren, cuando llegaron Dustin y Connor, sonriéndole. Robin se apoyó en el mostrador.
—Hola.
—Hola —saludó Dustin—. Soy Dustin.
—Yo soy Robin —replicó Robin, lanzándole una mirada a Connor.
—Un placer —dijo Dustin—. Uh... ¿están aquí?
—¿Quién? —preguntó Robin.
La puerta a su derecha se abrió de golpe y Steve Harrington salió—. Henderson. ¡Henderson! ¡Volvió!
Lauren siguió a Steve y vio a Dustin reír—. ¡Volví! ¡Conseguiste el empleo!
—Conseguí el empleo —respondió Steve emocionado.
Se dieron un apretón de manos mientras Robin y Lauren estaban detrás del mostrador mirando. Cuando la risa de Steve y Dustin murió, Robin preguntó—: ¿Cuántos de tus amigos son niños?
Steve suspiró.
Lauren dobló la esquina para saludar a Dustin—. Hola.
—Hola, Lauren —sonrió Dustin—. Te extrañé.
—Yo también te extrañé —dijo Lauren—, y escuché que tienes novia.
—Te contaré todo sobre ella —dijo Dustin—. Pero primero, ¿puedo comer helado?
Lauren le hizo a Dustin su helado y se tomó un descanso con Steve, sentándose junto con Dustin y Connor. Dustin les contó todo sobre su novia, y cuando hizo una comparación escandalosa, el rostro de Steve se arrugó de incredulidad.
—No. Imposible —dijo Steve—. ¿Más sexy que Phoebe Cates? No.
—Sí —dijo Dustin—. Y es brillante. Y no le importa que no tenga los dientes definitivos. Dice que besar sin dientes es mejor.
Ante esto, Lauren y Steve intercambiaron una mirada cuando Steve dijo—: Magnífico. Estoy orgulloso. Es romántico. Es como...
—Vaya —completó Lauren.
—Sí —dijo Steve.
—Entonces, ¿de verdad puedes comer todo lo que quieras? —preguntó Dustin.
—Sí, claro —respondió Steve—. Pero no me conviene. Debo mantenerme en forma para las chicas.
—Sí, ¿y te funciona? —dijo Robin.
Lauren frunció el ceño—. Me ganó por un segundo.
—Ignórala —le dijo Steve a Dustin.
—Parece simpática —dijo Dustin.
—No lo es —respondió Steve—. Entonces, ¿dónde están los otros idiotas?
—Ayer me dejaron solo —respondió Dustin.
—No —jadeó Steve.
—El día que volví —dijo Dustin—. ¿Puedes creerlo?
—¿En serio? —preguntó Steve.
—Lo juro por Dios —dijo Dustin—. Pero se van a arrepentir cuando no compartan mi gloria.
—¿Gloria? —preguntó Steve.
Connor arqueó las cejas—. No nos creerán.
Lauren se inclinó hacia adelante—. Después de todo lo que nos ha pasado, ¿de verdad crees que no te voy a creer? Podrías decirme que la luna explotó y probablemente lo creería.
—Anoche —dijo Dustin—, tratábamos de contactar a Susie, y...
Dustin susurró algo que Steve y Lauren no escucharon. Le pidieron que repitiera lo que dijo y lo repitió en el mismo susurro.
Steve arqueó las cejas—. Más fuerte.
—¡Intercepté una comunicación rusa secreta!
Todos en Scoops se quedaron en silencio y los miraron—. ¡Diablos! Sí, eso es lo que pensé que dijiste. ¿Qué significa?
—Que podríamos ser héroes —dijo Dustin—. Verdaderos héroes estadounidenses.
—Héroes estadounidenses —repitió Steve.
—Podrías tener a todas las chicas que quieras y más —dijo Dustin. Lauren se aclaró la garganta—. Lo cual no pasará, porque estás con Lauren quien es genial, y la madre de nuestro grupo y si se divorcian, será un desastre.
—Nadie se va a divorciar —dijo Steve—. Lauren y yo ni siquiera estamos casados.
—Como sea —dijo Dustin—. Todo lo que quieras y más.
—¿Más? —preguntó Steve.
—Más —repitió Dustin.
—Me gusta eso —dijo Steve—. ¿Y la trampa?
—No hay. Solo deben ayudarnos —dijo Dustin.
—¿A qué? —preguntó Steve.
Dustin sacó un libro y sonrió—. A traducir.
Lauren suspiró—. Que divertido.
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