29 | UN AÑO DESPUÉS



FEBRERO, 1985


—¿Estás seguro de que esto es una buena idea?

—¿Quieres la respuesta honesta o la respuesta correcta?

—Ambas.

Lauren Carter estaba en la sala de estar de la cabaña en el bosque, mirando a su padre con curiosidad mientras sostenía un martillo en una mano y un montón de tornillos en la otra. Hopper no era particularmente experto en construir, pero un día regresó del trabajo y decidió que Lauren necesitaba su propia habitación; y Lauren no estaba dispuesta a detenerlo. Lo vería caer, pero no lo detendría.

—Muy bien, esto va a salir muy bien o muy mal —dijo Hopper—. Estaba pensando en derribar la pared aquí y extender la cabaña por la parte de atrás, lo que significa que podemos hacer la habitación de Connor más grande y tú puedes tener tu propio espacio.

—Está bien, ¿y cómo vas a hacer eso? —preguntó Lauren—. Hop, me voy a la universidad en otoño, ¿realmente tiene sentido hacer esto?

—Sí —respondió Hopper—. ¿Dónde te vas a quedar cuando regreses?

—En la habitación de El —respondió Lauren—, dependiendo de cómo vayan las cosas con Mike.

—Ni siquiera lo menciones —dijo Hopper—. No estoy feliz.

—Déjalos en paz, Hop —rió Lauren—. Es amor joven.

—No, amor joven es lo que tienen tú y ese chico Harrington —dijo Hopper—. Y todavía no estoy del todo seguro de que me guste.

—Vamos, Hop, han pasado meses —dijo Lauren—. ¿No puedes al menos darle una oportunidad?

—Claro —respondió Hopper.— Le estoy dando la oportunidad de demostrar que lo vale, pero hasta ahora me ha decepcionado.

—Sí, siempre estás decepcionado —murmuró Lauren.

—¡Escuché eso!

—¡Bien!

—¿Quieres esta habitación o no?

—Tú fuiste el que decidió derribar la pared trasera en medio del invierno —señaló Lauren—. Hubiera estado bastante feliz en la habitación de El, pero no, tenías que asegurarte de que la casa esté helada durante todo el invierno.

—Realmente quieres esta habitación, ¿no? —preguntó Hopper.

Los hombros de Lauren se hundieron—. Sí.

Hopper sonrió—. Dame una mano, no soy tan bueno como antes.







ABRIL, 1985


—¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Lauren fue despertada por El y Connor saltando sobre ella, haciendo que los resortes del colchón crujieran amenazadoramente mientras la cama se hundía casi más allá del punto sin retorno. Detrás de los dos chicos estaba Hopper, sosteniendo un plato de panqueques en una mano y un pequeño paquete envuelto en la otra.

—Muy bien —dijo Lauren—. Estoy despierta.

—Este es un gran día —dijo Connor—. Es oficialmente el primer día de tu último año de adolescencia.

Lauren gimió—. No me lo recuerdes.

—¿No quieres ser una adolescente? —preguntó El.

—Sí —respondió Lauren, sentándose—, lo que no quiero es estar un año más cerca de los veinte.

—Oye, imagina cómo me siento yo —dijo Hopper, entregándole los panqueques a Lauren—. Me haces sentir viejo. Feliz cumpleaños.

—Gracias, papá —sonrió Lauren, atacando los panqueques con su tenedor. Sonrió con la boca llena—. Delicioso.

—Nosotros ayudamos —dijo Connor—. ¡Te traje un regalo!

—Te lo dije, nada hay regalos —se quejó Lauren—. Con, no deberías haberlo hecho.

—No es solo mío —respondió Connor—. Es de todos nosotros.

—¿Todos nosotros? —repitió Lauren.

—Mike, Will, Dustin, Lucas, Max y El —respondió Connor, entregándole una caja a Lauren—. Creo que me acordé de todos. Vamos, ábrelo.

Lauren sacó el papel de regalo y reveló una caja decorada. Frunciendo las cejas, quitó la tapa con cuidado y observó un trozo de película protectora que flotaba en el suelo junto a su cama. Dentro de la caja había un álbum de fotos, y en el centro de la portada estaba la foto que Hopper había tomado meses atrás, cuando nevaba en Hawkins y Lauren y Steve habían ido a cuidar a los chicos en el parque.

Todos estaban parados en una línea, Steve y Lauren en el medio con el resto de los chicos rodeándolos. Lauren sonrió con cariño mientras hojeaba el álbum de fotos, notando fotos que pensaba que se habían ido para siempre. Había una sección dedicada a sus padres cuando eran jóvenes y libres, fotos del día de su boda y los años siguientes. Había fotos de bebés de Lauren y Connor, y la foto más reciente era una de ella y Steve tirados en el piso de la sala, con una manta descansando sobre sus cuerpos.

Lauren se rió cuando vio esa foto, recordó el hecho de que se habían quedado dormidos mientras los chicos estaba ahí, y Dustin había hecho un alarde de cubrirlos con una manta, alegando que ahora él era el favorito de la pareja.

También había páginas vacías, quedaban espacios para más recuerdos, y Lauren miró a Connor con lágrimas en los ojos—. Esto es hermoso, Con.

—Lo sé —respondió Connor—. Tardamos horas. Mike derramó pegamento por todas partes y Dustin se cubrió con cinta y Will dejó caer todas las fotos, por lo que se estropearon, pero luego El y Max las arreglaron todas y...

Connor fue interrumpido cuando Lauren se inclinó y lo abrazó, alcanzando a El con su otro brazo—. Son los mejores.

—¿Te gusta? —preguntó El.

Lauren asintió—. Claro que sí.

—Eso no es todo —dijo Hopper.

Dentro del regalo de Hopper había una cámara, que Lauren miró con la boca ligeramente abierta—. Hop, no deberías haberlo hecho. Esto debe haber costado una fortuna.

—Oye, no todos los días tu hija cumple 19 años —dijo Hopper—. Solo no esperes nada para Navidad.

Lauren se rió—. Entendido.

Pasó el día con Steve y el Escuadrón en la cabaña, jugando juegos de mesa y fingiendo que el mundo exterior no existía. Le dieron un pastel, mal decorado por Hopper, Connor y El el día anterior, y cuando sopló las velas y pidió un deseo, Dustin fue el primero en preguntar qué deseó.

—Bueno, si te lo digo, no se hará realidad —dijo Lauren.

La verdad es que todo lo que podía desear estaba en la habitación con ella.

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